En entradas anteriores hemos visto las bondades y características del cristianismo, junto con la filosofía que éste propagaba por medio de hombres como San Agustín de Hipona, San Anselmo de Canterbury, Pedro Abelardo, entre otros. Sin embargo, aquí tenemos un punto de inflexión importante, pues la humildad y el amor recíproco que pregona el cristianismo ya no se verá en estas páginas de la historia. La Santa Inquisición Medieval representó la violencia, la intolerancia y la ambición de las autoridades papales frente a las demás religiones y pensamientos. Ahondamos en uno de los más tristes acontecimientos de la historia.
La Santa Inquisición Medieval
Comienzo
Si tuviéramos que ser bien estrictos con el orígen de la Inquisición, entonces tendríamos que remontarnos al Imperio Romano. Exactamente, mientras se celebró el Concilio de Nicea con Constantino I, el grande, todos aquellos que no estuvieran de acuerdo con las conclusiones del concilio (que Jesús era mortal y divino), sería perseguido. Podríamos decir que este fue el inicio de una inquisición.
Luego se aplicaron otros concilios donde cada acuerdo implicaba la supresión de los herejes. El mismo San Agustín de Hipona en el llamado ''Sermón 119'' con una metáfora de la cena explica la obligación que debe tener el cristiano para con los herejes.
De hecho, creo que podríamos explicar las herejías después de San Agustín. Recordemos que en un principio, San Agustín no tenía ningún problema con los herejes sobre todo con los maniqueos a quienes invitaban a unirse. Sin embargo, con el resurgimiento de nuevas herejías San Agustín comenzó a enfrentarse a todos ellos en debates. Al final de su vida, San Agustín condenó a la mayoría de las herejías y más o menos desde ese tiempo se les empezó a perseguir.
Luego se aplicaron otros concilios donde cada acuerdo implicaba la supresión de los herejes. El mismo San Agustín de Hipona en el llamado ''Sermón 119'' con una metáfora de la cena explica la obligación que debe tener el cristiano para con los herejes.
De hecho, creo que podríamos explicar las herejías después de San Agustín. Recordemos que en un principio, San Agustín no tenía ningún problema con los herejes sobre todo con los maniqueos a quienes invitaban a unirse. Sin embargo, con el resurgimiento de nuevas herejías San Agustín comenzó a enfrentarse a todos ellos en debates. Al final de su vida, San Agustín condenó a la mayoría de las herejías y más o menos desde ese tiempo se les empezó a perseguir.
Inquisición episcopal
Los mecanismos para acabar con la herejía se fueron desarrollando cada vez más a lo largo de la Edad Media. Los obispos reclamaban más atención al fenómeno de la herejía y para eso tuvieron que pedir apoyo a Roma. Todo esto se formalizó en el período de Gregorio IX.
La inquisición era distinta dependiendo de la diócesis y de los recursos que esta tuviese. La iglesia enseñaba la verdad, por lo que no se necesitaba enseñar lógica, lo que necesitaban era un recurso retórico llamado ''persuasio'' el cual resultaba muy satisfactorio.
Esta inquisición comenzó en el año 1184 por la bula papal del papa Lucio III. El documento tenía por nombre ''Ad abolendam'' (sobre la abolición) y tenía por objeto sacar de raíz la herejía tanto en Bizancio y el Sacro Imperio Romano Germánico. Sin embargo, los rangos de acción provenían de Francia e Italia contra los cátaros y los valdenses, que eran los dos movimientos herejes del momento. Un ejemplo de esto fue en Verona el año 1278 donde 200 cátaros fueron quemados.
Propósitos
Por supuesto, la intención de que la Inquisición fuera algo legal era el primer objetivo de Gregorio IX. La herejía fue considerada un crimen bajo las dos esferas: la civil y la religiosa. Primeramente, al culpable se le persuadía de que estaba en un error y si éste persistía en su herejía, las autoridades seculares aplicarían sus propios métodos que en general eran de tortura. En el año 1215, bajo el Cuarto Concilio de Letrán se condenó la herejía, pero no fue hasta la promulgación de la bula ''Ad extirpanda'' en 1252 que la tortura fue reconocida como un método de confesión para los herejes.
Los dominicos y franciscanos (que no estaban de acuerdo con la inquisición) manifestaron su enfado contra esta persecución; sin embargo, Inocencio III los consideró como una doctrina convencional y como igualmente inquisidores. No obstante, muchos de ellos se aprovecharon de la inquisición y formaron parte activa de ella. Uno de los dominicos más crueles en esta inquisición fue Robert le Bougre, el ''Martillo de los Herejes''. Los franciscanos fueron conocidos por sus fraudes a la iglesia y también por la masacre de muchos otros herejes. Sus acciones cesaron en el año 1302.
En un principio, la inquisición ponía poca atención a la hechicería. De hecho, la alquimia era verdaderamente considerada por el poder papal. Se decía que el papa Juan XXII practicaba la alquimia y que además se sospechaba que este mismo era una especie de mago.
Juicios
La confesión de testigos era fundamental para encontrar y encarcelar a los herejes. En un principio, las confesiones voluntarias eran castigados con penas más ligeras que a aquellos que se les obligaba a confesar.
