Sin duda, el amor que Marco Tulio Cicerón tenía por su hermano Quinto Tulio Cicerón era inmenso. Esto lo podemos ver claramente en el siguiente diálogo dedicado exclusivamente a su querido hermano, pues el subtítulo de éste lo dice. Las circunstancias de este escrito siguen siendo el regreso de Cicerón del exilio y su período de ocio (otium) para escribir sobre su filosofía de vida. Más que un discurso o un tratado, este libro es un diálogo entre Cicerón y dos grandes oradores: Marco Licinio Craso y Marco Antonio. También aparecen otros personajes llamado Publio Sulpicio Rufo, Quinto Mucio Escévola y Gayo Cota.Vamos a ver que entendía por oratoria uno de los más grandes oradores de la historia.
Definiciones:
(1) Otium: En latín significa ''ocio''.
Referencias:
(1) Antigua ciudad de los montes albanos.
(2) Orador y adversario político de Craso.
(3) Muy parecido a la dialéctica socrática.
(4) Apolonio de Alabanda era aún conocido retórico de la antigua Grecia.
(5) En la retórica de Aristóteles se le llama''forense''.
(6) Se opta por imitar, ya que la naturaleza de la voz es considerado por Craso como un don. A los otros no les queda más que imitar la voz de alguno.
Definiciones:
(1) Otium: En latín significa ''ocio''.
Referencias:
(1) Antigua ciudad de los montes albanos.
(2) Orador y adversario político de Craso.
(3) Muy parecido a la dialéctica socrática.
(4) Apolonio de Alabanda era aún conocido retórico de la antigua Grecia.
(5) En la retórica de Aristóteles se le llama''forense''.
(6) Se opta por imitar, ya que la naturaleza de la voz es considerado por Craso como un don. A los otros no les queda más que imitar la voz de alguno.
De oratore
Ad Quintum fratrem libri tres
LIBRO I
Saludos a su hermano Quinto
Aparte de saludar afectuosamente a su hermano Quinto, Cicerón le comenta los apacibles que son los años en que se encuentra, pues se retira un poco de la vida pública para dedicarse al otium(1). Por otro lado, el orador pretende hacer un tipo de introducción a las artes que en ese tiempo se tenían por fundamentales: filosofía, gramática y oratoria. En las dos primeras ya se ha hablado mucho, pero no en oratoria.
Oratoria en Roma y Grecia
Oratoria en Roma y Grecia
Cicerón admite que Grecia (y sobre todo Atenas) es la que más se ha ocupado del tema de la oratoria. La influencia e inspiración de oradores romanos como Brutus proviene claramente de la antigua Grecia.
Componentes para la oratoria
Imprescindible es para la retórica el ejercicio de la palabra y la gramática en general. El conocimiento del derecho es otra de las cosas que hay que saber y también la postura y la gesticulación al hablar. El tono de voz debe ser severo sobre todo si se habla de las leyes.
La memoria es un ejercicio que no se puede permitir, pues la oratoria es necesariamente algo que fluye con rapidez. Como diría el mismo Cicerón.
''No se debe ser guardián de lo que se tiene que decir''
De esto, los griegos han sido los que más han enseñado el arte de la oratoria y Cicerón lo sigue recalcando.
El diálogo de Lucio Licinio Craso
Lucio era un político y orador romano que junto a Marco Antonio se marcharon a Túsculo(1) por algunas complicaciones políticas en Roma (sobre todo con Filipo(2)). Junto a ellos también se encontraba otro destacado orador llamado Escévola. Éste último le pidió que conversaran tal como Sócrates lo hizo con sus discípulos en el Fedro. Se dispusieron a sentarse y realizar el método dialéctico los tres con Craso como guía.
Craso: La elocuencia y el orador
Craso nos dice que no hay nada más beneficioso que el uso de la retórica, pues este mueve a la gente dependiendo del control del mismísimo orador. La oratoria es una capacidad que nos distingue profundamente de los animales porque solo la puede ejecutar un ser con inteligencia.
De hecho, Craso nos asegura que la oratoria es la única disciplina que ha podido reunir a los hombres para formar una sociedad. Claro, la oratoria sirvió para convencer a otros hombres de formar una sociedad de leyes. Además, el orador es un hombre adentrado en todas las discusiones y temas que se pueda hablar.
