Esta es la segunda parte que trata sobre el idiota y un filósofo romano. Como el tema de la naturaleza de Dios está sanjado, esta vez el idiota y un filósofo se proponen hablar sobre los misterios de la mente. ¿Tiene nuestra mente alguna injerencia en los asuntos divinos? al parecer tiene una especie de vinculación con la cual podemos entender esas cosas, pero no en su esencia, sino que por medio de la docta ignorancia. También veremos el concepto de mente, es decir, cómo este se entiende a la hora de hablar.
Referencias:
(1) Semejante a la reflexión de Protágoras: ''el hombre es la medida de todas las cosas''.
(2) Llama la atención que para este tiempo, Guillermo de Ockham ya había presentado la teoría de la Navaja.
Por lo tanto, parece ser que la mente es independiente del alma con respecto a su subsistencia pero ambas son infinitas.
Capítulo II: El vocablo
El filósofo pone en duda la definición sobre la mente como la medida de todas las cosas, y le exige al idiota que aclare su punto. Sin embargo, el idiota reconoce que en este mundo existen las contradicciones y que existe una razón para dar algunas palabras a las cosas. El nombre de la propiedad de las cosas queda sujeta al más y al menos y por eso se ignora el nombre real. Por lo tanto, los nombres son una cuestión impuesta por los hombres y por lo tanto por la razón.
Todo arte humano es finito porque, por supuesto, lo infinito absoluto que sería Dios es primero que el hombre. Por lo tanto, lo finito queda en lo infinito. Así mismo, todo arte finito proviene del arte infinito.
En ese sentido, Dios es llamado por todos los nombres de las cosas tal como hubiese dicho Hermes Trimegisto.
Capítulo III: Precisión del nombre y el lugar de la mente
La noción de Dios está concebida en la mente, es decir, la mente es imagen de Dios. Por lo tanto frente a la complicación divina que es incansablemente incomprensible, entonces la mente solo puede retener una imagen de la divinidad, no puede ascender más allá.
Capítulo IV: La mente no es explicación
En efecto, la mente no es explicación de las cosas sino más bien es una fuerza asimiladora de la complicación divina. En ese sentido, la mente es una potencia que puede asimilar la divinidad, pero jamás puede alcanzarla.
Capítulo V: La mente es sustancia viva
Generalmente se suele confundir el alma con la mente, y en efecto, el alma pudiera ser aquello que vivifica el cuerpo. Ambas vivifican el cuerpo. De hecho, el idiota acepta el concepto de alma intelectiva que le ofrece el filósofo, diciendo además que esta alma intelectiva es anterior al cuerpo por su naturaleza, no temporalmente. ¿Por qué? porque temporalmente el cuerpo existe primero, y luego el alma va hacia él.
Capítulo VI: Los pitagóricos
El filósofo dice que el pensamiento del idiota es más cercano al de los pitagóricos que al de cualquier otro, a lo que el idiota le dice que en realidad no está cerca de ninguna doctrina en especial.
Por lo demás, el idiota dice que el primer principio no puede estar dotado de elementos; debe ser puro y simple. Nuestra mente no puede comprender algo así a menos que se le hable del número u otra cosa análoga. El número, por el contrario, es algo compuesto. En efecto, todo número está compuesto de un par e impar y en ese sentido el número está también compuesto de un número.
Cuando vemos una unidad en un número, en realidad lo que vemos es una unidad no compuesta. ¿Qué ocurre en el caso del número uno? sí puede venirnos a la cabeza que el uno tiene más de un componente (es impar por ejemplo), entonces no podemos decir que es una unidad absoluta. Nuestra mente siempre le asignará algo más.
Capítulo VII: La mente produce la forma de las cosas
La mente es un cierto número divino, dice el idiota. Pero una cosa es la mente nuestra y la mente infinita, es decir, una mente que va más allá de nosotros. La diferencia es que nuestra mente es asimiladora, mientras que la mente infinita es creadora o vivificadora.
Por otro lado, en cuanto a las cosas más abstractas, la mente solo puede entenderlas por medio de la materia. Sin embargo, estos entendimientos en realidad no son verdaderos, en otras palabras, nosotros no podemos comprender aquellas cosas infinitas, sino que solo podemos entenderlas en apariencia, en analogía, pero no en sí.
