sábado, 10 de enero de 2015

Platón - Ión (o de la poesía).

¿Qué podríamos esperar de éste corto diálogo si en el décimo libro de La República, Sócrates acusaba a los poetas de corromper la ciudad, puesto que la poesía era un arte imitativo que no se acercaba a la verdad? Sería muy simple que sólo nos quedáramos con la impresión del último libro de La República. Ión es un poeta rapsoda de Éfeso quien acababa de ganar un premio en los juegos de Epidauro al demostrar sus conocimientos sobre Homero. Los dos dialogantes discutirán sobre el rol que tiene el rapsoda en la poesía y la naturaleza de la poesía.

Definiciones:

(1) Rapsodistas: Recitadores de poemas homéricos.

ἰών

Personajes:

- Sócrates
- Ión

Encuentro con Ión de Éfeso

Ión venía de Epidauro donde se celebraba el concurso de los rapsodistas(1). Felizmente, Ión había ganado el primer premio en el concurso. Sócrates también se alegra por su victoria y le comenta que tiene envidia de los rapsodas debido a que éstos tienen que estudiar a los poetas como Homero e interpretarlo. Por supuesto, Ión se vanagloria de su logro y asegura que nadie sabe tanto de Homero como él.

Los expertos en el arte

Sócrates al ver la jactancia de Ión, le pregunta sobre cosas de la poesía, sobre todo, de las semejanzas que Homero tiene con Hesíodo. Ambos poetas antiguos (Homero y Hesíodo) hablaban de la adivinación. Sócrates le dice a Ión si el es capaz de decir lo que hablaban estos dos poetas antiguos sobre la adivinación, pero no cree ser capaz de explicarlo, puesto que Ión sólo se dedica a la vida de Homero, incluso, asegura que lo que Homero habla de la adivinación es mucho mejor que cualquier discurso de otros poetas.

Pero Sócrates lo interrumpe con un ejemplo: Si un grupo de personas habla sobre los números y una de ellas habla de manera excelente, una persona del grupo dirá que su discurso sobre los números fue notable. Ésta misma persona será capaz de juzgar quién hace un mal discurso del tema que se expone y además, será la persona que sea experta en números. También se puede decir lo mismo de personas que estén hablando de alimentos buenos para la salud.  Es el médico quién siempre hablará con sabiduría de estos temas. 

Así, siempre habrá una persona experta quién juzgue que se habló bien o se habló mal sobre un tema en particular. Por lo tanto, Ión, quien es un experto en la vida y obra de Homero, es el único que puede decir quién habla mal de los poetas y quién no porque al admitir que los otros poetas no hablan de la adivinación tan bien como Homero, al mismo tiempo está aceptando que conoce la obra de los demás poetas. 

¿Quién puede juzgar correctamente un arte?

Ión quien queda un tanto confuso, acepta que no puede hablar de los otros poetas tan bien como habla de Homero. Sócrates le dice que si Ión supiera de el arte de la poesía, sería capaz de juzgar y hablar correctamente de todos los demás poetas, puesto que son ellos los que desarrollan éste arte.

La inspiración divina

Sócrates agrega que lo que le pasa a Ión, más que un defecto es una inspiración divina al igual que las musas inspiran a los poetas como lo habíamos visto en libros anteriores. Hasta el momento de la inspiración divina, todo el ingenio de los poetas está vacío. Así, existen poetas que dedican ditirambos, que dedican elogios, bailes o versos épicos. Los dioses inspiran a los poetas y los poetas los interpretan; del mismo modo, los interpretes interpretan a los poetas. Finalmente Ión y los rapsodas en general serían interpretes de los interpretes.

La posesión 

La emoción que siente Ión al recitar los sucesos de la Ilíada o la Odisea, es que cuando ocurren cosas vergonzosas, rompe en llanto y cuando pasan cosas terribles y violentas, le palpita el corazón casi como si lo estuviera viendo. Esto ocurre como una suerte de posesión, ya que considerando el ejemplo anterior, los poetas estarían poseídos por los dioses para crear poesía (unos por las musas, otros por baco y así) y los interpretes están dominados por los poetas mismos (por Orfeo, por Homero, o por Hesíodo) éste último sería el caso de Ión. 

Luego, Ión habla de Homero no por inspiración del arte, sino que por inspiración divina.


El arte del rapsoda

Comienza a aparecer un poco de reticencia de parte de Ión, éste le dice a Sócrates que ni siquiera él podría creer tales argumentos. Sócrates le pide que habla de las cosas que sabe de Homero porque, naturalmente, Ión quizás no las sepa todas. No obstante, Ión asegura saber todo sobre Homero, y Sócrates lo desafía a probar las cosas que sabe de Homero. 

Sócrates trata de recordar un pasaje de la Odisea y Ión se lo recuerda de inmediato:

‘’Inclínate, le dice, bien preparado, sobre tu carro a la izquierda; al mismo tiempo con el látigo y la voz apura al caballo de la derecha, flojándole las riendas; haz que el caballo de la izquierda se aproxime a la meta, de manera que el cubo de la rueda, hecho con arte, parezca tocar en ella, y que sin embargo evite tropezarla’’.

¿Será Homero el más apto para hablar sobre los carros por sobre los expertos en conducir carros? Ión acepta que realmente no es más apto para hablar que quién conduce el carro. Lo mismo en los pasajes relacionados a la medicina (el médico sería quién puede juzgar lo que se habla sobre éste tema), o la pesca (el pescador sería quién puede juzgar lo que se habla sobre éste tema). 

Errores en la lógica de Ión

¿De que puede hablar el rapsoda entonces, si todas las cosas de las que habla Homero aluden a objetos que no convocan la rapsodia? Ión dice que el rapsoda conocerá todo lo que sale de la boca de los hombres y las mujeres, pero volvemos al mismo problema ¿Si un capitán habla de navegación, rapsoda sabrá si habla bien o mal a estos respectos? Inmediatamente, Ión reconoce que esto no es posible. No obstante, se defiende diciendo que si conoce los discursos sobre los generales, pero Sócrates le vuelve a decir a Ión que de ser así, entonces tendría que también ser un buen general de guerra. Ión acepta esta última conclusión diciendo que la rapsodia y la guerra son lo mismo. De aquí se entrama un complejo sofisma:

Lógica de Ión

  • El buen rapsodista es un buen general de ejercito.
  • El buen general de ejercito es un buen rapsodista(?).

Después de ver las premisas anteriores, Ión acepta el primero, pero rechaza el segundo. Se sigue con otras premisas:
  • Ión es el mejor rapsodista de toda Grecia.
  • Por lo tanto, Ión es el mejor general de ejercito de toda Grecia.

Sócrates se pregunta cómo es posible que el mejor general del ejercito de Grecia vaya de ciudad en ciudad y no este en el frente de batalla defendiendo el país. Ión se defiende diciendo que Grecia ya tiene quién la defienda y que no lo elegirían a él para que comande las tropas.

Finalmente, Sócrates afirma que Ión celebra a Homero por inspiración divina y no por el arte poético.


Conclusión

Me parece un diálogo un poco intransigente de parte de Sócrates. Bien me pareció el argumento de Ión al decir que se fija solamente en elaborar poemas épicos. En mi opinión creo que no hace falta ser especialista en carros para poder relatar una historia sobre carros. Claro, si se es especialista siempre va a ser mejor, pero creo que no es estrictamente necesario. En todo caso, rescato la teoría esencial de este diálogo del cual se desprende que es el experto, o la persona que está dedicada a un aspecto particular de la vida, quién puede hablar con seguridad y autoridad sobre aquellos temas.

Platón - Fedro (o de la belleza).

Volvemos con Sócrates y sus extensos diálogos después de ver los personajes en Las Leyes y Epinomis (El Ateniense, Megilo y Clinias). En mi opinión, más que ''de la belleza'' debería llamarse ''del amor'' puesto que parece que el libro gira mucho en torno a este tema. Fedro es un libro el cual más que un diálogo, contiene un extenso discurso en donde Sócrates expone toda su argumentación de la belleza. Es en éste libro donde se desarrolla el famoso Mito del carro alado donde los dos caballos se encuentran controlados por su auriga que los va conduciendo. Aquí veremos el análisis del Fedro de Platón.

