miércoles, 26 de diciembre de 2018

San Alberto Magno - Sobre el alma (Libro III: Facultades aprehensivas y motrices) (Tratado III: El intelecto posible).

Este concepto puede ser el más interesante que hayamos visto luego de analizar el entendimiento desde los antiguos griegos hasta la Alta Edad Media. En realidad, este concepto es muy difícil de comprender incluso para las mentes más perspicaces, debido a que los conceptos son muy abstractos y pueden llegar a confundir. Debemos mantenernos atentos a estos conceptos para llegar a un buen entendimiento y seguir con esta historia de la filosofía que hacemos en este blog.

Referencias:

(1) Alberto Magno creía en que la llamada al pensamiento de cualquier enfermedad ''llamaba'' a dicha enfermedad. El hombre que pensara en aquella enfermedad la padecería. 

Sobre el alma

Tratado III: El intelecto posible

Capítulo I: El entender y el intelecto


El intelecto posible es uno de los conceptos más bien abordados dentro de la filosofìa Medieval. Los conocimientos intelectuales siempre son eternos y unitarios, mientras que todo lo demàs es compuesto. En otras palabras, cualquier elemento de unidad o abstracción sería uno y no múltiple.

Las cosas, cuando son entendidas, siempre están entendidas en potencia y no en acto, y en efecto, cuando las cosas son en potencia aún no se han formalizado. Parecen confusas y distantes. Este proceso se hace mientras el intelecto queda intacto, es decir, en el espacio temporal del entender, el intelecto conoce primero potencialmente y luego en acto. 

Capítulo II: Intelecto verdadero

¿Cuando el intelecto nos falla? San Alberto Magno nos dice que generalmente el intelecto no nos falla. Sin embargo, hay excepciones en que sí, de hecho, el filósofo dice que una de las veces en que el intelecto no puede ser engañado es cuando entiende las cosas sólo por su forma; mientras que puede ser engañado cuando analiza la materia. De acuerdo con este planteamiento, la materia siempre está en lo dividido y en lo diferente; lo cual es característico de la falsedad. 

Capítulo III: Un solo intelecto divide los objetos indivisibles

El ser humano se deleita o huye de un objeto sensible, según lo haya percibido su intelecto como algo bueno o malo. Ya habíamos dicho en tratados anteriores que todo se produce a partir de los fantasmas que el alma especulativa mueve. Estos finalmente son los que llevan a la abstracción del intelecto, como un acto final del entendimiento que además es producido unitariamente. Por lo tanto, la abstracción final se da por un solo intelecto. 

Capítulo IV: Los fantasmas y el intelecto

Cuando se juzga una cosa, primero la sentimos y luego los fantasmas se encargan de estimular el intelecto para tomar una determinación final con respecto a lo que se entiende. 

Los fantasmas, de alguna manera, nos ayudan a tomar la decisión de huir o resistir en una situación de peligro. En efecto, la opinión que se tenga respecto de una situación moverá a los fantasmas, y estos moverán al intelecto. 

No sólo eso. Parece ser que los fantasmas en dicha facultad imaginativa pueden generar estímulos, incluso cuando el objeto no está presente. Por ejemplo, cuando un hombre es estimulado por la imagen de una mujer hermosa para tener coito, los órganos realizan su trabajo sin estar la mujer en aquel momento. De ahí que también se produzcan enfermedades como la lepra y otras enfermedades(1).

Finalmente, es el intelecto el que toma la determinación final con respecto a la experiencia recibida por los fantasmas y los sentidos.

Capítulo V: Entendimiento sobre las cosas matemáticas

El entendimiento no requiere de la materia para abstraer ni para comprenden los conceptos matemáticos. En efecto, no se necesitan dos manzanas para conocer el número dos. 

Pareciera ser que todo lo que entiende el ser humano lo hace principalmente a través de los fantasmas, y luego el intelecto abstrae o aprehende todo lo de los fantasmas para finalmente comprender la realidad. Quizás bajo este respecto sea posible decir que el intelecto no necesita en absoluto de la materia, pues éste sólo aprehende las cosas. 

Capítulo VI: Cómo entender los entes divinos separados

Hemos visto a lo largo de este tratado que el intelecto se ve como un ente separado e independiente de la materia, y tal vez así lo sea. Puede captar las formas de la materia y aprehenderlas, sin embargo, ¿podemos decir que también capta la materia sin atender a sus dimensiones o abstracciones?

El intelecto y lo entendido son sólo una cosa, y si el intelecto puede hacer inteligible las formas de la materia, entonces también puede inteligible a la materia misma. Alejandro, peripatético, nos decía que el intelecto posible era corporal, era materia, pero esto es absurdo, pues todo intelecto no está sometido a nada corporal. Por lo tanto, el intelecto se ajusta a todo lo divino ya sea de manera separada o en conjunto con la materia.


Capítulo VII: intelecto separado de la materia

Yendo en contra de todo lo dicho por Alejandro, Temistio y Teofrasto nos decían que si el intelecto fuera compuesto tendría que estar más relacionado con lo incorpóreo que con la materia. Sin embargo, ya habíamos visto la imposibilidad de que el intelecto estuviera mezclado con la materia; por lo tanto su separación es total.

Capítulo VIII: Al-Farabi y Avempace

Avempace

El filósofo árabe dedicó toda su vida al tema del alma diciendo que el intelecto posible (o material) no existía en ella, es decir, no es una parte del alma porque es corruptible y generable. Al-Farabi pensaba del mismo modo que Avempace, diciendo además que el intelecto agente era el relacionado con la abstracción de la materia, mientras que el Universal se preocupaba de lo abstracto. 

En cuanto al intelecto posible y al intelecto especulativo, estos son sólo participantes de lo inteligible porque en realidad son parte de la materia. Esto lo dicen porque si puede captar muchas quididades entonces captan pluralidades, y el intelecto agente no capta pluralidades sino que unidades. 

Sin embargo, sería absurdo decir que el intelecto posible se une a la material, siendo que esta última es corruptible, es decir, cómo lo corruptible se une a lo incorruptible. No obstante, si se dice que el intelecto posible es incorruptible, también existirá un problema pues se diría que es imposible que el intelecto posible pueda hacer algo nuevo, en el entendido de que el intelecto no puede abstraer algo nuevo porque entraría a modificarse a sí mismo. 

Esto queda de manera irresoluble.

Capítulo IX: Avicena y Al-Ghazali

Avicena y Al-Ghazali traen la respuesta a las dudas anteriores diciendo que el intelecto agente abstrae lo materia ara luego depositar aquello en el intelecto posible. 

