Capítulo V: Las reglas de la concomitancia
La concomitancia siempre se entiende como el conjunto de dos cosas que van hacia un determinado fin. Este concepto es plural y podría pensarse que existe en cuanto al politeismo que acepta muchos dioses en una misma religión.
Al-Ghazali, naturalmente, no está de acuerdo con el politeísmo porque de haber existido tan sólo dos dioses ''El mundo se acabaría'' ¿Por qué? porque los dos estarían batallando continuamente por el trono de otro. En lógica lo podemos ver con las siguientes premisas:
Premisa 1: El mundo se acabaría con dos dioses
Premisa 2: No existen dos dioses
Conclusión: El mundo no se acabará.
Como vemos, tenemos dos objetos claramente distintos que son Dios y el mundo. Los dos son concomitantes en cuanto uno sostiene al otro.
La definición de la regla de la concomitancia según Al-Ghazali es que necesariamente a algo que se aplique también en otro caso; por ejemplo, veamos la misma premisa junto con otra similar.
Premisa 1: El mundo se acabaría con dos dioses
Premisa 2: No existen dos dioses
Conclusión: El mundo no se acabará.
Premisa 1: El mundo fue creado por alguien conocido
Premisa 2: Dios creó el mundo.
Conclusión: El mundo fue creado por Dios.
Los mismos se podría sostener cuando se niegan las premisas, es decir, siempre debe dar un resultado negativo.
Capítulo VI: La regla de la oposición
La regla de la oposición resulta de la negación de un sujeto en una premisa. En el Corán, según Al-Ghazali, no se habla de ''nosotros'' o ''tú'' pero este es el modo en que se hace la oposición; por ejemplo,
Premisa 1: Ya sea tú o yo estamos en un error.
Premisa 2: Es sabido que nosotros (yo) no estamos en error.
Conclusión: Tú estás en error.
Otro ejemplo más básico sería el siguiente:
Premisa 1: Él está en una de las habitaciones.
Premisa 2: No está en esta habitación.
Conclusión: Él está en otra habitación.
Sin embargo, también existen casos oscuros que podrían liderarnos a error, y esto lo vemos cuando hablamos de la creación de los seres.
''Las cosas existentes existen porque han sido creadas, o algunas de ellas han sido creadas o son eternas''
¿A qué se refiere con que ''algunas de ellas han sido creadas''? simplemente a que las que no han sido creadas son eternas. Si nos fijamos bien, ''algunas de ellas han sido creadas'' son el término medio entre dos opuestos que son las cosas creadas y las cosas eternas. Veamos otro ejemplo:
Premisa 1: Todos los intoxicantes están prohibidos
Premisa 2: El vino es intoxicante.
Conclusión: El vino está prohibido.
El elemento común en este silogismo es la palabra ''intoxicante'' por lo que éste elemento sería el término medio. En este caso, el término intoxicante es sujeto en la primera premisa y predicado en la segunda premisa. Los opuestos serían los términos ''vino'' y ''prohibido''.
Capítulo VII: La regla del Demonio
¿De qué habla Al-Ghazali con las reglas del demonio? simplemente se refiere a lo que el demonio dijo en las Sagradas Escrituras. Un ejemplo lo pone desde el Corán:
''Nosotros no enviamos ante usted ningún mensajero, ni un profeta, sin tener al diablo interviniente entre sus deseos. Dios anula lo que el diablo ha hecho. Este es mi señor, porque mi Dios es grande''
(Corán 22:51)
En base a la grandeza de Dios que se expresa en este versículo del Corán, la regla diabólica podría darse de la siguiente manera:
Premisa 1: Dios es grande
Premisa 2: El sol es grande
Conclusión: Dios es el sol.
Aquí tenemos que dos cosas aplican a una misma entidad que es lo ''grande''. Sin embargo, si una cosa aplica a dos, entonces una de ellas no puede ser atribuible a la otra.
Obviamente, en el silogismo anterior hay una contradicción a simple vista, pues los atributos de Dios no son los mismos que del sol. Si bien pueden recibir el mismo atributo, esto no significa que tengan una misma esencia.
Otro ejemplo sería este:
Premisa 1: El color es un atributo del blanco y el negro
Premisa 2: El verde es un color
Conclusión: El verde es un atributo del blanco y el negro (?)
Lo mismo podría pasar con las cualidades que pueden llegar a confundirse:
Premisa 1: Quienquiera que tenga un buen origen es mejor
Premisa 2: Yo tengo un buen orígen.
Conclusión: Yo soy el mejor.
Esto sería un error porque la superioridad no proviene del origen de algo sino de sus cualidades.
Capítulo VIII: Innecesariedad de otro Imán
Quien haya escuchado a Al-Ghazali podrá decir ''bueno, entonces consultaré al Imán por cualquier duda que tenga''(1). Sin embargo, este no es el caso. Al-Ghazali nos dice que no es correcto creer en fe ciega en los postulados o dichos de un Imán, se debe necesariamente utilizar la razón.
Además, alcanzar al Imán no es cosa fácil. Siempre que se tenga una dificultad se debe recurrir al Corán, pues esa es la primera referencia, o el primer camino, para incluso poder hablar con el Imán. De otra manera, cualquier otro esfuerzo será vano. Finalmente, nadie puede recibir consejo del profeta si primero no ha reconocido y comprendido las reglas del Corán.