Definiciones:

(1) Ingénito: No es adquirido ni engendrado.
(2) Autores de discursos jurídicos.



Referencias:


(1) Dios del viento del norte.
(2) Princesa de Atenas e hija de Erecteo.
(3) Poetisa griega que nació aproximadamente en el 650 a.C y 580 a.C.
(4) Poeta griego que nació el año 572 a.C y murió en el año 485 a.C. 
(5) Cicerón va a criticar esto en su libro ''De la adivinación''.


Φαίδρος

Personajes:

- Fedro
- Sócrates

Encuentro con Fedro


Sócrates se encuentra con Fedro y éste le cuenta que estuvo con Lisias, el hijo de de Céfalo. Fedro había escuchado el discurso de Lisias y dicho discurso estaba relacionado con el amor. El discurso decía que en el amor adolescente siempre había que favorecer a quien no ama, antes de a quien ama. 

Fedro tiene el discurso de Lisias escrito en la mano y se proponen analizarlo con Sócrates para resolver la particular conclusión a la que había llegado Lisias. Se sientan a al sombra de un gran plátano que divisó Fedro,  pero antes de comenzar con el discurso, Fedro le comenta el mito de Bórea(1) y Oritia(2).



El mito de Bórea y Oritia


Este mito trata sobre un Dios llamado Bóreas y una princesa llamada Oritia quien fue raptada por dicho Dios. Bóreas se había enamorado de Oritia y tras sus múltiples intentos fallidos de enamorarla, una vez que la vio en el río Iliso, la raptó. Con ella tuvo 4 hijos: Zetes, Calais, Quíone y Cleopatra. 

Fedro le pidió su opinión a Sócrates sobre la veracidad de éste mito y si él creía en él, pero Sócrates se mostró escéptico. De hecho, él creía firmemente que en vez de haber sido raptada por Bóreas, el viento la había precipitado a las rocas y por eso se decía que Bóreas la había raptado. Además, Sócrates dice que no dispone de tiempo para ocuparse de aquellos mitos, puesto que, como dice la inscripción del oráculo de Delfos, debe conocerse a sí mismo. 


El discurso de Fedro


Sócrates le pide a Fedro que recite el discurso de Lisias. Este es:


«Conoces todos mis sentimientos, y sabes que miro la realización de mis deseos como provechosa a ambos. No sería justo rechazar mis votos, porque no soy tu amante. Porque los amantes, desde el momento en que se ven satisfechos, se arrepienten ya de todo lo que han hecho por el objeto de su pasión. Pero los que no tienen amor no tienen jamás de qué arrepentirse, porque no es la fuerza de la pasión la que les ha movido a hacer a su amigo todo el bien que han podido, sino que han obrado libremente, juzgando que servían así a sus más caros intereses. Los amantes consideran el daño causado por su amor a sus negocios, alegan sus liberalidades, traen a cuenta las penalidades que han sufrido, y después de [269] tiempo creen haber dado pruebas positivas de su reconocimiento al objeto amado. Pero los que no están enamorados, no pueden, ni alegar los negocios que han abandonado, ni citar las penalidades sufridas, ni quejarse de las querellas que se hayan suscitado en el interior de la familia; y no pudiendo pretextar todos estos males, que no han llegado a conocer, sólo les resta aprovechar con decisión cuantas ocasiones se presenten de complacer a su amigo.

»Se alegará quizá en favor del amante, que su amor es más vivo que una amistad ordinaria, que está siempre dispuesto a decir o hacer lo que puede ser agradable a la persona que ama, y arrostrar por ella el odio de todos; pero es fácil conocer lo falaz de este elogio, puesto que, si su pasión llega a mudar de objeto, no dudará en sacrificar sus antiguos amores a los nuevos, y, si el que ama hoy se lo exige, hasta perjudicar al que amaba ayer.

»Racionalmente no se pueden conceder tan preciosos favores a un hombre atacado de un mal tan crónico, del cual ninguna persona sensata intentará curarle, porque los mismos amantes confiesan que su espíritu está enfermo y que carecen de buen sentido. Saben bien, dicen ellos, que están fuera de sí mismos y que no pueden dominarse. Y entonces si llegan a entrar en sí mismos, ¿cómo pueden aprobar las resoluciones que han tomado en un estado de delirio?

»Por otra parte, si entre tus amantes quisieses conceder la preferencia al más digno, no podrías escoger sino entre un pequeño número; por el contrario, si buscas entre todos los hombres aquel cuya amistad desees, puedes elegir entre millares, y es probable que en toda esta multitud encuentres uno que merezca tus favores.

»Si temes la opinión pública, si temes tenerte que avergonzar de tus relaciones ante tus conciudadanos, ten presente, que lo más natural es, que un amante, que [270] desea que le envidien su suerte, creyéndola envidiable, sea indiscreto por vanidad, y tenga por gloria publicar por todas partes, que no ha perdido el tiempo, ni el trabajo. Aquel que dueño de sí mismo, no se deja extraviar por el amor, preferirá la seguridad de su amistad al placer de alabarse de ella. Añade a esto, que todo el mundo conoce un amante, viéndole seguir los pasos de la persona que ama; y llegan al punto de no poder hablarse, sin que se sospeche que una relación más íntima los une ya, o va bien pronto a unirlos. Pero los que no están enamorados, pueden vivir en la mayor familiaridad, sin que jamás induzcan a sospecha; porque se sabe que son lícitas estas asociaciones, formadas amistosamente por la necesidad, para encontrar alguna distracción.

»¿Tienes algún otro motivo para temer? Piensas que las amistades son rara vez durables, y que un rompimiento, que siempre es una desgracia para ambos, te será funesto, sobre todo después del sacrificio que has hecho de lo más precioso que tienes? Si así sucede, es al amante a quien debes sobre todo temer. Un nada le enoja, y cree que lo que se hace es para perjudicarle. Así es, que quiere impedir al objeto de su amor toda relación con todos los demás, teme verse postergado por las riquezas de uno, por los talentos de otro, y siempre está en guardia contra el ascendiente de todos aquellos que tienen sobre él alguna ventaja. El te cizañará para ponerte mal con todo el mundo y reducirte a no tener un amigo; o si pretendes manejar tus intereses y ser más entendido que tu celoso amante, acabarás por un rompimiento. Pero el que no está enamorado, y que debe a la estimación que inspiran sus virtudes los favores que desea, no se cela de aquellos que viven familiarmente con su amigo; aborrecería más bien a los que huyesen de su trato, porque vería en este alejamiento una señal de desprecio, mientras que [271] aplaudiría todas aquellas relaciones, cuyas ventajas conociese. Parece natural, que dadas estas condiciones, la complacencia afiance la amistad, y que no pueda producir resentimientos. Por otro lado, la mayor parte de los amantes se enamoran de la belleza del cuerpo, antes de conocer la disposición del alma y de haber experimentado el carácter, y así no puede asegurarse si su amistad debe sobrevivir a la satisfacción de sus deseos. Los que no se ven arrastrados por el amor y están ligados por la amistad antes de obtener los mayorers favores, no podrán ver en estas complacencias un motivo de enfriamiento, sino más bien un gaje de nuevos favores para lo sucesivo.

