domingo, 23 de febrero de 2025

Depravación total

Depravación Total

La doctrina de la depravación total sostiene que, como resultado de la caída de Adán y Eva, toda la humanidad ha heredado una naturaleza pecaminosa que afecta cada aspecto del ser humano: mente, voluntad, emociones y cuerpo. Esta condición implica que, por sí mismos, los seres humanos son incapaces de buscar a Dios o de hacer el bien que sea verdaderamente agradable a Él. El apóstol Pablo enfatiza esta realidad en Romanos 3:10-12: "No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno". Este pasaje subraya la incapacidad del hombre para acercarse a Dios sin una intervención divina.

Pelagio

Pelagio, un monje británico del siglo V, sostenía que los seres humanos nacen moralmente neutros, sin la mancha del pecado original, y poseen la capacidad innata de elegir entre el bien y el mal sin la necesidad de la gracia divina. Según su perspectiva, el pecado de Adán no afectó a las generaciones futuras, y cada individuo tiene la responsabilidad y el poder de vivir una vida justa por sus propios medios. Esta visión contrasta con la doctrina de la depravación total, que afirma que, debido al pecado original, la naturaleza humana está corrompida en su totalidad, incapacitando al individuo para buscar a Dios o hacer el bien sin la intervención de la gracia divina. Pelagio negaba esta depravación inherente, argumentando que la humanidad conserva la capacidad de cumplir la ley de Dios y alcanzar la justicia por esfuerzo propio.

San Agustín de Hipona

San Agustín de Hipona, uno de los Padres de la Iglesia más influyentes, desarrolló la doctrina de la depravación total en respuesta a las enseñanzas de Pelagio. Según Agustín, tras la Caída, toda la humanidad quedó en una esclavitud autoimpuesta al pecado, lo que significa que todas las personas están inevitablemente predispuestas al mal antes de tomar cualquier decisión consciente y son incapaces de abstenerse de pecar por sus propios medios.

Aunque el libre albedrío no se elimina en el sentido de la capacidad de elegir entre alternativas, las personas son incapaces de tomar decisiones que sirvan a Dios en lugar de a sí mismas sin la intervención de la gracia divina. Esta perspectiva agustiniana sostiene que, debido al pecado original, la naturaleza humana está corrompida en todas sus facultades, y solo mediante la gracia de Dios es posible la redención y la capacidad de realizar el bien verdadero.

Santo Tomás de Aquino

A diferencia de la doctrina de la depravación total, que sostiene que el pecado ha corrompido por completo todas las facultades humanas, Aquino argumentó que, tras la Caída, la naturaleza humana quedó herida pero no totalmente corrompida. Según él, el intelecto y la voluntad se debilitaron, pero conservaron su capacidad para el bien. Esta perspectiva sugiere que, aunque el pecado original afectó profundamente al ser humano, este aún posee una inclinación natural hacia el bien y puede cooperar con la gracia divina para alcanzar la salvación.

En las cuestiones 81 y 82 de la prima secundae de la Suma Teológica, Aquino analiza cómo el pecado original afecta la naturaleza humana, argumentando que, aunque la naturaleza quedó herida por el pecado, no fue totalmente corrompida. 

Reformadores

Martín Lutero

Según esta doctrina, el pecado original ha corrompido profundamente todas las facultades del ser humano, incluyendo la voluntad, dejándolo incapaz de buscar o elegir el bien por sí mismo. Esta perspectiva se contrapone a la idea de que el ser humano posee un "libre albedrío" capaz de cooperar con la gracia divina para alcanzar la salvación.

Lutero expuso detalladamente su visión en su obra "De Servo Arbitrio" (La Esclavitud de la Voluntad), escrita en 1525 como respuesta a Erasmo de Róterdam. En este texto, argumenta que la voluntad humana está esclavizada al pecado y, por lo tanto, es incapaz de contribuir a su propia salvación sin la intervención directa de la gracia de Dios. Para Lutero, reconocer la depravación total del ser humano es esencial para comprender la necesidad absoluta de la gracia divina en el proceso de redención.

Juan Calvino

Un componente central de su doctrina es la "depravación total", que sostiene que el pecado original ha corrompido cada aspecto de la naturaleza humana, afectando mente, voluntad y emociones. Esta corrupción es tan profunda que, sin la intervención de la gracia divina, el ser humano es incapaz de buscar o realizar el bien espiritual auténtico.

Calvino argumentaba que, aunque las personas pueden realizar actos moralmente buenos en apariencia, estos no son suficientes para agradar a Dios o lograr la salvación, ya que están contaminados por motivaciones egoístas y una naturaleza caída. Por lo tanto, la regeneración y la fe son dones otorgados por Dios a quienes Él elige, independientemente de cualquier mérito o acción humana.

Esta perspectiva se formalizó posteriormente en los "Cinco Puntos del Calvinismo", conocidos por el acrónimo TULIP en inglés:

  1. Depravación Total: La humanidad está completamente afectada por el pecado en todas sus partes.
  2. Elección Incondicional: Dios elige a quienes salvará sin basarse en ninguna condición o mérito previo.
  3. Expiación Limitada: Cristo murió específicamente por los elegidos, asegurando su salvación.
  4. Gracia Irresistible: La gracia de Dios, cuando es extendida a los elegidos, no puede ser rechazada.
  5. Perseverancia de los Santos: Aquellos que verdaderamente son elegidos por Dios perseverarán en la fe hasta el fin.

Estos puntos fueron articulados en respuesta a las enseñanzas arminianas y se consolidaron en el Sínodo de Dort (1618-1619). La doctrina de la depravación total subraya la necesidad absoluta de la gracia divina para la salvación, ya que el ser humano, en su estado caído, carece de la capacidad para buscar a Dios por sí mismo.

Es importante destacar que, aunque el término "depravación total" puede sugerir que el ser humano es tan malo como podría ser, en la teología calvinista significa más bien que el pecado ha afectado todas las áreas de la vida humana, sin que ninguna quede intacta. Sin embargo, esto no implica que las personas no puedan realizar acciones moralmente buenas en un sentido relativo, sino que, sin la gracia regeneradora de Dios, estas acciones no son suficientes para alcanzar la justicia delante de Él.

Jacobo Arminio

Al igual que otros reformadores, Arminio sostenía que, debido al pecado original, la naturaleza humana está profundamente corrompida, afectando todas las facultades del ser humano. En este estado caído, el hombre es incapaz de, por sí mismo, pensar, querer o hacer lo que es verdaderamente bueno y agradable a Dios. Arminio afirmaba que, en su condición natural, el ser humano no posee la capacidad de tener fe salvadora ni de realizar obras que conduzcan a la salvación. Es necesario que Dios, a través de Cristo y por medio del Espíritu Santo, regenere y renueve al individuo en su intelecto, emociones y voluntad, capacitándolo así para entender, desear y hacer lo que es verdaderamente bueno. 

Sin embargo, a diferencia de la perspectiva calvinista, Arminio introdujo el concepto de "gracia preveniente". Esta gracia es una influencia divina que precede a la decisión humana, otorgando al individuo la capacidad de responder al llamado de Dios. Aunque el ser humano, en su estado natural, es incapaz de buscar a Dios, la gracia preveniente capacita a la persona para ejercer su libre albedrío y responder al ofrecimiento de salvación. Es importante destacar que, según Arminio, esta gracia puede ser resistida; es decir, aunque Dios otorga la capacidad de responder, el individuo puede elegir rechazarla.

Por otro lado, los seguidores de Arminio formularon lo que se conoció como ''Los Cinco Artículos Remonstrantes'', que se contraponían a las enseñanzas de Juan Calvino. 

Los Cinco Artículos de la Remonstrancia fueron formulados en 1610 por los seguidores de Jacobo Arminio, conocidos como remonstrantes, para expresar su desacuerdo con ciertas doctrinas calvinistas predominantes en la Iglesia Reformada Holandesa. A continuación, se presentan estos artículos:

  1. Elección Condicional: Dios ha determinado, antes de la fundación del mundo, salvar a aquellos que, mediante la gracia del Espíritu Santo, creen en Jesucristo y perseveran en la fe y obediencia. Esta elección se basa en la presciencia divina de la fe y perseverancia humanas.

