jueves, 18 de noviembre de 2021

Boecio - La Consolación de la Filosofía (Libro V)

 

Estamos frente al último libro de la Consolación de la Filosofía, la cual ha sido una obra realmente reveladora. Ya sabemos que Boecio ha sido una síntesis entre San Agustín de Hipona y Plotino, pero también existen ciertos elementos originales del mismo Boecio. En este libro veremos la relación entre dos importantísimos conceptos que serán la omnipresencia y la libertad de la voluntad humana, conceptos que de alguna manera ya se han visto anteriormente aunque aquí lo veremos de manera más directa y explícita por parte de Filosofía y Boecio. 


LA CONSOLACIÓN DE LA FILOSOFÍA


LIBRO V

El azar no existe

Esta aseveración tan tremenda es muy fácil de deducir para Boecio. Claro, si el mundo funciona bajo un orden, entonces nada ocurre por una casualidad o por azar. ¿Qué lugar puede tener el azar si todo está bajo un orden? ninguno, y nada puede venir de la nada. 

¿Es entonces imposible referirse al azar? Boecio le plantea el caso de que alguien, con el propósito de cosechar encuentra un tesoro. En ese caso, el concepto de azar tampoco podría ser aplicado, ya que el entierro de ese tesoro provino de una causa; una persona enterró sus tesoros ahí. Por lo tanto, si el azar es un conjunto de causas, ciertamente procede bajo un orden. 

Filosofía, de todos modos, nos da una definición del azar:

''Es un acontecimiento imprevisto que un conjunto de causas concurrentes hacen entrar en la cadena de hechos realizados con determinado plan''

En consecuencia, hay un orden efectivo e inflexible del universo donde el azar no tiene cabida. 

Libre albedrío

Lo que se debe analizar ahora es si existiendo el orden de la providencia, es posible que exista el libre albedrío. Filosofía contesta rápidamente:

''Existe el libre albedrío; ya que un ser dotado de razón no puede carecer de él''

El que está dotado de razón, tiene la habilidad para elegir, por lo tanto, la existencia del libre albedrío es clara. Sin embargo, a la hora de elegir no todos tienen la misma libertad. Esto es porque las sustancias superiores tienen una facultad más alta y muy superior a la del ser humano. Las almas serán siempre más libres a medida que se acerquen a la divinidad y menos libres cuando se dirijan al cuerpo. Quien más se acerque al cuerpo, se acercará más a la ignorancia y por lo tanto, se aleja no solo de lo divino sino que también de la razón. Seguirá teniendo un atisbo de libertad, pero será casi nulo, será ''presa de su propia libertad'' en el sentido de que será una libertad muy limitada. 

Presencia de Dios y libre albedrío

Claramente hay un problema entre relacionar la presencia de Dios y el libre albedrío. En efecto, la presencia de Dios acabaría con el concepto del libre albedrío, al conocer Dios todo lo que pasará sin importar las elecciones del hombre. Si esto no fuera así, Dios sería incapaz de saber el futuro y eso no sería posible si aceptamos que es omnipotente y omnipresente. 

Por otro lado, Filosofía explica a Boecio que los acontecimientos futuros no suceden porque se hayan previstos. Una cosa es la previsión y otra cosa es lo que sucede, en el primer caso se prevé aquello que va a suceder y en el segundo caso, sucede. ¿Cuáles son las cosas que suceden? todas aquellas cosas que son probables o son ciencia de que ocurrirán. Por lo tanto, la verdad es un concepto fundamental en el libre albedrío, pues todo aquello que está conforme con la razón pasará y aquello que no, no tendrá existencia en el futuro. Por lo tanto, la Providencia, cuyo ejercicio es racional y divino, lo sabe todo. 

Entonces, sería efectivo que la razón es causa y condición de la libertad.


Acontecimientos previstos

Se presentan algunos problemas en la doctrina de Boecio. Uno es que si la providencia lo sabe todo previamente, entonces no existe libertad para el ser humano y todo estaría sujeto a la necesidad. No tendría sentido el rezar, la esperanza, ninguna comunicación con respecto a Dios. 

Para responder a esto, Filosofía nos dice que no es lo mismo la necesariedad de los hechos con la presencia divina. La misma Filosofía nos da un ejemplo; imaginemos que unos hombres se preparan para combatir ¿por qué se preparan? ¿qué sentido tiene que se preparen si todo está previsto? en efecto, se preparan porque saben que no todo es necesario. Sin embargo, entonces el resultado es incierto ¿es esto posible? Sí, la Providencia puede prever lo necesario, lo no necesario, lo previsto y lo imprevisto. 

Ahora bien, el conocimiento de las cosas futuras, no da necesariedad a lo que está pasando, al igual que la pura presencia de la divinidad tampoco confiere necesidad a las cosas futuras. Las cosas de la naturaleza tienen su propia necesidad; por ejemplo, que todos los hombres sean mortales. Por otro lado, hay una necesariedad de condición, por ejemplo, que el hombre, bajo ciertas condiciones, muera.

Por lo tanto, la Providencia tiene un conocimiento de los acontecimientos futuros porque en definitiva está en todos los tiempos, para él todos los tiempos son presentes. El hombre podrá saber más el futuro mientras más se acerque a Dios a través de la razón, mientras que se alejará más si se dirige hacia la carne. En consecuencia, se tiene una armonía entre la omnipresencia de Dios y el libre albedrío. 

Conclusión

Sin duda que este es otro modo de ver el libre albedrío de acuerdo con Boecio. El conocimiento de los hechos futuros es imprescindible para entender cómo es que la Providencia lo conoce todo anteriormente. La armonía de estos dos conceptos será clave para el desarrollo del libre albedrío tanto en Santo Tomás de Aquimo como en Leibniz. Tengamos estos textos en consideración para que las lecturas futuras nos sean más claras y entendibles.

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