¿Es el placer un saber? ¿Es el saber un placer? Estas preguntas giran en torno a la siguiente discusión llevada a cabo por Filebo y Sócrates. Desde aquí veremos cómo Sócrates defiende la sabiduría como el aspecto más importante de la vida, frente a Filebo quien nos dice que, más bien, es el placer el aspecto más importante de la vida. En efecto, podemos preguntarnos ahora mismo ¿solamente es el placer lo que hace feliz al hombre? ¿Acaso no lo hace feliz el saber de las cosas que nos rodean? Todas estas preguntas tan controversiales las veremos aquí, en Filebo (o del placer).
FILEBO
Personajes:
- Sócrates
- Filebo
- Protarco
El bien para todos los seres animados
Pareciera ser que la conversación ya ha comenzado porque ésta comienza con la inmediata intervención de Sócrates preguntando a Protarco, con quién tomará parte en ésta discusión.
Por una parte, Filebo dice que los mayores bienes para todos los seres son la alegría, el placer, el descanso y cosas por el estilo. En cambio, Sócrates piensa que los mayores bienes son la sabiduría, la memoria y la inteligencia.
Para resolver este debate, Sócrates propone que entre estos dos, la sabiduría y el placer, exista un intermedio. Sin embargo, Filebo se muestra intransigente y no acepta que haya mayor bien que el placer.
El placer opuesto
Sócrates afirma que el placer tiene más de una forma.
- El hombre vicioso encuentra placer en el libertinaje.
- El hombre moderado encuentra placer en la templanza o en la sabiduría.
Como podemos ver, estos deberían ser placeres opuestos, pero ¿cómo puede ser el placer opuesto a sí mismo? Sócrates nos dice que eso puede pasar en las figuras (los colores por ejemplo, difieren de sí mismos), pero en las especies todo puede suceder. Pueden ser tanto similares como diferentes.
Protarco está de acuerdo con la explicación de Sócrates y se proponen resolver el problema, tratando a llegar a una conclusión unánime.
La unidad: los unos y los muchos
Tocan ahora un tema muy parecido al del libro Parménides, donde se trata el tema de la Unidad.
Si bien existen unos y muchos, siempre habrá una idea que prevalecerá entre esos ''muchos''. Protarco sigue sin entender mucho la idea de Sócrates, pero éste se la explica de la siguiente manera.
Si alguien comenzara a hablar, los que lo rodean lo escucharán y además podrán escuchar su voz hacia el infinito (la podrá recordar y decirlas cuantas veces quiera). Pero lo que verdaderamente nos hace sabios, es captar cada propiedad de lo que se dijo (Letras, palabras, sonidos fonemas), no solo lo que dijo, sino las cosas que contiene lo que dijo.
Lo mismo pasa con la música. Podemos escuchar infinidad de melodías cuando un instrumento es ejecutado, pero lo que contiene dicha melodía, es averiguar qué es la unidad. En efecto, la unidad se presenta en la esencia de las cosas. Sócrates llamara a la unidad ''género'' y a la pluralidad ''especies''.
Tenemos por ejemplo que la sabiduría y el placer son una sola cosa, pero estas se pueden ver de formas múltiples (la sabiduría de cierta cosa y el placer hacia ciertas cosas).
Tenemos por ejemplo que la sabiduría y el placer son una sola cosa, pero estas se pueden ver de formas múltiples (la sabiduría de cierta cosa y el placer hacia ciertas cosas).
El elemento intermedio
El placer o la sabiduría como bien
Ahora, Sócrates está decidido a establecer como el mayor bien a la sabiduría. Primero deja en claro algunas cosas:
- El bien debe ser perfecto.
- El bien es suficiente por sí mismo.
- Y su alcance se logra a través del esfuerzo.
Cuando se le pregunta a Protarco si el estaría dispuesto a tener una vida llena de placer, el responde que sí. Sin embargo, si prefiere los placeres en vez de la sabiduría, no podría reflexionar, no podría recordar y por lo tanto, no podría recordar si disfrutó algo o no. Ni siquiera podría discernir si está disfrutando un placer en un instante u otro.
Pero, ¿podría ser que se prefiriera una vida llena de sabiduría y memoria despreciando los placeres? Por parte de Protarco, eso no sería posible, ni tampoco preferible.
Por lo tanto, una vida que contemple los dos aspectos de estos contrarios, sería la vida ideal que un hombre podría llevar. De todas maneras, no podríamos decir que una vida solo de sabiduría o solo de placeres fuera suficiente. De hecho, no son suficientes por sí mismas. Y como conclusión, en ninguna de ellas estaría el bien, puesto que el bien sí es suficiente por sí mismo.
