El estudio de la retórica ha trascendido las barreras de los países y la Antigua Grecia no fue la excepción. Ya habíamos visto el intento de definición de la retórica por parte de Platón en su diálogo con Gorgias. Sin embargo, por primera vez veremos una definición y caracterización de la retórica de manera sistemática como siempre se ha hecho en los libros de Aristóteles. Este primer libro nos dará una descripción general de lo que trata el concepto de Retórica, además de ver los tipos de lenguaje retórico que existen y se alcanzaron a analizar en la Antigua Grecia.
Referencias:
(1) Recordemos que Platón consideraba la retórica como algo aparente y por lo tanto inútil.
(2) En Gorgias, mientras Platón dice que la retórica no es una ciencia, Aristóteles la define como habilidad.
(3) En la retórica moderna lo conocemos como ''Ethos'', ''Pathos'' y ''Logos''.
(4) El término ''noble'' quiere decir ''bueno''.
(5) Recordemos que la ley general es la no escrita y la ley particular es la escrita.
(2) En Gorgias, mientras Platón dice que la retórica no es una ciencia, Aristóteles la define como habilidad.
(3) En la retórica moderna lo conocemos como ''Ethos'', ''Pathos'' y ''Logos''.
(4) El término ''noble'' quiere decir ''bueno''.
(5) Recordemos que la ley general es la no escrita y la ley particular es la escrita.
La
Retórica
LIBRO I: GENERALIDADES
Capítulo I: Retórica y dialéctica
Hemos visto que según Aristóteles, la dialéctica es el arte de razonar sobre todas las cosas empezando por cosas comunes y conocidas al pensamiento. La retórica es más bien el arte de convencer o persuadir a un individuo a través de las palabras.
Estas dos habilidades pueden darse en todos los seres humanos, pues algunos tienen habilidades innatas para ejercer la retórica o la dialéctica, así como también puede ser adquirida y ser igual de buena.
Entimema
En el segundo capítulo de Primeros Analíticos, Aristóteles definía el entimema como un silogismo que no tiene alguna de sus premisas porque se considera evidente en su totalidad. Por ejemplo, ''de una persona que se llame Ana se puede inferir que es mujer''.
Si bien pueden ser ciertos, los entimemas sólo pueden arrojar posibilidades y no siempre certezas. En el ejemplo anterior podríamos pensar que también hay un hombre (homosexual en este caso) que se autonombre ''Ana''. Quien conozca lo verdadero podrá con mayor razón usar los entimemas, pues estos solo nos muestran una oración que podría ser verdad.
La retórica como buen servicio
Al contrario de Platón en el Gorgias(1), Aristóteles reconoce la utilidad e importancia de la retórica en el diálogo porque debe existir el convencimiento a través de la palabra. Imaginemos a un tirano, siempre será mejor convencerlo a través de la palabra que a través del insulto. También debe existir para convencer a los jueces de llegar a una conclusión justa.
Aristóteles además enfatiza el uso de la retórica en cosas contrarias, pero no para utilizarlas; por ejemplo, se debe convencer para cosas buenas y cosas malas porque cuando sepamos convencer de las cosas malas, sabremos reconocer quién y cómo se persuade de dicha manera.
De este modo Aristóteles establece el objetivo que tiene la retórica en el lenguaje.
''Su objeto no es convencer, sino ver los argumentos propios de cada asunto''.
Establecimos así, luego de Platón en el Gorgias, una nueva definición para la retórica.
Capítulo II: Objetivos de la retórica
Básicamente, la retórica es considerada una facultad o habilidad de convencimiento a través de la palabra. Así, cada ciencia tendrá su propia retórica; como la medicina respecto a lo saludable(2). La retórica no es exclusivo de un sólo género.
Hay temas en que la retórica no nos sirve de buen modo como por ejemplo, confesiones, testimonios, o lectura de documentos. Estos temas siguen un patrón definido y no son sirven para convencer a los demás.
De tres especies son los argumentos que se deben procurar en un discurso(3):
Hay temas en que la retórica no nos sirve de buen modo como por ejemplo, confesiones, testimonios, o lectura de documentos. Estos temas siguen un patrón definido y no son sirven para convencer a los demás.
De tres especies son los argumentos que se deben procurar en un discurso(3):
- Comportamiento del que habla (emisor): cuando quien pronuncia el discurso es digno de elogio y credibilidad.
