sábado, 16 de diciembre de 2017

Concepto de Memoria en San Agustín de Hipona

Concepto de Memoria en San Agustín de Hipona


El concepto de memoria

La memoria, como habíamos dicho, es una de las facultades más importantes del alma. Todas las cosas exteriores como el sonido, las imágenes, los movimientos son almacenados en la mente, así como también son almacenados los movimientos interiores (sentimientos, emociones). Cada uno tiene su propia entrada, pero sus ''puertas'' son distintas entre las exteriores e interiores. 

Misterios de la memoria

Para Agustín, los procesos de almacenamiento de la memoria son un total misterio ¿cómo es que la memoria almacena el contenido? en efecto, uno puede evocar el color blanco estando en la oscuridad absoluta. No sólo eso, su administración es mucho más increíble porque si el hombre almacena todas los estímulos del exterior ¿cómo es que podemos evocar correctamente todas las imágenes, todos los sonidos sin confundir o mezclar (aunque también podemos mezclarlos a voluntad)? De hecho, el recuerdo puede ser muy bueno incluso cuando no movemos nuestra lengua o cerramos completamente los ojos. 

Lo otro que es fascinante es que la memoria me permite extraer todos los recuerdos de las cosas que más me agradaron, distinguiendo muy bien una cosa de otra (sabores, sonidos, olores). También se guardan las habilidades de las artes o disciplinas que se aprenden durante la vida, pero la diferencia con esto es que las disciplinas no están guardadas como imágenes, es decir, las matemáticas, la gramática o la dialéctica no son imágenes. 

El proceso de recordar

Pero ¿cómo entra esta información? a través de los sentidos, luego, la memoria los almacena en la mente. Por otro lado, todas las cosas que sentimos tienen una especie de validez en la memoria, es decir, no sabemos qué es lo dulce hasta que lo probamos, pero pareciera ser que es el alma quien sabe mucho antes qué es lo dulce antes de que nosotros pudiéramos decir ''esto es dulce''. Este recuerdo de las cosas debe ser constante; por ejemplo, el hombre debe rememorar las cosas una y otra vez para que no se le olvide. De ahí que la palabra pensar en latín sea ''cogitare'' que significa ''recoger'', por lo tanto, podríamos decir que se ''recogen'' los recuerdos. Esto podría recordarnos justamente la teoría de Platón donde aprender significa efectivamente recordar

¿Cómo podemos recordar los números? el latín y el griego tienen su propios números, pero en los dos lenguajes los números tienen algo en común. Es decir, los números se entienden en los dos lenguajes, pero no es necesario saber latín o griego para tener la noción del número. Esa noción del número es común a todas las personas sin necesariamente saber el nombre de cada número (uno, dos, tres...). Quizás a lo que se refiere San Agustín es justamente el concepto de unidad, en efecto, no hay que tener un aprendizaje especial para saber qué es la unidad(1)

Ahora, hay muchas cosa que gracias a las imágenes que tenemos de ellas podremos recordarlas; por ejemplo, si yo recuerdo las palabras piedra o sol, no me servirán de nada si no tengo la imagen de ellas. Si no es por las imágenes no podríamos saber ni recordar que es cada cosa. 

La memoria también puede recordar hechos que nos hicieron alegres y tristes, sin que necesariamente nos pongamos tristes o alegres. Hay algo similar entre el alma y la memoria, pues mucho se dice que quien guarda algo en el alma lo guarda en la memoria. Sin embargo ¿cómo se explica que el alma esté alegre y luego se recuerda algo triste? De aquí se resuelve que son entes separados.

La teoría del olvido

El olvido es obviamente la privación de la memoria, pero ¿cómo es posible que pueda recordar el olvido? el olvido está dentro de la memoria, dice Agustín porque de otra manera no podríamos saber lo que es el olvido. 

