Liderada por Luis IX de Francia, la Séptima Cruzada fue la máxima expedición que hubo en la Edad Media y en la guerra santa que se libraba en Europa. Sin embargo, aunque fue el Estado más poderoso de Europa en esos tiempos, la batalla no estuvo exenta de dificultades. Los árabes no dieron tregua, y el sitio fue muy difícil de lograr. La Séptima Cruzada nos habla de la decadencia del sistema beligerante cristiano contra los musulmanes.
La Séptima Cruzada
Contexto
En el año 1244, los jorezmitas fueron desplazados por los mongoles, tomaron Jerusalén para unirse con los mamelucos de Egipto. Esto implicó que nuevamente Jerusalén fuera tomada por los musulmanes, pero esto ya no sorprendía a los cristianos quienes veían que la ciudad era tomada y recuperada una y otra vez. Además, ya no había ánimos para otra cruzada porque Europa tenía otros problemas internos que atender.
El Papa Inocencio IV y Federico II continuaban su lucha por el poder. Sin embargo, Inocencio IV lo desposeía cada vez que tenía oportunidad por lo que el Sacro Imperio Romano no tenía las fuerzas para enfrentar una cruzada. En Inglaterra tampoco había interés, pues Enrique III tenía una lucha con Simón de Montfort.
El único que estaba interesado en una verdadera cruzada era Luis IX de Francia.
La Cruzada
Francia era el Estado más fuerte y vigoroso que tenía Europa en ese entonces, sobre todo después de la cruzada albigense donde tomaron el control absoluto del territorio. Su ejercito contaba con 15.000 hombres que incluían 3000 caballeros y 5000 arqueros que navegaban en 36 botes desde Aigues Mortes y Marsella. Todo esto preparado en el año 1248 listos para zarpar. Esta cruzada fue tan costosa como las anteriores.
Sin embargo, el objetivo de Luis IX no era Jerusalén propiamente, sino más bien Egipto. Luis IX llegó a Damietta, en el Nilo en el año 1249. Este tenía la idea de que apoderarse de Egipto sería conveniente, ya que en el territorio había trigo y cereal con el que podría mantener alimentados a los soldados, además de ser un lugar estratégico para el ataque.
Finalmente logró someter a Damietta, aunque en realidad los egipcios no opusieron resistencia muy seria. Luego, Luis IX se aproximaría al Cairo, mientras que Roberto I de Artois y Guillermo Longespee atacarían los campos egipcios en Mansura. No obstante, los tres cruzados fueron derrotados en sus propias batallas. Roberto y Guillermo en Mansura y Luis IX por los mamelucos en el Cairo. Luis IX es capturado por los mamelucos, pero después de algunas negociaciones estos lo dejan libre.
Luis IX regresó a Damietta, pero su armada fue derrotada en la batalla de Farik Sur donde tiempo después sufrió de disentería y tuvo que ser ayudado por un doctor árabe quien lo curó. En ese mismo año Luis IX deja Egipto para lograr su nuevo objetivo: Acre.
Luego de la cruzada
Luis hizo una alianza con los mamelucos quienes eran rivales del sultán de Damasco. Luis además era el rey de facto de Chipre; sin embargo, en 1254 quedó sin riquezas y su presencia en Francia era requerida porque su madre Blanca de Castilla había muerto.
Conclusión
Esta fue otra cruzada fracasada de parte de Luis IX y otra derrota para el cristianismo frente al islam. Sin embargo, años después Luis IX no se daría por vencido e intentaría una vez más ganar el territorio de Jerusalén, en otra cruzada. Pareciera ser que poco a poco la idea de la cruzada va perdiendo validez.
Photo by <a href="https://foter.co/a3/4ba911">Internet Archive Book Images</a> on <a href="https://foter.com/re5/242b56">Foter.com</a> / <a href="http://flickr.com/commons/usage/">No known copyright restrictions</a>