sábado, 23 de noviembre de 2019

Razones seminales



Razones seminales

Las razones seminales son aquellas partes de la razón divina de donde surgen las cosas. Esto quiere decir que todas las cosas tienen un poco de la divinidad, al ser la misma divinidad quien las crea. Dios creó al mundo a partir de una semilla con ciertas potencialidades que con el paso del tiempo se desarrolla y constituye en un ser. 

Estoicos

Esta teoría pertenece principalmente a los estoicos y neoplatónicos. De hecho, los estoicos hablaban de las razones seminales cuando hablaban del pneuma (espíritu) que es el contenido esencial de todas las cosas que existen. La traducción griega es logoi spermatiko que viene a su vez de la teoría de Anaxágoras quien también planteaba una teoría similar. Podríamos decir que en verdad, el verdadero orígen de esta idea la tiene el filósofo presocrático Anaxágoras. 

Neoplatónicos

Los neoplatónicos aceptaron el logoi spermatiko, pero su traducción cambió a ''razones seminales'' donde la palabra ''seminal'' significa ''semilla''. Para los neoplatónicos estas se encontraban en todas las cosas existentes. 

Plotino

Plotino discrepa totalmente de los neoplatónicos diciendo que la razón seminal se encuentra en el alma, quizás volviendo y reviviendo la idea de los estoicos. 

San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino

Por supuesto, San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino considerarán a las razones seminales como propiedades de todas las cosas que tienen vida. Es decir, todas aquellas cosas que tienen movimiento y pueden desplazarse o razonar como lo hacen los seres humanos. 

Sin embargo, especialmente Santo Tomás de Aquino dice que es finalmente Dios el que mueve la naturaleza, luego la naturaleza hace lo suyo según Dios. Es así que las razones seminales consideradas divinas son responsables de los milagros, pues el hombre común sin razón seminal no podría hacer ningún milagro. 

San Alberto Magno

Debido a la gran investigación que Alberto Magno hizo sobre los minerales, además de las lecturas que dio a los tratados de Avicena, el santo pudo dar cuenta de dicho ''poder mineralizador'', pero que él llamará ''poder formativo''. Esta vez vemos que la teoría aristotélica vuelve a aparecer alejando a Dios de las razones seminales. 

Alberto Magno, apoyado por la teoría de la Generación Espontánea de Aristóteles, observará que algunas piedras son formadas por ciertas condiciones que no se deben a un ''formador externo'', tal y como se explica en la teoría del hilemorfismo donde debe existir una causa eficiente. Esto rápidamente lo llevará a sacar la conclusión de la que la materia en sí misma tiene un principio formador. Un principio formador que lleva en su interior y que a partir de este puede originar otro ser en base a dicha forma que se encuentra en la materia.

Sin embargo, hay ciertas dudas que pueden presentarse porque bien podríamos preguntarnos ¿de dónde viene el principio formador que tiene la materia? y la respuesta sería que viene predeterminado en cada ser (cada materia). Por lo tanto, estaríamos aquí frente a una teoría de orientación platónica, ya que estamos hablando de estructuras pre-existentes en un cuerpo, tal y como lo diría Platón con respecto a las ideas. 

De ahí que exista una ''incoación'' que significa ''inicio'' y ''formae'' que es la misma forma. Esto podría entenderse como una especie de razón seminal ya que tiene que ver con el principio que luego da forma a una cosa. 

San Buenaventura

San Buenaventura siguiendo los preceptos de sus antecesores dirá igualmente que en la materia se encuentra una razón seminal, es decir, los gérmenes que luego determinará la naturaleza.

Si Dios tiene es el que tiene la ratio causalis (razón causal o causa de todo) la naturaleza tiene la ratio seminal (el germen de todo lo que existe en la naturaleza. De este modo, a Dios se le deja de atribuir absolutamente todo lo que la naturaleza origina, pues la naturaleza lo hace de manera propia a través de la razón seminal. 

Podríamos decir que la razón seminal de San Buenaventura es una afirmación de la incoación de la forma de San Alberto Magno



Conclusión

Podríamos decir que las razones seminales son el orígen de las especies de los cristianos. Estas incoaciones (como las llamara San Alberto Magno) son las justificaciones que tienen para describir la causalidad de las cosas que ocurren en la naturaleza. La descripción y la teoría de las razones seminales no termina aquí, pues muchos científicos y filósofos se encargarán de estudiarla en detalle en los próximos años. 


