viernes, 19 de junio de 2015

Platón - Menéxeno (o del discurso funebre).

Más que un libro estrictamente filosófico, Menéxeno es un libro de ejercicio retórico, el cual gira en torno a la imagen de Tucídides y la oración que hubo en su funeral. La autenticidad de este texto ha sido debatida por muchos expertos, pero una de las conclusiones que más me gusta, es que sea auténtico o no, en esencia es definitivamente un diálogo platónico. Derivando el conocimiento a otras personas o en ultima instancia a la divinidad, Sócrates aplica la dialéctica para que sus interlocutores consigan llegar a la verdad.

Referencias:

(1) Arquino: Político de la Antigua Grecia que colaboró con la integración de la democracia en Atenas en 395 a. C.

(2) Aspasia: Compañera y pareja de Pericles. Conocida por ser oradora según Sócrates. 


Menéxeno

Personajes:

- Sócrates 
- Menéxeno

El funeral público

Sócrates se encuentra con Menéxeno quien estaba en el Agora, específicamente en la cámara del consejo, donde se elegiría a alguien para hablar sobre la muerte. Esto a causa de que se llevará a cabo un funeral público.

Menéxeno dice a Sócrates que aún no se ha llegado a una decisión de quién será capaz de pronunciar tal discurso, pero Menéxeno cree que posiblemente puede ser Arquino(1) o Dion. 

Los oradores

Ciertamente dice Sócrates, los oradores en los discursos fúnebres deleitan a sus espectadores. Los encantan con bellas palabras incluso haciéndolos sentir mejor de como habían llegado. Realmente es muy bueno el trabajo que ejercen los oradores. 

Sin embargo, Sócrates al decir que aprecia el arte de ellos, en realidad lo que está haciendo es una burla. No cree en realidad que sean grandes oradores sino que más bien, entregan un placer temporal a quienes los escuchan. Y como ya sabemos, en Sócrates la apariencia es algo que dura hasta cierto punto, es temporal y no esencial. Esa es la razón del por qué Sócrates hace una burla a los oradores

Menéxeno dice que quien sea elegido quizás no pueda decir mucho debido a que la noticia es muy reciente. Prácticamente tendría que improvisar en público. No obstante, Sócrates le dice que eso no sería problema para un orador quien constantemente debe dar discursos en Atenas. En palabras de Sócrates ''puede alabar a los Atenienses tanto como a los Peloponesios''. 

Entonces, Menéxeno le dice que por qué no va él mismo a dar el discurso fúnebre. Sócrates le dice que él sería capaz de hacerlo gracias a que tiene por maestra a una excelente retórica, Aspasia(2). Pero Sócrates añade que no es necesario tener grandes maestros para pronunciar un discurso, incluso, el hombre más inferior podría hacerlo sin ningún problema.


Aspasia y su discurso

Al terminar esto, Menéxeno pregunta a Sócrates que hubiera dicho él en el discurso fúnebre. Éste dice que probablemente nada que provenga del él mismo, pero sí de Aspasia quien ya había oído la noticia del discurso fúnebre y estaba preparándolo para el momento. 

En verdad, el discurso de Aspasia está construido sobre la base de un discurso fúnebre pronunciado por Pericles. 

*Las palabras marcadas en color corresponden a las similitudes en el discurso de Tucídides.


Discurso de Aspasia

''Por lo que toca a los actos, estos hombres han recibido de nosotros las atenciones que se les debían y, tras recibirlas, emprenden el camino fijado por el destino, acompañados públicamente por la ciudad y privadamente por sus familiares. En lo que concierne a la palabra, la ley ordena tributar a estos hombres el postrer homenaje, y ello es un deber. Porque con un discurso bellamente expuesto sobreviene el recuerdo de las acciones gloriosamente efectuadas y el homenaje para sus autores de parte de los que las escuchan. Se requiere, pues, un discurso tal que ensalce cumplidamente a los muertos y exhorte con benignidad a los vivos, recomendando a los descendientes y hermanos que imiten la virtud de estos hombres, y dando ánimos a los padres, las madres, y a los ascendientes más lejanos que aún queden. ¿Qué discurso se nos revelaría como tal? ¿Por dónde daríamos comienzo correctamente al elogio de unos hombres valientes, que en vida alegraban a los suyos con su virtud y que han aceptado la muerte a cambio de la salvación de los vivos?

