jueves, 1 de octubre de 2020

Nicolás de Cusa - Diálogos del idiota: el idiota acerca de la mente (Idiota de mente) (1450)


Esta es la segunda parte que trata sobre el idiota y un filósofo romano. Como el tema de la naturaleza de Dios está sanjado, esta vez el idiota y un filósofo se proponen hablar sobre los misterios de la mente. ¿Tiene nuestra mente alguna injerencia en los asuntos divinos? al parecer tiene una especie de vinculación con la cual podemos entender esas cosas, pero no en su esencia, sino que por medio de la docta ignorancia. También veremos el concepto de mente, es decir, cómo este se entiende a la hora de hablar. 

Referencias:

(1) Semejante a la reflexión de Protágoras: ''el hombre es la medida de todas las cosas''.

(2) Llama la atención que para este tiempo, Guillermo de Ockham ya había presentado la teoría de la Navaja. 


Idiota de Mente
El idiota acerca de la mente


CAPÍTULO I: CÓMO SE ENTIENDE LA MENTE

Se corría la voz de que un gran filósofo estaba en Roma y nuestro orador se acercó a él para conversar. El orador dice con total convencimiento que los menos doctos entienden mucho mejor que los filósofos, la realidad de este mundo. 

El filósofo ha ido a Roma para buscar conocimiento en cuanto a cuestiones de la mente, pero no ha encontrado a algún sabio que le ayude. El orador lo lleva junto con el idiota para discutir los temas pertinentes a la mente y el idiota accede.

Concepto de mente y alma

El idiota dice que absolutamente todos los hombres tienen un concepto sobre la mente, aunque sea muy pequeño. Para el idiota, la mente es termino y medida de todas las cosas(1). El filósofo le pregunta al idiota si el alma y la mente tienen alguna diferencia, y , en efecto, tiene una diferencia:

Mente: subsiste en sí y es infinita
Alma: subsiste en el cuerpo y es infinita (inmortal)

Por lo tanto, parece ser que la mente es independiente del alma con respecto a su subsistencia pero ambas son infinitas. 


Capítulo II: El vocablo

El filósofo pone en duda la definición sobre la mente como la medida de todas las cosas, y le exige al idiota que aclare su punto. Sin embargo, el idiota reconoce que en este mundo existen las contradicciones y que existe una razón para dar algunas palabras a las cosas. El nombre de la propiedad de las cosas queda sujeta al más y al menos y por eso se ignora el nombre real. Por lo tanto, los nombres son una cuestión impuesta por los hombres y por lo tanto por la razón

Todo arte humano es finito porque, por supuesto, lo infinito absoluto que sería Dios es primero que el hombre. Por lo tanto, lo finito queda en lo infinito. Así mismo, todo arte finito proviene del arte infinito. 

En ese sentido, Dios es llamado por todos los nombres de las cosas tal como hubiese dicho Hermes Trimegisto.


Capítulo III: Precisión del nombre y el lugar de la mente

La noción de Dios está concebida en la mente, es decir, la mente es imagen de Dios. Por lo tanto frente a la complicación divina que es incansablemente incomprensible, entonces la mente solo puede retener una imagen de la divinidad, no puede ascender más allá. 


Capítulo IV: La mente no es explicación

En efecto, la mente no es explicación de las cosas sino más bien es una fuerza asimiladora de la complicación divina. En ese sentido, la mente es una potencia que puede asimilar la divinidad, pero jamás puede alcanzarla.


Capítulo V: La mente es sustancia viva

Generalmente se suele confundir el alma con la mente, y en efecto, el alma pudiera ser aquello que vivifica el cuerpo. Ambas vivifican el cuerpo. De hecho, el idiota acepta el concepto de alma intelectiva que le ofrece el filósofo, diciendo además que esta alma intelectiva es anterior al cuerpo por su naturaleza, no temporalmente. ¿Por qué? porque temporalmente el cuerpo existe primero, y luego el alma va hacia él. 


Capítulo VI: Los pitagóricos

El filósofo dice que el pensamiento del idiota es más cercano al de los pitagóricos que al de cualquier otro, a lo que el idiota le dice que en realidad no está cerca de ninguna doctrina en especial.


Por lo demás, el idiota dice que el primer principio no puede estar dotado de elementos; debe ser puro y simple. Nuestra mente no puede comprender algo así a menos que se le hable del número u otra cosa análoga. El número, por el contrario, es algo compuesto.  En efecto, todo número está compuesto de un par e impar y en ese sentido el número está también compuesto de un número


Cuando vemos una unidad en un número, en realidad lo que vemos es una unidad no compuesta. ¿Qué ocurre en el caso del número uno? sí puede venirnos a la cabeza que el uno tiene más de un componente (es impar por ejemplo), entonces no podemos decir que es una unidad absoluta. Nuestra mente siempre le asignará algo más. 


Capítulo VII: La mente produce la forma de las cosas

La mente es un cierto número divino, dice el idiota. Pero una cosa es la mente nuestra y la mente infinita, es decir, una mente que va más allá de nosotros. La diferencia es que nuestra mente es asimiladora, mientras que la mente infinita es creadora o vivificadora. 

Por otro lado, en cuanto a las cosas más abstractas, la mente solo puede entenderlas por medio de la materia. Sin embargo, estos entendimientos en realidad no son verdaderos, en otras palabras, nosotros no podemos comprender aquellas cosas infinitas, sino que solo podemos entenderlas en apariencia, en analogía, pero no en sí. 


Capítulo VIII: La mente y los sentidos

La mente, en fin, es una capacidad de concebir. Pero ¿cómo es que concibe? bueno, por medio de la semejanza de las cosas; en este caso, el género, las diferencias, los accidentes, la especie y lo propio. La mente comienza a concebir cuando se mueve, es decir, cuando tiene pasión y luego se perfecciona mediante el intelecto. En realidad esta no es una perfección propiamente tal, sino más bien cuando la mente alcanza un concepto que le es satisfactorio. 