  2. Expiación Universal: Cristo murió por todos los hombres, obteniendo redención y perdón de pecados para cada individuo. Sin embargo, solo los creyentes disfrutan efectivamente de este perdón.

  3. Depravación Total: El ser humano, en su estado caído, es incapaz de pensar, querer o hacer lo que es verdaderamente bueno por sí mismo. Es necesario que sea regenerado y renovado por Dios en Cristo, a través del Espíritu Santo, para poder hacer el bien.

  4. Gracia Resistible: Aunque la gracia de Dios es esencial para todo lo bueno, esta puede ser resistida por el ser humano. No actúa de manera irresistible, y las personas pueden rechazar el llamado divino.

  5. Posibilidad de Caer de la Gracia: Los creyentes tienen la capacidad, mediante la gracia del Espíritu Santo, de luchar contra el pecado y perseverar. Sin embargo, es posible que, por negligencia, se aparten de la verdadera fe y pierdan la gracia, aunque este punto requiere un estudio más profundo según las Escrituras.

Estos artículos fueron presentados a los Estados Generales de Holanda como una petición de mayor tolerancia teológica y como una protesta contra la doctrina calvinista de la predestinación absoluta. Sin embargo, en el Sínodo de Dort (1618-1619), estas enseñanzas fueron rechazadas, y los remonstrantes fueron condenados como herejes.


Conclusión

La doctrina de la depravación total destaca la profundidad de la corrupción humana debido al pecado y subraya la necesidad indispensable de la intervención divina para la redención y reconciliación con Dios. Sin la gracia de Dios, el ser humano permanece en un estado de incapacidad espiritual, incapaz de alcanzar la salvación por sus propios esfuerzos. Esta enseñanza resalta la dependencia absoluta del individuo en la misericordia y gracia divinas para ser restaurado a una relación correcta con el Creador.

Avicebrón (שלמה בן גבירול - سليمان بن يحيى بن جبيرول) - Vida y obra (1021 - 1058)

 


Solomón Ibn Gabirol, conocido en el mundo latino como Avicebrón, fue un filósofo, poeta y teólogo judío nacido alrededor del año 1021 en Málaga (Al-Ándalus) y fallecido alrededor de 1058 en Valencia o Zaragoza. Fue una de las figuras más destacadas de la filosofía neoplatónica medieval, influyendo tanto en el pensamiento judío como en el cristiano. Su obra combina elementos de la tradición neoplatónica, la metafísica aristotélica y la mística judía, con una profunda preocupación por la relación entre Dios, el universo y la materia.

Ibn Gabirol es reconocido no solo como filósofo, sino también como uno de los más grandes poetas hebreos de la Edad Media. Su poesía, caracterizada por una fuerte espiritualidad y un profundo sentido existencial, lo convirtió en una figura clave en la tradición poética sefardí. Entre sus composiciones destacan himnos litúrgicos y reflexiones filosóficas que exploran la naturaleza del alma y la relación del ser humano con Dios.


IBN GABIROL

VIDA Y OBRA

Infancia

Su nombre completo fue Abü Ayyüb Suleymán ben Yahya ben Gabirol, más conocido como Solomón Ibn Gabirol, nació alrededor del año 1021 en Málaga, en el seno de una familia judía de Al-Ándalus, región que en ese momento vivía un gran esplendor cultural bajo el Califato de Córdoba y, posteriormente, los reinos de taifas.

Es altamente probable que la familia de Salomón ibn Gabirol haya abandonado Córdoba tras los saqueos de 1013, llevados a cabo por las tropas bereberes durante la guerra civil que marcó el fin del Califato de Córdoba. Este éxodo habría llevado a la familia a establecerse en Málaga, donde se estima que nació Ibn Gabirol alrededor del año 1021. 

Su infancia estuvo marcada por la prematura muerte de su padre, un hecho que lo dejó huérfano a una edad temprana. Este evento tuvo un impacto profundo en su carácter y en su producción literaria, pues en su poesía refleja un sentimiento de soledad y melancolía, elementos recurrentes en sus escritos.

Desde joven, Ibn Gabirol mostró un talento excepcional para la poesía y el estudio de la filosofía. Se trasladó a Zaragoza, una de las ciudades más prósperas y avanzadas de la época, donde recibió una educación sólida en las tradiciones filosóficas griega, árabe y judía. Su conocimiento del árabe y del hebreo le permitió acceder a las obras de Platón, Aristóteles y los neoplatónicos, así como a los escritos de filósofos islámicos como Al-Farabi y Avicena. Además, desde temprana edad, destacó en la composición de poemas en hebreo, siendo uno de los primeros poetas en desarrollar la poesía hebrea medieval en un estilo refinado e innovador.

Estudios

Uno de los personajes clave en la vida de Ibn Gabirol fue Yekutiel ibn Hasan, un influyente visir judío en la corte de Zaragoza. Yekutiel era un hombre culto y generoso, que se destacó por su apoyo a los estudiosos y poetas judíos de su tiempo. Reconoció el talento de Ibn Gabirol desde joven y se convirtió en su protector y mecenas, proporcionándole apoyo económico y un ambiente propicio para su desarrollo intelectual.

Mecenazgo

Bajo el patrocinio de Yekutiel, Ibn Gabirol escribió numerosos poemas laudatorios, en los que expresaba su gratitud y admiración hacia su benefactor. En estos poemas, lo describe como un hombre de gran sabiduría y justicia, digno de gobernar y de ser recordado por su generosidad con los estudiosos y escritores.

Sin embargo, esta etapa de estabilidad se vio truncada cuando Yekutiel ibn Hasan fue ejecutado en el año 1039, probablemente debido a intrigas políticas dentro de la corte musulmana de Zaragoza. La muerte de su mecenas fue un duro golpe para Ibn Gabirol, quien escribió una elegía desgarradora en su honor, lamentando la pérdida de su amigo y protector. A partir de este momento, su situación se volvió más precaria, y comenzó a tener conflictos con otros miembros de la élite judía. El filósofo, luego de estar en Zaragoza un tiempo, se dirigió a Granada a buscar otro protector. 

Desde su adolescencia, mostró una habilidad excepcional para la poesía y la reflexión filosófica. A los 17 años, ya había compuesto cinco poemas conocidos, entre ellos una azhara en la que enumera los 613 mandamientos del judaísmo. También escribió una elegía de 200 versos en honor a su amigo y mecenas Yekutiel ibn Hassan. A los 19 años, creó un poema alfabético-acróstico de 400 versos sobre las reglas de la gramática hebrea. Posteriormente, a los 23 o 25 años, escribió en árabe "Mejoramiento de las Cualidades Morales", traducido más tarde al hebreo por Judah ibn Tibbon. Hacia los 25 años, pudo haber escrito Mivchar Pninim ("Selección de Perlas"), aunque la atribución es debatida.

Otro personaje influyente de la época y mecenas de Gabirol fue Samuel ibn Nagrella, también conocido como Samuel ha-Nagid, quien fue visir del reino de Granada y uno de los judíos más poderosos de Al-Ándalus. Samuel era un gran mecenas de las artes y las letras, además de ser poeta y estratega militar.

Aunque ambos compartían intereses intelectuales y filosóficos, Ibn Gabirol y Samuel ha-Nagid tuvieron una relación conflictiva. Se cree que el joven Ibn Gabirol buscó su apoyo después de la muerte de Yekutiel, pero que la relación entre ellos no fue buena. Algunos de los poemas satíricos de Ibn Gabirol contienen críticas a Samuel ha-Nagid y a otros miembros de la élite judía, lo que sugiere que no logró establecer una buena relación con este poderoso mecenas.

