viernes, 26 de septiembre de 2014

Platón - La República (Libro VIII: Las formas de gobierno).


Ya se han establecido las características de los gobernantes como tal. Sabemos que quien conozca la filosofía, es quién puede dirigir mejor el gobierno. Se necesita alguien que pueda conocer el bien en sí mismo y llevar a los demás a contemplar las cosas en sí mismas. De otro modo, tendremos el resultado del desprestigio de dicho hombre y de la filosofía. Solo un alma dotada de buena disposición puede dirigir el mejor de los gobiernos. A continuación, el octavo libro de Platón referente a las formas de gobierno.

Definiciones:

(1) Timocracía: Se deriva de la etimología griega: Timé (honores) y kratia (poder o gobierno). En este gobierno solo pueden gobernar los que tienen grandes honores y grandes propiedades.

(2) Zánganos: Tipos de abeja que no tiene aguijón. Sócrates las relaciona a los mendigos y perezosos.

Libro VIII

Capítulo I y II
Sócrates-Glaucón
Sobre las diversas formas de gobierno


En forma de resumen, la ciudad debería estar conformada por la comunidad de mujeres e hijos, la educación de los jóvenes, las ocupaciones en tiempos de guerra y paz y la milicia.
Con respecto a cada uno de los puntos:
  • Nadie puede tener una propiedad privada y todas las mujeres e hijos deben ser comunes.
  • La educación tomando como eje fundamental las matemáticas y el uso de la dialéctica.
  • Los ciudadanos solo se deben ocupar de su profesión y no de múltiples.
Ya que se describe todo esto de la ciudad, ahora se proponen analizar las formas de gobiernos que existen, y ver si estas son apropiadas para la ciudad.

A continuación nombramos las formas de gobierno nombradas por Sócrates:
  1. El gobierno aristocrático.
  2. El gobierno de los cretenses y lacedemonios.
  3. El gobierno oligárquico (el que tiene más popularidad).
  4. El gobierno democrático (contrario al oligárquico).
  5. El gobierno tiránico.
Las formas de gobierno nacen de las diversas formas de ser del hombre, es decir, del alma de los hombres. Primero nos aparece el gobierno llamado aristocracia donde Platón lo califica de bueno y justo y sus distintas formas degradadas. 

Capítulo III
Sócrates-Glaucón
Sobre el número perfecto y los cambios de la forma de gobierno


Sócrates dice a Glaucón que todo lo que nace está sujeto a corromperse. Entonces los gobiernos, así como el hombre desde su nacimiento, está sujeto a corromperse en algún momento; solo los seres divinos permanecen y nunca sufren cambios, siempre son uno solo debido a que están asignados con un número perfecto.

¿A qué se refiere que estén asignados con un número perfecto e imperfecto? Los seres humanos estamos sujetos a la corrupción y eso significa que cambiamos. Es por eso que estamos asignado con un número imperfecto que está sujeto a la sustracción y a la adición constantemente. La divinidad está asignada con un número perfecto que nunca cambia y siempre permanece siendo el mismo sin estar sujeto a corrupción.

Entonces, existe una discordia entre las distintas razas de la ciudad, puesto que unas crecen y otras estarán sometidas a la pobreza. Al existir una diversidad de ciudadanos, existirá también una guerra entre ellos. Cuando este gobierno se extinga, surgirá uno que está en medio de la aristocracia y la oligarquía.

Capítulo IV
Sócrates-Glaucón
Sobre los sistemas mixtos de gobierno


Considerando que el gobierno timocrático es el gobierno donde mandan los que tienen más honores, este  gobierno no podrá ser posible debido a que están todos mezclados por su diversidad; por lo tanto, se elegirán ciudadanos mediocres y poco ilustrados. 

Estos hombres si estarán ávidos de riquezas como en la oligarquía, pero derrocharán este dinero en placeres ajenos y los ocultarán como verdaderas propiedades privadas. En este punto se puede observar la preponderancia de la pasión y la ambición.


Capítulo V
Sócrates-Adimanto
Sobre el hombre que corresponde al sistema mixto de gobierno


El hombre que correspondería al régimen de gobierno que se desea en la ciudad, debe ser deseoso de honores pero también debe ser obediente hacia la ley. Para hacer esto, la educación de la filosofía y la música es fundamental.  Así, se nos aparece el hombre timocrático que se encuentra en los regímenes timocráticos.

Adimanto le pregunta a Sócrates como podría nacer este hombre. Sócrates le dice que este hombre comienza a conformarse cuando escucha a su madre discutir con su padre porque éste no pertenece a la parte dirigente de la ciudad y esto le hace sentirse humillada. El padre en este aspecto está preocupado de sí mismo, pero no de las riquezas. Los criados convencerán a este joven desde pequeño para que cuando crezca, tome venganza de su padre y no siga su ejemplo.

Debido a la mala influencia que pueden ejercer los terceros, el joven timocrático(1) decidirá por no ser como su padre (quien se preocupaba de si mismo en cuanto al alma) y en cambio querrá obtener riquezas y honores.

Capítulo VI
Sócrates-Adimanto
Sobre la oligarquía


Sócrates llama oligarquía al gobierno basado en las riquezas, sin que el pobre tenga acceso al gobierno. La adicción de las riquezas en la timocracia, conduciría inevitablemente a la oligarquía. Por el contrario, la virtud sufriría un detrimento, ya que en este tipo de gobierno, los honores son atribuidos solamente a las riquezas. Los más ricos son los que pueden gobernar, es decir, el mando del gobierno dependerá de qué tan rico sea el ciudadano que quiere gobernar.

Capítulo VII
Sócrates-Adimanto
Sobre la riqueza y la pobreza en la oligarquía

En la oligarquía, el gobernante es elegido por la cantidad de riquezas que tenga, es decir, no importan las dotes que tenga para dirigir un gobierno, solo importa las riquezas que tenga. Así, sería terrible que un ciudadano que no tenga las habilidades para dirigir un gobierno, dirija este tan solo por que tiene riquezas.