Capítulo VIII: La mente y los sentidos
La mente, en fin, es una capacidad de concebir. Pero ¿cómo es que concibe? bueno, por medio de la semejanza de las cosas; en este caso, el género, las diferencias, los accidentes, la especie y lo propio. La mente comienza a concebir cuando se mueve, es decir, cuando tiene pasión y luego se perfecciona mediante el intelecto. En realidad esta no es una perfección propiamente tal, sino más bien cuando la mente alcanza un concepto que le es satisfactorio.
Capítulo IX: Cómo la mente mide las cosas
En el siguiente capítulo, el idiota nos habla sobre cómo la mente mide las cosas. Dice, en efecto, que el alma hace el punto de la línea, es decir, termina a la misma línea. El punto, imaginado en la mente, puede continuar la línea o la puede terminar, de esto se podría entender que el idiota considera al punto como parte de la línea y también como su termino; por lo tanto, el punto es indivisible. En efecto, hay dos tipos de punto
Punto lineal
Punto terminal
El segundo es el que no puede suceder a otro, pues es absurdo que exista el término de un término. El punto es la perfección y la totalidad de la línea. De este modo es que la mente mide las cosas.
Capítulo X: Comprensión de la verdad está en la multiplicidad de las cosas
Boecio ha dicho que la verdad está en la multiplicidad de las cosas. En efecto, las matemáticas miden todo y por lo tanto la medida de todas las cosas está en esa multiplicidad. De esta forma, la mente va conociendo las cosas por medio de las partes (multiplicidad) para luego llegar a un todo (unidad).
Capítulo XI: Dios y la mente
Todas las cosas en sí tienen una semejanza con su principio. Dios es un género absoluto por el cual la mente busca asimilarse a lo que él muestra.
Capítulo XII: No existe un solo intelecto
La mente para el idiota es intelecto, pero la mente no es una sola en todos los hombres. Así como no pueden existir muchos cuerpos iguales, tampoco hay las mismas mentes y en consecuencia, no hay un entender único en los hombres.
Esto quiere decir que hay una mente humana y también una mente divina, pero además, las mentes de la humanidad son múltiples. Nicolás de Cusa cree que existen muchas sustancias(2).
Capítulo XIII: Dios como alma del mundo y naturaleza
La voluntad de Dios no necesita otro ejecutor, en efecto, él es el único creador que podría deducirse la creación del alma del mundo y la naturaleza. La naturaleza no tiene el poder de crearse a sí misma, y por lo tanto, es Dios el gran creador de ella. Pensemos en un pintor que desea pintarse a sí mismo, como no va a poder multiplicarse, entonces el tendrá que hacer lo mejor posible el autoretrato, pero solo será una imagen de sí mismo. En otras palabras. la creación no tiene las mismas facultades que el creador.
Capítulo XIV: El viaje de la mente al cuerpo
Recordemos que Platón nos hablaba de que el alma, y para efectos de la conversación aquí, la mente, viaja y queda prisionera en un cuerpo. Aristóteles, por su parte, sostendrá lo contrario diciendo que el alma asciende desde la razón.
El idiota nos dice que la mente precede a la inteligencia en la naturaleza, pero degenera en inteligencia después; sobre todo cuando se aleja de la simplicidad divina. Si la mente precede a la inteligencia, la cual es una creación más bien humana, entonces se entiende que la mente es una imagen de la divinidad. Por lo tanto, la concepción del idiota está más cerca de Platón que de cualquier otro filósofo.
Capítulo XV: La mente es inmortal e incorruptible
Para saber si el alma es inmortal e incorruptible será necesario ver cómo es que indaga las cosas. Cuando observa las cosas que mutan, que son variables, encuentra solo cosas perecibles, pero cuando indaga en sí misma, solo puede encontrar cosas estables y fijas. Por lo tanto, su naturaleza no es variable, todo lo contrario, pertenece a las cosas estables y fijas y por lo tanto, inmortales. Esto se puede observar cuando se mira a sí misma y puede ver que es estable.
Conclusión
Increíble este tratado sobre la mente, pero también nos recuerda los últimos resabios de la Edad Media. Nicolás de Cusa sostiene la multiplicidad de las esencias, a pesar de la Navaja de Ockham que se esgrimió algunas décadas antes. Lo que sí me llama profundamente la atención es su teoría sobre la unidad, es decir, que no exista nada que sea absolutamente unitario, que no exista una semejanza con la unidad en este mundo, que sería lo equivalente a decir que nada es igual en este mundo.
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ResponderEliminarLA COGNICIÓN Y LOS PROCESOS COGNITIVOS SIMPLES ( Sensación, Percepción, Atención y concentración y Memoria ) Y COMPLEJOS ( Pensamiento, Lenguaje e Inteligencia )
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