Sin embargo, el error que cometieron estos intelectuales fue el de decir que el alama guarda todas las formas como si fuera un tesoro. Estas formas quedarían en el intelecto agente y luego se reflejarían en la potencia por medio del objeto entendido, es decir, en el intelecto posible, material. En otras palabras, el intelecto posible se une al intelecto agente. 

Todo esto planteado por los dos filósofos se complicado y Alberto Magno tiene 4 argumentos para refutarlos:

  1. ¿Cómo es posible que el intelecto posible se una al agente por medio del objeto entendido al intelecto agente? No se responde esto. 
  2. No puede ser que el intelecto posible se una al intelecto agente siendo que éste último es separado de toda materia.
  3. El intelecto agente recibe las formas tanto en su género y especie, Avicena debería explicar cómo es que ésto ocurre. 
  4. Si el intelecto agente se manifiesta de una manera con las formas, las formas que tiene él, y que fluyen hacia la materia también se manifestarán de otra. Lo mismo ocurrirá con el intelecto posible que llevará la materia hacia el intelecto agente, lo cual es absurdo simultáneamente. 

Suficiente al hablar de estos autores. Las dudas quedarían solucionadas diciendo que el intelecto posible capta abstrae las formas para luego llevarlas al intelecto agente. 

Capítulo X: Solución a algunos problemas

Una pregunta de fondo y la que ha suscitado todo el problema sobre el alma es de preguntarse ¿cómo es que el alma puede aprehender las sustancias? porque de hacerlo, lo hace, pero el ''cómo'' no está muy claro aún. 

El conocimiento universal es el mismo siempre, mientras que en el intelecto posible pareciera existir dos potencias que reciben y retienen los objetos entendidos y especulados. Sin embargo, esto es absurdo, es decir, todo esto tendría que ser al revés; el intelecto agente es el que produce y retiene, mientras que el intelecto posible solo los recibe del intelecto agente. 

Capítulo XI: La unión del intelecto agente en nosotros

Es innegable la unión que existe entre el intelecto posible y el intelecto agente, a pesar de que racionalmente debería existir una separación. La razón por la cual no se considera es que de todas maneras un hombre es capaz de conocer y entender cientos de cosas. 

De hecho, el mismo Alberto Magno nos dice que el intelecto agente es como una causa eficiente que existe en nosotros. El intelecto posible debe llegar al intelecto agente para que el alma pueda comprender todo lo aprehendido. 


Capítulo XII: El alma es todo cuanto existe

Recordemos que el sujeto es ese ente que recibe todo lo que el intelecto puede recepecionar. En ese caso, entonces el alma como sujeto tendría el conocimiento de todas las cosas a medida que los puede adquirir, es decir, no solamente conocimientos sensibles sino que también los inteligibles.

En el alma están tanto los fantasmas como el intelecto, aunque debemos decir que los fantasmas no representan ni la negación ni la afirmación ya que eso sólo lo representa el intelecto. 


Capítulo XIII y XIV: El alma no muere con el cuerpo

El alma no muere con el cuerpo debido a que es una sustancia separa del último. Esto queda claro al hablar del intelecto y del alma como un ente racional que no sufre privación como sí la sufre el cuerpo. 

Es obvio entonces que el alma no nace después del cuerpo, porque de ser así entonces el alma sería compuesta. Podría pensarse que siendo el alma es anterior el cuerpo podría perecer con ella, pero no necesariamente podría ser así, ni siquiera en el caso que esta tuviera una existencia posterior. 

Por lo tanto, Alberto Magno nos dice que el alma no fue hecha ni con anterioridad ni con posterioridad al cuerpo. Para explicar esto da el ejemplo de un barco, el cual sin tener un capitán que lo maneje no podría moverse. De este ejemplo, no podemos decir que el barco existía antes del capitán o el capitán antes del barco, pues la vida del barco comienza cuando el capitán está dentro de él. Finalmente, el filósofo difiere de Platón quien decía que el alma nace antes del cuerpo, y nos dice que el alma en verdad nace con el cuerpo y supera la muerte de éste último.

Conclusión

Un escrito conclusivo sobre el alma el cual refuta y apoya ciertas posturas en cuanto a esta sustancia inmaterial e incorpórea. ¿Será que, aún con estas explicaciones sobre el alma ésta pueda ser aún un misterio sin resolver? los conceptos como intelecto y especulación son claramente características abstractas en todos los hombres, pero todavía no tienen ese algo que nos falta para unir todo aquello. Por ahora terminemos con esta explicación del alma y el intelecto agente que teníamos tan pendiente. 

viernes, 21 de diciembre de 2018

San Alberto Magno - Sobre el alma (Libro III: Facultades aprehensivas y motrices) (Tratado II: La parte racional del alma) (Parte II: Los intelectos)

Hemos visto la primera parte de este tratado la cual resultó larga y también difícil de entender, pero ya nos acercamos al final. Tenemos al menos 7 capítulos más que nos separan del final, aunque no del final del tratado mismo sino que del tema que ha concernido a esta parte. De lo anterior aún nos quedan ciertas dudas sobre el intelecto y el alma, pero lo que nos queda muy claro es que el intelecto es una parte del alma y que está separado de ella. Veamos que nos tiene ahora San Alberto Magno

Referencias:

(1) Entiéndase que las palabras ''inteligible'' pueden tomarse como homònimos: sustantivo la primera; adjetivo la segunda. 

Sobre el alma

Tratado II: La parte racional del alma

Capítulo XIII: Solución de las cuestiones anteriores


Hay dos cosas que San Alberto Magno se propone terminar en este tratado:

  1. El intelecto es separado en todos los hombres
  2. El intelecto posible es lo mismo que la materia

En la primera parte ya vimos que el intelecto es separado del cuerpo, pero que su parte intelectiva se comunica con el cuerpo. Así es que el cuerpo también lo hace a través de la fantasía y la imaginación. 

Para Alberto Magno, lo Universal existe por doquier y siempre, y es idéntico en todas la almas. Por otro lado, el intelecto posible es distinto en todos los hombres, pues unos son diferentes a otros, en otras palabras el intelecto posible está relacionado con el intelecto especulativo. 

La segunda cuestión planteada ta se refutó hace algunos capítulos, pero no está mal recordarla. Vemos que el intelecto puede abstraer cualquier forma universal, por lo que este sería el principal argumento en contra de la similitud entre la materia y el intelecto posible. 

