El tema de la Santísima Trinidad ha sido de profunda discusión en la antigüedad, sobre todo en la época del Imperio Romano, específicamente en el ámbito teológico filosófico cristiano. Con una introducción a su suegro Quinto Aurelio Memius Símaco, Boecio nos trae una obra que defiende el concepto de Santísima Trinidad, catalogándolo como un descubrimiento que no puede conservar tiene que compartirlo. Veamos este interesante tratado que pertenece a la Opuscula Sacra donde se contienen todas la obras teológicas del filosofo.
Referencias:
(1) Boecio asume que el lector sabe que el nombre completo del orador es ''Marco Tulio Cicerón''
(2) La teoría de la forma como sujeto ha sido ampliamente debatida entre los intelectuales. Hay quienes firman que Aristóteles efectivamente no concordaba la forma con el sujeto, y otros que sí lo hacen. En lo sucesivo, Boecio nos dirá la forma en que sí es posible que el sujeto y la forma se unan.
(3) Para Boecio habrían dos tipos de relaciones: aquellas que se predican del sujeto externamente y otra que es como accidente mismo.
Sobre la
Trinidad
Aquello que es y no es
Boecio nos dice que el Padre es Dios; el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, por lo tanto los tres son Dios y no tres dioses. Sin embargo, hay quienes disminuyen o aumentan a cada una de las personas de la Trinidad.
- Arrianos: disminuyen la Trinidad por grados y la ponen como pluralidad
Por otro lado, también está el concepto de otredad que es la fuente de la pluralidad. Siempre que se habla de ''otro'' entonces se está formando inmediatamente la pluralidad. También, la pluralidad se entiende en género, especie y número.
- Género: un hombre y un caballo son lo mismo porque pertenecen al mismo género: animal
- Especie: Catón y Cicerón son lo mismo porque pertenecen a la misma especie: hombre
- Número: Tulio y Cicerón son lo mismo porque los dos son uno en número(1)
Todo ser es un ser en cuanto a su forma. Una estatua no es efigie de un animal a partir del bronce, sino que acorde a la forma que ha sido impresa en el bronce, además el bronce no es llamado bronce acorde a la tierra que es su materia, sino que en cuanto a su figura de bronce. La tierra tampoco es llamada tierra por su materia, sino que por su sequedad y peso que son sus formas.
Por lo tanto, nada es llamado por su materia sino que por su forma.
Ahora bien, la sustancia divina es forma sin materia y por lo tanto, la forma es aquello que es y las otras cosas no son lo que ellas son. Estas cosas que no son aquello que son deben su existencia a partir de sus partes, a partir de su composición. Por ejemplo, el hombre es alma y cuerpo, no alma o cuerpo; por lo tanto, el hombre es esto y aquello (alma y cuerpo), lo que significa que no es lo que es.
Sin embargo, aquellas cosas que efectivamente son podemos decir que verdaderamente son lo que son, y en este sentido, son el grado más ''fuerte y hermoso'' porque no dependen de nada. Y en estos seres no hay género, no hay especie y tampoco hay número, y no puede ser sujeto porque las formas no pueden ser sujetos(2).
No obstante, hay formas que pueden estar sujetas a los accidentes. Por ejemplo, humanidad no recibe accidentes por ser forma, sino porque la materia es sujeto de ella. Como la materia, que es sujeto de la humanidad recibe cualquier accidente, es claro que la misma humanidad los recibe.
Pero la forma que no tiene materia no podrá estar en el sujeto ni estar en la materia, porque no sería forma sino imagen. Por lo tanto, al no haber diversidad, no hay género, no hay espacie y no hay número.
Dios
El concepto de Dios no difiere de Dios porque no tiene accidentes ni tampoco diferencias, no hay pluralidad solo unidad. Al repetir Dios tres veces, la triple repetición de la unidad no hace una pluralidad de número en la esencia de la unidad, siempre considerando la esencia numérica, no el numero en sí mismo.
