En el libro anterior ya vimos lo importante que es tomar todas las consideraciones frente a los bienes y la fortuna. Boecio va comprendido poco a poco lo que Filosofía va relatándole en cada momento, pero sigue teniendo dudas que quiere resolver. Si bien ha estado con ella toda la vida, ahora tiene la oportunidad de consultarle. En esta parte del libro veremos la enseñanza de Filosofía en cuanto a los bienes materiales (como lo vimos anteriormente), pero esta vez comparándola con el bien universal y supremo que es Dios.
LA CONSOLACIÓN DE LA FILOSOFÍA
LIBRO III
Bienes y sus consecuencias
Las cosas que obtengo y las que faltan
Una vez resuelto todo con respecto a la idea de la fortuna y los bienes materiales, ambos se ponen a hablar sobre la felicidad. Filosofía le dice a Boecio que aún está obnubilado por la situación que le ocurrió y necesitará volver al camino filosófico.
La felicidad tiene que ver con conseguir aquel bien por el cual después ya no se pueda desear otra cosa. En este sentido, es claro que la felicidad es un estado entendido como la reunión de todos los bienes, no puede faltar ninguno porque de lo contrario algo que era bueno ha sido excluido siendo deseable, y en consecuencia, la persona no sería feliz. Por lo tanto, la felicidad es un estado al cual todos los hombres quieren llegar, algunas veces tomando distintos caminos.
Sin embargo, para los hombres, la felicidad consiste en obtener cosas como la fama, el poderío, el honor y los bienes. Claro, estos dan una apariencia de felicidad cuando se los obtiene, pero ¿qué pasa cuando a pesar de obtenerlos seguimos queriendo más? El que carece de una cosa ¿puede ser feliz sin ella?
Protección y necesidad
Para conservar las cosas que ya tengo y que supuestamente me hacen feliz, voy a necesitar además ayuda para conservarlas; por ejemplo, de que me las roben. En este respecto, la necesidad para cubrir mis cosas obtenidas hace que exista una carencia; por lo tanto, no podría ser feliz si algo me falta.
Se podrá decir que alguien rico no tiene necesidades al tener satisfechos todos sus gustos, pero si el rico siempre tiene necesidad de más, entonces no podremos hablar de alguien que efectivamente sea feliz porque, en efecto, necesita de más cosas.
En este punto, la necesidad incluso puede considerarse hasta la más pequeña, las necesidades de la naturaleza son siempre pequeñas, mientras que las que no, son infinitas.
Prestigio de los cargos
Es conocido que en los cargos públicos hay todo tipo de personas. Sin embargo, dada la importancia de estos altos cargos, las personas que debieran estar ahí deben ser altamente virtuosas. Pero esto no ocurre así, hay veces que es todo lo contrario y que podemos ver a personas que en realidad no merecen estos cargos.
Así, los cargos públicos no poseen un valor propio. De ser así, entonces todos aquellos altos funcionarios tendrían un valor enorme en todos los casos, en todos los países, pero esto no es así. La misma Filosofía dice que antes el cargo de ''Cónsul'', era un cargo digno de respeto, pero ahora se ha vuelto en realidad una carga para el Senado.
Y si los altos cargos no han podido estar al altura, de igual manera se puede observar a los reyes y emperadores ¿fueron todos buenos? Hubo algunos muy malos como Nerón que fue realmente despiadado.
Males y calamidades
Todos los bienes materiales llevan en sí calamidades para uno mismo o para los otros.
''¿Sueñas con amontonar
dinero? Tendrás que arrebatarlo de aquellos que lo poseen. ¿Te seduce el
esplendor de las dignidades? Te verás obligado a suplicarlas a quien las
dispensa; y queriendo destacar por las consideraciones que otros te tributen,
comenzarás por rebajarte para pedir humilde''
''¿Deseas el poder? Expuesto a las insidias de tus súbditos vivirás siempre entre peligros''
''¿Aspiras
a la gloria? Sus caminos son difíciles, y a causa de su aspereza ni verás por
dónde vas ni tendrás seguridad en tus pasos''
''¿Quieres llevar una vida
de placer? Pero, ¿quién no mirará con desprecio al que se hace esclavo de la
cosa más vil y deleznable, su propio cuerpo?''