- Poner al oyente en determinada disposición (receptor): cuando los espectadores se ven incitados en el ánimo por el discurso.
- En el propio discurso (mensaje): cuando lo que se habla es evidente y convincente para cada asunto.
La retórica en cierto sentido es similar a la política y también a la dialéctica como dijimos anteriormente, pues son facultades que no son propias de un tema en específico. Por lo tanto, nos referiremos a la retórica con temas que se deliberan usualmente y que expresen probabilidad, no puede usarse la retórica con temas que son de imposible deliberación, ya que no surtirá efecto en el convencimiento.
Verosimilitud
Era muy a menudo que en la Antigua Grecia se dijera que lo creíble es lo que pasa habitualmente, pero en realidad lo creíble es lo que expresa una posibilidad, es decir, que una cosa pueda ser de otro modo.
El indicio se puede tomar desde lo particular a lo universal y de lo universal a lo particular. Hay dos tipos de indicios:
- Indicio necesario: cuando hay probabilidad y una especie de conclusión. Por ejemplo: ''de la presencia de fiebre es necesario que se esté enfermo''.
- Indicio no necesario: cuando no hay conclusión, solo probabilidad que puede ser rebatida. Por ejemplo: ''los sabios son justos porque Sócrates era un sabio''. Esta proposición puede ser rebatida.
Como podemos ver en los ejemplos, tenemos dos proposiciones; una que va desde lo particular a lo universal (fiebre y enfermedad) y otra que va desde lo universal a lo particular (sabios y Sócrates). La verosimilitud sería la combinación de indicio y prueba, es decir, pensar una probabilidad y luego concluir.
Capítulo III: Tipos de Retórica
Los tipos de discursos retóricos se dividen en tres:
En estos tres tipos de retórica hay que tener en cuenta la la posibilidad, la imposibilidad, lo que ocurrió y lo que no ocurrió.
- Deliberativo: hecho a través de la disuasión o exhortación.
- Forense: hecho a través de la discusión de los hechos pasados; se trata de la defensa o ataque en un juicio.
- Exhibición: hecho a través de los acontecimientos presentes y futuros. Analiza el aquí y el ahora.
En estos tres tipos de retórica hay que tener en cuenta la la posibilidad, la imposibilidad, lo que ocurrió y lo que no ocurrió.
Capítulo IV: Retórica deliberativa
Ahondemos un poco más en el primer tipo de retórica, la deliberativa.
La retórica deliberativa nos resulta útil en los temas frecuentes de la ciudad. Por ejemplo, 1)los recursos, 2)la guerra y la paz, 3)la defensa del país, 4)importaciones y exportaciones 5)y la legislación. Está demás decir que para producir un discurso deliberativo se debe investigar del tema y buscar soluciones para los que escuchan.
Los recursos: para pronunciarlo se deberá conocer los ingresos de la ciudad.
La guerra y la paz: para pronunciarlo se deberá conocer las batallas anteriores y cómo éstas ocurrieron. También hay que conocer las guerras y batallas vecinas, a fin de conocer las ciudades más fuertes y las más débiles.
La defensa del país: para pronunciarlo se deberá conocer la cuantía de defensas que tiene la ciudad para acrecentarla en caso de guerras.
La exportación e importación: para pronunciarlo se deberá conocer los recursos para luego decidir cuáles se exportarán y cuales se importarán.
La legislativa: para pronunciarlo se deben conocer las distintas formas de organización del Estado, tanto propias como contrarias.
Estas son las sugerencias que deben considerarse antes de pronunciar un discurso de cierta índole.
La retórica deliberativa nos resulta útil en los temas frecuentes de la ciudad. Por ejemplo, 1)los recursos, 2)la guerra y la paz, 3)la defensa del país, 4)importaciones y exportaciones 5)y la legislación. Está demás decir que para producir un discurso deliberativo se debe investigar del tema y buscar soluciones para los que escuchan.
Los recursos: para pronunciarlo se deberá conocer los ingresos de la ciudad.
La guerra y la paz: para pronunciarlo se deberá conocer las batallas anteriores y cómo éstas ocurrieron. También hay que conocer las guerras y batallas vecinas, a fin de conocer las ciudades más fuertes y las más débiles.
La defensa del país: para pronunciarlo se deberá conocer la cuantía de defensas que tiene la ciudad para acrecentarla en caso de guerras.
La exportación e importación: para pronunciarlo se deberá conocer los recursos para luego decidir cuáles se exportarán y cuales se importarán.