Por otra parte, la ciudad que tenga como gobierno la oligarquía, tendrá que dividirse en dos ciudades. Esto se debe a que al tener una diferencia tan marcada entre ricos y pobres, la ciudad se vería dividida ante esta dos clases antagónicas; una conspiraría en contra de la otra. Sin embargo, si se enfrentan unas con otras, la ciudad se vería expuesta a ser atacada por una ciudad enemiga y así, sufrir su inevitable fin. De este modo, a los pobres se tendrían que sustentar de algún modo ¿de qué modo? Vendiendo todas sus pertenencias. Si lo hacen, no tendrán que trabajar en ningún oficio. Este según Sócrates, es el más grande defecto de la oligarquía.

Capítulo VIII
Sócrates-Adimanto
Sobre la transformación del hombre timocrático en oligárquico


La transición o cambio que hace que el hombre timocrático se transforme en hombre oligárquico, está relacionado con la misma analogía que hacía Sócrates en el capítulo V. 
  • El joven desde un principio tiene un respeto hacia su padre. Pero en cuanto ve que en la ciudad existe riqueza y honores, se vuelve adicto a estos y no deja de obtener dichos bienes.
Es así cómo se forma el hombre oligárquico. El elemento deseante y ambicioso de tener nada más que riquezas, convierte a este hombre timocrático en un hombre oligárquico.


Capítulo IX
Sócrates-Adimanto
Sobre los deseos del hombre oligárquico y su disposición moral


Hay una similitud entre estos dos hombres y es que los dos tienen un amor por las riquezas y no quieren dejarlas. Sócrates dice que esto ocurre por falta de educación y por ende, se crían en este ciudadano, pensamientos parásitos y deseos que son propios del vulgo (el vulgo quiere siempre tener las mayores riquezas). 

Este hombre si bien es cierto, tendrá muchos elogios y será muy respetado. Pero en lo que concierne a las buenas disposiciones del alma estará muy lejos de eso. Su moral se ve opacada por el deseo inexorable de riquezas.

Capítulo X
Sócrates-Adimanto
Sobre el origen de la democracia

La democracia se originaría después de la oligarquía. Esta nacería debido al deseo insaciable de los ciudadanos de obtener riquezas, es decir, lo pobres no aguantarán estar en la misma situación. La solución para pasar de una oligarquía a una democracia sería la promulgación de una ley que obligue a los ciudadanos actuar a favor de la virtud. Así no habría riquezas excesivas y más que al dinero, los ciudadanos se dedicarían a la templanza. 

Entonces la democracia se originaría por la dura batalla que tienen que enfrentar los pobres contra los ricos. Esta es llevada ya sea por medio de las armas o por medio de la intimidación.

Capítulo XI
Sócrates-Adimanto
Sobre la diversidad en el régimen democrático


En este modo de gobierno se pueden encontrar la más diversa de las naturalezas en los hombres debido a que en este sistema de gobierno, la libertad es algo fundamental. Cada cual vive como se le plazca. Por lo tanto, este sería el más bello de los sistemas políticos que existe. 

Capítulo XII y XIII
Sócrates-Adimanto
Sobre las especies del deseo: necesarios, innecesarios e ilegales


Antes de proceder a indagar al hombre democrático, Sócrates comienza a mencionar los deseos necesario, innecesario e ilegales:

  1. Deseos necesarios: Aquellos que no podemos rechazar y su satisfacción nos beneficia.
  2. Deseos innecesarios: Aquellos que se orientan la gasto y no a la adquisición.
  3. Deseos ilegales: Aquellos deseos que trasgreden las leyes y se acercan a la perversión.


Los deseos de riqueza y honores hasta la saciedad, corresponderían al hombre oligárquico mientras que los necesarios a los democráticos. El transito que ocurre para pasar de un hombre oligárquico al democrático, es justamente escoger la virtud como el máximo deseo y despojarse de los otros deseos.

Capítulo XIV
Sócrates-Adimanto
Sobre los excesos de la libertad en la democracia


La democracia también tiene un defecto dice Sócrates a Adimanto. Pero antes de indagar en él, se proponen hacer un sumario de las cosas que desvían a los dos últimos gobiernos mencionados:
  • El bien de la oligarquía es la riqueza, pero el exceso de ésta misma la lleva a la ruina.
  • El bien de la democracia es la libertad, pero el exceso de ésta misma la lleva a la tiranía.
Lleva a la tiranía, ya que la democracia pierde el control de la libertad que le otorga a los ciudadanos, por eso, debe intervenir un tirano a poner orden en la ciudad. En esta libertad, el respeto no existe y el gobernado no muestra ningún respeto por el gobernante, así como el padre no muestra ningún respeto al hijo ni el hijo a su padre, puesto que todo es libertad.


Capítulo XV y XVI
Sócrates-Adimanto
Sobre la raza de hombres producida por la democracia


Así, de la democracia saldría la tiranía, como del exceso de libertad nace la más excesiva esclavitud. Sócrates menciona que hay un tipo de enfermedad que nace de la oligarquía y termina esclavizando a la democracia. Esta enfermedad la traen los hombres perezosos, los hombres que aprovechándose del régimen toman las circunstancias a su favor, y no aportan nada a la ciudad. 

Sócrates lo trata de explicar dividiendo la ciudad democrática en 3 partes:
  1. La primera parte estará compuesta por los ciudadanos licenciosos, los zánganos(2)
  2. La segunda por los ricos (de quien los zánganos se aprovechan).
  3. La tercera es el pueblo quien hace su trabajo con sus propias manos. 
Es el pueblo mismo quien al ver destruida la democracia, hace emerger a un nuevo gobernador para que ponga orden en el desorden que produce el exceso de libertad. 