Razón perezosa

Image from page 273 of "New-York, past, present, and future : comprising a history of the city of New-York, a description of its present condition, and an estimate of its future increase" (1850)

Razón perezosa

Seguimos analizando el concepto de razón pero esta vez desde la perspectiva de la inactividad: la razón perezosa. Este argumento fue expresado por primera vez por el filósofo Platón cuando se refería a los sofistas. ¿Será que el razonamiento puede llegar a ser perezoso?

Platón

En un diálogo de Platón llamado ''Menón'', el argumento sofístico de la razón perezosa se expresa cuando se señala que es inútil investigar ya que no es posible investigar aquello que se sabe (porque ya se sabe) ni aquello que no se sabe (porque no se sabrá qué buscar). Este argumento es refutado por Sócrates diciendo que la verdad está en el alma de cada hombre, y por lo tanto, la verdad también se encuentra allí. En conclusión,. el hombre puede descubrir la verdad. 

Crisipo

Gracias a los escritos de Marco Tulio Cicerón fue posible conocer la obra del estoico Crisipo quien dice:


''Si tu destino es curarte de esta enfermedad, curarás tengas o no un médico; de la misma manera, si tu destino es no curarla, no la curarás, llames o no al médico; tu destino es o bien uno o bien otro, por lo tanto, no conviene llamar al médico''

A este tipo de pereza intelectual también se le llamó ''fatalismo'' y perduró muchos años tomando varias raíces en la historia. 

Conclusión

Se ha comentado que la pereza intelectual pertenecía a los sofistas al tener la premisa de que era inútil investigar. Sin embargo, a contrario sensu creo que los sofistas si hicieron un aporte al pensamiento y a la investigación, dándonos como evidencia sus razonamientos a veces difíciles de entender. Por lo tanto, fuera de entender que en realidad sí es un razonamiento perezoso, también hay que reconocer el mérito de elaborar un razonamiento complejo. 

Concepto de razón por los romanos



Concepto de razón por los romanos

Terminamos la entrada anterior con el concepto de razón por los griegos, pero ahora veremos este concepto desde los romanos. En efecto, los griegos dejaron en alta consideración a la razón por sobre los sentidos y los romanos, caracterizados por asimilar la cultura griega, tomarán esta fascinación filosófica y la desarrollarán de la manera más propia posible. 

Marco Tulio Cicerón

El más grande orador de la historia, Marco Tulio Cicerón, nos comentaba que la razón era el más preciado tesoro que tenía el ser humano. Nos decía que la razón era la responsable de ciertas habilidades que el ser humano poseía:


  • Argumentación
  • Conjetura
  • Rebatir
  • Formulación de conclusiones

Estas habilidades no solo nos diferencian de los animales sino que también de aquellos hombres más brutos. 

Sin embargo, Cicerón también nos decía que la razón es común a todos los seres humanos. Si es diferente en cada hombre es solo porque la preparación de aquella es distinta en cada uno, ya que todos poseemos la facultad de aprender. 

Lucio Anneo Séneca

Lucio Anneo Séneca además destacaba la inmutabilidad y universalidad de la razón, tal cual como Cicerón decía que esta era común a todos los hombres. Pero Séneca va mucho más allá, es decir, no solo considera que es un elemento fundamental en el ser humano sino que también es una porción de la divinidad en el cuerpo del hombre. 

Neoplatonismo del siglo III d. C.

Al contrario de lo que suponían los griegos y los helenistas, los neoplatonistas consideraban que la razón estaba subordinada al intelecto, ya que este nos llevaba directamente a la verdad. Por ''intelecto'' los neoplatónicos querían decir ''intuición'', es decir, llegar a la verdad sin necesidad de la razón. 

Plotino

Plotino refuerza la idea de los platónicos diciendo que la razón emana justamente del intelecto, pues este último está presente en todas las cosas posibles. La razón, dice Plotino, debe adaptarse a la materia para formar las cosas bajo un orden, en efecto, la razón no es azar sino que un orden rígido que hace que existan consensos. 

San Agustín de Hipona

Para el santo de Hipona, la razón es la fuerza creadora del mundo humano. Gracias a ella el hombre ha podido construir e inventar todo tipo de cosas en beneficio a la humanidad. De alguna forma, la razón hace que las cosas creadas por el hombre sean inmortales. 

