miércoles, 26 de enero de 2022

Boecio - Sobre la fe católica

Ya hemos visto en textos anteriores que Boecio era profundamente católico, defendiendo temas como la Santísima Trinidad y explicando el tema del libre albedrío. Sin embargo, bien sabemos también que esta no es la única área incursionada por el filósofo sino que también ha realizado obras relacionadas con la lógica. Lo que ahora veremos es una explicación tanto de la fe del cristianismo como del catolicismo. Veamos lo que nos quiere mostrar.

Referencias:

(1) Es de notar que Boecio no se refiere a la creación desde la nada (ex nihilo)

(2) No sabemos si se refiere específicamente al diablo. 


Sobre la fe católica


La fe cristiana

La fe cristiana es proclamada tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento. Boecio cree firmemente que el Antiguo Testamento confirma la llegada de Jesús, aunque también nos dice que el hecho se dio a conocer mucho mejor cuando llegó como salvador. 

La doctrina de la Santísima Trinidad

Tanto el cristianismo como el catolicismo están basados en las siguientes aseveraciones. Desde la eternidad siempre ha existido solo una sustancia: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y de ellos se entiende que son solo un Dios y no tres. Así el Padre tiene al Hijo, engendrado de su sustancia y coeterno consigo mismo de una manera que sólo él conoce, a quien confesamos Hijo en el sentido de que no es lo mismo que el Padre.

El Padre nunca ha sido Hijo, porque la mente humana no debe imaginar un linaje divino que se extiende hasta el infinito; ni el Hijo, siendo de la misma naturaleza en virtud de la cual es coeterno con el Padre, nunca puede convertirse en Padre, porque el linaje divino no debe extenderse hasta el infinito. El Espíritu Santo no es ni Padre ni Hijo, y por lo tanto, aunque de la misma naturaleza divina, no es engendrado ni engendrador, sino que procede tanto del Padre como del Hijo.


  1. Padre: engendró al hijo
  2. Hijo: engendrado por el Padre
  3. Espíritu Santo: engendrado por el Padre y el Hijo

Sin embargo, cuál es la manera de esa procesión, no somos más capaces de afirmar con claridad que la mente humana es capaz de comprender la generación del Hijo a partir de la sustancia del Padre. Pero estos artículos están establecidos para nuestra fe en el Antiguo y Nuevo Testamento.

Desde esta parte Boecio nos habla sobre la opinión de los hombres con respecto a este fenómeno de la Trinidad

  1. Arrio: el Hijo tiene una sustancia diferente a la del Padre
  2. Sabelianos: no hay tres Personas, solo hay una
  3. Maniqueos: un Dios no puede tener hijos, por lo tanto, no hay relación entre Padre e Hijo

Con respecto a estos últimos, las consecuencias que se derivan son claras. Se rechaza el nacimiento virginal del Hijo, porque no quieren que la naturaleza de Dios sea profanada por el cuerpo del hombre.

Creación del mundo

Es obvio que Dios permanece en toda la eternidad y que por el ejercicio de su voluntad (que solo él conoce) formó este mundo por sí, y lo trajo a la existencia. No lo sacó de su propia sustancia (engendro), para que no se piense que es divino por naturaleza, ni tampoco lo formó de ningún modelo, para que no se piense que algo independiente a él lo ayudó a formar el mundo(1)


Una parte de la creación fue el mundo de los ángeles o la llamada ''parte universalmente angélica'', la cual algunos de sus habitantes buscaron más de lo que la naturaleza les había concedido (ángeles caídos). Para que este mundo no se perdiera, Dios formó al hombre dotándolo de razón y libre albedrío para establecerlo en el Paraíso siempre y cuando cumple su pacto de permanecer sin el pecado. de este modo, este mundo que cayó por el orgullo se levantaría por la humildad del hombre. 

Pero el Padre de la envidia (2) puso obstáculos al hombre para que no fuera a dicho mundo y así se quedará en lo terrenal. Todo esto ya fue relatado a Moisés por medio de Dios y por lo tanto, la autoridad divina ya dio aviso de estos males. Toda esta información se transmitiría de dos formas: la histórica, por medio de los hechos y la alegórica por medio de interpretaciones, y además hay una mixta que involucra las dos. 

Luego vendría la transgresión, la desobediencia pro parte de los primeros y su descendencia. La primera transgresión ya sería el primer indicio del pecado que avanzará de generación en generación. Esta es la teoría por la cual los pelagianos no están de acuerdo y fueron considerados herejes por la iglesia. 

Posteriormente, tenemos el diluvio que acabó con todos aquellos que no atendían la palabra de Dios y por supuesto, se salvaron solo aquellos que entendían las Sagradas Escrituras. Sin embrago, a pesar de que el diluvio tenía el efecto de dejar solo aquellos fieles, la verdad es que la maldad continuó después de estos hechos, el vicio siguió creciendo y revistiendo otras formas. Por otro lado, de todas maneras, Dios siguió interviniendo por aquellos fieles a él y ahí tenemos los ejemplos de la división de las aguas, los milagros de Moisés, las luchas del rey David entre otros. 

Posteriormente tenemos a Cristo que a su vez es el Verbo que se volvió carne y habitó entre nosotros. Vino a este mundo a sufrir como hombre con las mismas condiciones de todos los hombres: el pecado de los primeros padres. De acuerdo con Boecio, aunque Jesús tuviera su forma carnal, él nunca abandonaría el Cielo porque es Hijo de Dios, aunque Dios también le estableció ''cierta salud'', dando sacramentos para enseñar sobre la gracia y el mérito.

Doctrina católica

Luego de la ascensión de Cristo a los cielos, comienza un periodo de propagación de la doctrina de Cristo, estableciéndose Iglesias para que sus miembros siguieran las enseñanzas del maestro. Esta enseñanza inspira esta vida presente a las buenas obras, y promete que al final de la era nuestros cuerpos resucitarán incorruptibles al reino de los cielos, a fin de que el que ha vivido bien en la tierra por el don de Dios sea completamente bendecido. Pero el que ha vivido mal debe, con el don de la resurrección, entrar en la miseria.

Y este es un primer principio de nuestra religión, dice Boecio, creer no sólo que las almas de los hombres no perecen, sino que sus mismos cuerpos, que la venida de la muerte había destruido, recobran su primer estado por la bienaventuranza que ha de ser. Esta iglesia católica, pues, extendida por todo el mundo, es conocida por tres marcas particulares: 

  1. todo lo que en ella se cree y se enseña tiene la autoridad de las Escrituras, 
  2. o de la tradición universal, 
  3. o al menos de su propio y propio uso.

Y esta autoridad es vinculante para toda la Iglesia como lo es también la tradición universal de los Padres, mientras que cada iglesia separada existe y se rige por su constitución privada y sus ritos propios según la diferencia de localidad y el buen juicio de cada uno.

Por lo tanto, todo lo que los fieles ahora esperan es que llegue el fin del mundo, que todas las cosas corruptibles pasarán, que los hombres se levantarán para el juicio futuro, que cada uno recibirá la recompensa de acuerdo con sus méritos y permanecerá en la suerte asignada a él por los siglos de los siglos; y la única recompensa de la bienaventuranza será la contemplación del Todopoderoso, hasta donde la criatura pueda mirar al Creador, a fin de que el número de los ángeles se compense con ellos y la ciudad celestial se llene donde el Hijo de la Virgen es Rey y donde habrá gozo, deleite, alimento, trabajo y alabanza eternas al Creador.