Creo que es preciso hacer su elogio según el orden natural en que han sido valientes. Valientes lo fueron por haber nacido de valientes. Elogiemos, pues, en primer lugar, su nobleza de nacimiento y, en segundo lugar, su crianza y educación. Después de esto, mostremos cuán bella y digna de ellas fue la ejecución de sus acciones. Primer fundamento de su noble linaje es la procedencia de sus antepasados, que no era foránea ni hacía de sus descendientes unos metecos en el país al que habían venido desde otro lugar, sino que eran autóctonos y habitaban y vivían realmente en una patria, criados no como los otros por una madrastra, sino por la tierra madre en la que habitaban, y ahora, después de muertos, yacen en los lugares familiares de la que los dio a luz, los crió y los acogió. Por tanto, lo más justo es tributar, en primer lugar, un homenaje a la madre misma, porque de esta forma resulta enaltecida, además, su nobleza de nacimiento.

Nuestro país es digno de ser alabado por todos los hombres y no sólo por nosotros, por muchas y diversas razones, la primera y principal porque resulta ser amado de los dioses. Da fe de esta opinión nuestra la disputa y el juicio de los dioses que por él rivalizaron entre sí. Si los dioses lo han elogiado, ¿cómo no va a ser justo que lo elogien todos los hombres? Se le debería en justicia otro elogio. Que en aquel tiempo en que toda la tierra producía y hacía crecer animales de toda especie, salvajes y domésticos, entonces la nuestra se mostró estéril y limpia de bestias salvajes y de entre los seres vivos escogió para sí y procreó al hombre, el cual sobresale entre los demás seres por su inteligencia y es el único en reconocer una justicia y unos dioses. Una prueba importante de mi argumento de que esta tierra engendró a nuestros antepasados y a los de estos hombres es que todo ser vivo procreador tiene el alimento apropiado para su cría, y en esto se distingue claramente la mujer que realmente es madre de la que no lo es, pero lo finge, si no lleva consigo las fuentes del alimento para el recién nacido. Pues bien, nuestra tierra y, al propio tiempo, madre nos da una prueba convincente de que ha engendrado hombres: sólo ella en aquel tiempo produjo, la primera, un alimento idóneo para el hombre, el fruto del trigo y la cebada, con el cual se alimenta el género humano de la manera mejor y más bella, por haber engendrado en realidad ella misma este ser. Y este tipo de pruebas conviene admitirlas más para la tierra que para la mujer: no ha imitado, en efecto, la tierra a la mujer en la gestación y en el alumbramiento, sino la mujer a la tierra. Y no ha reservado celosamente para sí este fruto, sino que lo ha distribuido también a los demás. Después de esto, ha suscitado para sus hijos el nacimiento del aceite, auxilio contra las fatigas. Y después de haberlos criado y haberlos hecho crecer hasta la juventud, ha introducido como sus gobernantes y educadores a los dioses, cuyos nombres que ya conocemos conviene omitir en una ocasión como ésta. Ellos han organizado nuestra vida de cara a la existencia cotidiana, al habernos educado, los primeros, en las artes y habernos enseñado la adquisición y el manejo de las armas para la defensa de nuestro país.
Nacidos y educados de esta forma, los antepasados de estos muertos vivían según el régimen político que habían organizado, el cual es oportuno recordar brevemente. Por que un régimen político es alimento de los hombres: de los hombres buenos, si es bueno, y de los malos, si es lo contrario. Es necesario, por tanto, demostrar que nuestros padres han sido criados bajo una buena forma de gobierno, merced a la cual también ellos fueron virtuosos como lo son los hombres de hoy, entre los cuales se hallan estos muertos aquí presentes. Pues estaba vigente entonces, como ahora, el mismo sistema político, el gobierno de los mejores, que actualmente nos rige y que desde aquella época se ha mantenido la mayor parte del tiempo. Unos lo llaman gobierno del pueblo, otros le dan otro nombre, según les place, pero es, en realidad, un gobierno de selección con la aprobación de la mayoría. Porque reyes siempre tenemos; unas veces lo son por su linaje, otras veces por elección. Pero el poder de la ciudad corresponde en su mayor parte a la mayoría, que concede las magistraturas y la autoridad a quienes parecen ser en cada caso los mejores. Y nadie es excluido por su endeblez física, por ser pobre o de padres desconocidos, ni tampoco recibe honra por los atributos contrarios, como en otras ciudades. Sólo existe una norma: el que ha parecido sensato u honesto detenta la autoridad y los cargos. La causa de este sistema político nuestro es la igualdad de nacimiento. Porque otras ciudades están integradas por hombres de toda condición y de procedencia desigual, de suerte que son también desiguales sus formas de gobierno, tiranías y oligarquías. En ellas viven unos pocos considerando a los demás como esclavos y la mayor parte teniendo a éstos por amos. Nosotros, en cambio, y nuestros hermanos, nacidos todos de una sola madre, no nos consideramos esclavos ni amos los unos de los otros, sino que la igualdad de nacimiento según naturaleza nos obliga a buscar una igualdad política de acuerdo con la ley y a no hacernos concesiones los unos a los otros por ningún otro motivo que por la estimación de la virtud y de la sensatez.

