miércoles, 11 de febrero de 2015

Platón - Parménides (o de las ideas).

Parménides fue un filósofo griego que vivió en Grecia, específicamente en la ciudad de Elea. Se caracterizaba principalmente por su teoría del ser, la cual postulaba que el ''ser'' era eterno, infinito e inmutable y que éste ''ser'' no podía ser al mismo tiempo ''no-ser''. Todo lo contrario a su contemporáneo Heráclito quien decía que el ''ser'' va cambiando constantemente. La teoría del flujo postulaba que siempre todo va cambiando, somos como un río el cual nunca tiene las mismas aguas o como el fuego que nunca es el mismo debido a que siempre se está moviendo. Dos posturas irreconciliables que acabaran por influenciar a miles de filósofos posteriores. En este libro tenemos numerosos personajes incluso Aristóteles quien fuera el alumno de Platón.


ANTES DE LEER: Compréndase que ''idea'' y ''forma'' se tratan indistintamente. En muchas versiones de Parménides la palabra ''forma'' es sustituida por ''idea''.

Referencias:

(1) Fue una ciudad perteneciente a la Antigua Grecia. Actualmente es la ciudad de Urla en Turquía.
(2) Personajes del libro La República.
(3) Zenón de Elea (490 a.C - 430 a.C) era discípulo de Parménides y perteneció a la escuela eleática.
(4) Eran unas fiestas dedicadas a Atenea que se hacían en la Antigua Grecia.
(5) Se encuentran en ''Sobre la naturaleza'' versos 37 y 38.
(6) Recordemos la base de la filosofía de Parménides, el ser no puede ser un ''no-ser''.
(7) La misma separación que hará Platón en la alegoría de la linea y la alegoría de la caverna.
(8) Esta es la argumentación que Aristóteles llamará ''Argumentación del tercer hombre'' (ATH)
(9) Esta afirmación se encuentra en ''Sobre la naturaleza'' versos 25, 26 y 27.
(10) Hay dos versiones que he encontrado con respecto a ésta frase. Una dice ''ser en algo'' y la otra ''entrar en una cosa''.


Παρμενίδης

Personajes

- Cefalo
- Adimanto
- Glaucón
- Antifon
- Pytodoro
- Sócrates
- Zenón
- Parménides


Encuentro en Atenas


Céfalo, quien venía desde Clazomenas(1) a Atenas, se encontró con Adimanto y Glaucón(2) en la plaza pública en busca de Antifón, hermano de madre de Adimanto, para que les relatase una conversación que Sócrates habría sostenido con Parménides y Zenón. Adimanto les dice que Antifón vivía en Melite, y se dirigen inmediatamente allá. Después de algunos reparos, finalmente Antifón accedió a dar el relato.


Zenón y la obra

Parménides y Zenón(3) asistían a las Panateneas(4) y se alojaron en casa de Pytodoro donde se acercó Sócrates y otros ciudadanos que quisieron escuchar una obra de Zenón. 

A falta de Parménides, el cual había salido por un rato con Pytodoro, Zenón dio lectura de la obra y todos la escucharon. Cuando estuvo apunto de terminar, justo en ese momento llegaron Parménides, Pytodoro y Aristóteles.

La unidad y la multiplicidad

Sócrates pide que se reconsidere la primera hipótesis del argumento el cual es el siguiente.

  • Es imposible que los seres sean múltiples y a la vez semejantes y desemejantes, puesto que un ser semejante no puede ser a la vez desemejante.

Si es imposible que lo semejante sea desemejante y viceversa, es imposible también que exista lo múltiple. Sin embargo, considerando la obra de Parménides, Sócrates le dice directamente a éste, que Zenón quiere prescindir de su obra(5) y de su amistad porque Parménides afirma que el ''Todo'' es uno. Así, quedarían los dos amigos con posturas muy distintas.

Parménides: El Todo es uno.
Zenón: Lo múltiple no existe.

Esperando una explicación, Zenón advierte a Sócrates que su libro jamás pretendió disentir de la obra de su maestro, al contrario, es una defensa a la filosofía de Parménides. Sócrates acepta esto por el momento, pero prefiere irse al meollo del asunto con la siguiente interrogante.