Escévola: respuesta a Craso
Tal como en los diálogos platónicos, Escévola manifiesta sus dudas a Craso diciendo que No podía creer estas últimas dos cosas:
- Que los oradores conformaron la sociedad
- Que el orador puede hablar de cualquier tema.
En efecto, Escévola nos dice que la sociedad se conformó más bien con personas sabias y prudentes, más que elocuentes y oradores. ¿Habrá sido Rómulo un rey elocuente? ¿Acaso los grandes gobernadores y reyes han sido también oradores? Esto realmente se pone en duda.
En cuanto a la segunda aseveración, sería tremendamente difícil que el orador se manejara en todos los temas posibles, pues cada escuela (estoicos, peripatéticos) refutaría a un solo orador. Es decir, las escuelas juntas podrán derrotar en cualquier debate al orador.
Craso: Contrarespuesta
Ciertamente, Craso acuerda en algunos puntos con Escévola porque los oradores siempre se les ha mantenido apartados de las cosas de gobierno. Craso nunca estuvo de acuerdo con estas medidas, ni tampoco con la mirada academicista de Platón en su diálogo Gorgias, donde recordemos, el trabajo del orador queda como un trabajo engañoso.
Sin embargo, el orador no debe ser alguien que hable por una cuestión de imitación de otro, sino más bien por el aprendizaje de dicha materia; por ejemplo, si el orador aprendiera de arte, él podría hablar mucho mejor de arte que el mismo artista. Y, obviamente, si el orador no aprende la disciplina señalada, no podrá hablar con elocuencia ni podrá convencer a nadie. Por lo tanto, el orador sí puede hablar de cualquier tema, siempre y cuando se instruya debidamente en él.
Escévola: su respuesta
Su amigo, en un tono irónico se burla de Craso, diciendo que dicho orador solamente podría ser él, pues en la práctica es casi imposible que existiese un orador así. Inmediatamente, Craso responde que las cualidades de dicho orador no son las suyas, pero que sí son las que debiera tener todo orador. Por otro lado, Craso también critica el poco énfasis que se ha dado en educación en el tema de la oratoria y la retórica.
Marco Antonio: Intervención
Marco Antonio estaba de acuerdo parcialmente con Craso pues, el orador debería tener esas cualidades. Sin embargo, no sólo dichas habilidades del orador sino que también necesitan la instrucción de la filosofía. Esto lo dice en cuanto a que en La Academia, todos quienes discutían sobre diversos temas no dejaban de expresar su pensamiento dentro de los temas, entrando en polémica con todos los demás. Por eso, el estudio de la filosofía es un elemento fundamental en la formación académica del orador.
El mismo Marco Antonio nos ofrece una definición de orador y de elocuente para diferenciar las dos disciplinas:
Orador: quien es capaz de hablar con agudeza siguiendo la opinión del público y con un auditorio de personas corrientes.
Elocuente: quien puede engalanar admirablemente y espléndidamente cualquier tema, sin olvidar su esencia y recordar todos los aspectos de aquel.
La definición de orador para Marco Antonio sería la siguiente:
Sin embargo, el orador no debe ser alguien que hable por una cuestión de imitación de otro, sino más bien por el aprendizaje de dicha materia; por ejemplo, si el orador aprendiera de arte, él podría hablar mucho mejor de arte que el mismo artista. Y, obviamente, si el orador no aprende la disciplina señalada, no podrá hablar con elocuencia ni podrá convencer a nadie. Por lo tanto, el orador sí puede hablar de cualquier tema, siempre y cuando se instruya debidamente en él.
Escévola: su respuesta
Su amigo, en un tono irónico se burla de Craso, diciendo que dicho orador solamente podría ser él, pues en la práctica es casi imposible que existiese un orador así. Inmediatamente, Craso responde que las cualidades de dicho orador no son las suyas, pero que sí son las que debiera tener todo orador. Por otro lado, Craso también critica el poco énfasis que se ha dado en educación en el tema de la oratoria y la retórica.
Marco Antonio: Intervención
Marco Antonio estaba de acuerdo parcialmente con Craso pues, el orador debería tener esas cualidades. Sin embargo, no sólo dichas habilidades del orador sino que también necesitan la instrucción de la filosofía. Esto lo dice en cuanto a que en La Academia, todos quienes discutían sobre diversos temas no dejaban de expresar su pensamiento dentro de los temas, entrando en polémica con todos los demás. Por eso, el estudio de la filosofía es un elemento fundamental en la formación académica del orador.