Capítulo XVII
Sócrates-Adimanto
Sobre la naturaleza del tirano

En un comienzo, cuando el tirano gobierno promete cosas tanto a los públicos como a los privados y los colma de beneficios. Se muestra muy amable y noble en su tarea de reorganizar la ciudad. Luego, éste suscita algunas guerras para que el pueblo sienta la necesidad de que haya un líder que los apoye en una guerra. El tirano eliminará a todo aquél que siga queriendo la libertad que tenía en el régimen anterior. El tirano frecuenta siempre promover guerras.

Capítulo XVIII
Sócrates-Adimanto
Sobre la vida del tirano


El tirano tendría que aniquilar a todo aquel que estuviera contra él, incluyendo a sus ciudadanos si es necesario. Por otra parte, también deberá apoyarse por aliados que le protejan y estos vendrán desde su propia ciudad. A los esclavos los hará ciudadanos para que sean su propia guardia personal.

Conclusión

Estas son en resumen las distintas formas de gobierno que se presentan en una ciudad. De la Timocracia hasta la tiranía. Hoy en día pareciera ser que existen solo tres formas de gobierno, la democracia, la monarquía y la tiranía o como fueron llamadas aquí en América Latina, dictaduras. Es interesante ver como la disposición del alma y de los hombres es la que concibe el futuro régimen que tendrá la ciudad. 

En el próximo libro ahondaremos un poco más en la figura del tirano y en el concepto de los placeres que nos propone Platón.



jueves, 25 de septiembre de 2014

Platón - La República (Libro VII: La alegoría de la caverna).

Quien salga de la caverna podrá entender el concepto de bien.


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La alegoría de la caverna puede ser el legado más preciado de la filosofía idealista. La dualidad que existe entre el mundo sensible e inteligible nos hace pensar en que mundo nos ubicamos. ¿Estamos en el fondo de la cueva viviendo de las imágenes? ¿O contemplamos las cosas en sí mismas, la idea del bien? A modo personal, debo decir que aún estoy en ese mundo de apariencias, que a todo mundo cuesta salir y que incluso, se rehúsa a salir. Veremos en este libro, una de las teorías del conocimiento más asombrosas y las múltiples interrogantes que plantea.

Definiciones: 

(1) Obnubilación: Visión borrosa que se tiene de los objetos.


Referencias:


(1) Los sofistas solían decir que ellos ponían el conocimiento en las almas de los menos doctos, asunto que Sócrates rechazaba.

(2) Lo que quiere decir Platón, es que el ser no está expuesto a la transformación, sino que siempre es uno y está sometido a la permanencia.

(3) Requisito visto en el Libro III sobre los guerreros.

(4) El filósofo alemán Martín Heidegger comentaba a sus alumnos que para convertirse en filósofo se debía estudiar 15 años a los griegos.


Libro VII

Capítulo I
Sócrates-Glaucón


Sócrates comienza a construir la imagen mental del mencionado mito. Aquí va la descripción:
  • Unos hombres atados con cadenas a una pared desde su infancia, y obligados a ver unas imágenes proyectadas en la pared por el fuego.
  • Por detrás de la pared hay unos hombres que transportan objetos de modo que la sombra de estos se proyectan en la pared.


Si analizamos solo esta parte de aquellos hombres, veremos que ellos al estar atados desde su infancia y al ser expuestos a las sombras, toman esta realidad como verdadera. Si tomamos la alegoría de la linea, tendríamos las imágenes como primer objeto de conocimiento.


Capítulo II
Sócrates-Glaucón

¿Que pasaría si se liberara a uno de los prisioneros? Naturalmente, tendría que observar los objetos que le fueron mostrados a través de las sombras, pero esta vez como son en realidad y de manera concreta, es decir, ya los puede tocar. Siguiendo con la alegoría de la linea, tendríamos el segundo nivel que son los objetos materiales.

Sin embargo, si el prisionero fuera más allá de los objetos, se encontraría inevitablemente con la luz del día. Esto naturalmente lo obligaría a volverse rápidamente a contemplar los objetos materiales, ya que la luz del día lo podría enceguecer.

Por lo tanto, el proceso que debe hacer el prisionero hasta llegar al exterior, debe ser gradual y la única forma de poder contemplar los objetos por sí mismos, sería viendo primero dichos objetos a través del reflejo de las aguas. La contemplación abstracta de los objetos a través del reflejo de las aguas, correspondería al tercer nivel, los objetos matemáticos.

Una vez que el prisionero pueda contemplar los objetos por sí mismos gracias a la luz del sol, podrá contemplar también la idea del bien. Y con esto, ya puede obtener las ideas de dicho mundo. No olvidemos que el sol que todo lo ilumina, es a la vez la idea misma del bien.

Ahora, ¿que haría el prisionero que se ha liberado, cuando observe a sus compañeros que quedaron en el fondo de la caverna? Supuestamente, tendría que bajar a liberarlos y a mostrarles, que las cosas que ellos contemplan como sombras, no son más que imágenes que no se asemejan a la realidad. Sin embargo, los que están como prisioneros no le creerían aquella realidad e incluso lo amenazarían de muerte si es que él los suelta de ahí. Además, es más fácil permanecer en el mundo de las imágenes que en el mundo de lo inteligible.



Capítulo III
Sócrates-Glaucón



El arduo trabajo que significa salir de la cueva, es el arduo trabajo para alcanzar la idea del bien. El proceso de pasar de la oscura caverna a la luz del exterior se llama ''obnubilación(1)'' lo mismo para el proceso que significa ir del mundo exterior a la oscura caverna.

Naturalmente, el hombre que contempla el exterior, no querrá obnubilar su alma una vez que esta puede contemplar las cosas en sí. Al contrario, querrá siempre apreciar este tipo de vida. 


