Por supuesto no podía faltar entre todos los tipos de conocimientos formales y espirituales, el amor a Dios. Basándonos en los libros precedentes ¿Será necesaria tanta rigurosidad con respecto al recuerdo de Dios en todos los aspectos de la vida? si consideramos que el precio del olvido de Dios es el tormento eterno del alma, bueno, quizás debemos replantear la existencia del alma y todas sus consecuencias. Veamos el último libro sobre la exhortación al amor a Dios.
La Alquimia de la Felicidad
Capítulo V: Amor a Dios
Donde está la felicidad está la perfección
La razón más evidente de que el hombre busca el amor a Dios es porque el hombre tiene amor a lo que es perfecto. Si aceptamos que Dios es la perfección máxima, entonces no hay porqué buscar nada más porque la felicidad misma es la perfección misma. No habrá porqué volcarse a las cosas del mundo que son inferiores en todos los aspectos frente a la perfección de Dios.
La perfección del cuerpo no existe puesto que lo perfecto no pertenece a este mundo. Lo que sí, los cuerpos tienen una especie de hermosura o de cuasi perfección que llama la atención, pero eso no es comparable con la perfección del alma. Por lo tanto, el hombre ya sabe lo que debe alcanzar y adorar.
¿Cómo es que un hombre ignorante puede alcanzar esta felicidad sin poder conocer a Dios? es posible que exista un hombre de tales características. Por lo tanto, en el mundo existen dos clases de ayudantes de Dios: uno es el profeta y otro es el predicador. Podrá nombrarse a un tercero que sería el doctor de la ley, quien prescribe las conductas..
Bajo este respecto, el hombre ignorante deberá acercarse a los hombres conocedores, y estos hombres están en el deber de enseñarle.
Los infieles
Por otro lado, tenemos a aquellos hombres que no reconocen el poder de Dios y que pasan inadvertidos por sobre todas las consecuencias que existen en el otro mundo. Estos hombres tienen su propio lugar excluídos del Paraíso, pero aún más lo tienen aquellos que reconociendo a Dios no hacen lo que manda. A estos se les denomina ''infieles''.
Amor a Dios
Los fieles a Dios no tienen miedo a la muerte, y al contrario, la esperan pacientemente; este sería el primer amor a Dios. Sin embargo, no se consideraría un infiel si dicho hombre se previene de la muerte, pues esta es otra muestra de amor a Dios (la segunda muestra de amor). Este segundo hombre quiere actuar bajo todos los preceptos de Dios para conservar la vida.
También hay un tercer tipo de amor hacia Dios que tiene que ver con el pensamiento de Dios todo el tiempo. Las cosas que usan los musulmanes vestidos objetos, etc., son los que ayudan a tener este recuerdo de Dios todo el tiempo.
Un cuarto amor a Dios sería el respeto incondicional a la Sagrada Escritura del Corán. De hecho, el Corán es el escrito que une a los hombres a un solo amor que es el amor a Dios.
El quinto amor a Dios requiere tanto de la oración en secreto como en público. Seguido de este amor tenemos el sexto que refiere a la costumbre de orar a Dios, al orden innato que el hombre tiene una vez que acepta a Dios en su corazón.
Por último tenemos la séptima muestra de amor a Dios que consiste en acercarse a los amigos de Dios. El hombre debe ser obediente a Dios así como también a los amigos de Dios.
Conclusión
Todos esto gira en torno al recuerdo de Dios por donde quiera que se lea este apunte (y los demás que han sido desarrollados). Estas son las muestras de amor a Dios que todo musulmán debiera recordar. Estos textos parecen ser bastante prudentes y sabios en contraste a lo que se ve hoy en día en televisión, donde se muestran a los árabes siempre beligerantes con otras naciones y con otras religiones. Al parecer debemos quitarnos los prejuicios y ver (y leer) por nosotros mismos cómo es esta religión del Medio Oriente.
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