La legislativa: para pronunciarlo se deben conocer las distintas formas de organización del Estado, tanto propias como contrarias.
Estas son las sugerencias que deben considerarse antes de pronunciar un discurso de cierta índole.
Capítulo V: La felicidad y la retórica
La felicidad se basa en la prosperidad unida a la excelencia y a la cuantiosidad de bienes materiales; en otras palabras, tener los adecuados bienes externos (del cuerpo) e internos (del alma).
Los bienes internos son los del alma y de éstos ya se ha hablado suficiente en la Ética a Nicómaco específicamente en el libro I. Uno de los bienes externos es la nobleza la cual es hereditaria, pero la condición de esta es que la antigüedad de sus antepasados sea excelente y virtuosa, o en última instancia de riqueza.
Bienes externos
Estos tipos de bienes son fáciles de identificar, pues corresponden a la abundancia, a la posesión de tierras, a la extensión y a la belleza.
La estima también es un bien externo que se consigue siendo un ''bienhechor''. Esta se consigue por medio de los sacrificios, menciones en verso o en prosa, distinciones, recintos sagrados, sepulcros, estatuas, y pensiones a cargo del Estado.
La abundancia de amigos también se encuentra en esta categoría y corresponde a tener como amigos a muchos hombres de bien.
La estima también es un bien externo que se consigue siendo un ''bienhechor''. Esta se consigue por medio de los sacrificios, menciones en verso o en prosa, distinciones, recintos sagrados, sepulcros, estatuas, y pensiones a cargo del Estado.
La abundancia de amigos también se encuentra en esta categoría y corresponde a tener como amigos a muchos hombres de bien.
Capítulo VI: El bien y la retórica
Para convencer en la retórica es necesario dirigir nuestro discurso hacia lo que es bueno. Lo bueno es lo que nos produce un bienestar y autosuficiencia, y todo lo bueno se infiere por medio de consecuencias. Por ejemplo, estar sano produce salud, alimentarse produce salud y ejercitarse produce salud. En este caso son tres las consecuencias para estar saludable.
En resumen, para definir las cosas buenas veamos la siguiente lista:
- Felicidad (es un bien en sí mismo porque hacemos de todo para conseguirla).
- La justicia
- La valentía
- La moderación
- La magnanimidad
- La magnificencia
Estas cosas ya se han analizado en la Ética a Nicómaco en el exámen de las virtudes éticas. Así también son bienes la sabiduría, la ciencia y las artes.
Por el contrario, tenemos lo malo que es lo contrario de lo bueno y por lo tanto, lo menos deseable en la mayoría de los casos. Decimos en la mayoría de los casos porque hay ciertos males que resultan beneficiosos como las desgracias que logran unir más a los hombres.
El bien como algo preferible y conveniente
También es considerado bueno lo que la mayoría quiere y además lo que es digno de elogio (nadie elogia lo malo). Otra de las cosas preferibles como bien es preferir lo que los hombres de bien (Homero, Odiseo, Aquiles, etc,) consideraban como un bien.
Lo preferible es también lo que se extraña, así como también lo que es fácil de hacer porque al mismo tiempo será posible.
Capítulo VII: Lo conveniente y la retórica
Siempre se escogerá lo más conveniente, eso es obvio, pero sucede que algunas veces hay dos cosas que son convenientes y no se sabe cuál escoger; algo parecido ocurre con lo mucho y lo poco.
¿Cómo podemos elegir? Entre dos cosas convenientes, siempre una va a ser más que la otra, o la contendrá a la otra. Justamente es esa la que elegiremos para guiarnos bien. También puede ocurrir que una tercera cosa exceda a las dos cosas que dijimos que eran convenientes; ésta tercera se escogerá siempre y cuando sea más conveniente que las otras dos.
Lo que representa un fin será más conveniente que algo que no lo es. Por ejemplo, hacer gimnasia para tener buena forma. También lo que es un principio será más conveniente que aquello que no lo es. En la búsqueda, según las perspectivas que se tomen lo difícil es más conveniente que lo fácil; por ejemplo, la búsqueda del oro. Esto se establece más bien en cuanto a nuestros deseos.
En fin, podríamos decir que los principios y los fines nos ayudarán a encontrar lo conveniente y lo no conveniente. Por otro lado, existen cosas que son convenientes siempre.
Todas estas cosas son las preferencias de la discreción del buen hombre.