No obstante, queda mucho por resolver en el tema del olvido, pues ¿cómo se puede recordar algo que consiste en omitir el recuerdo? Agustín asume que es un tema difícil, pero a la vez también dice que debería saberlo pues en sus palabras ''no hay nada más cerca de mí que yo mismo'' y aún así ''no puedo saber qué es la memoria que en efecto, es algo mío''. 

Además, cuando recordamos el olvido ¿recordamos el olvido mismo o una imagen del olvido? Agustín dice que el olvido no está retenido en sí mismo en la memoria, sino que está retenido como una imagen. En efecto, recordamos la cosa olvidada y no el olvido mismo, pero ¿cómo la memoria nos puede dar una imagen del olvido? Agustín nos dice finalmente que sólo podemos tener una imagen del olvido por más misterioso e increíble que parezca este fenómeno del olvido. 

¿Trascender la memoria?

El fin último de San Agustín es encontrar a Dios sea por el medio que sea. Ya sabemos que por el cuerpo es imposible, por lo que lo más cercano que existe para acercarse a Dios sería el alma. El mismo Agustín dice que se debe trascender la memoria para encontrar a Dios, pero esto trae un problema. Todo lo que está fuera de la memoria es el olvido; ¿cómo podemos trascender la memoria si fuera de ella no recordamos? ¿cómo podremos recordar a Dios (y más aún llegar a él)? 

Suele pasar que quien pierde una cosa, por medio de un método de descartes mental encuentra lo que perdió. ¿Qué nos ayuda a encontrar lo perdido? justamente la imagen de esa cosa y he aquí que la memoria es importante. Ahora, ¿podemos olvidar algo absolutamente? No, nada se olvida completamente. 

La felicidad y la memoria

Todos quieren una vida feliz, o al menos ese es el fin al que aspiran la mayoría de los hombres. ¿De dónde viene este recuerdo de la felicidad? ¿cómo los hombres pueden saber de la felicidad sin nunca haberla tenido? Agustín nos dice que la felicidad está en el hombre de una forma misteriosa. Si el hombre reconoce la felicidad, entonces esta debe estar en la memoria, pero si la reconoce significa también que ya la obtuvo.

¿Recordamos la felicidad así como recordamos un número? ¿Recordamos la felicidad como si fuera una especie de país donde todos están alegres? De ninguna de estas formas porque la felicidad no es corporal. El único, gozo, la única felicidad es Dios porque Dios no es corporal o elemental.

Ahora, ¿qué pasa con la felicidad? ¿acaso se elige o se tiene por fortuna? Dios es la felicidad, pero ¿por qué no todos tienen la felicidad? simplemente porque por voluntad no quieren escogerla, aunque también hay una presión por parte de la carne, es decir, la carne hace que el ser humano sienta una felicidad ''falsa'' y se conforme con aquella. Sin embargo, habíamos dicho que la felicidad era un concepto que el hombre ya tenía incorporado dentro de su memoria. ¿Cómo es que el hombre, sabiendo que es la felicidad, escoge otros caminos para obtenerla? Es simplemente porque esas cosas que no es la felicidad divina los detienen y deleitan, haciéndoles querer que esa sea la verdadera felicidad.

Por otro lado, ¿cómo puede el hombre conocer a Dios? ¿Acaso lo tenía en la memoria así como también tenía la felicidad? San Agustín se preguntaba cómo era posible que tuviera noción o memoria de Dios sin haberlo nunca conocido. La respuesta es que Dios está en las cosas verdaderas y que por lo tanto, como todas las cosas que existen son verdad, entre el hombre y Dios no hay espacio, por lo que se deduce que Dios siempre ha estado con el hombre. 

Conclusión


Nunca el tema de la memoria había sido tratado con tanta verdad en algún filósofo antiguo, de hecho, esta teoría pasará a la historia para ser tratada por otros filósofos, científicos e incluso psicólogos que tomarán todos estos conceptos para describir lo que es la memoria. Aunque hay muchas cosas explicadas sobre ellas, también es increíble reflexionar sobre los grandes misterios de la memoria. San Agustín fue muy humilde al reconocer las limitantes del por qué no se puede conocer todo sobre la memoria. 