Sin embargo, mucho más que la razón San Agustín le opone la fe diciendo que esta última es la que puede motivar a la razón a actuar. De Ahí el santo haya dicho ''Si no creen (fe) no entenderán (razón)''


Conclusión

Vemos como poco a poco se empieza a configurar un paradigma más cristiano del entendimiento. Si pudiéramos tener una ruta cronológica del concepto de la razón, veremos que los griegos la alababan los romanos la pusieron en segundo lugar frente al intelecto, para finalmente terminar con la fe por encima de ella. Nos restaría ver qué opinaban los hombres de la Edad Media con respecto a la razón. 

sábado, 16 de noviembre de 2019

Ejemplarismo

Ojo de Dios


Ejemplarismo

Cuando hablamos de Dios nos imaginamos un padre de muchos años que ha creado el mundo y al hombre a su imagen y semejanza. Sin embargo, cuando leemos la concepción de Dios por Aristóteles no concebimos aquel Dios que nos habla el cristianismo; al contrario, el estagirita nos hablaba de un ''Motor Inmóvil'' que no tenía amor, misericordia o bondad, se refería simplemente a un ente infinito y omnipotente.

No obstante, San Buenaventura trata de cambiar esta concepción aristotélica de Dios optando por la teoría platónica de las ideas. 

En este sentido, San Buenaventura plantea que en Dios están las ideas, son fabricadas por él de manera libre. Esto acabaría con el planteamiento no solo aristotélico sino que también plotiniano de la emanación, donde se dice que Dios crea todas las cosas por emanación. 

San Buenaventura dice que quien quiere, sabe lo que quiere y es por eso que las creaciones de Dios al mismo tiempo son queridas. El mundo creado por Dios es un libro donde se ven los vestigios, la imagen y la semejanza. En este sentido, Dios nos da señales de su existencia a partir del mundo mismo que creó, es ahí donde están todas las semejanzas (no igualdades) que creó. 

Bajo este respecto, tal como diría Platón, San Buenaventura nos dice que los vestigios, la imagen y la semejanza de este mundo son meras copias de las ideas de Dios. 

Conclusión

Con San Buenaventura la historia de la filosofía vuelve a retomar el camino platónico. Cada vez más va adquiriendo fuerza el concepto de que Dios creó todas las cosas por medio de la emanación, sino que se comienza a darle un concepto menos de ente y más de ser. Es curioso que esta teoría nos hable de Dios casi como una persona, en efecto, si nos hablan de creador podemos ver que tiene una semejanza con lo creado. Esperemos a ver qué otras cosas nos puede decir San Buenaventura.

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viernes, 15 de noviembre de 2019

San Buenaventura - Cuestiones Disputadas acerca de la ciencia de Cristo (????)



Tal como si fuera un texto de Santo Tomás de Aquino, San Buenaventura se propone dar respuestas a ciertas preguntas sobre la ciencia de Cristo; exacto, entramos en las conocidas ''Cuestiones Disputadas''. Este puede ser uno de los textos más aclaratorios de San Buenaventura con respecto a lo divino y lo filosófico, pues explica directamente su concepción de mundo divino. Tenemos aquí el último texto que analizaremos en profundidad. 


Cuestiones disputadas



Capítulo I: Si la ciencia de Cristo se extiende a las cosas infinitas

En efecto, Dios conoce cosas infinitas. De acuerdo a los antiguos doctores cristianos, existen tres clases de conocimiento divino:

  1. Aprobación: conocimiento de las cosas buenas y finitas
  2. Visión: conocimientos de cosas malas y buenas 
  3. Inteligencia: conocimiento de las cosas infinitas

Si la inteligencia de Dios es infinita, entonces Dios puede conocer todas las cosas, es decir, se pueden conocer aquellas cosas que son infinitas incluso estando en potencia. 

Capítulo II: Si Dios conoce las cosas por sus semejanzas o por sus esencias

Dios conoce todas las cosas por su máxima perfección y luz; en otras palabras, es como la luz que todo lo aclara. En ese sentido, Dios no solo conoce las cosas por su semejanza sino que también por sus esencias, ya que estas esencias deben tener un modelo ejemplar, y ese modelo ejemplar lo da la luz superior. 

