Hemos visto la primera parte de este tratado la cual resultó larga y también difícil de entender, pero ya nos acercamos al final. Tenemos al menos 7 capítulos más que nos separan del final, aunque no del final del tratado mismo sino que del tema que ha concernido a esta parte. De lo anterior aún nos quedan ciertas dudas sobre el intelecto y el alma, pero lo que nos queda muy claro es que el intelecto es una parte del alma y que está separado de ella. Veamos que nos tiene ahora San Alberto Magno.
Referencias:
(1) Entiéndase que las palabras ''inteligible'' pueden tomarse como homònimos: sustantivo la primera; adjetivo la segunda.
Sobre el alma
Tratado II: La parte racional del alma
Capítulo XIII: Solución de las cuestiones anteriores
Capítulo XIII: Solución de las cuestiones anteriores
Hay dos cosas que San Alberto Magno se propone terminar en este tratado:
- El intelecto es separado en todos los hombres
- El intelecto posible es lo mismo que la materia
En la primera parte ya vimos que el intelecto es separado del cuerpo, pero que su parte intelectiva se comunica con el cuerpo. Así es que el cuerpo también lo hace a través de la fantasía y la imaginación.
Para Alberto Magno, lo Universal existe por doquier y siempre, y es idéntico en todas la almas. Por otro lado, el intelecto posible es distinto en todos los hombres, pues unos son diferentes a otros, en otras palabras el intelecto posible está relacionado con el intelecto especulativo.
La segunda cuestión planteada ta se refutó hace algunos capítulos, pero no está mal recordarla. Vemos que el intelecto puede abstraer cualquier forma universal, por lo que este sería el principal argumento en contra de la similitud entre la materia y el intelecto posible.
Capítulo XIV: El intelecto es separado y sin mezcla
San Alberto Magno presenta 10 argumentos para sostener que el intelecto es separado y sin mezcla:
- El intelecto no se destruye, la materia sí. El intelecto no es una facultad orgánica.
- Ninguna facultad orgánica se aprehende a sí misma (ejemplo, la imaginación no se imagina a sí misma).
- Una facultad orgánica no aprehende las características de un órgano.
- Si una facultad se aprehende sí misma, tendría que hacerlo por medio de un instrumento como el espíritu.
- La facultad corpòrea no aprehende un objeto débil después de aprehender uno intenso.
- Así como los animales solo tienen facultades corpóreas, el hombre tiene facultades racionales.
- Las facultades orgánicas se debilitan empezando los sesenta años.
- Si el intelecto fuese una facultad del cuerpo, sólo entendería la forma una vez ésta estuviera en el cuerpo.
- Cuando lo inteligible se despoja de medidas, ubicación y figuras, se vuelve inteligible(1).
- El intelecto es infinito e indeterminado, la materia no lo es.
De esta forma, tenemos todos los argumentos para establecer que el intelecto está separado del cuerpo.
Capítulo XV: El intelecto no se mezcla con el cuerpo
Parecen suficientes los argumentos de Alberto Magno, pero aún queda decir que el intelecto no se mezcla con el cuerpo por una razón muy simple: si esto fuera así, entonces el intelecto debería tener características materiales como el frío, el calor, la humedad, etc.
Lo material siempre se ve saturado por el exceso del mundo sensible; sin embargo, por más saturación que exista, el intelecto posible podrá abstraer las formas de todo aquello sin saturarse.
Capítulo XVI: Un solo sentido puede distinguir entre sensibles e inteligibles
En efecto, podemos ver cualquier objeto en cuanto existencia material e inteligible; por ejemplo podemos saber que el agua existe en cuanto podemos tocarla, y que también existe en cuanto sabemos sus propiedades.
En este respecto, tanto el sentido como lo inteligible trabajan de forma separada, pero de alguna manera el hombre conoce las dos. ¿Qué es aquello que nos ayuda a conocer tanto la materia como lo abstracto? la respuesta es el alma. Ella es la que puede discernir entre lo sensible y lo inteligible, podríamos decir que estos dos últimos aspectos se complementan para que el alma pueda conocerlos finalmente.
Capítulo XVII: El intelecto como sujeto de la recepción
El intelecto tiene que verse como una tabula rasa que no contiene nada desde un principio, pero que luego comienza a formarse en ella la escritura. De este modo, llamaríamos al intelecto posible como una especie de elemento receptivo que recibe toda la información sin materia, sin movimiento ni tiempo. Tanto es así que el intelecto logra incluso entenderse y pensarse a sí mismo.
Capítulo XVIII: La composición del alma
Siendo la materia la potencia de todas las cosas, esta no puede moverse o manejarse por sí misma; por lo tanto, esta necesitará de una propiedad incorpórea y es ahí donde entra el intelecto. El intelecto sería el agente que da la forma a la materia para que esta finalmente sea completa.
Sin embargo, existe una diferencia entre el intelecto agente y el intelecto posible. Mientras el intelecto posible puede entender lo que es externo a él y a él mismo, el intelecto agente sólo entiende lo que tiene que ver con el sujeto.
Alberto Magno se place mucho con la explicación de Averroes sobre los intelectos:
''Tanto la materia como la forma necesitan principios; la materia es principio de las cosas corpóreas, mientras que el intelecto es principio de las cosas incorpóreas''
Otra diferencia que está entre el intelecto posible y el intelecto agente, es que el agente obra universalmente y el intelecto posible recibe lo universal.
Capítulo XIX: Intelecto posible, agente y especulativo
En este último capítulo Alberto Magno describe tanto el intelecto posible, el intelecto agente como el intelecto especulativo:
Intelecto agente
- Este se dedica a la abstracción de formas inteligibles para hacerlas simples y universales.
- Ilumina el intelecto posible.
- No puede entenderse a sí mismo.
- Es primero en acto.
Intelecto posible o material
- Se relaciona con las formas producidas por la fantasía.
- Recibe todo el conocimiento universal abstraído.
- Puede entenderse a sí mismo.
- Entiende a través de los fantasmas de la fantasía
Intelecto especulativo
- Cambia y modifica su forma.
- Cambia de la potencia al acto.
Puede pensarse que como el intelecto agente es primero que el posible, ambos son compuestos. Sin embargo, esto no es correcto porque ambos son en realidad una unidad, aunque sus funciones sean distintas. En efecto, nunca podremos decir que el intelecto es algo material, pues este siempre es inteligible.
Conclusión
Hemos finalizado el segundo tratado sobre el intelecto, y a su vez la segunda parte de las facultades. Es grato de ver que Alberto Magno coincide con las teorías de Averroes con respecto al intelecto posible, haciendo mucho más entendible el concepto, pues de negarlo implicaría una crear una confusión aún más grande. Nos quedan dos tratados más con respecto al alma y terminamos todo lo referente a este concepto.
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