Hoy en día, los tiranos son reconocidos por tener gobiernos nefastos y corruptos donde el pueblo es oprimido y despojado de todos sus derechos. Platón en este libro, determina la naturaleza y los deseos de este ciudadano, diciendo que hasta sería capaz de violentar a sus propios padres si es que le fuera necesario para cumplir sus deseos. Un hombre absolutamente despótico que nace del desorden de la democracia y la mala educación de los padres.
Libro IX
Capítulo I y II
Sócrates-Adimanto
Sobre el hombre tiránico y los deseos
De acuerdo con Sócrates, el hombre tiránico nace del hombre democrático. Al tener el régimen democrático demasiada libertad, la tiranía se hace inevitablemente presente.
Sócrates le pide a Adimanto que imagine al hijo de éste hombre tiránico. Que al mismo tiempo imagine que el hijo pasa la misma crianza que el padre. Los padres por una parte querrán atraerlo hacia los deseos más moderados, mientras que los que sean ajenos a la familia lo atraerán al vicio y la corrupción. Cada uno de estos personajes extraerá lo mejor de éste hijo tirano y lo transformarán en un zángano. Por esto mismo, el hijo tirano al ver que estas dos fuerzas lo exprimen, explota en locura y se entrega a los más impuros deseos.
En cuanto a los placeres y deseos innecesarios, Sócrates dice que existe una regulación por parte de las leyes, o bien por parte de la razón. Por otro lado, estos placeres innecesarios (y que van muchas veces en contra de las leyes) son satisfechos en el mundo de los sueños. Los sueños son el lugar donde los impulsos pueden desatarse sin ningún problema, ya que estos pasan en la mente del ciudadano. Estos sueños motivarían aún más el acto de cometer cosas ilícitas. Sin embargo, si el ciudadano está entregado a los buenos deseos y a los placeres que no están fuera de la ley, pues los sueños serán reparadores y no tendrán la tentación de cometer actos inapropiados.
Serán capaces incluso de atentar contra sus padres para obtener lo que quieren. Cuando haya guerra, defenderá a un tirano a cambio de dinero y cuando haya paz y tranquilidad, se aprovechará para cometer engaños. Si es elegido como gobernador, lo hará ejerciendo la violencia; si no lo eligen, castigará a su pueblo y gobernará por la fuerza con tal de satisfacer sus deseos de gobernante.
Así, los tiranos no gozarían de la confianza de su pueblo ni de la amistad o del amor debido a su naturaleza indeseable. Por lo demás, el tirano estaría esclavizado por los placeres indignos que necesita satisfacer.
En cuanto a los placeres y deseos innecesarios, Sócrates dice que existe una regulación por parte de las leyes, o bien por parte de la razón. Por otro lado, estos placeres innecesarios (y que van muchas veces en contra de las leyes) son satisfechos en el mundo de los sueños. Los sueños son el lugar donde los impulsos pueden desatarse sin ningún problema, ya que estos pasan en la mente del ciudadano. Estos sueños motivarían aún más el acto de cometer cosas ilícitas. Sin embargo, si el ciudadano está entregado a los buenos deseos y a los placeres que no están fuera de la ley, pues los sueños serán reparadores y no tendrán la tentación de cometer actos inapropiados.
Capítulo III
Sócrates-Adimanto
Sobre los deseos del hombre tiránico
La naturaleza del hombre tiránico correspondería a un ciudadano que frecuenta las fiestas, los banquetes y cosas por el estilo. Estos deseos pertenecientes a la naturaleza del tirano, lo harán gastar mucho dinero y en consecuencia no poder ahorrarlos o gastarlos de manera inteligente; por lo tanto, todo su capital se verá mermado y sus deseos se mantendrán latentes independientemente que ya no tenga dinero, diciéndolo de otra manera, estos deseos le pedirán más y más gastos. De este modo, el tirano tendrá que robar y violentar para obtener lo que le piden sus deseos.
Serán capaces incluso de atentar contra sus padres para obtener lo que quieren. Cuando haya guerra, defenderá a un tirano a cambio de dinero y cuando haya paz y tranquilidad, se aprovechará para cometer engaños. Si es elegido como gobernador, lo hará ejerciendo la violencia; si no lo eligen, castigará a su pueblo y gobernará por la fuerza con tal de satisfacer sus deseos de gobernante.
Así, los tiranos no gozarían de la confianza de su pueblo ni de la amistad o del amor debido a su naturaleza indeseable. Por lo demás, el tirano estaría esclavizado por los placeres indignos que necesita satisfacer.
Capítulo IV
Sócrates-Glaucón
Sobre la felicidad del tirano
Por lo tanto, un hombre con estas características, no solo recibirá el odio de los demás, sino que también será muy desdichado. Si gobierna la ciudad, la ciudad se volvería tiránica; y así, sería una de las ciudades más desdichadas.
Capítulo V y VI
Sócrates-Glaucón
Sobre la ciudad y la desdicha tiránica
Existe una similitud entre esta ciudad y la disposición del alma del tirano. Cuando la ciudad es gobernada por el tirano, se encuentra esclavizada; sin embargo, hay unos pocos hombres libres: éstos hombres libres serían las cosas perversas que gobiernan el alma del tirano. Estas partes son las relacionadas con el desenfreno y la ira.