Capítulo XIV: El intelecto es separado y sin mezcla

San Alberto Magno presenta 10 argumentos para sostener que el intelecto es separado y sin mezcla:

  1. El intelecto no se destruye, la materia sí. El intelecto no es una facultad orgánica. 
  2. Ninguna facultad orgánica se aprehende a sí misma (ejemplo, la imaginación no se imagina a sí misma).
  3. Una facultad orgánica no aprehende las características de un órgano.
  4. Si una facultad se aprehende sí misma, tendría que hacerlo por medio de un instrumento como el espíritu. 
  5. La facultad corpòrea no aprehende un objeto débil después de aprehender uno intenso. 
  6. Así como los animales solo tienen facultades corpóreas, el hombre tiene facultades racionales. 
  7. Las facultades orgánicas se debilitan empezando los sesenta años. 
  8. Si el intelecto fuese una facultad del cuerpo, sólo entendería la forma una vez ésta estuviera en el cuerpo. 
  9. Cuando lo inteligible se despoja de medidas, ubicación y figuras, se vuelve inteligible(1).
  10. El intelecto es infinito e indeterminado, la materia no lo es.

De esta forma, tenemos todos los argumentos para establecer que el intelecto está separado del cuerpo. 

Capítulo XV: El intelecto no se mezcla con el cuerpo

Parecen suficientes los argumentos de Alberto Magno, pero aún queda decir que el intelecto no se mezcla con el cuerpo por una razón muy simple: si esto fuera así, entonces el intelecto debería tener características materiales como el frío, el calor, la humedad, etc. 

Lo material siempre se ve saturado por el exceso del mundo sensible; sin embargo, por más saturación que exista, el intelecto posible podrá abstraer las formas de todo aquello sin saturarse. 

Capítulo XVI: Un solo sentido puede distinguir entre sensibles e inteligibles

En efecto, podemos ver cualquier objeto en cuanto existencia material e inteligible; por ejemplo podemos saber que el agua existe en cuanto podemos tocarla, y que también existe en cuanto sabemos sus propiedades. 

En este respecto, tanto el sentido como lo inteligible trabajan de forma separada, pero de alguna manera el hombre conoce las dos. ¿Qué es aquello que nos ayuda a conocer tanto la materia como lo abstracto? la respuesta es el alma. Ella es la que puede discernir entre lo sensible y lo inteligible, podríamos decir que estos dos últimos aspectos se complementan para que el alma pueda conocerlos finalmente. 

Capítulo XVII: El intelecto como sujeto de la recepción

El intelecto tiene que verse como una tabula rasa que no contiene nada desde un principio, pero que luego comienza a formarse en ella la escritura. De este modo, llamaríamos al intelecto posible como una especie de elemento receptivo que recibe toda la información sin materia, sin movimiento ni tiempo. Tanto es así que el intelecto logra incluso entenderse y pensarse a sí mismo. 

Capítulo XVIII: La composición del alma

Siendo la materia la potencia de todas las cosas, esta no puede moverse o manejarse por sí misma; por lo tanto, esta necesitará de una propiedad incorpórea y es ahí donde entra el intelecto. El intelecto sería el agente que da la forma a la materia para que esta finalmente sea completa. 

Sin embargo, existe una diferencia entre el intelecto agente y el intelecto posible. Mientras el intelecto posible puede entender lo que es externo a él y a él mismo, el intelecto agente sólo entiende lo que tiene que ver con el sujeto. 

Alberto Magno se place mucho con la explicación de Averroes sobre los intelectos:

''Tanto la materia como la forma necesitan principios; la materia es principio de las cosas corpóreas, mientras que el intelecto es principio de las cosas incorpóreas''

Otra diferencia que está entre el intelecto posible y el intelecto agente, es que el agente obra universalmente y el intelecto posible recibe lo universal. 

Capítulo XIX: Intelecto posible, agente y especulativo

En este último capítulo Alberto Magno describe tanto el intelecto posible, el intelecto agente como el intelecto especulativo:

Intelecto agente

  • Este se dedica a la abstracción de formas inteligibles para hacerlas simples y universales.
  • Ilumina el intelecto posible.
  • No puede entenderse a sí mismo.
  • Es primero en acto.

Intelecto posible o material

  • Se relaciona con las formas producidas por la fantasía.
  • Recibe todo el conocimiento universal abstraído. 
  • Puede entenderse a sí mismo.
  • Entiende a través de los fantasmas de la fantasía

Intelecto especulativo

  • Cambia y modifica su forma.
  • Cambia de la potencia al acto.

Puede pensarse que como el intelecto agente es primero que el posible, ambos son compuestos. Sin embargo, esto no es correcto porque ambos son en realidad una unidad, aunque sus funciones sean distintas. En efecto, nunca podremos decir que el intelecto es algo material, pues este siempre es inteligible. 

Conclusión

Hemos finalizado el segundo tratado sobre el intelecto, y a su vez la segunda parte de las facultades. Es grato de ver que Alberto Magno coincide con las teorías de Averroes con respecto al intelecto posible, haciendo mucho más entendible el concepto, pues de negarlo implicaría una crear una confusión aún más grande. Nos quedan dos tratados más con respecto al alma y terminamos todo lo referente a este concepto.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

San Alberto Magno - Sobre el alma (Libro III: Facultades aprehensivas y motrices) (Tratado II: La parte racional del alma) (Parte I: Los intelectos)

Como hemos dicho anteriormente, en este tratado avanzamos desde las cosas más generales hasta las más particulares, pero también avanzamos desde lo más sensible hasta lo más inteligibles. De ahí que ahora estemos hablando de la parte racional del alma, sin necesariamente dejar de lado la parte de la sensibilidad. Antes de ver las verdaderas explicaciones de San Alberto Magno, primero el filósofo presentará la perspectiva del alma racional por todos los filósofos que fueron sus predecesores. Veamos esta interesantísima parte del tratado de Alberto Magno.

Referencias:

(1) Idea contraria a la de Averroes.
(2) Una idea que hasta el mismo Santo Tomás de Aquino desarrollará.
(3) Una de las razones es por una cuestión de que existe un orden lógico de contenedor y contenido, mientras que también va en contra de la lógica aristotélica. No obstante, ¿será este un argumento ad verecundiam (apelación a la autoridad)? 

Sobre el alma

Tratado II: La parte racional del alma

Capítulo I: El intelecto posible


La parte racional del alma está dividida en dos secciones respectivamente:

Intelecto activo: relacionada con la acción y la producción
Intelecto contemplativo: conoce las cosas primeras y verdaderas

Con esta información, Alberto Magno realizará los mismos procedimientos para investigar, es decir, irá viendo la opinión de los demás filósofos para luego dar su propia idea. 