Conclusión

Como podemos apreciar, Bocio tiene un profundo conocimiento de los principios católicos, aunque siempre se dijo que su postura era ambigua. En todo caso, lo más probable será pensar que efectivamente era católico. Me parece que una de las cosas más interesantes de este pequeño opúsculo es que se hable sobre la voluntad del creador, tal como se habló en el texto anterior con respecto al bien y la existencia. Parece ser que la voluntad es algo totalmente arbitrario y que no se fija por parámetros.


lunes, 24 de enero de 2022

Boecio - Cómo las sustancias pueden ser buenas en virtud de su existencia sin ser bienes absolutos

El título de esta obra es largo sin duda, pero la verdad es que éste tratado es más conocido por su abreviación ''De hebdomadibus'', que significa ''concepciones''. Como podemos ver el título sugiere una demostración lógica por parte de Boecio. Es el mismo filósofo quien nos comenta que tratará este tema por medio no solo de la lógica sino que usando las matemáticas y la ciencia. La aclaración de Boecio en estos aspectos, por más que pueda este tratado pertenecer a la Opuscula Sacra, subyace en sus definiciones y conceptos importantes para aclarar al lector todo su entendimiento. Veamos la presente obra. 


Cómo las sustancias pueden ser buenas en virtud de su existencia sin ser bienes absolutos


Antes de comenzar con esta obra, Boecio aclara algunos puntos esenciales:

  1. Concepción común: enunciado que apenas es oído, todos los aprueban. Con respecto a estos hay de dos tipos
    1. Universalmente inteligible: si se toman iguales de iguales, los restantes son iguales. Esta es una proposición innegable y de fácil entendimiento
    2. Universales para los eruditos: los incorporales no ocupan espacio. Esta es una proposición para los más doctos
  2. El Ser y la cosa que es: lo simple aguarda manifestación, pero una cosa es y existe cuando recibe la forma que es dada al Ser
  3. Participación: una cosa que existe puede participar de algo más. Pero un ser absoluto no puede participar en algo más. Esto porque la participación es algo que se adquiere después del Ser. 
  4. Posesión: aquello que existe puede poseer algo aparte de sí mismo. Pero el Ser absoluto no tiene mezcla de nada aparte de sí mismo.
  5. Ser algo y Ser absoluto: el primero comprende accidentes y el segundo comprende sustancia
  6. Participación en el ser absoluto: todo lo que participa del Ser absoluto existe. Para que el ser sea algo, debe participar de algo más. Por lo tanto, lo que existe participa del Ser absoluto porque justamente existe, y además existe porque participa de él
  7. Unidad: todo aquello que es simple posee una unidad en cuanto a su Ser absoluto y su Ser en algo
  8. Compuesto: en todo compuesto, el Ser absoluto y el Ser individual no son lo mismo
  9. Diversidad e igualdad: diversidad rechaza y la igualdad atrae. Aquello que busca algo fuera de sí mismo es demostrable de la misma naturaleza que aquello que busca


Teniendo esto en claro, el problema es el siguiente. Las cosas que existen son buenas. Todos los eruditos están de acuerdo en que las cosas tienden al bien y a la igualdad. Por lo tanto, las cosas que tienden al bien son buenas. Sin embargo, ¿lo son por participación o por sustancia? Si lo son por participación, entonces ellas de ninguna forma lo son por sí mismas, pero si lo son por sustancia sí serían buenas por sí mismas. Por lo tanto, si son participación tampoco tenderían al bien, y sin embargo, de acuerdo con Boecio las cosas son sustancialmente buenas. 

No obstante esto no sería posible porque los seres le deben su existencia al Ser absoluto, que es bueno. Luego el Ser absoluto de todas las cosas es bueno. Pero si su Ser es bueno, las cosas que existen son buenas por el hecho de existir y su Ser absoluto es el mismo que el del Bien. Por tanto, son bienes sustanciales, ya que no participan meramente del bien. Pero si su Ser absoluto es el bien, no cabe duda de que, siendo bienes sustanciales, son como el Bien Primero y por tanto tendrán que ser ese Bien. 

Porque nada es como Él excepto Él mismo. Por lo tanto, todas las cosas que son, son Dios: una afirmación impía. Luego las cosas no son bienes sustanciales, por lo que la esencia del Bien no reside en ellas. Luego no son buenos por el hecho de existir. Pero tampoco reciben el bien por participación, porque de ninguna manera tenderían al bien. Por lo tanto, de ninguna manera son buenos.

La solución, entonces, recae en que las cosas no son sustancialmente buenas como el Primer Bien, por el hecho de que no son buenas en todas las circunstancias, como sí lo es el Ser absoluto. Sin embargo, las cosas no tienen su Ser absoluto a menos que deriven de él que es a su vez el Primer Bien (Primer Bien y Ser absoluto se identifican). Esta clase de bien es bueno a través del hecho de que existe, pero la segunda clase de bien deriva de otra fuente de bien. 

Sin embargo el problema de esto sería decir que si deriva de otra fuente de bien, que en este caso sería el Primer Bien, entonces podría no ser bueno. Pero las cosas no existen hasta que son producidas, y el Ser absoluto las produce; por lo tanto, la fuente de los seres es efectivamente el bien, de otro modo no podrían existir. En este caso, se identifican:

  • Primer Bien (Bien sustancial)
  • Ser sustancial (Ser absoluto)
  • Bondad esencial

Nadie dice que el color blanco existe por sí mismo, sino que todo existe por Dios. Porque ser es una cosa pero ser blanco es otra. Él. que le dio la existencia es bueno, pero no blanco. Por lo tanto, los seres existen por la voluntad de Dios y no por sí mismos. ¿Por qué es blanco entonces? por mera voluntad de su creador. La voluntad no influye en la creación del bien de una cosa, sino que en todo lo demás. 

''Y así son blancos simplemente porque Uno que no era blanco quiso que fueran blancos; pero son buenos por el hecho de que existen porque Aquel que fue bueno los quiso buenos''

Ahora bien podemos preguntarnos ¿es necesario que todas las cosas sean justas porque así lo quiso Él? No. Esto es porque lo bueno es esencia y lo justo se refiere a una acción. En Él, el ser y la acción son lo mismo, por lo tanto, en él sería lo mismo ser bueno y justo. Sin embargo, en nosotros, ser y actuar se diferencian. Así todas las cosas son buenas, pero no justas. El bien es general y la justicia es especial y la especie no abarca todas las cosas,. y así unas cosas abarcan unas y otras abarcan otras. No obstante, si existen, todas son buenas. 

Conclusión

Cómo podemos apreciar, Boecio sigue la línea doctrinaria de San Agustín de Hipona, pero no en el sentido religioso sino que más bien en el sentido lógico. En todo caso, en nada empaña que el mismo Boecio sea católico o judío porque la verdad es que toda esta explicación se ciñe sobre la base de la lógica. No solo ha sido aclaratorio, sino que completamente funcional a pensar de que el existir tiene que ver con el bien.

domingo, 23 de enero de 2022

Boecio - Comentario a la Isagoge de Porfirio

 


La obra de Porfirio, el filósofo neoplatónico, comentarista de la obra aristotélica ''el órganon'', está siendo sometida a análisis por el pensador romano Boecio. Sin duda que la Isagoge es una pieza maestra en la historia de la filosofía y de la lógica, la cual fue comentada numerosas veces por muchos filósofos. De hecho, como veremos en esta obra, este comentario a la Isagoge es de fundamental trascendencia por el concepto de Universales que plasma en este importantísimo texto. Veamos el brevísimo comentario a la Isagoge de Porfirio.

Referencias:

(1) Postura que más tarde se conocerá como ''nominalismo'', que significa básicamente que los universales serían nombres más que realidades. 

(2) Godofredo de San Víctor le reprocha a Boecio no resolver o adherir a una de las dos posturas o resolver una tercera

Comentario a la Isagoge de Porfirio


Lo que oculta Porfirio

Corporales e incorporales

Comenzando con este texto, Boecio nos habla de la Isagoge de Porfirio, algo que el filósofo nos estaba ocultando.

''Omitiré hablar sobre si el género y la especie subsisten en la naturaleza o son meras concepciones, si son corpóreas o incorpóreas, si están separadas o son sensibles, porque ese trabajo sería más extenso y de una profunda investigación''

Boecio nos dice que si bien Porfirio explica correctamente los conceptos de género y especie, también esconde algunas cosas que filósofos predecesores no pudieron resolver. Veamos en general cuáles son aquellas cosas.

