lunes, 23 de septiembre de 2024

Marsilio Ficino - El Libro sobre el Sol (1576)

 


Del Sol de Marsilio Ficino es una obra que se inserta en la tradición platónica al reflexionar sobre la luz y su relación con el Bien, que para Ficino representa a Dios. En este tratado, el filósofo renacentista retoma la analogía platónica entre el Sol y la Bondad divina, explorando cómo la luz física del Sol es una imagen de la luz espiritual que ilumina el intelecto y el alma. Ficino introduce una visión teológica en la que el Sol no solo es fuente de vida en el mundo natural, sino también símbolo de la inteligencia y la gracia divina, destacando así la relación entre lo visible y lo metafísico.

LIBRO SOBRE EL SOL

Prefacio

En el prefacio, Marsilio Ficino explica que está trabajando en una nueva interpretación de Platón, iniciada bajo el patrocinio de Piero de' Medici. Al llegar al pasaje en el que Platón compara al Sol con Dios, Ficino decide desarrollar este tema de forma más completa, influenciado también por Dionisio el Areopagita. Ficino extrae este fragmento de su obra mayor y lo presenta como un regalo simbólico a Piero, esperando que ilumine su comprensión de la futura interpretación completa de Platón, animándole a profundizar en su amor por el filósofo.

Capítulo 1: sobre el carácter alegórico y anagógico de este libro, más que dogmático

Marsilio Ficino señala que, según un precepto pitagórico divino, los misterios y asuntos divinos no deben discutirse sin luz. Este consejo implica no aventurarse en temas divinos sin la iluminación de Dios y también sugiere que debemos acercarnos a la luz oculta de lo divino solo mediante la luz manifiesta. Ficino aclara que este libro no está basado tanto en argumentos racionales, sino en correspondencias simbólicas con la luz. Advierte al lector que, aunque la obra tiene un enfoque alegórico y místico, no debe excluirse un contenido más serio y dogmático. Así como las Musas no discuten con Apolo, sino que cantan, Ficino invita a abordar este libro de manera lúdica pero adecuada, confiando en la inspiración divina para avanzar en la comprensión.

Capítulo II: Cómo la luz del Sol es similar a la Bondad misma, es decir, a Dios

Marsilio Ficino sostiene que nada se asemeja más a la naturaleza de la bondad que la luz. Primero, la luz es pura y elevada en el mundo de los sentidos. Segundo, se irradia fácilmente y se extiende rápidamente. Tercero, toca todo sin causar daño, penetrando de manera suave y placentera. Cuarto, lleva consigo un calor nutritivo que da vida y movimiento. Quinto, aunque está presente en todo, no se mezcla ni se corrompe. De manera similar, la bondad se extiende ampliamente, acaricia todo sin forzar, y emana amor, atrayendo todas las cosas hacia sí.

Ficino explica que, al igual que la luz, la bondad penetra en lo más íntimo de las cosas sin mezclarse con ellas. Tanto la bondad como la luz son indescriptibles e inefables, reconocidas pero también desconocidas. Cita a Iámblico, quien describió la luz como una imagen activa de la inteligencia divina. Según Iámblico, la luz no es solo un fenómeno físico, sino una representación de la energía vital y la sabiduría de lo divino. Ficino utiliza esta idea para afirmar que el rayo que emana del ojo es una imagen de la visión, y sugiere que la luz podría ser la manifestación de la visión del alma celestial, que actúa sobre las cosas exteriores sin dejar de estar en el cielo, y sin mezclarse con lo externo. En esta interpretación, la luz no solo ilumina, sino que también refleja la inteligencia divina que gobierna el cosmos.

La luz puede considerarse como la visión del alma celestial, actuando desde la distancia sin abandonar los cielos ni mezclarse con lo externo, viendo y tocando simultáneamente.

Ficino sugiere que al estudiar, se puede postular la existencia de muchas mentes angélicas más allá del cielo, como luces ordenadas en relación con Dios, el padre de todas las luces. En lugar de seguir largos caminos de investigación, insta a mirar hacia el cielo, cuya orden perfecta manifiesta a Dios como su creador. A través de los rayos de las estrellas y especialmente del Sol, es posible entender la gloria de Dios, su virtud y divinidad, ya que el Sol, con su luz, es el signo más claro de Dios.

Capítulo III: El Sol, dador de luz, señor y moderador de las cosas celestiales

Marsilio Ficino describe al Sol como el señor del cielo, que gobierna y modera todas las cosas verdaderamente celestiales. Aunque no menciona su tamaño gigantesco (supuestamente 160 veces mayor que la Tierra), destaca su papel en la infusión de luz en las estrellas, ya sea que tengan una pequeña luz propia o ninguna en absoluto. El Sol, al pasar por los doce signos del zodíaco, es considerado "viviente" por pensadores como Abraham y Haly, y el signo que el Sol vivifica parece estar "vivo". Además, el Sol otorga gran poder a los dos signos adyacentes, conocidos por los árabes como los "ductoria" o campo solar, donde los planetas que pasan adquieren un poder especial, especialmente si los planetas superiores se encuentran antes del Sol y los inferiores después de él.

El signo donde el Sol está exaltado, Aries, se convierte en la cabeza de los signos y representa la cabeza en cualquier ser vivo. Leo, el signo domiciliado del Sol, es el corazón de los signos, y por tanto gobierna el corazón en los seres vivos. Cuando el Sol entra en Leo, extingue las epidemias en muchas regiones. La fortuna anual del mundo depende de la entrada del Sol en Aries, ya que marca la naturaleza de la primavera, mientras que el verano, otoño e invierno son juzgados por la entrada del Sol en Cáncer, Libra y Capricornio, respectivamente.

El Sol distingue las cuatro estaciones del año a través de los signos cardinales y, cuando regresa a su lugar en la carta natal de una persona, revela su fortuna anual. Según Aristóteles, el movimiento del Sol, siendo el primero y principal de los planetas, es muy simple, sin desviarse del medio del zodíaco ni retroceder como otros planetas.

Capítulo IV: Las condiciones de los planetas con respecto al Sol

Marsilio Ficino describe cómo el Sol marca ciertos espacios específicos en el cielo que afectan el movimiento y la naturaleza de los planetas cuando pasan por ellos. Cuando Saturno, Júpiter y Marte se encuentran en una tercera parte del cielo respecto al Sol, en un aspecto de trígono, cambian repentinamente de dirección: retroceden si están al este del Sol (orientales) y avanzan si están al oeste (occidentales). Venus y Mercurio, por otro lado, tienen límites más cercanos al Sol, ya que Venus no se separa más allá de 49° y Mercurio más allá de 28°.

La Luna también cambia su apariencia y naturaleza según su aspecto con el Sol, y tiene cuatro fases que representan las cuatro estaciones del año. Cada vez que la Luna se une al Sol, predice la naturaleza del mes siguiente. Cuando cualquier planeta toca el "corazón" del Sol, domina a los demás planetas, y los planetas cercanos al Sol alteran sus cualidades habituales: Saturno abandona su rigidez y Marte su ferocidad.

Los planetas superiores ascienden cuando se acercan al Sol y descienden cuando se separan. En conjunción con el Sol, están en el punto más alto de su epiciclo; en oposición, en el más bajo; y en cuadratura, en una altitud media. Venus y Mercurio también alcanzan su punto más alto en conjunción con el Sol si están directos, pero si están retrógrados, están en su punto más bajo.

Ficino explica que los planetas no pueden completar sus circuitos sin volver a la conjunción con el Sol, que consideran su "señor". En conjunción, los planetas son más fuertes y directos porque están en armonía con el Sol, pero en oposición, retroceden y están en su punto más débil.

Finalmente, Ficino señala que la Luna no tiene luz propia, sino que refleja la luz del Sol, y en su armonía perfecta con él, absorbe los poderes celestiales que luego transmite a la Tierra, como menciona Proclo.


Capítulo V: El poder del Sol en la generación, las estaciones, el nacimiento y en todas las cosas

Marsilio Ficino describe cómo el Sol juega un papel crucial en la astrología y en la vida misma. En una carta natal, la posición de la Luna revela al "Señor de la natividad" y el momento de la concepción. Además, la conjunción u oposición del Sol y la Luna antes del nacimiento revela la verdad y la fortuna del individuo. Los astrólogos antiguos consideraban que la parte del cielo donde cae la "parte de la fortuna" era significativa para toda la vida, influenciada por el movimiento del Sol y la Luna, y proyectada desde el Ascendente.

El Sol no solo determina el tiempo, como los días, noches, meses y años, sino que, con su luz y calor, genera, mueve y da vida a todo lo que estaba oculto. Marca el paso de las estaciones, y las regiones alejadas de su influencia también están alejadas de la vida. La primavera, que comienza en Aries (el reino del Sol), es la mejor estación, mientras que el otoño, que comienza en Libra (la caída del Sol), es la peor.

El Sol es especialmente importante en una carta natal diurna, mientras que la Luna lo es en una nocturna. Los astrólogos asignan la novena parte de la carta al Sol y la tercera a la Luna, llamándolos "Dios" y "Diosa", respectivamente, y les atribuyen dones como la sabiduría, la fe y la gloria eterna. El Sol simboliza la verdad, la profecía y la realeza.

Cuando el Sol asciende al medio cielo, fortalece los espíritus vitales y animales, mientras que cuando desciende, debilita esos espíritus. Ficino destaca cómo el sol naciente inspira y revive el espíritu, llamando a las personas a cosas sublimes. También menciona que la Luna, llamada el "pequeño Sol" por Aristóteles, tiene un efecto similar, restaurando el espíritu cuando asciende y debilitándolo cuando desciende. Además, cuando la Luna está llena de luz solar, trae salud a todas las cosas.

Ficino también alude a cómo las virtudes celestiales descienden al cuerpo humano a través de los movimientos del Sol y la Luna, afectando los tratamientos médicos que deben prepararse en momentos específicos. Este tema ya lo había abordado en su "Libro de la vida".


Capítulo VI: Los elogios de los antiguos al Sol, y cómo todos los poderes celestiales se encuentran en el Sol y derivan de él.

En este capítulo, Marsilio Ficino expone cómo el Sol ha sido venerado por los antiguos filósofos y teólogos debido a su poder y centralidad en el cosmos. Orfeo, por ejemplo, llamó a Apolo "el ojo vivificante del cielo", y en sus himnos se refiere al Sol como el "ojo eterno que todo lo ve", gobernante del cielo y de la tierra, y moderador de todas las cosas celestiales y mundanas. Según Orfeo, el Sol es el “Júpiter inmortal”, y la Luna, en tanto reina de las estrellas, está “embarazada de las estrellas”.

Ficino también menciona una inscripción en los templos de Minerva en Egipto que decía: "Soy todas aquellas cosas que son, que serán y que han sido. Nadie ha vuelto a mi velo. El fruto que he dado es el Sol", lo que sugiere que el Sol es el fruto de la inteligencia divina, es decir, Minerva.

Los teólogos antiguos, según Proclo, afirmaban que la justicia emanaba del trono del Sol y gobernaba todo, lo que convierte al Sol en el moderador de todas las cosas. Jamblico compartía la creencia egipcia de que todo bien deriva del Sol, ya sea directamente de él o a través de otros medios. El Sol es el señor de todas las virtudes elementales, y la Luna, gracias a su luz, es la dama de la generación.

Astrologers, como Albumasar, afirmaban que el Sol y la Luna infunden vida en todas las cosas, y Moisés pensaba que el Sol era el señor de los cielos durante el día y la Luna, un "Sol nocturno", lo era durante la noche. Según los caldeos, el Sol ocupa una posición central entre los planetas, mientras que los egipcios lo colocan entre dos mundos: los cinco planetas superiores y los cuatro elementos de la tierra y la Luna por debajo.

Además, Ficino destaca la importancia del Sol para la vida en la tierra. La colocación del Sol cerca de la Tierra por providencia permite que el espíritu y el fuego del Sol nutran la materia terrestre, el agua, el aire y la Luna. También explica cómo los planetas superiores como Saturno, Júpiter y Marte respetan la autoridad del Sol, lo que fortalece sus influencias, mientras que los planetas inferiores como Venus y Mercurio siempre permanecen cerca del Sol, sirviendo como sus compañeros.