Capítulo III: Si Dios conoce las semejanzas realmente diferentes

Entendiendo que Dios no solamente conoce las semejanzas y las esencias, también es obvio que conoce todo tipo de semejanzas. Bajo este respecto, podemos decir que Dios conoce la verdad de todas las cosas por lo que no habría porqué dudar de que Dios conoce las semejanzas diferentes. 

Lo que si es de destacar que este conocimiento no es una pluralidad, pues de ser así no habría perfección. El conocimiento de Dios con respecto a todas las cosas es unitario. 

Capítulo IV: Si todo lo que conocemos con certeza lo conocemos por las mismas razones eternas

La evidencia de la luz eterna es solo una influencia que el hombre puede recibir, es decir, no conoce directamente la esencia de esta luz eterna, pero su influencia le hace percibir lo que es verdadero. De esta manera es que el ser humano conoce. 

Se colige entonces que las semejanzas abstraídas de las razones eternas son estas verdades que podemos conocer. 

Conclusión

En este punto, San Buenaventura ratifica lo dicho anteriormente en el Itinerario del alma a Dios. Increíblemente sostiene la postura de San Agustín de Hipona con respecto a su obra ''Contra Académicos''. Recordemos que esta obra retrataba a San Agustín en una discusión con los herederos de la doctrina platónica quienes decían: lo inteligible solo se conoce en el mundo de las ideas, no en el terrenal. Ya vemos con San Buenaventura que también la verdad puede conocerse a través la influencia que ejerce la luz superior. 


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sábado, 9 de noviembre de 2019

San Buenaventura - Reducción de las Ciencias a la Teología (????)




Finalmente, en el título de este libro vemos la subordinación de la ciencia con respecto de la teología. En textos anteriores, San Buenaventura reconocía el papel fundamental de la ciencia con respecto al conocimiento de Dios, pero el santo no deja de pone encima a la teología por sobre a la ciencia, y esta es la confirmación de aquello. Por supuesto, esto es de esperar siendo un teólogo escolástico. Veamos lo que nos habla el Doctor Seráfico.


Reducción de las Ciencias a la Teología



Tipos de Iluminación


La inteligencia o la razón del hombre es una especie de iluminación interna que tiene el hombre, sin embargo, la razón también puede venir desde un punto de vista exterior; por lo tanto, tenemos tanto iluminación interna como externa. No obstante, San Buenaventura nos asegura que existen más iluminaciones:

  1. Luz exterior: arte mecánica
  2. Luz inferior: conocimiento sensitivo
  3. Luz interior: conocimiento filosófico
  4. Luz superior: luz de la gracia y las Sagradas Escrituras

El arte mecánica de la primera luz se ve materializado en todas las cosas creadas por el ser humano que le han servido para su provecho corporal. En efecto, en el mecanicismo descrito por San Buenaventura, el hombre ha podido proveerse de comida desde dos formas: la agricultura y la caza. De este modo, el arte mecánica tiene una importancia fundamental en la vida del hombre. 

Por otro lado, tenemos la luz inferior llamada así porque se enfoca en aquellas acciones inferiores del hombre relacionada con los sentidos. 

Luego tenemos el conocimiento de la luz interior que en efecto es el conocimiento filosófico, ya que este proviene de aquellas intelecciones que la mayor parte del tiempo están ocultas. Todo esto basado en los principios de las ciencias y las verdades naturales. Esta luz se divide en tres:

  1. Racional: verdad de los discursos (gramática, lógica y retórica)
  2. Natural: verdad de las cosas
  3. Moral: verdad de las costumbres

Todas estas verdades que se encuentran en la luz interior son las que da más trabajo al hombre, para que luego pueda concebir la siguiente luz.

La próxima luz a las que nos referiremos es la luz superior la cual no proviene del hombre sino que proviene por gracia. Esta luz también tiene una triple importancia que son las siguientes:

  1. Alegórico: enseña lo que se ha de creer
  2. Moral: enseña a vivir bien
  3. Anagógico: enseña la unión que tenemos con Dios

Todas las luces que nombramos anteriormente a la última están subordinadas ésta. Desde la norma de vivir que sería el arte mecánica (sin alimento el hombre no podría vivir) hasta el pensamiento interiorizado de la filosofía. 

Cómo llegar a la luz superior

Asimismo, en el discurso (luz interior) también se encontrará la verdad, es decir, nadie dice un discurso sin que este tenga el contenido de la verdad. Para decir la verdad o algo coherente se necesita cierto orden que debe ser llevado. Pero las ideas de aquello que es dicho no son verdaderas o no se llevan más allá de la razón sino están unidas al alma; de lo contrario, se hablará siempre en vano. 