Si bien la semejanza y la desemejanza son distintas, todos participamos dentro de ellas (lo múltiple), puesto que todos somos distintos. Dentro de ésta multiplicidad, tenemos las cosas que son semejantes y desemejantes, pero también, al estar estas dos características dentro de la multiplicidad, podemos decir que todas estas cosas son semejantes y a la vez desemejantes. Pero esto no es lo que verdaderamente sorprende a Sócrates, lo que realmente le sorprendería sería que la esencia de lo uno pertenezca a lo múltiple y viceversa.

En todo caso, Sócrates ejemplifica aún más su razonamiento diciendo que siendo él un hombre, participaría de la multiplicidad, puesto que tiene un lado derecho, uno izquierdo, una parte trasera, una delantera, una superior e inferior. Como también puede participar de lo uno como hombre, por ejemplo, si se empezara a contar a Sócrates en un grupo de hombres, a él tendría que darse un numero. 

Sócrates:

Participa de la multiplicidad: Todas sus partes son distintas.
Participa de lo uno: Al contabilizarlo como un hombre dentro de un grupo de hombres.




Parménides y su respuesta

Pytodoro comentaba que con mucho respeto y admiración, Parménides y Zenón escuchaban a Sócrates cada palabra que él les ofrecía. De pronto, Parménides interviene para hacer a Sócrates algunas preguntas. ¿Existe una forma separada del hombre y de las cosas? Sócrates, quien en ese tiempo era muy joven, consideraba que no era así, solo las cosas que logramos ver pueden existir. 

La unidad y la multiplicidad según Parménides

La juventud que tenía Sócrates en ese momento, le hacía ignorar las formas, pero Parménides le pregunta si las cosas que participan de la magnitud (multiplicidad), al mismo tiempo participan de lo grande (unidad). ¿Es posible que la forma este presente dentro de la multiplicidad? ¿Que lo grande este en la magnitud? Sócrates contesta que sí, pero si fuera así entonces la forma tendría que estar separada de sí misma.

Sin embargo, el joven Sócrates agrega que no necesariamente es así, puesto que puede una cosa ser única y múltiple al estar expuesta al día (unidad) presente en todas las cosas de la tierra(multiplicidad)

*Voy a darles un ejemplo yo mismo (el autor del blog):

  • Supongamos que tenemos muchos lugares. Estos lugares, que serían lo múltiple, participan del día (la unidad) así como el día participa de ellos. Es decir, el día está presente en los lugares y los lugares en los días. Tenemos por lo tanto, la unidad en lo múltiple y lo múltiple dentro de la unidad.  



Parménides acepta esto, pero le pone otro ejemplo. Si unos hombres se taparan con un velo, estaríamos hablando de que la unidad (el velo) encierra la multiplicidad (los hombres). El velo no está extendido sobre cada uno de los individuos, sino que una parte del velo está extendido a un solo individuo y otra en otro. Así, no se hallará el todo (el velo) en cada una de las partes (los hombres), sino que las partes (los hombres) en cada parte del todo (el velo).

La forma (o idea) y la multiplicidad

Sócrates se niega a aceptar que la unidad este en los hombres sin dejar de ser unidad(6). No obstante, Parménides insiste con más ejemplos. 
  • Imaginemos por un momento que tenemos 5 edificios. A cada uno de ellos se les dará una pequeña parte de la ''magnitud en si'', es decir, se los hará más grandes, pero si nos fijamos en un solo edificio ¿se puede decir que es más grande si a cada uno de ellos se les dio una parte pequeña de la magnitud en sí?

Por lo tanto, si a un edificio le damos una pequeña parte de la magnitud, entonces esa pequeña parte de magnitud tendría que llamarse de otro nombre o bien re definir el concepto de magnitud. 

Podríamos hacer el mismo ejercicio con lo pequeño. Supongamos que tenemos lo pequeño en sí




Si quitamos una parte de lo pequeño en sí, quedaría mas o menos así.