Capítulo IX: Cómo la mente mide las cosas

En el siguiente capítulo, el idiota nos habla sobre cómo la mente mide las cosas. Dice, en efecto, que el alma hace el punto de la línea, es decir, termina a la misma línea. El punto, imaginado en la mente, puede continuar la línea o la puede terminar, de esto se podría entender que el idiota considera al punto como parte de la línea y también como su termino; por lo tanto, el punto es indivisible. En efecto, hay dos tipos de punto


Punto lineal

Punto terminal


El segundo es el que no puede suceder a otro, pues es absurdo que exista el término de un término. El punto es la perfección y la totalidad de la línea. De este modo es que la mente mide las cosas.


Capítulo X: Comprensión de la verdad está en la multiplicidad de las cosas

Boecio ha dicho que la verdad está en la multiplicidad de las cosas. En efecto, las matemáticas miden todo y por lo tanto la medida de todas las cosas está en esa multiplicidad. De esta forma, la mente va conociendo las cosas por medio de las partes (multiplicidad) para luego llegar a un todo (unidad).


Capítulo XI: Dios y la mente

Todas las cosas en sí tienen una semejanza con su principio. Dios es un género absoluto por el cual la mente busca asimilarse a lo que él muestra. 


Capítulo XII: No existe un solo intelecto


La mente para el idiota es intelecto, pero la mente no es una sola en todos los hombres. Así como no pueden existir muchos cuerpos iguales, tampoco hay las mismas mentes y en consecuencia, no hay un entender único en los hombres. 

Esto quiere decir que hay una mente humana y también una mente divina, pero además, las mentes de la humanidad son múltiples. Nicolás de Cusa cree que existen muchas sustancias(2)


Capítulo XIII: Dios como alma del mundo y naturaleza

La voluntad de Dios no necesita otro ejecutor, en efecto, él es el único creador que podría deducirse la creación del alma del mundo y la naturaleza. La naturaleza no tiene el poder de crearse a sí misma, y por lo tanto, es Dios el gran creador de ella. Pensemos en un pintor que desea pintarse a sí mismo, como no va a poder  multiplicarse, entonces el tendrá que hacer lo mejor posible el autoretrato, pero solo será una imagen de sí mismo. En otras palabras. la creación no tiene las mismas facultades que el creador. 


Capítulo XIV: El viaje de la mente al cuerpo

Recordemos que Platón nos hablaba de que el alma, y para efectos de la conversación aquí, la mente, viaja y queda prisionera en un cuerpo. Aristóteles, por su parte, sostendrá lo contrario diciendo que el alma asciende desde la razón. 


El idiota nos dice que la mente precede a la inteligencia en la naturaleza, pero degenera en inteligencia después; sobre todo cuando se aleja de la simplicidad divina. Si la mente precede a la inteligencia, la cual es una creación más bien humana, entonces se entiende que la mente es una imagen de la divinidad. Por lo tanto, la concepción del idiota está más cerca de Platón que de cualquier otro filósofo. 


Capítulo XV: La mente es inmortal e incorruptible

Para saber si el alma es inmortal e incorruptible será necesario ver cómo es que indaga las cosas. Cuando observa las cosas que mutan, que son variables, encuentra solo cosas perecibles, pero cuando indaga en sí misma, solo puede encontrar cosas estables y fijas. Por lo tanto, su naturaleza no es variable, todo lo contrario, pertenece a las cosas estables y fijas y por lo tanto, inmortales. Esto se puede observar cuando se mira a sí misma y puede ver que es estable. 


Conclusión

Increíble este tratado sobre la mente, pero también nos recuerda los últimos resabios de la Edad Media. Nicolás de Cusa sostiene la multiplicidad de las esencias, a pesar de la Navaja de Ockham que se esgrimió algunas décadas antes. Lo que sí me llama profundamente la atención es su teoría sobre la unidad, es decir, que no exista nada que sea absolutamente unitario, que no exista una semejanza con la unidad en este mundo, que sería lo equivalente a decir que nada es igual en este mundo.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Nicolás de Cusa - Diálogos del idiota: el idiota sobre la sabiduría (Idiota de Sapientia) (1450)


El siguiente es un relato inventado por Nicolás de Cusa sobre un supuesto idiota que habla con un orador romano. En realidad, ese idiota que el cusano advierte es el mismo que va a demostrar la validez de su argumento y concepto ''docta ignorancia''. Estos diálogos se estructurarán en tres partes: primero tenemos el idiota sobre la sabiduría, el idiota sobre la mente, y el idiota sobre los experimentos. Sin duda que estos título llaman demasiado la atención pues el idiota es menos idiota de lo que cree. 

Referencias:

(1) Esto no quiere decir que se resuelvan las contradicciones, sino que más bien entender que existen. 

Idiota de Sapientia
El idiota sobre la sabiduría


LIBRO I: LA SABIDURÍA Y EL PRINCIPIO


Sabiduría infinita

Se encuentra un pobre (el idiota) con un orador romano. El pobre le dice que no ha llegado aún a ser humilde, a pesar de haber leído muchos libros. El orador le objeta que de otra forma no puede obtenerse el conocimiento. El idiota le dice que hay un conocimiento natural que estuvo incluso antes de los libros.

Una frase es clave aquí: ''la sabiduría grita en las plazas'', esto quiere decir que la sabiduría no está en la lectura de los grandes hombres, sino que está en la naturaleza misma. El conocimiento de la unidad o del número no se dan por instrucciones en los libros, sino que el ser humano lo tiene de por sí incorporado

Sin embargo, existe una sabiduría superior a la que nadie tiene acceso. Así, aunque nadie tiene acceso de igual manera se conoce, lo cual es contradictorio pero de esta manera es. 

El hombre busca el conocimiento, pero lamentablemente no puede llegar hasta infinita sabiduría que además es incomprensible. Pero en eso justamente consiste la vida, en esa búsqueda incansable de la sabiduría última a pesa de no poder llegar a ella. 

Y en efecto, el hombre es feliz en la incomprensión. Cuando el amor es infinito e inexplicable, es mucho más querido en contraste del cual es mensurable y explicable. Muchos hay quienes buscan la sabiduría finita y creen que la encuentran en los libros, es más, una vez que la encuentran no se contentan con esa sabiduría finita sino que quieren más. Por lo tanto, lo que realmente busca el hombre que quiere ser feliz, es la sabiduría infinita, no la finita. 