Concepto de Tiempo en San Agustín de Hipona.

Concepto de Tiempo en San Agustín de Hipona

Antes de ver el concepto de Dios en San Agustín de Hipona, veamos lo que pensaban cada uno de los filósofos antiguos sobre el tiempo. 

Consideraciones del tiempo por otros filósofos

Pitagóricos

En tiempos más antiguos, los pitagóricos fueron unos de los primeros filósofos en establecer una teoría formal en cuanto al tiempo. Estos decían que era ''la esfera que abraza todo'' y que por lo tanto, el tiempo se identificaba con el movimiento, es decir, el tiempo se debe al movimiento

Platón

El mismo Platón en el Timeo definía el tiempo como ''la imagen de la eternidad'' y además añadía que el Universo y el tiempo se hicieron juntos y perecerán juntos. Platón considera que el tiempo es el que imprime el movimiento, y este a su vez crea las demás cosas del mundo como el sol y la luna.


El estagirita definía al tiempo no como un movimiento, sino como algo que va mucho más allá, algo que subyace al movimiento. Nos decía también que el presente es el intermediario entre el pasado y el futuro, es decir, si no existiera el presente, entonces el pasado y el futuro se solaparían lo cual es ridículo. Así como esta explicación es verosímil, Aristóteles nos da la primera definición de tiempo: ''Numero de movimientos según el antes y después'', ahora, ¿por qué Aristóteles se refería al tiempo como ''número''? Porque el pasado, el presente y el futuro, según Aristóteles, se miden por magnitudes y las magnitudes son números. 


Cicerón también tenía su propia concepción del tiempo escrita en un libro llamado ''De Fato'' (o del destino), donde nos dice que tanto el pasado como el futuro son tiempos inmutables, es decir, que existen en sí mismos sin la necesidad del presente. 

En efecto, hay un futuro inmutable como sería decir que todos vamos a perecer, así como hay un pasado inmutable como es decir que todos los seres vivientes nacimos. 

Estas han sidos las teorías que por lo menos hemos visto en este blog con respecto al tiempo. Veamos lo que nos dice San Agustín sobre estas cosas.  

El concepto de Tiempo

Uno de los errores típicos de los maniqueos (y en parte también de Marco Tulio Cicerón)(2) era preguntarse ¿qué hacía Dios antes del tiempo? ¿Acaso estaba ocioso cuando de repente se le ocurrió crear la humanidad? En el libro sobre la interpretación del Génesis contra los maniqueosAgustín respondía que sería ridículo decir que Dios estaba de ocioso antes del tiempo, pues entonces se tendría que hablar de otro tiempo donde Dios estuvo ocioso. De ahí que además pueda hablarse de las hipóstasis de Plotino, para decir que la creación debió darse fuera de las hipóstasis cognoscibles para el ser humano. 

¿Qué hacía Dios antes del tiempo?

Sin embargo, aún queda la pregunta ¿qué hizo Dios antes del tiempo? el tiempo es medible y tiene intervalos, para que éste fuera hecho se necesitaría algo sin movimiento y que permanezca siempre, en otras palabras, Dios creó el tiempo en la eternidad porque la eternidad no es tiempo(3)

Eternidad: presente perpetuo.
Tiempo: pasado, presente y futuro.

Pero ¿cómo puede crear el tiempo si para crearlo necesita movimiento y en la eternidad no lo hay? Es una de las preguntas cruciales de San Agustín quien humildemente contesta ''no lo sé''. 