Todo esto se puede ver perfectamente en San Agustín de Hipona quien consideraba que ''creer'' es lo fundamental en la vida, incluso antes de saber; pues, como decía el santo de Hipona: ''Sin creer no se puede entender''. En efecto, si un maestro me enseña algo, no puedo no creerle pues de ese modo jamás podré entender lo que enseña.

Por otro lado, San Anselmo de Canterbury también nos enseña algo primordial: la rectitud. Por supuesto, una de las cosas que considera la luz superior es el vivir bien; es decir, vivir por medio de la moral. Aquel que vive rectamente, vive con aquellas reglas del derecho divino. 

Conclusión

Como podemos ver bien, San Buenaventura reduce totalmente la ciencia y la filosofía a la teología, a la luz superior que se considera fundamental en la vida de todo cristiano. Vemos la importancia que San Buenaventura le da a dos de los maestros de la Patrística: San Agustín y San Anselmo, quienes serían los articuladores de la teoría de la iluminación de San Buenaventura. No deja de ser interesante la perspectiva y la inteligencia que tiene este filósofo. 


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domingo, 3 de noviembre de 2019

Apex affectus (El más alto afecto)

Ángeles sosteniendo un corazón

Apex affectus

Este término que parece tan rato nos aparece en los textos del filósofo escolástico San Buenaventura, quien describiendo los siete grados para conocer y llegar a la divinidad, llega a este concepto que estaría enraizado en el último grado. 

Los grados de iluminación

Sería muy largo describir los grados de iluminación de San Buenaventura, pero para quien quiera verlos están en este link: Itinerario del alma a Dios. En él se describe que el hombre, desde los actos de conocimiento más rudimentarios como los sentidos y cómo estos interactúan con los objetos (vestigios de la divinidad) se va avanzando hasta un grado más alto de conocimiento.

Apex mentis y apex affectus

De hecho, una vez que pasamos aquellos entendimientos que solo requieren de los sentidos, se pasa a lo que San Buenaventura denomina ''apex mentis'' ¿Qué significa esta frase? en latín ''apex'' significa ''lo más alto'', mientras que ''mentis'' significa mente. 

Cuando se habla de apex mentis hablamos del punto máximo en el cual un hombre puede entender a la divinidad, es decir, solo hasta ese punto puede entenderse a Dios, que en cierto modo es el sexto grado según San Buenaventura

Luego tenemos ''apex affectus'' que como se imaginarán, significa ''el más alto afecto'' que corresponde al último grado del conocimiento a la divinidad. Se dice '' el más alto afecto'' porque en este punto la razón ya no puede acompañar al ser, ya que la divinidad es incomprensible por medio de la razón. En ese caso, solo nos queda la voluntad que nos ata a Dios y para aquello tenemos que usar el afecto, no la razón. Podríamos decir que es un estado de éxtasis donde el alma conoce en profundidad y se entrega a Dios. 

Conclusión

Realmente es un concepto bastante poco conocido, pero importantísimo en la obra de San Buenaventura. Vamos comprendiendo poco a poco que si bien la razón toma un lugar importante en la obra del Doctor Seráfico, también es cierto que esta se toma como un medio para llegar al éxtasis del que se habla en los grados del itinerario del alma a Dios. 

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San Buenaventura - Itinerario del alma a Dios (1259)



Ahora comenzamos con el segundo libro del doctor seráfico, un libro del cual no se duda su autenticidad ni por un segundo. Como dice el título del texto, este escrito nos habla sobre los grados para conocer a Dios en toda su perfección. Es preciso decir que la obra de San Buenaventura es totalmente original, es decir, de aquí en adelante, veremos la filosofía pura del Doctor Seráfico, obviamente inspirado en las obras de San Agustín de Hipona y San Anselmo de Canterbury.


Itinerario del alma a Dios


Capítulo Primero: Grados de la subida a Dios


El hombre siempre tiene un espíritu de superación que no puede alcanzar por sí solo, siempre necesitará la ayuda del primer principio, es decir, de Dios. Esta elevación o superación que tiene el hombre sobre sí mismo tiene que ser guiada por la oración, ya que es la oración la que ilumina al hombre para alcanzar los grados siguientes.