Sócrates comienza a relacionar las características del tirano con las características de la ciudad gobernada por este. Glaucón dice a Sócrates que la ciudad gobernada por el tirano, sería una ciudad esclavizada. No obstante, Sócrates advierte a Glaucón que aún en la ciudad tiránica existen hombres libres, pero estos serían unos pocos.
El alma tiránica al esclavizar al ciudadano, no podrá hacer lo que él quisiera, puesto que está esclavizada. Lo mismo ocurrirá en la ciudad. De este modo, se diría que la ciudad gobernada por el tirano debiera ser pobre, al igual que el alma del tirano.
Aunque queda establecido que el gobernador tiránico es el hombre más desdichado de todos, Sócrates asegura que hay uno aún más desdichado que éste. Estos serían los ciudadanos particulares y ricos porque en efecto, aquellos se parecen al tirano, ya que ejercen un mando sobre sus esclavos, pero estos lo hacen con un menor número en comparación con el gobernador.
Sócrates le dice a Glaucón que este hombre vive con muchos miedos debido a que los esclavos pueden tomar la decisión de liberarse de sus dueños. Entonces, el hombre rico debe transformarse de alguna manera, en adulador de sus esclavos para que estos no se vean en la necesidad de rebelarse; por lo tanto, este sería uno de los más desdichados al tener que verse como esclavo de sus esclavos.
Capítulo VII, VIII, IX y X
Sócrates-Glaucón
Sobre los tres componentes de la ciudad y el alma
Así como la ciudad se divide en tres especies (racional, irascible y apetitiva), el alma del hombre también. La especie apetitiva es uno de los componentes del alma donde podemos encontrar el ansia de lucro. Ésta característica del alma nos señala que el alma, con respecto a ésta parte, sería amiga de las ganancias.
Ahora, Sócrates trata de determinar que en la ciudad existe una clase de hombres que encajan muy bien con estas especies del alma.
Especie
de alma
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Característica
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Inclinación
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Tipo
de hombre
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Alma racional.
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Conocimiento.
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Verdad.
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Filósofos.
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Alma irascible.
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Sentimientos.
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Dominación y victoria.
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Guerreros.
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Alma apetitiva.
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Placeres.
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Ganancia de lucro.
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Ciudadanos.
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Capítulo XI
Sócrates-Glaucón
Sobre el placer verdadero
Sócrates menciona que el componente irascible, en cuanto a lograr su acometidos, podría resultar nefasto en el hombre y en la ciudad, sin embargo, si estos acometidos están guiados por la prudencia y la razón, no habría ningún problema en llevarlos a cabo.
Así, si en cada alma la razón no esta presente para guiar sus deseos, entonces estas almas caerán en el exceso de sus propios deseos, pero con la razón podrán encontrar el disfrute de los deseos más elevados.
Por lo tanto, los deseos utilizados con la razón y el alma que tiene una tendencia e inclinación hacia la verdad, será la mejor para gobernar la ciudad. En cambio, la que esta más alejada del raciocinio gobernará de forma tiránica y la que este menos alejada tendrá un gobierno similar a la monarquía. En otras palabras, reafirmaríamos lo que dijimos anteriormente, la vida del tirano es la más desdichada.
En resumen, los placeres que son guiados por la razón, son los placeres verdaderos.
Capítulo XII
Sócrates-Glaucón
Sobre la práctica de la justicia y la injusticia
Una de las primeras afirmaciones que se hicieron en los primeros capítulos de La República, era una que tenía relación con el hombre injusto. ''Resultaría ventajoso que el hombre injusto cometiera injusticias con una apariencia de ser justo''.
Para verificar esto, Sócrates le pide a Glaucón que imagine un ser que pueda cambiar de apariencia cada vez que él quiera. Luego le pide que forme otro ser con forma de león y otro de hombre, pero que la forma de león sea más grande que la del hombre. Finalmente, le pide que reúna los tres seres entre sí.
Si pusiéramos delante de ellos a un hombre injusto, éste propagaría la pelea entre los tres seres de modo que luchen entre sí y se maten. En cambio si fuera un hombre justo el que se pare frente a ellos, propagaría la justicia y le diría al hombre que logre educar a los otros seres de manera apacible para no emprender una lucha entre ellos.
Capítulo XIII
Sócrates-Glaucón
Las disposiciones morales y el gobierno de sí mismo
Para terminar el libro, Sócrates dice que la vida del injusto siempre estará vinculada a la desgracia y a la esclavitud. No es dueño de sí mismo y sus pasiones lo llevarán al desenfreno; por la misma razón, conviene siempre ser un hombre justo, ya que es ésta clase de hombre la que sí es dueña de sí misma y la que vive de mejor manera.
Conclusión
Tanto el hombre injusto como el tirano, serían las personas más desdichadas si se encontraran en una ciudad. Así lo ha demostrado la historia a través de los castigos que se les da a los tiranos; sin embargo, es cierto que hay algunos que parecieran no tener castigo alguno y que siguen gobernando de manera despótica. Finalmente, queda saldado el tema de la injusticia y la justicia y cuál resulta ser más ventajosa. En el próximo libro, veremos asuntos relacionados con la poesía y su relación con la imitación.