Capítulo IV
Sócrates-Glaucón

De este modo, la educación resulta un medio eficaz para salir de esta caverna y con esto, Sócrates quiere decir que el conocimiento reside en el alma y no es adquirido(1). Así como los ojos, el oído tiene sus propias facultades de conocimiento, el alma también tiene las suyas. 
  • Por lo tanto, la educación no es una entrega de conocimientos, sino más bien una evocación de conocimientos.
El alma es considerada como un elemento divino y en lo cual no es posible que en ella, los conocimientos sean agregados. Así, los filósofos que salen de la caverna, no deberían volver a oscurecer su alma en el fondo de la caverna. Sin embargo, Glaucón le pregunta a Sócrates ¿Y que pasará con los prisioneros al fondo de la caverna? ¿No estaremos cometiendo una injusticia al dejarlos ahí cuando podríamos ayudarlos?

Sócrates le dice que aquellos que han alcanzado la contemplación del bien en sí mismo, están obligados a servir al estado y que por medio del ejercicio de este se logre una unidad en el.

Capítulo V
Sócrates-Glaucón


Cuando el filósofo entre a gobernar, se les debe persuadir por medios razonables y justos de modo que no rechacen dicho cargo. Deberán participar de todas las actividades de la ciudad e incluso se tendrán que acostumbrar a estar en la oscuridad con los ciudadanos que aún estén allí, y así, poder ayudarlos a avanzar por medio de la educación.

Capítulo VI
Sócrates-Glaucón


Sócrates y Glaucón se proponen analizar cómo es que el ciudadano puede ascender hacia el mundo de las ideas, considerando que primero está en las tinieblas. Es decir, que el devenir se transforme en ser (2). 

Para lograr la ascensión, la educación debe ser primordial, por lo tanto, la gimnasia y la música debe ser impartidas a los jóvenes desde muy pequeños. Sin embargo, la gimnasia se ocupa de un elemento que nace y que muere, el cuerpo. Similarmente, la música solo da una especie de ordenamiento al ser humano, pero no necesariamente entrega sabiduría. ¿Cual es el tipo de educación que entonces se busca?

Sin duda responde Sócrates, que deben ser las matemáticas el elemento clave a enseñar antes que ningún otro.


Capítulo VII
Sócrates-Glaucón

Dentro de las matemáticas, el cálculo debe ser la materia primordial a la hora de alcanzar el ser y sobre todo primordial para la guerra y la estrategia.  

No obstante, hay cosas que el alma puede ignorar y Sócrates se lo muestra con el ejemplo de los 3 dedos.
  • Tenemos 3 dedos: uno pequeño, uno largo y el del medio.
  • A pesar de sus diferencias, los 3 siguen siendo dedos.
  • El alma no necesita preguntar a la inteligencia si lo son, ya que no son contrarios a un dedo.
  • De esta forma, hay cosas que no suscitan interés al entendimiento.
El alma no necesita de razonamiento para saber que en realidad son dedos, pero si lo necesitará para calcular el tamaño, el grosor, la delgadez y la liviandad de estos.

De aquí se desprenden el conocimiento de lo visible (saber que son dedos sin recurrir al razonamiento) y el conocimiento de lo inteligible (calcular sus dimensiones).



Capítulo VIII
Sócrates-Glaucón


Sócrates comienza el capítulo preguntando a Glaucón a que categoría correspondería el número y la unidad.

Si la unidad es percibida por los sentidos sin ninguna consulta especial al razonamiento, entonces ésta no podría pertenecer al mundo que tiene relación con la esencia (recordemos que contemplar las cosas en sí mismas, significa contemplar su esencia).

Números: se pueden contemplar en sí mismos y no están sujetos al devenir. Pertenecen al mundo inteligible.

Unidad: Se puede dividir y se utiliza en la vida comerciante, está sujeta al devenir. Pertenece al mundo de lo visible.

Así, la enseñanza del calculo y del álgebra, serán las materias imprescindibles para constituir la educación de la ciudad. Se establece como la primera enseñanza de la educación en la ciudad.

Capítulo IX
Sócrates-Glaucón


Sócrates comenta a Glaucón que aún hay una segunda materia a enseñar a los jóvenes que es la geometría. En efecto, la geometría no se ocupa de los asuntos de nacimiento y muerte, la geometría está directamente vinculado a las cosas que no perecen y por eso, esta asociada al mundo inteligible. La esencia no muere. 

Capítulo X
Sócrates-Glaucón


Antes de establecer la astronomía como la tercera enseñanza en la ciudad, Platón dice que se debería anteponer a esta, la enseñanza de la profundidad. Aunque luego, se establece que la astronomía es ''movimiento en profundidad'' y así se conforman las 3 enseñanzas. 

Capítulo XI
Sócrates-Glaucón

No solo basta mirar las estrellas para contemplar la astronomía, es preciso que se valga de cálculos, dimensiones y ejercicios matemáticos para entender los cuerpos celestes. Es por eso que la mera utilización de los sentidos, no nos llevara a contemplar las cosas en sí, ni tampoco nos ayudaría a elevarnos hasta la contemplación del ser. Es el estudio de ésta disciplina la que nos lleva al ser.

Capítulo XII
Sócrates-Glaucón

Muy parecido es el del sonido en relación la astronomía, mientras de manera sensible se perciben los cuerpos celestes, de igual manera se perciben las notas que salen de una guitarra o de un violín. En el sonido se debe llevar a cabo el mismo estudio si se le quiere contemplar en sí mismo.

Capítulo XIII
Sócrates-Glaucón


La dialéctica sería el diálogo que se mantiene en vías de conocer lo que se quiere conocer. Es decir, partir de un principio conocido (saberes previos) para luego someterlo a una creencia (Pístis) hasta llegar al último nivel de conocimiento que sería la ciencia. Su relación con el bien esta vinculado directamente, ya que al partir desde una creencia, estaríamos partiendo desde el nivel de los objetos materiales y así en adelante. Un ejemplo lo pone la alegoría de la línea.


