martes, 28 de septiembre de 2021

Razones eternas

Razones eternas

Inspirada en la teoría neoplatónica, San Agustín de Hipona nos hablaba de las razones eternas (rationes aeternae), que en términos platónicos lógicamente procederían del mundo inteligible y se manifiestan en el mundo sensible. La razones eternas son aquellas que provienen tanto de las matemáticas, de la ética y de la estética. 

Estas ideas están en nuestro espíritu, pero no son creación del espíritu porque solo lo eterno e inmutable puede ser autor de estas entidades. Por lo tanto, las razones eternas habitan en nuestro espíritu y los conceptos de perfección y finalización, inmutables, innegables e interminables (que Platón consideró las “ideas”) son, de hecho, las ideas eternas del Dios eterno, inmutable, innegable e interminable de todo el universo que él mismo imprimió en el hombre. 

Sin embargo, estas razones eternas no están en un mundo inteligible separado de uno sensible como si fuera la teoría platónica. Estas razones forman parte de la razón de Dios y es la que hace que los seres puedan vivir, desplazarse o razonar como lo hacen los seres humanos. 

Estas razones eternas, de las cuales podemos derivar el conocimiento divino, hace que podamos inteligir todo aquello que está más allá de lo terrenal. No obstante, si bien tenemos este conocimiento, esto no quiere decir que tengamos acceso a la esencia de Dios. También  podríamos decir, en términos aristotélico-medievales, que el Entendimiento Activo, para San Agustín de Hipona, estaría dentro de nosotros. 

En suma, Dios puso en todos nosotros, cuando creó la materia, la razón eterna y por lo tanto, la evolución del mundo no es más que la actualización de la razón eterna que Dios imprimió. El depósito de esta razón seminal en la materia también se llamará ''razones seminales'', por su semejanza con el acto de sembrar una semilla, y también por las teorías de los neoplatónicos sobre la misma.

Conclusión

Aquí vemos un alejamiento de un mundo independiente llamado ''Mundo Inteligible'' y lo asimilamos como la ''razón eterna''. No hay una creación paulatina del mundo sino más bien una creación  instantánea en donde todo se hace de una vez. Las razones eternas son aquellas cosas inteligibles, seminales que tenemos en nuestro ser. Por lo tanto, bien podríamos decir que estas razones eternas son leyes eternas, fuera del artificio del hombre. 


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