Los antiguos, como Heráclito, llamaban al Sol "la fuente de la luz celestial", y muchos platonistas ubicaban el alma del mundo en el Sol, que, al llenar la esfera solar, distribuía vida, movimiento y sentimiento por todo el universo a través de sus rayos. Algunos astrólogos creen que, al igual que Dios da el alma intelectual, esta llega bajo la influencia del Sol durante el cuarto mes después de la concepción.

En resumen, el Sol, junto con sus planetas acompañantes, como la Luna, Venus y Mercurio, actúa como una fuente vital de luz y calor, distribuyendo las virtudes celestiales y generando la vida en la tierra. Las estrellas, al recibir la luz del Sol, adquieren sus propias virtudes, lo que refleja la enorme variedad de influencias que el Sol tiene sobre el universo.

Capítulo VII: Disposiciones de los signos y planetas alrededor del Sol y la Luna.

En este capítulo, Marsilio Ficino describe cómo la disposición de los signos del zodiaco reafirma el estatus del Sol como rey y de la Luna como reina de los cielos. Señala que Leo, el lugar del Sol, y Cáncer, el lugar de la Luna, están próximos, al igual que Aries (exaltación del Sol) y Tauro (exaltación de la Luna). Los demás planetas ocupan sus posiciones alrededor del Sol y la Luna, en una jerarquía que refleja su relación con estas dos luminarias.

Ficino menciona a su amigo Bindanio Recasolano, quien observa que la misma disposición de los signos se repite en torno a Saturno, lo que lleva a Ficino a reflexionar sobre la importancia de Saturno, ya que es el planeta que menos se aparta del camino del Sol. Esta observación subraya la conexión entre la disposición de los planetas y la autoridad del Sol.

Cada uno de los cinco planetas principales tiene dos domicilios: uno occidental al Sol y otro oriental a la Luna. El Sol abarca los signos de Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario y Capricornio, mientras que la Luna rige Acuario, Piscis, Aries, Tauro, Géminis y Cáncer. Se menciona que Cáncer se considera "la puerta de los hombres" porque el Sol parece descender allí, mientras que Capricornio se ve como "la puerta de los dioses" por su ascenso.

Ficino también destaca los signos cardinales (Aries, Cáncer, Libra y Capricornio) como puntos clave donde el Sol determina las estaciones del año. Este ciclo desde Aries a Libra, conocido como el "Círculo de Minerva" en la tradición egipcia, simboliza la sabiduría y la justicia. La organización del cosmos, argumenta Ficino, sugiere que el mundo no está regido por la fortuna, sino por una providencia divina.

Finalmente, el capítulo enfatiza la reverencia de todas las cosas hacia el Sol, el moderador del universo, instando a las almas humanas a ser igualmente obedientes a esta fuente de luz y autoridad.

Capítulo VIII: Los planetas son afortunados cuando están en concordancia con el Sol y la Luna, y desafortunados cuando están en discordancia. Cómo pueden rendir respeto al Sol y a la Luna.

Ficino explora la relación de los planetas con el Sol y la Luna, estableciendo que son autores de la vida: la Luna favorece el crecimiento y la vitalidad, mientras que el Sol se relaciona con la conciencia. Jupiter y Venus son considerados planetas benéficos porque están en armonía con estas luminarias, mientras que Saturno y Marte son considerados desfavorables, especialmente Saturno con respecto al Sol.

Ficino describe cómo los planetas obtienen un nuevo vigor cuando se alinean o "saludan" al Sol y la Luna, un fenómeno que los árabes llamaban almugea. Esto ocurre cuando un planeta se encuentra en una posición específica en relación con el Sol o la Luna, dependiendo de su distancia en el zodiaco. Por ejemplo, Saturno "saluda" al Sol cuando está en el sexto signo desde él, mientras que Jupiter lo hace en el quinto signo, y así sucesivamente.

La armonía de los planetas con el Sol y la Luna determina su fortuna. Jupiter y Venus, al estar en aspecto favorable (trino o sextil), son considerados afortunados, mientras que Marte y Saturno, que están en aspectos desarmoniosos (cuadratura y oposición), son considerados desafortunados, con Saturno siendo el más desafortunado de todos. Esta dinámica resalta la idea de que las mentes en armonía con la voluntad divina experimentan felicidad, mientras que las discordantes sufren.

Ficino concluye que el reconocimiento y el respeto hacia el Sol y la Luna, así como la búsqueda de la armonía con ellos, son clave para la fortuna y el bienestar en la vida.


Capítulo IX: El Sol es la imagen de Dios. Comparación del Sol con Dios.

Platón describió el Sol como el hijo visible de la Bondad, un símbolo de Dios para que todos lo admiren. Los antiguos teólogos veían al Sol como divino, y su salida encarna la vida y la renovación. El Sol, al igual que Dios, genera luz y conocimiento, conectando los reinos inteligible e intelectual. Platón consideraba que el Sol era superior a todas las cosas visibles, de manera paralela a la trascendencia de Dios. La luz del Sol representa la verdad y la comprensión, que, al igual que el amor divino, purifica y eleva el alma. Así como el Sol revive la naturaleza después del invierno, simboliza la resurrección y el despertar espiritual. Platón sugiere que hay un Sol incorpóreo (el intelecto divino) que es superior al Sol físico, reflejando así la trascendencia de Dios. Por lo tanto, el Sol sirve como una poderosa metáfora de la presencia divina en el mundo.

Capítulo X: El Sol fue creado primero y colocado en el Medio Cielo.

Este capítulo explora la creación del Sol como la primera y más poderosa obra de Dios. Según Moisés, Dios creó primero la luz, que es lo más cercano a la naturaleza divina, pues emana directamente de la luz divina o inteligible. La luz se manifiesta en dos formas: la luz inteligible en el mundo incorpóreo y la luz sensible en el mundo corpóreo, representada por la luz solar. En su proceso de creación, la luz primero iluminó, luego adquirió calor y energía, y finalmente se propagó en la materia. En el cuarto día, la luz tomó su forma esférica en el Sol, reflejando la inteligencia divina. Moisés distinguió entre la luz creada en el primer día y la luz del Sol creada en el cuarto día. Platón también reconoce esta dualidad del Sol en su obra "Timeo," donde lo presenta como un astro entre los planetas y como una entidad divina con una luz milagrosa. Se destaca que la creación del mundo comenzó bajo la autoridad del Sol, situado en el horizonte en Aries, considerado su reino. Finalmente, se menciona que Cristo, fuente de vida, resucitó en el día del Sol, conectando así la luz visible del Sol con la luz inteligible y divina que Cristo nos devolverá.

Capítulo XI: Las dos luces del Sol. El don de Apolo. Los grados de las luces. El Sol hace divinas todas las cosas.

Este capítulo explora la naturaleza dual de la luz del Sol, sugiriendo que en su origen el Sol tenía una luz natural menor que la que posteriormente adquirió. A diferencia de su tamaño, que no es mucho mayor que el de otros planetas, su luz es inmensamente superior, lo que indica que esta luz proviene de una fuente superior añadida al Sol. La luz del Sol, en su primera etapa, era innata pero limitada, y luego adquirió una luz divina que lo hace similar a la inteligencia divina.

Platón y los teólogos antiguos consideraban que el Sol no solo poseía una luz natural, sino que recibía una segunda luz divina que se reflejaba en su entorno. Esta dualidad se asemeja al don de Dios a las mentes humanas: una luz natural y otra añadida por gracia divina, que eleva y bendice las almas. El Sol, como representante de Dios, transmite esta segunda luz a las estrellas y al mundo, actuando como intermediario divino.

El Sol fue identificado con Apolo, el creador de la armonía y guía de las Musas, porque ilumina no solo el mundo físico, sino también las mentes, conduciéndolas hacia la comprensión y el conocimiento divino. Esta luz, que desciende del bien supremo, atraviesa todos los niveles de existencia, desde el intelecto divino hasta el mundo material, iluminando y vivificando todas las cosas. Los platónicos identifican tres principios: el bien supremo, el intelecto divino y el alma del mundo, todos representados y manifestados por la luz. El Sol, situado en el medio del cielo, simboliza estos principios y actúa como canal de la luz divina, que ilumina tanto a los ángeles como a las almas en diferentes grados, según su capacidad de recepción.


Capítulo XII: Semejanza del Sol con la Trinidad Divina y los nueve órdenes de Ángeles, y de los nueve espíritus en el Sol y las nueve Musas alrededor del Sol

En este capítulo se explora la analogía entre el Sol y la Trinidad Divina. Se argumenta que el Sol, en su sustancia única, posee una triple manifestación que se asemeja a la Trinidad: una fecundidad natural oculta que representa al Padre, una luz manifiesta que emana de esta fecundidad y representa al Hijo, y un calor que simboliza al Espíritu Santo. Alrededor de esta Trinidad solar, se identifican tres jerarquías de ángeles, cada una con tres órdenes, en paralelo con los nueve espíritus del Sol y las nueve Musas que lo rodean.

El Sol, en su triple naturaleza, también genera tres fecundidades: en la naturaleza celestial, en la simple naturaleza de los elementos, y en la naturaleza de las cosas mixtas. Además, el calor vital del Sol da origen a tres órdenes de vida: la vegetal, la que responde pero no se mueve (zoófitos), y la que responde y se mueve intencionalmente (animales). También se derivan tres tipos de luz: blanca, roja y mixta, que corresponden a diferentes sentidos y niveles de percepción.

El texto hace una analogía entre la luz del Sol y la inteligencia pura, sugiriendo que así como la luz penetra todo y revela las cosas, la inteligencia pura también ilumina y revela, manteniéndose indivisible. Además, se propone que los antiguos identificaron en el Sol a diversas divinidades, asignando a cada una aspectos de la sustancia y poderes del Sol, como Júpiter y Juno para la fecundidad, Apolo y Minerva para la luz, y Venus y Baco para el calor.

Finalmente, se aborda la presencia de las nueve Musas alrededor del Sol, que representan nueve tipos de divinidad Apolínea distribuidos a través de las esferas del cosmos. Las Musas, como espíritus solares, presiden sobre el conocimiento, la poesía, la música y otras artes. Se concluye reflexionando sobre la importancia del Sol en la vida humana y cómo su regalo divino debería ser objeto de mayor admiración y gratitud, como sugirieron los platónicos Iámblico y Juliano.

Capítulo XIII: Que el Sol no debe ser adorado como Autor de todas las cosas

En este capítulo, se argumenta que aunque el Sol es una manifestación significativa en el universo, no debe ser adorado como el autor de todas las cosas. La reflexión comienza con una anécdota sobre Sócrates, quien, durante su servicio militar, solía observar el amanecer en un estado de asombro y éxtasis. Aunque algunos platónicos podrían interpretar este comportamiento como una veneración del Sol, se propone que Sócrates, inspirado por su demonio interior (un genio o ángel), no adoraba al Sol visible, sino que contemplaba un Sol superior, uno supracelestial.

Platón describió al Sol no como Dios mismo, sino como el "hijo de Dios", aunque no el primer hijo, sino uno visible y secundario. Sócrates, al ser despertado por el Sol celestial, intuyó la existencia de un Sol supracelestial y dirigió su admiración hacia la majestad de este Sol superior, que representa la bondad incomprensible del Padre, quien es llamado por Santiago el Apóstol como el "Padre de la luz". Esta luz es superior a la luz celestial, ya que es inmutable y no sujeta a sombras.

La discusión prosigue afirmando que, aunque el Sol y las estrellas tienen un papel importante en la creación y en la distribución de la luz y la vida, los dones intelectuales y espirituales más elevados no provienen del Sol, sino de un origen aún más alto, del Padre de la luz. Santiago advierte que no debemos admirar y adorar en exceso al Sol, la Luna y las estrellas, ni venerarlos como creadores y fuentes de dones intelectuales, ya que el origen del universo no puede ser un cuerpo, alma o intelecto, sino algo infinitamente más elevado.

