Seguimos con el concepto de Trinidad en Boecio luego de leer su obra llamada ''Sobre la Trinidad''. Podemos tomar este texto como un complemento de aquella obra anterior, de hecho, este texto es particularmente pequeño: cinco párrafos al menos que tratarán de completar la idea de la Trinidad. Dedicado a Juan el diácono en el reinado del Papa Símaco, el brevísimo texto nos dará una mirada acabada de la idea que tenía Boecio sobre la Trinidad.
Si el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo pueden ser sustancialmente predicados de la
divinidad
Para comenzar a analizar este asunto, en primer lugar se debe observar si cada persona de la Trinidad es únicamente una sustancia.
- Padre: sí es sustancia
- Hijo: sí es sustancia
- Espíritu Santo: sí es una sustancia
Ahora, si se toman el Padre, el Hijo y Espíritu Santo en conjunto, no se están dando tres sustancias sino que solamente una. La sustancia de los tres no puede ser dividida en tres y por lo tanto es solo una. En consecuencia, como son solamente una sustancia, todo lo que se predique se hace unitariamente y separadamente por cada uno. Si entonces su única divinidad es una sustancia, el nombre de Dios puede con derecho ser predicado sustancialmente de la Divinidad.
Los tres no son tres verdades sino que son una verdad. Si esto es así, la sustancia entonces de esta solo se podrá predicar sustancialmente. ¿Cuáles son los predicados sustanciales? Boecio nos nombra algunos:
- Bondad
- Inmutabilidad
- Justicia
- Omnipotencia
De ahí que parezca que lo que puede predicarse de cada Uno solo, pero no de los Tres, no es un predicado sustancial, sino de otro tipo, del tipo que examinaré a continuación. Porque el que es Padre no transmite este nombre al Hijo ni al Espíritu Santo. De ahí se sigue que este nombre no se le atribuye como algo sustancial; pues si fuera un predicado sustancial, como Dios, la verdad, la justicia o la sustancia misma, se afirmaría de las otras Personas.
Similarmente, el Hijo recibe este nombre y no se asocia con las demás personas. El Espíritu Santo tampoco se predica de las otras personas. De ahí que deducimos que Padre, Hijo y Espíritu Santo no se predican de la Divinidad de una manera sustancial, sino de otra manera. Porque si cada término se predicara sustancialmente, se afirmaría de las tres Personas tanto por separado como colectivamente.
Es evidente que estos términos son relativos, porque el Padre es el Padre de alguien, el Hijo es el Hijo de alguien, el Espíritu es el Espíritu de alguien. Por tanto, ni siquiera la Trinidad puede ser predicada sustancialmente por Dios; porque el Padre no es Trinidad, ya que el Padre no es Hijo y Espíritu Santo, ni tampoco, por paridad de razonamiento, es Trinidad del Hijo ni Trinidad del Espíritu Santo, sino que la Trinidad consiste en diversidad de Personas, la Unidad en simplicidad de sustancia.
Ahora bien, si las Personas están separadas, mientras que la Sustancia no está dividida, es necesario que el término que se deriva de Personas no pertenezca a la Sustancia. Pero la Trinidad se efectúa por la diversidad de Personas, por lo que la Trinidad no pertenece a la Sustancia. Por tanto, ni el Padre, ni el Hijo, ni el Espíritu Santo, ni la Trinidad pueden predicarse sustancialmente de Dios, sino sólo relativamente, como hemos dicho. Pero Dios, Verdad, Justicia, Bondad, Omnipotencia, Sustancia, Inmutabilidad, Virtud, Sabiduría y todos los demás predicados concebibles de este tipo son aplicables sustancialmente a la divinidad.
Conclusión
Las sustancias se predican de manera conjunta y todo lo que se predica de ellas es sustancial. Sin embargo, vemos como Boecio nos dice que el término ''Trinidad'' es en verdad un término relativo y no sustancial, que no puede predicarse de Dios a menos que sea de forma relativa. Podemos decir que la Trinidad sigue el concepto de relación que habíamos visto en su obra anterior (Sobre la Trinidad) donde nos señala que la Trinidad no disminuye ni a aumenta la sustancia.
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