El principio: Dios

El orador pregunta ¿es la sabiduría algo distinto de Dios? a lo que el Idiota dice que la sabiduría es Dios mismo. Pero ¿Acaso Dios ha formado todas las cosas a través del verbo? ¿Cómo es posible que haya creado la sabiduría y que al mismo tiempo sea la sabiduría?

El Idiota responde a que decir que Dios ha creado las cosas con la sabiduría no es distinto que decir que Dios ha creado todas las cosas mediante el Verbo. Por lo tanto, el Verbo es la mismísima sabiduría. 

Esto quiere decir que los libros y la ciencia escrito en ellos no es parte de la sabiduría. Para llegar a la sabiduría sería necesario desligarse de las cosas sensibles y admirar lo inteligible, donde se comprenden todas las contradicciones del intelecto (1).


LIBRO II: EL CONCEPTO DE DIOS


El orador nuevamente se reúne con el idiota para saber más sobre la ignorancia, pero esta vez teniendo como base el concepto de Dios. El orador le pregunta como es posible hacerse un concepto de Dios, el idiota le dice que solo tiene que pensar en aquellos que es absoluto en él. 

¿Cómo puede entenderse el concepto de Dios entonces? deberá verse en la misma pregunta, es decir, ¿no es cierto que cuando preguntamos por Dios estamos suponiendo la existencia de un ser? En este caso, Dios sería una presuposición absoluta, pues en la misma pregunta se sabe a qué se refiere cuando se pregunta por él. 

Sin embargo, el orador nos dice que entonces ninguna pregunta podría ser correctamente formulada, porque todas podrían suponer en sí misma una respuesta. En efecto, no se podría preguntar acertadamente la naturaleza de Dios sin presuponerla, pero la respuesta a cualquier pregunta sobre Dios será negativa. Es decir, se puede saber lo que no es Dios, pero no lo que es en sí. Aún con esto, podríamos decir que Dios no es negación absoluta y por lo tanto, Dios está por sobre la negación y la afirmación.

Suficiencia del concepto Dios

El orador descubre lo que el idiota quiere decir, y en efecto, ambos acuerdan que el hombre tiene una suficiencia de Dios; sabemos que es inalcanzable y por lo tanto, nos aferramos a una manera de conocerlo que no es absoluta pero es la que se acerca más a la precisión absoluta de Dios. 

El concepto de Dios no puede tener un más o un menos, todo lo contrario, como Dios es infinito entonces su concepto es absoluto.

Conclusión

Seguimos con este concepto de docta ignorancia. Nicolás de Cusa nos quiere decir con este texto que no sirve de nada leer a los grandes maestros científicos, ya que el conocimiento infinito de las cosas divinas está en nosotros y no es necesario verlo escrito. Dios nos dio la mente para poder comprender todas estas cosas sin ayuda de texto científico alguno. 

Pasamos al siguiente libro del idiota sobre la mente. 

domingo, 23 de agosto de 2020

Nicolás de Cusa - Sobre el génesis (De genes) (1445)




Nada más impresionante como descubrir el génesis de todas las cosas que existen en este mundo. El presente texto se basa en una conversación que sostuvo Nicolás de Cusa con un amigo llamado Conrad, en el cual debaten sobre el génesis de todas las cosas. Evidentemente, este diálogo está entregado desde una perspectiva cristiana, por lo que si recuerdan ustedes la historia bíblica, o aun más el mismo Génesis, entonces estaremos en camino a entender este diálogo mucho mejor. 

De Genes
Sobre el génesis de todas las cosas


Conrad tiene una pregunta para Nicolás de Cusa algo compleja. El fin y el comienzo tienen algo de idéntico, pero también el curso intermedio que une a estos dos. Si el principio, el medio y el fin coinciden, ¿cómo es que esta igualdad entre estos tres elementos puede llamarse causa? porque en algún momento Dios creó todas las cosas. 

Para responder a esta pregunta, Nicolás de Cusa comienza considerando algunas ideas.


  1. Algo (o alguien) se vuelve conocible por medio de escrutinio. En efecto, es el escrutinio lo que hace que una cosa sea conocible y otra ignorada. 
  2. La absoluta semejanza no puede existir de algo que es otro. 
  3. La absoluta semejanza solo puede generar semejanza
  4. Aquello que es otro, solo puede generar otro
  5. Por lo tanto, la absoluta semejanza no puede ser generado por algo que sea distinto a él
  6. Por lo tanto, es simple, eterna, sin límites, infinita, inalterable, etc.
Se dice además que Dios es uno en sí mismo. Bajo esa frase, muchos han puesto atención más a que es uno y no al ''sí mismo'', dejando la semejanza en último lugar. 

En la semejanza, lo que es universal y lo que es particular es lo mismo. por lo tanto en Dios que es uno y el mismo todo es igual. De esto se diría también que tanto el ser como el no-ser son también absolutamente semejantes en esta igualdad. 


Creación

Para averiguar el comienzo del mundo, debemos establecer que Dios no hizo que la duración del mundo tuviera un comienzo, aparte del mundo en sí mismo. Por lo tanto, el mundo tiene su propio tiempo, su propio comienzo. 

En consecuencia, la duración del mundo es imposible mesurarla porque no tiene un tiempo superior por el cual pueda guiarse. En efecto ¿cómo podría mesurarse el tiempo del mundo si el ''tiempo'' de Dios es desconocido e inconmensurable?

Sin embargo, Conrad establece que el mundo sí tiene una duración y puede inferirse esta por los escritos de Moisés. Este tiempo fue desde hace 7000 años antes de Cristo. No obstante, Nicolás de Cusa nos dice que Moisés solo menciona esta cantidad de años para que el hombre pueda entender en términos conocidos de que el mundo se creó hace muchos años. Por lo tanto, lo dicho por Moisés pensémoslo como una metáfora. 