»¿Quieres hacerte más virtuoso cada día? Fíate de mí antes que de un amante. Porque un amante alabará todas tus palabras y todas tus acciones sin curarse de la verdad ni de la bondad de ellas, ya por temor de disgustarte, ya porque la pasión le ciega; porque tales son las ilusiones del amor. El amor desgraciado se aflige, porque no excita la compasión de nadie; pero cuando es dichoso, todo le parece encantador, hasta las cosas más indiferentes. El amor es mucho menos digno de envidia que de compasión. Por el contrario, si cedes a mis votos, no me verás buscar en tu intimidad un placer efímero, sino que vigilaré por tus intereses durables, porque, libre de amor, yo seré dueño de mí mismo. No me entregaré por motivos frívolos a odios furiosos, y aun con los más graves motivos dudaré en concebir un ligero resentimiento. Seré indulgente con los daños involuntarios que se me causen, y me esforzaré en prevenir las ofensas intencionadas. Porque tales son los signos de una amistad que el tiempo no puede debilitar.

»Quizá crees tú que la amistad sin el amor es débil y flaca; y, si fuera así, seríamos indiferentes con nuestros hijos y con nuestros padres y no podríamos estar seguros de la felicidad de nuestros amigos, a quienes un dulce hábito, y no la pasión, nos liga con estrecha amistad. En fin, si es justo conceder sus favores a los que los desean con más ardor, sería preciso en todos los casos obligar, no a los más dignos, sino a los más indigentes, porque liberándolos de los males más crueles, se recibirá por recompensa el más vivo reconocimiento. Así pues, cuando quieras dar una comida, deberás convidar, no a los amigos, sino a los mendigos y a los hambrientos, porque ellos te amarán, te acompañarán a todas partes, se agolparán a tu puerta experimentando la mayor alegría, vivirán agradecidos y harán votos por tu prosperidad. Pero tú debes por el contrario favorecer, no a aquellos cuyos deseos son más violentos, sino a los que mejor te atestigüen su reconocimiento; no a los más enamorados, sino a los más dignos; no a los que sólo aspiran a explotar la flor de la juventud, sino a los que en tu vejez te hagan partícipe de todos sus bienes; no a los que se alabarán por todas partes de su triunfo, sino a los que el pudor obligue a una prudente reserva; no a los que se muestren muy solícitos pasajeramente, sino a aquellos cuya amistad, siempre igual, sólo concluirá con la muerte; no a los que, una vez satisfecha su pasión, buscarán un pretexto para aborrecerle, sino a los que, viendo desaparecer los placeres con la juventud, procuren granjearse tu estimación.

»Acuérdate, pues, de mis palabras, y considera que los amantes están expuestos a los consejos severos de sus amigos, que rechazan pasión tan funesta. Considera, también, que nadie es reprensible por no ser amante, ni se le acusa de imprudente por no serlo.

»Quizá me preguntarás, si te aconsejo que concedas tus favores a todos los que no son tus amantes; y te responderé, que tampoco un amante te aconsejará la misma complacencia para todos los que te aman. Porque favores prodigados de esta manera no tendrían el mismo derecho al reconocimiento, ni tampoco podrías ocultarlos, aunque quisieras. Es preciso que nuestra mutua relación, lejos de dañarnos, nos sea a ambos útil.

»Creo haber dicho bastante; pero si aún te queda alguna duda, si es cosa que no he resuelto todas tus objeciones, habla; yo te responderé.»



Análisis del discurso

Fedro había quedado admirado por el discurso de Lisias al igual que Sócrates. Sin embargo, aún existía algo de reticencia por parte de Sócrates a la hora de analizar el discurso. 

Crítica retórica

La repetición en reiterar siempre los mismos conceptos, daba la sensación de que a Lisias le hubiera sido difícil hablar de otro tema relacionado con el amor. Fedro no queda contento con éste análisis de Sócrates e incluso adhiere que no ha existido discurso más extenso en la antigüedad. Pero Sócrates dice a Fedro que esto no es cierto. Incluso, dice que ya han habido antiguos sabios que han hablado ya de éste tema. 

Fedro al preguntar quienes eran dichos sabios, Sócrates le nombra a Safo de Lesbos(3) y Anacreonte(4). Pero en realidad no lo recuerda bien aunque Fedro no duda que pudieron ser estos dos poetas. 


Preparación del discurso

Una vez escuchado y analizado el discurso, Fedro le propone a Sócrates pronunciar su propio discurso sobre el amor incluso ofreciéndole una estatua de los dos.

El tema que le propone Fedro es que el amante está más enfermo que el que no ama. El discurso debe ser mucho más enriquecedor que el de Lisias. No obstante, Sócrates no cree poder improvisar un discurso mejor que el de Lisias; por lo tanto, Fedro le insta a hacerlo porque de otra manera, ya no le dedicará más discursos en su nombre.

El discurso de Sócrates

Viéndose Sócrates forzado a pronunciar su discurso, comienza con una exhortación a las musas. Luego una investigación de lo que es el amor.

¿Qué es el amor?

Sócrates nos dice que el amor es un deseo y que hay dos movimientos o acciones en el amor:

  1. La Acción innata del deseo.
  2. La Acción adquirida de obtener siempre lo mejor.

Algunas veces una de estas dos acciones son predominantes, pero también hay momentos en que las dos son concordantes. Si se trata de una acción que nos lleva a la opinión de querer siempre lo mejor, esa acción la llamaremos templanza. Y la acción que lleve a los placeres se llamará intemperancia. 


La intemperancia

Este concepto se considera bajo muchos nombres. Cuando hablamos de intemperancia en el apetito, entonces a esto lo llamamos ''Glotonería''. Si la intemperancia se relaciona con la bebida... bueno ya sabemos como le llamamos a esto. Así, todo lo relacionado con la intemperancia tiene su propio concepto. Entonces el placer que es producido por el deseo de la belleza se le llama Eros (Amor). 

Los enamorados

Quien es dominado por los placeres y el deseo, se buscará alguien que sea de su agrado. El enfermo siempre quiere alguien que sea igual a él así como el enamorado no aceptará alguien que lo sobrepase o lo iguale. De hecho, hará todo lo posible para que tenga un nivel más bajo. 

Este mal lo tiene el enamorado y poniéndose celoso, aleja a su amado de otras relaciones que lo podrían engrandecer mucho más. Por lo tanto, el enamorado busca denigrar a su amado alejándolo de las cosas que podrían mejorarlo. 

El enamorado quiere ver a su amado despojado incluso de los familiares a quienes considerará como un estorbo para acometer su planes con su amado. Esto también incluye a los hijos.

Finalmente, el objetivo último del enamorado, es la saciedad del amado.


El segundo discurso de Sócrates

Después de que Fedro elogia y pide por favor que continúe el discurso, Sócrates le propone pronunciar otro discurso concerniente al mismo tema. Por otro lado, Sócrates se siente un tanto culpable por el discurso anterior a causa de que era casi igual al discurso pronunciado por Lisias; ésta era la razón de por qué Sócrates quiere pronunciar éste discurso.

La locura (Manía)

Sócrates se retracta de su discurso anterior y se propone a defender la postura del enamorado. Se podría calificar perfectamente al enamorado como un loco y al que no amó en su sano juicio, pero se debe recalcar que es la locura la que ha traído beneficios a los hombres. 


De hecho, Sócrates afirma que los antiguos consideraban la locura como algo divino, con un origen divino. La adivinación (maniké) es considerada por Sócrates como una de las artes más hermosas que han existido(5), incluso, más hermosa que la cordura que tiene su origen en los hombres.

Las enfermedades y patologías a las que estaban expuestos los griegos en la edad antigua, se han curado a través de los ritos y bailes en honor a los dioses. Estos ritos representaban una ''liberación de los males'' y aquellos eran procedentes nada más que de la locura. 

Existe otra inspiración divina que procede de las musas. Las musas despiertan una inspiración en los hombres y mujeres los cuales posteriormente, convierten esta inspiración en poesía. Sócrates dice que quien comience a hacer poesía sin la inspiración de tales musas, será un fracasado. Este es el 3er tipo de locura.

Los naturaleza y principio del alma (humana y divina)

La demostración de que el alma y la locura tiene principios divinos se basan en los siguientes enunciados:
  • Toda alma es inmortal, pues todo lo que se mueve a sí mismo, es inmortal.
  • Lo que no es movido por otro y se mueve a sí mismo, no cesa de moverse y es el principio de todo lo que se mueve.