El deseo y el placer
En lo conveniente también entra el placer, pues deseamos lo conveniente. El placer debe ser algo que no cause sufrimiento y que dure mucho tiempo. Uno desea placer para sí mismo, pero también es placer sentir que otros tienen placer y ojalá este placer sea seguro y duradero.
Se deseará lo hermoso a lo feo, lo verdadero a lo opinable, lo posible a lo imposible, la vejez a la enfermedad y el ser al parecer. Estos serían en general los argumentos para persuadir y convencer; señalar lo más preferible.
En fin, podríamos decir que los principios y los fines nos ayudarán a encontrar lo conveniente y lo no conveniente. Por otro lado, existen cosas que son convenientes siempre.
- La excelencia a la falta de excelencia
- La ciencia a la falta de ciencia
- Lo noble a lo falto de nobleza.
Todas estas cosas son las preferencias de la discreción del buen hombre.
El deseo y el placer
En lo conveniente también entra el placer, pues deseamos lo conveniente. El placer debe ser algo que no cause sufrimiento y que dure mucho tiempo. Uno desea placer para sí mismo, pero también es placer sentir que otros tienen placer y ojalá este placer sea seguro y duradero.
Se deseará lo hermoso a lo feo, lo verdadero a lo opinable, lo posible a lo imposible, la vejez a la enfermedad y el ser al parecer. Estos serían en general los argumentos para persuadir y convencer; señalar lo más preferible.
Capítulo VIII: Las formas de gobierno y la retórica
Al igual que todas las cosas explicadas anteriormente, si se quiere hablar de política en la retórica se necesita conocer todas las cosas de gobierno (usos, diferencias, ventajas y desventajas). Es claro que debe persuadirse desde este punto de vista, pues todos quieren lo que es ventajoso.
En La Política vimos que existen cuatro formas de gobierno que tienen cuatro desviaciones. Debemos conocer sus fines y sus principios para convencer y defender cada forma de gobierno; para esto, deberemos servirnos del argumento demostrativo (hechos) y de los argumentos éticos.
Capítulo IX: Los temas apropiados e inapropiados
Es importante considerar en el discurso las cosas nobles(4), ya que son las más dignas y excelentes por sí mismas. Es decir, la valentía, la justicia, la magnanimidad no se quieren por otra cosa más que por ellas mismas.
Cuando se habla de estas cosas nunca encontraremos problemas, pero cuando queremos hablar de lo contrario de ellas es posible que experimentemos cierta vergüenza o pudor por hablar. Es así como Alceo le dijo a Safo de Lesbos ''deseo decirte algo, pero el pudor me cohíbe'', a lo que Safo respondió:
''Si tu deseo fuera de cosas justas y nobles y tu lengua no pretendiera decir una cosa mala, el pudor no llenaría tus ojos, sino que hablarías de lo que es justo''
Hablar de lo justo no implica ningún problema en los discursos y ayuda mucho al convencimiento y por lo tanto, a la retórica.
El elogio
Siendo también un tipo de discurso, el elogio debe ir dirigido a personas de bien. La persona que se debe elogiar y pronunciar un discurso debe haber cometido acciones nobles y dignas de alabanza. Este tipo de discurso es el que pone de manifiesto la excelencia de los hombres.
El elogio y la deliberación tiene un cauce en común, pues la deliberación puede transformarse en elogio. Una deliberación puede ser también un consejo si tomamos como ejemplo la siguiente frase:
''No hay que enorgullecerse de lo que la suerte depara sino de lo que uno mismo consigue''
De aquí se puede cambiar a un elogio si lo expresamos del siguiente modo:
''No se enorgullece de lo que la suerte le depara sino de lo que él mismo consigue''
Es así como el consejo y el elogio puede ser complementario el uno con el otro. Por otra parte, el consejo no puede darse a personas sin superioridad, al contrario a dichas personas se les dedica el elogio.
Capítulo X: Los temas acusables y defendibles
Ahondaremos lo contrario de lo elogiable y lo adecuado para centrarnos en lo acusable y lo reprensible. Para hablar de estos temas primero se debe definir ''delincuencia''. En palabras de Aristóteles:
''Causar voluntariamente un daño contra la ley''
Primero que todo hay que tomar en cuenta tres aspectos:
- Naturaleza y número de motivos por los que se delinque
- Disposición de ánimo con que se delinque
- Contra quién y en qué situación se delinque
La maldad y el desenfreno son en general, las causas por las cuales los hombres delinquen. Todo acto delictual tiene un objetivo claro para cada delincuente; el robar para el ladrón, el placer para el lujurioso, la molicie para el perezoso, etc.