De aquí que, criados en plena libertad los padres de estos muertos, que son también los nuestros, y estos muertos mismos, de noble cuna, además hayan mostrado a todos los hombres muchas acciones bellas, privada y públicamente, convencidos de que era preciso combatir por la libertad contra los griegos en favor de los griegos y contra los bárbaros en favor de todos los griegos. Cómo rechazaron a Eumolpo y a las Amazonas y a otros aún antes que a ellos, que habían invadido el país, y cómo defendieron a los argivos contra los cadmeos y a los heráclidas contra los argivos, él tiempo es corto para contarlo dignamente. Además, los poetas ya lo han dado a conocer a todos, celebrando en sus cantos magníficamente su virtud. Si, por tanto, nosotros intentáramos celebrar las mismas hazañas en prosa, quizás pareceríamos inferiores. Por estas razones creo que pasar por alto estas gestas, pues ya tienen también su estimación. En cambio, creo que debo recordar aquellas otras, de las cuales ningún poeta ha obtenido una fama digna de temas tan dignos y que aún están en el olvido, haciendo su elogio y facilitando a otros el camino para que las introduzcan en sus cantos y en otros tipos de poesía de una manera digna de los que las han llevado a cabo. De las hazañas a que me refiero, he aquí las primeras: a los persas, que eran dueños de Asia y se disponían a someter a Europa, los detuvieron los hijos de esta tierra, nuestros padres, a quienes es justo y necesario que recordemos en primer lugar para enaltecer su valor. Si se quiere hacer un buen elogio, es preciso observar ese valor trasladándose por la palabra a aquella época, en que toda Asia estaba sometida, ya por tercera vez, a un rey. El primero de ellos, Ciro, tras conceder la libertad a los persas, sometió con la misma soberbia a sus propios conciudadanos y a los medas, sus señores, y puso bajo su mando el resto de Asia hasta Egipto; su hijo puso bajo el suyo Egipto y Libia, hasta donde le fue posible penetrar. El tercero, Darío, fijó por tierra los límites de su imperio hasta los escitas. Dominaba con sus naves el mar y las islas, de modo que nadie se atrevía a enfrentarse con él, y las opiniones de todos los hombres se hallaban sometidas a esclavitud: ¡tan numerosos y grandes y belicosos eran los pueblos que el poderío persa había subyugado!  

Miremos atentamente algunos fragmentos de Tucídides y nos daremos cuenta de la relación que hay entre ambos:

Fragmento del discurso de Tucídides:

''En mi opinión, sin embargo, sería suficiente que a hombres cuyo valor se ha manifestado en actos también se les tributaran los honores mediante actos, tal como hoy mismo estáis presenciando en estos funerales dispuestos por el Estado''. 

''Y quien ha hecho el favor está en mejores condiciones para conservar vivo, mediante muestras de benevolencia hacia aquel a quien concedió el favor, el agradecimiento que se le debe''.


''Ellos habitaron siempre esta tierra y, en el sucederse de las generaciones, nos la han transmitido libre hasta nuestros días gracias a su valor. Y si ellos son dignos de elogio, todavía lo son más nuestros padres, pues al legado que habían recibido consiguieron añadir, no sin esfuerzo, el imperio que poseemos, dejándonos así a nuestra generación una herencia incrementada''.