Ahora, San Buenaventura reconoce en la especulación dos elementos a saber:

Objeto de las especulaciones:


  1. Vestigios: cosas corporales y temporales (inferiores a nosotros)
  2. Imágenes: cosas interiores y eviternas
  3. Primer principio: ser superior a nosotros

Facultad cognoscitiva


  1. Animalidad o sensualidad
  2. Espíritu
  3. Mente

Por supuesto, el objeto las especulaciones coinciden proporcionalmente a los elementos de la facultad cognoscitiva. En cierto sentido, como podemos ver, el elemento mental está relacionado con el Primer Principio, es decir, la elevación del alma tiene que ver con poder entender al ser eterno a través de la ciencia y la sabiduría. 

Considerando estos elementos, el primer grado de la subida a Dios sería el vestigio; en efecto, conocemos a Dios por las huellas que dejó en este mundo. 

Capítulo Segundo: Los vestigios de Dios que hay en este mundo


En este capítulo tenemos el segundo grado para el conocimiento de Dios, y este trata de interiorizar los vestigios de Dios. Como los vestigios son la huella de Dios, entonces algo hay en ellos, una semejanza o una imagen. Por lo tanto, la aprehensión de un objeto, es la deleitación de la obra de Dios. Dicho deleite se lleva a través de la razón, pero no puede haber deleite sin razón de lo que se está deleitando. Dentro del objeto también es importante el número, en efecto, es ahí donde se comprende cuántas cosas existen en el mundo, en otras palabras, en el objeto está la importancia de la Unidad. 

Por lo tanto, el segundo grado de iluminación sería justamente la imagen.

Capítulo Tercero: Especulación de Dios por su imagen impresa en las cosas naturales

Luego tenemos el tercer grado que tiene que ver con el alma, es decir, con el entendimiento de las cosas y de los vestigios de este mundo. En este sentido, son tres los elementos que forman este tercer grado de iluminación: voluntad, entendimiento y memoria; en otras palabras, la razón. De ahí que nosotros podamos entender la existencia, ya que sin razón sería imposible entender cosa alguna. 


Capítulo Cuarto: Especulación de Dios por su imagen reformada por los dones

Es aquí cuando ingresamos al cuarto grado que sería la interioridad del alma, es decir, a las virtudes teológicas y morales. Ya no basta con sentir con ver o entender sino que también será necesario aprehender todo esto e interiorizarlo en nuestra alma. 


Capítulo Quinto: Especulación de Dios por su nombre primario que es el ser


El quinto grado constituirá la noción del ser divino y del bien sumo. Estos dos conceptos terminan de adornar y perfeccionar el alma, en otras palabras, se aprecia a Dios en sus elementos esenciales y no puramente superficiales. 

Capítulo Sexto: Especulación de la beatísima Trinidad en su nombre que es el bien

En este punto, la mente ha alcanzado el punto más alto de su ser, es decir, ya no es suficiente el conocimiento de Dios sino que ahora hay un acercamiento más personal, desde el interior. San Buenaventura nos menciona las maravillas que están más allá del entendimiento humano una vez alcanzado este grado de iluminación. 

Capítulo Séptimo: Exceso mental y místico en el que se da descanso al entendimiento, transformándose totalmente el afecto en Dios a causa de exceso mental

Debido al exceso mental que produce el sexto grado, es entonces ahí donde la mente se entrega completamente a Dios. La mente descansa o guarda silencio ante la presencia de Dios, por lo que lo único que queda es el ser con Dios. Lo único que aquí permanece activo es la voluntad, ya que el ser quiere estar ahí con Dios; lo que San Buenaventura llama ''apex affectus'', una experiencia mística más allá del entendimiento. 

Conclusión

Mucho se habla de que este texto fuera teología, pero la verdad es que más que teología es misticismo. Son grados especulativos para comprender la naturaleza de Dios, pero con un toque de misticismo parecido (me atrevería a decir) a lo que hiciera Plotino en sus Enéadas. En efecto, el filósofo romano planteaba que para llegar al uno la inteligencia no podría ayudarnos, de hecho, en las hipóstasis de Plotino tenemos a la inteligencia en un escalón menos que en el Uno (considerado como Dios). 

De todas maneras, fascinante lo que nos describe San Buenaventura ya que él mismo teólogo considera a la razón como una parte importante del entendimiento divino. 


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