De esta manera, la parte que fue separada de lo pequeño en sí, se llamaría ''más pequeño''. Así, lo pequeño en sí, sería más pequeño que lo ''más pequeño'' lo cual es imposible. En efecto, ¿como podríamos decir que lo pequeño en sí es más grande que lo más pequeño? Sócrates afirma también que esto es imposible.

Lo incognoscible de las formas

Sócrates acepta todo esto y además, Parménides, le dice que los pensamientos también están presentes en las cosas, puesto que no pueden existir los pensamientos de nada. Este tipo de pensamiento es una ''forma'' que represente una pluralidad de cosas en un solo concepto. Hombres (pluralidad) grandes (forma).

Aún hay un problema mayor de resolver, dice Parménides, y este se trata de la cognición de las ''formas''. Por supuesto, alguien que solo se deja convencer por lo que ve (como el joven Sócrates lo había dicho hace un momento), no podría jamás ver las formas. Parménides le aclara a Sócrates que las formas pertenecen a otro tipo de realidad. Por ejemplo.

  • Si alguien fuera señor o esclavo de alguien, éste no participaría del soberano en sí, ni de la esclavitud en sí. Al ser un hombre, solo mantiene una participación con los hombres, puesto que la soberanía y la esclavitud pertenecen a otro tipo de realidad.
Por esta razón, tenemos dos distintas realidades: La de los hombres (realidad sensible) y la de las formas (realidad inteligible)(7). Ninguna de estas realidades inteligibles pertenecen a nuestra realidad ni tampoco podemos interferir en ellas. Tenemos así, dos realidades independientes la una de la otra.

Queda aún algo que decir de la teoría de las formas. Primero tenemos que hay cosas que participan de lo grande, luego tenemos lo que significa lo grande en sí. Pero, ¿en que modelo se basa lo grande en sí para ser grande en sí? tendría que tener un modelo y este modelo tendría que tener otro y así hasta el infinito (8).

Dios y la ciencia en sí

Divididas así las dos realidades fundamentales, la ciencia en sí, sería el estudio de estas realidades en sí (las formas). No se puede participar de las cosas en sí porque el ser humano no puede alcanzar la ciencia en sí. Por lo tanto, lo bello, lo justo y lo bueno, son incognoscibles para el hombre, puesto que estas cosas participan de las cosas en sí.

Además, este tipo de ciencia sería más perfecta que la ciencia de los hombres. De este modo, el único que podría participar de las cosas que estudia la ciencia en sí, es Dios. Ahora ¿es posible que Dios, quien pertenece a la ciencia de las cosas en sí, pueda participar y conocer la ciencia del hombre? En un principio quizás esto no sea posible porque la ciencia en sí no participa de nuestra ciencia. Entonces, no sería posible conocer a Dios a través de la ciencia de los hombres debido a la diferencia de realidades.

Parménides y Aristóteles: Lo uno y lo múltiple

Aún quedan cosas para discutir y la empresa no es nada fácil según Parménides. Éste le pide a Sócrates que sea Zenón quien pueda continuar con el diálogo, pero él tampoco se siente capaz y todos ruegan a Parménides continuar. Finalmente acepta, pero el participante en esta ocasión sería Aristóteles.

¿Qué es lo uno?

Lógicamente, lo uno no puede ser pluralidad porque de otro modo, tendría que ser parte. 

  • Lo Uno no puede ser parte ni tampoco un todo
  • La parte es una parte del todo y no un todo. 
  • El todo sería aquello a lo que no le falta ninguna parte. 

Por ende, lo Uno, si no tiene partes no tendrá comienzo ni fin porque si tuviera partes, entonces tendría como empezar. Por lo tanto, lo Uno es ilimitado(9) y también carece de figura, ya que no sería recto ni circular y si así fuera, entonces lo Uno tendría partes lo cual es imposible.

Sin embargo, si no participa del origen ni del fin,  si no participa entonces de la realidad en sí y la otra realidad, ¿donde se sitúa lo Uno? Empecemos desde el principio.

¿Por qué lo Uno no puede participar de las cosas en sí?

R: Porque estaría rodeado por sí mismo. Estar en algo y no verse rodeado es imposible y si está rodeado, significa que tiene límites, pero como dijimos hace poco, lo Uno no tiene límites.