El cuarto género
Hasta ahora, Sócrates ha mencionado tres tipos de género los cuales corresponden a la sabiduría, el placer y la mezcla de ambos. Sócrates quiere demostrar que hay aún un cuarto género, el cual tiene que ver con la causa de la mezcla entre los dos géneros (sabiduría y placer).
La naturaleza de lo finito y de lo infinito
Hay características de los seres que tienen una connotación infinita. Por ejemplo, podemos decir que hay personas que son grandes y pequeñas. Estos dos conceptos no tendrían límites, puesto que si los tuvieran, tendrían que dejar de ser lo que son. Lo mismo ocurre con el más y el menos, o lo fuerte y lo suave. Por otro lado, hay seres que participan de lo finito, como son la igualdad, la desigualdad y lo doble.
Seres que participan del infinito:
Seres que participan del infinito:
- Lo grande y lo pequeño.
- Lo más y lo menos.
- Lo fuerte y lo suave.
- La belleza y la fuerza.
Todas estas cosas tienen un carácter indeterminado, ya que lo que puede ser grande para uno, para otro puede ser pequeño.
Seres que participan de lo finito:
El placer
Antes de analizar a qué género pertenece el placer, Sócrates nos dice que primero es preciso analizar el dolor. Cuando un animal sufre un daño o una transformación, sufre lo que llamamos un dolor. Cuando este dolor se reconstruye, lo llamamos placer. Existe un intervalo de tiempo donde no existe ni dolor ni placer, pero Sócrates pasa por alto este estado (se ve más adelante en ''los 3 modos de vida'').
Seres que participan de lo finito:
- La igualdad.
- La desigualdad.
- Lo doble.
Estos conceptos son determinados debido a su naturaleza fija.
Para generar un tercer género, debemos entender cómo se desprende cada cosa. Por ejemplo, las estaciones del año son una mezcla de lo finito y de lo infinito.
Ambos seres (lo infinito y lo finito) participan recíprocamente. Pensemos en el placer en sí mismo (infinito) y en los tipos de placeres (infinitos) y lo mismo con la sabiduría. Siempre tendríamos uno y otro recíprocamente.
La tercera especie
Sócrates nos dice que cosas como la belleza, la fuerza que pertenecen a nuestra salud, se ven limitadas siempre por lo finito. La diosa, al mirar a los hombres, imprimió la ley y el orden (caracteres finitos) y luego, les dio existencia, es decir, el tercer elemento sería la existencia. La causa productora de todos los seres, sería la cuarta especie.
¿A qué genero pertenece la sabiduría y el placer?
La sabiduría
Filebo nos dice que la vida del placer pertenece a la especie de las cosas infinitas. Sócrates acepta por mientras esta afirmación y se encuadra a resolver dónde pertenece la sabiduría.
Esto puede clarificarse con lo que dice Sócrates, respecto a quién gobierna el universo. Éste por supuesto tendría que ser un sabio. En conclusión, la sabiduría estaría ligada con el cuarto genero, es decir, el que genera a todas las especies.
El placer
Antes de analizar a qué género pertenece el placer, Sócrates nos dice que primero es preciso analizar el dolor. Cuando un animal sufre un daño o una transformación, sufre lo que llamamos un dolor. Cuando este dolor se reconstruye, lo llamamos placer. Existe un intervalo de tiempo donde no existe ni dolor ni placer, pero Sócrates pasa por alto este estado (se ve más adelante en ''los 3 modos de vida'').
Existen dos tipos de placeres de acuerdo con Sócrates. Uno está ligado con el cuerpo y el otro con el alma. Entre ellos está la memoria y Sócrates la intentará explicar a través de lo que se conoce por sentidos.
Hay afecciones que se extinguen antes de llegar al alma y hay otras que llegan al alma a través del cuerpo. La segunda explicación cabe a lo que nosotros llamamos sensación. La memoria consistiría en el recuerdo de dicha sensación.
Por otro lado, Sócrates analiza el deseo. Es común que los seres humanos tengamos sed y ésta nos haga desear una bebida para saciarla. Sin embargo, este deseo no parte del cuerpo, parte desde el alma. Es el alma quien desea y no el cuerpo.
Los placeres verdaderos y falsos
Sócrates asegura que existen placeres que son verdaderos y otros falsos. En efecto, hay placeres que conocemos conscientemente y estos serían los verdaderos, pero hay unos que se experimentan inconscientemente como los placeres que provienen del sueños o de la locura, estos serían los falsos.
Y como son unos verdaderos y otros falsos, estos pertenecerían a la opinión, puesto que los placeres pertenecen al devenir. De aquí se desprende algo que ya se ha discutido en otros libros de Platón sobre la opinión y la sabiduría. La opinión sería devenir y la sabiduría esencia. Además, son los hombres malos los que se dejan llevar por la opinión el devenir; en cuanto a que el hombre sabio, siempre está la lado de la verdad y la sabiduría.