''Ellos habitaron siempre esta tierra y, en el sucederse de las generaciones, nos la han transmitido libre hasta nuestros días gracias a su valor''. 

''Explicaré, en cambio, antes de pasar al elogio de nuestros muertos, qué principios nos condujeron a esta situación de poder, y con qué régimen político y gracias a qué modos de comportamiento este poder se ha hecho grande. Considero que en este momento no será inadecuado hablar de este asunto, y que es conveniente que toda esta muchedumbre de ciudadanos y extranjeros lo escuche. Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos, y más que imitadores de los demás, somos un modelo a seguir''

''y tampoco nadie, en razón de su pobreza, encuentra obstáculos debido a la oscuridad de su condición social si está en condiciones de prestar un servicio a la ciudad''. 

Finalmente, los dos dialogantes concuerdan en que el discurso de Aspasia es muy raro y ambos se van.


Conclusión

Sin duda, uno de los libros más controversiales en cuanto a la legitimidad. Como podemos ver, no existe nada filosófico en este diálogo, salvo la exposición del discurso de Aspasia. Pudimos saber un poco más de la opinión que tenía Sócrates de los oradores, aunque a decir verdad, las pistas a las podemos encontrar en otros libros. Finalmente, una rareza entre la gran obra de Platón que nos hará pensar sobre lo importante de la apariencia en un discurso.

jueves, 4 de junio de 2015

Plato - Charmides (English edition).


Sophrosyne, an ancient Greek word that means ''temperance''. This book is accurate to continue with the previous dialog ''Laches or bravery'' because it is necessary to have temperance before and after to do an achievement. It is another dialog where Socrates and his interlocutors do not reach an appropriate definition and, therefore, it is up to the reader what can the discussed definition mean; in this case, temperance.

Charmides

Characters:

- Charmides
- Critias
- Chaerephon
- Socrates

Arriving from the battle of Potidea

Socrates had been part of the army in the battle of Potidaea. Once it was finished, he went to Taureas where Chaerephon was waiting for. 

Chaerephon wanted to know all things about the battle where Socrates had taken part, however, the news were not encouraging. As people who did not go to the battle imagined, many compatriots had died. 

Openly, Chaerephon asks Socrates for giving more details about the battle and he immediately take him to where Critias was and some other who wanted to hear what happened in Potidea.

Charmides


Before to start, Socrates asks what have happened in the city, if there is someone more beautiful, or if there is someone wiser. Chaerephon tells him that Charmides is considered the most handsome  man in the city. 

Many people say that he is one of the most handsome men not only in appearance but also in mind. He also was considered both philosopher and poet. Socrates was shocked and he would like to know him.

The soul doctor

Critias immediately calls a slave who calls Charmides in order to say him that they had a doctor for his headache. Chaerephon asks Socrates impersonates as a doctor in order to talk to Charmides.

Charmides feels curiosity that Socrates has the medicine for his headache. He tells him that medicine is composed of a leaf and a charm. They need each other because otherwise, they will not work.

Socrates learned about this medicine from Zalmoxis's Thracian doctors. What they said is in order to cure eyes, they have to cure the head first; and before to cure the head, they have to cure the body; and before to cure the body, they have to cure the soul.

In this sense, it is impossible that a body can be cured without check out the soul. The soul is responsible in two things: sickness and health of a body. Soul, says Socrates, only can be cured through ''charms''which are defined as beautiful words. Thereby, the body reaches temperance.

In addition, Critias tells Socrates that Charmides is the man who has more temperance. Socrates agrees and then he mentions the Charmides's offspring praising for his lineage. However, Socrates asks him if he already know all about temperance, or rather they need to know something about it.

Charmides says, Critias, he is not telling the truth because actually, neither Charmides knows if he is temperate. That is why Socrates asks him to investigate if he has temperance or not. 


Temperance

Charmides's first definition

If Charmides has temperance, then he probably has an opinion about it, said Socrates. From the beginning, he shows himself reluctant, but finally he made the following definition:

''I think it is a sort of quietness''

Socrates tells him he is not all wrong because many people who is quiet people call him/her ''temperance''. Now, you want to write a letter Is it better to do it fast or slow? Charmides answers that it is better to do it fast than slow.