Capítulo II: Intelecto posible en Aristóteles

El mimos Aristóteles dice que el intelecto es algo que parte de la forma y no de la materia. Por lo tanto, el intelecto es simple y no compuesto, pertenece al alma y no al cuerpo. De este modo el intelecto siempre es superior y conoce todo lo que le es inferior. 

Bajo ese respecto, el intelecto material que está en el alma sería pasible, es decir, podría recibir todo el contenido siendo contenedor(1).


Capítulo III: Problemas del intelecto posible

El intelecto posible no es un intelecto modificable o que sufra alguna modificación. Muchos dicen que por estas razones el alma está separada del cuerpo, así como la intelección de la materia. 

Averroes

Uno de los filósofos que habló del intelecto posible fue Averroes. Para este filósofo árabe el intelecto posible era algo que no puede estar desprovisto de materia, en cuanto a que este necesita cambiar cuando recibe información. 

Avicena

El filósofo Avicena decía que lo Universal está en ''algo'' y proviene de de ''algo''. Por eso, si el Universal es producido por algo, entonces no necesitaría del intelecto agente, lo que negaría la existencia de tal intelecto. 

Estos son al menos los dos problemas que plantean una existencia para el intelecto agente. 

Capítulo IV: La opinión de Alejandro

Alejandro (no el Magno) quien fuera discípulo de Aristóteles nos decía que el intelecto posible era parte del cuerpo. Esto nos haría decir que en realidad, siendo el intelecto algo distinto del cuerpo pero que al mismo tiempo está en él, sería una entelequia del cuerpo mismo. 

El mismo filósofo argumentaba que los elementos eran los que producían el intelecto, por lo que el intelecto es algo externo al hombre. Sin embargo, toda esta opinión es falsa porque la materia no otorga una finalidad al ser. La que verdaderamente otorga un fin es la intelección, la forma; por lo tanto, debemos desestimar esta opinión de Alejandro. 

Capítulo V: La opinión de Teofrasto y Temistio

Estos dos peripatéticos nos decían que en realidad el intelecto posible no existía en el alma, al contrario, solamente existía el intelecto universal. Lo que sí existía en el hombre era el intelecto agente, que es el que se encarga de extraer las formas del conocimiento universal. 

Por lo tanto, habría más bien un intelecto puro y no material (o potencial) ya que de esa manera no se podría diferenciar este mismo de la materia pura. De esta forma las dos serían materia y no podrían distinguir, pero estos peripatéticos añaden algo más y es que nos dicen que la materia conoce sus propias formas que debe abstraer incluyendo las corpóreas y las incorpóreas, lo cual es absurdo. ¿Por qué? porque la materia no tendría el intelecto para abstraer formas. 

Pareciera que estos hombres también se dejan guiar por el principio: lo semejante conoce a lo semejante.

Capítulo VI: La opinión de Avempace y Abubacher

Estos dos filósofos árabes separaron el intelecto posible y el intelecto universal. Decían que el intelecto posible tenía que ver más con la fantasía y en efecto, los fantasmas son un intelecto que se va desarrollando.

Lo que dijeron era en relación a que el conocimiento universal no puede ser extraído en cuanto a que es sustancia. El sujeto con el intelecto posible no puede extraer las formas de lo universal, porque de esa manera lo universal se particularizaría, cosa que no es posible. Por lo tanto, el intelecto posible no sería más que intelecto especulativo

Sin embargo, el mismo San Alberto Magno nos dice que es el mismo fantasma de la fantasía el que mueve al intelecto. En todo caso, esta idea no es de él, sino que del mismo Aristóteles. Ahora, lo que implica esta proposición es que si el fantasma mueve al intelecto, entonces hay una conexión entre el agente y paciente, cosa que mueve y cosa movida. 

Pero ¿cómo es que algo fuera del intelecto como el fantasma puede mover el intelecto siendo algo separado del cuerpo? no es que tenga un movimiento autónomo, sino que más bien ese fantasma es iluminado por la luz del intelecto. Un ejemplo de aquello es el color, que, sin mover la visión, lo estimula a ver. 

Capítulo VII: La opinión de Averroes

Averroes parece ser el hombre que más conserva lo dicho por Aristóteles diciendo que el intelecto posible existe y abstrae todo lo captado por los sentidos. Así, Averroes soluciona un tema muy difícil en cuanto al entendimiento, pues el intelecto posible, por medio de los fantasmas, hace que cada intelecto sea diferente (idea de Alberto Magno). Unos captan las ideas universales de mejor manera que otros, es decir, los fantasmas que estén más cerca de lo universal comprenderán mejor. Por lo tanto, aquí veríamos que el hombre no tiene esencialmente el conocimiento universal, sino más bien una adecuación. 

Mantenía además que el intelecto material o posible es común a todas las mentes por formar parte de la materia. Las diferencias en cuanto al intelecto sólo se deben a las sensaciones que cada hombre tiene particularmente. 

Otro argumento de Averroes es decir que el intelecto posible no es uno, porque si así fuera tendría que captar cosas individualizadas y no universales. Sin embargo, este no es el caso porque la formación de hombres se da con almas y formas, que si bien son iguales, se diferencian en cuanto al intelecto. 

Por lo tanto, San Alberto Magno nos dice que de una u otra forma, los hombres poseen el intelecto universal, no en cuanto universal, pero en cuanto a que lo pueden abstraer. Es así que vemos hombres más doctos que otros pero que indudablemente poseen la ciencia. Dice el filósofo:

''Todo hombre posee ciencia en cuanto posea intelecto''

De este modo, Alberto Magno establece que el intelecto material es variado, mientras que Averroes nos dice que es numéricamente uno(2).

Capítulo VIII: La parte intelectiva del alma: digresiones

Anaxágoras fue un filósofo que confirmó que en realidad, el alma no tenía ninguna parte racional o intelectiva. A este hombre se le sumaron muchos otros filósofos más como lo fue el árabe Algazen. 

Estos hombres decían que la inteligencia (o las inteligencias) existían separadamente y en un nivel superior. Nuestra alma sería el esplendor o la luz de otra inteligencia aún superior a nosotros. Estas inteligencias no pueden ser movidas, pues son motores que como diría Aristóteles, solo mueven y no son movidos. 

La refutación de esto, según Alberto Magno, es totalmente fácil pues no se puede conocer seres superiores sin tener racionalidad o una intelección que los abstraiga. 

Capítulo IX: La opinión de Avicebron

Teofrasto nos decía que el intelecto posible y la materia eran lo mismo por lo que los dos trabajan en la misma función. Avicebron acentúa lo mismo diciendo que el intelecto posible y la materia tienen el mismo alcance; sin embargo, Avicebron tiene argumentos más fuertes para pensar aquello. 