Se desconoce exactamente la razón de sus diferencias, pero algunas hipótesis sugieren que Ibn Gabirol tenía un carácter difícil y un temperamento crítico, lo que lo llevó a enemistarse con algunas de las figuras más influyentes de su tiempo. Sus sátiras contra la comunidad judía sugieren que no se sintió bien recibido por la élite intelectual y política de Granada.

Algunos relatos sugieren que vivió en el exilio, sin lograr una estabilidad comparable a la que tuvo bajo el mecenazgo de Yekutiel. Su vida posterior sigue envuelta en incertidumbre, pues no existen registros claros sobre su paradero tras la pérdida de sus protectores.

Posteriormente, regresó a Zaragoza, pero las tensiones con la comunidad judía local llevaron a su expulsión en 1045. A partir de entonces, su vida se torna más incierta, con relatos que sugieren que pudo haberse trasladado a Valencia, donde algunas fuentes indican que falleció alrededor de 1058. 

Muerte

Las circunstancias exactas de la muerte de ibn Gabirol, permanecen envueltas en misterio debido a la escasez de registros históricos precisos. Se cree que falleció en Valencia alrededor del año 1058, aunque algunas fuentes sugieren que pudo haber sido hacia 1070. Una de las leyendas más difundidas, transmitida por el cronista Ibn Zakkuto, relata que Ibn Gabirol fue asesinado por un poeta musulmán celoso de su talento. Según esta narración, su cuerpo fue enterrado bajo una higuera que, posteriormente, produjo frutos de extraordinaria dulzura, lo que llevó al descubrimiento de su tumba y la identificación del asesino. Sin embargo, esta historia carece de confirmación documental y es considerada más una tradición romántica que un hecho comprobado. Debido a la falta de evidencia concluyente, los detalles sobre su fallecimiento siguen siendo objeto de especulación y forman parte del legado legendario que rodea la vida de este destacado filósofo y poeta andalusí.

Personalidad

Desde joven, se destacó por su aguda inteligencia y una sensibilidad poética excepcional. Su poesía revela un espíritu profundo y melancólico, con una tendencia a la reflexión sobre la fugacidad de la vida, el sufrimiento y la búsqueda de la verdad. Esta inclinación hacia lo filosófico y lo trascendental sugiere que Ibn Gabirol poseía un carácter solitario y contemplativo, volcado a la exploración de los misterios del alma y la relación del ser humano con Dios.

A nivel social, su vida estuvo marcada por conflictos con su entorno. Se sabe que, tras la muerte de su mecenas Yekutiel ibn Hassan, tuvo dificultades para integrarse en otras cortes, y su relación con la comunidad judía no siempre fue armoniosa. El hecho de que fuera expulsado de Zaragoza en 1045 tras la promulgación de un herem (anatema) por parte de sus correligionarios indica que su carácter no era fácil de tratar. Su independencia intelectual, su mordacidad y su espíritu crítico lo llevaron a confrontaciones con figuras influyentes de su tiempo, lo que probablemente contribuyó a su aislamiento en sus últimos años.

En sus escritos, especialmente en Fons Vitae, muestra un rigor lógico y una profundidad filosófica que evidencian una mente extremadamente analítica y sistemática. Su tendencia al pensamiento abstracto y a la especulación metafísica lo alejó de una visión meramente dogmática de la religión, lo que lo convirtió en una figura singular dentro del pensamiento judío medieval.

Por otro lado, su poesía litúrgica revela una sensibilidad mística y un deseo de conexión con lo divino, lo que sugiere una personalidad dividida entre la especulación racional y la experiencia espiritual. Este contraste entre la lógica filosófica y la devoción emocional es uno de los aspectos más fascinantes de su carácter.

A pesar de su reconocimiento intelectual, no es sostenible que haya vivido exclusivamente de sus poemas y de la protección de mecenas, por lo que se ha propuesto que también ejerció el comercio. En uno de sus poemas menciona que no pudo asistir a una sesión académica con Rav Nissim debido a sus ocupaciones mercantiles, lo que sugiere que esta actividad le proporcionaba sustento. Asimismo, hay indicios de que pudo haber trabajado como maestro, ya que en un poema menciona la traición de un discípulo, comparándolo con Guehazi, un personaje bíblico conocido por su deslealtad.

Su vida personal también es motivo de especulación. Tradicionalmente, se ha imaginado a Ibn Gabirol como un hombre solitario, sin esposa ni hijos, aunque en su poesía expresa intensos sentimientos amorosos. Sin embargo, un poema de súplica (baqqashá) atribuido a él contiene una referencia a su familia y sus hijos, lo que podría indicar que estuvo casado y tuvo descendencia. De confirmarse esta autoría, sería un dato crucial para comprender mejor su personalidad y la naturaleza de sus preocupaciones.

Otro aspecto importante en la configuración de su carácter fue su delicado estado de salud. Existen múltiples referencias en su obra a una enfermedad crónica que lo aquejaba, aunque no se sabe con certeza cuál era su padecimiento. Este mal lo mantenía a veces postrado en la cama y tuvo un impacto evidente en su poesía, donde a menudo menciona el dolor y el sufrimiento como experiencias centrales de su vida. En sus versos, describe su extrema delgadez, llegando a bromear sobre su cuerpo tan frágil que un mosquito podría levantarlo con una de sus patas o que una hormiga podría arrastrarlo hasta su madriguera. En otro poema, expresa que su delgadez es tal que ya no puede ser visto con los ojos del cuerpo, sino solo con el pensamiento, lo que añade un matiz casi místico a su autoimagen.

A pesar de su enfermedad y las dificultades que enfrentó, su espíritu no era completamente sombrío. En sus versos hay espacio para la ironía y el ingenio, lo que sugiere que, aunque vivió con sufrimiento, no estuvo consumido por la desesperación. Su fragilidad física también fue objeto de burlas por parte de sus rivales, lo que pudo haber contribuido a su carácter solitario y a su constante necesidad de reivindicación a través de la poesía y la filosofía.

Pensamiento

La identidad filosófica de Ibn Gabirol es compleja y no puede encasillarse exclusivamente como judía o árabe, sino que representa una síntesis única de ambas tradiciones. Si bien era judío y su educación incluía la Biblia, el Talmud y los escritos rabínicos, su filosofía y su estilo literario estuvieron profundamente influenciados por el pensamiento árabe y el neoplatonismo, que eran predominantes en la cultura intelectual de al-Ándalus en el siglo XI.

Poesía

La subcultura judía de la Andalucía mora se forjó en gran medida bajo la influencia de la cultura árabe, lo que se refleja claramente en la formación y obra de Ibn Gabirol. Su educación dual –profunda en el legado literario hebreo (Biblia, Talmud y demás escritos rabínicos, con un énfasis especial en la lingüística hebrea) y en el vasto acervo cultural árabe (incluyendo el Corán, la poesía y prosas tanto seculares como religiosas, y otras disciplinas como la filosofía y la medicina)– le permitió desarrollar una sensibilidad y un estilo que integraban ambas tradiciones.

Su poesía, como la de la escuela hebrea contemporánea, se modeló siguiendo las pautas de la poesía árabe: uso de métricas, sistemas de rima y un repertorio de imágenes muy refinadas, a las que se sumaba el matiz propio del lenguaje bíblico. Se observan influencias directas de figuras como el célebre al-Mutanabbī y el pesimista Abū al-ʿAlāʾ al-Maʿarrī, lo que denota una intertextualidad que enriquece tanto su contenido estético como filosófico.

En cuanto a sus temas seculares, Ibn Gabirol exploró una amplia gama de tópicos. Sus composiciones abarcaban desde el autorretrato hiperbólico y la alabanza a sus protectores ilustrados, hasta sátiras mordaces contra sus detractores, elegías emotivas –como las dedicadas al trágico destino de Yekutiel– y canciones dedicadas al vino, la primavera, la lluvia y la belleza de las flores. Incluso se le atribuyen composiciones que tratan temas tan variados como la descripción minuciosa de una dolencia cutánea o un extenso poema didáctico sobre la gramática hebrea. Su poesía fue tan influyente que, pese a la dispersión de sus composiciones en distintos manuscritos, muchas de ellas han llegado a formar parte integral de los libros de oración judíos.