Si bien se hace la repetición de la unidad, no se produce un aumento numérico en la naturaleza numérica.
En este sentido, el número puede entenderse de dos formas; como conjunto y como la naturaleza de la multiplicidad de lo conjunto.
Cuando se habla de lo Uno se refiere específicamente a una cosa, en cambio cuando decimos ''Unidad'' denominamos el carácter de aquello que es uno. Luego, el número dos se refiere a las cosas: dos hombres, dos árboles, etc.
Entonces, la repetición de la unidad solo produce la pluralidad del número del conjunto de repeticiones, pero la repetición de la unidad no produce pluralidad en la naturaleza de lo uno, por ejemplo, una espada, una tizona, una garrancha. Una espada puede ser conocida por muchos vocablos, pero la repetición de esta unidad no es una verdadera enumeración; sería lo mismo que decir espada, tizona y garrancha.
La repetición de aquello que es lo mismo no es una enumeración de cosas diversas. Si se dice ''sol'',''sol'',''sol'' estaremos designando solo una cosa y no tres.
Lo mismo ocurre para el concepto de Dios en cuanto Padre, Hijo y Espíritu Santo que no son tres numéricamente sino que solamente uno. Desde este punto de vista, se entiende que unidad, dualidad y trinidad se oponen al uno, al dos y al tres, y a su vez se oponen a lo doble y a lo triple.
Ahora bien, decíamos que existen algunos que distinguían la Trinidad por medio del mérito, mientras que los católicos dicen que en Dios no existe ninguna diferencia ya que es pura forma, y por lo tanto Dios es aquello que es como cuando dicen:
Dios Padre
Dios Hijo
Dios Espíritu Santo
Tal y como en el ejemplo de la espada, Dios aquí es pura unidad al ser pura forma.
No se dice Padre, Hijo y Espíritu Santo como algo multívoco porque denominan a una misma cosa que al no tener materia no tiene accidentes ni diferencia.
Diez predicamentos (categorías)
Los diez predicamentos son aquellos que se predican de todas las cosas: sustancia, cualidad, cantidad, relación, locación, tiempo, condición, situación, activa y pasiva. Y estos siempre se refieren a las sustancias de otras cosas, y parte de ellas se refieren al número de los accidentes.
El predicado de las realidades consistentes es la sustancia, mientras que los otros predicados predican accidentes. Sin embargo, cuando se predica lo divino todo cambia de sentido. Cuando se dice Dios se dice algo que va más allá de la sustancia. ¿Por qué? porque para Boecio la definición de sustancia: stare sub accidentibus, no puede aplicarse a Dios, es decir, el término sustancia conocido ordinariamente no puede aplicarse a Dios. En palabras del mismo Boecio:
''Cuando decimos ''Dios'', no hay duda que designamos una sustancia, pero aquella que está más allá de la sustancia''
Cuando se dice la palabra ''Justo'' se está hablando de una cualidad y no de un accidente, y una cualidad que es la sustancia que está más allá de la sustancia. Cuando a Dios se le dice justo no se está diciendo algo diferente de Dios porque Dios y justo son la misma cosa, tienen el mismo ser.
Lo mismo pasa cuando decimos ''Máximo'' o ''Grande''. Designamos a una cantidad, pero una cantidad que es la misma sustancia que está más allá de la sustancia ordinaria, que es aquella misma sustancia que es Dios.
Los predicamentos producen en las criaturas un efecto de divisibilidad, pero eso no ocurre con Dios porque todo en él se predica de manera conjunta y unida.
Ejemplo: cuando se dice ''hombre'' y ''Dios'' parece ser que indicamos una misma sustancia. La diferencia estriba en que el hombre no es aquello que es (por su composición), mientras que Dios sí es lo que es porque es pura forma. El hombre es lo que es por otras cosas externas a él mismo, Dios es lo que es por sí mismo.