El principio debe ser ingénito(1) puesto que si no fuera así, no podría ser principio. El principio no puede ser engendrado. Al mismo tiempo, si es ingénito debe ser imperecedero. 


El mito del carro alado
Continuación del discurso de Sócrates

El caballo y sus aurigas

Sócrates hace una comparación del alma totalmente influenciada por la cultura de sus tiempos. Describe al alma como el elemento que une a un auriga con sus caballos en un carro alado. El conductor o auriga maneja dos caballos; uno, el cual es blanco con cualidades buenas (noble, de buena estampa); el otro, un caballo negro con cualidades malas (irascible, concupiscente). La conducción de estos caballos, se hace realmente difícil en nuestras vidas.

Lo que constituye a un mortal


Como se había dicho anteriormente en el libro La República, el alma es lo que mueve al cuerpo. El alma en resumen, da vida a todo lo inanimado y recorre los cielos eternamente. El alma que pierde las alas, cae a la tierra en un cuerpo sólido y comienza a manejar un cuerpo, en cierto modo, el alma queda prisionera de un cuerpo. A este cuerpo que es manejado por un alma que cayó desde los cielos, se le llama mortal.

¿Por qué el alma cae o se eleva?

La fuerza de las alas del alma, consiste en llevar lo pesado hacia arriba. Todas las cosas buenas (lo sabio, lo bueno) del alma hacen que las alas del carro crezcan y suban mientras que las cosas malas (lo vergonzoso, lo ignominioso) hacen perecer a las alas del carro.

El alma que asciende a los cielos, es el alma que sigue sus buenas disposiciones y se acerca a la verdad. En cambio, el alma que sigue la opinión y el mundo sensible, estará obligada a caer aprisionada a un cuerpo. Una vez que se contempla la verdad, al mismo tiempo se contempla la belleza.

El amor es uno de los elementos que hacen que el alma se eleve. Es por esto que el enamorado se eleva mucho más en comparación del que no ama, puesto que no tiene amor.

División de las almas

A las dos partes del alma le habíamos dado forma de caballo y a la tercera forma de auriga. Las descripciones que se hacen del caballo blanco son las siguientes:

Caballo blanco:

  • Figura recta y erguida.
  • Cuello alto.
  • Ligeramente curvo.
  • Ojos negros.
  • Amante de la gloria.
  • Moderado.
  • Sumamente obediente.

Caballo negro:

  • Pesado.
  • Contrahecho.
  • Cuello robusto y corto.
  • Frente achatada.
  • Ojos grises.
  • Sanguíneo.
  • Compañero del exceso.
  • Soberbio.
  • Orejas peludas.
  • Sordo.
  • Desobediente.

El auriga debe coordinar la conducción de estos caballos hasta alcanzar el mundo de las ideas porque una vez que lo alcanza, verá la belleza y la verdad de este mundo. Como resumen, podríamos decir que la parte racional del alma corresponde al auriga, el alma irascible corresponde al caballo blanco y el alma concupiscible corresponde al caballo negro. Aquí termina el discurso.


''logógrafo''(2)


Fedro agradece el discurso de Sócrates y le informa que justamente, un político le había reprochado lo mismo de Sócrates a Lisias en el discurso, éste político lo trato de logógrafo. Fedro dice que son los políticos y los hombres más poderosos los que se abstienen de escribir discursos, pero Sócrates lo increpa y le dice que son precisamente los políticos y hombres poderosos los que quieren dejar discursos para la posteridad.

La estructura del discurso político, siempre se dirige a quien se va a dar el discurso ''El senado'' o ''el pueblo''. Si el político queda excluido de la logografía, estaría mal y no se sentiría bien consigo mismo. Por lo tanto, el político no podría rechazar la logografía y mucho menos esta profesión sería algo de qué avergonzarse.

¿Qué es la retórica?

Una de las cosas que Fedro dice que se necesita para escribir bien, es que no se necesita aprender lo que es justo, sino que se tiene que aprender lo que es justo a la multitud porque es ella la que juzgará. En este sentido, es la apariencia lo que persuade al público, no la verdad. Sócrates le responde que no dejen de lado esta idea, pero que se desarrolle de otra manera.

¿De que podría convencer una persona que hable de las cualidades de un asno, siendo que lo que verdad describe son las cualidades de un caballo? Pues estaría engañando a la gente y a sí mismo. Al mismo tiempo estaría conduciendo a su pueblo a una propagación de la ignorancia que finalmente terminaría en muchos problemas.

''En resumen, la retórica sería el arte de guiar a las almas a través de los discursos''.


La retórica sigue la misma lógica que el concepto en la alegoría de la caverna, sobre todo, la dicotomía opinión/conocimientos (Doxa/Nous).

El orden de la retórica

Sócrates enfatiza mucho el aspecto del orden en la retórica. No puede existir un discurso que sea desordenado, todo debe tener un orden:

  1. El preámbulo 
  2. La exposición y el testimonio 
  3. Los indicios
  4. Las probabilidades
  5. Las pruebas
  6. El suplemento de la prueba
  7. La refutación
  8. El suplemento de la refutación

La retórica y la naturaleza

Sócrates afirma que la medicina tiene el mismo proceso que la retórica. Ambos tienen que indagar en la naturaleza de un objeto; la medicina en el cuerpo; y la retórica a lo que se debe aplicar el discurso.

Lo primero que se debe investigar antes de hacer un discurso, es la naturaleza de lo que se va a aplicar en él, es decir, su naturaleza. Se tiene que indagar si esta naturaleza es uniforme como el alma, o bien, multiforme como el cuerpo. En segundo lugar investigar que produce el objeto de nuestro discurso y en tercer lugar, porque la naturaleza de éste objeto nos persuade y otras no. 


Los dioses en la locura

Existen dos tipos de locura. Una es atribuida a las enfermedades humanas y la otra a trastornos divinos (en el apartado ''el segundo discurso de Sócrates'' vimos solo 3 de ellas).

La locura que surge de la inspiración divina se divide en 4 partes:

  1. Apolo: La locura representada en la adivinación.
  2. Dioniso: La locura representada en la mística.
  3. Las musas: La locura representada en la poesía.
  4. Eros: La locura representada en el amor.
Para tener un mejor orden lo dejo así:


          
Dioses

Tipo de locuras

Apolo

Adivinación


Dioniso

Mística


Las musas


Poesía

Eros

Amor




Conclusión


Este libro tiene mucho parecido con el 4to libro de La República de Platón donde se habla de las partes del alma y también tiene un parecido con Fedón donde se habla de la inmortalidad del alma. Sin duda que podríamos dividir éste libro en dos partes: Una de la descripción del alma y la otra con la retórica (Aunque de la retórica se hablará después en el libro Gorgias de Platón). Un libro con el que vale la pena reflexionar sobre nuestra vida. Si en realidad nuestra alma fuera como un auriga con sus caballos ¿Cómo han estado llevando sus vidas?, ¿Qué caballo es el que predomina en la conducción de sus vidas?

martes, 6 de enero de 2015

Platón - Epinomis (o el filósofo).

Este libro es la continuación al libro Las Leyes, de hecho, se dice que éste libro sería el apéndice del libro las leyes. Aquí nos encontramos con los mismos personajes: Clinias, Megilo y el Ateniense. Esta vez se reúnen los 3 dialogantes para conversar algunas cosas que quedaron pendientes y desarrollar una temática que gira en torno a la vida del filósofo. Sin duda han habido muchos cuestionamientos a la existencia de éste libro, pero no deja de ser interesante todo lo que aquí se dice.

Referencias:

(1) Entiéndase esto en el contexto de la medicina antigua.

(2) También llamada ''La estrella de la mañana''.



Eπινομίς

Personajes:


- El Ateniense.

- Clinias.

- Megilo.



Contexto:

El contexto comprende a los mismos personajes del libro Las Leyes. 

