Es uno de los tratados más grandes de al-Kindi con respecto a la tristeza. Podríamos decir que es una combinación entre la filosofía griega y la cultura islámica. En este blog no hemos tratado el tema de la tristeza de forma exclusiva, aunque sí hemos visto sentimientos o emociones negativas en ciertas obras; nada como lo que veremos ahora en todo caso. Al-Kindi se propone investigar qué es la tristeza, pero aún más importante, cómo hacer que esta desaparezca o, como dice el título de la obra, ''se disipe''. Veamos qué nos trae el filósofo ésta vez.
Referencias:
(1) Podría haber sido el Domus Aurea o el Domus Transitoriam
SOBRE LA DISIPACIÓN DE LA TRISTEZA
Definición y características de la tristeza
Todo dolor que no tiene causa es incurable. Por ende, para empezar a hablar sobre la tristeza (huzn) debemos definirla para luego ver si podemos encontrar una cura a la misma. Al-Kindi define la tristeza del siguiente modo:
''Es un dolor síquico ocurrido por la pérdida de aquel que pierde lo que amaba o la frustración de no conseguir lo que se buscaba''
Al-Kindi se pregunta ¿es posible que podamos evitar estas dos causas de la tristeza? en primer lugar es imposible porque no siempre se puede tener lo que uno quiere. Como todo en este mundo es pasajero y mutable, no debemos amar las cosas con el objeto o el propósito de tenerlas por siempre.
Pero esto no solo se aplica a las cosas materiales sino que también a las relaciones entre humanos. Así, hay pena cuando se espera que alguien obedezca o atienda algún asunto y no realiza ninguna de estas acciones.
Sin embargo, no podemos esperar de lo natural aquello que no es natural. Si esperamos de algo corruptible que sea incorruptible, esperaremos algo en vano. En consecuencia, nuestros pensamientos deben estar dirigidos a aquellas cosas que están a nuestro alcance y no deberíamos entristecernos por las cosas transitorias, o que demandan objetos inalcanzables para nosotros. De hecho, si una persona está triste por estos bienes transitorios, realmente su pena nunca desaparecerá.
Para al-Kindi, la felicidad y la tristeza pertenecen a la categoría lógica del tercer excluido, o estamos felices o estamos tristes, pero no hay categorías intermedias ni superpuestas.
Las personas y la tristeza
Existen muchas personas que disfrutando de ciertos bienes aseguran que perdiéndolos se pondrían muy tristes. No solo los bienes entran en esta categoría sino que también ciertos comportamientos. Existen algunos hombres que, con su comportamiento, quieren asemejarse a las mujeres y actúan igual que ellas. Aseguran que quienes no actúan como ellos se pierden grandes deleites y diversiones; una forma de felicidad.
Por lo tanto, cuando estas personas se ven privados de los bienes y de los comportamientos que ellos ven como buenos se entristecen. Es preciso destacar que estas personas obtienen la felicidad de aquellas cosas que no están en la naturaleza, es decir, quieren aquello que es contrario a la naturaleza: la permanencia de los bienes y los comportamientos que no corresponden a su propia naturaleza.
Los hábitos y el alma
Como la tristeza es más bien un problema del alma y no del cuerpo, esta debe erradicarse por medio del hábito. Estos hábitos deben partir desde las cosas más pequeñas hasta las cosas más grandes. Cuando el hábito se hace superior a las costumbres que no son naturales, es posible resguardarse de la pérdida de las cosas y de aquellos hábitos no conformes con la naturaleza. El hábito, entonces, sería la cura para estos dos problemas anteriormente mencionados.
La tristeza
La tristeza puede dividirse en dos partes:
- Tristeza por nosotros
- Tristeza por alguien más
El remedio para la primera tendría que hacerse aquello que no nos cause tristeza. Si nosotros queremos aquello que nos causa tristeza, o nos puede causar tristeza, entonces estamos queriendo aquello que no queremos; que a su vez es propio de la gente que no tiene intelecto.
El préstamo y la envidia
Por otro lado, si estamos tristes por alguien más, tenemos que distinguir si...
- Podemos repeler esa tristeza
- No podemos repeler esa tristeza
Sócrates
Una vez Sócrates fue perseguido por unos difamadores y tuvieron un diálogo. Sócrates estaba en un barril y comienzan a conversar.
- No debemos tener cosas por las que después estemos tristes
- ¿Qué pasaría si tu barril fuera destruido en mil pedazos?
- En efecto, podría destruirse, pero el lugar seguiría intacto
Personas
que toman un barco para llegar a su destino.
El capitán
del barco lleva a unas personas a su hogar, pero antes de llevarlas a su hogar
hace una parada. El capitán los lleva a una isla para un propósito u otro, arroja
el ancla, Y todos bajan para ver el lugar, otros se quedan en el barco, mientras
que otros admiran la naturaleza fuera de este. Luego, todo vuelve a sus lugares
en el barco, algunos han recogido conchas, piedras, frutas y flores. Vuelven
cargado de cosas, los sirvientes cargados de piedras conchas y flores de la
tierra, las cuales perecerán y cambiarán de un estado a otro, mientras que las
frutas cambiarán a un estado de putrefacción; que luego, no se distinguirán una
de otras. Los lugares que ocuparán en el barco se volverán incómodos porque ya
no tendrán el mismo espacio. Otros se quedarán recolectando especies y no
escucharán el llamado del capitán del barco, y se quedarán afuera sufriendo.
De acuerdo
al filósofo, este es un símil que representa el mundo real y el otro mundo lleno
de distracciones y cosas materiales. Así, las cosas materiales ocupan un lugar
en nuestra vida y nos hacen preocuparnos por ellas, y si las perdemos nos
ponemos tristes. Si las personas hubiesen seguido el camino directo a su tierra
natal, sin bajarse del barco para recolectar bienes materiales, no estarían
tristes porque no habría nada que perder. De acuerdo al filósofo si no hay nada
que perder entonces es algo bueno y no tendríamos por qué odiar aquello que es
bueno.
Entonces el
filósofo vuelve nuevamente a la idea de que lo natural es aquello que es bueno.
muchos dicen que la muerte no es buena porque nos priva de la vida, pero la
muerte es la condición para que exista un ser humano y no se puede estar triste
por algo que es natural.
Conclusión
De lo desprendido para al-Kindi, podemos montar su enorme influencia por los filósofos griegos sobre todo por Sócrates y los estoicos. En efecto, la ataraxia estoica nos revela que no es posible estar tristes o eufóricos si nos mantenemos en la razón. si todo se da por naturaleza, entonces no habría tristeza o algún hecho por el cual estár triste. Claro, cómo sabemos que todas las cosas de este mundo son transitorias, no tendría sentido entristecernos porque ya no estarán con nosotros o porque perecerán. Nosotros ya lo sabemos de antemano. Ese es el mensaje de al-Kindi y finalmente, es decir, mantenerse en lo natural y evitar aquello que no lo es.