lunes, 27 de septiembre de 2021

Copula mundi

Copula Mundi

La expresión ''copula mundi'' significa ''unificación del mundo'', y en efecto, copula viene del latín que significa unión y mundi que significa mundo. Esta frase la menciona Marsilio Ficino para entender que el alma es el centro del universo. En este caso, el hombre sería una mezcla o más bien un nexo entre el mundo divino y mundano. En consecuencia, el hombre está en una unión cosmológica, pues su alma está en una realidad mística, pero también, en tanto hombre, está en el mundo terrenal. 

Cinco entidades de la realidad

Para Marsilio Ficino, existen cinco entidades en la realidad:

  1. Dios
  2. Ángel
  3. Alma
  4. Cualidad
  5. Materia

De estos cinco, podemos ver que el intermediario entre los dos mundos es el alma. Es una teoría similar a la de Plotino, quien postulaba al alma como última de las realidades inteligibles. Para Ficino, el alma ocupa un grado tercero. 

  1. Dios y Ángel (Macrocosmos)
  2. Cualidad y Materia (Microcosmos)
  3. Alma (intermediario)

Por lo tanto, el alma está entre el macrocosmos y el microcosmos todo el tiempo. 

La unificación del alma solo se ve posibilitado por el amor porque para Marsilio Ficino Dios tiene el atributo del amor. En consecuencia, el alma puede identificarse tanto con el mundo superior e inferior. 

Sin embargo, bien podría decirse que el ángel es un intermediario entre Dios y los hombres, pero Ficino nos dice que el ángel siempre dirige todo a Dios y se olvida efectivamente del cuerpo. Podría pensarse que la cualidad puede acercarse más, pero tampoco pues siempre se inclina más al cuerpo. El alma es la que nunca es absolutamente divina, ni absolutamente terrenal. 

Conclusión

Como buen humanista, Marsilio Ficino nos contribuye con la visión del alma que recorre estos dos mundos. Como podemos ver, también es una mirada renacentista porque nuevamente trae a colación la mirada griega-romana-plotiniana del alma superior, que entra en conexión con la materia por medio de su visión a la sensibilidad. Para Ficino, sin duda que el alma tiene una mezcla entre lo divino y lo terrenal. ¿Es efectivamente así?

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