Mundo visible
Mundo inteligible
Dialéctica >>>
Imaginación

(Eikasia)
Creencia

(Pístis)
Razón discursiva o pensamiento

(Dianoia)
Inteligencia

(Nóesis)

Así, la dialéctica sería el proceso con el cual podemos avanzar hacia la inteligencia.

Capítulo XIV
Sócrates-Glaucón

El método dialéctico sería el único recurso para concebir el bien en sí mismo. Así mismo, se separan los dos mundos y se les asigna de la siguiente manera:

Mundo sensible                  Mundo inteligible      
           ↓                                           ↓
     Opinión                            Conocimiento
           ↓                                           ↓
     Devenir                                  Esencia

La dialéctica lleva al hombre a conocer la esencia de las cosas. El hombre quien no pueda observar la esencia de las cosas, estará esclavizado en el mundo de las apariencias y solo podrá ser capaz de concebir la multitud de cosas, en vez de contemplar lo único e inteligible.

En resumen podría quedar un cuadro como el siguiente:

Mundo sensible
Mundo inteligible
D
C
B
A
Imaginación
Creencia
Pensamiento
Inteligencia
Opinión
Conocimiento
Devenir
Esencia

Capítulo XV
Sócrates-Glaucón


Ahora se disponen a describir a los que deben impartir las enseñanzas en la ciudad. Su características son las siguientes:

  • Firmes.
  • Valientes.
  • Bellos en apariencia.
  • Disposición para los estudios.
  • Que aprendan rápido.
  • Que posean buena memoria.
  • Infatigables.
  • Amantes del trabajo.
Todas estas características deben estar en un ciudadano con buena disposición en cuanto al alma y el cuerpo; de lo contrario, este ciudadano podría convertirse en un tirano y de ahí el descrédito a la filosofía.


Capítulo XVI
Sócrates-Glaucón


Sócrates menciona que las disciplinas que se deben aprender son principalmente las matemáticas y se deben impartir sin violencia. Esto es debido a que el alma no puede aprender nada que le sea introducido por la fuerza, el alma concibe mejor los conocimientos en libertad y sin restricciones. De ahí que Sócrates aconseja a Glaucón no instruir a los jóvenes por medio de la violencia.

Para elegir a los mejores en la ciudad, se debe seguir un proceso desde la niñez:
  • Los jóvenes que vean como luchan los guerreros desde un lugar seguro(3) y que se muestren atentos en todo momento, serán seleccionados como los mejores. 
  • Una vez terminado el período de gimnasia obligatoria, se verá la resistencia del joven en cuanto a los estudios. El cansancio y el sueño con enemigos del estudio.
  • Cumplidos los 20 años, estos jóvenes tendrán beneficios y honores que el resto no tendrá.
  • Además tendrá que tener buena capacidad para el diálogo. Como se dio anteriormente, la dialéctica es el proceso que nos lleva a la inteligencia.
Con estás características, se podrán elegir a los mejores para dirigir la ciudad. 

Sin embargo, Sócrates añade que hay un obstáculo en contra de la dialéctica. Estos serían la injusticia y el desprecio hacia la ley. Pondremos un ejemplo:
  • Un niño adoptado que es criado de una buena forma, entre grandes riquezas, lleno de estímulos, rodeado de aduladores y buena familia, una vez que se convierta en hombre ¿acaso no volverá su ira en contra del mundo y en contra de quienes lo engañaron pensando que los padres que tenía eran sus verdaderos padres?

Capítulo XVII
Sócrates-Glaucón


Este hombre en un principio, adoraría más a los padres y personas que lo hayan criado que a los aduladores. Obedecería más a los padres que a los aduladores. Pero si se enterara de la verdad, perdería el respeto por sus padres adoptivos y tendría más cercanía con los aduladores.

¿Cómo se vincula esto con la dialéctica? Desde niños hemos tenido principios sobre lo que es justo y honroso y los respetamos como si fueran nuestros padres. No obstante, existen otros principios que adulan nuestra alma y quieren enajenar el alma para llevarla al mal, pero no lograrán convencer a las almas que se mantengan más firmes con los primeros principios mencionados.

Por lo tanto, esas almas que caigan en esos malos principios, tendrán una disposición negativa en cuanto al respeto y a la obediencia de las leyes. Es por esto que la enseñanza de la dialéctica debe ser firme para que dicho aprendizaje no se vuelque al lado de la injusticia y de esa manera, el hombre desobedezca la ley.

Capítulo XVIII
Sócrates-Glaucón


Así, se debe impartir la dialéctica, y ésta, se debe estudiar mucho más tiempo y con mucha más intensidad que las cosas relacionados con el cuerpo y la gimnasia. El tiempo que se dedicará al ejercicio de  la dialéctica es de 15 años(4). Aquí no se discrimina entre hombres y mujeres, incluso, Sócrates añade la palabra gobernantas en su conversación con Glaucón. Todo esto debe considerar el gobernante filósofo. 

Conclusión

Uno de los conceptos claves para entender la filosofía platónica,''La alegoría de la caverna''. Desde este punto se desprenden las cosas más importantes de la educación, de hecho, muchas cosas que aún hoy en día tratamos de realizar. La enseñanza que se imparte a la fuerza aún es una realidad hoy en Chile y seguramente en muchos otros países, los griegos en cambio, ya sabían desde estos tiempos que el alma no admite nada por la fuerza. Las matemáticas son la asignatura fundamental para alcanzar el bien en sí mismo o como lo dice la alegoría, el mundo de las ideas. 

Quisiera contar en esta conclusión, una experiencia que me ha tocado vivir en un colegio donde la enseñanza se pone cuesta arriba. 

Un día estaba en mi práctica profesional y escuche a un profesor de castellano hablar de la alegoría de la caverna. De pronto, se me ocurrió preguntarle cómo estaba él con sus alumnos y él me dijo...
''Mal. Estos cabros no aprenden nada. Hay algunos que sí, por supuesto, pasarán de curso y podrán graduarse, pero la mayoría no''.