Concluye que aunque el Sol es un regulador del cielo y una manifestación de la ley divina, no es el primer principio del universo. Este primer principio, que es Dios, opera siempre, en todo lugar y en todas las cosas, mientras que el poder del Sol es limitado, restringido por obstáculos y circunscrito a su esfera. Por tanto, se insta a adorar al verdadero principio del universo, al cual incluso los cuerpos celestiales se remiten, siguiendo el ejemplo de la adoración celestial hacia el Sol.

Conclusión

''Sobre el sol" es una obra que fusiona la filosofía neoplatónica con la teología cristiana, utilizando el simbolismo solar para meditar sobre los misterios de la existencia, la naturaleza de Dios, y el orden del cosmos. Ficino invita al lector a ver más allá del mundo sensible y a contemplar las realidades espirituales superiores que, según él, se reflejan en el Sol y en toda la creación. Sin embargo, Ficino también advierte contra la idolatría del Sol. Aunque es una manifestación poderosa y vital en el cosmos, el Sol no debe ser adorado como el creador o el principio supremo. En su lugar, Ficino señala que el verdadero origen de toda luz y vida es Dios, el "Padre de la luz", que está más allá de cualquier entidad celestial o material.

martes, 17 de septiembre de 2024

Marsilio Ficino - De triplici vida (Tres libros sobre la vida) (1489)

 


"De triplici vita", o "Sobre la triple vida", es una obra escrita por Marsilio Ficino en 1489. Este tratado se enmarca en el contexto del Renacimiento y refleja la combinación de las ideas filosóficas, médicas y astrológicas que predominaban en la época. Ficino, destacado representante del neoplatonismo renacentista, fue no solo filósofo, sino también médico y sacerdote, lo que le permitió fusionar diversas disciplinas en su trabajo. La obra está dividida en tres libros, cada uno dedicado a un aspecto de la vida humana: la salud del cuerpo, de la prolongación de la vida y la vida influenciada por los astros. Veamos de qué trata en profundidad. 


Referencias:

(1) Jupiteiral: El adjetivo "jupiteiral" se utiliza para describir cualidades o influencias positivas y favorables, que traen éxito, bienestar o buena suerte, características típicamente vinculadas a Júpiter.

Por lo tanto, "jupiteiral" denota una naturaleza afortunada, benéfica o expansiva, en contraste con las influencias consideradas desafortunadas de Saturno y Marte.

DE TRIPLICI VIDA

 (TRES LIBROS SOBRE LA VIDA)

Libro I: Sobre los cuidados a la salud de quienes se dedican al estudio de las letras

Marsilio Ficino, en su carta dirigida a Giorgio Antonio Vespucci y Giovanni Battista Boninsegni, ofrece una reflexión sobre los cuidados necesarios para la salud de quienes se dedican al estudio de las letras. Ficino destaca la importancia de mantener una buena salud física y mental para alcanzar la sabiduría, y subraya que sin salud, es imposible acceder al conocimiento.

Ficino organiza su reflexión en torno a nueve guías que ayudan a recorrer el arduo camino hacia el conocimiento: tres guías celestiales (Mercurio, Febo y Venus), tres guías internas (voluntad, ingenio y memoria), y tres guías terrenales (padre de familia, preceptor y médico). Estas guías, otorgadas por la naturaleza y la diligencia personal, son esenciales para llegar al templo de las Musas, es decir, al saber.

Ficino se centra en la figura del médico, destacando que, aunque ya se ha hablado mucho sobre el rol del padre y el preceptor, los estudiosos también necesitan un médico que les brinde consejos y cuidados para mantenerse en buen estado durante su camino intelectual. El cuidado del cerebro, corazón, hígado y estómago es fundamental para quienes dedican su vida al estudio, y deben ser atendidos con el mismo esmero que los atletas cuidan sus cuerpos.

Ficino, desde su posición como médico, se ofrece a guiar a los estudiosos en este aspecto crucial, confiando en que sus consejos y remedios les permitirán cumplir con éxito sus propósitos intelectuales y espirituales.

Enfatiza la importancia de mantener el equilibrio de los espíritus (vapor generado por la sangre) que influyen en los sentidos y la razón. También aborda la melancolía, común entre los estudiosos, causada por factores celestes, naturales y humanos. Aunque la melancolía puede estimular la contemplación y el ingenio, también puede llevar al agotamiento y la tristeza si no se regula adecuadamente. Ficino concluye que, para los literatos, es crucial cuidar la mente y el cuerpo, evitando el exceso de bilis negra para alcanzar sabiduría sin caer en la demencia.

La síntesis aborda la teoría de los humores, específicamente sobre la bilis negra, y su relación con el ingenio y el temperamento humano. El texto explora cómo la bilis negra, mezclada con la bilis amarilla y la sangre, influye en las disposiciones mentales y emocionales de una persona. Para que funcione adecuadamente, debe mantenerse en un equilibrio entre el calor y el frío. Si la bilis negra se calienta demasiado, puede llevar a una audacia excesiva, mientras que si se enfría en exceso, induce cobardía y pereza.

La proporción ideal de humores en el cuerpo se compara con la fusión de oro, resaltando su capacidad de influir en el brillo y duración del pensamiento intelectual. Una bilis negra en equilibrio contribuye al ingenio al permitir que los espíritus se mantengan ágiles y persistentes en su búsqueda de conocimiento. La obra también explora cómo la composición equilibrada de estos humores ayuda a la mente a buscar la verdad con mayor profundidad y duración.

El autor también advierte sobre tres peligros en el camino hacia la sabiduría: el exceso de actividad sexual, la glotonería, y la falta de moderación en el sueño. Estos factores, asociados con figuras mitológicas, desvían al intelecto y minan la agudeza mental, interfiriendo con la contemplación y la búsqueda de conocimiento profundo.

Ficino describe tres "monstruos" simbólicos que representan los principales obstáculos para alcanzar la sabiduría y el ingenio. Estos monstruos están vinculados a los excesos y deseos humanos, que desvían la energía intelectual y espiritual. Aquí los explico en detalle:

  1. El primer monstruo: el coito excesivo (Venus y Príapo)

    • Este monstruo simboliza el impulso sexual desmedido. El autor advierte que cuando una persona se entrega al exceso de actividad sexual, se debilitan los espíritus más sutiles, lo cual afecta directamente el cerebro, el corazón y, especialmente, el ingenio. Comparándolo con la epilepsia, Hipócrates veía el coito excesivo como algo que daña la mente, que es sagrada. Este "monstruo" seca los fluidos vitales y embota el intelecto, disminuyendo la capacidad de pensar con claridad y creatividad. En consecuencia, las Musas y Minerva, asociadas con las artes y la sabiduría, eran consideradas vírgenes, para evitar la distracción y el desgaste que provoca el deseo físico.
  2. El segundo monstruo: la glotonería (Baco y Ceres)

    • El segundo obstáculo para el ingenio es el exceso de comida y bebida. El autor señala que una ingesta excesiva de vino, especialmente si es fuerte, produce malos humores y vapores que afectan negativamente a la mente, llevando incluso a la locura o al desatino. Asimismo, el exceso de comida distrae al cuerpo de las funciones intelectuales, ya que la digestión demanda toda la energía. Esto ofusca la mente, impidiendo que la agudeza y la claridad prevalezcan. Galeno menciona que "el alma sofocada por la grasa y la sangre no puede percibir nada que sea celeste", lo que significa que los placeres terrenales sobrecargan el intelecto e impiden la contemplación de lo divino o elevado.
  3. El tercer monstruo: las vigilias prolongadas (Hécate)

    • Este monstruo representa el hábito de mantenerse despierto hasta altas horas de la noche, especialmente después de cenar, lo que obliga a dormir tarde por la mañana. El autor advierte que muchos estudiosos caen en este error, creyendo que las vigilias les benefician, cuando en realidad es dañino para el intelecto. Se explican siete razones por las cuales este comportamiento es perjudicial, relacionadas con el orden natural (el cielo, los elementos, los humores, etc.). La alteración de los ritmos naturales del cuerpo (sueño y vigilia) afecta la salud y la claridad mental, y por tanto, el rendimiento intelectual.

En conjunto, estos tres monstruos (el deseo sexual, la glotonería y la falta de moderación en el sueño) son metáforas de los excesos humanos que interfieren con el ejercicio intelectual y la búsqueda de la sabiduría. Para el autor, invocar a figuras divinas como Apolo, Neptuno y Hércules ayuda a vencer estos obstáculos y alcanzar un equilibrio que favorezca el desarrollo del ingenio.

Ficino ofrece siete razones principales para argumentar que el mejor momento para el estudio es durante la mañana, en lugar de la noche. Estas son las razones:

  1. Influencia de los planetas: Tres planetas (el Sol, Venus y Mercurio) ayudan especialmente a la contemplación y a la elocuencia. Estos planetas son más efectivos durante el amanecer, y su influencia disminuye cuando se ocultan al anochecer. Quienes estudian al amanecer, cuando los planetas están surgiendo, son más efectivos que aquellos que lo hacen en la noche o durante el día, después de la salida del Sol.

  2. Naturaleza del aire: Al amanecer, el aire se vuelve más sutil y transparente, mientras que al atardecer se vuelve más denso. La sangre y los espíritus del cuerpo siguen este movimiento, de modo que la actividad intelectual se favorece por la mañana cuando el aire es más liviano.

  3. Humores corporales: Con la llegada del amanecer, la sangre se vuelve más cálida, ligera y activa, y los espíritus que la acompañan son más aptos para la especulación. En la noche, predominan los humores más densos, como la melancolía y la pituita, que son menos adecuados para el pensamiento reflexivo.

  4. Orden natural del día y la noche: El día está naturalmente destinado a la vigilia y la actividad, y la noche al sueño. El Sol, al acercarse al hemisferio durante el día, activa los humores y los espíritus hacia las actividades externas, mientras que la noche invita al reposo. Alterar este orden natural, durmiendo de día y estando despierto de noche, causa discordia entre el individuo y el orden del universo.

  5. Función del estómago: Durante el día, el estómago se dilata debido a la acción del aire, lo que lo debilita. Por la noche, necesita los espíritus para llevar a cabo la digestión. Estudiar después de la cena desvía los espíritus hacia la cabeza, impidiendo una correcta digestión y perjudicando tanto al estómago como al cerebro.

  6. Los espíritus vitales: Los espíritus que facilitan el estudio se disuelven durante las actividades del día, quedando pocos y muy densos por la noche, lo que hace que sean inadecuados para el estudio. En cambio, por la mañana, después del descanso nocturno, los espíritus están revitalizados y son más aptos para las actividades intelectuales.

  7. La fantasía y la imaginación: Durante el día, la mente está distraída por múltiples imágenes y pensamientos, lo que es perjudicial para la contemplación sostenida. Solo la tranquilidad de la mañana permite una mente calmada y serena para el estudio, mientras que estudiar de noche lleva a pensamientos confusos y perturbados, como los de alguien que sufre vértigo.

Estas razones, tanto físicas como espirituales, refuerzan la idea de que el amanecer es el momento más propicio para el estudio, en armonía con los ciclos naturales del cuerpo y del cosmos.

Ficino recomendaciones detalladas sobre la dieta y los remedios para mantener la salud y el equilibrio de los humores corporales. Sugiere sazonar los alimentos con canela, azafrán y sándalo, y consumir pepitas de melón, sandía, piñones y lácteos. Recomienda carnes de volátiles y pollos, frutas como manzanas, peras y melocotones, y legumbres húmedas, mientras desaconseja cerezas, higos y uvas. Para aliviar los síntomas de desequilibrio, se sugiere el consumo moderado de vino ligero y el uso de aromas suaves. También se recomienda una alimentación equilibrada y ligera, evitando excesos y alimentos que causen digestión difícil. Se destacan remedios como la triaca, el áloe y otros compuestos para fortalecer el estómago y los espíritus. Además, el texto aboga por evitar el pensamiento arduo y el ejercicio físico inmediato después de las comidas, sugiriendo en su lugar reposo y paseos tranquilos.

