Han pasado 5 años desde que se gestó la terrible Cuarta Cruzada con el saqueo de Constantinopla y la conformación del Imperio Latino. Hoy veremos el desarrollo de una cruzada que se formó solo tiempo después de la Cuarta Cruzada: La Cruzada Albigense. Esta tenía un objetivo aún más específico que la otra, pues involucraba a un pueblo llamado ''Los Cátaros'' que vivían en el sur de Francia. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, la Cruzada no cumplió a cabalidad sus objetivos. Veamos porqué.
Referencias:
(1) Esta es un pensamiento totalmente maniqueo. Para saber más de los Maniqueos lease esta entrada de San Agustín de Hipona: Sobre la costumbre de los maniqueos.
Referencias:
(1) Esta es un pensamiento totalmente maniqueo. Para saber más de los Maniqueos lease esta entrada de San Agustín de Hipona: Sobre la costumbre de los maniqueos.
CRUZADA ALBIGENSE
Contexto
Para el Siglo XIII, Jerusalén ya no era el único objetivo de las cruzadas. Ahora, cualquier pueblo con pensamiento distinto a la doctrina cristiana sería considerado un enemigo a acabar. La iglesia consideraba mucho más terrible la herejía que se propagaba en Europa, que la lucha contra los musulmanes. Esto se debe a que la herejía era una especie de cáncer en el corazón de la cristiandad, en otras palabras, una cosa es decir que crees en Dios de distinto modo, y otra decir que no crees en Dios, sino que en dioses.
Los Cátaros, también conocidos como albigenses, eran una religión gnóstica prominente en Europa. Se encontraban exactamente al sur de Francia en la ciudad de Albi (de ahí que se les llame albigenses). Estos creían que en el mundo existían dos fuerzas: el bien, que era espiritual; y el mal, que era material(1).
Debido a esto, los cátaros creían que el hombre estaba atrapado en su cuerpo y que su espíritu debía salir, y evitar todo aquello que es carnal. Por lo tanto, los cátaros vivían en austeridad, en castidad y evitaban todo tipo de comidas que provinieran de la unión sexual (carne). Creían en la resurrección y negaban el bautismo.
Persecución de la Iglesia
La Iglesia Católica Romana trató de extirpar de raíz a esta herejía por años. Uno de los misioneros que fue a convertirlos fue Santo Domingo, pero sus intentos fueron fallidos.
Prácticamente, los cátaros vivían en tranquilidad gracias a la tolerancia de Raimundo VI de Toulouse, quien encima fuera católico. Sin embargo, Raimundo fue excomulgado cuando se supo que era cómplice de los cátaros en el asesinato de Pedro de Castelnau, un monje cisterciense.
En el año 1208, Inocencio III, quien ya sospechaba de Raimundo (de hecho, no lo llamó a la Cuarta Cruzada), convocó una nueva cruzada en contra de Raimundo y los herejes de Languedoc para el próximo año.
Los Cátaros
Debido a esto, los cátaros creían que el hombre estaba atrapado en su cuerpo y que su espíritu debía salir, y evitar todo aquello que es carnal. Por lo tanto, los cátaros vivían en austeridad, en castidad y evitaban todo tipo de comidas que provinieran de la unión sexual (carne). Creían en la resurrección y negaban el bautismo.
Persecución de la Iglesia
La Iglesia Católica Romana trató de extirpar de raíz a esta herejía por años. Uno de los misioneros que fue a convertirlos fue Santo Domingo, pero sus intentos fueron fallidos.
Prácticamente, los cátaros vivían en tranquilidad gracias a la tolerancia de Raimundo VI de Toulouse, quien encima fuera católico. Sin embargo, Raimundo fue excomulgado cuando se supo que era cómplice de los cátaros en el asesinato de Pedro de Castelnau, un monje cisterciense.
En el año 1208, Inocencio III, quien ya sospechaba de Raimundo (de hecho, no lo llamó a la Cuarta Cruzada), convocó una nueva cruzada en contra de Raimundo y los herejes de Languedoc para el próximo año.
La Cruzada Albigense
La Cruzada Albigense fue tremendamente popular en el norte de Francia, ya que los cruzados, una vez dentro de la cruzada sus pecados eran perdonados en la otra vida.
Los cruzados capturaron la ciudad de Béziers en el corazón de la ciudad cátara. El papado legal decía:
Los cruzados capturaron la ciudad de Béziers en el corazón de la ciudad cátara. El papado legal decía:
''Matenlos a todos, Dios reconocerá a los suyos''
(Arnaldo Amalrico, inquisidor papal)
Cuando los cruzados preguntaron cómo diferenciar a los cátaros de los cristianos, a estos les dijeron que sólo no mataran a toda la población. Los albigenses se rindieron totalmente a los cruzados. La cuidad quedó en manos de Simón, señor de Montfort y conde de Leicester quien además había servido en la Cuarta Cruzada.
Simón aprovechó de capturar otras ciudades del territorio como Toulouse lo que sirvió posteriormente para organizar otra cruzada.
Fin de la cruzada
Tiempo después, Raimundo y su hijo Raimundo VII atacaron el norte de Francia para recuperar la ciudad de Toulouse en 1226. La Cruzada Albigense llegó a su fin cuando Luis VII llegó al trono, sacando a Simón de Montfort de Toulouse, más bien, asesinándolo.
En ese momento, Raimundo y Luis llegaron a un acuerdo de paz en Francia. Así, la Cruzada albigense terminaría sin lograr totalmente su objetivo: eliminar a los cátaros de Languedoc.
Finalmente, el tratado de Meaux-París es firmado en 1229 junto con la boda de la hija de Raimundo VII y el hermano del rey de Francia por lo que se consolidó el poder de la corona francesa.
Conclusión
Aquí vemos una cruzada que al menos tuvo sentido religioso en contraste con la Cuarta Cruzada en la que fueron puros intereses personales. Sin embargo, todo esto no termina aquí pues aún faltan cruzadas e inquisiciones, es decir, todavía hay un tiempo de sangre y violencia en Europa contra los infieles. Uno de los papas que más ha estado concentrado en esta tarea ha sido Inocencio III, a quien veremos nuevamente en la organización de esta Guerra Santa.
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