En tanto a las cosas sensibles, es necesario pensarlas como la semejanza de aquello que es perfecto. Todas las cosas tienen una cierta semejanza con su agente u autor; por ejemplo, la vasija es creada por el soplador de vidrio. En la mente de este soplador está la vasija y con esta él logra construirla, lo que se traduce en que las creaciones parten de la mente del autor. Así mismo, Dios hizo todas las cosas. Ahora, si el soplador quisiera inventar otra vasija diferente de la que hizo, entonces tendrá que recurrir a los mismos materiales por los cuales hizo la primera. Esta es la forma en que se igualan todas las cosas, su materia prima es la misma pero sus accidentes son diferentes. 

De un modo parecido ocurren las cosas inteligibles. En efecto, del silencio luego ocurren las palabras. Primero están aquellos sonidos indistinguibles que poco a poco configuran un articulado de palabras racional. En ese sentido, tenemos que lo inteligible nace de la misma forma, es decir, de la nada, de la ausencia. 

Sin embargo, no es exactamente de una nada de la que proviene sino que más bien de un intelecto superior que existe. Este intelecto es el que arma estas palabras y las reproduce; dicho intelecto es Dios.


Conclusión

Vemos entonces que Nicolás de Cusa sigue la tradición de muchos filósofos de la Edad Media, en declarar que es el intelecto el gran creador. Tanto la creación sensible como la creación intelectual son fijadas en la mente del creador, pero aún queda en incógnita cuándo se creó el mundo. Es algo que Nicolás de Cusa no averigua en mayor detalle aplicando la docta ignorancia, pues, el mundo fue creado, pero cómo fue creado no podemos saberlo. 

martes, 18 de agosto de 2020

Las Virtudes Cardinales


Las Virtudes Cardinales

Las Virtudes Cardinales son un conjunto de virtudes que se consideraban esenciales en el ser humano. El concepto de virtud varía de filósofo en filósofo, pero el primero en establecer fue Platón. Luego será retomado por diversos filósofos que agregarán esto a su propia filosofía. 

Platón

El libro IV de la República de Platón que versa sobre la ciudad del alma relata las virtudes cardinales. Esta parte de la República consiste en un diálogo que sostiene Sócrates y Glaucón sobre los valores que deben tener una ciudad. 

Prudencia

Primero, Sócrates dice que deben encontrarse 4 cualidades de la ciudad. La cualidad que aquí se revisará, será la prudencia.

Sócrates dice que la ciudad que están construyendo es bastante prudente, pero no lo es por los conocimientos que se abordan en dicha ciudad, sino por el número de habitantes que desempeñen un rol, es decir, distribuir la ciudad de manera tal que profesiones como la de artesanos, existan en mayor número que la de los guardianes, puesto que estos son los verdaderos jefes de la ciudad

Así, llama Glaucón y Sócrates una ciudad prudente en sus determinaciones.

Valor

El valor como característica de la ciudad es fundamental sobre todo en una guerra. El valor debe verse entendido en este aspecto como la educación que reciben los guardianes tanto de la sociedad como de la crianza, es decir, se les debe enseñar desde pequeños las cosas que hay que temer y las que no. La gimnasia y la música serían los elementos educadores donde se les enseñará a los guardianes a tener valor y por lo tanto, a la ciudad.

Tenemos la segunda característica de la ciudad: El valor.

Moderación

La moderación sería el tercer elemento que debiera tener la ciudad. Sócrates lo describe de ésta manera:

La moderación es un orden y dominio que consiste en la contención de los placeres y en la concupiscencia según la expresión de los que afirman ser dueño de sí mismos, aunque debo decir que desconozco sentido en el cual se lo expresa. ´
Sin embargo, dice Sócrates que ser dueño de sí mismo, es ridículo debido que al mismo tiempo ser esclavo de sí mismo porque todas estas expresiones se refieren a una misma persona.

Sócrates para resolver este dilema, plantea que hay una parte en el ser humano que es buena y otra que es mala. Cuando la buena logra someter a la mala, somos dueños de nosotros mismos; cuando la parte mala logra someter a la buena, somos esclavos de nosotros mismos y seremos llamados intemperantes. 

Así, es común que en la ciudad se encuentre un mayor número de personas que son dominadas por su parte mala, y un menor número de personas que son dominadas por su parte buena y que finalmente son ellos los que gobiernan la ciudad.

Se describe entonces el tercer aspecto que debe tener una ciudad: moderación.

Justicia

Sócrates, dice a Glaucón que la justicia, consistía que cada uno debía hacer lo suyo y no multiplicar sus actividades (o no dedicarse a múltiples actividades). Para que se puedan ver bien las virtudes de una ciudad, debemos observar que cada ciudadano ejerza su propia profesión. 

Si un ciudadano como un zapatero quisiera hacer el trabajo de un alfarero, sería injusto que el zapatero los hiciera, ya que los alfareros quedarían sin empleo. Por lo tanto, la justicia de la ciudad consistirá en que cada uno lleva hacer lo suyo según su profesión.




Sócrates nos dice que estas mismas características, deben verse en retratadas en el hombre justo. Y así se crearía la ciudad perfecta.

Marco Tulio Cicerón

Marco Tulio Cicerón en un texto llamado ''Sobre los deberes'' retoma las virtudes cardinales desde otro punto de vista. 

De estas virtudes proviene lo que llamamos honestidad y a su vez estas virtudes nos ofrecen dos maneras de trabajar; la moderación y el valor, orden y equilibrio; la prudencia y la justicia, la búsqueda de la verdad. 



Deberes
Virtudes cardinales

Prudencia
Justicia
Valor
Moderación
Honestidad
Modo de trabajar
Orden y equilibrio
Búsqueda de la verdad

Este es un cuadro que se va entendiendo de izquierda a derecha; es decir, la honestidad es el resultado final. 

La honestidad también tiene que ver con el concepto de decencia y decoro. Todas las cosas que se hacen con justicia son decorosas mientras las que se hacen injustamente son indecorosas. 

El decoro

Para el decoro hay dos especies: uno general que se encuentra en todas las virtudes y otro especial que es subordinado a todas las virtudes. 

General: Todas las acciones que distinguen al hombre de los demás anuimales

Especial: Cuando a todas esas virtudes aparece la moderación y la prudencia. 