¿Por qué lo Uno no puede participar de las otras cosas?

R: Al estar en otro que no fuera él, tendría que verse rodeado por el ser en el que se encontrase. Siguiendo la misma lógica, esto no puede darse en lo Uno, puesto que no tiene límites.

Como conclusión lo Uno no estaría en ninguna parte. 

La movilidad y la inmovilidad en lo Uno.

Ahora Parménides se propone resolver si lo Uno se mueve o en realidad es inmóvil. Existen dos tipos de movimiento: traslación y alteración. Lo Uno no puede tener movimiento de alteración porque de ser así, ya no sería Uno. ¿Podría tener un movimiento de traslación? En cierto sentido sí, pero tendría que ser un movimiento en un mismo lugar y girar en círculos en su propio eje, o trasladarse de un lugar a otro. Si es así, tendría que descansar en un centro y tendrá que ver moverse alrededor de él, todas las demás partes. Pero si acordamos que lo Uno no tiene partes ¿Cómo podría moverse en sí mismo? Luego, lo Uno no puede moverse.

Con todas estas explicaciones de lo Uno, sería aún más difícil imaginar que lo Uno pueda llegar a ser en algo(10). Porque si aceptáramos el movimiento de traslación, al moverse el ser, tendríamos que decir que el ser llega a ''ser'' en algo. Si alguna cosa tiene la capacidad de recibir algo, ésta cosa solo puede recibir algo por partes y como lo Uno no tiene partes, entonces no podría ser en algo. 


Imaginemos por un momento que ''A'' es lo Uno y ''B'' es la cosa que lo recibe.





Si ''A'' tuviera que entrar en ''B'', solo podría ser en partes.



Así, la única forma que ''A'' pudiera entrar en ''B'' a través del movimiento de traslación, tendría que hacerlo por partes. Puesto que lo Uno no tiene partes, entonces no puede llegar a ser en algo. Tampoco puede moverse porque no puede permanecer en otro lugar y tampoco puede permanecer en el mismo debido a que como es infinito y no termina, puede encontrarse en todas partes.

Lo diferente y lo idéntico en lo Uno

Este pensamiento parece ser más simple. Si lo Uno fuera diferente de sí mismo, tendría que ser otra cosa diferente a lo Uno. Y si fuese idéntico a otro, realmente ya no sería Uno, si no que tendría que ser eso ''otro''. Así, no puede ser idéntico a otro ni diferente de sí mismo.

No puede ser diferente de otro porque lo que es Uno, no puede ser otro. Por lo demás, la naturaleza de lo Uno no es lo mismo que la naturaleza de lo idéntico, puesto que lo Uno no puede ser idéntico a lo otro.

Lo igual y desigual en lo Uno

Si lo Uno fuera igual, tendría que tener las mismas medidas de lo que es igual, lo cual es imposible, ya que lo Uno no puede ser idéntico como lo habíamos visto en el párrafo anterior. Tampoco podría ser desigual con respecto a otras cosas, puesto que si fuera así, tendría que tener partes, por ejemplo, si lo Uno es más grande que una cosa, se asume entonces que lo Uno tiene más partes. Esto es imposible ya que lo Uno no tiene partes.

Lo viejo y lo joven en lo Uno

¿Podría ser viejo o joven lo Uno? Pues aquí tenemos otro imposible, ya que si fuera viejo o joven, tendría que diferenciarse de otro y ya dijimos que lo Uno no se puede comparar. Por lo tanto, al mismo tiempo podremos decir que lo Uno, no participa del tiempo, así como tampoco participa del ser debido a que el ''ser'' por el solo hecho de ''ser'' ya está participando del tiempo. 

El ser y lo Uno

Lo Uno no puede existir sin participar del ser. Por esta razón, el ser será ser de lo Uno, sin ser idéntico a lo Uno. De esta forma, solo se puede decir que lo Uno existe si participa del ser. El ser le da existencia a lo Uno y por eso lo Uno ''es''. 