Muchos decían en al época de Agustín que antes del tiempo, ''Dios preparaba el infierno para aquellos que se atrevían en escudriñar en los misterios más altos''. Esta frase era hecha en forma de broma o metáfora para que los niños no preguntaran cosas tan extrañas, cosa que a San Agustín molestaba profundamente(4)

Finalmente, San Agustín dice que no cabe preguntarse qué hacía Dios antes del tiempo porque antes del tiempo no había tiempo para realizar algo. En efecto, ¿cómo vamos a hablar de la creación del tiempo cuando no había tiempo? la pregunta es ridícula al razonamiento de San Agustín. En la nada no puede haber movimiento, así como tampoco puede haber creación. No obstante todo esto, Dios es el gran creador del tiempo.

¿Qué es el tiempo?


El mismo Agustín admite la dificultad de la respuesta diciendo:

''Sé bien lo que es, si no se me pregunta. Pero cuando quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé''

Para tratar de resolver esta duda, Agustín parte diciendo que si el presente no tuviera ni pasado ni futuro entonces sería eternidad, y por lo tanto no podríamos hablar de tiempo. Así, el presente necesita del pasado para ser tiempo, pues de otra forma sería eternidad. Ahora, el presente deja de ser una vez que es pasado; lo que significa, que el presente para existir debe tener tendencia a no-ser (de otro modo sería eternidad).

Pasado:

Hablado esto, San Agustín se propone analizar el pasado y el futuro. El pasado ya no existe y el futuro no existe todavía, pero ¿cómo podemos referirnos a ellos como si fuera un tiempo presente si no existen? No podemos referirnos al pasado de ninguna forma, ni siquier diciendo que ''fue larga la estancia'', pues dicha estancia ya no existe. 

Además, pensemos en lo siguiente: para haber dicho ''fue larga la estancia'' debimos haber dicho primero ''es larga la estancia''. Por otro lado, algo es largo cuando está colocado en el presente, cuando ya es parte del pasado ya no existe; por lo tanto, las cosas tienen magnitud cuando están en el presente y dejan de tenerla cuando están en el pasado (por eso, la estancia larga ya no existe). 

¿Cómo se debería decir algo que ''fue largo''? de la siguiente manera según San Agustín: ''Largo fue aquel tiempo mientras fue presente''. 

Forma incorrecta de referirse al pasado: ''fue larga la estancia'' es una forma incorrecta porque nada que pertenezca al pasado puede tener magnitud.

Forma correcta de referirse al pasado: ''Fue larga la estancia mientras fue presente'' es la correcta porque la magnitud existe mientras está en el presente. Es decir, la única forma de referirse al pasado, es refiriéndose al presente. 

Veamos ahora si el alma puede reconocer este tiempo presente con referencia en el pasado.

Presente:

Para entender el presente, San Agustín recurre a un pequeño símil de los cien años. Imaginemos a un hombre dentro de un intervalo de 100 años:

  • Cuando está en el primer año, el hombre tiene 99 días futuros.
  • Cuando está en el segundo año, el hombre tiene 98 días futuros y un día en el pasado. 

Bajo este razonamiento, podemos determinar que el presente nunca podrá estar en los 100 años simultáneamente, sino que sólamente en uno de ellos. Lo mismo pasaría si llevaramos el símil a un año, el hombre en el primer mes tendría 11 meses futuros y cuando pase al segundo tendrá 10 futuros y 1 pasado.

Lo mismo pasaría incluso si reducimos dichos años y el año en un día. El día tiene horas y minutos que tendrían la referencia de ser pasado o futuro según en qué hora o minuto nos encontremos; así, ni el día puede ser presente todo. 

De este modo, San Agustín define el presente como ''un instante'', pero entonces ¿a qué podemos llamar largo? ¿cómo es que el presente puede ser largo o puede ''durar'' ciertos minutos o ciertas horas si es un instante? 

Futuro:

Mucho menos podríamos decir que el futuro tiene un intervalo largo, pues aún no existe. Y si existe, es gracias al presente porque el futuro pasa a ser presente una vez que pasa por él. 

Conclusión:

¿Qué diremos pues de estos tres tiempos: pasado, presente y futuro? ¿Acaso tendremos que decir que el pasado y el futuro no existen por sí solos a menos que pasen por el presente?