Las injusticias

Existen dos modos de cometer injusticia: una es cuando se hace daño y otra es cuando pudiendo hacer algo no se hace. El primero lo mueve la avaricia, pues se intenta conseguir algo, y el segundo es movido por el miedo. Por supuesto, la injusticia será aún más grave cuando sea premeditada que involuntaria. 

En este punto Cicerón lanza una crítica a su gran inspirador Platón, pues este último decía que los filósofos tenía que alabarceles porque están dedicados al ejercicio de descubrir la verdad; sin embargo, ¿qué consecuencias tiene esto? que los filósofos se alejen de la sociedad y no atiendan las injusticias que hay en una ciudad. Esto, por supuesto, pertenece al segundo género de injusticia propuesto por Cicerón, ''quien sabe de una injusticia y no hace nada para detenerla''. 

Es también importante saber tratar las injusticias que proceden del otro, es decir, cuando es el otro quien agrede por medio de la venganza u otras razones. Lo que debe hacerse en esta situación es siempre negociar, porque el uso de la fuerza es propio de bestias.

Un escenario distinto sería el de una guerra, pues esta se hace para conseguir la paz. Aunque se gane la guerra no se debe matar a quienes no fueron salvajes con el bando contrario. Por lo demás, las guerras no son justas a menos que estas se hayan declarado de manera formal y correspondiente. 

Plotino

Plotino es otro de los filósofos que aborda las virtudes cardinales señalando su importancia con referencia al alma. 

El alma debe conducirse por medio de la virtud para alcanzar a dios, pero no se deben olvidar las virtudes cívicas. Estas virtudes son las que controlan las pasiones que tenemos dentro, que también eran conocidas como las virtudes cardinales(2).

Virtudes cardinales y cívicas

  • Valor
  • Moderación
  • Prudencia
  • Justicia

Sin embargo, hay un cuestionamiento a estas, porque, ¿será que solamente con las virtudes del alma estamos más cerca de dios? Pensemos en Heracles (Hércules) quien solamente tenía virtudes cívicas ¿no se asemejaba a un dios?

Plotino nos ayuda a resolver esto con el símil de la semejanza. Es decir, cuando un trozo de madera se acerca al fuego este se vuelve caliente. Así mismo, las virtudes cardinales hacen que las virtudes cívicas se asemejen a las virtudes superiores. 

Virtudes superiores

¿Cómo se llega al tipo de virtudes superiores? la única forma es ''purificando'' las acciones. ¿Cómo se logra dicha purificación? cuando cumplimos exactamente todas las virtudes cívicas. Ahí ocurrirá el ''asemejamiento'' a dios. 

Una cosa interesante que nos dice Plotino es que lo divino no está en la disposición del alma; en otras palabras, el alma sería otra cosa aparte de lo divino. Por lo tanto, lo divino no necesita virtud. Y eso no es todo porque no sólo lo divino no necesita virtud, sino que tampoco la inteligencia. 

Esto se debe a que la bondad de la divinidad es absoluta y la del alma no. La del alma tiene límites, pero la divinidad es permanentemente buena. La inteligencia tampoco necesita virtud y no está ligada al alma, porque de ser así, el alma entonces no cometería ningún error. 

San Agustín de Hipona

El Santo de Hipona también aporta desde el cristianismo con el desarrollo de las virtudes cardinales.

El camino para que el alma pueda llegar hacia Dios es el camino de las virtudes cardinales:

Templanza: es lo principal para acercarse a Dios, pues evitará que no entremos en los extremos.

Fortaleza: para no temer a la muerte ni a la adversidad. 

Justicia: para que alma no caiga en la soberbia porque un alma racional sólo puede dominar una alma animal. 

Prudencia: para que el alma sepa cuál es su lugar en las hipóstasis, no debe estar ni por sobre Dios ni por debajo de lo cuerpos. 


Estas virtudes cardinales no se encuentran en el mundo de la carne sino que moran en el cielo para siempre. De hecho, si estas virtudes son lo que son, entonces deberían estar en el cielo eternas, más que ser sensibles en este mundo. 

También nos habla de la presencia de estas en las Sagradas Escrituras.

Templanza:

De estas cuatro virtudes cardinales propuestas por Platón, la Templanza está muy presente en las sagradas escrituras. Para Agustín es la templanza la que da purificación e incorruptibilidad al hombre. Esta es la única que puede acercarnos más a Dios y alejarnos de las pasiones carnales de la vida. 

El mismo San Pablo es quien sostiene que la codicia es la raíz de todos los males del hombre. El apóstol nos dice que es necesario deshacerse del primer hombre, que es Adán, que cometió el pecado de prevaricación(1) y hacerse con el hombre nuevo que sería el mismo Jesús. Así dice el apóstol San Pablo:

''El primer hombre es terrestre, formado de la tierra; el segundo es celestial, descendido del cielo''

Justamente esta es la función de la templanza, vestir al hombre con la imagen de Jesús y dejar al hombre pecador de Adán. En este sentido, lo que dice Agustín es tremendamente platónico, pues nos pide que nos deshagamos de todo lo corpóreo y abracemos lo inteligible. Todo lo corpóreo es visible y todo lo inteligible es lo invisible, así lo dice el apóstol San Pablo en el segundo libro de Colosenses 4:18:

''No fijéis vuestra atención en lo visible, sino en lo invisible; pues lo visible es temporal, más lo invisible es eterno''

De ahí que se condene todo lo que sea pagano, pues ellos adoraban al sol y los demás astros como dioses. No se puede amar lo que es corpóreo, sino que se debe amar lo invisible. 

Por otro lado, la gloria humana se condena totalmente en el Nuevo Testamento. Ya decía el apóstol San Pablo en el Galatas 1:10: 

''Si pretendiera agradar a los hombres, no sería esclavo de Cristo''

Aunque el apóstol también condena la filosofía en el Colosenses 2:8

''Estad en guardia para no ser seducidos por la filosofía y los elementos de este mundo''

Lo que quiere decir el apóstol es que más que se abrace la filosofía, que sería la búsqueda de la verdad, hay que abrazar la sabiduría que pertenece a Dios. 