Para indagar la disposición de ánimo con la que se delinque es necesario ver las imputaciones del acusado. Distingamos por lo menos dos:
- Imputables: se cometen por costumbre o por satisfacer un deseo; de éstas últimas se hacen por deseo racional y otras por deseo irracional.
- No imputables: se cometen por azar y necesidad; de éstas últimas unas se hacen por coacción y otras por naturaleza.
En total, todo lo que se hace se hace por siete causas: azar, naturaleza, necesidad, coacción, hábito, cálculo y pasión. Analicemos cada una por separado.
Azar: acciones cuya causa es indeterminada. No suceden con propósito.
Naturaleza: acciones cuya causa reside en sí mismas con un orden determinado. Suceden de forma establecida y con mucha frecuencia.
Coacción: acciones cuya causa contra el deseo y el propósito de quienes la hacen.
Hábito: acciones que ocurren muchas veces.
Cálculo: acciones que ocurren en vista a un provecho, o a un fin.
Pasión: acciones que se inclinan siempre por lo placentero.
Todos los actos que se cometen de forma voluntaria son buenos porque son inclinados a satisfacer un placer (considerando que la satisfacción de un placer es algo bueno), mientras que los actos involuntarios son los que no se hacen por uno mismo.
Cálculo: acciones que ocurren en vista a un provecho, o a un fin.
Pasión: acciones que se inclinan siempre por lo placentero.
Todos los actos que se cometen de forma voluntaria son buenos porque son inclinados a satisfacer un placer (considerando que la satisfacción de un placer es algo bueno), mientras que los actos involuntarios son los que no se hacen por uno mismo.
Capítulo XI: El placer y la retórica
El placer en general representa a la naturaleza, pues las cosas que se encaminan a un estado natural son placenteras. También se refiere al hábito porque esta muy relacionado con la frecuencia de las acciones. Así podemos decir que la naturaleza es lo que pasa siempre y el hábito de forma frecuente.
Naturaleza: Siempre
Hábito: frecuentemente
Por como vemos estos dos conceptos están muy relacionados.
Obligación y no obligación
Es evidente que todo lo placentero pertenece a lo que no es obligatorio (diversión, distracción, holgazanería, descanso, juegos y ocio), mientras que lo obligatorio pasa a todas las cosas que no son placenteras.
Placeres
Luego de esto tenemos los deseos racionales e irracionales:
Racionales: todos aquellos que son fruto del convencimiento.
Irracionales: los que pertenecen a la naturaleza como ver, oír, comer, escuchar, aparearse o degustar.
El placer sería cierta sensación que pasa por los sentidos y que posteriormente pasa por la imaginación. Así cuando alguien escucha, siente, oye, degusta o ve, recuerda esa sensación a través de la imaginación.
De modo que el placer pasa pro los sentidos y al mismo tiempo por los recuerdos, como tiempo pasado, presente y futuro. Por ejemplo, el amante no solo se deleite con la presencia del amado (presente), sino también con su recuerdo (pasado) y cuando sabe que lo verá (futuro).
Capítulo XII: Delincuencia
Delinquen aquellos que sólo tienen la oportunidad de no ser descubiertos. Esto lo hacen de esta forma porque podrían recibir un castigo, o porque pueden recibir un castigo, pero menor que el beneficio.
Perfil del delincuente
Estas son algunas de las características que menciona Aristóteles para describir al delincuente y sus razones para delinquir impunemente.
- Facilidad para la palabra.
- Personas emprendedoras.
- Experiencias en muchos procesos.
- Cantidad considerable de amigos (para delinquir).
- Amigo de los jueces.
- Procuran no tener enemigos (para que no conspirar contra él).
- Soborno a los jueces.
- Aprovechan la diferencia entre castigo y beneficio del delito.
- Se bastan de privilegios para que no se piense que delinquen.
- Delinquen en cosas que todos hacen para pasar desapercibido.
Estas son más o menos las características de los delincuentes y que hacen para evitar los castigos. Ahora veamos a contra quienes atenta estos delincuentes:
- Contra quienes tengan cosas que nos falta sea necesario, útil o superfluo.
- Contra personas lejanas o cercanas.
- Contra personas confiadas (descuidadas de los robos).
- Contra personas timoratas (cobardes).
- Contra quienes han sido calumniados.
- Contra quienes tienen antepasados enemigos del delincuente.
- Contra amigos (por facilidad) y enemigos (por placer).
- Contra quienes han cometido muchas faltas
- Contra quienes cuya desgracia agradará a los amigos.
- Contra quienes es posible obtener indulgencia.
Con esto basta para describir todas las características de un delincuente y por qué y contra quién se delinque.
Capítulo XIII: Ley y delincuencia
Vinculemos ahora los actos delictuales con la ley general y la ley particular de una ciudad(5).
Los delitos pueden cometerse contra una persona (golpes, adulterio) en particular como con la comunidad (no asistir al servicio militar). Quien sufre delito, lo sufre por una acción voluntaria del delincuente y en contra de su voluntad.
Acusaciones
Lo importante de las acusaciones es saber distinguir el delito que se comete; por ejemplo, se tienen relaciones, pero eso no significa adulterio; se toma algo, pero eso no significa robo. Lo que entra en la categoría de delito es aquello que no tiene indulgencia. La mala suerte tampoco será considerada como delito.
Capítulo XIV: Magnitud de los delitos
Hay varias formas de dar magnitud a un delito. Muchos de ellos se miden por la frecuencia con la que se comete el mismo delito; por ejemplo si es primera vez que roba o ya lo ha hecho muchas veces.
También se mide por la frecuencia de falta de compromisos (juramentos, matrimonios, garantías, etc.). Otra medida del delito ocurre por el lugar, por ejemplo, cuando se comete un delito dentro del tribunal. Por otro lado, la medición de quien comete delito en las leyes no escritas, será peor de quienes cometen delitos en las leyes escritas, pues las primeras no son obligatorias y las segundas sí.
Capítulo XV: Recursos para argumentar
Existen argumentos que no son pertenecientes a la retórica que analizaremos a continuación:
- Leyes: Suele pasar que la ley es contraria a nuestros razonamientos y es en ese momento en donde se debe recurrir a la distinción de los delitos. Además, el más justo de los hombres es el que se guíe por las leyes no escritas que por las escritas, pues las primeras pertenecen a la naturaleza.
- Testigos: Existen de dos tipos: los antiguos, cuyos juicios ya son conocidos (Homero en Salamina) y en general las personas que tengan que ver con hechos del pasado; los testigos actuales son las personas que evidencian lo ocurrido, pero sin calificar el hecho, sólo describirlo. A pesar de esto, los testigos antiguos son los mejores por ser insobornables. Si no se tiene un testigo se acudirá a lo que es verosímil del caso.
- Contratos: Se debe tener especial cuidado con los contratos pues se prestan para el engaño y por más argumento que tengamos, nada se puede hacer si se aceptan. Esto se debe a que no están hechos por la naturaleza, sino más bien por convención y mano del hombre. También es preciso mirar si no son contradictorios con la ley escrita.
- Declaraciones bajo tortura: Muy parecidos a los testimonios parecieran tener una verdadera credibilidad, pues el torturado no se arriesgará a un destino peor.
- Juramentos: Se deben distinguir cuatro tipos de juramentos:
- No propuestos: Suceden porque es más fácil cometer perjurio que jurar hacer cosas buenas.
- Propuestos: Cuando se considera que es justo que los jueces juzguen la situación.
- No admitidos: Cuando no se quiere aceptar por principios, es decir, quien admite se le tomará como sinvergüenza, pues cuando se admite el sinvergüenza tiene un beneficio, el que no admite no tiene tal beneficio.
- Admitidos: Cuando se confía en triunfar en el juicio. Se deja todo a criterio de los jueces.
Así terminamos con las cosas pertenecientes a la retórica y a las que no pertenecen.
Conclusión
Es increíble ver que la mayoría de los capítulos de este libro no se dedican a la retórica, más que de una forma indirecta pues se habla más del bien, del placer, de la justicia (que en todo caso son temas que sirven para pronunciar un discurso). De todas formas es un trabajo fiel a la filosofía aristotélica donde, además, podemos ver muchas de las cosas que se aplican a la Ética a Nicómaco y algunas otras ideas del Gorgias de Platón, sin olvidar las menciones y conceptos que necesitamos de los libros de lógica. Sigamos viendo las teorías sobre el discurso que nos entregará en los próximos libros.