Por otro lado, su producción religiosa destaca por la emotividad de sus cortas plegarias personales, que asumen un carácter meditativo y espiritual profundamente arraigado en la tradición árabe. Su poema en prosa rimada “Keter malkhut” (“La Corona del Reino”) es un claro ejemplo: en él, medita sobre las esferas del universo, invitando al lector a reconocer su pequeñez ante lo divino y, a la vez, a sentirse elevado por la gracia de Dios. Este tipo de composiciones no solo pone de relieve la elevada alfabetización y sensibilidad cultural de la España mora, sino que también revela cómo la tradición árabe influyó en el modo de expresar la religiosidad de los judíos andalusíes.

Filosofía

El título Fons Vitae está en latín porque la obra fue traducida a esta lengua en el siglo XII por filósofos cristianos, probablemente en el contexto de la Escuela de Traductores de Toledo. Su nombre original en árabe no ha sobrevivido, por lo que el título latino se convirtió en la denominación estándar de la obra.

Fue redescubierta en 1846 por Salomon Munk, quien estableció su verdadera autoría. Curiosamente, esta obra tuvo escasa influencia en la filosofía judía posterior, salvo en pensadores como León Hebreo (Judá Abravanel) y, en cierta medida, Baruch Spinoza. Sin embargo, su impacto fue notable en la Cábala y en la mística judía esotérica. En el ámbito cristiano, su influencia en la escolástica fue significativa, aunque fue objeto de críticas por parte de Santo Tomás de Aquino, quien rechazó su concepción de que los conceptos y las realidades son equivalentes.

La base del pensamiento de Ibn Gabirol en Fons Vitae combina el neoplatonismo de Plotino con la lógica y la metafísica aristotélica. En su sistema filosófico, introduce la noción de una voluntad divina, similar al Logos de Filón de Alejandría, como un principio creativo que no es distinto de Dios, sino que está unido a Él, al modo en que el sol y su luz son inseparables. Esta voluntad actúa como un mediador entre la divinidad trascendente y el cosmos, que no es creado a partir de la nada en un sentido absoluto, sino que surge de la potencialidad de la creación. En este esquema, la materia primordial emana directamente de la divinidad y constituye el fundamento de todas las sustancias, incluso de las más elevadas, como los ángeles y las inteligencias motoras de las esferas celestes.

La concepción de la materia de Ibn Gabirol tuvo un impacto notable en la escolástica franciscana, pero fue rechazada por los dominicos, incluidos Santo Tomás de Aquino y sus seguidores. Para estos últimos, la forma, y no la materia, es el principio creativo. Según la tradición aristotélica y neoplatónica en la que se apoya Ibn Gabirol, la materia "anhela" la formación, y este anhelo, en su máxima expresión, es lo que impulsa el movimiento de las esferas celestes. La materia más sutil de las esferas superiores es la que experimenta el anhelo más intenso de acercarse a Dios, lo que recuerda la célebre última línea de la Divina Comedia de Dante: "El amor que mueve el sol y las demás estrellas".

A pesar de la estructura árida y abstracta de Fons Vitae, la pasión intelectual y la búsqueda filosófica de su autor se hacen evidentes en su poesía. Un poema filosófico suyo, que comienza con los versos "Ese amor del hombre", ilustra la dimensión humana de su pensamiento. En este poema, un discípulo le pregunta cuál es la importancia del mundo para la divinidad, en términos aristotélicos, dado que Dios solo contempla su propia perfección. El poeta responde que toda la existencia está impregnada, en diversos grados, por el anhelo de la materia hacia su formación, y que este anhelo mismo puede ser interpretado como la "gloria" que proclaman los cielos en la enseñanza bíblica. Esta visión conecta el pensamiento neoplatónico de Ibn Gabirol con una lectura mística del universo, en la que la estructura del cosmos refleja un deseo universal de unión con lo divino.

Moral

La visión moral de Ibn Gabirol en La mejora de las cualidades morales se basa en la idea de que la ética no depende exclusivamente de la religión, sino que puede comprenderse y perfeccionarse a través del conocimiento y la autodisciplina. Su enfoque moral destaca por su énfasis en la racionalidad, la introspección y la capacidad del ser humano para moldear su carácter mediante la voluntad.

Uno de los aspectos más innovadores de su obra es la separación entre moralidad y dogma religioso. A diferencia de otros pensadores medievales, Ibn Gabirol no fundamenta la ética en normas reveladas, sino en la naturaleza humana y en la capacidad del individuo para perfeccionarse. Aunque reconoce la existencia de Dios y su benevolencia, no considera que la mejora moral dependa únicamente de la fe, sino de las acciones individuales.

Para Ibn Gabirol, la voluntad juega un papel central en la formación del carácter. No considera que el ser humano esté determinado por sus instintos o inclinaciones naturales, sino que tiene la capacidad de transformar su conducta a través de la autodisciplina. En este sentido, su pensamiento se asemeja al de Aristóteles, quien defendía que la virtud se adquiere mediante la repetición de actos virtuosos.

Otro aspecto clave de su visión es la relación entre los sentidos y la virtud. Ibn Gabirol sostiene que los cinco sentidos son símbolos e instrumentos de las virtudes y los vicios, pero no sus agentes. Esto significa que la experiencia sensorial influye en la formación del carácter, pero no determina la conducta moral. Es la voluntad la que decide cómo utilizar los sentidos para el bien o el mal.

La educación moral, según Ibn Gabirol, se desarrolla a través de la práctica constante y la habituación. La clave para mejorar el carácter es el autoexamen y la corrección de los hábitos negativos. En este proceso, el conocimiento juega un papel fundamental. Para alcanzar la virtud, el ser humano debe conocerse a sí mismo, identificar sus debilidades y corregirlas. La ignorancia, en cambio, representa un obstáculo para el desarrollo moral.

Aunque su tratado no se basa en dogmas religiosos, Ibn Gabirol presenta la ética como un reflejo del orden divino. La capacidad humana para corregir sus defectos y perfeccionar su carácter es vista como una manifestación de la armonía del universo creado por Dios. Esta perspectiva, aunque innovadora, también se encuentra en otras tradiciones filosóficas y religiosas de la época.

Conclusión

Su obra dejó una huella profunda en la filosofía y la poesía. Fons Vitae, aunque poco influyente en el pensamiento judío, tuvo un impacto significativo en la escolástica cristiana, en particular en los franciscanos, aunque fue rechazado por los dominicos como Santo Tomás de Aquino. Su poesía, en cambio, fue ampliamente aceptada en la tradición judía, con muchas de sus composiciones religiosas incorporadas a la liturgia. Su tratado ético, La mejora de las cualidades morales, reflejó su creencia en la capacidad humana para perfeccionar su carácter a través de la razón y la voluntad, una idea que lo diferenciaba de otros pensadores de su tiempo.

jueves, 20 de febrero de 2025

Arminianismo

 


Arminianismo

El arminianismo es una corriente teológica cristiana que surge a finales del siglo XVI y principios del XVII como una reacción contra el calvinismo. Su nombre proviene de Jacobus Arminius (1560-1609), un teólogo holandés que cuestionó la doctrina de la predestinación absoluta sostenida por Juan Calvino.

Jacobo Arminio

Jacobo Arminio (1560-1609) fue un teólogo protestante neerlandés cuyo pensamiento dio origen al arminianismo, una corriente teológica que cuestionó aspectos del calvinismo predominante en su época. Nacido en Oudewater, quedó huérfano a temprana edad y, gracias al apoyo de mentores como Teodoro Aemilio y Rodolfo Snellius, pudo acceder a una educación de calidad. Estudió teología en la Universidad de Leiden y posteriormente en Ginebra bajo la tutela de Teodoro de Beza. Luego volvería a Amsterdam a dedicarse a ser pastor.