La felicidad en los hombres

El Ateniense comienza diciendo que nadie puede ser realmente feliz. La vida es un estado de sufrimiento considerando incluso el principio de la vida. Ni siquiera la sabiduría se puede alcanzar puesto que esta no pertenece al hombre y éste siempre se ve angustiado por no poder alcanzarla. 


Las artes que no proveen de virtud

A muchos se los ha considerado sabios por las cosas que fueron capaces de hacer en tiempos pasados, pero que ahora parecerían ser simples artificios. 

Un ejemplo de esto es el proceso de convertir el trigo en harina. Si bien no es un mal procedimiento (e incluso fue muy útil para su época), al creador de éste método no se le podría llamar ''sabio''. Por otra parte, el Ateniense dice que a la agricultura en general no tiene nada de sabiduría, sino más bien naturalidad e inspiración divina. 

La construcción de casas, la arquitectura, el trabajo en maderas, metales, en barro o en tejidos son cosas útiles y que sirven para la sobre vivencia, pero no están vinculados necesariamente con la virtud. Nada de ésto engrandece el alma y la sabiduría, según el Ateniense.

Las artes de entretenimiento

Nada que este relacionado con el verso, la prosa o el dibujo puede estar relacionado con la sabiduría. Todas estas artes proceden de la imitación, como ya hemos visto en los libros de La República (sobre todo el Libro X ). 

Las artes en los oficios

Tenemos también el arte que proviene de la guerra, si bien este arte no pertenece al entretenimiento, fortalece el valor en los ciudadanos. En este aspecto, el arte de la guerra está vinculado de una manera mucho mejor con la valentía más que con la sabiduría.

El arte de la medicina tampoco podría estar vinculada con la sabiduría debido a que lo que se hace en medicina está relacionado con la memoria y la rutina(1). 

¿Qué ciencia nos sirve?

Antes de hablar de esa ciencia que nos provee de sabiduría, el Ateniense quiere hablar del Dios que nos la provee. A éste Dios que se refiere el Ateniense, es el Cielo. Es él quien ha dado al hombre la capacidad de pensar y de ver las cosas tal como son. Es el cielo el que vio el despertar del hombre y su evolución hasta nuestros días. Y la ciencia que lo acompaña, es indudablemente las matemáticas.

Sin el conocimiento de los números, el hombre no podría llegar a la sabiduría. Solo sería capaz de ejercer la memoria y los sentidos para lograr sus acometidos. Sin los números no se puede llegar a la razón y sin razón, no se puede llegar jamás a la sabiduría. Y finalmente, el que no puede ser sabio no puede ser feliz. 

Ninguna ciencia puede ser construida sin números. No importa su rango de utilidad, ninguna ciencia puede sostenerse por sí misma sin los números. El cielo y las matemáticas son los encargados de enseñar a los hombres las cosas del universo y de sí mismo porque gracias a la continuidad de los días y las estaciones del año, el hombre se ha visto obligado a establecer fechas y días que lo ubican en el tiempo. 


El origen de los dioses


En este apartado el Ateniense continúa refiriéndose a los ateos que habíamos comentado en el Libro X  de Las Leyes y se vuelve a recordar que el alma es anterior al cuerpo. 

Luego de tal introducción, se comienza a establecer el origen de los dioses. 

Definición del animal

La unión entre el cuerpo y el alma forma lo que todos llamamos como ''animal''. 

Los elementos y la sustancia

Existe 5 cuerpos elementales:
  1. Fuego
  2. Alma
  3. Aire
  4. Tierra
  5. Éter
Según la predominancia de cualquiera de estos elementos, se tendrá determinado animal. De aquí se desprenden algunas especies:

  • Primera especie: Referida a todos los animales que están en la tierra (incluyendo a los hombres) sean estos con muchos pies o sin ellos. Aquí predomina el cuarto elemento: La tierra.
  • Segunda especie: Referida a los animales que pueden ser producidos y ser vistos. Aquí predomina el primer elemento: El fuego.
Entrando en el análisis de esta dos, tenemos que la primera especie se mueve sin ninguna regla. La segunda especie, que es representada por la predominancia del fuego, se mueve con una armonía y orden admirable. Consideremos que lo que se mueve sin regla está desprovisto de razón, mientras que lo que se mueve con orden está provisto de razón. 

Los cuerpos celestes siempre se mueven en la misma dirección y siempre hacen las mismas cosas y se mantienen en ellas. Es por esto que a los astros también se les llama cuerpos inteligentes debido a éste movimiento que el Ateniense exclama. Estos cuerpos celestes solo tienen movimientos gracias a una fuerza más grande, esa fuerza es Dios. Dios tendría también que ser inteligente puesto que siempre tiene el mismo movimiento, nunca cambia.

Sería imposible que todos los cuerpos celestes se muevan sin un movimiento interior que los lleve a su tan exactas acciones, el elemento que las mueve es el alma.

En conclusión existen dos sustancias: 
  • Una corporal
  • y otra espiritual
La diferencia entre ellas es que el espíritu (o alma) tiene inteligencia y el cuerpo esta desprovisto de ella. El alma es la que manda y el cuerpo es el que obedece. 

Por lo tanto, de los cuerpos celestes se pueden decir dos cosas:
  1. Que son dioses y que por lo tanto hay que venerarlos como tal.
  2. O que son las imágenes de los dioses y hay que venerarlas como si fueran estatuas de dioses.
Como conclusión, la primera especie nombrada es mortal y la segunda es inmortal. 

Otro tipo de especie

Los dioses son inmortales y pueden aparecer cuando ellos lo estimen conveniente. Ellos son los que dirigen los movimientos de los astros (a no ser que los mismos astros sean dioses) y ordenan la sociedad de los hombres. Pero aún existe otra especie que es cercana a los dioses, pero que su elemento principal es el aire, estos seres son los demonios. Mientras que los dioses tienen como elemento principal y predominante el éter, los demonios tienen como elemento original y predominante, el aire. Ninguno de ellos puede ser visto (ni los dioses ni los demonios).

Ocho poderes en el cielo 

El Ateniense asegura que existen 8 poderes en el cielo y que son un conjunto de hermanos. Ellos son:

  1. El sol
  2. Luna
  3. Venus(2)
  4. Mercurio
  5. Marte
  6. Júpiter
  7. Saturno
  8. Mundo superior

Todo griego debe tener conocimiento de estos temas, así como también comprender que el clima de Grecia es uno de los más saludables al tener un clima en medio del frío del invierno y el calor del verano.



La ciencia de la astronomía

La causa de la ignorancia es la mala práctica que se hace de la virtud. Las personas que practican la virtud son las que benefician al Estado, son las que pueden enseñar a otros que son menos doctos. Y no solo están dispuestos a enseñar, sino que también a aprender.

Existe una ciencia que es la única que puede inspirar piedad en los dioses. Una ciencia que lleva intrínsecamente la disciplina de las matemáticas, ésta ciencia es la astronomía. 

La forma de estudiarla se basa en el estudio de los 8 poderes mencionados anteriormente, sobre todo los 7 que son planetas. Luego tenemos en segundo lugar la geometría que hace conmensurables a todos los objetos de la tierra y del cielo. 


Conclusión

La astronomía sería el estudio por excelencia para alcanzar la sabiduría y también para venerar a los dioses. El llamado ''apéndice'' del libro Las Leyes ha estado fuertemente cuestionado por los expertos estudiosos de la filosofía griega. Sin embargo, es innegable el contenido platónico que tiene éste libro, sea quién lo haya escrito, continuó muy bien el trabajo del filósofo. En mi opinión, un libro que reitera la importancia de las matemáticas y el sistema solar en la educación y el saber.

domingo, 4 de enero de 2015

Platón - Las Leyes (Libros XI y XII: Código civil / Consejo nocturno).