Todas estas cosas tienen una apariencia de verdad y como apariencia no llevan a la verdadera felicidad. En un primer momento son aceptables y deseables, pero con el tiempo se vuelven calamidades porque o no se pueden sostener, o se tiene temor de que sean arrebatadas. Nadie puede vivir feliz temiendo algo.
Respeto, suficiencia y poder
El poder y la suficiencia comparten elementos en común. En efecto, el que tiene poder tiene suficiencia, el que no tiene poder no tiene suficiencia. Además, esta persona que tenga suficiencia y poder obtendrá respeto.
Filosofía le pregunta a Boecio si en definitiva, estas tres cosas son una misma cosa en cuanto a su fin. Evidentemente son distintas, pero sus fines son los mismos. De hecho, para Filosofía, tanto el respeto, como la suficiencia y el poder no difieren fundamentalmente del concepto de fama. Conjuntamente con la fama, se encontrará el honor y el placer.
En el caso de que alguno de estos conceptos tenga una mella o insuficiencia, entonces todos lo tendrán y la persona no será feliz.
Felicidad
Para la felicidad es necesaria la perfección. ¿Existe la perfección? es de suponer, dice Filosofía, que si existen seres imperfectos, entonces se deduce que existen los perfectos. No pueden existir aquellos que tienen carencia de perfección si no hay primeramente un ser perfecto. ¿Quién es el ser perfecto?
''Dios, que es el primero
de todos los seres, es el mismo bien, como lo confirma el unánime
consentimiento de todos los hombres; ya que no existiendo nada mejor que Dios,
indudablemente el ser mejor entre todos es el bien''
”Pues
si así no fuera, Dios no podría ser el primero de todos los seres, porque
existiría otro ser superior, en posesión del bien sumo, y que por lo mismo
seria anterior a Dios, ya que es evidente que las cosas perfectas son antes que
las imperfectas''
''Para
no prolongar indefinidamente este razonamiento es preciso recordar que Dios,
ser soberano, posee en sí mismo el bien sumo y perfecto; pero como la felicidad
está en el bien sumo, según ya hemos probado, resulta necesariamente que la
felicidad reside en Dios soberano''
Por eso, es muy importante para Filosofía aclarar que Dios es bien, y el bien no es otra cosa, porque poner el bien en otra cosa sería poner el sumo bien en algo que no es Dios y esto es impensable de acuerdo al razonamiento anterior. Aquello que es así mismo el principio universal es el sumo bien. En conclusión, Dios es la felicidad misma(1).
Los hombres pueden ser Dios
Ahora, Filosofía quiere examinar junto con Boecio si pueden existir dos bienes supremos distintos unos de otros. En efecto, si uno es distinto del otro, es claro que uno no es el otro y por lo tanto, le faltará perfección a uno y viceversa. Por lo tanto, ni el uno ni el otro serían bienes sumos, si se pone la condición de que los dos sean bienes sumos pero a la vez distintos.
No obstante, bien podríamos decir que quien se hace sabio lo hace por medio de la sabiduría, y el que se hace honesto lo hace por medio de la honestidad. Entonces, el que quiere alcanzar la felicidad ¿sería divino? en el entendido de que Dios es la felicidad misma.
De acuerdo con Filosofía, el hombre puede ser Dios por concepto de participación, pero no por concepto esencial. Claro, Dios es uno, pero por participación cada hombre puede ser Dios.
Sustancia de la felicidad
Para llegar a conocer la sustancia de la felicidad, primeramente debemos ver sus elementos. Filosofía parte diciendo que si la
suficiencia, el poder, los honores, la fama y el placer, cuando se poseen en
sumo grado son sinónimos de felicidad, entonces se deduce que el hombre será feliz. Sin embargo, si estos bienes fueran parte de la felicidad tendrían que ser distintos, siguiendo la lógica de que las partes entre sí son distintas a la hora de conformar un todo; no puede ser iguales. Ahora bien, como todos esos bienes son una misma cosa, como hemos dicho más arriba, entonces no pueden ser partes de la felicidad.
No obstante, todos estos conceptos tienen algo en común que es el bien, aunque sea en apariencia. Este bien es apetecible por la voluntad del hombre, el hombre busca estas cosas porque percibe bien en ellas. Filosofía dice en este respecto, que lo que busca el hombre no es la cosa en sí, sino que el bien que produce la cosa, por lo tanto, el hombre siempre va en busca de la esencia. Lo que impulsa todo deseo es la felicidad; en consecuencia, la búsqueda del bien es justamente la búsqueda de la felicidad.