El mismo Marco Antonio nos ofrece una definición de orador y de elocuente para diferenciar las dos disciplinas:
Orador: quien es capaz de hablar con agudeza siguiendo la opinión del público y con un auditorio de personas corrientes.
Elocuente: quien puede engalanar admirablemente y espléndidamente cualquier tema, sin olvidar su esencia y recordar todos los aspectos de aquel.
Intervención de Gayo Cota y Publio Sulpicio
Luego de que Marco Antonio hablara de esta manera tan excelente, Sulpicio y Cota le piden a Craso que se explaye un poco más en el arte de la oratoria.
Craso parece molestarse un poco pues no es tan fácil hablar de eso como si fuera Gorgias del diálogo de Platón. Sin embargo, aceptará explayarse sobre el tema al ritmo de que todos resuelvan lo que es la oratoria(3).
Craso y la oratoria
Lo primero que nos dice Craso es que el arte de la oratoria necesita principalmente de naturaleza y talento, lo que significa que no puede traspasarse (pues los dones de la naturaleza son intransferibles). Esto lo supone Craso, pues el timbre de voz, la soltura de lengua, los pulmones y el vigor físico son algo constitutivo del ser humano; propio de ellos.
No obstante, Craso no quiere decir que quien no tenga estas cualidades no podrá ejercer la oratoria; de hecho, muchos políticos romanos con poca gracia, una vez que se instruyeron un poco en la oratoria pudieron conseguir cierta simpatía con sus ciudadanos y pares.
Intervención de Marco Antonio
Marco Antonio expresa su opinión favorablemente a Craso porque se necesita cierta naturaleza para ser orador. El mismo Apolonio de Alabanda(4) despedía de sus clases a quienes no tenían esa naturaleza para ser orador.
Para Marco Antonio, el orador tiene la combinación de varias profesiones:
- La agudeza de un sofista
- La profundidad de un filósofo
- La palabra de un poeta
- La memoria de un jurisconsulto
- La voz de un tenor
- Los ademanes de un buen actor
Sin estas cualidades no es posible encontrar un buen orador en la opinión de Marco Antonio.
Craso: componentes básicos de la oratoria
Los primeros conceptos que nombra Craso nos traen a la memoria los tipos de retórica de Aristóteles:
- Deliberativum (demostrativo): cuando se usa la exhortación.
- Iudiciale (Judicial(5)): donde se busca la justicia (defendiendo o acusando).
- Demonstrativum (demostrativo): hechos del presente y el futuro.
Por otro lado (y por parte de otros oradores) existe la orationis partis que se divide en cinco aspectos:
- Invención (Inventio)
- Disposición (Dispositio)
- Elocuencia (Elocutio)
- Memoria (Memoria)
- Acto (Actio)
Obviamente, todo esto tiene un orden que sería el siguiente nombrado aquí abajo:
- Exordio (Exordium)
- Narración (Narratio)
- Argumentación (Argumentatio)
- Epílogo (Epilogus)
A pesar de todo este conocimiento de la oratoria, Craso lo pone en duda diciendo que ''casi'' nos pueden ayudar para ser un buen orador.
En efecto, para Craso, la elocuencia sólo se puede lograr mediante la naturaleza (es un don), pero la retórica si se puede lograr mediante la práctica. Como dice Craso, la retórica se consigue por la elocuencia, pero no al revés.
Craso y la retórica
Sulpicio le pide encarecidamente a Craso que hablen más en detalle sobre la ''técnica'' del a elocuencia, la retórica.
Escritura: primer elemento
Lo mejor para un buen retórico es la escritura, es decir, escribir el discurso antes de pronunciarlo. Por lo tanto, quien no escribe su discurso antes será un mal orador, pues la escritura precede a la retórica. Otra técnica imprescindible es la traducción de los más ilustres oradores y filósofos, lo importante es no dejar de escribir.
Oración y audición: segundo elemento
En el entrenamiento de la voz es importantísimo considerar a quién se va a imitar como orador. En efecto, se debe empezar imitando los discursos de los mejores oradores(6). Por lo tanto, la memoria de los discursos debe ser sólida en todos los aspectos si en algo nos queremos parecer.