Se quiere puntualizar que lo que ''es'' es diferente de lo Uno. Porque si lo Uno existe, entonces lo Uno debería tener partes. Así se construye el primer término con relación a lo Unolo Uno que existe.

Hasta ahora tendríamos 3 categorías de lo Uno:

  1. Lo Uno
  2. El ser de lo Uno
  3. El Uno que existe


Lo Uno que existe, es a la vez un todo donde el ''ser'' y lo Uno son partes. Pero si esto llega a ocurrir tendríamos que decir que lo Uno es parte y a la vez pluralidad y esto no podría ser posible. ¿Cual es la diferencia entre el ser y lo Uno? En efecto, Lo uno no se diferencia del ser por su Unidad y el ser no se diferencia de lo Uno por su ser, si no que se diferencian por lo ''otro en sí''. Entonces lo ''otro en sí'' no es idéntico a lo Uno ni tampoco al ser.

Los Números y lo Uno

Es posible nombrar al ser y a lo Uno al mismo tiempo. Y Para nombrar a los dos en una sola unión tendría que decir ''ambos''. Si nombramos dos cosas , es preciso que cada una de ellas sea una, por ejemplo, El ser y lo Uno, los dos serían una unidad. Si se añadiera una cosa más serían 3 y el 3 es impar. De aquí se dice que el número 2 es par y el número 3 es impar. Por lo tanto, no existe ningún número con una existencia innecesaria (o que ''no-sea''). Finalmente, si lo Uno existe es necesario que los números también existan.

Sin embargo, si el número existe tenemos que decir que la multiplicidad también existe. Por otro lado, los números igualmente participan del ser de una manera infinita y los seres; por lo tanto, tienen existencia y no están privados de ella.

El ser ha sido distribuido por todos los seres para que existan. En otras palabras, el ser está dividido en muchas partes, ya que la existencia es múltiple. Es imposible que una parte sea y a la vez no sea. Es imposible que una parte sea a la vez nada. Así, lo Uno se encuentra en cada una de las partes del ser y está dividido. ¿Es correcta ésta afirmación si dijimos que lo Uno no podía ser parte? Evidentemente no.

Lo Uno y el todo

Lo Uno está en todas partes y en todo porque de otra manera, tendría límites y ya dijimos que lo Uno es ilimitado. El todo no puede estar en todas las partes (porque si lo estuviera, tendría que convertirse en una de las partes del ''todo'') ni en algunas (porque si lo estuviera, lo más estaría en lo menos). Luego, es preciso afirmar que el ''todo'', no se encuentra en ninguna parte. 

No obstante, si el todo no se encuentra en ninguna parte, no lo podríamos llamar ''todo'', sino que ''nada'', pero como no es ''nada'' tiene que estar necesariamente en otra cosa. Parménides quiere responder a ésta inquietud con el concepto de movimiento.

Si una cosa está en reposo, significa que está dentro de otra y que además no sale de ahí. Ahora, esa cosa que está dentro de otra, nunca está en lo mismo, puesto que está en otra cosa. Pero si está en otra cosa, también se puede decir que no está en reposo, sino en movimiento. Así, lo Uno que está siempre en sí mismo y en otra cosa al mismo tiempo, esté igualmente en movimiento y en reposo.

Como habíamos establecido anteriormente, lo Uno es idéntico y diferente de sí mismo e idéntico a las otras cosas, como también es diferente. Sin embargo, lo Uno ¿podrá ser distinto que lo Uno? Aristóteles dice que no puede ser distinto de sí mismo. Pero si fuera así, si lo Uno está dentro de una cosa que es también lo Uno, entonces los dos se diferencian. Entonces, lo uno está tanto dentro de sí mismo como en las demás cosas.

Lo mismo y lo otro

Estos dos conceptos, que por lo demás son contrarios, no se pueden encontrar el uno con el otro. lo mismo y lo otro no son iguales. Y puesto que lo otro jamás está en lo mismo, jamás estará en ningún ser (ni en e que ''es'' ni en el que ''no-es''). Extrapolando esto a lo Uno, lo Uno no podría ser jamás no-Uno. A su vez, lo no-Uno no podría ser un número. Pero dijimos anteriormente que lo Uno se encontraba en todas partes y en todas las cosas, entonces lo Uno y lo no-Uno serían lo mismo. Aristóteles queda un poco confundido con esto y Parménides intenta explicarlo en el siguiente apartado.