Los dos últimos libros de Las Leyes de Platón. Esta vez veremos todo lo concerniente al código civil y al consejo nocturno que presidian los magistrados en la antigua Grecia. Clinias y Megilo comienzan a entender los difíciles entramados que implica fundar una ciudad con sus leyes y castigos que deben aplicarse. Seguimos viendo también el comunismo en cuanto a los ciudadanos; concepto de igualdad y convivencia en común.

Definición:

(1) Libertos: Eran esclavos que tenían concedida su libertad por sus amos. Sin embargo, sus antiguos dueños pasaban a llamarse patronos y tenían que trabajar para ellos.

(2) Tisis: Otra de las formas de como llamar a la tuberculosis.

(3) Censor: Magistrado que se encargaba de la moralidad pública.

(4) Taxiarca: Coronel tribal Ateniense.

(5) Hiparca: Oficial de caballería.

(6) Minas: Unidad de peso y moneda.



Referencias:

(1) Desde los tiempos antiguos, los adivinos han sido los que dan consejos a los reyes y gobernadores sobre diversos asuntos.

(2) Los mercaderes en este aspecto tenían una connotación negativa; lo que quiere decir el Ateniense con esto, es que no trafiquen.

(3) Máxima del Ateniense.

(4) Dualidad que representa la filosofía de Platón, dándole más importancia al alma que al cuerpo.


LIBRO XI
(Código civil)


Pertenencias


Nadie debe tocar las cosas del otro sin el consentimiento de los magistrados. De aquí se desprenden las cosas que se deben y no se deben hacer en cuanto a las pertenencias.
  • Si una persona conserva un objeto que pertenece a otra, entonces la primera persona tendrá que devolverla inmediatamente. No hay consentimientos por los oráculos de los adivinos(1)
  • Se tiene que seguir la lógica de que no se puede mover lo que es inmóvil.
  • Quien vea al ladrón que sustrajo un objeto que no es suyo, tendrá que avisar a los astinomos en la ciudad y a los agoranomos si esto pasó en la plaza pública.
  • Cuando se capture al ladrón se tendrá que deliberar junto al oráculo de Delfos el destino del ladrón.
  • Si el que denuncia al ladrón es esclavo, el Estado le dará la libertad inmediatamente. 


Luego de ésto, sigue la ley concerniente a las cosas que se encuentran perdidas en la ciudad:

  • Nadie puede tomar las cosas que se hayan dejado en la ciudad. 
  • Si un esclavo se atreviese a tomar una cosa que ha sido dejada en la ciudad, la lleva a su casa y además no le pertenece, quien lo sorprenda podrá azotarlo las veces que quiera.
  • Si un hombre libre tomara una cosa que no le pertenece con las mismas condiciones mencionadas anteriormente, tendrá que pagar el decuplo de lo que vale el objeto que robó.


Ahora se verán las condiciones de los ciudadanos para tener esclavos o libertos(1):
  • Si un esclavo se escapa o es fugitivo, el dueño podrá castigarle como estime conveniente siempre que sea de una forma lícita.
  • Un esclavo puede ser considerado libre por otro ciudadano libre, pero este esclavo tendrá que cumplir las ordenes de los dos amos. Estos esclavos que son nombrados libres por otros ciudadanos libres, tendrán el atributo de llamarse ''Libertos''.
  • El liberto no puede llegar a hacerse más rico que su amo. Si se excede, el patrono adquirirá su exceso de riqueza.
  • Los libertos no pueden permanecer más de 20 años en el Estado. Pueden permanecer más si los magistrados así lo confieren.

El mercado público

Todas las transacciones y compraventa de pertenencias se deben realizar en el mercado público y estas son sus condiciones:
  • Todas las compraventas deben realizarse en el mercado público y no en otro lugar.
  • Todos los prestamos también se llevarán a cabo en el mercado público.

Así se establecerán las relaciones del comprador y del vendedor:
  • El que venda un objeto por 50 dracmas, tendrá que quedarse en la ciudad por 10 días después de que haya realizado la venta. Es preciso que el comprador conozca la casa del vendedor.
La rescisión de estos contratos puede asumirse de 3 maneras:
  1. Si un esclavo que tiene tisis(2) o cualquier enfermedad mortal que lo aqueje, es vendido a un medico o a un gimnasta, entonces la rescisión no tendrá lugar y tampoco tendrá lugar si el vendedor le dice la enfermedad al comprador. 
  2. Si el vendedor es entendido y el comprador ignorante, el comprador podrá volver si no está satisfecho con la compra.
  3. Quien no cumpla con estas condiciones tendrá que pagar el doble del precio de la cosa vendida. 


Ventas en el mercado público

Las ventas en este aspecto deben ser muy claras. De aquí se desprende que siempre debe decirse la verdad de las cosas que se tienen y además, decir la verdad a las personas que son superiores a un ciudadano normal. El Ateniense propone una jerarquía.

  • Los padres son superiores a los hijos.
  • Los hombres son superiores a las mujeres y los jóvenes.
  • Los magistrados son superiores a los simples ciudadanos.

Todo esto se encuentra en todo orden político y de gobierno. Así, estableciendo que no deben haber mentiras en la compra venta, se dictan las siguientes leyes. 

  • El vendedor no puede poner dos precios en un mismo día. Si no encuentra comprador, debe retirar su mercancía. 
  • El vendedor no puede alabar su propia mercancía.
  • Quien ve a un vendedor vendiendo cosas adulteradas, debe denunciar y la mercancía pasará a ser suya si es esclavo o extranjero establecido.
  • En cuanto al vendedor que venda cosas adulteradas, será azotado cuantas veces se estime conveniente. 

Magnates y mercaderes

El Ateniense nos dice que existen personas que acumulan riquezas, lo hacen en su propio beneficio. Por otro lado, dice que estas profesiones no son las que corrompen al hombre. Éstas profesiones son buenas pero cuando se llevan a cabo por medio de la virtud. Al mismo tiempo se pregunta ¿Cómo arreglar éste problema en un gobierno sabio? El Ateniense nos da algunas soluciones:

  1. Reducir el número de mercaderes en el Estado.
  2. Solo deben ejercer ésta profesión las personas que hagan poco daño al Estado.
  3. Que la riqueza no se obtenga de manera fácil e inmediata. 

Así se prescribiría la siguiente ley para los Magnates y para el trafico:

  • No deben convertirse ni por voluntad, ni por elección en mercaderes(2).
  • Quien ejerza trafico en el Estado, será citado ante los tribunales y se le acusará de deshonra a la familia.
  • Solo pueden ejercer el trafico los extranjeros.

Los magnates y los mercaderes serán vigilados en el Estado de modo que no atenten con ninguna de estas leyes. No porque un ciudadano tenga buena educación significa que no podrá corromperse, se espera que si estos llegaran a ser mercaderes o magnates, debe asegurarse que no cometan perjuicios al Estado o que se cometan pocos. 



La herencia

Los ciudadanos que estén viviendo los últimos días de su vida, no podrán poseer sus riquezas y por lo tanto, tendrán que dárselas a su familia. Es por eso que se deben crear los testamentos.

En cuanto a la ley....

  • El padre debe heredar sus pertenencias y riquezas al hijo que juzgue más conveniente. Con respecto a los otros hijos, si el padre decide dar a su hijo en adopción, lo debe expresar en el testamento.
  • No se puede negar la herencia a un hijo varón, como tampoco se puede negar la herencia a una hija pedida en matrimonio. 
  • Si el padre no deja testamento, la familia tendrá que hacerse cargo del mismo y si no es la familia, tendrá que hacerlo un amigo. 
  • Si el padre muere dejando hijas, el hermano del difunto podrá casarse con la hija y heredar la fortuna. Si no tiene hermano, habrá un sobrino quien la herede aplicándose los mismos efectos.
  • Si la hija del padre (y este sin tener más que una hija) no está en edad núbil (o no es madura), podrá elegir con quien casarse y compartir la herencia con quien se case.
  • Si alguien no tiene hijos ni tampoco deja testamento, la herencia se entregará a quienes sean de parentesco con el difunto. La hermana/o será quién primero/a reciba la herencia; si no es ella, la hija del hermano; si no es él, la hija de la hermana; si no es ella, la hermana del padre; si no es ella, la nieta del padre por su hermano y por último; si no es ella, la nieta del padre por su hermana.