Los 3 modos de vida
Sócrates ahora vuelve a discutir el estado intermedio entre el placer y el dolor. Para esto, Sócrates menciona 3 objetos: uno de oro, uno de plata y otro que es ni lo ni lo otro.
¿Es posible que lo que no es ni oro ni plata, sea lo uno o lo otro? Lógicamente esto no sería posible, por otra parte, hay gente que equivocadamente piensa que cuando no siente dolor, significa que tienen placer, cuando en realidad solamente se está exento de dolor. Por lo tanto, estas personas tiene una falsa opinión en cuanto a este tipo de dolencias.
Conócete a ti mismo
Hablando de como el dolor y el placer pueden encontrarse en otros sentimientos, Sócrates menciona la envidia, la cual es un sentimiento malo, como un cierto placer (en otras palabras, sería un placer mixto). Claro, el envidioso siente placer al ver que su prójimo cae en desgracia.
Los que sienten envidia y cualquier placer que produzca contradicción, están actuando contrariamente a lo que dicen las palabras del oráculo de Delfos ''conócete a ti mismo''. Los que no se conocen a sí mismos estarían engañándose en 3 cosas fundamentales:
A esto Sócrates le llamará las 3 especies de la ignorancia.
Los placeres puros
Así como existen placeres mezclados con el dolor, también existen placeres en sí mismos. Pensemos por ejemplo en un bello sonido, éste lo será no en relación con otra cosa, sino que es bello en sí mismo.
Hay otros que están relacionados con los olores. Los olores que no tienen dolor ni placer son contrarios a los que decíamos previamente, puesto que estos no necesariamente tienen consigo placer.
Por otra parte, tenemos los placeres con relación a la ciencia. En efecto, es posible observar que cuando se aprende alguna materia se experimente un tipo de placer. Este tipo de placer está exento de dolor y solamente se encuentra en algunas personas.
Además, Sócrates y Protarco discuten la naturaleza de dichos placeres. Ponen como ejemplo la blancura, ya que esta por sí misma, no necesita ser grande o pequeña para ser pura, sino que solamente necesita estar exenta de cualquier mezcla. Mientras los esté así, será blancura pura y esto también se aplica a los placeres puros (deben estar exentos de dolor).
Lo que es en sí y lo que tiende a otra cosa
Sobre la base de lo anterior, se comienza a discutir sobre las cosas que son en sí y que tienen a otra cosa (en otras palabras, las cosas que existen y tienden a ser en otra cosa).
Para entender esto Sócrates pone un ejemplo muy práctico. Supongamos que tenemos los materiales para construir un buque y un buque. El buque sería ''lo que es en sí'' y sus materiales ''lo que tiende a ser en otra cosa''.
En otros términos, ''lo que es en sí'' corresponde a lo que Sócrates llama ''el ser'' y lo que tiene a otra cosa corresponde a lo que él mismo llama ''fenómeno''. El placer sería un fenómeno porque no tiene existencia por sí mismo.
Hay afecciones que se extinguen antes de llegar al alma y hay otras que llegan al alma a través del cuerpo. La segunda explicación cabe a lo que nosotros llamamos sensación. La memoria consistiría en el recuerdo de dicha sensación.
Por otro lado, Sócrates analiza el deseo. Es común que los seres humanos tengamos sed y ésta nos haga desear una bebida para saciarla. Sin embargo, este deseo no parte del cuerpo, parte desde el alma. Es el alma quien desea y no el cuerpo.
Los placeres verdaderos y falsos
Sócrates asegura que existen placeres que son verdaderos y otros falsos. En efecto, hay placeres que conocemos conscientemente y estos serían los verdaderos, pero hay unos que se experimentan inconscientemente como los placeres que provienen del sueños o de la locura, estos serían los falsos.
Y como son unos verdaderos y otros falsos, estos pertenecerían a la opinión, puesto que los placeres pertenecen al devenir. De aquí se desprende algo que ya se ha discutido en otros libros de Platón sobre la opinión y la sabiduría. La opinión sería devenir y la sabiduría esencia. Además, son los hombres malos los que se dejan llevar por la opinión el devenir; en cuanto a que el hombre sabio, siempre está la lado de la verdad y la sabiduría.
Los 3 modos de vida
Sócrates ahora vuelve a discutir el estado intermedio entre el placer y el dolor. Para esto, Sócrates menciona 3 objetos: uno de oro, uno de plata y otro que es ni lo ni lo otro.
¿Es posible que lo que no es ni oro ni plata, sea lo uno o lo otro? Lógicamente esto no sería posible, por otra parte, hay gente que equivocadamente piensa que cuando no siente dolor, significa que tienen placer, cuando en realidad solamente se está exento de dolor. Por lo tanto, estas personas tiene una falsa opinión en cuanto a este tipo de dolencias.