  1. Todo lo que el ánimo entiende o bien lo capta con un concepto y se lo describe a sí mismo con un enunciado, como algo que está constituido en la naturaleza de las cosas, o bien se figura con la vana representación de algo que no existe

A partir de esto, Boecio se pregunta si el concepto de género y especie tratado en la Isagoge de Porfirio se entiende como aquellas cosas que existen, y a partir de las cuales captamos un concepto verdadero, o si en realidad se refieren a cosas que no existen y producto de esto nos engañamos.

Por lo tanto, cabe investigar al menos tres cosas:

  • Género
  • Corporalidad
  • Incorporalidad

En este sentido, Boecio comienza por los corporales e incorporales diciendo que hay de dos tipos:

  • Los que podrían existir más allá de los cuerpos y separados de estos (Dios, alma o mente)
  • Los que existen en la corporalidad y en sus límites (toda clase de cuerpos)

En primer lugar, Boecio nos dice que los primeros no existen fuera del cuerpo, a excepción del punto, la línea, el número o las cualidades. Todos estos elementos son incorpóreos porque no se extienden en tres dimensiones, pero al mismo tiempo no pueden estar ausentes de los cuerpos. Si estuviesen desligados, de ninguna manera podrían subsistir los cuerpos, no permanecerían.

Luego de explicar estas cuestiones referentes a los elementos que permanecen, Boecio se propone analizar tanto el género y la especie.

Género y especie

Boecio nos revela dos opciones en cuanto al género y la especie:

  1. Son y subsisten
  2. Solo son formados por el pensamiento y el entendimiento

Para comenzar, Boecio nos dice que la especie no tiene al género como si fuera una parte del mismo género, sino que la especie tiene todo el género y no está separado de él. Sin embargo, el género es numéricamente uno porque de ser múltiple, entonces su extensión sería infinita y consecuentemente no se podría crear la especie. 

No obstante, por otra parte, el género no es numéricamente uno. Si se divide en partes, entonces no podremos decir que es unidad perfecta. De hecho, si fuera numéricamente uno, no será común a muchos. 

Una cosa es común cuando:

  1. Respecto de sus partes
  2. Por el uso de sus poseedores a través del tiempo (esclavo o caballo)
  3. Común en todo tiempo (un espectáculo o un teatro)

El género no es común a las especies por ningún modo de los antes mencionados. Esto porque el género no solo debe estar en las especies en todo tiempo y en todo momento, sino que también es sustancia de aquello que se constituye: sus partes. 

Además, ya establecimos que el género no es numéricamente uno por lo que nos da como resultado que a su vez no es múltiple (porque es común) ni es uno (porque pueden buscarse otro género). Sin embargo, si no es uno ni muchos nos parecerá que el género en verdad no existe. 

Ahora bien, si decimos que el género y la especie son captados como conceptos, entendiendo que los conceptos proceden de los objetos sea que existan o no, y si se encuentran en la cosa misma, entonces no solo se captan en el entendimiento sino que también en la verdad de las cosas. Sin embargo, existe otra postura que señala que estos conceptos no coinciden con las cosas en verdad, y por eso estos conceptos serían falsos. 

Conceptos y naturalezas

Para el comentarista de Aristóteles, Alejandro de Afrodisias, los universales solo existen en la mente y no en la realidad, es decir, él representaría la segunda postura con respecto a los universales(1).

Boecio nos dice que claramente los conceptos no necesariamente provienen de los objetos, sobre todo si este concepto no coincide con el objeto en sí mismo. Esto surge por una opinión, o sea, una composición sobre el objeto y no por el entendimiento simple.

En efecto, si alguien uniera un concepto divisible sobre una naturaleza que no puede aceptarla, entonces ese concepto es falso. En ese sentido, combinar la naturaleza de un hombre con el concepto de un caballo (o un centauro), este razonamiento sería falso. No obstante, no es completamente (o absolutamente) falso. Esto porque hay muchas cosas que

''tienen su ser en otras''

y si estas se separan perfectamente podrían dejar de existir, de lo contrario no sería aborrecible a la mente. Por ejemplo, la línea es algo en el cuerpo y debe su ser al cuerpo, en otras palabras, su ser se debe al cuerpo. 

Todas aquellas cosas incorpóreas que tienen su ser en los cuerpos, el sentido nos la otorga en conjunto con el cuerpo. Pero el ánimo (el espíritu) que tiene la facultad de separar lo incorporal de lo corporal, puede contemplar esos incorporales sin la ayuda de los cuerpos. 

Ahora bien, estos conceptos no pueden exceder la misma naturaleza del cuerpo, porque de ser así, entonces tendríamos la confusión de unir los conceptos de caballo y hombre y posteriormente conformar el centauro, y, como los conceptos de cada uno existen, entonces el centauro también existiría. 

Por lo tanto, tenemos que las cosas incorporales existen en las corporales, pero estos no pueden entenderse mediante los cuerpos sino que más allá de estos. 

''Al punto de que su naturaleza puede ser observada y su propiedad comprendida''

Cuando el género y la especie son pensados, se reúne una similitud de individuos en los que los universales existen. Por ejemplo, entre la reunión de los hombres se identifica la humanidad. Cuando la similitud se piensa y se observa, entonces esta se convierte en especie. Por lo tanto, estos existen en los singulares pero se entienden universales. 

Por otro lado, Boecio reconoce que los universales sí pueden ser distintos en uno y otro ser. Por un lado, un ser puede tener una figura cóncava y otra convexa, pero estas siempre se encontrarán en los mismos cuerpos y en todo caso, la línea cóncava contiene la línea convexa. 

En conclusión, el género y la especie son entendidos universalmente y percibidos individualmente. Sin duda que son percibidos por el alma, pero luego son percibidos en las cosas sensibles. Como son conceptos, pueden entenderse por sí mismos sin necesitar a otros. Ahora, con respecto a esto hay dos cosas a entender para con el género y la especie:

  • Platón: los universales son entendidos en los cuerpos y más allá de los cuerpos.
  • Aristóteles: los universales son entendidos pero subsisten en los cuerpos

Boecio nos dice que sigue con más aplicación la doctrina de Aristóteles, pero solo porque el texto justamente abarca y se entiende mediante conceptos aristotélicos. Sin embargo, aclara que no adhiere totalmente a esta postura, dejando un velo de misterio a lo que él cree(2)

Conclusión

Interesantísimo el comentario a la Isagoge de Boecio, sobre todo porque explica muy bien qué son estos universales y cómo se entienden. Por lo que podemos concluir, el razonamiento de Boecio es que los universales no existen de manera independiente, sino que pueden razonarse y estudiarse (separarse de las cosas) de manera independiente, pero para que sean válidos deben subsistir en las cosas. Podríamos decir que Boecio sería un realista moderado, muy cercano a la posición de Aristóteles. 

sábado, 8 de enero de 2022

Boecio - Si el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo pueden ser sustancialmente predicados de la divinidad

 


Seguimos con el concepto de Trinidad en Boecio luego de leer su obra llamada ''Sobre la Trinidad''. Podemos tomar este texto como un complemento de aquella obra anterior, de hecho, este texto es particularmente pequeño: cinco párrafos al menos que tratarán de completar la idea de la Trinidad. Dedicado a Juan el diácono en el reinado del Papa Símaco, el brevísimo texto nos dará una mirada acabada de la idea que tenía Boecio sobre la Trinidad. 


Si el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo pueden ser sustancialmente predicados de la divinidad


Para comenzar a analizar este asunto, en primer lugar se debe observar si cada persona de la Trinidad es únicamente una sustancia. 