Período con Teodoro de Beza

Teodoro de Beza (1519-1605) fue un destacado teólogo y reformador protestante francés, conocido por su estrecha colaboración con Juan Calvino y por sucederle como líder de la Reforma en Ginebra. 

En su obra De haereticis à civili magistratu puniendis (1554), Beza defendió la persecución y ejecución de los herejes por parte del poder civil, justificando así la ejecución de Miguel Servet, médico y teólogo español que negaba la Trinidad y fue quemado en la hoguera en 1553.

Beza veía a los herejes como una amenaza para el orden social y religioso, una especie de "plaga" que debía ser erradicada para proteger la fe verdadera. En su argumentación, sostenía que la tolerancia religiosa conduciría al caos y la anarquía espiritual, debilitando la autoridad de la Iglesia y del Estado.

Su postura contrastaba fuertemente con la de Sebastián Castellio, humanista y teólogo que defendía la libertad de conciencia y la tolerancia religiosa. Castellio criticó duramente a Calvino y a Beza en su obra Contra libellum Calvini (1554), donde expresó la famosa frase: "Matar a un hombre no es defender una doctrina, sino matar a un hombre". Para él, la persecución religiosa era un crimen y una contradicción con el mensaje cristiano.

Durante este período, Arminio fue considerado un estudiante destacado y prometedor. 

Sin embargo, al profundizar en las doctrinas calvinistas, especialmente en la predestinación, Arminio comenzó a desarrollar dudas y eventualmente formuló una teología que enfatizaba el libre albedrío humano y la gracia preveniente de Dios.

De hecho, en 1589, le pidieron que defendiera públicamente la doctrina de la predestinación calvinista, lo que hizo en un debate contra el católico Dirck Coornhert. En ese momento, Arminio no había desarrollado todavía su teología arminiana y, como estudiante de Beza, argumentó en favor de la predestinación incondicional.

En este período, Arminio se casaría con Lijsbet Reael, una mujer provenía de una familia acomodada y prominente de la burguesía mercantil de Ámsterdam, lo que le otorgó a Arminio una mayor estabilidad social y económica dentro de la comunidad reformada. Su matrimonio con ella le permitió consolidarse en la ciudad y fortalecer su posición dentro de la Iglesia Reformada Holandesa, lo que pudo haber sido un factor clave para que no fuera expulsado antes de su nombramiento como profesor en la Universidad de Leiden en 1603.

Su contendor Pedro Plancio

Sin embargo, después de su ordenación en 1590 y su labor como pastor en Ámsterdam, Arminio comenzó a cuestionar la interpretación calvinista de la predestinación. Para finales de la década de 1590, Arminio ya había cambiado de postura y comenzó a criticar la teología de Beza.

Luego, en 1591, Pedro Plancio acusó a Arminio de pelagianismo a partir de las enseñanzas que realizaba con respecto a Romanos 7 y 9, donde discutió la predestinación de manera menos rígida que Beza. Esto alarmó enormemente a Plancio quien lo acusó de la herejía mencionada anteriormente. Sin embargo, a pesar de las acusaciones de Plancio, Arminio logró salir triunfante lo que le generó más popularidad y mantener su labor como pastor. 

Aunque Arminio no se había declarado abiertamente contra la predestinación calvinista, desde 1592 comenzaron a surgir sospechas de que era un opositor a dichas ideas. Su postura era más flexible, pero todavía no había formulado su teología arminiana como tal. Probablemente seguía intentando mantenerse dentro del sistema reformado, sin desafiar directamente la autoridad de la Iglesia. Aún así, su teología todavía seguía teniendo cierto respaldo. 

Su conocimiento teológico y su habilidad como predicador lo hacían muy respetado, incluso entre aquellos que no compartían sus puntos de vista. Por eso, en 1602, su nombre comenzó a mencionarse para un puesto como profesor de teología en la Universidad de LeidenPedro Plancio y otros intentaron evitar que Arminio fuera nombrado profesor en Leiden.

A principios del siglo XVII, la Universidad de Leiden enfrentó desafíos significativos debido a una epidemia de peste que azotó Holanda entre 1601 y 1602. Esta crisis sanitaria resultó en la muerte de destacados profesores de teología, como Lucas Trelcatius el Viejo el 28 de agosto de 1602 y Franciscus Junius el 23 de octubre del mismo año. Ante estas pérdidas, surgió la necesidad de cubrir las vacantes en la facultad de teología.

Amigos y colegas de Jacobo Arminio, entonces pastor en Ámsterdam, consideraron que él era un candidato idóneo para una de las cátedras vacantes en Leiden. Entre los defensores de su nombramiento se encontraba Hugo Grocio, quien, a través de Johannes Utenbogardus, instó a Arminio a aceptar el puesto si se le ofrecía. Aunque Arminio mostró disposición, expresó preocupaciones respecto a dejar su posición en Ámsterdam, donde tenía compromisos establecidos y una fuente de ingresos segura para su numerosa familia.

Mientras tanto, en Leiden, el único profesor ordinario de teología restante, Franciscus Gomarus, conocido por su firme adhesión al calvinismo ortodoxo, se mostró reticente al nombramiento de Arminio, a quien consideraba potencialmente heterodoxo. A pesar de las objeciones y tras varias deliberaciones, el 8 de mayo de 1603, Arminio fue oficialmente nombrado profesor de teología en la Universidad de Leiden. 

Francisco Gomaro

El año 1603 fue crucial para Jacobo Arminio, ya que dejó su labor pastoral en Ámsterdam para convertirse en profesor de teología en la Universidad de Leiden, una de las instituciones más importantes del protestantismo reformado en los Países Bajos.

Este nombramiento marcó el inicio de una serie de tensiones teológicas entre Arminio y Gomarus, especialmente en torno a la doctrina de la predestinación, que culminarían en debates que influirían profundamente en la teología reformada de la época.

La mudanza a Leiden representó un desafío logístico para la familia de Arminio, que incluía a su esposa embarazada y varios hijos pequeños. A pesar de las dificultades, se establecieron en la ciudad, posiblemente en la casa de Janus Dousa, el conservador de la biblioteca universitaria. Una vez instalado, Arminio obtuvo el grado de Doctor en Teología y comenzó a impartir clases, enfrentando desde el inicio las diferencias doctrinales con Gomarus y otros colegas, lo que reflejaba las crecientes divisiones dentro de la Iglesia Reformada Holandesa.

En febrero de 1605, Jacobo Arminio fue nombrado Rector Magnífico de la Universidad de Leiden, lo que probaba la alta estima que sus colegas tenían por su labor académica. Sin embargo, este nombramiento intensificó la vigilancia de sus adversarios, quienes escrutaban cada una de sus acciones y palabras en busca de motivos para acusarlo de heterodoxia. Rumores sobre la enseñanza de nuevas doctrinas en Leiden se propagaron, y en junio de ese año, cinco pastores de diversas ciudades holandesas se acercaron a Arminio solicitando aclaraciones sobre posibles amenazas a la integridad de la teología reformada. 

Arminio declinó reunirse con ellos directamente, sugiriendo que canalizaran sus inquietudes a través de los curadores de la universidad y consultaran también a otros profesores, como Franciscus Gomarus y Lucas Trelcatius el JovenEn 1608, Gomarus debatió directamente con Arminio en la Asamblea de los Estados de Holanda, discutiendo cuestiones fundamentales sobre la gracia, la elección y la soberanía divina. Mientras que Arminio argumentaba que la elección divina estaba condicionada por la fe prevista en los creyentes, Gomarus defendía la doctrina de la predestinación incondicional, según la cual Dios había elegido desde la eternidad quién sería salvo y quién no, sin considerar méritos humanos. Al año siguiente, el 19 de octubre de 1609, la muerte de Arminio dejó la controversia abierta.

