Los arúspices eran quienes se encargaban de la adivinación en la cultura romana. Estos adivinadores estaban en contra de Cicerón y pretendieron hacerle una trampa en complicidad con su peor enemigo Publio Clodio. No es de sorprender que al ya ser derrotado Clodio, éste quiera seguir insistiendo en perjudicar a Marco Tulio Cicerón cueste lo que cueste. La ambición por el poder se hace cada vez más grande y no escatimara en usar la propia religión en contra de su peor enemigo. Veamos que tiene que decir el más grande orador de Roma en respuesta a estos arúspices.
Referencias:
(1) Para más información véase De Domo Sua.
(2) Este cadáver fue Quinto Seyo.
(3) Los arúspices eran adivinos religiosos del imperio romano que tenían origen etrusco.
(2) Este cadáver fue Quinto Seyo.
(3) Los arúspices eran adivinos religiosos del imperio romano que tenían origen etrusco.
De Aruspicum Responsis
Sobre la respuesta de los Arúspices
Contexto
Recordemos que Cicerón fue exiliado por Publio Clodio y regresó en gloria y majestad, gracias a la gestión de los senadores y el pueblo. Clodio había transformado la casa de Cicerón en un lugar público y de adoración a los dioses(1). Al regreso de Cicerón, Clodio, para desprestigiar al orador, hizo que se culpara a Cicerón de las desgracias del pueblo, pues nadie puede ocupar un lugar sagrado como su hogar. Los arúspices comenzaron a ''predecir'' grandes males para la república frente a este hecho, culpando a Cicerón de todo.
Acusación de profanación
Como dijimos anteriormente, la casa de Cicerón fue modificada por fines religiosos una vez que el orador se fue al exilio. Publio Clodio aprovechó esa ocasión para advertir que se está cometiendo un ilícito, al vivir Cicerón en ese lugar.
No obstante dichas acusaciones, Publio Léntulo y Quinto Metelo fueron los encargados de eliminar el carácter religioso de la casa de Cicerón, ambos en calidad de cónsules. Finalmente, es Clodio quien debería estar asustado porque su casa es la única donde hubo un muerto(2).
Los Arúspices(3)
Cicerón trata de mitigar la labor de los arúspices, en efecto, Cicerón dice:
''¿Qué acaso no podemos ser nosotros nuestros propios arúspices?''
En efecto, Cicerón no está de acuerdo con las adivinaciones; de hecho, hay un libro del orador donde explica lógicamente por qué las adivinaciones son inútiles.
Uno de los motivos para que los arúspices piensen que vendrán terribles eventos para la república (a causa del sacrilegio de Cicerón), es el asesinato de unos embajadores. Sin embargo, Cicerón les recuerda el hecho de que Ptolomeo XII se había autoproclamado rey de Egipto, dejando serias consecuencias en la república en el reinado de Clodio.
Otra de las tragedias es que han sido violadas la libertad y el juramento. Este ha sido otro de los presagios de los arúspices, pero Cicerón sabe muy bien de qué libertades y qué juramentos han sido violados. En efecto, Clodio fue absuelto por sus conjuras y el orador intenta meterlo nuevamente al calabozo; por eso dice que la libertad será violada.
Conclusión
Pareciera ser que los arúspices fueron ''contratados'' o manipulados por Publio Clodio para perjudicar a Cicerón. Podemos ver como en política, el uso de los recursos religiosos no era un material a desestimar si se quería perjudicar a un enemigo. No obstante, el orador no se dejó engañar por lo fácil que era presagiar la poca inteligencia, y desesperación de Clodio al recurrir a estas prácticas. El ''destino'' (del cual Cicerón no creía) de Clodio se verá cerrado y oscuro por su propia violencia y maldad.