viernes, 12 de julio de 2019

Santo Tomás de Aquino - De substantiis separatis (Sobre las sustancias separadas) (Parte III: Avicena y los platónicos) (1268)

La materia es indeterminada



Seguimos con la tercera parte de esta interesante entrega sobre las sustancias separadas. Santo Tomás de Aquino ya ha refutado las opiniones (como él las llama) de Platón, Aristóteles y Avicebrón. Es el turno de uno de los más grandes pensadores musulmanes de la Edad Media: Avicena. Por otro lado, esta parte también involucra el pensamiento de los platónicos que sostuvieron las ideas contrarias al aristotelismo de la época, las cuales Santo Tomás está dispuesto a refutar. Veamos qué tiene que decir con respecto al tema. 

De substantiis 
separatis


Parte III: Avicena y los platónicos



Avicena y la materia


La independencia de la materia

Muchas opiniones hay con respecto al primer principio del Universo. Los filósofos dicen que la Unidad del Universo proviene de este Primer Principio que sería Dios, sin embargo, también lo hace desde un orden a seguir. Desde el Primer Principio surge la Primera Inteligencia del Universo que luego de tener su lugar en el mundo, este voltea a observar y entender al Primer Principio. 

Luego se forma una Segunda Inteligencia que tal como la primera se entiende a sí misma y también torna al Primer Principio. Desde esa perspectiva, la segunda inteligencia forma la esfera del alma y luego los otros grupos de cuerpos. Así se determina la procesión desde el Primer Principio hasta el Primer Cuerpo. Estas son las ideas que Avicena tiene de la formación del Universo, de alguna manera, el filósofo musulmán nos dice que la procesión se da por cuestiones naturales, y no por la intervención del Primer Principio. 

En efecto, dice Avicena, pareciera ser que el Primer Principio no interviene en las cosas de segundo orden o segundas causas. 

Sin embargo, ¿se hace esto por necesidad de la naturaleza o por necesidad de la materia? de acuerdo a Aristóteles es por necesidad de la materia. Para Santo Tomás de Aquino, el orden de las cosas del Universo subyace en el Primer Principio, más precisamente, de su intención. El aquinate nos dice que las cosas de segundas causas (los cuerpos) no pueden ser creadas sin dejar el supuesto de que un agente superior los creó. 

Por lo demás, pareciera ser que Avicena olvida que los seres que están bajo la potestad de Dios no pueden generarse solos. Todos ellos necesitan una causa universal que los origine. Santo Tomás ejemplifica esto aún más con la naturaleza de los números, en efecto, si las naturalezas tuvieran su propia independencia, entonces el número seis no podría ser ''dos veces tres'', sino que solamente tendría que ser ''una vez seis'' lo cual no es correcto pues la naturaleza del número seis se da en relación a la unidad de otros números y no a sí mismo. Por lo tanto, Dios crea a todos los seres sin cambiar ni moverse, tal como el Primer Motor aristotélico. 


Platónicos y la materia

Los platónicos tienen la misma opinión de Santo Tomás de Aquino con respecto a la dependencia de la existencia de la materia a Dios. Lo que los platónicos añadieron fueron que los principios abstractos del entendimiento en las concepciones inteligibles (la belleza, la justicia, la verdad, etc.). En ese caso, entonces los seres no solo dependen de la existencia del Primer Principio, sino que también dependen de los conceptos abstractos; es decir, un ser depende del principio así como también depende del concepto ''vida'' ya que participa en él; y también en el concepto ''intelecto'' porque también participa de él. 

Sin embargo, Santo Tomás nos dice que los platónicos están en un equívoco. Si bien un ser puede dividirse en categorías como el intelecto y la vida, estos conceptos también existen y dependen de un ser superior. Un hombre no es hombre solamente por participar del concepto animal y también por participar del concepto de bípedo. Todos depende de un concepto del ser que es Dios. 

Conclusión

Pareciera ser entonces que tanto Avicena como los platónicos afirmaban la independencia que tenían los seres para producirse a sí mismos. Santo Tomás entra en conflicto refutando la idea de que los seres fueran autónomos respecto de su existencia, y aclara que estos son dependendientes de la intención de Dios. Ciertamente, este argumento rosa el espectro del ocasionalismo de Al-Ghazali que es criticado también por Santo Tomás de Aquino. De haber ahondado un poco más, quizás hubiésemos conocido en este texto la opinión del aquinate con respecto a la omnipotencia de Dios. 

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