Los remonstrantes

Los remonstrantes fueron un grupo de teólogos protestantes holandeses del siglo XVII que se opusieron a la estricta doctrina calvinista de la predestinación. Su nombre proviene de la "Remonstrancia" (que significa ''mostrar de nuevo''), un documento de 1610 en el que exponían sus creencias y discrepancias con la ortodoxia calvinista. Los remonstrantes son la continuación del legado arminiano. 

Simon Episcopius (1583-1643), cuyo nombre original era Simon Bischop, fue un teólogo holandés y una de las figuras más importantes del arminianismo y el movimiento remonstrante. Se destacó por su defensa del libre albedrío, su oposición al calvinismo estricto y su contribución a la fundación de la Iglesia Remonstrante. 

Johannes Uytenbogaert (1557-1644) fue un teólogo y predicador holandés, considerado uno de los principales líderes del movimiento remonstrante en los Países Bajos. Fue un cercano amigo y seguidor de Arminio, con quien compartió la oposición a la doctrina calvinista de la predestinación incondicional. También desempeñó un papel fundamental en la redacción de la Remonstrancia de 1610. De hecho, Uytenbogaert fue quien escribió la obra cúlmine del arminianismo que serían ''Los Cinco Puntos del Arminianismo''. 

Este texto presentaba cinco artículos que exponían sus divergencias respecto al calvinismo, especialmente en temas relacionados con la predestinación y la gracia.

A continuación, se detallan los cinco puntos arminianos:

  1. Libre albedrío o capacidad humana: Aunque la naturaleza humana ha sido afectada por la caída, el ser humano conserva la capacidad de elegir entre el bien y el mal en asuntos espirituales. Con la asistencia de la gracia divina, puede responder al llamado de Dios para la salvación.

  2. Elección condicional: Dios ha elegido para salvación a aquellos que, según su presciencia, responderán positivamente al Evangelio. Esta elección se basa en la fe prevista de los individuos, no en una predestinación incondicional.

  3. Expiación universal o redención general: Cristo murió por todos los seres humanos, ofreciendo la posibilidad de salvación a todos. Sin embargo, solo quienes creen en Él y aceptan su sacrificio son efectivamente salvados.

  4. Gracia resistible: Aunque el Espíritu Santo obra en la vida de las personas para atraerlas hacia Dios, los individuos pueden resistir y rechazar esta gracia. La cooperación humana es esencial para que la gracia sea efectiva en la salvación.

  5. Caída de la gracia: Es posible que un creyente, después de haber aceptado la fe, se aparte de ella y pierda la salvación. La perseverancia en la fe y la obediencia es necesaria para mantener la relación salvadora con Dios.

Estos puntos fueron presentados a las autoridades holandesas con la intención de reformar las doctrinas oficiales de la Iglesia. 

Hugo Grocio fue un jurista, teólogo y filósofo holandés, reconocido como uno de los padres del derecho internacional moderno. Sin embargo, también jugó un papel fundamental en la controversia arminiana, defendiendo la libertad religiosa y apoyando a los remonstrantes en su conflicto con los calvinistas ortodoxos. Su pensamiento teológico y político influyó en la defensa de la tolerancia religiosa, convirtiéndolo en una figura clave del arminianismo.

Grocio era un seguidor de las ideas de Jacobus Arminius, quien argumentaba contra la predestinación incondicional calvinista y defendía una visión más abierta de la salvación, en la que el ser humano tenía libre albedrío. Tras la muerte de Arminio en 1609, Grocio se convirtió en uno de los principales defensores políticos e intelectuales de los remonstrantes, junto con figuras como Johannes Uytenbogaert y Simon Episcopius.

Cuando los remonstrantes presentaron su "Remonstrancia" en 1610, argumentando contra la rigidez calvinista, Grocio apoyó sus postulados y trabajó para que el Estado garantizara la libertad de culto en los Países Bajos. Su visión era que el gobierno no debía imponer la teología calvinista como única doctrina oficial, sino que debía permitir un debate más amplio dentro del protestantismo.

Contrarremonstrantes

Los contrarremonstrantes defendían una visión estrictamente calvinista basada en la predestinación incondicional y en la soberanía absoluta de Dios en la salvación, rechazando cualquier papel activo del ser humano en este proceso. Su líder más influyente fue Franciscus Gomarus. 

En el plano político, Mauricio de Nassau fue un destacado estadista y estratega militar que desempeñó un papel clave en la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648), el conflicto en el que los Países Bajos lucharon por su independencia de España. Fue el hijo de Guillermo de Orange, el líder de la rebelión neerlandesa contra Felipe II de España. Tras el asesinato de su padre en 1584, Mauricio fue elegido estadista (Stadtholder) de varias provincias de los Países Bajos y se convirtió en el principal líder militar de la joven república.

Desde el punto de vista militar, Mauricio era considerado uno de los generales más innovadores de su tiempo. Aplicó técnicas avanzadas de estrategia y modernizó la táctica militar, introduciendo el uso de ejércitos profesionales, maniobras disciplinadas y técnicas de fortificación mejoradas. Gracias a estas reformas, logró una serie de victorias importantes contra las fuerzas españolas, asegurando el control de varias ciudades clave, como Breda y Groninga.

Su éxito consolidó la independencia de facto de los Países Bajos frente al dominio español, aunque la independencia formal no se reconoció hasta la Paz de Westfalia en 1648.

Junto con él Johan van Oldenbarnevelt fue una de las figuras clave en la independencia de los Países Bajos respecto a España. Oldenbarnevelt intentó frenar la influencia de Mauricio al otorgar a las provincias la libertad de regular sus propias iglesias, una medida que enfureció a los calvinistas más radicales. La tensión creció hasta que en 1618, Mauricio tomó el control del gobierno por la fuerza y organizó el Sínodo de Dort

Sínodo de Dort

Mauricio se vio envuelto en la controversia entre calvinistas ortodoxos (gomaristas) y arminianos (remonstrantes). Inicialmente, mantuvo una postura neutral, pero con el tiempo se inclinó a favor de los calvinistas más rígidos, liderados por Franciscus Gomarus. Esta decisión tuvo graves consecuencias para los remonstrantes.

Quizás, el momento más trágico fue la muerte de Oldenbarnevelt. En un juicio político sin muchas garantías de justicia, Oldenbarnevelt fue condenado a muerte por alta traición en mayo de 1619. La sentencia fue vista como una venganza de Mauricio de Nassau, quien buscaba eliminar cualquier oposición a su gobierno.

El 13 de mayo de 1619, a la edad de 71 años, Oldenbarnevelt fue ejecutado en La Haya por decapitación. Sus últimas palabras fueron:

"Genti, houdt moed" 

("Pueblo, mantente fuerte").

Su muerte marcó el triunfo del calvinismo ortodoxo en los Países Bajos, pero su legado como defensor de la tolerancia religiosa y la libertad política perduró en la historia.

El Sínodo de Dort se celebró entre el 13 de noviembre de 1618 y el 9 de mayo de 1619 en la ciudad de Dordrecht, Países Bajos.

Este sínodo fue convocado por la Iglesia Reformada de los Países Bajos con el apoyo del príncipe Mauricio de Nassau, y su principal objetivo fue resolver la controversia teológica entre remonstrantes (arminianos) y contrarremonstrantes (calvinistas ortodoxos).

Resultados

Como resultado, el sínodo rechazó las doctrinas arminianas, las cuales habían sido formuladas en los Remonstrantes (1610) y defendían el libre albedrío humano en la salvación. Se condenó el arminianismo como herejía y se expulsó a sus líderes de la Iglesia, lo que llevó a la persecución y el exilio de figuras como Simon Episcopius. En contraposición, el sínodo estableció los Cinco Puntos del Calvinismo, conocidos por el acrónimo TULIP, que incluyen la depravación total del ser humano, la elección incondicional por parte de Dios, la expiación limitada de Cristo solo para los elegidos, la gracia irresistible y la perseverancia de los santos en la fe. Además, se reafirmaron la Confesión Belga y el Catecismo de Heidelberg como bases doctrinales de la Iglesia Reformada. 