Dice Avicebron que siendo el ser humano un sujeto corpóreo tiene las mismas cualidades de la materia: sensación. Sin embargo, Avicebrón dice que al mismo tiempo el intelecto posible puede captar las formas ¿cómo es posible que la materia no pueda alcanzarlas y el intelecto posible sí, teniendo el mismo alcance? El filósofo judío nos dice que la forma del intelecto posible es justamente intelectual

San Alberto Magno difiere totalmente de esta teoría de Avicebron. Hay una incoherencia lógica en su planteamiento ya que lo que se dice ''independiente'' no puede ser a la vez material. La forma y la materia nunca caen bajo un único contenedor(3)

Capítulo X: La opinión de Platón y Gregorio de Nisa

Como sabemos todo los que estudiamos filosofía, Platón afirmaba que el alma está separada del cuerpo y que el Universal se encontraba fuera de la materia. Sin embargo, la teoría de Platón solo tiene pequeños puntos de verdad, pues recordemos que Platón desestimaba tanto la opinión y la fantasía como medios para conocer lo inteligible. No obstante, ya vemos en la primera parte de este tratado que la fantasía (y los fantasmas) sirven para mover el intelecto. Por lo tanto, los primeros niveles de conocimiento no se deben subestimar ni mucho menos rechazar ya que ellos son el comienzo, el primer camino. 

Capítulo XI: La opinión de los filósofos latinos

Los latinos también sostenían la misma opinión que Platón, aunque también admitían que el alma sería algo compuesto lo que resulta confuso e inaplicable. Dicen que está separada y que es individual, porque para extraer el universal el alma tiene que individualizarse, lo cual es ininteligible. 

Sin embargo, todos sabemos que el intelecto tiene cosas en común con otros, es decir, muchos hombres pueden acordar en muchas cosa y rechazar otras al mismo tiempo. Esta es la mayor prueba de que es diversa y a la vez una, porque la opinión es la que incide así como también la fantasía. 

Capítulo XII: Explicaciones a algunas cuestiones

Frente a todas estas opiniones contrarias y difusas, Alberto Magno dice que el alma tiene las siguientes características:

  • Perfección del hombre
  • Racional
  • Total
  • Incorpórea
  • Poseedora de potencias (vegetativa y sensitiva)
  • Singular

El cuerpo solo tendría una conexión con lo abstracto del entendimiento como sería la imaginación, la fantasía y los sentidos. El intelecto es una sustancia que está en el alma, no se mezcla, es universal e indeterminada debido a su relación con lo inteligible. 

El intelecto posible se une a lo universal a través del intelecto agente. ¿De qué manera se une? cuando el intelecto posible tiene que abstraer el conocimiento universal. Sólo podríamos decir que es múltiple cuando comienza a entender las cosas que entiende (que son múltiples). 

Así, Alberto Magno podría coincidir con los siguientes filósofos en ciertas materias:

  • Averroes: el intelecto posible abstrae los sentidos.
  • Avicebron: el intelecto posible puede captar las formas

Como conclusión, Alberto Magno nos dice que el intelecto posible capta tanto los sentidos de la materia y las formas de lo Universal. 

Conclusión

Esta entrada ameritará hacer una entrada aún más grande sobre el entendimiento, ya que es un tema que realmente abarca muchas cosas. Sabíamos con Aristóteles que existían diversos tipos de intelectos, pero ahora vemos como funcionan. Sin embargo, esto es más grande puesto que el tema del entendimiento recorre toda la historia de la filosofía, incluso hasta nuestros días con la filosofía de la educación. 

sábado, 15 de diciembre de 2018

El alma por los filósofos árabes

El alma por los filósofos árabes

Hemos analizado el concepto de alma por los griegos, los romanos y ahora nos queda revisar a los filósofos pertenecientes al pensamiento árabe. 

Debo insistir con el poco conocimiento que se maneja de estos hombres, teniendo como razón las pocas traducciones que se han hecho al inglés (y las nulas traducciones al español. Pero aún más son los prejuicios a estos pensadores musulmanes de los cuales se puede sacar mucha información valiosa. 

Concepciones del alma

Estos filósofos no se desligaron de la filosofìa griega, pero no por eso dejan de tener una originalidad admirable entre sus conceptos. Esto son lo siguientes filósofos:


Al-Farabi (872 - 950)

Uno de los primeros filósofos árabes que además inicio el período del pensamiento de la Edad Media es Al-Farabi, llamado el Segundo Maestro, después de Aristóteles. Este filósofo ser quedó con la concepción aristotélica del alma, entendiendo que la materia era el cuerpo y la forma era el alma.

El cuerpo está atado a las limitaciones del cuerpo, mientras que el alma está fuera de esas limitaciones donde puede encontrar el entendimiento, la razón y un concepto que adiciona a la filosofía aristotélica: la revelación.

Esto significa que Al-Farabi también creía en la inmortalidad del alma, así como la incorporeidad de la misma, en contraste a Aristóteles. 

Avicena (980 - 1037)

Luego tenemos a uno de los más brillantes pensadores árabes de la Edad Media, quien fue considerado el Tercer Maestro después de Al-Farabi: Avicena. 

Este pensador también se quedó con el pensamiento aristotélico, dividiendo el alma en vegetativa, sensitiva e intelectiva. El alma intelectiva está en potencia cuando adquiere el hábito, y cuando éste se vuelve constante tenemos la inteligencia en hábito. 

El mérito que hace este gran filósofo es enumerar las habilidades del alma desde las más importantes hasta las más materiales o corporales. 

  1. Inteligencia en acto
  2. Inteligencia en potencia
  3. Inteligencia teórica
  4. Inteligencia práctica
  5. Facultad estimativa
  6. Facultad representativa
  7. Facultad apetitiva
  8. Facultad imaginativa
  9. Facultad vegetativa
  10. Facultad reproductiva
  11. Facultad de crecimiento

Por lo que vemos, mientras más sensibles son las facultades, estas se encontrarán más abajo que las que exigen inteligencia. 

Ahora, haciendo un contraste con Aristóteles, Avicena nos dice que el alma no perece con el cuerpoSi fuera mortal, entonces el cuerpo debería ser el recipiente del alma, por lo que deberíamos decir que el alma nace después o antes, lo cual es ambiguo y confuso.

Además, si el alma fuera inherente al cuerpo (como la teoría hilemórfica lo plantearía), entonces el alma debería verse afectada por el cuerpo, pero esto no ocurre así porque el alma no tiene relación con el cuerpo. Por otro lado, Avicena también dice que el alma no es la sustancia del cuerpo, porque de ser así perdería su naturaleza inmaterial.