Yo guardé silencio y al tiempo después dijo:
''Están enfrascados en sus celulares, sacándose fotos, grabando videos o jugando video juegos. Viven de las apariencias, les gustan las apariencias, ¡viven de las imágenes!''

Inmediatamente, se me vinieron a la mente la imagen de los prisioneros en el fondo de la caverna contemplando las sombras en la pared. Junto con eso la canción de John Lennon ''Watching the wheels'' la parte de: ''When I tell that I'm doing fine watching shadows on the wall'' (Cuando les digo que estoy bien mirando sombras en la pared), me atreví a preguntar:
''¿No será profesor, que estos chicos al estar asombrados con las imágenes, se encuentran a su vez al final de la caverna de Platón?''
 El me dijo:
''¡Nada más exacto! Somos nosotros los profesores quienes estamos constantemente tratando de enseñarles lo que son las cosas en sí, el lenguaje en sí, el inglés en sí, las matemáticas en sí, la química en sí... pero las imágenes suelen ser más enajenadoras''.
Extrapolando la alegoría, somos los profesores quienes tratamos de enseñar el bien en sí mismo contra alumnos que enceguecidos con el mundo visible, tratan de matarnos y decirnos que no los desatemos de tal mundo... Una analogía para la risa ¿no?

El próximo libro en el que ahondaremos, es el octavo y trata sobre las formas de gobierno.


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lunes, 15 de septiembre de 2014

Platón - La República (Libro VI: Los filósofos y el conocimiento).


En la última parte del libro anterior, habíamos visto cómo el conocimiento (Episteme) se diferencia de la opinión (Doxa) y algunas características que el filósofo tiene en relación con el conocimiento. Sólo el filósofo puede conocer el bien en sí mismo, puesto que conoce la verdad y ésta es la única que nos hace libre de las apariencias. Este libro y el siguiente, serán las bases fundamentales del platonismo que se han discutido durante siglos.

Definiciones:

(1) La cosa en sí: Expresión usada posteriormente por Immanuel Kant para demostrar que el hombre no puede percibir lo que son las cosas por sí mismas.

(2) Sofista: Viene de la palabra griega ''sophos'' que significa ''sabio''. Los presocráticos (Tales, Anaximandro, Anaxímenes, Heráclito, Parménides, etc.) consideraban a los sofistas como sabios; sin embargo, Sócrates los define aquí como pervertidores de la educación de los jóvenes, ya que lo que hacen los sofistas, son solo habilidades retóricas y no necesariamente representan sabiduría.


Referencias:

(1) El desprecio a la muerte considerada como una actitud valiente y alejada de la cobardía. Este concepto se verá mas en detalle en Fedón.

(2) Con esta aseveración, cada vez más nos acercamos al mito de la caverna.

Libro VI

Capítulo I
Sócrates-Glaucón

Como habíamos establecido en el libro anterior, hay un hombre que puede captar la multitud de la belleza y la variedad de estímulos que se le presentan, pero en cambio existen hombres que son capaces de ver ''la cosa en sí'' (1). De alguna manera, existe un mundo sensible que está rodeado de cosas que nos llaman la atención y existe un mundo inteligible que solo es captado por la razón y solo las personas que pueden ver las cosas en sí mismas, pueden acceder a éste mundo.

Glaucón pregunta a Sócrates quienes son los que deben ser los guardianes de la ciudad y Sócrates responde que quienes conozcan las leyes y su funcionamiento apropiado. Luego, Sócrates hace una pregunta sobre quienes debieran custodiar la ciudad ¿debieran ser ciegos o tener buena vista?

Sócrates dice que si el que tiene buena vista no puede ver lo que es bello o justo en sí mismo, ni tiene ningún modelo claro en su alma, son tan incapaces como los ciegos de gobernar. Por lo tanto, debemos tener como guardianes de la ciudad a quienes tengan pleno conocimiento del ser.


Capítulo II
Sócrates-Glaucón


Es claro como habíamos dicho que el filósofo debe ser quien se muestre siempre ávido por el conocimiento de todas las cosas. Es quien puede ver las esencias de las cosas permanentes exentas de generación y corrupción, es decir, aquellas cosas que se mantienen siempre como una sola.

El filósofo debe:
  • Ser amante de la verdad en su totalidad y no parcialmente.
  • Ser amante del conocimiento.
  • Ser capaz de percibir la esencia de las cosas.
  • Inclinarse a los placeres del alma y no a los placeres del cuerpo.
  • Tener espíritu de libertad.
  • Despreciar a la muerte (1).
  • Tener buena memoria.
  • Ser mesurado.
Sócrates termina la descripción preguntando ¿Será posible que los filósofos puedan gobernar?


Capítulo III
Sócrates-Adimanto

Sorpresivamente, Adimanto aparece en la escena y discute con Sócrates sobre los filósofos debido a que estos no tienen una buena reputación. Una prueba de ellos es que los filósofos viven en la pobreza extrema (por ejemplo, Sócrates era muy pobre), se dedican al ocio más que a la productividad y a la abstracción más que a lo práctico.

Sócrates admite todas las censuras que Adimanto hace a los filósofos. Cabe destacar también que estas son las acusaciones de la gente de la época.

Capítulo IV
Sócrates-Adimanto

Un ejemplo que pone Sócrates para contra argumentar la acusación a los filósofos, es el ejemplo del capitán de un barco con sus marineros. 

Éste capitán era alto y corpulento, pero por otro lado era sordo, corto de vista. Acto seguido, los tripulantes, hartos de la dirección de aquel capitán, lo obligan a que salga del mando argumentando que para la navegación no se necesita ser instruido (cosa falsa, ya que para la navegación se necesita saber la dirección del viento, del mar y el clima que se podría aproximar). Entonces, el jefe queda reducido a una persona sin importancia mientras que los marineros son los que llevan el timón. Lo que quiere decir ésta historia es que la opinión de la gente no siempre es la correcta y siempre se van a dejar persuadir por quienes utilicen genialmente las palabras, o en el peor de los casos la violencia.  