Temperance in body

Same thing happens to lira playing, wrestling, boxing, jumping and running. If these activities are done rapidly, they will be more effective than doing them slowly. 

Taking into account these reasons, it seems to be activities that are related to body must be faster than quiet and slow. So, Where is temperance? Although temperance seems to be admirable, it is not good for a body.

Temperance in soul

Would not it be better to learn something easily or hardly? Obviously, it would be better to learn easily, and easiness necessarily implies speed, that means, to learn rapidly. Same thing happens when a person must learn something. Even in memory, it is better to recall something rapidly than slowly. 


It seems to be that shrewdness is better for the soul than quietness. If it is faster, it will be better for soul and body.

Charmides's second definition

Charmides states the following definition:

''Well, temperance seems to me to make people ashamed and bashful and so I think modesty must be what temperance really is''.

Socrates reminds Charmides that temperance besides to be admirable is good, useful and productive. In addition, Socrates reminds him an extract from Iliad where Homer says: ''Temperance is not good for a needy man''. That is why modesty cannot be connected to temperance.

Charmides's third definition

Charmides tries another definition, this time, one that he has listened somewhere. 


''To mind our own business''

Socrates feels sorry for Charmides because of listening to that. For example, a temperance teacher teaches to his students not only to write his name but also the other one's. A government that is temperate cares about all its citizens. Therefore, temperance cannot be to mind our own business.

Critias's discussion

Once this refutation was finished, Socrates wanted to know who had given that definition to Charmides. He asked if Critias had done it, but Critias denied such accusation, but the Charmides's incriminating look seems to blame him.

Then, if temperance is not to mind our own business, Is it who minds about other business? Critias said that that would be the conclusion taking into account refutation of the previous definition.

Difference between ''to do'' and ''to work''

Socrates asks Critias if ''to do'' and ''to work'' are the same thing. Critias told him that is not the same.

According to Critias, ''to do'' can be shameful if it is not accompanied by something admirable; in contrast, ''to work'' will always be good and useful. This argument is based on what Hesiod says in his work ''works and days''. Critias tell us that when Hesiod talked about that, he referred to individual work and not collective work.

So that, everything that is related to activity and ''to mind our own business'', Critias will call temperance.

Critias's second definition

Now we have another definition by Critias:


''I define temperance as the occupation of good works''

Occupation of good things means people who cares about their own businesses. However, Socrates discusses a new argument.


  • Doctors who cures people makes a good action; therefore, he would be a temperance person and at the same time he is doing something good for others.
In this way, Critias's argument would be refuted and he accepts it. Immediately, Critias tells Socrates to propose a definition.

Socrates's definition 

Socrates gives a new definition:


''Surely, it must be a science and a science of something''
Critias insists adding that temperance is science of the one risking the previous mistake about doctors. 

Nevertheless, Critias points out that this kind of art (medicine) is not very similar to other arts as calculation. When Socrates heard this, he starts to give examples with calculation.


  • Within calculation, there are even and odd numbers, but they are different from the calculation science. So, as temperance is a science, it must produce something different from itself. 
Despite that, Critias interrupts saying that other science can produce things different from itself, but temperance is the only one that cannot produce something by itself. Hence, Critias insists that temperance is the science of the one. 

Temperance and science


Socrates and Critias agree that temperance can be both science and ''no knowledge'' or ''non-science ''. Thus, the person with temperance knows what he knows and also knows what he does not know.



However, Socrates warned, this reasoning may lead to an aporia. Is it possible that science is not a science at the same time? That means, is it possible that desire does not belong to any pleasure but to itself and other desires? It would be totally absurd to talk this way.


Vision for example, is not object itself, is the object of things that are colored, moreover, it would be useless for vision saw itself. The vision can not apply its powers to itself, and science can not either.

Difficulties in defining

As they cannot reach a definitive conclusion, Socrates proposes to analyze the problem from the beginning.

It was said to have temperance and self-knowledge meant knowing and not knowing. Critias always agreed with that definition because it considers that if a man knows himself, this man will be aware of himself.

Socrates replies that that is not the point, the point is How science can know about itself can know if it being science it is not necessary to examine itself? For example. Health is known because of medicine, harmony because of music and the building because of architecture. Music can not know itself unless it is through harmony. And none of these things can be known by means of temperance.