Otro resultado importante fue la orden de una nueva traducción de la Biblia al neerlandés, lo que llevó a la publicación de la Statenvertaling en 1637. Este sínodo consolidó la ortodoxia calvinista en los Países Bajos y tuvo un impacto en otras regiones reformadas como Escocia y Nueva Inglaterra. Aunque el arminianismo fue derrotado en Dort, su influencia continuó y más tarde inspiró movimientos como el metodismo y el evangelismo moderno. En términos históricos, el Sínodo de Dort sigue siendo un punto clave en la evolución del calvinismo y en las disputas teológicas del protestantismo.

Impacto del arminianismo

Tras el Sínodo de Dort, el arminianismo sufrió una fuerte represión en los Países Bajos. Sus líderes fueron desterrados, encarcelados o ejecutados, y sus seguidores perdieron influencia en la Iglesia Reformada oficial. Sin embargo, esto no significó el fin del arminianismo, ya que logró reorganizarse y expandirse en otras regiones con el tiempo.

Después del sínodo, muchos arminianos se exiliaron en países como Inglaterra y Alemania, donde pudieron continuar difundiendo sus ideas. En 1621, cuando Maurits de Nassau, el gobernante calvinista que impulsó la represión, murió, la persecución contra los arminianos disminuyó. Algunos regresaron a los Países Bajos y en 1630 lograron fundar la Iglesia Remonstrante.

El impacto del arminianismo fue mucho mayor fuera de los Países Bajos. En Inglaterra, sus ideas influyeron en teólogos anglicanos y disidentes religiosos, y jugaron un papel en la controversia entre puritanos y anglicanos. Sin embargo, su mayor legado se vio en el siglo XVIII, cuando John Wesley y los metodistas adoptaron muchos de sus principios, incluyendo la creencia en la posibilidad de la salvación para todos, el libre albedrío y la responsabilidad humana en la fe. El metodismo, a su vez, se convirtió en una de las principales ramas del cristianismo evangélico, especialmente en Estados Unidos.

Hoy en día, el arminianismo sigue siendo una de las principales corrientes del cristianismo protestante, especialmente en denominaciones como los metodistas, bautistas libres, wesleyanos, nazarenos y muchas iglesias evangélicas pentecostales. Aunque el sínodo intentó suprimirlo, en realidad contribuyó a definir mejor sus doctrinas y a impulsar su expansión más allá de los Países Bajos.


Conclusión

El arminianismo, más que una simple respuesta teológica al calvinismo, representa una visión del cristianismo que enfatiza la responsabilidad humana en la fe. Su insistencia en que la gracia de Dios es accesible para todos y que el ser humano tiene la capacidad de aceptarla o rechazarla resuena con una concepción más abierta y relacional de la salvación. A lo largo de la historia, esta doctrina ha dado esperanza a muchas personas, reafirmando la idea de un Dios que no impone la fe, sino que invita a una relación voluntaria con Él.

La condena del arminianismo en el Sínodo de Dort no fue su fin, sino más bien el inicio de su expansión. Irónicamente, la persecución de sus seguidores ayudó a fortalecer su identidad y a llevar sus principios a otros lugares, especialmente al metodismo y al evangelismo moderno. Esto muestra que las ideas, cuando tienen una resonancia profunda en la conciencia de las personas, no pueden ser simplemente eliminadas por decretos o sanciones eclesiásticas.

martes, 18 de febrero de 2025

Lapsarianismo


Lapsarianismo

El lapsarianismo es una corriente teológica dentro del cristianismo reformado que busca explicar el orden lógico de los decretos divinos en relación con la predestinación y la caída de Adán. Su nombre proviene del término latino lapsus, que significa "caída", haciendo referencia al pecado original relatado en el libro del Génesis.

A lo largo de la historia del pensamiento cristiano, se han desarrollado distintas posturas en torno a esta cuestión, especialmente dentro del calvinismo. La controversia gira en torno a un problema clave: ¿cuándo decretó Dios la elección y reprobación de los seres humanos en relación con la caída? Dependiendo de la respuesta, los teólogos han formulado diversas posiciones:

Supralapsarianismo

Sostiene que Dios, antes de decretar la creación y la caída, ya había decidido quiénes serían salvos y quiénes condenados. En esta perspectiva, la caída es parte del plan divino para manifestar su gloria en la salvación de algunos y la reprobación de otros.

Si bien Calvino nunca sistematizó explícitamente el supralapsarianismo, en algunos de sus escritos sugiere una visión en la que Dios decreta la elección y la reprobación antes de la creación. En su obra "Institución de la Religión Cristiana", destaca la absoluta soberanía de Dios y su propósito eterno, aunque sin entrar en el debate detallado del orden de los decretos.

  1. Depravación total: El ser humano está completamente corrompido por el pecado y es incapaz de elegir a Dios por sí mismo. Su naturaleza caída afecta todas sus facultades (mente, voluntad y emociones), por lo que no puede buscar a Dios ni responder al evangelio sin la gracia divina. (Romanos 3:10-12, Efesios 2:1-3).
  2. Elección incondicional: Dios elige a quienes serán salvos sin basarse en ninguna condición previa, mérito o respuesta humana. La elección es un acto soberano de Dios, realizado antes de la fundación del mundo. (Efesios 1:4-5, Romanos 9:11-13).
  3. Expiación limitada: Cristo murió únicamente por los elegidos y no por toda la humanidad. Su sacrificio fue suficiente para todos, pero eficaz solo para los que Dios ha predestinado. (Juan 10:14-15, Mateo 1:21).
  4. Gracia irresistible: Aquellos que Dios ha elegido no pueden resistir eficazmente su gracia. Cuando Dios obra en el corazón de una persona para llevarla a la fe, su llamado es efectivo y produce conversión. (Juan 6:37, Hechos 13:48).
  5. Perseverancia de los santos: Aquellos que han sido verdaderamente salvados por Dios nunca perderán su salvación, ya que Dios los preserva hasta el fin. Aunque puedan caer en pecado, Dios los restaurará y los sostendrá en la fe. (Filipenses 1:6, Juan 10:27-29).

Discípulo de Calvino y su sucesor en Ginebra, Teodoro Beza fue uno de los primeros teólogos reformados en desarrollar un sistema claramente supralapsariano. Enseñó que Dios decretó la salvación y la condenación antes de la caída de Adán, argumentando que esto era necesario para afirmar la absoluta soberanía divina.

Otro exponente clave fue Francisco Gomaro (1563-1641), teólogo reformado holandés que defendió el supralapsarianismo en el contexto del Sínodo de Dort (1618-1619), donde se enfrentó a los arminianos y sostuvo que Dios había determinado la salvación y la condenación sin considerar la caída de Adán como un factor determinante. En Inglaterra, William Perkins (1558-1602) promovió el supralapsarianismo dentro del puritanismo, influyendo en la tradición reformada en Europa.

Los pasajes en los que estos pensadores se sustentaron fueron los siguientes:

Efesios 1:4-5

"Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad."

Los supralapsarianos interpretan que la elección no está condicionada por la caída, sino que Dios ya había decidido quiénes serían salvos y quiénes condenados antes de la creación del mundo.

2 Timoteo 1:9

"Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos."

Argumentan que la elección y la gracia fueron dadas antes de que el mundo existiera, sin depender del pecado humano.

1 Pedro 1:20

"Cristo fue destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en estos últimos tiempos por amor de vosotros."

Si Cristo fue destinado antes de la creación, también lo fue la elección de los que serían salvos.

Romanos 9:11-13

"Pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama, se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí."

Se usa para demostrar que Dios decide la salvación y la condenación sin basarse en las acciones humanas, sino en su voluntad absoluta.

Romanos 9:20-21

"Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: 'Por qué me has hecho así'? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?"

Los supralapsarianos interpretan que Dios crea algunos para gloria y otros para condenación desde el principio, sin basarse en la caída de Adán.