Con respecto a la palabra ''justo'' y la palabra ''hombre'', bien se puede mostrar que ambos son cosas distintas, con la excepción de que hombre se predica de aquello que no es (por su composición), pero ''justo'' al ser pura forma tiene la misma simplicidad con Dios.
El resto de los predicamentos puede aplicarse a Dios y al hombre, pero al hombre se le aplica de manera distinta. Por ejemplo, un hombre está en el foro, y Dios está en todas partes. En cuanto al hombre, no podemos decir que está en todas partes, pero sí en alguna parte. Obviamente sería correcto decir ''Dios está en todas partes'', pero no en el entendido de que Dios está, sino que todas las cosas están en Dios. Esto porque Dios no es contenido por ningún lugar, al contrario, él los contiene a todos.
Lo mismo ocurre con el tiempo. Se dice de un hombre que ''ayer vino'', pero de Dios solo puede decirse que está en el presente. Dios es el tiempo presente y no se aplica el concepto de tiempo somo su tuviéramos que esperarlo.
Por lo tanto, vamos a ver los distintos tipos de predicamentos:
- Predicamentos según la cosa: aquellos que designan lo que una cosa es
- Accidentes según la cosa: aquellas que son dichas de un sujeto
- Según la sustancia de la cosa: cuando se refiere a Dios
Resta ver lo que queda de aquellos predicamentos que falta analizar.
Los demás predicamentos
En cuanto al predicamento de relación este no hace predicación según el sujeto mismo. Esto se comprende porque depende de la existencia de otra cosa. Boecio propone que se analice la palabra ''Señor'' y ''Siervo'' para ver si estas se predican en cuanto a un sujeto.
En la relación Señor y Siervo, si quitas Siervo entonces quitas Señor. En cambio, si se quita la palabra blancura, no por eso se sacará aquello que es blanco. La blancura es gradable mientras que lo blanco puede sostenerse por sí mismo. Por otro lado, cuando a Señor le quitamos Siervo, ciertamente no quitamos nada de Señor. Siervo sería la relación misma que tiene Señor, pero la verdad es que es una relación externa que no añade ni quita nada al sujeto principal(3).
La relación no tiene que ver directamente con el sujeto sino que con aquello que consiste en la comparación.
Bajo este sentido, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que se diferenciarían por ''relación'', en verdad no es una separación ni tampoco se disminuiría o aumentaría la sustancia de los tres con respecto a ellos mismos. Por lo tanto, por más que digamos Padre, Hijo y Espíritu Santo, sus relaciones no alteran sus sustancias de ninguna forma.
También, Boecio nos dice que nada se añadió a Dios cuando se le menciona como Padre, nunca empezó a ser Padre porque esa condición le es sustancial, y la predicación de Padre es relativa. Como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son incorporales, no tienen diferencia al ser pura forma. Como son pura forma, entonces no hay pluralidad y si no hay pluralidad no hay diferencia. La repetición de la unidad no forma pluralidad.
Relación en la Trinidad
La relación se da con las diferencias, pero también con las igualdades y semejanzas. Veamos esto en tres aspectos:
- Todo lo igual es igual con lo igual
- Todo lo semejante es semejante con lo semejante
- Todo lo que es lo mismo es lo mismo con lo mismo
Estas son las relaciones que se dan en la Trinidad porque ninguna persona de la Trinidad es diferente excepto por la relación, cuya naturaleza es externa y no añade o disminuye en nada a cada una. Sin embargo, es la unidad la que salvaguarda la diferencia que se produce en la relación y así no se altera ninguna de las personas.
Conclusión
Finalmente, Boecio termina con una exhortación a realizar un análisis o crítica de lo que ha dicho para resolver este interesante tópico sobre la Santísima Trinidad. Su diferencia con San Agustín de Hipona, es que Boecio, como él mismo lo dice al final de su conclusión, hace esto utilizando las categorías de Aristóteles. Tenemos que seguir viendo qué nos trae Boecio con respecto a la lógica y la religión.
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