El apóstol nos dice que ''no hay que buscar semejanza con este mundo'' y por eso no hay que amar ni desear las cosas de este mundo. En el Antiguo Testamento es lo mismo, sobre todo con lo dicho en el Eclesiastés donde Oheleth, nombra todas las cosas que desprecia de este mundo. 

Fortaleza:

Esta virtud sólo se puede encontrar en Dios porque es él mismo quien la otorga. Por supuesto, esta fuerza no será dada a las personas que están prendidas de las cosas materiales, al contrario, esas personas siempre serán débiles. 

Con esta fortaleza se podrá resistir hasta las penurias más duras del mundo, puesto que así lo sobrevivió Job al ser despojado de todo lo que tenía. Si bien se quejó con Dios al principio, luego recobró su fuerza y aceptó su destino. 

Justicia:

El concepto de Justicia está reducido prácticamente a la obediencia hacia Dios. No se puede servir a dos señores y entre servir a un hombre y servir a Dios, entonces no se tendrá problemas de discernir a quién seguir y por lo tanto, hacer justicia. 

Prudencia:



También hay poco que decir sobre la Prudencia, al ser esta el descubrimiento del objeto de nuestros amores. Sin la prudencia no ser podría conseguir ninguna de las virtudes anteriormente nombradas, pues es esta la que nos dio el cuidado. 

Finalmente, tenemos las cuatro virtudes cardinales, que Agustín les nombrará por ''costumbres''. Así, por conclusión podemos decir que estas son justamente las cuatro costumbres de la Iglesia Católica.

Mencio (postconfucianismo)

El filósofo Mencio del postconfusianismo también aborda el tema de las virtudes cardinales, añadiendo otros conceptos enraizados en la filosofía de Confucio. 

De acuerdo con Mencio, la naturaleza humana es buena al tener jen como un concepto innato dentro de él. Podríamos decir que Mencio une sus propias virtudes cardinales:
  • Virtud
  • Rectitud
  • Decoro
  • Sabiduría

Para que el ser humano alcance estas virtudes basta con que el hombre siga sus concepciones innatas que son buenas. El exceso de estas virtudes cardinales serían los vicios que son todo lo contrario; por lo tanto, un hombre nunca debería olvidar a su ''niño interior'', pues en la inocencia y la obediencia de los niños se encuentra la sabiduría. 

Sus conceptos de naturaleza del hombre serán el xing y el xin que se refiere a las acciones del espíritu. Esto hace que el hombre comprenda los conceptos de compasión y bondad para con los otros seres humanos. Lo que diferencia a un hombre de un animal no es tanto su raciocinio intelectual, sino más bien su naturaleza moral.

Al igual que Confucio, Mencio enfatiza (quizás mucho más que Confucio) la adoración y atención a los antiguos como Yao y Shun. La idea del Mandato del Cielo era reconocida por Mencio, pero era un tanto más diferente que la de Confucio

Para Mencio, el Mandato del Cielo (ming) estaba en la gente más que en la virtud del rey de la dinastía. Así decía Mencio:

''El cielo ve como la gente ve y escucha como la gente escucha''

De alguna manera, Mencio sitúa el Mandato del Cielo en el querer de la gente. No tenía problemas con el concepto de revolución porque la voluntad del Cielo es la voluntad de la gente. 

Finalmente, Mencio junta el xing con el ming en una especie de dialéctica que el hombre debe complementar para alcanzar la plenitud y la concepción moral. 

Santo Tomás de Aquino


En cuanto a las virtudes cardinales (justicia, templanza, prudencia y fortaleza), Tomás de Aquino aprueba todas las características y definiciones que el obispo de Hipona ofrece. Es preciso destacar en este punto que San Agustín es mencionado una infinidad de veces por el aquinate, otorgando una autoridad no sólo en el ámbito filosófico sino que también en el religioso: San Agustín sería el gran maestro exegeta del Nuevo Testamento. 

Conclusión

Algunos otros filósofos han seguido retomando las virtudes cardinales, pero ninguno con tanta fuerza como los filósofos griegos, romanos y medievales. Tenemos una visión amplia de lo que son las virtudes cardinales, pero ahora falta el ponerlas en práctica, es decir, no basta solo con conocerlas sino que también hacerlas realidad. 

lunes, 17 de agosto de 2020

La Docta Ignorancia


La Docta Ignorancia

Si bien la docta ignorancia es un término acuñado por el texto de Nicolás de Cusa, la verdad es que luego de la explicación del cusano este se ha transformado en un genuino concepto. 

¿En qué consiste la docta ignorancia? esta quiere decir que frente a toda la magnitud y misterio de Dios, es prudente que sostengamos nuestra ignorancia ante ellos afirmando la existencia de estos. 

Como el ser humano no es capaz de comprender la verdadera naturaleza de Dios, por ejemplo, el infinito, entonces se debe reconocer la ignorancia de la naturaleza de Dios afirmando su existencia sin más. Esto nos lleva a ir más allá de la razón, es decir, a la especulación sobre la divinidad. 

Dios y la infinitud

Una de las cosas que sostiene la docta ignorancia, es que Dios está en todas las cosas de manera absoluta, pero del mismo modo no es posible que sea una cosa. En otras palabras, Dios precede a las contradicciones: no es nada pero tampoco es algo. ¿Por qué? porque si decimos que es nada, entonces negaríamos su existencia y si fuera algo, entonces tendríamos que decir que es tal cosa, pero se incurriría en un error decir que es algo, pues ''algo'' no comprendería la naturaleza de Dios inabarcable que además es incognoscible. 

Como no hay proporción de lo finito a lo infinito y además, como no se puede medir aquello que es excedido, entonces no se llegaría al máximo absoluto. De este modo, no hay una igualdad de cosas, es decir, todas se diferencian cuando se toman medidas. Las cosas pueden ser semejantes, pero nunca iguales. 

Debido a esto, el entendimiento no puede entender con exactitud la verdad de las cosas; solo las medidas, las semejanzas. Por lo tanto, el entendimiento, que no es la verdad, nunca va a comprender la verdad con exactitud, sino que solamente aquello que se asemeje a ella. 