La Familia

Huérfanos

Según el Ateniense, los huérfanos nacen dos veces. Pareciera ser que no solo es una preocupación de hoy en día la situación de los huérfanos, sino que también en la antigüedad fue un asunto concerniente para la filosofía. 

En el segundo nacimiento, los huérfanos se ven sin padres y el Estado debe hacer algo para que esta situación no permanezca así. Deberían ser los ''guardadores de las leyes'' quienes se encarguen de estos niños por algunos años, pero antes, el Ateniense propone agregar algunas cosas.

El Ateniense advierte a las personas que dejan a sus hijos sin tutela, que los dioses los castigarán terriblemente, ya que ésto no está bien a los ojos de los dioses. Los legisladores tendrán que cuidar de estos huérfanos y si cometen alguna injusticia, serán castigados severamente.

  • Los magistrados encargados de la tutela de los huérfanos, tendrán que educarlos y cuidarlos como si fueran sus propios hijos. El castigo será una indemnización determinada por los jueces. 

Padres e hijos

De manera general, los problemas de la familia ocurren por que uno de sus miembros no está actuando de manera armoniosa, o más bien no quiere hacerlo. Las peleas entre padres e hijos son recurrentes incluso en nuestra sociedad, pero existe una legislación que da una categorización a estos conflictos.

En la Antigua Grecia también era un problema recurrente y el Ateniense pensaba las siguientes leyes:

  • Si los padres consideran que su hijo debe ser desterrado de la ciudad, tendrán que reunir a todos los familiares y acusarlo de manera colectiva. El hijo también tendrá oportunidad de defenderse.
  • Si los votos de renunciar a su hijo son mayores, entonces el hijo se tendrá que ir de la familia; de lo contrario, podrá quedarse. 
  • Si el hijo llegara a irse y alguien externo a la familia quisiera adoptarlo, que ninguna ley se lo impida.

Como podemos ver en este parafraseo, las leyes beneficiarían a los padres más que a los hijos. Sin embargo...

  • Los hijos pueden acusar a sus padres a los magistrados si los padres no cumplen con sus funciones o hayan cometido alguna mala administración en la familia.

Separación de padres

La separación de padres se debía cuando los dos espíritus tenían características irascibles. Por otro lado, se postula que deben hacer los padres una vez que se separan.

  • Si los padres deciden separarse, los legisladores tratarán de reconciliar las partes, pero si no pueden, tendrán que buscar otra pareja para cada individuo.
  • Si un padre pierde a su mujer y ésta mujer lo deja con muchos hijos, entonces el padre tendrá que cuidarlos y educarlos.
  • Si un padre pierde a su mujer pero no tiene hijos, entonces se tendrá que volver a casar.
  • Si muere el padre dejando a muchos hijos en su vida, la mujer se encargará de ellas. Si la mujer no es capaz de hacerlo, podrá hacerlo alguno de sus parientes.


Custodia de los hijos

Al parecer, los esclavos no tienen derecho a permanecer con los hijos que engendren debido a las siguientes leyes: 


  • Las esclavas que mantienen relaciones carnales con un liberto o un hombre libre y tengan hijos, tendrán que entregar a sus hijos al dueño de la esclava. 
  • Los esclavos que mantienen relaciones carnales con una liberta o una mujer libre y tengan hijos, tendrán que entregar a sus hijos al dueño de la esclavo.

Honra a los padres y ancianos

Así como se honra a las estatuas de los dioses, a los padres y ancianos se les deben honrar igualmente como si fueran estatuas. La razón de esta veneración que deben tener los hijos hacia los padres, es que en la antigüedad las tragedias siempre tomaban una connotación educativa y cultural (sobre todo las tragedias). Los dioses siempre han escuchado las súplicas de los padres; es por esto que los hijos deben tener miedo y veneración a estos por el resto de sus vidas.


Delitos por drogas

Drogas

Ya se había hablado anteriormente en otro libro analizado en este blog (Libro X de Las Leyes) donde se castigaba a quien podía envenenar a otra persona por medio del cuerpo. El dopaje ya existía en los juegos olímpicos de la antigua Grecia.

 De esta forma, existen dos maneras de maleficios:

  • Cuando se daña a otros cuerpos usando la virtud natural del otros cuerpos.

  • Cuando se emplean encantamientos.

Es verdad que hay personas que exhortan a consumir drogas ignorando los efectos de estas (El Ateniense dice esto porque es el médico quien conoce los verdaderos efectos y no otra persona). 
  • Si un médico exhorta a una persona a consumir drogas, se le condenará a muerte.
  • Si un hombre libre (sin ser médico) exhorta a una persona a consumir drogas, se le dará una multa o una pena que los jueces estimen conveniente. 


LIBRO XII
(Consejo nocturno)


Asuntos militares


La desobediencia en los asuntos militares se paga caro. Los aprendices de técnicas y estrategias militares deben obedecer al que tenga mas experiencia, pero por sobre todo al que tiene el mando a la hora de enseñar. Nadie puede obrar por iniciativa propia, solo deben seguir las ordenes de quién manda por que es él quien dirige. 

En este sentido, podemos ver la connotación comunista en Platón. 

''Todos deben dirigirse hacia las mismas metas y que siempre y en todo, no tengan más que una manera común de vivir''.

Se llega aún más lejos. El Ateniense dice que la independencia debe ser desterrada de la vida de los hombres. La dicotomía Obedecer/Mandar es un acto en conjunto y armonioso, y la independencia lo arruinaría. Esto no solo debe ser aplicado a los hombres, sino que también hacia los animales según el Ateniense.

Servicio militar

Los alistados y soldados deben ir a la guerra. Los que sean valientes y se muestren virtuosos (siempre y cuando los hechos lo demuestren) recibirán como recompensa una corona de olivo. 

Quienes huyan del campo de batalla y se dirijan a sus casas sin el consentimiento de los jefes, serán acusados de desertores.

En este aspecto, el Ateniense recomienda tener sumo cuidado, puesto que puede inventarse calumnias a soldados que realmente no huyeron. Las leyes están con la justicia y la justicia tiene pudor y es por esto que las leyes aborrecen las mentiras(3).

Por lo tanto, es preciso identificar lo vergonzoso de lo necesario debido a que puede pasar que el soldado tire las armas en una situación verdaderamente amenazante o que tome parte de una estrategia. Desde aquí, el Ateniense propone una ley:

  • Quienes arrojen sus armas por miedo o temor a los enemigos que le acechan, y, atraído por un acto cobarde, tiran las armas y corren a casa, serán juzgados y condenados como lo dicten los magistrados. Además tendrá que pagar 1000 dracmas si es de primera clase; 5 minas si es de segunda clase; 3 si es de la tercera; y 1 si es de la cuarta. 


Censores(3)

Los censores, que deben ser personas respetables y educadas, deben dar el ejemplo si quieren vigilar las costumbres de los demás ciudadanos, sobre todo, la actitud de los cobardes en la guerra. 

Por eso, la elección de ellos debe ser rigurosa y muy bien planeada. Una vez que el sol pase por todos los signos del estío y del invierno, todos los ciudadanos se reunirán en el templo erigido a Apolo y votarán a 3 ciudadanos mayores de 50 años que sean tenido como los más virtuosos. Uno de ellos se convertirá en el censor y en cada ciudad debe haber un censor, en total, habrán 12 censores. 
  • Se escogerá como pretor a quien tenga más sufragios. 
  • Si los 3 reciben un numero igual de votos, se descartarán los votos de los jóvenes.
  • Los censores ejercerán su cargo hasta los 60 años.