Infralapsarianismo

Argumenta que Dios primero decretó permitir la caída de Adán y, posteriormente, decidió la elección y la condenación de los individuos dentro de una humanidad ya caída. Así, la elección divina es vista como una respuesta al pecado, en lugar de un decreto previo a la creación.

Los pasajes en que fundamentan su doctrina son los siguientes:

Génesis 3:15

"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar."

Los infralapsarianos ven este pasaje como una indicación de que Dios permitió la caída antes de prometer la redención a través de Cristo.

Romanos 5:12

"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron."

Esto respalda la idea de que la humanidad cayó en pecado primero y, en ese contexto, Dios eligió salvar a algunos.

Efesios 2:1-5

"Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire."

Aquí se enfatiza que Dios salva a personas ya caídas, lo que implica que su decreto de elección ocurre después de la caída y no antes.

2 Timoteo 1:9

"Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos."

Aunque este pasaje menciona la gracia dada antes del tiempo, los infralapsarianos lo interpretan en el sentido de que esta gracia fue planificada para una humanidad caída, no decretada antes de la caída.

Tito 3:5

"Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo."

Dios salva a personas ya caídas y necesitadas de regeneración, lo que implica que el decreto de salvación viene después de la caída.

Mateo 11:28

"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar."

Si la elección hubiera sido decretada antes de la caída, este llamado a pecadores caídos no tendría sentido.

Hechos 17:30

"Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan."

Si la elección y la reprobación hubieran sido decretadas antes de la caída, este llamado al arrepentimiento no tendría sentido.

Jacobo Arminio, teólogo protestante del siglo XVI, desarrolló una perspectiva distinta sobre la predestinación en contraste con las posturas calvinistas de su tiempo. Aunque inicialmente se le encomendó refutar tanto la teología de Coornhert como el infralapsarianismo, tras un estudio más profundo, Arminio encontró conflictos internos respecto a estas doctrinas. Esto lo llevó a dedicar más tiempo al estudio antes de continuar con su refutación.

Arminio criticó especialmente el supralapsarianismo, que sostenía que Dios había decretado la elección y la reprobación antes de la creación y la caída del hombre. Consideraba que esta visión no solo distorsionaba las enseñanzas de Juan Calvino y otros reformadores, sino también las de los padres de la Iglesia y teólogos escolásticos. Su oposición fue tan influyente que, durante el siglo XVII, la teología reformada tendió a inclinarse hacia el infralapsarianismo.

En lugar de adherirse estrictamente al infralapsarianismo, Arminio propuso una perspectiva cristocéntrica de la predestinación. Para él, Dios primero designó a Jesucristo como Redentor y Salvador de la humanidad, y la elección divina se basaba en la fe prevista en Cristo. De este modo, la predestinación se entendía en función de la respuesta del individuo a la gracia ofrecida en Cristo, enfatizando la responsabilidad humana y la universalidad de la oferta de salvación.

Para Arminio, aceptar el supralapsarianismo sería aceptar que Dios es autor del pecado. 

En el año 1618 se celebró la asamblea eclesiástica conocida como ''El Sínodo de Dort''. Su principal objetivo fue abordar la controversia surgida por las enseñanzas de los remonstrantes o arminianos, quienes cuestionaban aspectos clave de la doctrina calvinista, especialmente en relación con la predestinación y la gracia. El sínodo concluyó con la reafirmación de la doctrina reformada en cinco puntos principales, conocidos posteriormente como los Cinco Puntos del Calvinismo: depravación total, elección incondicional, expiación limitada, gracia irresistible y perseverancia de los santos.

A diferencia del calvinismo, el arminianismo enfatiza la responsabilidad humana, la gracia preveniente y la posibilidad de perder la salvación. Sus cinco puntos se pueden resumir de la siguiente manera:

  1. Depravación parcial o gracia preveniente:
    Aunque el ser humano ha sido afectado por el pecado, no está totalmente incapacitado para buscar a Dios. La gracia preveniente de Dios restaura la capacidad del hombre para responder libremente al evangelio. La elección no es incondicional, sino que depende de la fe del individuo. (Juan 3:16, Romanos 10:9-10).

  2. Elección condicional:
    Dios elige para la salvación a aquellos que, en su presciencia, prevé que creerán en Cristo. La elección no es un decreto absoluto de Dios antes de la creación, sino que depende de la fe del individuo. (Romanos 8:29, 1 Pedro 1:2).

  3. Expiación universal:
    Cristo murió por toda la humanidad, no solo por los elegidos. La expiación de Cristo hace posible la salvación de todos, pero solo se aplica a quienes creen. La salvación es potencialmente accesible a todos, pero no se impone a nadie. (1 Juan 2:2, 1 Timoteo 2:6).

  4. Gracia resistible:
    La gracia de Dios actúa en el corazón de todos los hombres para atraerlos a la salvación, pero esta gracia puede ser resistida. El ser humano tiene la libertad de aceptar o rechazar la salvación ofrecida por Dios. (Hechos 7:51, Mateo 23:37).

  5. Caída de los santos o posibilidad de perder la salvación:
    La salvación no es necesariamente eterna; un creyente puede abandonar la fe y perder su salvación si no persevera en la fe. No todos los arminianos están de acuerdo en este punto, ya que algunos creen en la seguridad de la salvación. (Hebreos 6:4-6, 2 Pedro 2:20-22).


El calvinismo enfatiza la soberanía de Dios en la salvación, con una elección incondicional y gracia irresistibleEl arminianismo enfatiza la responsabilidad humana, con una elección condicional y gracia resistible.

Amiraldismo (o Sublapsarianismo moderado)

Una posición intermedia que afirma que Dios proveyó la redención en Cristo para toda la humanidad antes de decretar la elección individual de los creyentes.

A esta postura se la llamó ''Calvinismo de cuatro puntos'', denominación considerada errónea por los calvinistas. 

Se le conoce como calvinismo de cuatro puntos porque mantiene:

  1. Depravación total
  2. Elección incondicional
  3. Gracia irresistible
  4. Perseverancia de los santos

Sin embargo, en lugar de expiación limitada, sostiene la idea de una expiación universal hipotética.

Los versículos en los que se apoya son los siguientes:

Juan 3:16

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna." 

Este versículo destaca el amor de Dios por todo el mundo y la provisión de salvación para "todo aquel" que cree, sugiriendo una oferta universal de redención.

1 Timoteo 2:3-4

"Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad." 

Aquí se expresa el deseo de Dios de que todos los hombres alcancen la salvación, lo que implica una intención universal en la expiación.

2 Pedro 3:9

"El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento." 

Este pasaje refuerza la idea de que Dios no desea que nadie perezca, sino que todos se arrepientan, apoyando la noción de una expiación destinada a todos.

Moisés Amyraut (1596-1664) y su mentor, el escocés John Cameron (1579-1625), fueron teólogos reformados considerados los máximos exponentes de esta doctrina. 

El amiraldismo se diferencia de estas dos posiciones en que introduce la idea de una expiación universal hipotética. Según Amyraut y Cameron, Dios decretó que la expiación de Cristo sería suficiente para todos y ofrecida a todos bajo la condición de la fe. Sin embargo, reconociendo que, debido a la depravación total, ninguno creería por sí mismo, Dios eligió a ciertos individuos a quienes otorgaría la fe necesaria para aceptar la salvación. Así, el amiraldismo mantiene la doctrina de la elección incondicional, pero modifica la comprensión de la expiación, haciéndola universal en su oferta pero particular en su aplicación. 


Conclusión

El debate entre supralapsarianos e infralapsarianos no es solo una cuestión teológica abstracta, sino que también toca temas fundamentales como la soberanía de Dios, la responsabilidad humana y el problema del mal. Aunque ambos puntos de vista coinciden en la doctrina de la predestinación, difieren en el modo en que Dios organizó sus decretos antes de la historia humana. Sin embargo, se señala que esto podría ser también una subsunción de la teología a la lógica.