viernes, 28 de diciembre de 2018

San Alberto Magno - Sobre el alma (Libro III: Facultades aprehensivas y motrices) (Tratado IV: Facultades motrices).

Es cierto que ya habíamos visto los conceptos de movimiento en cuanto al cuerpo, y lo relacionado que éste estaba con el tiempo. Nuevamente veremos el concepto de movimiento, pero esta vez por medio de las facultades motrices del alma donde aún quedan aspectos de importancia a desarrollar por el filósofo. Una pregunta relevante para esta introducción sería ¿está el movimiento en una parte dentro del alma o fuera del alma? esta y otras preguntas serán contestadas en los siguientes apuntes de filosofía. 

Referencias:

(1) Parece ser que Alberto Magno creía en la bondad interior del hombre al igual que San Agustín de Hipona. En otras palabras, estos dos filósofos creían que el hombre era naturalmente nuevo. 
(2) Los mismos principios sociales que postulaba Aristóteles.

Sobre el alma

Tratado IV: Facultades motrices

Capítulo I: La parte motriz del alma


Para Alberto Magno, el discernimiento es tanto el movimiento del intelecto como también de los sentidos. Sin embargo, hay que ver si este movimiento está en una parte del alma, o pertenece al alma en su totalidad para poder ser ejecutado. También esta investigación presenta inmediatamente otra pregunta: ¿cuántas son las partes del alma? de acuerdo con Alberto esto no podría ser cuantificado. 


El mismo Platón dividía el alma en dos diciendo que una es racional y otra irracional, donde en esta última se encuentra la ira o la concupiscencia. No obstante, ¿qué pasaría con las facultades sensitivas y vegetativas que también parecen ser del alma? ¿son estas racionales o irracionales? parece que no las podemos situar en ninguna parte y es por eso que debemos decir que hay más que dos partes. 

Todos estos efectos que el alma tiene propio de su parte vegetativa o sensitiva son cierto tipo de movimientos. Alberto Magno verá todo aquello en los siguientes capítulos. 

Capítulo II: Movimiento vegetativo y sensitivo

Movimiento local

El movimiento local es ese movimiento físico que mueve al animal de un lugar a otro. Alberto nos dice que la parte vegetativa del alma no mueve localmente al animal, pues el apetito en realidad no mueve al no ser una facultad física. Con respecto a lo vegetativo, esto tampoco es posible. De hecho, pensemos en las plantas que son la única facultad que tienen; si estas tuvieran un movimiento, entonces deberían tener órganos que les correspondiesen como piernas o manos.

Se dice que las plantas tampoco tienen la facultad sensitiva por lo que no pueden sentir; por lo tanto, la parte del alma relacionada con el movimiento es otra. 

Capítulo III: Tres intelectos simultáneos son lso que producen el movimiento local

Por supuesto, el intelecto especulativo no puede formar parte de las causas del movimiento local. El intelecto solo tiene miras a la intelección sin experiencia de un objeto, y no tiene relación con lo material en cuanto a movimiento. Tampoco podría estar en el intelecto práctico, pues el movimiento en sí no tiene voluntad para moverse a sí mismo hacia un fin. Finalmente tampoco tiene movimiento debido a su apetitivo, ya que el hombre o el animal se mueve teniendo apetitivo o no. 

En efecto, estos intelectos por sí solos no pueden mover localmente al animal, sino que los tres deben funcionar conjunta y simultáneamente para hacerlo. Ahora, a estos tres hay que añadir la fantasía que mueve sea racional o irracional el objetivo. Sin embargo, el hombre cuando es guiado por la razón y el silogismo se mueve hacia el bien, y cuando se mueve hacia el mal es cuando contradice su propia naturaleza(1).

Capítulo IV: Intelecto práctico e intelecto especulativo

El intelecto práctico o operativo es aquel que opera a las cosas que son externas a él mismo. Esta quizás puede ser la gran diferencia que hay entre el intelecto práctico y el especulativo, pues este último tiene que ver con lo que es interior en el alma. 

Por otro lado, el intelecto práctico necesita al cuerpo como instrumento para llevar a cabo sus acciones, mientras que el intelecto especulativo no necesita nada material. Sin embargo, el intelecto práctico tiene dominio sobre las cosas, mientras que en el intelecto especulativo, el dominio cae sobre él en las cosas que le subyacen. Por ejemplo, el intelecto práctico será útil para manipular el objeto, mientras que el especulativo se sumirá en las propiedades de dicho objeto.  

Capítulo V: Los motores del movimiento

Podríamos considerar que el intelecto, el apetito y la fantasía son los motores del movimiento por donde se mueve el animal localmente. Este movimiento que incentiva el apetito puede ser tanto racional como irracional. Por otro lado tenemos la voluntad que es el motor de todo lo racional como voluntad libre. 

Capítulo VI: Rectitud en los movimientos

Teniendo estos tres motores en consideración, tendríamos que decir que el intelecto es el único de los motores que no se mezcla. El intelecto es un motor inamovible que se basa en los principios más sólidos; por ejemplo, el concepto de ''no robarás'' en el hombre sería posible gracias al intelecto.

La diferencia también entre estos tres es que el intelecto siempre es recto, mientras que la fantasía y el apetito pueden serlo aveces. Por supuesto, cuando el apetito y la fantasía están inclinados al mal quiere decir que no están rectos. 

Capítulo VII y VIII: Motor progresivo

Los motores son mucho en número y pareciera ser que el apetito los mueve la mayor parte del tiempo. Sin embargo, no siempre es el apetito el que mueve verdaderamente, de hecho, Alberto Magno nos dice que para los animales irracionales, el apetito es el motor principal.

Todo movimiento progresivo es movido por un motor inmóvil principal. Cualquier tipo de objeto que pueda moverse es movido no solo por este motor, sino que por todo lo que va anterior del motor móvil. 

Capítulo IX: Motor en los animales imperfectos

Los animales imperfectos son aquellos que solamente tienen un sentido y un cierto ''gusto'', pero no porque sepan discernir el mismo sino que solamente lo sienten. 

Lo que cabe preguntarse y que tiene tremenda relevancia es si los animales tienen fantasía o no. Lo que si parecieran tener los animales es el sentido común, aún más que el reconocimiento de los sentidos propios. Los animales también parecieran tener fantasía, pero en un nivel inferior al hombre, ya que sería una fantasía indeterminada.

Sin embargo, para los animales racionales, la fantasía se vuelve determinada al igual que el apetito, en otras palabras, existe una voluntad, algo deliberativo. No obstante, el apetito y la fantasía pueden verse movidas por la opinión, y la opinión puede verse sólo influenciada por estos dos motores. 

Capítulo X: Motores platónicos

Los platónicos decían que existía un motor llamado sindéresis que era el principio rector del intelecto. El hombre trata de alcanzar los preceptos divinos, o el intelecto que más se acerca al conocimiento universal. Es ahí que el hombre puede comprender cosas como el Derecho Natural o el Derecho Divino, los cuales Alberto Magno toma como sinónimos(2)

Como estos conocimientos existen, entonces es totalmente plausible pensar que cuando el hombre se encuentra con ellos, al mismo tiempo ha alcanzado el conocimiento verdadero. 

Conclusión

Hemos concluido todo aquello que involucraba a los sentidos y hemos terminado finalmente con el conocimiento universal y los motores. Si es que podemos responder la pregunta del principio, tendríamos que decir que el movimiento está tanto separado como junto con el alma en diversas ocasiones; por ejemplo, cuando lo rige un principio universal inmóvil, y luego cuando lo mueve el apetito. En fin sigamos con el último tratado que nos queda.  

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