Estos censores examinarán las conductas de cada ciudadano en las 12 tribus. Además existen recompensas y castigos para estos:

  • Si son bien evaluados por el voto unánime del pueblo, ocuparán el primer lugar en todas las asambleas solemnes.
  • Si el censor escogido no ejerce bien su trabajo y lo hace con vicio y sin virtud, será privado de su cargo, de la censura y de los premios de la virtud que son concebidos.
    • Si es convicto, se le privara de su cargo y de su sepultura.

Los procesos de Radamanto

Los procesos que dirigía Radamanto, se tenían que hacer en honor a los dioses y no a los hombres. El Ateniense dice esto, puesto que en Grecia existían muchos hombres que creían y no creían en los dioses. Las razones de esto llevaban a que no se aceptara mezclar las cosas divinas con las de los hombres, pero el Ateniense opina todo lo contrario. Es así, que el Ateniense propone las siguientes leyes:
  • Todo juez debe prestar juramento antes de dictar sentencia.

Los extranjeros

El Ateniense nos dice que los viajes de los extranjeros a la ciudad podrían provocar un mal, al estar estos acostumbrados a otra cultura u otro comportamiento. Sin embargo, no se puede prohibir a los ciudadanos viajar a otros países como tampoco se le puede negar a los extranjeros la entrada a la ciudad. 

Si los hombres no pudieran salir a visitar a otros países, los condenarían de bárbaros y la reputación de la ciudad decaería y no se vería bien frente a los otros Estados. Es por esto que se debe permitir entrar a los extranjero y que los ciudadanos puedan salir, siempre y cuando sus acciones sean dirigidas por la virtud. Ahora se piensan las siguientes leyes:

  • Nadie puede salir del Estado antes de los 40 años.
  • Nadie puede viajar en nombre propio. Todos deben viajar en nombre del Estado, como heraldo, como observador o como embajador (No se contarán las expediciones militares). 
  • Se puede viajar a otros Estados por motivos de educación.

De aquí se desprenden las acciones que deben tomar quienes vayan a otros países en condición observador.

  • Si va a un país como observador, éste debe tener 50 años.
  • El observador debe destacarse por su disciplina militar (Esto dará una mejor apariencia y representación). 
  • Podrá ser observador por un período de 10 años(debe retirarse a los 60 años).
  • El observador luego de retirarse de la ciudad extranjera, tendrá que mostrar y hablar de todo lo que haya observado a un consejo que lo estará esperando en la ciudad.
  • Si las investigaciones no resultan ser muy provechosas, se le agradecerá el haber ido a tal país.
  • Si las investigaciones resultan ser muy provechosas, se le darán los mayores elogios a tal observador.

Los extranjeros que visitan a la ciudad

Hay 4 clases de extranjeros que el Ateniense postula: 

  1. Los que se quedan en la ciudad por un corto período de tiempo. Éstos van de país por país en diversos tiempos del año comerciando y enriqueciéndose. Los magistrados deben asegurarse que éste tipo de extranjeros no atenten contra las leyes de la ciudad.
  2. Los que deleitan sus ojos y oídos en la ciudad debido al paisaje y a la música. Los sacerdotes deben asegurarse que a estos extranjeros no les falte nada.
  3. Los que visitan el Estado por motivos de negocios. Éstos serán recibidos por generales, taxiarcas(4) e hiparcas(5).
  4. Los que vienen de otros países para estudiar las costumbres. Ninguno de ellos podrá interferir ni mucho menos incitar a cambiar leyes os costumbres del país que visita.


    Administración de la justicia


    En la administración de la justicia lo primero que debe ser visto desde la perspectiva de los tribunales. 

    • Los primeros tribunales deben estar compuestos por árbitros (en realidad estos árbitros cumplían las funciones de jueces). 
    • El segundo tribunal debe estar compuesto por los jueces de cada barrio. Se debe recurrir a este tribunal cuando le primero no llegue a un consenso.
      • El demandado que apele a este tribunal y sea condenado en el mismo, pagará una multa expresada en la quinta parte del dinero acordado en el tribunal.

    El cierre de los procesos

    Llegamos a la parte que da fin a los procesos y que deben hacer los jueces en estos casos:

    • Se deben entregar todos los bienes que quien o quienes hayan ganado el juicio y dar castigo a la parte adversa.
    • Si en el espacio de un mes las dos partes no llegan a una conclusión amistosa, el tribunal conocedor del juicio dará todos los bienes a quien hay ganado.
    • Cualquiera de las dos partes que ofenda a los jueces del proceso, serán condenados a muerte. Ofenderles es como ofender al Estado y a las leyes mismas.

    Las muertes

    Los interpretes se encararán de las ceremonias que tengan que ver con los funerales. No se pueden levantar monumentos ni estatuas en tierra que sirva para el cultivo, sino que solo en la tierra que sea exclusivamente para erigir estos monumentos. 

    En este aspecto el Ateniense se expresa sobre el conocimiento que los legisladores deben tener en cuanto a al dualidad que existe en el cuerpo (soma) y el alma(4) (psyque). El legislador debe saber que

    ''el cuerpo es solo una imagen que nos acompaña a cada uno de nosotros'' 

    La personas no deben estar preocupadas del cuerpo pensando que éste, es el elemento que se va al otro mundo junto con nosotros. Es por esto que no deben hacerse excesivos gastos en una tumba o en los funerales. Para eso se proponen las siguientes leyes:

    • Los ciudadanos de primera clase deben pagar no más de 5 minas(6).
    • Los ciudadanos de segunda clase deben pagar no más de 3.

    • Los ciudadanos de tercera clase deben pagar no más de 2.

    • Los ciudadanos de cuarta clase deben pagar no más de 1.

    Serán los mismos familiares quienes elijan a los guardadores de las leyes para que lleven a cabo el proceso de los funerales. No se puede gritar ni lamentarse en los funerales que se lleven a cabo, si se puede llorar.


    El hombre de Estado

    No se puede menos preciar la razón en todo orden de cosas. Una nave debe ser manejada por solo una persona que sea el líder y que comande a los demás que utilizarían su cuerpo. 

    Todas las leyes tienden hacia un solo objetivo y ese objetivo es la virtud. El hombre del Estado debe cumplir con los 4 tipos de virtud que nombrábamos anteriormente (Libro I de Las Leyes). Estos 4 tipos de virtud se entienden como una sola, siempre que se hable de una de ellas, se hablará al mismo tiempo de todas. 

    Clinias difiere un poco con el Ateniense puesto que el valor y la prudencia (los primeros elementos de la virtud) pueden diferenciarse perfectamente. Se puede ser valiente sin tener que recurrir a la razón y la prudencia, que dicho sea de paso pertenece inexorablemente a la razón, se diferencia entonces del valor.

    ¿Como se explica entonces que los 4 elementos de la virtud pueda llamarseles como un solo tipo de virtud?

    Como lo ha dicho Sócrates en libros anteriores, no es aconsejable tener la mirada sobre múltiples objetos. La multiplicidad pertenecería al  mundo de las cosas sensibles. Recordemos a la persona que se maravilla con las luces y el espectáculo; éste tipo de personas tiende a fijar su mirada a lo múltiple, pero el sabio solo mira a lo que es ''uno''. Lo que quiere decir el Ateniense aquí, es que si miramos desde un punto fijo una sola cosa, podríamos mirar las demás en cuanto a la primera; por ejemplo, si comenzamos por conocer en profundidad el concepto de virtud, miraremos todas las demás cosas desde ese punto. Esto representará más tarde en Aristóteles el método inductivo: Elaborar conclusiones generales a partir de observaciones particulares.




    Conclusión

    En mi opinión, el libro Las Leyes no parece ser un libro filosófico, al contrario, me parece que es un histórico. Un libro que pertenece a la descripción y a la idea de tener una legislación en cierto período histórico. Por otro lado, es cierto que aparecen conceptos como ''el primer motor'', ''el movimiento'' y ''la virtud''. Es un libro recomendable para conocer el contexto de la historia antigua y cómo se pensaba en términos de leyes. El próximo libro que vienes es Epinomis o el filósofo que es también considerado el apéndice de Las Leyes.