Tras mucha filosofía y pensamiento racional, Al-Ghazali llega con esta obra magnífica para los sufistas y para el mundo religioso en general. Con esta primera parte Al-Ghazali tratará de demostrar que el conocimiento no es algo que solo corresponde a la filosofía sino también a la religión. Lo que tenemos aquí no es sólo un libro de conocimiento general o de introducción, sino que esa una lección de vida para aquellos que buscan el nicho de la recompensa religiosa, más que una descripción lógica de la realidad. Veamos esta primera parte.
Referencias:
(1) Podría referirse a la falacia ad-hominem.
Referencias:
(1) Podría referirse a la falacia ad-hominem.
Resurgimiento de las ciencias
religiosas
LIBRO I: SOBRE EL CONOCIMIENTO
Adquisición del conocimiento
Sección I: Excelencia del aprendizaje
Sección I: Excelencia del aprendizaje
Es el Corán mismo quien dice que solo los creyentes podrán conocer y hacer el bien. Este conocimiento proviene de Dios y el más alto conocimiento lo tiene el hombre cuando es profeta. De hecho, si incluso hasta el hombre más pobre considera el conocimiento, este lo elevaría a la altura de un rey inmediatamente.
La muerte de un hombre pobre en conocimiento, es más fácil que la de un hombre sabio en conocimiento. Mucho más difícil sería la muerte para aquel que conoce la teología, pues luego del conocimiento viene la acción y si esa acción no está complementada con el conocimiento de Dios, entonces nunca se será completamente sabio.
Sin embargo, la búsqueda del conocimiento es obligatorio en el Islam tanto para el hombre como para la mujer. Es por decirlo así, la primera piedra para conocer a Dios.
Excelencia de la enseñanza
Ninguna enseñanza divina se le puede dar a aquel que no ha aceptado a Dios. Por supuesto, a todos se les deben dar los conocimientos generales, pero para Dios no se necesita un conocimiento científico, sino más bien una aceptación sumisa; solo a aquel que se somete se le puede enseñar las verdades divinas.
Pruebas de la razón
Las pruebas de que la razón es un concepto útil e imprescindible en el mundo religioso y humano, es que un hombre es mucho más preferible cuando tiene conocimiento que cuando es ignorante. También pasa lo mismo con los animales, pues cada animal, mientras más inteligente sea más se le querrá.
Todas las cosas preciosas caen en tres principios:
- Valor intrínseco
- Medio para un fin
- Ambos anteriores
El valor intrínseco podría predicarse de un hombre que además de tener conocimiento es noble. La palabra noble sería su valor intrínseco. Las cosas que son medios para fin serían por ejemplos las piedras; por ejemplo, el oro y la plata son piedras y por su valor intrínseco no tienen ningún valor. Sólo tienen valor cuando son medios para otras cosas. El hombre tiene un valor tanto intrínseco como también es un medio para un fin.
Sección II: Las ciencias que deben ser alabadas
Conocimiento obligado
Si consideramos que las mejores ciencias se encuentran en el conocimiento y el conocimiento está en la mente, entonces deberíamos tener la ciencia física, filosófica o matemática como las ciencias alabadas.
Sin embargo, más allá de la física o de la ciencia se encuentra el mundo espiritual que es mucho más superior que estas ciencias; por lo tanto, debemos mirar con mucha más atención el conocimiento espiritual y religioso.
Por otro lado, sin la ciencia matemática o médica el hombre no podría continuar viviendo. Esta ciencias son necesarias para comprender muchas cosas del mundo y el nombre que reciben es Farze Kifayah que significa conocimiento obligado. De hecho, sin este conocimiento obligatorio no podríamos ni siquiera leer las Sagradas Escrituras.
En conclusión, tenemos como primera ciencia alabada la religión (comprendiendo que es espiritual) y la segunda ciencia alabada sería la ciencia matemática, lingüística, etc. (comprendiendo que es obligatoria para comprender lo espiritual).
Podríamos preguntarnos ¿cómo comprenderemos las ciencias que son espirituales? por medio de la palabra de profeta. A veces ni siquiera se necesita ser letrado para comprender el llamado divino.
Sección III: Ciencias que son censurables o reprochables
Las ciencias reprochables son aquellas que hacen daño a los demás seres humanos; por ejemplo, la brujería, los talismanes o la hechicería. Lo mismo pasa con aquellas ciencias que si bien no son dañinas son inútiles; por ejemplo, la astrología, la genealogía o la poesía.