Ahora, Ficino se centra en el tratamiento de la melancolía causada por un exceso de bilis negra, un humor que afecta tanto el cuerpo como el espíritu, debilitando el ingenio y la capacidad de juicio. La clave para tratar esta condición es no intentar eliminar la bilis negra de golpe, sino proceder de manera gradual para evitar residuos más densos que podrían resultar perjudiciales.

Para abordar este problema, se proponen varios preceptos. Primero, se debe eliminar la bilis negra de manera gradual, para permitir que los residuos sean más blandos y manejables. En segundo lugar, es crucial mantener el cuerpo hidratado con alimentos húmedos, baños suaves y ungüentos, evitando problemas como catarros y obstrucciones. Por último, se recomienda fortalecer el corazón con remedios tanto internos como externos, y mantener una actitud alegre mediante la exposición a placeres y alegrías.

El tratamiento incluye tres tipos principales de remedios. El primero es un jarabe elaborado con una combinación de hierbas, frutas y especias. Este jarabe debe tomarse en la mañana, junto con agua de lengua de buey. En segundo lugar, se mencionan las píldoras, que pueden ser de tipo áureo para constituciones delicadas o más eficaces para casos más robustos. Estas píldoras incluyen ingredientes como oro, incienso, mirra, peonía, y varios tipos de mirobálanos. El tercero son los electuarios, entre ellos uno "hilarante" que usa seda cruda, azúcar, ámbar, y otros componentes disueltos en zumos, y otro basado en almendras dulces y azúcar.

Remedios caseros

Existen varios remedios caseros para mejorar la memoria y los sentidos. Entre ellos, se recomienda el jengibre endulzado con azúcar, mezclado con incienso y otros ingredientes como miel de anacardo, miel de mirobálanos, caña aromática, ámbar y almizcle. También se mencionan preparados como el ámbar, el plisarcoticón y la galanga, que deben mantenerse en la boca y aplicarse gota a gota en la nariz y las orejas. Los aromas de incienso, mejorana, hinojo, nuez moscada, ruda y claveles también son útiles. La triaca se considera el remedio más eficaz en estos casos. Además, se sugiere un ungüento para fricciones que incluye aceite de saúco, aceite de ben, euforbio y aceite de castor, junto con ventosas y la aplicación de mejorana, incienso y nuez moscada en la cabeza.

Ficino también aborda la importancia de cuidar el espíritu incorpóreo, el entendimiento, que es el instrumento para captar la verdad. Destaca que, aunque Hipócrates se preocupó por la salud del cuerpo, Sócrates se dedicó a la salud del alma, y Cristo perfeccionó ambos enfoques. Según Sócrates, para alcanzar la verdad es fundamental cultivar la mente con prácticas óptimas, y esto se relaciona con la veneración de la verdad divina a través de la religión. El entendimiento humano, al igual que el ojo, solo capta la verdad en la luz divina. Una mente purificada y orientada hacia la verdad divina es iluminada y colmada de felicidad, permitiendo la comprensión de las verdades fundamentales.

Libro II

Sobre la larga vida

Proemio

En el prólogo, Marsilio Ficino, originario de Florencia, dirige un saludo a Filippo Valori, un destacado y noble ciudadano. Aunque Platón sigue vivo gracias a su genio y seguirá viviendo mientras el mundo exista, Ficino siente una profunda inclinación hacia el cuidado y la promoción de la vida de Platón, lo cual ha sido una aspiración constante de la familia Médicis en relación con él. Ficino y Valori comparten una gran amistad con los Médicis y una devoción a la gloria y la disciplina de Platón.

Ficino desea que tanto los Médicis como Valori disfruten de la misma vida que él ha deseado para Platón. Por ello, le exhorta a leer y seguir con dedicación los preceptos sobre cómo prolongar la vida, así como lo hace en su empeño por fomentar la gloria de Platón. Ficino predice que, al seguir estos preceptos, Valori podrá disfrutar de una vida prolongada y continuará defendiendo y apoyando la filosofía de Platón junto a Lorenzo de Médicis. Concluye deseándole buena salud.

La larga vida

El filósofo aborda la importancia de la prudencia en el arte de prolongar la vida, argumentando que el éxito no depende solo de la capacidad de aprendizaje y memoria, sino también de un juicio prudente. Dado que juzgar es complicado y los experimentos pueden ser engañosos, Ficino sostiene que se necesita una vida larga para dominar un arte, según lo aceptado por Hipócrates y confirmado por la experiencia médica. La vida prolongada no es solo un don del destino, sino también fruto de la diligencia personal.

Ficino critica la idea de que la sabiduría sobre la longevidad se comparta con quienes no la merecen, como los perezosos y libertinos. En cambio, se debe ofrecer a personas prudentes y moderadas que pueden contribuir al bien común. 

Metáfora de la lampara

Ficino usa la metáfora de una lámpara para enfatizar la importancia de mantener el equilibrio y evitar tanto el exceso como la falta de los humores. La dieta y el cuidado del cuerpo deben ser regulares y libres de impurezas para asegurar una vida prolongada y saludable.

Compara la vida con una lámpara que necesita un suministro constante de aceite para mantener su llama. La llama representa la vitalidad y la salud de una persona. Así como una lámpara necesita aceite para funcionar bien y no apagarse, la vida necesita un equilibrio adecuado de humores y cuidados para mantenerse vigorosa y duradera.

El aceite de la lámpara simboliza los humores corporales que son esenciales para la salud. Ficino sostiene que, al igual que el aceite debe ser puro y no mezclado con posos para mantener una llama constante, los humores del cuerpo deben estar equilibrados y libres de impurezas para que la vida se mantenga en equilibrio. Si el aceite está contaminado o no se suministra adecuadamente, la llama se apaga; de manera similar, una disfunción en los humores puede llevar a una vida corta o enferma.

La metáfora sugiere que la vida debe ser cuidadosamente regulada. Así como la lámpara debe ser alimentada con el tipo correcto de aceite, la salud humana requiere una dieta equilibrada y un cuidado constante para evitar desequilibrios. Un exceso de ciertos humores puede "ahogar" la vida, mientras que una deficiencia puede llevar a la "disolución" del vigor.

Al igual que la llama debe ser regulada para no consumir el aceite demasiado rápido, la vida debe ser mantenida mediante prácticas adecuadas que regulen los humores del cuerpo. Un exceso o una deficiencia de estos humores pueden tener efectos perjudiciales, por lo que es crucial mantener un equilibrio.

Los humores y la digestión

Ficino examina cómo el humor natural del cuerpo puede resecarse y deteriorarse debido a diversas causas, como excesos en sangre, evacuaciones, sudor, coito, sed, hambre, vigilia, alimentos secos y cálidos, y factores ambientales adversos. Contrariamente, los elementos opuestos pueden aumentar el humor más allá de lo adecuado. La embriaguez frecuente, al resecar y sofocar el cerebro, también contribuye a estos problemas.

Ficino destaca que la mala digestión es especialmente perjudicial, ya que impide que los alimentos nutran adecuadamente y puede provocar una acumulación de humores nocivos. Según Avicena y Galeno, una digestión inadecuada corrompe la sangre y es esencial para la vida. Por lo tanto, se debe prestar especial atención a la digestión de los alimentos, asegurándose de que sean de buena calidad, simples y bien preparados, evitando combinaciones indigestas y cuidando la cantidad de alimentos y bebidas.

Ficino también aconseja evitar actividades que interfieran con la digestión, como el coito inmediato después de comer, la siesta, y la fatiga. La digestión incluye varias etapas en el estómago, hígado, venas y miembros, y cada una requiere tiempo y cuidado para no interrumpir el proceso.

Además, Ficino sugiere la importancia de mantener una higiene adecuada y de evitar la suciedad. Se recomienda un movimiento corporal continuo y moderado, evitando excesos de frío y calor, así como mantener una exposición equilibrada al sol. La formación y la práctica desde la juventud en un estilo de vida variado y saludable son clave para evitar peligros y asegurar una buena salud.

Dieta equilibrada

Se explora la importancia de una dieta equilibrada y adecuada para mantener una vida longeva, centrándose en el concepto de euquimos —alimentos saludables que promueven una buena calidad de sangre. La sangre ideal debe ser cálida, húmeda y limpia, pero no excesivamente ardiente ni acuosa. La sangre demasiado caliente puede resecar y disolver el humor, mientras que la excesiva humedad puede debilitar y sofocar el calor natural del cuerpo.

Ficino señala que una dieta que incluye frutas y verduras demasiado blandas puede llevar a una sangre y un humor propensos a la putrefacción, y sugiere cocer estos alimentos o acompañarlos con pan para evitar problemas. La sangre ideal debe tener una calidad intermedia, similar al aire, evitando tanto la densidad excesiva como la ligereza extrema.

Para mantener la sangre y el humor en equilibrio, se recomienda consumir alimentos que sean sutiles pero sólidos, como el aceite de oliva y ciertos aceites extraídos por sublimación. Es importante evitar alimentos que sean demasiado viscosos o densos para aquellos con estómagos débiles, y en cambio optar por alimentos que sean más fáciles de digerir y que promuevan la salud del estómago y la digestión.

Ficino también aconseja adaptar la dieta a las necesidades individuales del cuerpo. Para quienes tienen una complexión densa, se debe hacer la sangre más sutil y densa cuando el cuerpo está enrarecido. Se deben evitar las sustancias que hagan que la sangre sea demasiado sutil y calentar el estómago con alimentos adecuados. Los alimentos recomendados incluyen piñones, pistachos, jugo de regaliz, y ciertos tipos de carne y aceites.

Se debe evitar el consumo de vinos blancos y preferir vinos tintos mezclados con agua ferruginosa. Las fricciones suaves con aceite puro y el uso de aromatizantes como el azafrán y la canela pueden ayudar a la digestión.

Es fundamental evitar que los canales del cuerpo estén ni demasiado abiertos ni demasiado cerrados. Un equilibrio adecuado es crucial para prevenir problemas como descomposición o putrefacción, los cuales pueden resultar peligrosos si se desequilibra el flujo natural de los humores corporales.

En cuanto a la dieta, se recomienda consumir verduras y frutas con moderación, especialmente aquellas que son más húmedas, así como la leche y el pescado. Las carnes deben ser elegidas con cuidado, evitando las que son excesivamente húmedas o secas, y prefiriendo carnes jóvenes como el pollo, capón, pavo y ternero. Además, la cantidad de alimentos sólidos debe ser mayor que la de líquidos, y las bebidas, en particular el vino tinto con sabor áspero, deben ser consumidas con moderación. Los alimentos ideales son aquellos que no sean ni demasiado secos ni demasiado húmedos, y se deben evitar los extremadamente fríos o calientes.

En relación al ejercicio y el sueño, es aconsejable incrementar la actividad física y reducir el ejercicio mental, así como comer dos veces al día, con una cena ligera. El sueño diurno debe ser evitado a menos que sea absolutamente necesario, para favorecer un descanso nocturno adecuado.

La selección de alimentos y animales debe realizarse cuidadosamente, prefiriendo aquellos provenientes de regiones altas y fragantes y evitando el estiércol en las tierras de cultivo. Los alimentos deben originarse en ambientes que no se corrompen fácilmente para asegurar una nutrición duradera y saludable.

Finalmente, se deben emplear perfumes suaves y cálidos, y lavarse con productos adecuados para mantener la salud y la higiene. Mantener el cuerpo en movimiento y evitar el calor excesivo también son esenciales. La calidad de los alimentos y bebidas, como el vino, debe ser alta para asegurar su conservación y evitar problemas de salud relacionados con la descomposición. En general, el equilibrio adecuado en todos estos aspectos es clave para mantener la salud y prolongar la vida.

Salud de los ancianos

Según la astrología, Venus representa la juventud y Saturno la vejez, y se considera que estos dos astros son enemigos naturales. Por lo tanto, los ancianos deben evitar las influencias asociadas con Venus, que también pueden ser perjudiciales para los jóvenes. La dieta de los ancianos debería enfocarse en alimentos que promuevan la producción de sangre y espíritu, como yemas de huevo frescas, vino algo dulce y aromático, y carnes de alta calidad y fácil digestión.