  1. Padre: sí es sustancia
  2. Hijo: sí es sustancia
  3. Espíritu Santo: sí es una sustancia

Ahora, si se toman el Padre, el Hijo y Espíritu Santo en conjunto, no se están dando tres sustancias sino que solamente una. La sustancia de los tres no puede ser dividida en tres y por lo tanto es solo una. En consecuencia, como son solamente una sustancia, todo lo que se predique se hace unitariamente y separadamente por cada uno. Si entonces su única divinidad es una sustancia, el nombre de Dios puede con derecho ser predicado sustancialmente de la Divinidad.

Los tres no son tres verdades sino que son una verdad. Si esto es así, la sustancia entonces de esta solo se podrá predicar sustancialmente. ¿Cuáles son los predicados sustanciales? Boecio nos nombra algunos:

  1. Bondad
  2. Inmutabilidad
  3. Justicia
  4. Omnipotencia

De ahí que parezca que lo que puede predicarse de cada Uno solo, pero no de los Tres, no es un predicado sustancial, sino de otro tipo, del tipo que examinaré a continuación. Porque el que es Padre no transmite este nombre al Hijo ni al Espíritu Santo. De ahí se sigue que este nombre no se le atribuye como algo sustancial; pues si fuera un predicado sustancial, como Dios, la verdad, la justicia o la sustancia misma, se afirmaría de las otras Personas.

Similarmente, el Hijo recibe este nombre y no se asocia con las demás personas. El Espíritu Santo tampoco se predica de las otras personas. De ahí que deducimos que Padre, Hijo y Espíritu Santo no se predican de la Divinidad de una manera sustancial, sino de otra manera. Porque si cada término se predicara sustancialmente, se afirmaría de las tres Personas tanto por separado como colectivamente.

Es evidente que estos términos son relativos, porque el Padre es el Padre de alguien, el Hijo es el Hijo de alguien, el Espíritu es el Espíritu de alguien. Por tanto, ni siquiera la Trinidad puede ser predicada sustancialmente por Dios; porque el Padre no es Trinidad, ya que el Padre no es Hijo y Espíritu Santo, ni tampoco, por paridad de razonamiento, es Trinidad del Hijo ni Trinidad del Espíritu Santo, sino que la Trinidad consiste en diversidad de Personas, la Unidad en simplicidad de sustancia.

Ahora bien, si las Personas están separadas, mientras que la Sustancia no está dividida, es necesario que el término que se deriva de Personas no pertenezca a la Sustancia. Pero la Trinidad se efectúa por la diversidad de Personas, por lo que la Trinidad no pertenece a la Sustancia. Por tanto, ni el Padre, ni el Hijo, ni el Espíritu Santo, ni la Trinidad pueden predicarse sustancialmente de Dios, sino sólo relativamente, como hemos dicho. Pero Dios, Verdad, Justicia, Bondad, Omnipotencia, Sustancia, Inmutabilidad, Virtud, Sabiduría y todos los demás predicados concebibles de este tipo son aplicables sustancialmente a la divinidad.

Conclusión

Las sustancias se predican de manera conjunta y todo lo que se predica de ellas es sustancial. Sin embargo, vemos como Boecio nos dice que el término ''Trinidad'' es en verdad un término relativo y no sustancial, que no puede predicarse de Dios a menos que sea de forma relativa. Podemos decir que la Trinidad sigue el concepto de relación que habíamos visto en su obra anterior (Sobre la Trinidad) donde nos señala que la Trinidad no disminuye ni a aumenta la sustancia.  

jueves, 6 de enero de 2022

Boecio - Sobre la Trinidad

El tema de la Santísima Trinidad ha sido de profunda discusión en la antigüedad, sobre todo en la época del Imperio Romano, específicamente en el ámbito teológico filosófico cristiano. Con una introducción a su suegro Quinto Aurelio Memius Símaco, Boecio nos trae una obra que defiende el concepto de Santísima Trinidad, catalogándolo como un descubrimiento que no puede conservar  tiene que compartirlo. Veamos este interesante tratado que pertenece a la Opuscula Sacra donde se contienen todas la obras teológicas del filosofo. 

Referencias:

(1) Boecio asume que el lector sabe que el nombre completo del orador es ''Marco Tulio Cicerón''

(2) La teoría de la forma como sujeto ha sido ampliamente debatida entre los intelectuales. Hay quienes firman que Aristóteles efectivamente no concordaba la forma con el sujeto, y otros que sí lo hacen. En lo sucesivo, Boecio nos dirá la forma en que sí es posible que el sujeto y la forma se unan. 

(3) Para Boecio habrían dos tipos de relaciones: aquellas que se predican del sujeto externamente y otra que es como accidente mismo. 


Sobre la Trinidad


Aquello que es y no es

Boecio nos dice que el Padre es Dios; el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, por lo tanto los tres son Dios y no tres dioses. Sin embargo, hay quienes disminuyen o aumentan a cada una de las personas de la Trinidad. 

  • Arrianos: disminuyen la Trinidad por grados y la ponen como pluralidad


Por otro lado, también está el concepto de otredad que es la fuente de la pluralidad. Siempre que se habla de ''otro'' entonces se está formando inmediatamente la pluralidad. También, la pluralidad se entiende en género, especie y número. 

  • Género: un hombre y un caballo son lo mismo porque pertenecen al mismo género: animal
  • Especie: Catón y Cicerón son lo mismo porque pertenecen a la misma especie: hombre
  • Número: Tulio y Cicerón son lo mismo porque los dos son uno en número(1)

Todo ser es un ser en cuanto a su forma. Una estatua no es efigie de un animal a partir del bronce, sino que acorde a la forma que ha sido impresa en el bronce, además el bronce no es llamado bronce acorde a la tierra que es su materia, sino que en cuanto a su figura de bronce. La tierra tampoco es llamada tierra por su materia, sino que por su sequedad y peso que son sus formas

Por lo tanto, nada es llamado por su materia sino que por su forma

Ahora bien, la sustancia divina es forma sin materia y por lo tanto, la forma es aquello que es y las otras cosas no son lo que ellas son. Estas cosas que no son aquello que son deben su existencia a partir de sus partes, a partir de su composición. Por ejemplo, el hombre es alma y cuerpo, no alma o cuerpo; por lo tanto, el hombre es esto y aquello (alma y cuerpo), lo que significa que no es lo que es. 

Sin embargo, aquellas cosas que efectivamente son podemos decir que verdaderamente son lo que son, y en este sentido, son el grado más ''fuerte y hermoso'' porque no dependen de nada. Y en estos seres no hay género, no hay especie y tampoco hay número, y no puede ser sujeto porque las formas no pueden ser sujetos(2)

No obstante, hay formas que pueden estar sujetas a los accidentes. Por ejemplo, humanidad no recibe accidentes por ser forma, sino porque la materia es sujeto de ella. Como la materia, que es sujeto de la humanidad recibe cualquier accidente, es claro que la misma humanidad los recibe.

Pero la forma que no tiene materia no podrá estar en el sujeto ni estar en la materia, porque no sería forma sino imagen. Por lo tanto, al no haber diversidad, no hay género, no hay espacie y no hay número.

Dios 

El concepto de Dios no difiere de Dios porque no tiene accidentes ni tampoco diferencias, no hay pluralidad solo unidad. Al repetir Dios tres veces, la triple repetición de la unidad no hace una pluralidad de número en la esencia de la unidad, siempre considerando la esencia numérica, no el numero en sí mismo. 

Si bien se hace la repetición de la unidad, no se produce un aumento numérico en la naturaleza numérica.

En este sentido, el número puede entenderse de dos formas; como conjunto y como la naturaleza de la multiplicidad de lo conjunto. 

Cuando se habla de lo Uno se refiere específicamente a una cosa, en cambio cuando decimos ''Unidad'' denominamos el carácter de aquello que es uno. Luego, el número dos se refiere a las cosas: dos hombres, dos árboles, etc. 