In addition, the man who has temperance can never know medicine or architecture, as temperance is only dedicated to self-knowledge (as we said in the last definition). What use would have temperance? Socrates is trying to give a definition declared that temperance is ''knowledge of knowledge'' is likely to serve not to be deceived by false medical or men who has a false profession. But if this were so, why is medicine or architecture? Is it better to have temperance than to be doctor or to know that art?

So unfortunately it does not come to a satisfactory solution or definition.

Conclusion

Another youth dialogue where the definition is unfortunately not reached by Socrates and his interlocutors. What impressed me was the incredible amount of definitions that were given this time compared to Laques where there were only a few. In fact I think that I would take any of them without looking at the argument of Socrates. Finally, I think it is a book that teaches us much about the dialectical method to find solutions to any research.

Platón - Cármides (o de la templanza).


Sophrosyne, palabra que en el griego antiguo significa ''templanza''. Este libro es preciso para continuar el diálogo anterior ''Laques o de la valentía'', ya que es necesario tener templanza antes y después de realizar una hazaña. Este es otro diálogo donde Sócrates y sus interlocutores no llegan a una definición apropiada y por lo tanto, queda a juicio del lector qué es lo que podría ser el concepto discutido; en este caso, la templanza.

Referencias:

(1) Ciudad de Grecia ubicada en la isla calcidica.
(2) Dios de la tribu Tracia.
(3) Es decir, que se ''ocupa de sus propios asuntos''.
Cármides

Personajes:

  • Cármides
  • Critias
  • Querefonte
  • Sócrates

Llegando de la batalla de Potidea(1) 

Sócrates había sido parte del ejercito en la batalla de Potidea. Una vez acabada, se dirigió a Táureas y donde lo esperaba su amigo Querefonte. 

Este quería saber todo sobre la batalla en la que Sócrates había estado, sin embargo, las noticias no eran alentadoras. Tal como lo habían imaginado quienes no fueron a la batalla, habían muerto muchos compatriotas. 

Querefonte, sin querer esperar, le dice a Sócrates que le de más detalles de la batalla e inmediatamente lo lleva donde está Critias y algunos otros que quieren escuchar lo que pasó en Potidea. 

Cármides

Antes de comenzar, Sócrates pregunta que ha pasado en la ciudad, si hay alguien más sabio, o si hay alguien más bello. Querefonte le dice que sí hay un joven que es considerado uno de los más apuestos en la ciudad. Su nombre es Cármides. 

Se decía que era uno de los más bellos y no solo en apariencia sino también en mente. Este era considerado tanto filósofo como poeta. Sócrates queda asombrado y pide inmediatamente hablar con este. 

El doctor del alma

Critias manda a llamar inmediatamente a Cármides diciéndole al esclavo que le diga que sólo quiere que vaya por un tema médico (Cármides sufría de un dolor de cabeza). Querefonte además pide a Sócrates hacerse pasar por médico para hablar con Cármides.

Cármides siente curiosidad de que Sócrates tenga el remedio para su dolor de cabeza. Sócrates le dice que el remedio consta de una hoja y un encanto; si el encanto no se hace con la hoja, la curación sería inútil

Esta curación, según Sócrates, la aprendió de los doctores tracios de Zalmoxis(2). Lo que le decía es que antes de curar los ojos había que preocuparse de la cabeza, y antes de preocuparse de la cabeza había que preocuparse de del cuerpo, y antes del cuerpo del alma.

De esta manera, es imposible que el cuerpo pueda curarse sin una inspección sobre el alma. El alma es responsable de dos cosas: de la enfermedad del cuerpo y de su salud. El alma, dice Sócrates, solo puede ser curada a través de ''encantamientos'' los cuales define serían palabras hermosas. De esta manera, el cuerpo alcanza la templanza y se puede proceder a la curación.

A pesar de todo, Critias dice a Sócrates que Cármides es uno de los ciudadanos que más templanza tiene. Sócrates está de acuerdo y luego menciona toda la ascendencia de Cármides alabándolo por su linaje. Pero Sócrates pregunta a Cármides si es verdad que el no necesita ninguna enseñanza sobre la templanza o si más bien necesita un poco de esta. 