Se sugiere que los ancianos eviten el frío, la vigilia prolongada, el ayuno, la sed, el esfuerzo físico y mental excesivo, así como la soledad y la tristeza. Es recomendable que retomen actividades y juegos de su infancia para revitalizar su espíritu. Además, deben emplear fomentos perfumados y cálido-húmedos, y recurrir a fricciones suaves y lociones para estimular las extremidades.

Entre los alimentos recomendados están los piñones, que son cálidos, húmedos y grasos, y que pueden ayudar a suavizar y purificar el cuerpo. Un electuario especial con almendras, piñones, pistachos, semillas de sandía, avellanas, azúcar, jengibre, azafrán, almizcle, ámbar y agua de toronjil se sugiere para fortalecer y prolongar la vida. También se aconseja el uso de triaca, raíces de énula campana y ben, así como el zumo de regaliz y la leche de almendras. Rhazés y Avicena recomiendan diversas preparaciones, como la trifera, que puede ser eficaz para retrasar la vejez y aliviar sus achaques.

Los mirobálanos son especialmente valorados por sus propiedades astringentes y aromáticas, que ayudan a mantener el humor corporal en equilibrio, prevenir la canicie, y prolongar la vida. Otras sustancias recomendadas incluyen el oro, la plata, el coral, y las piedras preciosas, que tienen propiedades similares. El texto destaca que los perfumes, especialmente los que son cálidos, húmedos y grasos, son beneficiosos para proteger y prolongar la vida. Entre las sustancias recomendadas se encuentran las raíces de ben, mirobálanos, ámbar, rosas, zedoaria, madera de áloe, especias, nuez moscada y salvia.

La tradición médica antigua sostiene que el ámbar y el almizcle tienen propiedades astringentes, beneficiosas para la salud, especialmente en personas mayores. El jengibre, con su humedad especial, también es útil para los ancianos cuando se consume fresco y moderadamente debido a su calor intenso. La zedoaria, aunque similar a la triaca, requiere precaución en su uso por su naturaleza astringente y grasa. El ámbar, con su calor moderado, es más seguro y se usa para fortalecer el cuerpo y restaurar la digestión a través de lavados con su agua. Aromas como la canela y el azafrán deben combinarse con cordiales fríos para evitar la excitación excesiva del calor natural del cuerpo y para facilitar la digestión de alimentos fríos.

El humor vital se encuentra en el corazón y sus venas, y su equilibrio es crucial para la salud. Para mantener el flujo adecuado de humor a través de los órganos y evitar la deshidratación de las vísceras, se recomienda añadir azafrán a los alimentos y utilizar miróbálanos para la conservación. Los aromas cálidos como el almizcle y el ámbar, junto con los fríos como las rosas y el mirto, son útiles para mantener el equilibrio en el cuerpo. El hinojo dulce ayuda a los ancianos al promover la digestión y aumentar el humor natural. La salvia también es beneficiosa por su capacidad para calentar equilibradamente y prevenir la parálisis.

El oro, apreciado por su equilibrio y resistencia a la corrupción, puede ayudar a templar el calor natural y fortalecer el cuerpo. Se sugiere preparar una bebida de oro con flores de borraja, buglosa y cidronela, disuelto en agua de rosas con oro, para mejorar el vigor. Además, una dieta adecuada para los ancianos incluye alimentos que no agoten el estómago y se debe evitar la sobrecarga de comidas. El consumo de miel, queso fresco, dátiles y pistachos, después de mantenerlos en agua tibia, es recomendable. Pasear por lugares verdes y disfrutar de la naturaleza también contribuye al bienestar general y a la longevidad.

La práctica de tomar sangre humana, especialmente de jóvenes, para rejuvenecer a los ancianos es discutida, aunque es polémica. El uso de sangre en la medicina antigua busca restaurar el vigor perdido en la vejez. Sin embargo, es esencial no sobrecargar al cuerpo con alimentos excesivos y mantener una dieta equilibrada. Los ancianos deben también evitar la sobreexposición a la variedad excesiva de alimentos y mantener una dieta espaciada.

Por último, la vida y la juventud se preservan a través de una dieta equilibrada, compañía saludable y una vida en armonía con la naturaleza. Se recomienda consultar tanto a médicos antiguos como a figuras divinas para guiar los métodos de conservación de la vida, y mantener una conexión con la naturaleza verdeante para rejuvenecer el espíritu y el cuerpo.

La visión busca evitar las tinieblas y se inclina hacia la luz, aunque no sin límites, ya que el exceso de oscuridad limita el campo visual y el placer que se experimenta. Los colores luminosos amplían el radio de visión, pero el color verde es el que mejor balancea la luminosidad con la oscuridad, ofreciendo tanto deleite como preservación sin sobrecargar la vista. Los colores verdes, que equilibran el negro y el blanco, son suaves para los ojos y mantienen los rayos visuales sin dispersarse. Además, el verde, por su capacidad para combinar y atenuar la luz, también actúa sobre el espíritu, restaurando y equilibrando el ánimo, similar a cómo el agua y los objetos reflejantes benefician a la vista.

La aplicación de este principio a la vida cotidiana implica que los elementos equilibrados y suaves, como los aromas y materiales que combinan propiedades contrastantes, también benefician al espíritu. Así, la combinación de sustancias aromáticas y sutiles, como el azafrán y la canela, con otras astringentes, promueve el equilibrio del espíritu. Igualmente, elementos preciosos como el oro y el coral, por su composición equilibrada, pueden tener un efecto restaurador. La armonía en la composición de estos elementos refleja el equilibrio natural y celestial deseado para mantener la vida del espíritu.

Astrología

Mercurio interviene en el discurso para destacar que, mientras Venus representa un placer asociado a la juventud y la sensación, Mercurio aborda la razón y el conocimiento. Explica que la vida se distribuye en cinco etapas relacionadas con los sentidos y la razón, y que en la etapa final, la razón debe prevalecer. Contrapone la perspectiva de Venus, que busca el placer a costa de la juventud y la vitalidad, con el enfoque racional que promueve la longevidad y la salud. Sugiere consumir alimentos frescos y nutritivos, como huevo y leche, para mantener el cuerpo en buena condición y prolongar la vida.

Venus, a menudo retratada como joven y adornada, simboliza el deseo constante de novedad y el rechazo de lo viejo. Ella destruye lo ya hecho para crear lo nuevo, buscando siempre la multitud y la variedad en lugar del individuo. Aunque se presenta como amiga, Venus oculta su naturaleza perjudicial, ya que a través del placer que otorga al gusto y al tacto, lleva a las personas a la ruina. En contraste, Saturno, aunque menos amenazante y más lento en su daño, actúa de manera más directa en la vida de las personas. Mientras Venus causa daño a través del placer y la satisfacción temporal, Saturno, que se manifiesta como un desafío más lento y constante, ofrece una vida celestial a cambio de la vida terrenal.

Mercurio critica a Venus por sus seducciones superficiales y advierte contra el placer excesivo, que puede llevar a una vida corta y dañina. Propone en cambio buscar un equilibrio a través de los placeres más elevados como el olfato, el oído, la vista, la imaginación y la razón, que prolongan la vida de manera más saludable. Además, sugiere mantener un equilibrio entre el cuerpo y el espíritu, enfatizando que tanto el alma como el cuerpo deben nutrirse adecuadamente. Recomienda el uso de alimentos y aromas equilibrados para promover la salud y la longevidad.

Mercurio también advierte sobre los peligros de una contemplación excesiva, que puede consumir a las personas como Saturno consume a sus hijos. Sugiere que tanto el placer venéreo como la contemplación saturnal pueden ser dañinos si se llevan al extremo, y que el equilibrio se encuentra en una moderación que une los placeres y las actividades de la vida. Propone que las personas encuentren un punto medio entre las influencias opuestas de Venus y Saturno, y utilicen los enfoques equilibrados de Febo y Júpiter para mantener su bienestar. En resumen, la clave es evitar los excesos y buscar el equilibrio en todas las áreas de la vida.

Ciudades

Para recuperar la juventud y la vitalidad, se proponen varios métodos, como eliminar gradualmente los humores nocivos del cuerpo mediante medicinas y fricciones, y mantener una dieta saludable. También se mencionan remedios específicos y prácticas para mantener la juventud, como el uso de ciertos preparados y el consumo moderado de vino. Además, se aconseja a las personas que viven en ciudades que eviten condiciones extremas de temperatura y humedad, mantengan una dieta equilibrada y realicen cuidados específicos para proteger la salud.

Se observa que en algunas regiones cálidas, las personas pueden alimentarse casi exclusivamente de olores debido a la naturaleza del ambiente, que convierte los jugos de las plantas y los frutos en vapores. Este método de nutrición, basado en olores y fragancias, puede ser especialmente beneficioso para los ancianos y personas de constitución débil, proporcionando una forma de compensar la falta de alimentos sólidos. Sin embargo, la idea de que el espíritu se nutra únicamente de olores es todavía discutida.

Galeno, siguiendo las ideas de Hipócrates, sostiene que el espíritu se nutre no solo de olores, sino también de aire, aunque no de cualquier tipo de aire, sino de uno adecuadamente mezclado. La importancia del aire para la vida es fundamental, ya que su influencia constante y su capacidad para mezclarse con elementos celestes y terrenales afectan profundamente nuestro ser. El aire, al penetrar en nuestro organismo, transforma y ajusta el espíritu vital, que reside en el corazón, y por extensión, el espíritu animal, influyendo en su condición y funcionamiento.

La calidad del aire es especialmente crucial para las personas de gran ingenio que dependen de su estado espiritual. La elección de un aire puro, junto con la exposición a aromas agradables y música, se considera vital para el bienestar del espíritu animal. De hecho, en regiones con aire salubre, como Egipto y algunas partes de Grecia, se observa una mayor longevidad, evidenciada por la supervivencia de los nacidos en el mes octavo. Así como el cuerpo necesita una dieta variada, el espíritu también requiere una variedad de aires y olores de buena calidad para su sustento y regeneración diaria.

Alejandro y Nicolás, siguiendo la línea de Galeno, concluyen que tanto el espíritu vital como el animal se alimentan de olor y aire, ya que ambos penetran en las partes más profundas del cuerpo y se adaptan a su vida. El aire respirado no solo refresca, sino que también nutre el espíritu, con el aire más pesado beneficiando al espíritu natural y el aire más sutil al espíritu vital y animal. Este principio se alinea con la observación de que los organismos más sutiles, como algunos peces, requieren agua muy limpia para prosperar, similar a cómo el espíritu se beneficia de sustancias sutiles y puras.

Aires

La calidad del aire y los olores que respiramos juegan un papel crucial en la salud del espíritu y, por ende, en la conservación de la vida. El espíritu, que es la esencia vital dentro de nosotros, está en constante relación con el alma; su equilibrio es fundamental para mantener la vida, la sensibilidad y el movimiento en el cuerpo. Cuando el espíritu se retira hacia las partes internas del corazón, los miembros pueden perder vida y sensibilidad. Sin embargo, mediante fricciones y olores, el espíritu puede regresar rápidamente, reactivando el cuerpo y recuperando la vitalidad.

Para promover la longevidad y vitalidad del cuerpo, es esencial cuidar del espíritu con atención. Esto implica mantener una buena calidad del aire, nutrir el espíritu con olores suaves y agradables, y recrearlo con música y sonidos. Es importante evitar olores extremos, tanto fríos como cálidos, y buscar un equilibrio que combine aromas secos con húmedos. Los olores nutritivos, como los de frutas aromáticas, pan caliente, carne asada y vino, son especialmente beneficiosos para el espíritu. De hecho, se cree que olores agradables tienen un impacto positivo en la vitalidad del espíritu, similar al efecto de sabores agradables en el cuerpo.