Al menos en el pasado, todo lo que tenemos de él nos queda en la memoria. Ahora, si nos queda en la memoria, entonces está en el presente porque a medida que lo podemos evocar en la memoria estarán presentes; lo mismo ocurre con el futuro. 

Todas las cosas que existen se ven en el presente, pero es la memoria la que también las tiene. Por ejemplo, podemos ver una aurora y podemos predecir que el sol saldrá. La imagen que tenemos del sol saliendo, es una imagen presente en nuestra mente y la predicción sería decir ''el sol va a salir''. Por lo tanto, podemos retener el pasado y el futuro llevándolos al presente por medio de la memoria, como ya habíamos dicho, el pasado y el futuro sólo pueden existir por medio del presente. De hecho, podría decirse con justa razón que el pasado y el futuro no existen. 

Así, la referencia correcta al presente y al pasado sería de la siguiente forma:

Pasado: Presente de las cosas pasadas
Presente: Presente de las cosas presentes
Futuro: Presente de las cosas futuras

Volvemos a repetir, es el presente el que da existencia al pasado y al futuro. 

Este es un tema que ya se hablado entre los antiguos, sobre todo por Aristóteles quien decía que el pasado y el futuro tienen como límites al presente, pero nunca aseguró algo tal como decir que el pasado y el futuro no existen. Cicerón también tenía su opinión con respecto al tiempo, diciendo que el futuro y el pasado son inmutables, es decir, cada uno tiene su propia existencia.

En todo caso, Agustín acepta que los demás puedan decir que existe un pasado o un futuro, siempre y cuando se entienda que es con referencia al presente pero se debe estar consciente que la única forma correcta de referirse al pasado y al futuro es la descrita por San Agustín

Tiempo y espacio

¿Cómo podemos medir el tiempo si el presente es un instante? difícil respuesta tiene esta pregunta, pero lo que sí es claro es que podemos percibir que el tiempo cambia, que tiene intervalos y que esos intervalos ''pasan''.

Es una paradoja porque de acuerdo con Agustín, el pasado y el futuro no existen y sin embargo son medibles cuando pasan por el presente. ¿Cómo pueden existir y no-existir al mismo tiempo? en el lenguaje cotidiano podemos hablar perfectamente del pasado y el futuro diciendo (erróneamente) que tal período fue largo o tal período fue corto.

Los tiempos y los cuerpos

Muchos dicen que el tiempo no es más que el giro que da el sol y la luna para marcar los días, pero San Agustín no está en absoluto de acuerdo con eso. En efecto, si fuera así, entonces, el movimiento del sol sería el creador del tiempo; sin embargo, recordemos que el movimiento es posible gracias al tiempo. Por lo tanto, el tiempo es algo que va más allá de los cuerpos, como dijimos, el tiempo es el contenedor de los cuerpos. 

El movimiento no determina el tiempo, pues es posible que el sol se detenga pero el tiempo seguiría contando. Al contrario el movimiento se mueve gracias al tiempo y si es así, el tiempo va primero que todas las cosas. Por otro lado, otra cosa tan importante como el movimiento es el reposo de los cuerpos, porque este también tiene tiempo. De ahí que el movimiento de un cuerpo no es el tiempo mismo. 

La incógnita del fenómeno

Agustín acepta no saber la esencia del tiempo porque de hecho, asume que cuando mide un intervalo ''no sabe lo que mide'', y en efecto, no sabe qué se mide siendo que el instante (que es el presente) no puede tener una extensión precisa. Así definiría San Agustín el tiempo:

''Por ello, me parece que el tiempo no es otra cosa que una cierta extensión. Pero no sé de qué cosa''

Agustín se pregunta ¿Qué mido Dios cuando digo que este tiempo es más largo que otro? ¿Cómo se puede medir si el futuro no existe y el pasado aún no existe? Bien se sabe que el tiempo se mide, pero no el pasado ni el futuro, y, obviamente, tampoco el presente porque este no tiene extensión. Finalmente Agustín concluye lo dicho un poco antes, se mide el tiempo que ya ''pasa''. 