Entonces, la repetición de la unidad solo produce la pluralidad del número del conjunto de repeticiones, pero la repetición de la unidad no produce pluralidad en la naturaleza de lo uno, por ejemplo, una espada, una tizona, una garrancha. Una espada puede ser conocida por muchos vocablos, pero la repetición de esta unidad no es una verdadera enumeración; sería lo mismo que decir espada, tizona y garrancha. 

La repetición de aquello que es lo mismo no es una enumeración de cosas diversas. Si se dice ''sol'',''sol'',''sol'' estaremos designando solo una cosa y no tres. 

Lo mismo ocurre para el concepto de Dios en cuanto Padre, Hijo y Espíritu Santo que no son tres numéricamente sino que solamente uno. Desde este punto de vista, se entiende que unidad, dualidad y trinidad se oponen al uno, al dos y al tres, y a su vez se oponen a lo doble y a lo triple.

Ahora bien, decíamos que existen algunos que distinguían la Trinidad por medio del mérito, mientras que los católicos dicen que en Dios no existe ninguna diferencia ya que es pura forma, y por lo tanto Dios es aquello que es como cuando dicen:

Dios Padre
Dios Hijo
Dios Espíritu Santo

Tal y como en el ejemplo de la espada, Dios aquí es pura unidad al ser pura forma. 

No se dice Padre, Hijo y Espíritu Santo como algo multívoco porque denominan a una misma cosa que al no tener materia no tiene accidentes ni diferencia.

Diez predicamentos (categorías)

Los diez predicamentos son aquellos que se predican de todas las cosas: sustancia, cualidad, cantidad, relación, locación, tiempo, condición, situación, activa y pasiva. Y estos siempre se refieren a las sustancias de otras cosas, y parte de ellas se refieren al número de los accidentes. 

El predicado de las realidades consistentes es la sustancia, mientras que los otros predicados predican accidentes. Sin embargo, cuando se predica lo divino todo cambia de sentido. Cuando se dice Dios se dice algo que va más allá de la sustancia. ¿Por qué? porque para Boecio la definición de sustancia: stare sub accidentibus, no puede aplicarse a Dios, es decir, el término sustancia conocido ordinariamente no puede aplicarse a Dios. En palabras del mismo Boecio:

''Cuando decimos ''Dios'', no hay duda que designamos una sustancia, pero aquella que está más allá de la sustancia''

Cuando se dice la palabra ''Justo'' se está hablando de una cualidad y no de un accidente, y una cualidad que es la sustancia que está más allá de la sustancia. Cuando a Dios se le dice justo no se está diciendo algo diferente de Dios porque Dios y justo son la misma cosa, tienen el mismo ser. 

Lo mismo pasa cuando decimos ''Máximo'' o ''Grande''. Designamos a una cantidad, pero una cantidad que es la misma sustancia que está más allá de la sustancia ordinaria, que es aquella misma sustancia que es Dios. 

Los predicamentos producen en las criaturas un efecto de divisibilidad, pero eso no ocurre con Dios porque todo en él se predica de manera conjunta y unida. 

Ejemplo: cuando se dice ''hombre'' y ''Dios'' parece ser que indicamos una misma sustancia. La diferencia estriba en que el hombre no es aquello que es (por su composición), mientras que Dios sí es lo que es porque es pura forma. El hombre es lo que es por otras cosas externas a él mismo, Dios es lo que es por sí mismo.

Con respecto a la palabra ''justo'' y la palabra ''hombre'', bien se puede mostrar que ambos son cosas distintas, con la excepción de que hombre se predica de aquello que no es (por su composición), pero ''justo'' al ser pura forma tiene la misma simplicidad con Dios. 

El resto de los predicamentos puede aplicarse a Dios y al hombre, pero al hombre se le aplica de manera distinta. Por ejemplo, un hombre está en el foro, y Dios está en todas partes. En cuanto al hombre, no podemos decir que está en todas partes, pero sí en alguna parte. Obviamente sería correcto decir ''Dios está en todas partes'', pero no en el entendido de que Dios está, sino que todas las cosas están en Dios. Esto porque Dios no es contenido por ningún lugar, al contrario, él los contiene a todos. 

Lo mismo ocurre con el tiempo. Se dice de un hombre que ''ayer vino'', pero de Dios solo puede decirse que está en el presente. Dios es el tiempo presente y no se aplica el concepto de tiempo somo su tuviéramos que esperarlo. 

Por lo tanto, vamos a ver los distintos tipos de predicamentos:

  1. Predicamentos según la cosa: aquellos que designan lo que una cosa es
  2. Accidentes según la cosa: aquellas que son dichas de un sujeto
  3. Según la sustancia de la cosa: cuando se refiere a Dios

Resta ver lo que queda de aquellos predicamentos que falta analizar. 

Los demás predicamentos

En cuanto al predicamento de relación este no hace predicación según el sujeto mismo. Esto se comprende porque depende de la existencia de otra cosa. Boecio propone que se analice la palabra ''Señor'' y ''Siervo'' para ver si estas se predican en cuanto a un sujeto.

En la relación Señor y Siervo, si quitas Siervo entonces quitas Señor. En cambio, si se quita la palabra blancura, no por eso se sacará aquello que es blanco. La blancura es gradable mientras que lo blanco puede sostenerse por sí mismo. Por otro lado, cuando a Señor le quitamos Siervo, ciertamente no quitamos nada de Señor. Siervo sería la relación misma que tiene Señor, pero la verdad es que es una relación externa que no añade ni quita nada al sujeto principal(3).

La relación no tiene que ver directamente con el sujeto sino que con aquello que consiste en la comparación. 

Bajo este sentido, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que se diferenciarían por ''relación'', en verdad no es una separación ni tampoco se disminuiría o aumentaría la sustancia de los tres con respecto a ellos mismos. Por lo tanto, por más que digamos Padre, Hijo y Espíritu Santo, sus relaciones no alteran sus sustancias de ninguna forma. 

También, Boecio nos dice que nada se añadió a Dios cuando se le menciona como Padre, nunca empezó a ser Padre porque esa condición le es sustancial, y la predicación de Padre es relativa. Como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son incorporales, no tienen diferencia al ser pura forma. Como son pura forma, entonces no hay pluralidad y si no hay pluralidad no hay diferencia. La repetición de la unidad no forma pluralidad. 

Relación en la Trinidad

La relación se da con las diferencias, pero también con las igualdades y semejanzas. Veamos esto en tres aspectos:

  • Todo lo igual es igual con lo igual
  • Todo lo semejante es semejante con lo semejante
  • Todo lo que es lo mismo es lo mismo con lo mismo

Estas son las relaciones que se dan en la Trinidad porque ninguna persona de la Trinidad es diferente excepto por la relación, cuya naturaleza es externa y no añade o disminuye en nada a cada una. Sin embargo, es la unidad la que salvaguarda la diferencia que se produce en la relación y así no se altera ninguna de las personas. 

Conclusión

Finalmente, Boecio termina con una exhortación a realizar un análisis o crítica de lo que ha dicho para resolver este interesante tópico sobre la Santísima Trinidad. Su diferencia con San Agustín de Hipona, es que Boecio, como él mismo lo dice al final de su conclusión, hace esto utilizando las categorías de Aristóteles. Tenemos que seguir viendo qué nos trae Boecio con respecto a la lógica y la religión. 

lunes, 3 de enero de 2022

Boecio - Sobre el silogismo categórico (De syllogismo cathegorico) (Libro II)

Seguimos con el estudio de los silogismos categóricos, pero esta vez veremos la unión y la composición de los silogismos. Si bien esta parte es una extensión de la anterior, la verdad es que Boecio introducirá nuevos conceptos para entender lo que se viene a continuación. También, veremos el desarrollo de las cuatro figuras más importante en la obra de la lógica aristotélica. Esta es la parte final del estudio de los silogismos categóricos, y claro, podemos ver que al mismo tiempo e sun complemento al análisis del órganon de Aristóteles. 