Un ejemplo notable es el de Demócrito, quien, según se cuenta, prolongó su vida durante varios días al oler pan caliente, y posiblemente miel, al final de su vida. La miel, con su dulzura nutritiva y propiedades preservativas, es un excelente alimento para prolongar la vida si se utiliza adecuadamente, sin obstruir ni aumentar la bilis. Por lo tanto, la miel puede ser un condimento valioso para alimentos fríos y húmedos, ayudando a mantener una vida prolongada y saludable.

Cuando se experimenta una sensación de ahogo o una pérdida de vitalidad, es crucial recurrir a olores agradables y difusos en el entorno. Estos perfumes ayudan a revitalizar el espíritu y contrarrestar los sentimientos de tristeza y torpor. Por el contrario, si se teme que el espíritu se disperse, es recomendable utilizar olores provenientes de alimentos, acercándolos a las costillas izquierdas para que actúen como un escudo. Los olores suaves pueden atraer y estabilizar el espíritu rápidamente, lo cual es particularmente útil cuando este se muestra débil o inestable.

Para nutrir y sostener el espíritu, es beneficioso usar fragancias que provengan de fuentes internas, como el vino, que alimenta el cuerpo y alegra los sentidos. Los olores de especias como la canela, el anís y el hinojo, así como de productos como el pan churruscado y el vinagre de rosas, también pueden ser útiles. El equilibrio de sabores y olores es esencial, y se deben evitar olores demasiado fríos o cálidos, buscando en su lugar aquellos que sean templados y equilibrados. Es recomendable evitar olores como el alcanfor, que pueden ser perjudiciales, y optar por menta fresca, que es saludable para el espíritu.

Las sustancias opuestas al veneno, tanto en sabor como en olor, son beneficiosas para la vida, destacando la triaca y el vino como ejemplos. Además, se sugiere la preparación de un electuario con una mezcla de mirobálanos, canela, azafrán, y otros ingredientes, que debe ser consumido por la mañana o después de la cena. Esta mezcla, si bien puede parecer complicada, es altamente beneficiosa para la vitalidad. Avicena y otros médicos antiguos también recomendaban composiciones similares para prolongar la vida, como el uso de mirobálanos con miel o jengibre, y su consumo con vino en pequeñas cantidades para no diluir los efectos.

Los magos que llegaron a Cristo le ofrecieron oro, incienso y mirra, tres dones simbólicos que representan a los planetas y sus influencias. El oro, asociado con Júpiter, simboliza la naturaleza templada; el incienso, ardiente y fragante, representa al Sol; y la mirra, que preserva el cuerpo, está vinculada a Saturno. Estos regalos, cargados de significado, se presentan como medios para prolongar la vida. Se recomienda preparar una mezcla de incienso, mirra y oro en vino puro, tomando esta mezcla diariamente para nutrir y fortalecer los tres espíritus—natural, vital y animal—y mejorar la memoria y el ingenio.

Además, se sugiere un enfoque astrológico para la vida, organizando los años de manera similar a como los planetas rigen los días y meses. Cada siete años se experimenta un cambio significativo y potencialmente peligroso debido a la influencia de los planetas, por lo que es aconsejable consultar a un astrólogo y a un médico para mitigar estos efectos. Las prácticas astrológicas y médicas pueden ayudar a prolongar la vida y evitar las amenazas astrales, como señala Ptolomeo.

Pietro de Abano y otros expertos indican que la vida no está predestinada a un fin fijo, sino que puede ser prolongada mediante prácticas astrológicas y médicas. La consulta con astrólogos y médicos sobre dietas y estrellas favorables puede ser beneficiosa. Se debe considerar el uso de imágenes astrológicas y otros remedios para prolongar la vida. Además, se alienta a buscar la ayuda de divinidades como Febo y Baco para conservar la juventud, simbolizando la eterna juventud y la vitalidad.

Finalmente, la templanza en el comer, en las emociones y en el aire es fundamental para prolongar la vida. La moderación y la prudencia en todos los aspectos contribuyen a mantener el equilibrio de los humores y prevenir la vejez prematura. La combinación de precauciones saludables y la asistencia divina puede asegurar una vida prolongada y equilibrada.


LIBRO III

Cómo acrecer la vida en virtud de los astros

Esta vez, Marsilio Ficino está dirigido al rey de Panonia, destacando la sabiduría de los antiguos filósofos que, tras estudiar los cielos y las fuerzas naturales, concluyeron que el conocimiento es inútil si no se orienta al bienestar humano. Ficino subraya que figuras como Pitágoras y Demócrito usaron sus conocimientos para lograr una vida larga y saludable, así como una vida futura gloriosa junto a Dios.

Ficino también elogia la grandeza, magnanimidad y justicia del rey, augurándole una vida larga y próspera, apoyada por la ciencia, la medicina y la astrología. Ficino menciona que escribió un comentario sobre Plotino para Lorenzo de Médici, el cual ahora dedica al rey con la esperanza de contribuir a su bienestar y, por extensión, al esplendor de su tiempo y de la humanidad.

Finalmente, Ficino envía el escrito a través de su mensajero Valori, confiando en que el rey lo recibirá con benevolencia y resaltando la superioridad del monarca.

Palabras al lector del siguiente libro

Ficino se dirige al lector con hospitalidad y calidez, asegurando que, si se mantiene cerca, recibirá los beneficios prometidos con ayuda divina. Invita al lector a dejar atrás cualquier odio antes de acercarse a las "medicinas vitales" ofrecidas, ya que la vida nace del amor y el odio solo trae sufrimiento. Además, presenta su obra como un compendio de remedios y consejos, algunos inspirados en la astrología, aunque invita a prescindir de aquellos elementos que no sean de su agrado.

La vida y los cuerpos celestes

Ficino explora la relación entre el entendimiento, el cuerpo y el alma. El alma, intermedia entre ambos, es lo que permite la conexión entre el entendimiento y el cuerpo. Según Ficino, el alma del mundo contiene las "razones seminales" de todas las cosas, es decir, las ideas divinas que dan forma a la materia. Estas razones permiten que las formas se restauren si degeneran, y el alma actúa como un puente entre lo divino y lo material.

Además, el filósofo discute la influencia de los astros y el alma del mundo en las cosas terrestres. Según esta visión, los cuerpos celestes y sus figuras influyen en las especies y los individuos, otorgándoles características particulares. La posición de los planetas y las estrellas, junto con las formas celestes, desempeña un papel crucial en la configuración de las propiedades de las cosas.

El alma del mundo también transmite su fuerza vital a todas las criaturas, en especial a través del Sol. Ficino compara esta fuerza vital con la que el alma humana imparte a los miembros del cuerpo. Asimismo, sugiere que ciertos alimentos y sustancias, como el vino, el oro, las piedras preciosas y especias como la canela, poseen cualidades que pueden reforzar el cuerpo y el espíritu si se utilizan adecuadamente.

Señala que todo en el universo está interconectado y que las acciones de los astros afectan a las criaturas inferiores. Las propiedades de las cosas terrenales, al ser preparadas de forma adecuada, permiten que los humanos reciban los dones del cielo mediante el contacto con los miembros celestiales.

Antes de considerar las propiedades individuales de cada ser humano, es esencial analizar las propiedades de la especie humana en su conjunto. Según los astrólogos árabes, la naturaleza de la humanidad está relacionada con el Sol, reflejada en características como la postura erguida, la imaginación aguda y el amor por la verdad. Además, existe una influencia mercurial, vinculada a la ingeniosidad y habilidad de los humanos para procurarse lo necesario. También se reconoce una cualidad jupiteriana(1), relacionada con el equilibrio físico y las leyes, influida por los periodos gestacionales gobernados por Júpiter.

La especie humana puede buscar y recibir dones de estos planetas a través de su adaptación a sus influencias. Mientras que Saturno señala destinos individuales extremos, Marte, la Luna y Venus se relacionan con emociones y actos comunes a todos los seres vivos. Para aprovechar la influencia de estos astros, se deben buscar objetos asociados a cada planeta en momentos propicios, siguiendo ciclos planetarios y considerando su posición astrológica. Se pueden obtener favores de Venus a través de objetos bellos, de la Luna mediante elementos blancos y húmedos, y de Marte por medio de sustancias ígneas.

A pesar de que Saturno y Marte puedan ser considerados perjudiciales, su poder puede ser beneficioso cuando se utiliza con precaución, al igual que los médicos recurren a venenos como el opio en ciertos tratamientos. Los magos y filósofos antiguos reconocían la importancia de estos astros y se protegían de la influencia de Saturno mediante actividades al aire libre y sonidos relacionados con Júpiter y el Sol.

Es importante tener en cuenta que, a través de nuestras inclinaciones y deseos, estamos expuestos a la influencia de los planetas que los representan. Quienes se dedican a la filosofía y la teología caen bajo el dominio de Saturno, mientras que los involucrados en asuntos civiles y filosóficos se someten a Júpiter. Las emociones como la ira nos conectan con Marte, y la búsqueda de la elocuencia con el Sol y Mercurio. La música, dependiendo de su tono, está asociada a diferentes planetas, como Júpiter, el Sol y Venus.

Cada persona debe conocer qué estrella le es favorable y buscar sus beneficios específicos, en lugar de esperar los dones de otras estrellas. Los astrólogos árabes y filósofos como Platón y Plotino afirman que existe una conexión entre el alma humana y el espíritu del mundo, y que mediante esta unión podemos absorber influencias benéficas de las estrellas y el universo. Este espíritu, que actúa como un mediador entre el alma y el cuerpo del mundo, tiene el poder de transmitir los beneficios celestiales a quienes se conectan con él.

El espíritu del mundo, presente en todas las cosas, es el responsable de la generación y el movimiento en la naturaleza. Este espíritu está compuesto principalmente por cualidades ígneas y estelares, y es el medio a través del cual el alma del mundo comunica vida a las cosas materiales. Los antiguos filósofos afirmaban que este espíritu puede ser separado de la materia, y que, una vez liberado, tiene la capacidad de transformar los metales y generar vida.

El espíritu del mundo también se encuentra en el cuerpo humano, y al purificarlo y alinearlo con el cielo, podemos recibir influencias celestiales y mejorar nuestra conexión con el universo. A través de la reflexión y la exposición a la luz solar, el espíritu se vuelve más fuerte y resplandeciente, alcanzando su forma más pura y celeste. La presencia del Sol en signos zodiacales como Aries o Leo es especialmente poderosa, ya que reaviva el espíritu humano y lo protege de enfermedades. Así, el Sol, con su dominio sobre el cielo, es el principal fuente de todos los bienes celestiales, transmitiéndolos al espíritu humano cuando se alinea correctamente.

Para que el espíritu se torne "solar", es necesario que se expanda y fortalezca, lo que se consigue con una combinación de diligencia, dieta adecuada, movimientos físicos y un ambiente sereno. Se recomienda evitar el calor extremo y la sequedad excesiva, buscando un equilibrio que favorezca la claridad, ligereza y luminosidad del espíritu, lo cual se logra alejando las cosas tristes y oscuras. Además, para lograr que el espíritu sea solar, se aconseja el uso de influencias jupiteriales, pues Júpiter tiene una afinidad beneficiosa con el Sol.

Ficino también destaca la estrecha relación entre el Sol y Júpiter, y cómo la mezcla de influencias de ambos cuerpos, junto con la de Venus y la Luna, puede fortalecer el espíritu y el cuerpo humano. Los astrólogos consideran que el Sol es el señor de la vida y el crecimiento, mientras que Júpiter, por su equilibrio, es capaz de mediar entre las influencias solares y venusianas. Asimismo, se sugiere que los beneficios para la salud se maximizan cuando estos planetas se alinean de manera favorable, como en los aspectos sextil y trígono, con la Luna como intermediaria.

Júpiter, además de su relación con el Sol, tiene su propia capacidad de generar y nutrir el cuerpo, siendo especialmente beneficioso para la digestión y el crecimiento. La Luna, en sus fases y movimientos, también tiene un impacto en el humor y el espíritu humano, actuando como un canal para las energías celestiales hacia el mundo terrenal. La influencia de Júpiter se compara con la del Sol y Venus, pero se presenta como más equilibrada y constante, lo que lo convierte en un aliado confiable para la salud y el bienestar.