En consecuencia, la quididad de las cosas, que bien ha sido explicada por la mayoría de los filósofos, no ha podido ser encontrada en su sustancia. Mientras más sepamos que no podemos encontrar la verdad, más doctos seremos. 

Dios y las creaturas

Nuestro entendimiento no alcanza el ser de las criaturas. Las criaturas no pueden ser o no ser, indefectiblemente sino que más bien son una combinación de ambas, están sujetas al devenir. Por lo tanto, las criaturas no están en el ser ni el no ser, pero eso aborrece el entendimiento humano. 

Por otro lado, tenemos que las criaturas son pluralidades, es decir, no son unidades como sí lo es Dios. Sin embargo, del mismo modo, si las criaturas están dentro de Dios ¿podríamos decir que las criaturas son eternas si están dentro de Dios? por un lado tendríamos que decir que sí, pues Dios es eterno y lo que esté dentro de él también sería eterno; por otro lado no, porque es evidente que las cosas materiales (las criaturas en este caso) perecen. 

Ambas cosas, es decir, tanto la unidad y pluralidad en una criatura, como la eternidad y la no eternidad en la misma no se comprender por el entendimiento humano. Es imposible conciliarlo y por ello, la ignorancia nos lleva nuevamente a plantearnos que en realidad comprender estas cosas hasta ese punto (ignorar cómo es que la criatura es unidad y pluralidad, eterna y no eterna) nos hace tener el entendimiento adecuado. 


Otros filósofos que han expresado la docta ignorancia

En primer lugar, en filosofía conocimos la docta ignorancia de parte de Sócrates, desde ahí hablamos de una docta ignorancia ''socrática''. Esta consistía en reconocer y estar consciente de la propia ignorancia. Esto no quiere decir que el autor, en este caso Sócrates, no tenga ningún conocimiento; sino que en verdad él está consciente de sus propias limitaciones con respecto a un determinado tema. De ahí su famosa frase:

''Solo sé que nada sé''

Sin embargo, el concepto de Docta Ignorancia va tomando otro prisma bajo la perspectiva religiosa. Es decir, se concibe la docta ignorancia como aquel conocimiento que establece que existen limitaciones de nuestro entendimiento con respecto a Dios. Eso es a la vez ser docto, pues se reconoce que es un concepto tan inalcanzable pero que a su vez existe. 


Los siguientes filósofos han expresado la docta ignorancia de una u otra manera.

Pseudo-Dionisio: 

''La más perfecta ignorancia es conocimiento''

''Dios es la oposición de los opuestos''

San Agustín de Hipona:

''La forma de comprender a Dios es más por la ignorancia que por el intelecto''

''Sé quién es, sé que existe, pero no sé qué tipo de cosa es''

Al-Ghazali:

''Si alguien sabe demostrativamente la necesaria imposibilidad de comprender a Dios, entonces aquella persona es un conocedor; porque sabe que Dios no puede ser comprendido''



Estos maestros han hablado conscientes o inconscientemente sobre la docta ignorancia.


Criticas a la Docta Ignorancia

Las criticas más avezadas provienen del teólogo inglés John Weck quien lo critica fuertemente en su libro ''De ignota  literatura''. El teólogo no da crédito a lo que el cusano expresa cuando dice:

''Comprender incomprensiblemente lo incomprensible''

De hecho, el mismo John Weck utiliza términos que el mismo cusano ocupa:

''El pensamiento estimula el conocer''

Este modo de pensar lo sostuvo también Aristóteles en su metafísica, por lo que es natural que el ser humano tiene el estímulo de conocer. ¿Cómo es que el ser humano conoce? a través de algo conocido para luego llegar a aquello que es desconocido.

Por lo tanto, la inferencia de algo desconocido se logra por aquello que es conocido; en consecuencia, el objetivo final es hacer que lo desconocido se manifieste. 


Por el contrario, Nicolás de Cusa dice que el conocimiento es no-conocer, a pesar de que él mismo distingue la privación y la distinción. Dice el cusano que la verdad es inaprensible y siendo así, entonces quedar en la ignorancia de aquello es conocimiento. 

Acceda al siguiente link para ver la crítica completa de John Weck:
https://filosofiapuntes.blogspot.com/2020/08/john-weck-contra-nicolas-de-cusa-sobre.html

Sin embargo, luego de esta critica Nicolás de Cusa acudió al Colegio de Cardenales donde un profesor lo tranquilizó ante las críticas del teólogo. Al final, la docta ignorancia queda posicionada como un concepto a considerar luego de que se rebatieran las críticas de John Weck. 


Conclusión

La Docta Ignorancia aún nos dará que hablar en la lógica que se desarrollará siglos después. Entretanto, hasta que no hayamos revisado aquellos argumentos más contemporáneos, veamos la Docta Ignorancia como una teoría propia del cusano, desarrollada con la intención de entender un poco más la doctrina cristiana en cuanto a Dios. 

sábado, 15 de agosto de 2020

Nicolás de Cusa - Apología de la docta ignorancia (Apologia Doctae Ignorantiae) (1449)



Ha pasado algún tiempo después de que Nicolás de Cusa fuera criticado fuertemente por el teólogo John Weck, en referencia al concepto del cusano de ''Docta Ignorancia''. Por supuesto, nuestro filósofo no se queda atrás y ahora nos da la entrega de su respuesta a la critica de John Weck. Si recuerdan en nuestros artículos, este pareciera ser una situación similar a la que ocurrió con San Anselmo de Canterbury cuando habló del argumento ontológico donde recibió una fuerte crítica por parte de Gaunilo. Veamos como se defiende el cusano ante tales criticas. 


Apologia Doctae Ignorantiae
Respuesta de Nicolás de Cusa contra John Weck



Advertencia a Nicolás de Cusa

El cusano es advertido por un profesor del Colegio de Cardenales que no discuta con John Weck. En ese momento, el profesor le dice que Nicolás es tan sabio como lo era Sócrates con respecto a los atenienses. El cusano y el profesor se envuelven en un diálogo.

Profesor: eres tan sabio como Sócrates respecto a los atenienses

Nicolás: ¿en qué se diferenciaba Sócrates con los atenienses?

Profesor: en que él sabía reconocer su ignorancia y los demás atenienses no. 