Los nombres y lo otro

Un nombre se puede pronunciar muchas veces o una sola vez. No importa cuantas veces se haya dicho el nombre, puesto que siempre ese nombre se va a referir a un mismo objeto y no a otro. Si decimos ''otro'' muchas veces, no estamos cambiando el significado muchas veces, sino que estamos repitiendo el nombre de un mismo objeto.

Cuando se dice que lo ''otro'' es diferente de lo Uno y que lo Uno es diferente de los otros, solo nombramos una misma cosa que sería lo ''otro''. Ahora, los seres que experimentan las mismas cosas (como en este caso lo Uno y lo otro), comparten a la vez cierta semejanza. En este caso se verían dos conceptos: semejanza y desemejanza.

Semejanza: Lo Uno y lo otro experimentan lo mismo.
Desemejanza: Lo Uno y lo otro son diferentes en cuanto a su totalidad.


El contacto y el no contacto de lo Uno

Lo Uno tiene tanto contacto consigo mismo como con los otros porque al estar en las demás cosas, necesariamente debe haber un contacto entre ellas. En efecto, lo Uno tiene contacto consigo mismo y contacto entre las otras cosas. 

No obstante, para que exista contacto deben haber dos participantes (o dos seres) y lo Uno no puede ser dualidad al mismo tiempo que es Uno. Entonces, ¿Cómo es posible que lo Uno se contacte a sí mismo? Simplemente por el hecho de estar consigo mismo, lo Uno esta en contacto consigo mismo. 

Ahora, si dijimos que lo que no es Uno (es decir lo no-Uno) no se puede tomar como un ser, puesto que no tiene número ¿Cómo es posible que lo Uno tome contacto con algo que no es un ser? En efecto no pueden estar en contacto.

En resumen, lo Uno puede y no puede estar en contacto con las demás cosas como consigo mismo.

Revisión de lo Uno

Lo igual y desigual en lo Uno (2)

Si reducimos a lo Uno en cuanto a magnitud o pequeñez, descubriremos que lo otro será o más pequeño o más grande que lo Uno. En todo caso, si la pequeñez o la magnitud han de darse en lo Uno, tendrán que darse en el todo o en las partes.

  • Si se da en el todo, éste se extenderá hasta envolver a lo Uno.
  • Si se da en al pequeñez, ésta se extenderá hasta envolver a lo Uno. 


Pero ¿Será posible que lo pequeño envuelva a lo Uno y tengan la misma proporción? Por supuesto que no. La pequeñez solamente se puede dar en una parte y no en todo, de lo contrario no sería pequeñez. Lo mismo conviene para la magnitud y lo único que puede ser más grande que lo pequeño, es la magnitud en sí y lo más pequeño que la magnitud, es lo pequeño en sí. Por lo tanto, lo Uno no tiene pequeñez ni tampoco magnitud. Solo estará en paridad e igualdad consigo mismo.

Lo viejo y lo joven en lo Uno (2)

Si bien habíamos dicho que lo Uno no participa del tiempo, el ser si participa del tiempo, puesto que conforma los 3 tiempos verbales que conocemos: ''era'', ''es'' y ''será''. No olvidemos que lo Uno también es el ser puesto que el ser tiene un número y lo Uno también. Entonces, lo Uno, al avanzar con el tiempo, se hace más viejo, pero no olvidemos que se hace viejo por ser joven. Por lo tanto, lo Uno se hace más viejo y más joven que sí mismo todo el tiempo como también no se hace ni más viejo ni más joven con respecto a los ''otros''. 

La movilidad y la inmovilidad en lo Uno (2)

En cualquiera de estos dos tipos de movimientos, el lugar donde ocurren deben estar fuera del tiempo. Esto es debido a que un ser no puede moverse y parar de moverse mientras el tiempo transcurre. Sería factible preguntarse ¿donde se da el movimiento del ser? Parménides añade un concepto, ''Instante''. Esta palabra está definida por Parménides de la siguiente manera:

''El punto en que se pasa de un cambio a otro'' 

Es aquí donde lo ''instantáneo'' se sitúa entre el movimiento y la inmovilidad y está situada fuera del tiempo. Lo Uno debe llevar este cambio de inmovilidad y movilidad a través del instante. 

Lo Uno y lo otro

Diferenciamos a lo Uno de los otros porque precisamente, éste último es distinto de lo Uno. Los otros son distintos de lo Uno debido a que tienen partes, pero las partes son partes de un todo; si tuviéramos una parte y la dejáramos aislada, ya no sería una parte, sino que sería un todo. Entonces, la parte, como forma parte de un todo, también participa de lo Uno así como participa del todo.

Si bien participan de lo Uno, los otros no son lo Uno. En efecto, los otros, que son considerados como partes, tienen límites y lo Uno es infinito. De esta forma lo Uno y lo otro son semejantes desemejantes entre sí todo el tiempo.

El ser y lo Uno (2)

Si lo Uno no existe, ¿se podrá decir que lo no-Uno existe? 

  • Si lo Uno no existiese, se tiene que tener un conocimiento de lo Uno, porque de otra manera, no se sabría de qué se está hablando.

Sin embargo, lo que no existe tiene atribuciones como ''aquel'', ''algo'', ''aquello'' o ''estos''. De esta manera se dice que lo Uno no puede existir si no existe. Finalmente la semejanza entre lo no-Uno y lo Uno, no existe, solo el Uno es semejante así mismo.

El ser pasaría del no-ser y lo Uno tendría a su vez una participación en el ser. De este modo, parece ser que lo Uno, aunque pase al no ser, sigue existiendo. Entonces, lo Uno parece ser y no ser al mismo tiempo, como también parece ser que estaba con movimiento y sin movimiento.

Por otra parte, lo Uno que no es, es a la vez ''móvil'' puesto que tienen un cambio del ser al no-ser. Como también se puede decir que no se mueve porque aisladamente, lo Uno que no es, no es  lo Uno que es; por lo tanto permanece inmóvil.

  • Lo Uno que no es permanece inmóvil y se mueve.

Ahora, si lo Uno que no es se mueve, es preciso que lo haga alterándose. Pero si lo Uno que no es no se mueve (que como dijimos antes es perfectamente posible), tampoco se podría alterar.

  • Lo Uno que no es se altera y no se altera.



Si lo Uno que no es se altera, podríamos decir que a la vez perece y si no se altera no perece; por lo tanto..

  • Lo Uno que no es, si se altera, llega a ser y perece y también si no se altera no llega a ser ni perece.



Sin duda, a Parménides le surge un razonamiento muy factible. Lo que no es ¿puede participar del ser? Evidentemente, no puede participar del ser en modo alguno; y en otra perspectiva, lo que no es no puede tener el ser ni tampoco perderle. Así, lo anteriormente explicado, queda rebatido por las siguientes afirmaciones:

  • Lo Uno que no-es no perece ni llega a ser
  • Si no llega a ser no puede alterarse
  • Si no se altera no puede moverse
  • Si no se mueve no se da en ninguna parte
  • Si no se da en ninguna parte no participa de la magnitud ni de la pequeñez
  • Por último, lo Uno que no-es, no tiene determinación alguna

Finalmente, se mantiene la tesis de Parménides al decir que el ser no es lo mismo que el no-ser, o lo Uno no es lo mismo que lo no-Uno




Conclusión


Como podemos ver, es Parménides quien se apodera de todo el diálogo, y no Sócrates con quien ya estábamos acostumbrados. Este libro va a ser una ayuda para estructurar la filosofía platónica sobre todo por la teoría de las formas de Platón. Es curioso ver también al alumno de Platón, Aristóteles, conversando con Parménides, aunque sea solamente haciendo afirmaciones a las aseveraciones de Parménides, o preguntas que en realidad no tenían mayor relevancia. Un libro con bastante complejidad, su lectura debe ser pausada y gradual, de otro modo, no se entiende nada.