Finalmente, se concluye que aunque las influencias de Venus, la Luna y el Sol son importantes, Júpiter es la fuente más segura y beneficiosa para el ser humano. Los astrólogos sugieren que sus influencias proporcionan prosperidad, fertilidad y una vida saludable, y que sus efectos pueden ser complementados por la posición favorable de la Luna, Venus y el Sol en el firmamento.

Signos zodiacales

Ficino expone la relación entre los signos zodiacales, los planetas y las virtudes del cuerpo humano. Según esta doctrina, las cualidades de los cuerpos celestes influyen en diversas funciones del organismo. Por ejemplo, se afirma que los signos ígneos ayudan a la virtud atractiva, los signos térreos a la virtud retentiva, los signos de aire a la digestión y los signos acuáticos a la expulsión de los humores. La Luna, en combinación con Júpiter, desempeña un papel clave para potenciar estas virtudes cuando se encuentra en signos específicos del zodiaco.

Asimismo, se detalla cómo los planetas, especialmente Mercurio, influyen no solo en la salud física, sino también en la mental y emocional. Mercurio es descrito como un planeta aéreo, capaz de ayudar al ingenio, especialmente cuando se halla en Acuario. También se menciona la influencia de las estrellas fijas en la salud y en la vida personal, haciendo énfasis en cómo las piedras y hierbas asociadas a ciertos astros pueden usarse para elaborar medicinas o talismanes que refuercen la salud o la fortuna.

Ficino también aborda cómo los movimientos celestes pueden afectar la naturaleza humana y se asocian a la idea de "favoritos de la fortuna". Según esta doctrina, los cuerpos celestes no solo influyen en la salud del cuerpo, sino que también proporcionan inclinaciones y habilidades en las artes o profesiones, como la medicina o la agricultura. Por último, se señala que, aunque estas prácticas pueden mejorar la salud, no deben contrariar los principios de la religión, recordando siempre que el poder de los astros proviene de Dios, quien los creó y los gobierna.

El filósofo aborda la relación entre los planetas, los signos zodiacales y sus influencias astrológicas sobre el cuerpo y las acciones humanas, especialmente en términos de medicina y salud. Se describe cómo los planetas tienen sus dignidades en diferentes grados de los signos, y cómo esto afecta tanto las características físicas como la manera de proceder en tratamientos médicos. Se enfatiza la importancia de elegir el momento adecuado, basado en la posición de los planetas y la Luna, para llevar a cabo actividades como tratamientos de salud o cirugías, asegurando que la influencia de los planetas propicios, como Júpiter y Venus, predomine sobre Saturno y Marte, que son considerados desafortunados.

Saturno y Marte son considerados planetas desafortunados en astrología debido a que ambos están asociados con energías que, según las tradiciones astrológicas, traen desafíos, obstáculos o influencias negativas:

  • Saturno: Se asocia con la frialdad, la sequedad, la lentitud, el rigor, las limitaciones y los obstáculos. Su influencia está relacionada con situaciones de restricciones, desafíos y tiempos difíciles que requieren esfuerzo o paciencia. Las experiencias asociadas con Saturno pueden ser de sufrimiento o pérdida, aunque también puede representar disciplina y crecimiento a largo plazo.

  • Marte: Se vincula con la energía agresiva, el conflicto, la violencia y la impulsividad. Marte gobierna las pasiones, la ira y las acciones rápidas o peligrosas. Se considera desafortunado porque su influencia puede provocar disputas, accidentes o situaciones arriesgadas que generan tensiones o dificultades.

Ficino también explora cómo el espíritu humano puede ser influenciado por las estrellas y los planetas, sugiriendo que hay un espíritu vital que fluye a través del universo y que se manifiesta en todos los seres vivos, incluso en elementos naturales como las plantas y las piedras. A través de la exposición a elementos naturales y el contacto con el aire fresco y la luz solar, el espíritu humano puede fortalecerse y rejuvenecerse. Asimismo, se recalca la importancia de las fragancias de las plantas como un medio para revitalizar el espíritu y el cuerpo. Todo esto se vincula a la noción de que la vida en la Tierra está conectada a una fuerza vital universal que sostiene y mueve todo lo existente.

Influencias

Se discute la naturaleza del espíritu, clasificándolo como jupiterial, solar y mercurial, dependiendo de sus características y funciones. Se menciona que un espíritu sano tiende a evitar influencias marciales o saturnales, que pueden llevar a estados negativos como la furia o la apatía. El equilibrio del espíritu, entonces, se logra al integrar influencias benéficas de planetas como Júpiter, Mercurio, y en menor medida Venus, mientras que se procura evitar o moderar las influencias perjudiciales de Saturno y Marte.

Las imágenes de madera tienen una capacidad limitada para retener influencias celestes debido a la naturaleza del material. La madera, aunque dura, pierde su vigor al ser retirada de la tierra y no conserva bien las propiedades celestes. En contraste, piedras y metales, a pesar de su dureza, retienen las influencias celestes durante más tiempo debido a su capacidad para mantener las propiedades que poseían cuando estaban en la tierra.

Además, las piedras y metales se consideran más aptos para recibir y conservar propiedades celestes porque, a través de un proceso arduo del cielo, estas materias han sido amalgamadas y consolidadas. Al seleccionar materiales adecuados de acuerdo con el orden celestial, es posible capturar las influencias de los astros y sus cualidades en objetos específicos. Por ejemplo, el oro, el carbunclo y el heliotropo son considerados aptos para representar y captar la influencia del Sol, mientras que las piedras como la selenita y el helioselino están relacionadas con la Luna.

El proceso para conseguir estas propiedades celestes incluye preparar compuestos con sustancias asociadas al Sol, como el oro y el incienso, y utilizarlas bajo la influencia solar. Sin embargo, se sugiere que para mantener el equilibrio y la salud, se mezclen con elementos venusianos y jupiterianos. Estas prácticas están destinadas a transformar y sustentar el espíritu según las influencias celestes.

Posteriormente, aborda la influencia de los astros y las estrellas en los objetos y su impacto en los seres humanos, particularmente en la creación y uso de imágenes astrológicas y talismanes. El autor narra su intento inicial de esculpir una figura de la Osa Celeste en un imán, confiando en que le otorgaría la virtud de la estrella asociada, pero descubre que la influencia de esta estrella es más compleja y negativa de lo esperado, según la doctrina platónica y astronómica.

Ficino describe un ejemplo de una piedra traída de la India, que se movía y giraba al ser bañada en vinagre, sugiriendo que esta piedra tenía una conexión con el Dragón celeste. La influencia de las estrellas y su efecto en los objetos naturales se explora en detalle, con referencia a prácticas mágicas antiguas, como la fabricación de anillos con imágenes astrológicas para protección.

También menciona la creencia en los poderes de las piedras y talismanes extraídos de animales, y cómo estos poderes se atribuyen a la influencia de las estrellas bajo las que se formaron. A pesar de la duda sobre la efectividad real de estas imágenes, se sostiene que la influencia celeste puede ser significativa.

Concluye explorando cómo los rayos de las estrellas pueden afectar los objetos de manera rápida y profunda, y cómo la naturaleza celeste puede impregnar estos objetos con poderes ocultos. Argumenta que, aunque la ciencia de la época y las observaciones astronómicas pueden explicar cómo estos poderes se transfieren, la rapidez y eficacia con que los rayos celestes pueden actuar en las materias sugiere que tienen un impacto real y poderoso.

Astrología y alquimia

Luego, Ficino explora la influencia de las figuras celestes en la fabricación de imágenes y objetos según las antiguas creencias astrológicas y alquímicas. Se comienza discutiendo la idea de que la ausencia de los grados naturales de alteración en ciertos materiales puede reducir el don celeste que se busca, aunque no lo anula por completo. Los filósofos de la naturaleza y los alquimistas creen que las imágenes deben ser creadas con materiales específicos que ya contienen gérmenes de virtud para cumplir su finalidad, y que el cielo perfecciona estas virtudes cuando se les somete a la influencia adecuada.

Ficino menciona que los materiales deben ser seleccionados con base en sus propiedades astrológicas: el oro, por ejemplo, se asocia con el Sol y Júpiter, mientras que la plata se vincula con la Luna. Además, se afirma que las figuras y formas de los materiales deben concordar con las virtudes celestes que se desean invocar. Se subraya que tanto los números como las figuras, al ser principios matemáticos que preceden a los físicos, tienen un poder significativo y específico derivado del cielo, y que su influencia puede ser tanto directa como a través de la figura de una imagen artificial.

Se expone que los astrólogos y alquimistas han diseñado imágenes siguiendo figuras celestes específicas para recibir y amplificar los poderes de los planetas y las estrellas. Se describe cómo las imágenes deben ser creadas en momentos astrológicos propicios y deben estar conformadas a las figuras celestes relevantes. Por ejemplo, una imagen de Saturno hecha en la piedra adecuada y en el momento correcto puede traer larga vida, mientras que una imagen de Venus podría mejorar la alegría y el vigor corporal.

Se critica la visión antigua que atribuía poderes a ciertas figuras como la cruz y se argumenta que, aunque estos símbolos pueden tener valor, su eficacia real se basa en la influencia directa del cielo y los planetas. Se concluye con ejemplos de imágenes astrológicas que se han utilizado para diversos propósitos, como curar enfermedades o mejorar la salud, reflejando la creencia en el poder de la conformidad entre los objetos y las influencias celestes.

Se debe considerar el tiempo para fabricar estos artefactos; En primer lugar, se detalla cómo se confeccionaban imágenes de plata en momentos específicos, como cuando la Luna estaba en aspectos favorables con Venus, y cómo la posición de los planetas influía en la efectividad de estas imágenes. Pietro de Abano sugiere que un médico puede curar enfermedades mediante la creación de imágenes siempre que se consideren favorables los ángulos astrológicos relevantes y los señores de las casas astrológicas. Estas imágenes se realizaban en momentos específicos de la Luna y los signos del zodiaco para tratar diversas condiciones de salud.

A pesar de la sofisticación de estos métodos, Ficino también reflexiona sobre la eficacia real de las imágenes. Se menciona la posibilidad de que las imágenes, aunque se preparen con rigurosidad astrológica, puedan resultar inútiles en términos prácticos. La preparación de medicamentos legítimos también debe considerar las posiciones astrológicas favorables. Se hace énfasis en que la influencia de las imágenes puede estar más relacionada con la materia misma y los procedimientos naturales que con la figura astrológica en sí. Por ejemplo, si una sustancia tiene propiedades medicinales por su composición química, es probable que esas propiedades se manifiesten independientemente de la posición de los astros.

En el ámbito de la astrología, se presenta la idea de crear una imagen universal, un reflejo del cosmos en un momento específico, como el natalicio del mundo, evitando el día de Saturno. La elección de colores también es significativa; se mencionan el verde, el oro y el azul zafiro como colores universales que se asocian con ciertos cuerpos celestes y cualidades. La inclusión de estos colores en las imágenes es vista como una manera de atraer los dones de las Gracías celestes.

Ficino también expresa una visión crítica sobre el uso de imágenes para propósitos astrológicos y mágicos, destacando que la verdadera eficacia puede estar más en la medicina misma que en la figura astrológica. Se sugiere que algunas prácticas podrían ser engañosas y que la verdadera influencia radica en los aspectos naturales y materiales de los remedios.

Filósofos y teólogos, como Tomás de Aquino, cuestionaron la efectividad de las imágenes astrológicas y sugirieron que cualquier efecto observado podría deberse a causas naturales o incluso a influencias demoníacas.

El trabajo de esculpir o imprimir figuras no debe hacerse en sábado, el día dedicado a Saturno, ya que en la tradición, Dios descansó de su obra en el viernes, día de Venus, simbolizando la perfección de su creación. En contraste, el Sol, asociado con la generación, y Júpiter, relacionado con la belleza y el equilibrio, son considerados más apropiados para estos trabajos. Es recomendable realizar la tarea en días propicios y con la presencia de ciertos planetas como Júpiter y Diana, y emplear colores universales como el verde, oro y azul zafiro, cada uno dedicado a dioses específicos y simbolizando cualidades celestes.