Conócete a ti mismo
Hablando de como el dolor y el placer pueden encontrarse en otros sentimientos, Sócrates menciona la envidia, la cual es un sentimiento malo, como un cierto placer (en otras palabras, sería un placer mixto). Claro, el envidioso siente placer al ver que su prójimo cae en desgracia.
Los que sienten envidia y cualquier placer que produzca contradicción, están actuando contrariamente a lo que dicen las palabras del oráculo de Delfos ''conócete a ti mismo''. Los que no se conocen a sí mismos estarían engañándose en 3 cosas fundamentales:
- Se creen más ricos de lo que son en realidad.
- Se creen más bellos de lo que son en realidad.
- Se creen mejores de lo que son en realidad.
A esto Sócrates le llamará las 3 especies de la ignorancia.
Los placeres puros
Así como existen placeres mezclados con el dolor, también existen placeres en sí mismos. Pensemos por ejemplo en un bello sonido, éste lo será no en relación con otra cosa, sino que es bello en sí mismo.
Hay otros que están relacionados con los olores. Los olores que no tienen dolor ni placer son contrarios a los que decíamos previamente, puesto que estos no necesariamente tienen consigo placer.
Por otra parte, tenemos los placeres con relación a la ciencia. En efecto, es posible observar que cuando se aprende alguna materia se experimente un tipo de placer. Este tipo de placer está exento de dolor y solamente se encuentra en algunas personas.
Además, Sócrates y Protarco discuten la naturaleza de dichos placeres. Ponen como ejemplo la blancura, ya que esta por sí misma, no necesita ser grande o pequeña para ser pura, sino que solamente necesita estar exenta de cualquier mezcla. Mientras los esté así, será blancura pura y esto también se aplica a los placeres puros (deben estar exentos de dolor).
Lo que es en sí y lo que tiende a otra cosa
Sobre la base de lo anterior, se comienza a discutir sobre las cosas que son en sí y que tienen a otra cosa (en otras palabras, las cosas que existen y tienden a ser en otra cosa).
Para entender esto Sócrates pone un ejemplo muy práctico. Supongamos que tenemos los materiales para construir un buque y un buque. El buque sería ''lo que es en sí'' y sus materiales ''lo que tiende a ser en otra cosa''.
En otros términos, ''lo que es en sí'' corresponde a lo que Sócrates llama ''el ser'' y lo que tiene a otra cosa corresponde a lo que él mismo llama ''fenómeno''. El placer sería un fenómeno porque no tiene existencia por sí mismo.
Las ciencias de las artes mecánicas y la educación
Las ciencias, dice Sócrates, se dividen en dos grandes ramas: las artes mecánicas y la educación (del alma y del cuerpo). Primero examinaremos las artes mecánicas.
Sócrates considera las artes prácticas como menos imprecisas dentro de la ciencia; por ejemplo, la música, que según Sócrates, está basada en fundaciones empíricas, más que en teóricas. Así, artes como la construcción o la arquitectura, sí participarían de la ciencia formal, ya que utilizan la geometría y la aritmética para lograr sus objetivos.
Para concluir, Sócrates planta lo siguiente: como no se puede abarcar la idea del bien en una sola idea, y tampoco si pertenece a la sabiduría o al placer, se abarcará tomando en cuenta la belleza, la medida y la verdad.
- La medida está más emparentada con la sabiduría que con el placer.
- La verdad está más emparentada con la sabiduría que con el placer.
- La belleza está más emparentada con la sabiduría que con el placer, puesto que si el placer de la belleza se toma en exageración, puede llevar al ridículo y a la deshonra de quien la acomete.
De esta manera, vemos que Sócrates y Protarco llegan a una conclusión y posteriormente, ordenan las cosas que componen el bien de la siguiente manera
- Primer bien: la medida.
- Segundo bien: lo que se basta a sí mismo.
- Tercer bien: la inteligencia y la sabiduría.
- Cuarto bien: las ciencias y las artes.
- Quinto bien: los placeres.
Así, queda concluido que la sabiduría es mejor que los placeres en cuanto a al idea del bien, y que además la supera.
Conclusión
Ciertamente es un libro complejo, aunque desde el principio ya tenía una idea de que la sabiduría, estaba mejor posicionada que el placer. Claro, es Sócrates quien defiende a la sabiduría por sobre todas las cosas. No obstante, éste libro también comprende muchas cosas de las que se habían hablado anteriormente como la frase del oráculo de Delfos, la unidad vista en Parménides, lo infinito con lo finito, en fin. Si bien puede parecer superficial analizar el placer, el libro nos muestra una intrincada y compleja teoría sobre el placer.