sábado, 17 de noviembre de 2018

La transmutación de los metales

La Transmutación de los metales

Basándonos en la definición directa de este fenómeno podríamos decir que la transmutación es la conversión de un elemento químico en otro. Un cambio que se produce en la estructura atómica del núcleo, que puede ser inducida por una reacción nuclear. 

Lo anterior sería una definición de lo que hoy entenderíamos por transmutación. Sin embargo, lo que trataremos ahora sería la transmutación en base a lo metales, un procedimiento que se describía como el cambio de ciertos metales de menor valor a unos de mayor valor. Por ejemplo, la transmutación del plomo al oro. 

Historia

Si bien la transmutación se puede abarcar desde el período egipcio hasta la Edad Media, la verdad es que fue más característica del último tiempo con los llamados alquimistas: hombres que se dedicaban a mezclar líquidos para concluir formulas que les trajeran algún efecto benéfico. 

La transmutación de los metales estaba íntimamente ligada con la alquimia por lo que también veremos algo de aquello. La palabra ''alquimia'' proviene del vocablo árabe al-khimiya que significaría ''La química''. 

Egipto

El centro del conocimiento químico en Egipto fue Alejandría. De aquí se derivaron todos los conocimientos que alguna vez adoptaron los griegos y los romanos sobre la alquimia. 

El gran autor egipcio sobre la alquimia fue Hermes, quien en sus escritos dejó el concepto de ''herméticamente sellado''. Este consistía en mezclar ciertos elementos que impidieran que el aire entrara a los tubos de vidrio usados para la destilación. 

Hermes nos hablaba de magia y alquimia donde se podrían encontrar algunas explicaciones sobre la producción de piedras y metales. 

Grecia

Desde las enseñanzas de Alejandría se conocería posteriormente las ideas como el Arjé que postularían los filósofos monistas y pluralistas. El mismo Aristóteles hablará sobre las cosas que pueden generarse por sí solas como los gusanos o las moscas en su teoría de la generación espontánea. 

Roma

En roma, la alquimia fue condenada por muchas autoridades imperiales e intelectuales. De hecho, el mismo emperador Diocleciano ordenó la quema de todos los escritos de alquimia, luego de una revuelta en Alejandría. 

El mismo San Agustín de Hipona la rechazaba diciendo que la única verdad se encuentra en el entendimiento de la fe y la razón. Estas ciencias experimentales no podrían traer nada bueno al hombre que está en formación científica, a pesar de que muchos otros filósofos de renombre la utilizaban. De hecho, la misma filosofía aristotélica presentaba rasgos experimentales. 

San Agustín de Hipona decía con verdad:

''Los metales se criaron juntamente con el mundo''

Lo que quiere decir que el metal no tiene más que una misión práctica en este mundo, más que de conocimiento filosófico o algo más. 


Islam

Como hemos visto en algunas entradas de este blog, los árabes se dedicaron con mucho más esmero en esta ciencia. Tenemos al reconocido Avicena quien escribiría muchas cosas sobre metales y piedras que podían formarse o combinarse. 

Sin embargo, es el mismo Avicena quien rechaza la transmutación de los metales. Este decía que cada metal, cuando comienza a formarse, trae finalmente su propia forma final. Esto quiere decir que la forma final depende de cómo se trate el metal; por lo tanto, el oro tiene su forma debido a que tiene que ser preparado de una forma determinada. Ahora, es poco probable que haciendo un metal X de la misma manera que se hace el oro termine siendo igual que el oro. Por lo tanto el argumento tendría una mella. 


Cristianos

San Alberto Magno, en contraste a Avicena, sí creía en la transmutación de los metales. El filósofo cristiano decía que la transmutación era posible desde varios ángulos: natural, artificial y a través de los cuerpos celestes. Este último toma las condiciones cuando por ejemplo, el sol con sus rayos afecta la tierra o la arena y cuando estas están cerca de un río se forma cierta piedra.

El mismo Alberto Magno pudo evidenciar lo importante de estos, declarando que ha visto formarse oro a partir de la arena o extraído de piedras cercanas a los mares. A continuación, Alberto menciona los dos lugares donde él ha evidenciado la formación de ciertos metales.

Río Rin: oro formado en las costas
Goslar: cobre, plomo y estaño encontrados en la tierra

De esta forma, Alberto Magno queda convencido de la transmutación. De hecho, se dice que él mismo obtuvo la piedra filosofal que luego se la dio a Santo Tomás de Aquino antes de su muerte. Recordemos que la piedra filosofal se creó a partir de la conjunción de elementos sublunares (agua, tierra, fuego y aire). Se decía que podía conceder la inmortalidad. 

Por otro lado, Alberto Magno defendía la transmutación de los metales diciendo, que como estos estaban formados de los cuatro elementos sublunares, y estos a su vez son cíclicos, era lógico pensar que también los metales pudieran ser cíclicos y por lo tanto transmutables.


Conclusión

Desde el período de San Alberto Magno, de la piedra filosofal no se volvió a saber. Sin embargo, la alquimia y la transmutación de los metales siguió siendo un tema a debatir, aunque ya en la era moderna, esta teoría se refutaría sobre bases sólidas que darían pie a los elementos químicos de cada cosa. La transmutación de los metales pasa a ser un conocimiento curioso de la Edad Media que servirá de caldo de cultivo para la transmutación nuclear. 

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