Cármides dice que Critias no está diciendo la verdad porque en realidad, ni el mismo Cármides sabe si tiene templanza o no. Es por esto que Sócrates le pide que se investigue sobre la templanza para ver si realmente la tiene. 


La templanza


Primera definición de Cármides

Si Cármides tiene templanza, entonces es probable que tenga alguna opinión sobre ella, dice Sócrates. Desde el principio se mostró reticente a responder, pero finalmente lo hizo con la siguiente definición:
''Creo que es algo así como la tranquilidad''

Sócrates le dice que no está del todo mal, puesto que a mucha gente que es tranquila se le dice ''templada''. Ahora, cuando se escribe una carta ¿es mejor hacerlo rápido o tranquilo? pregunta Sócrates. Cármides responde que rápido al igual que leer, también se debe hacer rápido.

La templanza en el cuerpo

Lo mismo pasa con la ejecución de la lira, las luchas, el boxeo, saltar y correr. Si estas prácticas se ven rápidas, son mucho más efectivas que haciéndolas lenta y tranquilamente. 

Al ver todas estas razones, pareciera ser que las actividades que están relacionadas con el cuerpo deben ser rápidas más que tranquilas y lentas. ¿Donde queda entonces la templanza? La templanza es realmente admirable, pero no para el cuerpo. 

La templanza en el alma

¿Será mejor aprender algo de manera fácil o con dificultad? Obviamente siempre será mejor que sea fácil, pero la facilidad significa al mismo tiempo velocidad, es decir, que se aprenda rápidamente. Lo mismo pasaría cuando se le enseña a una persona; es mucho mejor enseñar rápido que lenta y tranquilamenteCuando se intenta evocar un recuerdo siempre será mucho mejor hacerlo rápido que lento

Pareciera ser que la astucia es mejor para el alma que la quietud. Mientras más rápido sea, mucho mejor para el alma y para el cuerpo.

Por lo tanto, la templanza pareciera no ser la tranquilidad y la lentitud sino todo lo contrario. 

Segunda definición de Cármides

Cármides declara la siguiente definición:
''Bueno, la templanza parece hacer a la gente más tímida y vergonzosa y creo que la modestia debe ser lo que significa la templanza''

Sócrates recuerda a Cármides que la templanza además de ser admirable es buena, útil y productiva.  Además, le recuerda un pasaje de la Odisea de Homero donde dice ''La modestia no es buena para el hombre necesitado''.  Por eso, la modestia no estaría vinculada a la templanza. 

Tercera definición de Cármides

Cármides intenta una nueva definición, esta vez, una que escuchó por algún lado:
''Ocuparse de sus propios asuntos''

Sócrates compadece a Cármides de haber escuchado eso porque ¿Acaso un maestro templado enseña solamente a escribir el nombre de su alumno, o también el de otros?, ¿Acaso un gobierno que es templado no gobierna para sus ciudadanos? De esta manera, la templanza no podría ser ocuparse de los propios asuntos. 

Discusión con Critias

Al terminar esta conclusión Sócrates quiso saber quién le había dado esta conclusión a Cármides. Preguntó si acaso había sido Critias y este dijo que de ninguna manera lo había hecho, pero la mirada acusadora de Cármides pareciera incriminarlo. 

Entonces, si no es quién se preocupa de los asuntos de los demás, ¿será templado quien se preocupe de los asuntos de los demás? Critias dice que si estamos negando que alguien que se preocupa de sus propios asuntos es templado, entonces si lo sería alguien que se preocupa de los asuntos de los demás. 

Diferencia entre hacer y trabajo

Sócrates pregunta a Critias si son lo mismo ''ocuparse de'' y ''hacer''. Éste responde que no son lo mismo y que incluso, trabajar hacer no son lo mismo.

Según Critias, ''hacer'' puede caer en desgracia si no va acompañado de lo admirable; en cambio, el trabajo siempre será provechoso y bueno. Este argumento de Critias se basa en lo dice Hesíodo en su obra ''Los trabajos y los días''. Critias nos dice que cuando Hesíodo hablaba de esto, lo decía en cuanto a los trabajos personales y no a las ocupaciones de otros.

