Supongamos que tenemos la siguiente figura:
Para realizar esta forma, primero que todo debemos suponer el punto a estático. Luego, una línea recta terminaría en un punto B. Si este punto B se tuviera que mover infinitamente, entonces este debería hacerlo mediante una curva; claro, siendo una línea recta no podría llegar hasta el infinito, pues no formaría un círculo.
En este sentido, BC es parte de un arco infinito del círculo. Como todo lo que es finito está dentro de lo que es infinito, entonces los puntos BC son tan infinitos como la circunferencia completa. En efecto, los puntos ABC son un círculo en potencia.
Esta línea que es al final un triángulo, es también círculo, y por lo tanto es también infinita.
Capítulo XVI: El máximo y su relación metafórica con todas las cosas
De esto se desprende que el máximo está en todas las cosas. El mínimo está dentro de lo máximo, no se le opone, y así todas las cosas particulares están dentro de él por muy mínimas que sean. Esta es una metáfora que puede vincularse a Dios; en efecto, como diría Salomón, las ciencias están en Dios.
Capítulo XVII: Otra doctrina profunda acerca de ello
Lo infinito es razón de aquello que es finito, así como la línea infinita es razón de la línea finita. Es así que la razón es parte del infinito entendimiento de Dios, en otras palabras, el razonamiento humano participa de la infinitud del pensamiento de Dios. Ahora, puede decirse que este razonamiento humano siempre es distinto, y en efecto, lo es, pero solo porque en la realidad la igualdad no es posible como lo hemos demostrado en capítulos anteriores.
Capítulo XVIII: Entendimiento de la entidad
No obstante todo lo anterior, sobre todo con el capítulo 15, puede decirse que lo curvo está expuesto a lo más y a lo menos, a lo mínimo y a lo máximo, lo cual no ocurre con una línea recta.
Sin embargo, Nicolás de Cusa nos dice que lo curvo es justamente curvo por su participación en lo recto. Por lo tanto, cuando una curva es menos curva, más va participando de aquello que es recto. En termino aristotélicos, podríamos decir que la recta es la sustancia y lo curvo su accidente.
Capítulo XIX: Del triángulo a la Trinidad
Se ha probado que la línea, el círculo y el triángulo son infinitos. El máximo estaría representados en aquellos y así la Trinidad también, puesto que la unidad es trina. Como la Trinidad no contradice la unidad simplísima, es que entendiendo esta así como es podemos llegar a la verdad. No cabe al entendimiento humano enumerar la trinidad pues de ese modo no llegará a la verdad. Como diría el mismo San Agustín de Hipona:
"Cuando
empiezas a numerar la trinidad te apartas de la verdad"
La distinción y la indistinción como cosas contrarias en las cosas divinas deben concebirse en su principio más prístino, no sobre la base del entendimiento humano. Es así que la esencia de la Trinidad (que nos pudiera parecer triple por su palabra) es la mísma unidad; por lo tanto, la unidad es Trinidad.
Capítulo XX: La imposibilidad de la cuaternidad en la Trinidad
El triángulo es la mínima figura poligonal y ahí está su perfección que también comparte con el círculo. El triángulo coincide con todas las otras figuras poligonales y es por eso que cualquiera que supere al triángulo como figura poligonal, en realidad sería pluralidad y ya no unidad.
Capítulo XXI: Tránsito del círculo infinito a la unidad
En efecto, todos los filósofos anteriores a Nicolás de Cusa han acordado que el círculo es infinito y como tal representa una sola unidad.
Capítulo XXII: La providencia divina une las cosas contradictorias
Dios es la complicación de todas las cosas, dice Nicolás, por lo tanto abarca todas las cosas existentes no solo en el presente sino que también en el futuro.
En ese sentido, Dios puede prever muchas cosas que no previo ni preverá. En efecto, todo está implícito en la providencia de Dios como podemos ver en el siguiente ejemplo cusano:
La naturaleza humana es una:
- Si naciera un hombre que nunca se esperaba que naciera, nada se añadiría a la naturaleza humana, sería un hombre y ya. Lo mismo ocurriría si no naciera.
Existen muchos tipos de materia que no tienen lugar en nuestro mundo, pero sí en la providencia de Dios. Y, en ese sentido, estas se encuentra en acto en la providencia de Dios.
Como Dios es parte de todas las complicaciones de la realidad, él puede preverlo todo así como también puede prever lo que no puede prever. Luego, haga lo que haga el ser humano esto será previsto por la providencia de Dios.
Capítulo XXIII: Tránsito de la esfera a la infinitud de Dios
La esfera es la última perfección de las figuras mayor de la cual no hay otra, y así Dios también es el ser máximo y supremo. Es así que en la esfera y en Dios, todo movimiento que se produzca en realidad es reposo. En efecto el máximo reposo es la medida de todos los movimientos.
Capítulo XIV: Sobre el nombre de Dios y la teología infinita
Hermes Trismegisto(3) decía lo siguiente con referencia al nombre de Dios.
''Dios es
la universalidad de las cosas, no hay ningún nombre que sea apropiado para él,
ya que sería necesario o que Dios fuera designado con todos los nombres, o que
todas las cosas se designaran con su nombre, por complicar él mismo en su
simplicidad la universalidad de todas ellas''
Por lo tanto, su nombre nos sería inefable ya que sería imposible descubrir un nombre que comprenda lo infinito. Por lo tanto, los nombres que pongamos (como Dios) solo hacen un aporte muy pequeño a descubrir su verdadera esencia. Los nombres de Dios son creados para que pueda entrar en nuestro entendimiento.
En efecto, si se dice que es la virtud, surge el vicio; si se dice que es la verdad, surgirá la falsedad. Su esencia encierra todas las cosas y por ello es que no podría pronunciarse verdaderamente sin que surja algún defecto.
Es por eso que a Dios solo se le puede llamar como tal respecto a una relación. Es decir, Dios es un ser distinto a nosotros.
Capítulo XXV: Los paganos usaban el nombre de Dios
Los paganos utilizaban los nombres de Dios con relación a las cosas que observaban en la naturaleza. Las que les causaban más impresión recibían el nombre de un Dios correspondiente. Esto era en realidad una forma de referirse a Dios de maneras distintas, es decir, cuando se referían a uno o más dioses en realidad se referían a un solo Dios.
Capítulo XXVI: Teogonía negativa
La sagrada ignorancia nos lleva a afirmar que Dios es inefable. Normalmente, todos entendemos a Dios por medio de una teogonía positiva, es decir, Dios es todo; pero otros afirman que en realidad Dios no es ninguna cosa porque es un solo infinito; por lo tanto, no podría ser singularizado en una cosa solamente.
En la teoría de la negatividad, Dios no sería ni lo uno ni lo otro, ni trinidad ni materialidad, pero esto solamente es posible pensando en que el infinito es un concepto negativo, es decir, abarca todo y por lo tanto, es imposible que Dios sea algo en concreto, sino más bien sería propio simplemente decir que es infinito.
Como dice Nicolás de Cusa, las negaciones son verdaderas y las afirmaciones insuficientes para describir a Dios. En otras palabras, es más fácil decir lo que no es que lo que es.
Conclusión
Este concepto de docta ignorancia es tremendamente revelador para su época, aunque hay que decir que éste ya se encontraba en los cimientos de la filosofía con nuestro querido Sócrates. Recordemos como a través de la máxima ''Solo sé que nada sé'' se comprendía que ser conscientes de la ignorancia que tenemos nos volvemos más sabios. Veamos que nos trae en el siguiente libro el filósofo Nicolás de Cusa.
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