Otro de los argumentos tiene que ver con la potencia y el acto. Si el cuerpo cambia entonces estaría vinculado con la potencia, y si el alma es incorruptible, entonces tendría que estar vinculada con el acto. Si decimos que el alma muere con el cuerpo ¿cómo es que el alma entonces puede cambiar como si fuera materia? Si la propiedad del alma es la materia entonces no debería cambiar.

Avempace (1095 - 1138)

Este pensador sucesor de Avicena nos decía que el alma era una entelequia del cuerpo. En efecto podría pensarse que es así, pues el alma, teniendo tres partes: intelectiva, vegetativa y sensitiva se parece mucho al cuerpo el cual también las tiene:

Alimentación del cuerpo: vegetación
Movimiento del cuerpo: sensación
Alimentación y movimiento: intelección

Por supuesto, vemos que el último concepto une la alimentación y el movimiento para decir que el cuerpo es una estructura de vida, tal como lo es el alma. Si el alma es la forma del cuerpo, entonces el alma, para estar dentro del cuerpo, debe tener características corpóreas.  

También nos decía que el alma estaba unida al intelecto tanto del sujeto como del agente, aparte de tener todas las formas universales. 

Al-Ghazali (1058 - 1111)

Para el gran maestro Al-Ghazali el alma puede ser explicada en ciertos términos, pero aun así el filósofo árabe nos dice que sigue siendo un misterio. 

Primero vemos que Al-Ghazali explica que el alma no está ni asociada ni disociada con el cuerpo. Por un lado, el alma comanda al cuerpo, pues el cuerpo no tiene voluntad propia, mientras que el alma es independiente. Es además incorpórea y por lo tanto eterna, y también es una sustancia que no tiene opuesto. 

El alma también es indivisible, como esta pertenece a la forma y la materia al cuerpo. Sin embargo, es el espíritu el cual se puede dividir y Al-Ghazali llama ''corazón'' puede dividirse entre el conocimiento de Dios y otros conocimientos sobre cosas indivisibles. 

Así, el hombre tendría tres características fundamentales: alma, razón y corazón. Este último es el que comanda toda acción, pues el corazón es el órgano vital del hombre, y es aquí donde están los sentimientos y las emociones. Lo racional pertenece al alma y al cerebro. 

Por lo tanto, tendríamos un esquema de la siguiente forma:

Alma y cerebro: razón
Espíritu y corazón: sentimientos y emociones

Como dijimos anteriormente, no obstante esta descripción, el alma humana sigue siendo un misterio para Al-Ghazali. 

Averroes (1126 - 1198)

El filósofo cordobés llamado Averroes, crítico pensador contra los textos de Al-Ghazali, hace totalmente suya la teoría aristotélica. Es decir, el hombre estaría compuesto de materia y forma, y la forma sería el alma. 

En un ámbito más amplio, Averroes se preguntaba si los seres universales conocen a los particulares. Lo universales los conocen pero en grupo y no individualmente. Por otro lado, al igual que Aristóteles, Avicena se queda con la concepción de que el alma perece con el cuerpo. 

En efecto, pareciera ser que aunque Averroes acepta la inmutabilidad y separación del alma con el cuerpo, igualmente suele asociar una cada vez que la caracteriza. Esto es porque el cordobés creía en la división de los intelectos: uno cognoscente y otro material.

Para explicar esto, debemos decir que Averroes creía en una verdad eterna, universal y cognoscible. ¿Por qué? porque el conocimiento necesita una verdad para alcanzar y adquirir conocimiento, es decir, si no existiera una verdad eterna, el intelecto humano no tendría nada a qué adherir. 

Por lo tanto, los hombres tendríamos un intelecto material que trata de adquirir ese conocimiento universal. Si ese intelecto es parte del alma, entonces podríamos decir que el alma y el cuerpo están juntos, pues el intelecto material es esencialmente material, y lo material perece. 



Conclusión

Me es muy grato volver a analizar estos filósofos que había dejado hace mucho en el blog. Retomar la filosofía musulmana no es más que retomar la lógica aristotélica con muchas modificaciones y mejoras, en mi opinión. A mi parecer es Averroes quien deja un punto de inflexión en estas teorías, ya que sería el mismo Santo Tomás de Aquino quien tendría dolores de cabeza para refutar a este tremendo pensador. 

jueves, 13 de diciembre de 2018

San Alberto Magno - Sobre el alma (Libro III: Facultades aprehensivas y motrices) (Tratado I: Facultades sensibles)

Dejamos los complejos tratados de los sentidos para ir acercándonos a las facultades del alma y sus características aprehensivas y motrices. Ha resultado realmente largo este tratado sobre el alma, pero a la vez muy interesante, pues el filósofo nos ha dejado una gran explicación de las distintas perspectivas del alma, incluyendo la mirada de otros filósofos de la historia. Hasta ahora tenemos algo de seguro con respecto a los sentidos: son manejados en su mayoría por la facultad del sentido común. Veamos lo que nos tiene en este tratado San Alberto Magno

Sobre el alma

Tratado I: Facultades sensibles

Capítulo I: La imaginación

Las potencias aprehensivas son por lo general pasivas y se vuelven activas cuando comienzan a tener la forma de la aprehensión. Sin embargo, también hay una potencia aprehensiva interior que se encarga de mostrarnos imágenes y efectos de otras cosas. Veamos estas características una por una. 

Potencia imaginativa 

Una potencia que conserva las imágenes de lo sentido o aprehendido, incluso aunque el objeto no esté presente. Se aleja del sentido común y de los sentidos, ya que es representación pura. También tiene que ver con los elementos matemáticos pues estos son totalmente abstractos. 

Capítulo II: La estimación

Potencia estimativa

Esta potencia también se aleja de los sentidos y también de la imaginación porque no sólo contempla la imagen de un objeto, sino que también sus características adicionales como los afectos: misericordia, tristeza, fuga o persecución. 

Ahora, de la potencia imaginativa no está totalmente desligada, pues la estimación también tiene que ver con la especulación que nos ayuda aún más con la consideración que tiene el sujeto. En este sentido, la potencia estimativa también produce las intenciones en el hombre para luego actuar. 

Capítulo III: La fantasía

Potencia de fantasía

La fantasía puede unir la imaginación con la intención y la intención con las imágenes, junto con una finalidad con respecto a la cosa en particular. 

A pesar de que incluya a la potencia imaginativa y estimativa, la potencia de fantasía se diferencia de ellas por el movimiento; en efecto, la fantasía es activa y las otras dos potencias son pasivas. 