No obstante ¿cómo podemos saber que alguien es el Imán? ¿será a través de los milagros? No. Aunque el milagro pueda ser evidente ante nosotros, debemos considerar que siempre lo que va demostrado en contra de la naturaleza es prescindible de ser un engaño. ¿Qué es o que no nos engaña? La razón, por lo tanto, las profecías y las habilidades comprendidas bajo la razón son los verdaderos milagros.
''No conocerán la verdad a través del hombre, sino que deben conocer la verdad y luego saber quién la tiene''
Como la verdad pertenece al Corán, entonces será necesario aprenderlo al pie de la letra. Una vez aprendido, podremos reconocer al Imán que tiene la verdad en su interior.
Al parecer, Al-Ghazali sigue en esta misma línea(2) la distancia que el hombre tiene de la verdad cuando no tiene consciencia de las Sagradas Escrituras. De alguna manera, Al-Ghazali no confía en el conocimiento innato del hombre, es decir, el hombre debe ser instruido para comprender(3).
Capítulo IX: ¿Cómo salvar al hombre de la controversia?
La salvación del hombre solo puede darse a través de la lectura del Corán y luego en la comprensión del Imán.
El hombre posee tres cualidades que le permiten entender las cosas mencionadas anteriormente.
- Disposición (regalo innato).
- Aceptación de la doctrina.
- Entendimiento.
Al-Ghazali había dicho unos capítulos atrás que una de las cosas con que el hombre debe comenzar es la fe, luego con el entendimiento y finalmente con la revelación. En cierto sentido, cuando el hombre tiene fe tiene disposición, cuando acepta la doctrina tiene comprende las cosas y finalmente entiende la profecía que es el último punto de comprensión,
Los hombres ''dialécticos'' son los más entendidos en materia de conocimientos, pero Al-Ghazali dicen que carecen de la fe que se necesita para comprender el Corán y al Imán.
Capítulo X: Opiniones y falsabilidad
Al-Ghazali se propone analizar las diferencias entre las opiniones y las analogías (para luego pasar a la falsabilidad).
Opinión (ra)
Los Mutazilíes(4) decían:
''Dios está obligado a ordenar todo lo mejor para sus sirvientes''
Por supuesto, esto se refiere a una opinión, algo que se extrae del pensamiento de ésta escuela teológica. Sin embargo, esta opinión podría caer en algo falso y difícil de sostener, veámoslo con un silogismo.
Premisa 1: Dios está obligado a dar lo mejor a sus sirvientes.
Premisa 2: Dios no lo ha dado.
Conclusión: Dios no está obligado a dar lo mejor.
Bien se podría preguntar uno ¿a qué se refiere con que no ha dado lo mejor? se refiere a que si Dios nos hubiera dado lo mejor nos tendría en el Paraíso y eso no es así, por lo tanto, no es obligatorio que nos de lo mejor.
No obstante, esto no es así, pues Dios nos da la mejor oportunidad de todas que es a través del mérito. Por lo tanto, aquí vemos como la opinión puede ser más falsa que verdadera.
Analogía (qiyas)
Mujasimmah era otra escuela de pensamiento islámico que establecía una analogía bien particular.
''Dios, el más grande, tiene un cuerpo... ...Porque como agente y artesano de todas las cosas, debe tener un cuerpo''
Al-Ghazali dice que esto no es correcto, además que no se verá en ninguna parte del Corán. Veamos como resultaría en un silogismo.
Premisa 1: Todo agente tiene un cuerpo
Premisa 2: Dios es agente.
Conclusión: Dios tiene cuerpo
El filósofo está de acuerdo con que Dios es un agente, pero no con que todo agente es un cuerpo. Por supuesto, este silogismo, en contraste con los que vimos en el libro anterior, están basados en la inducción (de lo particular a lo general).
¿Cómo funciona este método? simplemente estableciendo un ejemplo particular. Veamos el ejemplo
''He investigado que todos los agentes digase artesanos, padres, zapateros, cocineros, etc., tienen cuerpo y por lo tanto todos los agentes tienen cuerpo''
Para Al-Ghazali este sería un error y en efecto, sería una Falacia de Accidente (o dictus simpliciter) que consta de una generalización grande. ¿Cómo se respondería al dicho citado? simplemente diciendo ¿has averiguado todos los agentes sin que te quede ninguno? por supuesto que no. Este ejemplo es parecido al que les daré a continuación.
Premisa 1: Todas las aves tienen plumasPremisa 2: Los pingüinos son avesConclusión: Los pingüinos tienen plumas
Por supuesto, es un error que los pingüinos tengan plumas por lo que se comete la falacia. Esto podría llamarse también ''falsa analogía'', pues Dios no tiene un cuerpo como podría tenerlo el ser humano, al contrario, es pura sustancia y no toda sustancia es un cuerpo.
La solución para evitar esta falacia no es fácil porque se debe hacer un examen exhaustivo del término que se está generalizando (en este caso, el agente). Sin embargo, en lógica pareciera ser imposible, pues ¿cómo podríamos ver absolutamente todos los casos por especie? es sumamente difícil.
Conclusión
Finalmente terminamos el libro sobre El Balance Justo con unos cuantos ejemplos de razonamiento inductivo. Quizás, este es uno de los temas en que Al-Ghazali se diferencia de San Agustín de Hipona porque éste último no analizó la biblia con la precisión lógica que lo hace el filósofo árabe. Insisto en que es interesante ver como Al-Ghazali pone a prueba el Corán por medio del silogismo, sin dejar ningún cabo suelto.