El hereje no tenía derechos para tener un abogado ya que en esos tiempos no existía la presunción de inocencia, sino que existía la prueba diabólica (probatio diabolica). Esta prueba consistía en lo siguiente: probar lo que no ha ocurrido; por ejemplo, a un reo de la Santa Inquisición se le pedía ''Prueba que no has pecado'', y siendo que no puede responder a esta petición, se le condenaba. En efecto ¿cómo se puede probar lo que no ha ocurrido?
No obstante, en algunos casos la víctima podía recurrir al papa, pero esto consideraba un monto de dinero excesivo.
Cuando el hereje era condenado, esto se hacía saber en un sermo generalis o en la homilía pública de cada ciudad.
Métodos de tortura
Para que se lograra una confesión, la Inquisición aplica los siguientes métodos de tortura:
La inquisición era distinta dependiendo de la diócesis y de los recursos que esta tuviese. La iglesia enseñaba la verdad, por lo que no se necesitaba enseñar lógica, lo que necesitaban era un recurso retórico llamado ''persuasio'' el cual resultaba muy satisfactorio.
Esta inquisición comenzó en el año 1184 por la bula papal del papa Lucio III. El documento tenía por nombre ''Ad abolendam'' (sobre la abolición) y tenía por objeto sacar de raíz la herejía tanto en Bizancio y el Sacro Imperio Romano Germánico. Sin embargo, los rangos de acción provenían de Francia e Italia contra los cátaros y los valdenses, que eran los dos movimientos herejes del momento. Un ejemplo de esto fue en Verona el año 1278 donde 200 cátaros fueron quemados.
Propósitos
Por supuesto, la intención de que la Inquisición fuera algo legal era el primer objetivo de Gregorio IX. La herejía fue considerada un crimen bajo las dos esferas: la civil y la religiosa. Primeramente, al culpable se le persuadía de que estaba en un error y si éste persistía en su herejía, las autoridades seculares aplicarían sus propios métodos que en general eran de tortura. En el año 1215, bajo el Cuarto Concilio de Letrán se condenó la herejía, pero no fue hasta la promulgación de la bula ''Ad extirpanda'' en 1252 que la tortura fue reconocida como un método de confesión para los herejes.
Los dominicos y franciscanos (que no estaban de acuerdo con la inquisición) manifestaron su enfado contra esta persecución; sin embargo, Inocencio III los consideró como una doctrina convencional y como igualmente inquisidores. No obstante, muchos de ellos se aprovecharon de la inquisición y formaron parte activa de ella. Uno de los dominicos más crueles en esta inquisición fue Robert le Bougre, el ''Martillo de los Herejes''. Los franciscanos fueron conocidos por sus fraudes a la iglesia y también por la masacre de muchos otros herejes. Sus acciones cesaron en el año 1302.
En un principio, la inquisición ponía poca atención a la hechicería. De hecho, la alquimia era verdaderamente considerada por el poder papal. Se decía que el papa Juan XXII practicaba la alquimia y que además se sospechaba que este mismo era una especie de mago.
Juicios
La confesión de testigos era fundamental para encontrar y encarcelar a los herejes. En un principio, las confesiones voluntarias eran castigados con penas más ligeras que a aquellos que se les obligaba a confesar.
El hereje no tenía derechos para tener un abogado ya que en esos tiempos no existía la presunción de inocencia, sino que existía la prueba diabólica (probatio diabolica). Esta prueba consistía en lo siguiente: probar lo que no ha ocurrido; por ejemplo, a un reo de la Santa Inquisición se le pedía ''Prueba que no has pecado'', y siendo que no puede responder a esta petición, se le condenaba. En efecto ¿cómo se puede probar lo que no ha ocurrido?
No obstante, en algunos casos la víctima podía recurrir al papa, pero esto consideraba un monto de dinero excesivo.
Cuando el hereje era condenado, esto se hacía saber en un sermo generalis o en la homilía pública de cada ciudad.
Métodos de tortura
Para que se lograra una confesión, la Inquisición aplica los siguientes métodos de tortura:
- Cuna de Judas: una estructura en punta donde se ponían a los herejes encima con el fin de atravesarlos.
- Strappado (Garrucha): se amarraban las manos de un condenado a una polea muy alta. Luego se le hacía caer con violencia sin que tocara el suelo.
- Brodequin: se hacía sentar al condenado para luego destrozarle las piernas.
- La rueda de despedazar: se amarraba al condenado a una rueda y luego esta se hacía girar. Acto seguido, las extremidades y los huesos del condenado se destrozaban
Muchos otros métodos se comenzarían a implementar en otras inquisiciones, sobre todo la española que fue la más dura de todas.
Conclusión
Nada más empezar el siglo XIII se da comienzo a esta horrenda matanza de herejes por parte de la Iglesia Católica. esta no será la única especie de inquisición que se dará en la historia, pues la herejía seguirá persistiendo en sus pensamientos. Tanto será así, que incluso se tendrá que acabar con los grandes maestros del pensamiento, solamente por el modo en que concebían el mundo. Dejemos hasta aquí la Santa Inquisición Pontificia y pasemos a otros temas en la próxima entrada.
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