''Pero ya hemos demostrado
que Dios y la verdadera felicidad son lo mismo''
''Luego con toda certeza
podemos afirmar que la esencia de Dios reside en el bien, es el mismo bien y no
otra cosa”
Filosofía le pide a Boecio que no olvide estas conclusiones porque ahora determinarán lo que es el bien en sí mismo.
El bien en sí mismo
Todos los bienes mencionados anteriormente son deseables porque están en ellos la idea del bien. El problema es que cuando se quieren por sí mismo y solo por sí mismos, no constituyen una unidad. El poder, la fama, la suficiencia y el placer deben estar unidos para querer ser perseguidos por el hombre, de otro modo no es posible. Toda esta unión de las cosas no solo en sí mismas sino que por otras es realizada por el bien. El bien, entonces, es unidad. Lo que está unido permanece, pero lo que está separado se destruye.
''Por ejemplo, en los
seres animados, mientras el alma y el cuerpo permanecen unidos formando un
todo, se puede decir que existe aquel ser vivo; pero destruida la unidad por la
separación de los dos elementos, el ser viviente deja de existir''
''Considerando todos los seres,
cualesquiera que sean, se verá claramente que subsisten mientras permanecen
unos; y mueren en el momento en que pierden su unidad”
También se establece que todos los seres en general quieren conservar su vida y cuando quieren esto, en verdad lo que quieren es la unidad. Boecio le pregunta a Filosofía si pasa lo mismo con los seres inanimados a lo que dice:
''observa en efecto cómo
las plantas nacen en los terrenos que les son apropiados, en los cuales, por
acomodarse a su naturaleza, no se secarán ni perecerán muy pronto''
Las plantas tienden a la vida cuando reaccionan a su entorno. En ese sentido, ''quieren'' desarrollarse y seguir viviendo. Cuando no están en el terreno apropiado es ahí cuando no crecen y finalmente se secan. Las mismas partes constitutivas de la planta, hacen que esta sobreviva a ciertas inclemencias ¿por qué tendría estas cosas si no quisiera tender a vivir?
Hay seres que tienden a tener sus partes constitutivas más unidas y otros que tienen tendencia a separarse, pero luego a unirse. Es así, que el deseo de vivir no depende necesariamente de la voluntad, sino que procede de un movimiento natural. La naturaleza aborrece la muerte con horror, pero por algunas causas externas la voluntad prefiere la muerte (suicidio).
De esto se entiende que el amor no es un concepto que provenga de la voluntad sino que proviene directamente de la naturaleza. Boecio aporta lo siguiente:
''Porque una de dos: o
todos los seres tienden a su aniquilamiento y, privados de su unidad, que
vendría a ser como su cabeza, caminarán sin piloto a merced de las olas; o, por
el contrario, si hay un principio hacia el cual se dirijan todas las cosas del
mundo, ese principio será el bien sumo''
''El
fin universal de los seres todos, que, sin duda, será aquello que todos
anhelen. Y como esto es precisamente el bien, resulta en definitiva que el Bien
es el fin universal''
Dios y el poder
Se entiende que Dios sea el ser más poderoso que existe y por lo tanto el que rige el universo. Sin embargo, ¿qué sucede si nada encontrara imposible? si nada encontrara imposible, entonces Dios podría hacer el mal, no le es imposible. Pero Filosofía detiene este razonamiento que es de Boecio y le recuerda que Dios debe dirigir todo el mundo con el bien, si todo va a vivir, va a moverse, o realizar alguna acción, entonces todo debe ser comandado por el bien.
Conclusión
Es absolutamente innegable la influencia que Boecio recibió tanto de San Agustín de Hipona como de Plotino. Verdaderamente, podríamos decir que Boecio es una síntesis del neoplatonismo antes de comenzar la Edad Media. El concepto de que el bien tenga imperio por sobre todas las cosas, pero que además sea la unidad de todas las cosas, coincide perfectamente con los dos pensadores mencionados anteriormente. Ya vemos que incluso hasta las más pequeñas cosas están en el dominio del bien.