De syllogismo cathegorico


Inclusión extensiva

En primer lugar, Boecio nos dice que se debe entender el concepto de ''estar todo en'' y ''no estar todo en''. 

Esto es, si una cosa pertenece a un género del mismo modo su especie estará toda en ella. Así, dentro de animal está la especie hombre, y de este modo, hombre está enteramente en el género animal. Por lo tanto, la palabra ''hombre'' es menor en extensión que la palabra ''animal'' y es por esto que podemos decir que ''hombre'' está todo en ''animal''. También podría ser al revés como cuando se dice que animal es predicado de todo hombre. 

Por otro lado, cuando se dice que no está en todo sucede una separación entre los conceptos. Por ejemplo, cuando se dice que ''Animal no está en ninguna piedra'' o ''El animal de ninguna piedra es predicado''.

En resumen:

  • Estar todo en (o ser predicado de todo): siempre que no puede encontrarse algo del sujeto, respecto de aquello que se predica no puede decirse que no se predica
  • No estar todo en ( o no ser en nada predicado de algo): cada vez que nada del sujeto pueda ser encontrado, respecto de lo cual, aquello que se predica, puede decirse

También hay que dejar establecida la diferencia de que ''estar todo en'' y ''ser predicado de todo''. El segundo caso es la explicación reversa del primero, por ejemplo, si tenemos la oración ''Todo hombre es un animal'', su explicación reversa sería ''Animal es predicado de todo hombre''.

La palabra hombre está en todo animal como si estuviera ''escondido'' dentro del género. mientras que la palabra animal estará en todo aquello que es hombre. 

De aquí se extrae el principio ''dictum omni et nullo'' (la máxima de todos y de ninguno, el cual quiere decir que si cualquier cosa es afirmada o negada, de igual forma se puede afirmar o negar un subtipo de esa misma cosa. Por ejemplo:

P1: Todos los hombres son mortales
P2: Juan es mortal
C: Juan es hombre

Del mismo modo,y siguiendo la misma lógica, puede construirse un silogismo negativo que sería el dictum nullo.

Uso de letras en vez de términos

En razón a la brevedad y concisión es mejor hacer los silogismos mediante letras para entenderlos mucho mejor. Por lo tanto, cada vez que una cosa se predique de otra se dirá ''sea A predicado de todo B''. 

Figuras de los silogismos

Entonces, usando las letras en vez de los conceptos iremos explicando las cuatro figuras de los silogismos. 

Primera figura

Esta se forma cuando A es predicado de todo término B, y a su vez, B de todo C. En este caso, lo primero que es sujeto del primer término (B) es sujeto también de otro término (C). 

B es A
C es B

Boecio llama a A y C términos extremos por ser predicado y sujeto de B, y B sería el término medio porque es sujeto de solo uno de los extremos.

Por otro lado, el término extremo mayor es A  porque es el primero que se predica, mientras que el término C es el término extremo menor porque es sujeto del término medio B.

Obviamente, estas pueden ser invertidas sin ningún problema y siempre y cuando no se excedan recíprocamente, es decir, que sean coextensivas. 

Segunda figura

La segunda figura se da cada vez que el término A es predicado de ambos términos, b y c.

B es A
C es A

Por lo tanto, el término medio en este silogismo es la letra A y los extremos serían B y C.

Tercera figura

La tercera figura se da siempre que los términos a y b se predican de un único c.

C es A
C es B

En este caso, el término medio es C que es sujeto tanto de A como de B que son los extremos. 

El silogismo perfecto 

El silogismo perfecto es aquel por el cual nada hace falta para alcanzar una conclusión perfecta. Por lo tanto, el único que podríamos llamar silogismo perfecto es el de la primera figura, los demás son imperfectos. 

Procedencia de las figuras imperfectas

Las figuras imperfectas se derivan de la primera.

Primera figura

B es A
C es B
 
Segunda figura:

B es A
C es A

Si alguien diese vuelta el término mayor y la proposición, haciendo que aquello que antes  había sido predicado pase a ser sujeto, crearía la segunda figura.

Por su parte, la tercera figura nace a partir de la conversión de la proposición menor.

Primera figura

B es A
C es B

Tercera figura

C es A
C es B

Por consiguiente, al convertir los términos extremos mayor y menor de la primera figura.

Modos válidos de la primera figura

Cada una de las figuras que hemos mostrado tienes sus propios modos distintos. Aristóteles describió algunos de ellos, pero sus alumnos como Teofrasto y Eudemo se encargaron de añadir más. Veamos cada uno de ellos. 

Modos válidos de la primera figura

Primer modo silogístico:

El primer modo de la primera figura es aquel que se produce a partir de dos afirmativas universales, concluyendo una afirmativa universal. Ciertamente, si el término A estuviese en todo el término B, y si el término B fuese predicado de todo término C, el término A será predicado de todo término C.

P1: Todo justo es bueno
P2: Toda virtud es justa
C: Toda virtud es buena

El orden que podemos ver en este primer modo es que las tres son afirmativas (AU-AU-AU).

Segundo modo silogístico:

Se da cada vez que a partir de una primera proposición negativa universal, y de una segunda proposición afirmativa universal, se deduce una conclusión negativa universal.

P1: Ningún bueno es malo
P2: Todo justo es bueno
C: Toda virtud es buena

El orden que podemos ver en este primer modo es que a excepción de la primera las demás son afirmativas (NU-AU-AU).

Tercer modo silogístico:

Se realiza siempre que desde una afirmativa universal y una afirmativa particular, se concluye en una afirmativa particular.

P1: Todo bueno es virtuoso
P2: Algún justo es bueno
C: Algún justo es virtuoso

El orden que podemos ver en este primer modo es que las proposiciones contienene expresiones universales y particulares (AU-AP-AP).

Cuarto modo silogístico:

El cuarto modo de la primera figura es tal que siempre desde una negación universal y una afirmación particular, se concluye en una negativa particular.

P1: Ningún bueno es malo
P2: Algún justo es bueno
C: Algún justo no es malo

El orden que podemos ver en este primer modo es que a excepción de la primera las restantes son particulares (NU-AP-NP).

Quinto modo silogístico (de aquí en adelante agregado por Teofrasto y Eudemo):

Surge a partir de dos afirmaciones universales que concluyen en una afirmativa particular, de la siguiente forma: si A estuviese en todo B, y B en todo C, sin duda, pudiera ser concluido que el término a está en todo término C.

B es A
C es B

C es A

Obervando cuidadosamente este silogismo, podemos ver que el término C se puede predicar de algún término A. Por ejemplo, 

P1: Todo justo es bueno
P2: Toda virtud es justa
C: Algún bueno es virtuoso

Por conversión e indirectamente se dice este nuevo modo, puesto
que lo que se concluía universalmente, ahora se concluye de modo particular y converso.

Sexto modo silogístico:

Es el que se produce desde una negativa universal y una afirmativa universal, concluyendo por conversión en una conclusión universal.

P1: Ningún bueno es malo
P2: Todo justo es bueno
C: Ningún malo es justo

Séptimo modo silogístico:

Es aquel que desde una afirmativa universal y una afirmativa particular concluye por conversión en una afirmativa particular.

P1: Todo bueno es virtuoso
P2: Algún justo es bueno
C: Algún justo es virtuoso

Sin embargo, también se puede concluir lo siguiente:

C: Algún virtuoso es justo

Octavo modo silogístico:

Se da cada vez que desde una afirmación universal y desde una negación universal se concluye en una particular negativa.

Sin embargo, se debe proceder de manera distinta si se empieza con una afirmación universal. Por ejemplo,

P1: Todo bueno es justo
P2: Ningún malo es bueno
C: Ningún malo es justo

Luego se debe convertir en esta:

P1: Ningún bueno es malo
P2: Algún justo es bueno
C: Algún justo no es malo.

Noveno modo silogístico:

Es aquel que desde una afirmativa particular y una negativa universal concluye, por conversión, en una negativa particular.