Además, se destaca que las imágenes y colores influyen en la salud y el bienestar, y se sugiere que los astrólogos y médicos deben prestar atención a estos aspectos. Se menciona la idea de que las imágenes propicias, influenciadas por la concentración y la fe del creador, pueden tener efectos beneficiosos, mientras que las imágenes nocivas pueden causar daño. La influencia de los astros y el poder de las imágenes están conectados con las creencias de los antiguos árabes y egipcios, quienes atribuían efectos sobrenaturales a las estatuas y las imágenes.

Ficino también explora la creencia de que las palabras y los sonidos tienen poder para influir en los efectos de las imágenes y medicinas. Las palabras y sonidos, en particular cuando se pronuncian con intención y sentimiento, pueden tener un impacto significativo en el espíritu y el cuerpo. La confianza y el amor hacia las medicinas o imágenes, cuando se combinan con palabras y sonidos específicos, pueden amplificar la eficacia de estos remedios. Esta influencia es similar a cómo la confianza en un médico puede potenciar la recuperación del enfermo, según la tradición de Hipócrates y Galeno. En las antiguas tradiciones, se creía que las palabras, cantos y sonidos podrían dirigir y concentrar las energías celestes hacia un objetivo específico. Por ejemplo, ciertos encantamientos, himnos o fórmulas mágicas se usaban para atraer influencias positivas o negativas, dependiendo del contexto y la intención. La idea de que los tonos y sonidos pueden resonar con la armonía del universo implica que ciertas vibraciones acústicas pueden alinear a las personas o los objetos con energías celestiales. Así, se creía que la correcta disposición de los sonidos podía crear una forma común que imita la perfección celeste, beneficiando a quienes estaban en sintonía con estos sonidos.

Se discute cómo la confianza y el afecto hacia los remedios o imágenes pueden amplificar su eficacia. En efecto, la confianza y el afecto hacia un remedio o una imagen pueden potenciar su eficacia. Si una persona que usa una medicina o lleva una imagen hecha según las normas se siente profundamente confiada y afectuosa hacia ella, esta disposición puede amplificar el efecto deseado. La fe en el remedio o la imagen y la expectativa de recibir ayuda refuerzan la influencia de estos elementos sobre el bienestar físico y mental del individuo.

Cuando alguien se dedica a la creación o uso de una imagen o remedio con una profunda fe y esperanza, este estado mental positivo contribuye a que el remedio o la imagen actúen de manera más efectiva. La convicción en la ayuda divina o en la eficacia del remedio puede mejorar los resultados percibidos.

Finalmente, se aborda la idea de que la armonía de los tonos y la disposición de las hierbas en las medicinas pueden reflejar la influencia celeste, y se menciona la tradición de que todas las medicinas tienen su origen en vaticinios, destacando la importancia de la música y la poesía en la medicina según antiguos autores.

El éxito en la astrología

Para alcanzar el éxito en la práctica astrológica descrita, se deben seguir tres reglas esenciales. Primero, es importante entender que el objetivo no es adorar a las estrellas, sino imitarlas para captar su influencia natural. Así como nos preparamos para recibir la luz y calor del Sol, debemos adaptar nuestra disposición para recibir los dones ocultos y maravillosos que las estrellas pueden ofrecer. Esta preparación es una tarea reservada para los sabios, quienes deben estudiar y comprender las fuerzas y efectos de cada estrella y constelación.

La primera regla consiste en identificar las fuerzas y efectos que emanan de cada estrella y constelación, distinguiendo lo que aportan y lo que restan. Es crucial alinear nuestras palabras y acciones con las estrellas que tienen una influencia positiva y evitar las que puedan ser perjudiciales. La segunda regla es observar las estrellas dominantes en una región o para una persona en particular, y adaptar nuestros cantos y signos a los tonos y costumbres locales para lograr una conexión más efectiva. La tercera regla implica prestar atención a las posiciones y aspectos cotidianos de las estrellas, y ajustar nuestras acciones y expresiones para resonar con las influencias estelares predominantes.

El canto, como imitación poderosa, tiene la capacidad de reflejar las intenciones y pasiones del espíritu, así como las acciones y hábitos humanos. Al imitar las realidades celestes a través del canto, podemos dirigir la influencia celestial hacia nuestro espíritu y viceversa. El canto, por su naturaleza aérea y vibrante, tiene una potencia superior a la de las medicinas, ya que puede afectar directamente al espíritu y al cuerpo. Además, al ajustarnos a las cualidades musicales y sonoras específicas de los planetas, podemos resonar con sus energías y recibir su influencia.

La fuerza del canto y de las plegarias adecuadas puede igualar la de los cantos celestiales. La música y los sonidos tienen un poder significativo para influir en el espíritu y el cuerpo, como se observa en diversas tradiciones y experiencias. Así, los sonidos y las palabras tienen una potencia inherente que puede afectar a los estados físicos y espirituales de las personas.

Finalmente, la armonía del cosmos y la influencia celeste están presentes en diversas formas, como imágenes, medicinas, aromas y sonidos. Adaptar nuestro espíritu y nuestro entorno a esta armonía celestial permite que recibamos y transmitamos las influencias superiores. La disposición del alma, la imaginación y la mente a estas influencias estelares determina nuestra capacidad para recibir y transmitir las cualidades celestiales, mientras que una vida auténtica y contemplativa está más en sintonía con los dones de Saturno y los ideales de la sabiduría y la longevidad.

En el análisis astrológico de la influencia de Saturno y otros cuerpos celestes, Saturno es considerado el planeta más poderoso. Su influencia es predominante sobre los demás planetas debido a su posición en el cielo y su extenso recorrido orbital. Saturno tiene una naturaleza ambivalente: mientras que algunos lo ven como benévolo y favorable, su influencia puede ser perjudicial si no se alinea con la presencia de Júpiter o la contemplación divina. Aquellos afectados negativamente por Saturno pueden experimentar tristeza y malestar, a menudo asociado con características de inmundicia y pereza.

Para contrarrestar los efectos nocivos de Saturno, se sugiere buscar la protección de Júpiter y la contemplación divina. Se cree que los cuerpos celestes están animados por inteligencias divinas que influyen tanto en el cuerpo como en el alma de los humanos. Esta influencia puede ser positiva si se vive en armonía con la naturaleza celeste y se imita su magnificencia. Las prácticas piadosas y el estudio también pueden proporcionar protección contra la adversidad.

Moisés, al prescribir el descanso del sábado, habría elegido este día para la contemplación y la protección divina, evitando actividades mundanas que podrían estar influenciadas por Saturno. La idea es que al elevar la mente hacia lo divino y a través de plegarias, se puede evitar la malignidad del hado.

En la astrología y el pensamiento platónico, se considera que los seres celestes tienen una influencia profunda sobre las personas, y que el conocimiento y la comprensión de esta influencia pueden llevar a una vida más favorable y feliz. La naturaleza y el destino de cada individuo están ligados a la influencia de los planetas y a un "demonio" o guía celestial asignado desde el nacimiento. Aquellos que se alinean con su naturaleza celestial y su guía divina experimentan una vida más plena y exitosa.

Además, se aconseja a las personas que elijan profesiones y estilos de vida que se alineen con su inclinación natural para evitar conflictos con su destino y asegurar una existencia satisfactoria. La familiaridad con personas que son afortunadas y virtuosas también es beneficiosa, mientras que el contacto con individuos malvados puede ser perjudicial. Finalmente, los estudiosos y literatos deben reconocer la influencia de planetas específicos en sus disciplinas y buscar su favor para maximizar su éxito y bienestar.

Influencia de los astros

Ahora, Ficino aborda la relación entre los aspectos espirituales y materiales del ser humano, así como la influencia de los astros en su vida. En primer lugar, se convoca a los cultivadores de las Musas, aquellos que se destacan más por su ingenio que por sus cualidades físicas. Se les recuerda que, aunque la materia física que aportan es mínima, el espíritu que reciben es inmenso. Este espíritu, que se alimenta de elementos sutiles como el vino, el aroma del vino, el canto y la luz, debe ser mantenido y renovado para contrarrestar la fatiga continua del cuerpo físico.

El discurso entonces transita de Apolo a Baco, subrayando la estrecha conexión entre la luz y el calor, la ambrosía y el néctar, y cómo Febo y Baco son aliados inseparables en la vida del espíritu. Se aconseja recibir diariamente la luz del sol y tomar vino en moderación, además de aspirar su aroma, para mantener el espíritu febeo y libre. A pesar de esto, el discurso pasa a un debate sobre el uso de la astrología y los astros en la vida cotidiana. La crítica se dirige hacia aquellos que, en su afán de manipular o atraer influencias celestes, terminan adorando a los astros en lugar de enfocarse en el culto a Dios. Existe un peligro de una dependencia excesiva de la astrología que podría conducir a una vida regida por el miedo a la influencia celestial en lugar de una vida guiada por principios espirituales y morales.

Ficino argumenta que, aunque algunos críticos rechazan el uso de los astros por temor a limitar el libre albedrío, hay una tradición de utilizar las influencias celestes para prácticas cotidianas como la agricultura y la preparación de alimentos. Esta influencia se considera beneficiosa si se emplea adecuadamente y se evita el extremismo en la dependencia de los astros. 

Se discute también la construcción de viviendas y la confección de ropa, señalando que estas prácticas podrían beneficiarse de la consideración de los astros para evitar la mala fortuna y potenciar el bienestar. Tradicionalmente, algunos creían que la posición de los astros podía influir en la elección del lugar para construir viviendas. La idea era que ciertos lugares podrían estar más alineados con influencias astrales favorables, lo cual podría impactar positivamente en la salud y el bienestar de los habitantes. En algunas culturas, se ha utilizado la astrología para determinar la orientación de los edificios. Por ejemplo, se podría considerar la ubicación de la entrada principal de la vivienda en relación con las posiciones planetarias y estelares, con el fin de aprovechar las influencias astrales favorables o evitar las desfavorables. La astrología podría ser utilizada para elegir momentos auspiciosos para comenzar la construcción, basándose en la creencia de que ciertos periodos astrológicos son más propicios para proyectos constructivos y la creación de un entorno armonioso.

En cuanto a la vestimenta, en astrología, cada signo del zodiaco está asociado con ciertos colores que se consideran más favorables para las personas nacidas bajo ese signo. Por ejemplo, los colores asociados con Aries podrían incluir tonos vibrantes como el rojo, mientras que Tauro podría estar vinculado a colores más terrosos como el verde o el marrón. Los diseñadores que siguen estas creencias podrían elegir colores específicos para crear prendas que se alineen con los signos zodiacales de sus clientes.

Finalmente, Ficino explora la visión de Plotino sobre la relación entre el mundo material y el espiritual. Según Plotino, el mundo no es solo corpóreo sino que también participa de vida e inteligencia. Se sugiere que el espíritu del mundo y el alma del mundo interactúan con las cosas materiales, permitiendo que ciertas influencias celestes se manifiesten en la tierra. Los hechiceros y filósofos, al igual que los astrólogos, buscan captar estas influencias para mejorar la vida y la naturaleza del universo, preparando las materias en armonía con los astros para atraer los dones celestes. Esta práctica, aunque criticada por algunos, se defiende como un medio para alinear lo terrenal con lo celestial y fomentar un equilibrio en la vida humana.


Conclusión

Como podemos ver, Ficino aboga por un enfoque holístico en la medicina, que integra la influencia de los astros con la filosofía natural para promover una vida equilibrada y saludable. Su obra destaca la importancia de la armonía entre el alma, el cuerpo y el universo, sugiriendo que la comprensión y la alineación con los principios cósmicos pueden mejorar significativamente la calidad de vida. Al integrar elementos de la tradición astrológica con la filosofía renacentista, Ficino establece una base para una visión más integrada y espiritual del cuidado de la salud.