Los expertos en la naturaleza dicen que los animales tienen mucha más fantasía que el hombre, sobre todo aquellos animales que son brutos. Los animales que son más prudentes siempre suelen ser llevados más por la razón que la fantasía. En el caso del hombre, la fantasía puede diferir de la realidad o puede ajustarse al raciocinio.

Capítulo IV: Facultades del alma y las cosas sensibles

San Alberto Magno se pregunta si las facultades mencionadas anteriormente pueden encontrarse en el alma o en otras cosas. Por ejemplo, supongamos que tenemos tres cuadrados de ordenados de izquierda a derecha. ¿Qué hace que el ser humano pueda discernir entre izquierda y derecha? la única facultad que puede hacer esto es la imaginación. Obviamente, el resto de las facultades también juega un rol importante, pero primeramente es la imaginación. 

Capítulo V: ¿La percepción y el entendimiento son lo mismo?

Los antiguos decían que entender era realmente algo relacionado con el sentido porque se debía realizar por medio de los sentidos. Esto es un error, pues el entendimiento es incorpóreo, a pesar de que se necesite del cuerpo de la materia presente. 

Lamentablemente, los filósofos cometieron el error de generalizar el sentido de que lo similar llama a lo similar, pero este por supuesto no es el caso. 

Por otro lado, si el entendimiento y la percepción (que ambos serían lo mismo según los antiguos porque también son similares) fueran lo mismo, entonces tendríamos que tanto los animales inferiores al hombre podrían tanto percibir (que les es concedido) como entender tantas cosas como el hombre. 

Además debemos agregar algo más. La percepción es perfecta en el animal, ya que es una característica natural pero el entendimiento puede caer en error

Capítulo VI: La facultad imaginativa, estimativa y de fantasía no son sentidos

La verdad se que la imaginación es una pasión y no un sentido; todo lo contrario, estas potencias mencionadas en el título están totalmente alejadas de los sentidos. Tampoco pueden pertenecer a aquello que es verdadero, porque lo verdadero y los falso requieren de razonamiento. Por lo tanto estas no pueden aprehender la verdad. 

Capítulo VII y VIII: La fantasía y la imaginación no es entendimiento ni opinión

La fantasía es aquella potencia que genera fantasmas en el alma de quien la posee. Por lo tanto, la fantasía no está en el entendimiento, puesto que el entendimiento no se guía por imágenes. De hecho, la fantasía estaría mucho más ligada a los sentidos que al raciocinio, por lo que podría decirse que todo animal tiene fantasía.

Sin embargo, Alberto Magno no está de acuerdo con eso y dice que los animales como los gusanos o las abejas construyen sus ''nidos'' con mucho arte, lo que hace decir que tienen imaginación, o fantasía para crearlos. 

Si bien la fantasía y la imaginación son la mayoría de las ocasiones falsas, estas no predican la verdad o la falsedad porque estas facultades no juzgan diciendo la verdad o negando, estas sólo representan lo que los sentidos muestran. Lo que si predica la verdad es la ciencia, el intelecto y la sabiduría.

Ni la fantasía ni la imaginación son opiniones pues no pueden juzgar. En este sentido, lo único que puede ser verdadero son lo sentidos y el entendimiento.

Objetos sensibles

Alberto Magno nos dice que hay tres tipos de objetos sensibles por los cuales se pueden cometer errores y falsedades:

Objeto sensible propio: es totalmente activo y pertenece a los sentidos exteriores. En este sentido no puede haber error. 

Objeto sensible accidental: la falsedad incide en la percepción porque esta se genera por composición de los objetos sensibles, es decir, una vez que se analiza el objeto parte por parte puede ocurrir un error y caer en una conclusión falsa. 

Objeto sensible común: cuando solo se puede aprehender las características del objeto sin recurrir a la materia, lo cual puede inducir a la falsedad con respecto a la materia sensible.

Capítulo IX: Origen del nombre fantasía


Fantasía quiere decir ''visión'' o ''apariencia'' por lo tanto, todo lo que se nos aparezca como imaginación y tenga movimiento tiene que ver con la fantasía. La fantasía aprovecha la ausencia de razón para moverse tras la mente del hombre, dando apariencia sensible a las cosas que en realidad no lo son.

Conclusión

Los conceptos vistos aquí no nos totalmente nuevos pues ya la filosofía griega acentuaba la importancia de la imaginación, fantasía, estimación e intelecto. Es increíble la aserción que Alberto Magno hace sobre los sentidos diciendo que ellos son verdaderos; algo que sus predecesores nunca consideraron y de hecho rechazaron la idea dando más prestigio a la inteligencia. Sigamos con Alberto Magno.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

San Alberto Magno - Sobre el alma (Libro II: Sustancia del alma y sus partes) (Tratado IV: El sentido común)

Como vimos en la entrada anterior seguiremos hablando de los sentidos y su importancia en el desarrollo y movimientos del alma. Esta vez mezclaremos algo clave en los sentidos, pues de ellos siempre se dicen que son ''particulares'' y no universales; sin embargo, en este capítulo veremos lo común que tienen todos los sentidos. En efecto, quizás desde esa mirada podamos tener un punto Universal o algo que los acerque un poco más al primer motor. 

Sobre el alma

Tratado IV: Lo común de los sentidos

Capítulo I: Los sentidos y las especies sensibles


Es interesante lo que aquí dice Alberto Magno con respecto a los sentidos, ya que reconoce que hay una especie de aprehensión que permite recibir la especie sensible sin la materia. Cuando se habla de esta manera, se quiere decir que por ejemplo, el sentido a recibido el color, el sabor y el sonido de los objetos que siente. Por más que esté la materia presente, el sentido de todas maneras puede aprehender todo lo que observa o siente de la materia, sin la materia misma. 

Capítulo II: Los objetos sensibles en seres carentes de sentido

En efecto, si un ser no tiene el sentido del olfato, este no puede ser afectado por el olor que emana de alguna parte. Sí puede haber un pequeño movimiento, como en el ejemplo del viento cuando éste transmite el sonido a una pared y esta pared se mueve. La pared se movería por accidente, pero las paredes carecen de sentido. 

Pareciera ser entonces que los objetos sensibles no obran en aquello que carece de sentidos, o, dicho en otras palabras, aquello que no es animado. De este modo, el objeto sensible es entendido de dos maneras: formal, con miras a la operación de los sentidos; y material, con miras de aquello que es perceptible. 

Por lo tanto, tendríamos una dicotomía entre estos conceptos:

  • Sentido: forma
  • Percepción: materia


En otras palabras, sentimos la forma y percibimos la materia. 