Sin embargo, puesto que la negación universal puede ser convertida, se dirá luego que el término C se predica de ningún término B, y que el término B es predicado de algún A; por lo tanto, el término C no será predicado de algún A.

P1: Algún bueno es justo
P2: Ningún malo es bueno
C: Algún justo no es malo

Podemos decir, en todo caso, que el noveno modo tiene su semejanza con el octavo a partir de sus dos primeras premisas. 



Modos válidos de la segunda figura

Los modos de la segunda figura, aunque válidos en su estructura, no son verdaderos si no tienen como base los modelos de la primera figura, es decir, dependen de la estructura de la primera figura. Es por eso que siempre llamaremos a estos silogismos tanto de la segunda como de la tercera figura, silogismos imperfectos.

Primer modo silogístico:

Se produce cuando se concluye en una negativa universal a partir de una afirmativa universal y una negativa universal.

P1: Ningún malo es bueno
P2: Todo justo es bueno
C: Ningún justo es malo

Así, es evidente que en la conclusión el término extremo mayor es
predicado del menor. Obviamente, podemos ver que este silogismo es casi idéntico al sexto modo silogístico de la primera figura, solo que cambia el término mayor. 

Segundo modo silogístico:

Se da siempre que desde una afirmativa universal y de una negativa universal, cambiando esta vez el orden de las universales, nuevamente una negativa es concluida.

P1: Todo justo es bueno
P2: Ningún malo es bueno
C: Ningún malo es justo

Como podemos ver, este silogismo es una transposición del segundo modo silogístico del segundo modo de la primera figura. 

Tercer modo silogístico:

Se realiza siempre que a partir de una negativa universal y una afirmativa particular se concluye una negativa particular.

P1: Ningún malo es bueno
P2: Algún justo es bueno
C: Algún justo no es malo

En este aspecto, podemos decir que este tercer modo puede convertirse perfectamente en el cuarto modo silogístico de la primera figura.

Cuarto modo silogístico:

Es aquel que desde una afirmación universal y una negación particular concluye en una negación particular.

P1: Todo justo es bueno
P2: Algún malo no es bueno
C: Algún malo no es justo

Sin embargo, ni la disposición ni el orden de las proposiciones pueden ser probados por conversión, porque la afirmación general no se puede convertir a sí misma (demostración por imposible).

Por consiguiente, este silogismo es demostrado a partir de la primera figura, ya que si este silogismo no concluye en una proposición negativa particular, sucede algo incoherente e imposible.


Modos válidos de la tercera figura

Resta que expliquemos los modos y los órdenes de la tercera figura. Pero antes de que hagamos esto, hay que observar primero que en los modos de la tercera figura nunca se llega a una conclusión universal, sino que, bien negativas bien afirmativas, las conclusiones siempre serán particulares y ciertamente nunca generales.

Primer modo silogístico:

El primer modo de la tercera figura es el que a partir de dos afirmaciones universales concluye en una afirmación particular.

P1: Todo bueno es justo
P2: Todo bueno es virtuoso
C: Algún virtuoso es justo

Otros cambian los términos y quieren hacer un segundo modo.

P1: Todo bueno es virtuoso
P2: Todo bueno es justo
C: Algún justo es virtuoso

Pero Aristóteles no diferencia este modo del anterior y cree que estos dos son uno solo, y por eso nosotros, dubitativos, dijimos que eran siete los modos de la tercera figura. Sin embargo, ha de ser mejor seguir a Aristóteles y tomando en cuenta esto digamos que hay otro modo que puede ser íntegramente visto como el segundo modo de la tercera figura. 

Segundo modo silogístico:

Resulta siempre que desde una negación universal y una afirmación universal se concluye en una negación particular. Por tanto, este modo concluye en el cuarto modo de la primera figura.

P1: Ningún bueno es malo
P2: Todo bueno es justo
C: Algún justo no es malo

Desde lo cual hay que considerar que el término extremo mayor es
siempre el predicado en la conclusión.

Tercer modo silogístico:

Se da siempre que desde una afirmación particular y una universal, se concluye una afirmación particular.

P1: Algún bueno es justo
P2: Todo bueno es virtuoso
C: Algún virtuoso es justo

Cuarto modo silogístico:

Se da siempre que desde una afirmación universal y desde una afirmación particular se concluye en una afirmación particular.

P1: Todo bueno es virtuoso
P2: Algún bueno es justo
C: Algún justo es virtuoso

Quinto modo silogístico:

Es realizado cada vez que a partir de una negación particular y de una afirmación universal se concluye una negativa particular. Pero este modo no puede ser probado por conversión, sino a través de una demostración por imposible, de la misma manera como fue probado el cuarto modo de la segunda figura.

P1: Algún bueno no es malo
P2: Todo bueno es justo
C: Algún justo no es malo


Sexto modo silogístico:

Se da siempre que desde una negativa universal y una afirmativa particular se concluye por conversión en una negativa particular.

P1: Ningún bueno es malo
P2: Algún bueno es justo
C: Algún justo no es malo



Definición de silogismo

Dicho todo esto, Boecio define el silogismo de esta manera:

''El silogismo es una oración en la cual a partir de ciertas cosas establecidas y aceptadas, alguna otra cosa que aquellas que fueron establecidas y aceptadas, se sigue por necesidad, a causa de las mismas que fueron aceptadas''


Dijimos que el silogismo es una oración porque toda definición es obtenida desde lo general, y el género del silogismo es la oración. Y esto que es dicho así: en la cual a partir de ciertas cosas establecidas y aceptadas, hay que comprender de esta forma: como si se hubiese en conformidad con las cosas que fueron establecidas y aceptadas.

Pues, para que el silogismo se produzca, algo tiene que ser propuesto antes por un proponente, lo cual el oyente acepta. Porque si éste aceptara esto que se le dice, concluye y completa el silogismo, porque concediendo igualmente tanto a la afirmación como a la negación, demuestra las cosas inciertas a través de las mismas que son aceptadas y probadas.

Estas ciertas cosas establecidas deben tener al menos dos proposiciones. Boecio lanza una crítica a los estoicos quienes decían que ciertos silogismos podían tener solamente una proposición y una conclusión, no era necesario otro silogismo. Pero en palabras del mismo Boecio: El silogismo, para que sea muy conciso, debe ser probado a partir de dos proposiciones.


Demostración y resolución de los modos imperfectos

Para Boecio, los cuatro modos de la primera figura se denominan indemostrables y rectos. 


  • Rectos: porque son demostrados sin ninguna conversión
  • Indemostrables: porque no se demuestran por otros


Además también son llamados perfectos porque son comprobados por sí mismos. Los restantes cinco modos de la primera figura son imperfectos y resueltos por conversión. También Los modos de la segunda o de la tercera son todos imperfectos, puesto que a través de los primeros cuatro modos de la primera figura son comprobados y resueltos. Porque se resuelven en éstos por conversión y por imposibilidad como los dos que más arriba fueron mostrados. Por lo tanto, consideremos sus principios, ya que allí de donde nacieron, ahí mismo se resuelven.


Demostración  de los cinco últimos modos de la primera figura

El quinto modo de la primera figura fue formado a partir del primer modo de la primera figura. Manteniendo las dos primeras proposiciones y convirtiendo de manera particular la conclusión del primer modo, se realiza el quinto silogismo.

Barbara

Relación

Baralipton

Todo justo es bueno

Igual

Todo justo es bueno

Todo virtuoso es justo

Igual

Todo virtuoso es justo

Toda virtuoso es bueno

Convertida

Algún bueno es virtuoso


El sexto modo de la primera figura obtiene su origen en el segundo modo de la primera figura.