De modo que a todo lo que sea actividad y ''preocuparse de los asuntos propios'', Critias lo llamará templanza

Segunda definición de Critias

Critias la define de la siguiente manera:
''Defino la templanza como la ocupación de las buenas obras''

Y a este ocuparse, por supuesto, se refiere a las personas que sólo se ocupan de sus propios asuntos. Sin embargo, Sócrates arremete con un buen argumento.  


  • El médico al curar hace una buena acción; por lo tanto, sería una persona con templanza, pero a la vez está haciendo algo por los demás.

Así quedaría refutado el argumento de Critias y así él lo acepta. Inmediatamente a esto, Critias emplaza a Sócrates que proponga una definición. 

Intento de definición de Sócrates

Sócrates aventura una definición:


''Claramente debe ser una ciencia y una ciencia de algo''

Critias inmediatamente insiste que ademas es la ciencia de lo uno(3). Aunque de nuevo puede caer en el argumento anterior de los doctores. 

Sin embargo, Critias señala que este tipo de arte (la medicina) no es igual a otros artes como por ejemplo, el cálculo. Al escuchar esto, Sócrates comienza a dar algunos ejemplos con el cálculo.


  • Dentro del cálculo existen números pares e impares, pero estos son distintos de la ciencia del cálculo. Entonces, así como la templanza es una ciencia, ésta debe producir algo que es diferente de ella. 
No obstante, Critias interrumpe diciendo que las otras artes sí producen cosas distintas a ella, pero la templanza es la única que no produce cosas distintas a ella. Por lo tanto, se insiste en que la templanza es la ciencia de lo uno. 


La templanza y la ciencia

Sócrates y Critias concuerdan en que la templanza pueda ser ciencia y a la vez ''ausencia de ciencia'' o ''no-ciencia''. De esta manera, la persona con templanza sabe lo que sabe y además sabe lo que no sabe. 

No obstante, advierte Sócrates, este razonamiento puede llevar a una aporía. ¿Es posible que una ciencia no sea ciencia al mismo tiempo? Es decir, ¿es posible que el deseo no pertenezca a ningún placer si no que a sí mismo y a los demás deseos? Sería totalmente absurdo hablar de esta manera.

La visión por ejemplo, no es objeto de sí misma, es objeto de las cosas que son coloreadas, por lo demás, sería inútil que la visión se viera así misma. La visión no puede aplicar sus facultades a sí misma, así como la ciencia tampoco puede hacerlo.

Dificultades para la definición

Como se puede llegar a una conclusión definitiva, Sócrates propone analizar el problema desde el principio. 

Se decía que tener templanza y conocerse a uno mismo significaba saber y no saber. Critias siempre estuvo de acuerdo con esa definición porque considera que si un hombre se conoce a sí mismo, pues ese hombre tiene conocimiento de sí mismo.

Sócrates objeta que ese no es el punto, el punto es ¿Cómo un saber puede saber de sí mismo si ya siendo saber no es necesario examinarse a sí mismo? Por ejemplo. la salud se conoce por la medicina, la armonía por la música y la edificación por la arquitectura. La música no puede conocerse a sí misma a menos que sea a través de la armonía. Y ninguna de estas cosas se pueden saber por medio de la templanza.

Además, el hombre que posea templanza no podrá jamás saber de medicina o de arquitectura, puesto que la templanza solo se dedica al conocimiento de sí misma (como habíamos dicho en la última definición). ¿Qué utilidad tendría entonces la templanza? Sócrates trata de darle una utilidad diciendo que al ser ''el saber del saber'' es probable que sirva para no ser engañados por falsos médicos o por hombres que ostenten una profesión falsa. Pero si esto fuera así, ¿para que está la medicina o la arquitectura? ¿será mejor tener templanza y no médico para saber de aquél arte? 

Así, lamentablemente no se llegaría a una solución o definición satisfactoria. 


Conclusión

Otro diálogo de juventud donde la definición lamentablemente no es alcanzada por Sócrates ni sus interlocutores. Lo que me impresionó fue la increíble cantidad de definiciones que se dieron esta vez en comparación a Laques donde solo habían unas cuantas. De hecho creo que me quedaría con alguna de ellas sin mirar la argumentación de Sócrates. Finalmente, creo que es un libro que nos enseña mucho sobre el método dialéctico de encontrar soluciones a cualquier investigación.