Lectura: Tercer elemento
Por último, no sólo se debe escribir y traducir a los grandes oradores, sino que también se debe leer de historia filosofía y poesía. Conocer la práctica de la ciencia política y el derecho serán fundamentales, pues es ahí donde se encuentran los componentes esenciales de la retórica.
Craso y la importancia del derecho
Imprescindible es para el orador considerar el aspecto del derecho. Quizás, la oratoria sea una de las condiciones primordiales en dicha disciplina.
Sin embargo, Antonio, que no es abogado es un magnífico orador sin tener conocimientos sólidos del derecho. Por otro lado, a los que no tienen conocimientos del derecho y no obstante se creen oradores, a estos solo les espera la ignominia y la embaucación.
Que no se ignore la ciencia del derecho
Cuando un ''orador'' intenta usarla retórica sin saber de derecho recurre a un arte externo parecido a la filosofía. Craso nos dice que justamente son estos los malos oradores y que la idea es impregnarse de la ciencia del derecho.
La filosofía, en este caso, no podrá ayudarnos tanto (al contrario de lo que decía Marco Antonio), en el ámbito de la oratoria como si lo haría el derecho; por eso, el estudio de las Doce Tablas es imprescindible y más que cualquier otra obra filosófica.
Marco Antonio y su punto de vista
Escévola y Sulpicio no quedan conformes con todo lo dicho por Craso. Necesitan más detalles y aclaraciones sobre el orador; para ello, ya no será Craso quien seguirá hablándonos del orador, sino que será Marco Antonio. Por supuesto, Antonio trata de refutar lo dicho por Craso.
Definición de orador: contrarespuesta
Para Marco Antonio, el modo correcto de saber sobre una profesión es empezar por su definición. Antonio no está en absoluto de acuerdo con la definición de orador de Craso, pues para Antonio no puede ser que el orador sea quien maneje absolutamente todas las ciencias.
La definición de orador para Marco Antonio sería la siguiente:
''El orador es quien en las causas que comúnmente surgen en el
foro es capaz de utilizar tanto palabras placenteras al oído
como pensamientos adecuados a la persuasión''
Por lo demás, el orador no es quien posee todas las ciencias, sino más bien las oye, las reproduce, pero no le pertenecen. Es capaz de hablar igual que un médico, pero no es un médico.
Además, tampoco está de acuerdo con que se deje la filosofía de lado, pues es justamente esta la que habla de las palabras y del derecho mismo (además de cuestionarlo algunas veces).
Antonio: en cuanto al derecho
Marco Antonio nos dice que el estudio del derecho no es necesario para ser un buen orador. En efecto, también hay muchos buenos oradores que no necesitaron conocer el derecho civil. Es verdad que nunca estaría demás estudiar derecho civil para ser un orador informado sobre dichos temas, pero no es indispensable para serlo.
Finalmente, Antonio nos dice que ser orador significa ser diestro en el arte de persuadir, y que nos debemos limitar a esa definición.
Antonio: en cuanto al derecho
Marco Antonio nos dice que el estudio del derecho no es necesario para ser un buen orador. En efecto, también hay muchos buenos oradores que no necesitaron conocer el derecho civil. Es verdad que nunca estaría demás estudiar derecho civil para ser un orador informado sobre dichos temas, pero no es indispensable para serlo.
Finalmente, Antonio nos dice que ser orador significa ser diestro en el arte de persuadir, y que nos debemos limitar a esa definición.
Comentario final de Craso
A Craso le parece que el orador de Antonio es más bien un orador ''practicón'' que no tiene más que la técnica y no la teoría de la oratoria. El orador de Antonio parece un filósofo que puede persuadir a cualquier de cualquier tema, ignorando la verdadera esencia del orador.
Conclusión
Una acalorada discusión entre dos grandes de la oratoria de la antigua Roma. Aunque parece que Craso queda más indefenso en este diálogo, aún se deben ver los tres siguientes libros que faltan. Aquí no vemos la opinión de Cicerón, así como tampoco sí vimos la filosofía de Platón a través del diálogo de Sócrates. Más bien, aquí nos encontramos con una discusión de la cual uno puede quedarse con una postura u otra; sin ninguna dirección más que la dicotomía del orígen del orador: Naturaleza/práctica. ¿Cómo creen uds que se llega a ser orador?