Es como mirar el sol que tiene mucho brillo como para mirarlo directamente. Por lo tanto, se sabe que está el sol, pero no se puede contemplar en sí porque nuestra vista quedaría arruinada. En consecuencia, quien pregunta ¿qué tan brillante es el sol? y responde ''no sé'', sabe que no sabe pues tiene evidencia de que existe, pero no sabe la cantidad de brillo que tiene el sol. 

John Weck y sus sentencias

Ambos discuten cómo es que John Weck supo del texto de la Docta Ignorancia, pero el profesor le dice que no tiene idea. Él lo había compartido con gente de confianza y de un momento a otro todos lo conocieron.

Luego se supo que John Weck pertenecía a una especie de secta que todavía afirmaba el aristotelismo como una forma de llegar a Dios. Estos hombres no aceptan las coincidencias entre contrarios, porque, naturalmente, contradicen las enseñanzas de Aristóteles. 

El profesor apoya a Nicolás de Cusa diciendo que Weck no comprende la dimensión de Dios, quien es abosluto e inefable. Comprende todas las cosas de este mundo porque es infinito, de lo contrario no las podría comprender. Sin embargo, no podemos ver esta esencia de Dios, no es imposible como humanos. Pero a través de la Docta Ignorancia, sabemos que Dios no puede ser visto en su esencia. 

El teólogo John Weck dice que:


''El intelecto si puede concebir la quididad de las cosas a través de la imagen y de la semejanza''

Sin embargo, se contradice porque desde las imágenes nada verdadero se puede extraer. Recordemos que las imágenes sobre algo solo representan la verdad, no son la verdad misma. 

No obstante, a pesar de que es cierto que Dios nos hizo a imagen y semejanza y de que por medio de las imágenes no se puede llegar a un conocimiento verdadero, entonces no queda más que decir que Dios es inteligible pero a la vez también es ininteligible. Bajo este respecto no nos queda más que la docta ignorancia. 

La Docta Ignorancia en los estudiosos

Nicolás de Cusa pregunta a su profesor si es que algún estudioso teólogo había dado con el concepto de Docta Ignorancia, a lo que responde que en ciertos aforismos puede verse este concepto. Así, el maestro nombra a una serie de teólogos que identificaron la docta ignorancia.

Pseudo-Dionisio: 

''La más perfecta ignorancia es conocimiento''

''Dios es la oposición de los opuestos''

San Agustín de Hipona:

''La forma de comprender a Dios es más por la ignorancia que por el intelecto''

''Sé quién es, sé que existe, pero no sé qué tipo de cosa es''

Al-Ghazali:

''Si alguien sabe demostrativamente la necesaria imposibilidad de comprender a Dios, entonces aquella persona es un conocedor; porque sabe que Dios no puede ser comprendido''


Estos maestros han hablado conscientes o inconscientemente sobre la docta ignorancia.

Los opuestos y Dios

John Weck, tomando las oraciones de Nicolás de Cusa, nos dice que de acuerdo con el cusano, como Dios es todas las cosas, entonces Dios sería divino y criatura a la vez. 

El profesor de Nicolás de Cusa nos dice que John Weck no ha entendido que la imagen (las criaturas) no son la verdad, es decir, no se puede confundir la imagen de la creación con la creación misma ni mucho menos con el creador. En otras palabras, la causa no es efecto al mismo tiempo. 

Dios está en todas las cosas, así como el número 1 está en todo el resto de los números. Si no estuviera el número 1, los números restantes no podrían seguir creciendo. 

En este sentido, el profesor da algunas recomendaciones a Nicolás de Cusa:

  1. Guardar silencio ante estas acusaciones
  2. Entender que John Weck no entiende la docta ignorancia
  3. No creer que alguien a quien Dios no ha concedido, ha comprendido todos los misterios de la teología

Después de esto, el cusano pregunta porqué cree él que este hombre lo acusa de ocasionar perjuicio a la doctrina católica. El profesor le dice que es simplemente la envidia y el desconocimiento de varios teólogos. 

John Weck y la Santísima Trinidad

El teólogo John Weck nombra unos dichos de Nicolás de Cusa, diciendo que además estos correspondían al Maestro Eckhart:

''Todas las cosas coinciden con Dios. Esto es absolutamente evidente porque Dios es el máximo y no puede ser comparado con lo más o con lo menos. Por lo tanto, nada es opuesto a él. Dios es la totalidad de las cosas. Por eso, ningún nombre puede serle apropiado a causa de la ausencia de otorgamiento a una cosa incomprensible'.

Sin embargo, este pensamiento no aparece en el libro de Nicolás de Cusa, y no se sabe de dónde es que John Weck sacó esta conclusión y estos pasajes. 

John Weck dice que esta oración destruye totalmente la trinidad, pero la verdad es que solamente explica lo incomprensible que es, ya que, por mucho tiempo, la doctrina de la Santísima Trinidad es de fe y no de razón. 

John Weck y el universo


John Weck utiliza la palabra ''universo'' como verbo y no como sustantivo, en el punto del cusano cuando este plantea:

''Jesús comprende todas las criaturas''

John Weck dice que Nicolás de Cusa está excediendo la naturaleza de Cristo, el cual solamente era hombre, universalizándolo con aquella oración.

Sin embargo, tenemos que si Dios está en la tierra, entonces la tierra no es tierra sino que es Dios. John Weck dice que esto rompe con la doctrina de la simplicidad, pero el teólogo si debiera entender que Dios es la perfección de todas las cosas y como tal, entonces Dios debiera ser en todas las cosas. 

El texto termina con la conclusión de que John Weck estaba equivocado en sus planteamientos, y el profesor dice a Nicolás de Cusa que no se preocupe por tales interpelaciones. 

Conclusión

Una excelente defensa para Nicolás de Cusa quien se verá libre de la probable condena que le hubiese tocado. No corrió la misma suerte que otros filósofos y teólogos que dieron un punto de vista distinto al de la iglesia. Creo que fue muy inteligente de su parte recurrir a un profesor de la Catedral para que lo apoyara frente a tales acusaciones. Por lo que vemos, el concepto de docta ignorancia sigue siendo válido. 

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