Capítulo V
Sócrates-Adimanto

La naturaleza de los filósofos queda marcada por la búsqueda incansable del ser y su lucha por desenmascarar las apariencias ¿Quién entonces estaría más capacitado en ejercer el mando que el propio filósofo quien es buscador de la verdad? ¿Alguien que no se deja llevar por las apariencias?

Capítulo VI
Sócrates-Adimanto

Si bien hay características buenas en los filósofos, existen también excepciones de corrupción entre ellos. Sócrates nos dice que las mismas cualidades que se le reconocen a un filósofo, son las mismas que lo pervierte o corrompe. 

Este elemento que es capaz de convertir al filósofo en corrupto, es la mala educación. La mala educación en Grecia según Sócrates, se debe a los antiguos retóricos llamados sofistas (2). 

Capítulo VII
Sócrates-Adimanto


Los sofistas multaban a los que no lograban entender sus palabras con castigos, privaciones de derecho y pena de muerte. Este sistema que usan los sofistas para dar educación siempre lleva una retribución, es decir, un dinero a cambio de la enseñanza. Por lo tanto, no deberían los sofistas ser llamados sabios porque como dijimos en los libros anteriores, los filósofos deben solo dedicarse a los placeres del alma y a la verdad. 

Capítulo VIII
Sócrates-Adimanto


Sócrates dice que no existe medio alguno para que el vulgo pueda reconocer lo bello en sí, por lo tanto, el filósofo que pueda ver lo bello en sí será censurado por el vulgo y más aún, por esos particulares que quieren agradar al vulgo (los políticos por ejemplo).

Entonces la solución para que el filósofo no sea censurado por el pueblo, es que su educación desde muy joven haya sido buena. De este modo, la gente lo llenará de honores y lo colmarán de elogios y estos mismos querrán sacar provecho de éste.

Ahora, esto puede traer problemas, puesto que al estar colmado de elogios, puede convertirse en un arrogante que solamente se dedique a obtener riquezas y no a reflexionar. Incluso, si fuera alguien que le hablara con la verdad y le dijera que lo que está haciendo esta mal, tampoco lo escucharía y seguiría con su actitud arrogante (2). 

Capítulo IX y X
Sócrates-Adimanto


Así es como el vulgo se ha dedicado a desacreditar a la filosofía y a la figura del filósofo poniéndolo como alguien arrogante y entregado más bien a los placeres que a la reflexión.


Con todos estos perjuicios, resulta difícil que el filósofo pueda llevar una vida feliz. Siempre el filósofo se podrá mantener a salvo resguardándose de las leyes que hacen los hombres o de las injusticias que comete el vulgo. De todos modos, este camino es uno de los más difíciles. 

Capítulo XI
Sócrates-Adimanto
La filosofía en la ciudad


Adimanto pregunta si existe alguna constitución o tipo de gobierno que se adecue a la filosofía tal y como la habían descrito. Frecuentemente, el alma se corrompe una vez que el filósofo cae en la arrogancia  y deja de lado toda actividad pública por considerarla que no es de su altura. Para que esto no ocurra, la educación en los jóvenes debe ser permanente, ya que si llega a cambiar se corromperá. 

Este es el principio de que la naturaleza que prevalezca más tiempo, será a final de cuentas la que pueda gobernar correctamente, pero si es cambiante a lo largo del tiempo, lo hará de modo incorrecto.


Capítulo XII
Sócrates-Adimanto
Sobre el gobierno del filósofo


Sócrates y Adimanto concuerdan en que sería muy difícil que un filósofo pueda gobernar debido a su austeridad en los temas públicos y encima, a su desprestigiada vocación. Sin embargo, solo el gobierno de estos puede llevar a la ciudad a una manera justa de gobierno, puesto que ellos son los que conocen el bien, la justicia y lo bello en sí mismo. Lamentablemente, siempre habrá un ambicioso de poder que quiera apoderarse de este a través de la opinión del vulgo y además, a costa de la filosofía.

Capítulo XIII
Sócrates-Adimanto
Sobre el diseño de la forma del gobierno por el filósofo


Cuando los filósofos reciben estas acusaciones por parte del vulgo, ellos no pueden atacar de la misma manera y rebajarse a ese nivel, ellos solo deben mirar las cosas más elevadas y contemplarlas en sí mismas. El filósofo, finalmente, es un ser divino y ordenado que ha alcanzado la contemplación de las cosas únicas y permanentes (Mundo del conocimiento) y que no puede estar ocupado de lo múltiple y cambiante (Mundo de las apariencias).

De este modo, si el recto filósofo gobernará en vistas del bien y la verdad en sí mismas, el pueblo no tendría por qué abuchearlos y desprestigiarlos, puesto que no se puede hacer tal cosa con un amante de la verdad y del ser.

Capítulo XIV y XV
Sócrates-Adimanto
Sobre las pruebas que deben sortear los filósofos gobernantes


Ya que se ha convencido al pueblo de que los filósofos son amantes de la verdad y del conocimiento, se deben sortear otro tipo de obstáculos que pueden perjudicar al filósofo.

Se había dicho que para ser gobernante se debía pasar por un tipo de pruebas relativas a los placeres, peligros, trabajos, ejercicios, y el que resultara vencedor sería elegido para gobernar mientras que al otro no. Por otro lado, también se necesita la combinación de dos tipos de ciudadano, puesto que el espíritu vivaz dejará de lado lo que son los estudios, mientras que el culto dejará de lado los deberes del cuerpo. 

Por lo tanto serían muy pocos los que podrían ser eventualmente elegidos para tomar el mando de una ciudad.