En todo caso, por la misma razón podríamos decir que son dañinas, pues si no sirven, el hombre que las practica se hace inútil con las mismas ciencias.
Las ciencias reprochables son un extremo de las ciencias formales y, siguiendo una lógica aristotélica, todo lo que está en extremo es malo. Las ciencias se deben aprender en su justa y proporcional medida; por consecuencia, la falta de aprendizaje de una ciencia es tan mala como el exceso de aprendizaje de la ciencia.
Sección IV: Sobre los debates y algunos conceptos
Condiciones del debate
De acuerdo con Al-Ghazali hay 8 condiciones que deben estar presentes en un debate.
- Se debe tener los conocimientos de Farze Kifayah que son la base para sostenerse en un debate.
- Que se tenga conocimientos de Farze Kifayah no quiere decir que es el tema más importante.
- Todas las decisiones y palabras son responsables de cada hombre que debate. Debe saber interpretarse a sí mismo
- Si se va a debatir sobre cosas futuras, estas cosas tiene que tener cierto asidero en la realidad; por ejemplo, la herencia
- Es preferible que el debate sea en privado más que en público. ¿Por qué? porque es mucho más probable que se hable con más libertad
- La búsqueda de la verdad deber ser preferible a la búsqueda de la victoria en un debate.
- No se debe prevenir al adversario de aceptar sin convencimiento el argumento de otro.
- El debate debe ser entre personas conocedoras que tendrán mutuo beneficio en dicho debate.
Con esto podrá verse el tipo de debate que se sostiene: aquellos que están al servicio de Dios, o el que obedece a otros propósitos.
Las características malas de un debate
Más que malas características del debate en sí, esto está más enfocado a las personas que debaten:
- Envidia: es normal que mucha gente sea envidiosa en el debate, pero los que debaten no deben dejarse llevar por este sentimiento.
- Orgullo: tampoco es un buen consejero en un evento donde es posible ''perder'', pues el objetivo es llegar a la verdad.
- Rencor: por supuesto, un buen hombre que debate no puede tener rencor alguno ni antes ni después de debatir.
- Murmuración: cuando los que debaten se refieren en malos términos sin que el otro lo sepa.
- Declaración de pureza: nadie puede autodenominarse puro y libre de fallas en un debate.
- Espiar: nadie puede espiar los secretos del adversario, ni mucho menos servirse de ellos como argumento(1).
- Hipocresía: en el debate es cotidiano que se muestre amistad externamente pero internamente se tiene odio.
- Alejarse de la verdad: negar la verdad y tratar de evitarla con engaños.
Estas son tanto las condiciones como las características que se deben tener en consideración antes de hacer un debate.
Todo hombre sabio podrá reconocer quién es un hombre a respetar y con cual tener un debate. No solo debe comportarse de manera contraria a lo que se ha dicho, sino que también debe tener en cuenta la ciencia adecuada para pronunciarse en los hechos.
El intelecto y su naturaleza
La nobleza del conocimiento es justamente lo que se revela como su intelecto. De ahí que el hombre se diferencie entre las bestias porque su nobleza es mucho mejor que la de los animales.
Sin embargo, la diferencia también se da entre los mismos hombres. En efecto, hay hombres mucho más nobles que otros, pero el más noble de todos es el profeta.
El intelecto tiene 4 significados:
- Aparte de ser un atributo que nos distingue de los demás animales, también nos ayuda a entender las cosas abstractas.
- Nos ayuda a discernir entre el ser y el no-ser de las cosas (lo verdadero de lo falso).
- Nos ayuda a dar significados a la experiencia.
- Aquello que nos hace actuar por medio de la razón y no por medio de la pasión.
Desde una perspectiva religiosa, Al-Ghazali nos cuenta que cada intelecto es diferente; es tan diferente como la arena del mar. Es por eso que un médico puede prevenir las comidas que le darán malestar, mientras que un zapatero falle en este intento por no tener ese conocimiento específico.
Conclusión
Este puede ser un exordio para cualquier hombre que desee integrarse en la teoría del conocimiento del Islam. También hay una cierta esperanza de alcanzar un conocimiento formal de alta calidad, aunque nada comparado con el conocimiento de un profeta. Parece que muy pocos hombres pueden tener este conocimiento tan alto del que habla Al-Ghazali. Por eso, si un hombre no lo puede lograr del todo, entonces tendrá que seguir a aquellos que sí lo han conseguido: principio, quizás, de la enseñanza en la educación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario