domingo, 7 de octubre de 2018

Maimónides - Guía de los Perplejos (Libro III: La Providencia) (Parte III: Características de Dios) (1190)

Una de las cosas que más llama la atención en la teología, aparte de hablar sobre la causa del Universo, también es interesante hablar sobre las características que tiene Dios. En todo caso, es muy difícil describir algo que se supone no tiene corporeidad ni atributos, es decir, de acuerdo con los filósofos, lo único que podríamos destacar de una cosa es por medio de sus atributos, pero Dios no los tiene. Si es así, veamos entonces cómo es que Maimónides nos habla de Dios y sus características en los siguientes apuntes.

Referencias:

(1) En sete detalle tendríamos que ahondar en el concepto de ''milagro'' y ver si estos caen en esa categoría de hacer de lo imposible posible. Pronto dedicaremos una entrada a este concepto.
(2) Es decir, Maimónides se opone al ocasionalismo.  



 Guía de los Perplejos


LIBRO III: La Providencia

Parte III: Características de Dios


Capítulo XIV y XV: La omnipotencia divina

A Dios no se le atribuyen cosas imposibles, es decir, no puede hacer cosas que caigan en un absurdo; por ejemplo:

  1. Crear otro ser igual que él.
  2. Aniquilarse
  3. Corporeizar
  4. Transformarse

Sin embargo, esto no significa que no sea omnipotente, pues lo imposible es imposible. Cae dentro de un orden que es inalterable. Por lo tanto, no es posible pedirle imposibles a Dios pues no cabe dentro de su poder hacer lo que no está dentro de un orden(1)


Capítulo XVI: La omnisciencia de Dios 

Una de las ideas que los filósofos han introducido en la religión parecen atacar la imagen de Dios. Muchos se preguntan que, en efecto, Dios conoce todas las cosas pero ¿conoce las cosas que no son él?

Esto lo sacan desde el siguiente punto de vista. Dios parece ignorar las injusticias de la vida dándole poder a los que no lo merecen. Ahora, si Dios conoce totalmente todas las cosas que ocurren entonces se darían 3 casos:

  1. Dios administra y ordena todo perfectamente.
  2. Dios tropieza con obstáculo imposible de superar y por eso ignora las injusticias.
  3. Dios lo sabe todo pero lo ignora y abandona aquellas cosas injustas. 

Por supuesto, las dos últimas serían inconcebibles porque esto admitiría un detrimento en la omnipotencia de Dios. Dios no percibe de manera sensorial porque es incorpóreo y solo conoce las especies.


Capítulo XVII: La providencia

Sobre la teoría de la providencia se dicen por lo menos cuatro cosas desde la antigüedad.


  1. Primera teoría: No existe providencia y todo el Universo es producto de la casualidad y el accidente. Epicuro fue el que postulaba esta teoría diciendo que los átomos conformaban el Universo al azar. Aristóteles lo refutó.
  2. Segunda teoría: Hay una parte del Universo donde existe la Providencia, mientras la otra está completamente abandonada. Alejandro de Afrodisias nos decía que Dios llegaba hasta la Luna en orden descendente. bajo este respecto, Alejandro cree que Dios es parte del Universo con un definido límite.
  3. Tercera teoría: En el Universo nada existe al azar por lo tanto todo tiene un orden. Esto quiere decir que Dios está involucrado en todas las causas ya sean grandes o pequeñas; estas teorías fueron propuestas por los árabes, sobre todo por Al-Ghazali. Maimónides discrepa de esta teoría porque hay personas que nacen ciegos o leprosos, por lo cual no se les puede adjudicar pecado ni mal alguno.
  4. Cuarta teoría: El hombre posee voluntad propio y por eso el hombre debe estar consciente de los mandamientos y las prohibiciones que tiene. Esta teoría pertenece a los mutazilá.
  5. Quinta teoría: La que tiene relación con la ley judía. En otras palabras, el hombre es culpable de sus propios infortunios.

Sin embargo, Maimónides ofrece una nueva perspectiva diciendo que no cree que Dios esté en todas las causas, sino que solamente se atañe a los hombres(2). Maimónides propone algo distinto, que las cosas que ocurren en la naturaleza son puro azar (como lo diría Aristóteles), mientras que Dios se ocupa de las cosas del hombre. No obstante, también dice Maimónides que el hombre tiene un libre albedrío y que no está intervenido por Dios. 

¿Por qué? más allá de Maimónides está el cuestionarse sobre el motivo por el cual Dios se centra más en el hombre que en los otros seres. De ahí que se explique el holocausto de animales pues lo animales no estarían ''protegidos por Dios''. En otras palabras, como el hombre está dotado de inteligencia, todos los demás seres son sometidos a él como así Dios lo ordenó.

Capítulo XVIII: Sólo la humanidad participa de Dios

Las especies y géneros solo existen en el pensamiento, mientras que lo que existe en la realidad son individuos concretos. Todos estos individuos tienen grados de perfección hasta que Dios se comunica con ellos; con los profetas. El mismo Aristóteles dijo que:

''Los que aciertan a elevar sus almas de virtud en virtud, obtienen, conforme enseñó Platón, en altísimo grado la protección divina"
(Aristóteles, Ética a Nicómaco)

Por supuesto, dicho grado de perfección es seguir los mandamientos de la antigua Torah. 

Capítulo XIX: Dios no ignora las cosas humanas

Dios no está ajeno a las cosas del hombre como se puede pensar, en efecto, porque ciertas veces en el mundo reina el caos por culpa del hombre. Sin embargo, esto no es cierto pues Dios sí está en los asuntos del hombre. 

Cuando se dice que Dios no ve lo que hace el hombre, Maimónides cita al mismo rey David quien dice: ''Si Dios no viera lo que hace el hombre ¿cómo es que le pudo dar órganos para ver?'' Es imposible que creando Dios a los mismos hombres, no pudiera tener noticias de ellos además de ser omnisciente y omnipotente. 

En fin, quienes dicen que Dios ignora las cosas porque no pasaron como ellos querían, no es nada más que un capricho de ellos. 

Capítulo XX: Conocimiento humano y conocimiento divino

Dios no puede adquirir conocimiento en un momento dado pues es eterno. Su conocimiento no cambia y por lo tanto es permanente y uno solo, y si fuera plural ya no podría ser Dios. Bajo este aspecto, Dios sólo conoce lo que es permanente e inmutable.

Sin embargo, existen ciertos filósofos que aseguran que Dios ni siquiera conoce las cosas permanentes, debido a que eso también generaría una pluralidad de conocimientos. Lo que olvidan estos filósofos, dice Maimónides, es que el conocimiento humano no es el conocimiento divino. 

El conocimiento divino sería como un manto que cubre muchas cosas; es decir, el conocimiento es uno solo y lo que comprende son muchas cosas. 

Capítulo XXI: Dios conoce su obra

El conocimiento de Dios no deriva de la adquisición sino que es un conocimiento permanente y de causa. Nuestro conocimiento es adquisitivo y por lo tanto jamás podríamos conocer la totalidad de las cosas ni lo que es infinito, como sí lo hace Dios. 

A conclusión, podríamos decir que el conocimiento infinito nos dice obviamente que es existente e interminable; y por lo tanto, no es posible que no pueda conocer a los hombres. 

Capítulo XXII: La historia de Job y la providencia

Del libro de Job encontramos numerosas características de Dios. Sin embargo, el libro de Job es sólo un relato poético. Job no existió, asegura Maimónides, y ninguno de los grandes sabios ha podido precisar su período de vida. El relato de Job solo nos enseña sobre la constancia de un judío que de repente se ve aproblemado por un repentino infortunio. 

Job era un judío que en un principio tenía una vida bendecida ya que seguía los preceptos bíblicos. Un día, el Diablo le apuesta a Dios que si Job comenzara a sufrir infortunios, éste emprendería una furia contra Dios culpándolo de su infortunio. Dios acepta y Job comienza a sufrir toda clase de infortunios; entre estos, el Diablo mata al ganado, a sus hijas y lo llena de pústulas.

Job culpa a Dios de todos sus infortunios, pero luego habla con Dios y se da cuenta de que estaba equivocado en culpar a Dios. Acto seguido Dios le restituye toda su fortuna. 

Esta es una enseñanza a la comunidad judía para que todos sus miembros mantengan su fe con Dios, y no opten por lo más fácil que sería culpar a Dios. Muchos pueden perder la fe en situaciones como perder a un hijo, mientras que otros siguen manteniéndola a pesar de esta difícil situación. En pocas palabras, no podemos alabar a Dios sólo en los momentos de justicia y fortuna, todo designio de Dios se da en un orden. 

Capítulo XXIII: Job y las teorías de la providencia

Debemos mencionar algo más sobre la historia de Job. Cuando Job comenzó a padecer de los infortunios mencionados, sus amigos (Elizaf, Bildad y Zofar) decían que lo que le estaba pasando era merecido pues era acto de Dios, y Dios nunca se equivoca. Por lo tanto, lo que Job estaba pasando era totalmente justo. 

Sin embargo, Maimónides le da otra mirada a lo que ocurre a Job. De alguna manera, Job tiene un despertar en su conocimiento, es decir, primeramente se encontraba bien en su estado de fortuna y así el pensaba que ese era su estado supremo. Luego, Job, después de sufrir sus infortunios supo que no era así: 


 "De oídas te había oído; pero ahora mis ojos te ven. Por eso me aborrezco y me arrepiento en el polvo y en la ceniza"
(Job 52:5-6)

Luego el mismo Dios protege a Job diciendo:

"Vosotros no me habéis hablado lo recto, y mi siervo Job sí" 
(Job 42:7)

En este sentido, Dios, hablándole a los amigos de Job dice que Job si hace lo correcto y que ellos lo juzgan mal. 

Podemos ver aquí que Dios hace que los hombres aprendan la lección de no ufanarse de los bienes materiales. 

Capítulo XXIV: Tentaciones y pruebas

Se piensa que Dios envía grandes infortunios para que los hombres reciban un escarmiento, pero Maimónides nos dice que sus pruebas son oportunidades para alcanzar algo mejor. 

"Que te sustentó con Maná en el desierto, afligiéndote y probándote para hacerte bien a la postre" 
(Deuteronomio 8:16)

Así es que Dios probó a Moisés en el desierto de Canaán para que luego el pueblo llegara a la tierra prometida. 

Capítulo XXV: Las obras de Dios no carecen de finalidad

Los actos humanos se dividen en cuatro:

  1. Indeterminado: cuando carece de propósito.
  2. Intrascendente: cuando persigue algo trivial o innecesario.
  3. Vano: cuando una acción no logra su objetivo.
  4. Buenos: cuando la acción tiene un propósito que se alcanza.

Sería ridículo decir que Dios tiene acciones indeterminadas, intrascendentes o vanas, pues nada puede interponerse a la voluntad de Dios. Esta no tiene ningún obstáculo y de ahí que todas sus obras sean buenas, en cuanto que todas son perfectas. 

Conclusión

En general, este es el pensamiento de Maimónides correspondiente a las características de Dios. Vemos una postura interesante del filosofo judío pues se opone totalmente al ocasionalismo de los filósofos árabes como Al-Ghazali. Realmente es complicado porque si se niega la omnipotencia de Dios con respecto a todas las cosas, tendremos que decir que Dios no es omnipotente. Por otro lado, la prueba de Maimónides parece ser correcta al decir que Dios sólo se ocupa de las cosas del hombre. Esta discusión sobre la omnipotencia no quedará exclusiva en estas paginas, aún hay mucho que revisar. 

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