Capítulo XVI
Sócrates-Adimanto
Sobre el conocimiento del bien


Sócrates le hace recordar a Adimanto los 3 aspectos del alma: 
  • Aspecto cognoscible: relacionado con la sabiduría.
  • Aspecto de la templanza: relacionado con el deseo.
  • Aspecto del valor: relacionado con lo irascible.
Sin embargo, dice Sócrates, no hay nada más importante que la idea del bien. Si los 3 aspectos del alma no están orientados hacia la idea del bien, no serviría de nada que existan, puesto que es el ''bien'' lo que las hace útiles.  Recordemos que es en el bien donde se encuentra el conocimiento y el mal donde está la ignorancia.

Capítulo XVII
Sócrates-Adimanto
Sobre el placer como el bien supremo


Para algunas personas el bien consiste en el placer y para otras consiste en el conocimiento.Sin embargo mucha gente llama bien a lo que se les muestra en apariencia y creen que ese es el bien en sí mismo. Por eso es que mucha gente considera el placer como el máximo bien, pero deben reconocer también que existen placeres malos, entonces, ninguna de estas personas podría llevar a cabo la labor de gobernar una ciudad.


Capítulo XVIII
Sócrates-Adimanto-Glaucón
Sobre la percepción del bien en sí mismo


Adimanto, luego del diálogo, pregunta  a Sócrates la opinión que él tiene sobre el placer, puesto que el dice que el bien es el conocimiento, si es así, entonces ¿qué son los placeres? a lo que Sócrates dice que la opinión que él tenga de tales asuntos , no interesa en lo más mínimo porque como habíamos visto, la opinión es un conocimiento inconsistente y que no está dirigido directamente al conocimiento sino que en medio de éste y la ignorancia.

Esto causa un poco de disgusto a Sócrates y propone a Adimanto y a Glaucón ver el problema desde otra perspectiva recordando todo lo que habían visto previamente, Sócrates pregunta:
  • ¿No es verdad que existen cosas bellas en sí mismas y buenas en sí mismas? Sí.
  • ¿No decíamos que lo múltiple era visto pero no pensado? Sí.
  • ¿No decíamos que las ideas son pensadas pero no vistas? Sí. 
Una vez aclarado esto, Sócrates interroga sobre los órganos y sus percepciones:
  • ¿Con qué sentido vemos lo que es visto? Con la vista.
  • ¿Con qué sentido escuchamos lo que es escuchado? Con la audición.
  • ¿Existe alguna cosa además del oído para oír, los ojos para ver? No.
Sin embargo, cuando uno ve y es visto se necesita algo más. Sócrates responde que es la luz. En efecto, sin la luz no podríamos vernos a nosotros mismos, ni a los que nos están viendo.

Capítulo XIX
Sócrates-Glaucón
Sobre la idea del bien


¿Quien hace que podamos ver la luz en la tierra? El sol lo hace. Éste sol, dice Sócrates, está directamente relacionado con dios. Si bien no es parte de los órganos de los sentidos, es necesario para que podamos ver.

Por lo tanto, cuando el sol permite ver al ojo los objetos como son en realidad, entonces los comprendemos, los reconocemos y esto es lo que finalmente se llama inteligencia, pero si el ojo fija su atención en algo oscuro, no podrá concebirlo y lo único que se podrá formar de él, es la opinión. Finalmente pasa a alejarse de la inteligencia.

Aquí tenemos el primer elemento del bien: El sol.

Capítulo XX
Sócrates-Glaucón
La alegoría de la línea


Sócrates comenta a Glaucón que existen dos mundos: el mundo de lo visible, y el mundo inteligible y en ellos reina el bien y el sol. Para explicarlo, Sócrates le pide que trace una línea vertical y una los elementos de cada mundo.

El sol
El bien
Mundo visible
Mundo inteligible
Imágenes
Cosas materiales
Objetos lógicos, matemáticos
Ideas
Imaginación

(Eikasia)
Creencia

(Pístis)
Razón discursiva

(Dianoia)
Inteligencia

(Nóesis)
Opinión (Doxa)
Conocimiento (episteme)

 Así, se nos presenta que el sol es el mundo visible donde se encuentran:
  • Las imágenes que nos acercan a formular una representación no muy clara de las cosas que llamaremos imaginación.
  • Las cosas materiales donde ya se puede tener una aproximación más clara; dicha aproximación llamaremos creencia.
Mientras que en el bien, que está presente en el mundo inteligible se encuentran:
  • Los objetos matemáticos que nos brindan el pensamiento.
  • Las ideas que nos brindan y potencian la inteligencia.

Capítulo XXI
Sócrates-Glaucón
Sobre las cuatro operaciones del alma


Es preciso entonces que el ser humano se desplace desde el más pequeño conocimiento, hasta el más profundo que sería alcanzando el mundo inteligible.

Los 4 modos del alma coinciden con los 4 grados de conocimiento que vimos en la alegoría de la línea.

Grados
Niveles del alma
El primero (y el más elevado)
Inteligencia
El segundo
Pensamiento
El tercero
Creencia
El cuarto
Imaginación

Conclusión

Dura y esforzada vida la de los filósofos quienes deben soportar las calumnias de un pueblo cuando gobiernan. Difíciles son los requisitos que un filósofo debiera tener para gobernar e incluso para ser llamado filósofo. y tomar en consideración todas las disposiciones del alma.

Toda la teoría que hemos visto anteriormente, es la antesala para analizar una de las más célebres alegorías que tiene la teoría del conocimiento, ''La alegoría de la caverna''. Esta, no solo ha influido en el campo de la filosofía, sino que también en el ámbito psicológico y pedagógico. Hay que aceptar que también se ha criticado fuertemente la alegoría. En el análisis de libro  ''El elogio de la locura'' de Erasmo de Rotterdam, hay una referencia a este mito y encima una crítica. Insisto, el Libro VI es fundamental para comprender la teoría platónica.