Capítulo III: Sólo existen 5 sentidos

Los cinco sentidos nos permiten aprehender la materia además de percibirla. Los medios para estos 5 sentidos son los elementos sublunares (aire, tierra, agua y fuego), lo que quiere decir que podemos sentir o percibir ya sea lo lejano o lo cercano.

La audición, la vista y el olfato son estos sentidos que pueden aprehender lo lejano, mientras que el gusto y el tacto necesitarán de la materia para sentir. De aquí que se funde la necesidad de sólo tener 5 sentidos. 

Capítulo IV: La naturaleza de los órganos

Todo órgano entonces pareciera tener su elemento a excepción del fuego que lo consume todo. El aire es connatural al oído y a la nariz, el agua es connatural al ojo, mientras que la tierra al tacto y al gusto. Los animales perfectos serán aquellos que tengan los 5 sentidos con ellos. 

Capítulo V: No falta ningún sentido se se tienen los 5 

Los objetos tienen ciertas características con las cuales son percibidos y esas particularidades se pueden aprehender por los 5 sentidos. La perfección sensorial de un animal subyace en estos 5 sentidos y si hubiera otro más tendría que existir un animal con un sentido extra y con una materia extra correspondiente. 

Capítulo VI: ¿Un sexto sentido adicional?

Muchos dicen que aparte de los sentidos mencionados, puede mencionarse uno más que está dentro de uno. Por ejemplo, hay veces que la vista puede percibir que un objeto es dulce por las propiedades visibles que tenga. Sin embargo, lo dulce no pasa por la vista sino que más bien por el gusto. 

Ahora, puede decirse que un sentido percibe o siente de manera accidental un sentido determinado, sin embargo, una cosa es que se perciba accidental y otra que se perciba esencialmente. Si queremos ver la verdadera función de un órgano sensorial, entonces debemos ver lo que percibe y recepciona esencialmente. 

Por otro lado, los 5 sentidos no funcionan propia o individualmente, es decir, los 5 están actuando simultáneamente en el hombre, pues si fuera de otra manera, individualmente, no podríamos captar el movimiento ni la magnitud de las cosas que nos rodean. De ahí que no sea necesaria la existencia de un 6to sentido. 

Capítulo VII: Las cinco facultades interiores del alma

En algunos capítulos anteriores vimos que las facultades sensibles podían aprehender los objetos sin la materia. Esta habilidad es llamada por San Alberto Magno ''sentido común'' y pertenece a los seres que tienen 5 sentidos. 

Ahora, esta facultad debe ser generalmente pasiva y por lo tanto en acto. Todas estas sensaciones y percepciones son almacenadas en la inteligencia por alguna fuerza o facultad ubicada en la facultad estimativa, dicha facultad es llamada ''memoria''. 

Lo que ayuda a retener estas imágenes que se perciben es la fantasía, pues esta nos ayuda con las cosas que podemos relacionar para poder recordar de mejor manera lo que habíamos sentido. 

Capítulo VIII: El sentido común

Es imposible que existan dos sentidos que hagan la función de uno y de lotro. Cada sentido tiene su propia función y si hubieran dos, entonces este segundo también tendría la función del primero generándose una confusión. De ahí que Alberto Magno diga


''La naturaleza nunca abunda en lo superfluo''

En otras palabras, la naturaleza siempre hace lo que es necesario entre todas las especies. Por ejemplo, sólo la vista tiene la facultad de ver y no otro sentido, y ctal como los otros puede aprehender el objeto sin materia. 

En este respecto, el sentido común sería el gran juez de todos los sentidos que restan, sean en el ámbito de lo sensible o en el ámbito de la aprehensión de la forma. 

Capítulo IX: Facultad sensitiva y objeto sensible

Lo que suena y la audición son idénticos en acto pero diferentes en cuanto al ser. Cuando algo es potencialmente sonante, entonces es ahí cuando hablamos de sonido, mientras que hablamos de audición cuando el sonante está en potencia en el oyente. 

Tal como la audición, los demás sentidos también tiene su correspondencia entre lo visible y la visión. Esto se puede entender mucho mejor bajo el concepto de agente y paciente donde uno actúa y el otro recibe. Todo sentido tiene su correspondencia con el órgano y con el concepto de las sensaciones. 

Capítulo X y XI: El sentido común y las sensaciones

Sabemos que los objetos nos dan demasiada información por medio de sus características y acciones. Una vez que estos afectan al sujeto, el sujeto mismo los puede entender, aprehender y sentir de maneras distintas. Sin embargo, todos estos procesos ocurren en un solo lugar que sería el sentido común.

El sentido común es único e indivisible. Sin embargo puede ocurrir que en el sentido común se comiencen a sentir más de una cosa al mismo tiempo, es decir, podemos saborear algo amargo y dulce al mismo tiempo. 

Si bien la definición de sentido común como algo indivisible está bien, también debe decirse que su ser es separado. Pero no en el sentido de que es múltiple, sino que en el sentido de que puede captar lo que es separado. Como un objeto puede tener múltiples características que coincidan con los sentidos más de una vez, y que el alma, evidentemente, es capaz de captar, se debe decir que el sentido común es capaz de recepcionar todo sin dejar de ser uno solo. El sentido común, finalmente, remite a facultades distintas una vez que es estimulado. 



Capítulo XII: Sentido común: centro de todos los objetos sensibles

Pareciera ser que el sentido común tiene mucho de material al poder captar el resto de los sentidos en el exterior. No obstante, el sentido común es el inicio, el origen de todos los sentidos; por lo tanto, este sería la derivación de todos lso sentidos y no al revés. Por lo tanto, el sentido común no sería algo material. Sin embargo, tampoco es algo absolutamente incorpóreo, ya que debe tener algo de material para captar los movimientos. Podríamos decir que lo material del sentido común es el cuerpo, mientras que éste es incorpóreo. 

Bajo este respecto, Alberto Magno cita a San Agustín en su obra ''De Trinitate'' para afirmar:

''El alma produce las formas corpóreas en sí misma''

Con esta último cita nos quedaría clara la función del sentido común con respecto a lo hablado anteriormente. 

Conclusión

Es interesante ver el concepto que San Alberto Magno tenía del sentido común, obviamente, un sentido común que es distinto de lo que podríamos decir hoy. Esto está hablado totalmente desde la perspectiva metafísica y no desde la perspectiva lógica (principalmente). Me parece que esta es una revolución que hace Alberto Magno, ya que complementa (o supera) por mucho el concepto que Aristóteles tenía por sentidos. En fin, sigamos con esta gran obra.