Celarent (2/2)

Relación

Celantes (1/6)

Ningún bueno es malo

Igual

Ningún bueno es malo

Todo justo es bueno

Igual

Todo justo es bueno

Ningún justo es malo

Convertida

Ningún malo es justo



Darii (1/3)

Relación

Dabitis (1/7)

Todo bueno es virtuoso

Igual

Todo bueno es virtuoso

Algún justo es bueno

Igual

Algún justo es bueno

Algún justo es virtuoso

Convertida

Algún virtuoso es justo


Pero el octavo y el noveno modos de la primera figura se resuelven en el cuarto modo de la primera figura, y de aquí toman su principio.


Ferio (1/4)

Relación

Felapton (1/8)

Ningún bueno es malo

Conversa

Todo bueno es justo

Algún justo es bueno

Conversa

Ningún malo es bueno

Algún justo no es malo

igual

Algún justo no es malo


Y el noveno modo se resuelve en el cuarto modo de la siguiente manera: si se convierte universalmente la primera del cuarto modo en la segunda proposición del noveno y particularmente la segunda proposición del cuarto modo en la primera del noveno y permanecerá la misma conclusión, la negación particular.


Ferio (1/4)

Relación

Frisesmo (1/9)

Ningún bueno es malo

Conversa

Algún bueno es justo

Algún justo es bueno

Conversa

Ningún bueno es malo

Algún justo no es malo

igual

Algún justo no es malo

Por lo tanto, vemos que los otros modos desde el quinto deben ser subsidiados por los anteriores. 


Resolución y generación de la segunda figura

Una vez resueltos los cinco últimos modos de la primera figura en los primeros cuatro, resolvamos los cuatro modos de la segunda figura en los cuatro primeros de la figura anterior, de los cuales tres son probados por conversión, aunque el cuarto sólo a través de la demostración por imposible.

El primer y el segundo modos de la segunda figura son resueltos en el segundo modo de la primera figura.


Celarent (2/2)

Relación

Cesare (1/1)

Ningún bueno es malo

Convertida

Ningún malo es bueno

Todo justo es bueno

Igual

Todo justo es bueno

Ningún justo es malo

Igual

Ningún justo es malo


El segundo modo de la segunda figura es resuelto en el segundo modo de la primera figura de esta forma: convirtiendo la segunda proposición y manteniendo la primera en la segunda, se llega a la conclusión universalmente convertida.


Celarent (2/2)

Relación

Camestres (2/2)

Ningún bueno es malo

Convertida

Todo justo es bueno

Todo justo es bueno

Convertida

Ningún malo es bueno

Ningún justo es malo

Convertida

Ningún malo es justo


Y el tercer modo de la segunda figura es creado a partir del cuarto de la primera figura. Pues una vez que la negación universal en la primera proposición es convertida universalmente y se mantienen las segundas proposiciones, la misma conclusión y proposición del silogismo se infieren de este modo:

Ferio (2/2)

Relación

Festino (2/2)

Ningún bueno es malo

Convertida

Ningún malo es bueno

Algún justo es bueno

Igual

Algún justo es bueno

Algún justo no es malo

Igual

Algún justo no es malo


Resolución del cuarto modo por imposible

El cuarto modo de la segunda figura solo puede ser demostrado por imposible. En realidad todos los modos de la segunda figura se resuelven por imposibilidad. Veamoslo en un ejemplo. 


Baroco 4/2:

P1: Todo bueno es virtuoso
P2: Algún justo no es virtuoso
C: Algún justo no es bueno

Como la conclusión puede resultar falsa, esta debería convertirse en ''Todo justo es bueno'', es decir, en el primer modo de la primera figura.

Barbara 1/1:

P1: Todo bueno es virtuoso
P2: Todo justo es bueno
C: Todo justo es virtuoso


Baroco (4/2)

Relación

Barbara (1/1)

Todo bueno es virtuoso

Igual

Todo bueno es virtuoso

Algún justo es bueno

Convertida

Todo justo es bueno

Algún justo no es malo

Convertida

Todo justo es virtuoso


Resolución de los otros de la segunda figura por imposible

El tercer modo de la segunda figura se reduciría al imposible de la siguiente manera

Festino (2/3)

P1: Ningún bueno es malo
P2: Algún justo es malo
C: Algún justo no es bueno


Este puede ser convertido o subsidiado por el segundo modo de la segunda figura.

Celarent (1/2)

P1: Ningún bueno es malo
P2: Todo justo es bueno
C: Ningún justo es malo


Festino (2/3)

Relación

Celarent (1/2)

Ningún bueno es malo

Igual

Ningún bueno es malo

Algún justo es bueno

Convertida

Todo justo es bueno

Algún justo no es malo

Convertida

Ningún justo es malo


El segundo modo de la segunda figura se reduciría al imposible de la siguiente manera.


Camestres (2/2)

Relación

Darii (1/3)

Todo bueno es virtuoso

Igual

Todo bueno es virtuoso

Ningún justo es virtuoso

Convertida

Algún justo es bueno

Ningún justo es bueno

Convertida

Algún justo es virtuoso


Igualmente, el primer modo de la segunda figura es resuelto en el cuarto de la primera, pues quien concede las dos proposiciones del primer modo, es necesario que conceda también la conclusión.


Resolución de los modos de la tercera figura

Lo que sigue es que reduzcamos los modos de la tercera figura a los primeros cuatro de la primera figura.


Darii (1/3)

Relación

Darapti (3/1)

Todo bueno es justo

Igual

Todo bueno es justo

Algún virtuoso es bueno

Convertida

Algún virtuoso es bueno

Algún virtuoso es justo

Igual

Algún virtuoso es justo



El segundo modo de la tercera figura es resuelto en el cuarto modo de la primera figura de la siguiente manera.


Ferio (1/4)

Relación

Felapton (3/2)

Ningún bueno es malo

Igual

Ningún bueno es malo

Algún justo es bueno

Convertida

Todo bueno es justo

Algún justo no es malo

Igual

Algún justo no es malo


El tercer modo de la tercera figura es resuelto en el tercer modo de la primera figura: si la primera proposición del tercer modo de la primera figura, permanece la misma que la segunda proposición del tercer modo de la tercera figura, pero la segunda proposición del tercer modo de la primera figura particular es convertida de manera particular y se hace la primera del tercer modo de la tercera figura, nace la conclusión convertida particularmente.


Darii (1/3)

Relación

Disamis (3/3)

Todo bueno es virtuoso

Igualdad cruzada

Algún justo es bueno

Algún justo es bueno

Igualdad cruzada

Todo bueno es justo

Algún justo es virtuoso

Igual (particularmente)

Algún virtuoso es justo


El cuarto modo de la tercera figura es resuelto en el tercer modo de la primera figura: si se mantienen las primeras proposiciones de ambos modos y las segundas proposiciones particulares son convertidas particularmente, se originan las mismas conclusiones.


Darii (1/3)

Relación

Datisi (3/4)

Todo bueno es virtuoso

Igual

Todo bueno es virtuoso

Algún justo es bueno

Convertida

Algún bueno es justo

Algún justo es virtuoso

Igual

Algún virtuoso es justo


El restante sexto silogismo de la tercera figura es generado a partir del cuarto modo de la primera figura: si sus primeras proposiciones son mantenidas, y la segunda particular se convierte de modo particular, la conclusión se mantendrá en uno y otro:


Ferio (1/4)

Relación

Festino (3/6)

Ningún bueno es malo

Igual

Ningún bueno es malo

Algún justo es bueno

Convertida

Algún bueno es justo

Algún justo no es malo

Igual

Algún justo no es malo


Conclusión

Todo este tratado es de suma importancia para la historia de la lógica, si bien Boecio no ha omitido las grandes premisas que Aristóteles construyó en su tratado, la verdad es que su aporte e introducción a estos temas es de notable relevancia. Nos olo une la obra del estagirita sino que también añade la opinión de sus discípulos como sería teofrasto y Eudemo. Si queremos tener un estudio detallado y pormenorizado de todos los pasos que se han dado en la lógica, entonces no podemos dejar de observar este tratado.