El tiempo y el alma

Nada puede ser medido a menos que se acabe, por lo tanto, la tendencia al no-ser (en cuanto al pasado y al futuro) es la que determina la duración de una cosa. ¿Con qué cosa el hombre mide el tiempo?  naturalmente que el hombre mide el tiempo con el alma, pues es allí donde quedan impresas las percepciones del tiempo.  

Por otro lado, tenemos un fenómeno aún más fuera de toda lógica que sería la extensión del futuro y del pasado que no tienen ninguna existencia. ¿Cómo podemos decir que el futuro tiene extensión si aún no existe? ¿cómo podemos decir que el pasado fue largo o fue corto si ya no existe? simplemente porque esta sensación queda en el alma y es ella la que nos deja la impresión de que fue larga y corta. El alma tiene tres funciones con respecto al tiempo: espera, atiende y recuerda. Estas tres acciones representan los tres tiempos de los que estamos hablando:

Espera: Futuro
Atiende: Presente
Recuerda: Pasado

Esta acción del alma sucede sobre todo cuando queremos cantar una canción que no conocemos. Esperamos como va a ser, prestamos atención a la letra y a la música y finalmente la volvemos a cantar cuando la recordamos. 

Finalmente, esta sería la solución a la cuestión del tiempo según San Agustín, es el alma la que puede retener todo pensamiento futuro y pasado. 

Conclusión

Con muchas más dudas que respuestas (como lo es la filosofía) nos deja este texto dificilísimo de San Agustín. El tiempo ha sido un tema de oscuros pasajes en la vida de los filósofos pero también en la vida de los científicos más grandes de la historia. Por supuesto, los precursores de estas ideas preciosas fueron los filósofos a lo que posteriormente los científicos soportaron con teorías que van renovándose por cada período. Si bien no hay una solución cierta para la medición del presente (más que del tiempo porque este comprendería pasado, presente y futuro), las pistas que nos deja San Agustín no son de menor tamaño; al contrario, queda mucho más ánimo para averiguar qué es realmente el tiempo. 

Al-Ghazali - La Alquimia de la Felicidad (Libro V: Amor a Dios).

Por supuesto no podía faltar entre todos los tipos de conocimientos formales y espirituales, el amor a Dios. Basándonos en los libros precedentes ¿Será necesaria tanta rigurosidad con respecto al recuerdo de Dios en todos los aspectos de la vida? si consideramos que el precio del olvido de Dios es el tormento eterno del alma, bueno, quizás debemos replantear la existencia del alma y todas sus consecuencias. Veamos el último libro sobre la exhortación al amor a Dios. 

La Alquimia de la Felicidad


Capítulo V: Amor a Dios


Donde está la felicidad está la perfección

La razón más evidente de que el hombre busca el amor a Dios es porque el hombre tiene amor a lo que es perfecto. Si aceptamos que Dios es la perfección máxima, entonces no hay porqué buscar nada más porque la felicidad misma es la perfección misma. No habrá porqué volcarse a las cosas del mundo que son inferiores en todos los aspectos frente a la perfección de Dios. 

La perfección del cuerpo no existe puesto que lo perfecto no pertenece a este mundo. Lo que sí, los cuerpos tienen una especie de hermosura o de cuasi perfección que llama la atención, pero eso no es comparable con la perfección del alma. Por lo tanto, el hombre ya sabe lo que debe alcanzar y adorar. 

¿Cómo es que un hombre ignorante puede alcanzar esta felicidad sin poder conocer a Dios? es posible que exista un hombre de tales características. Por lo tanto, en el mundo existen dos clases de ayudantes de Dios: uno es el profeta y otro es el predicador. Podrá nombrarse a un tercero que sería el doctor de la ley, quien prescribe las conductas.. 

Bajo este respecto, el hombre ignorante deberá acercarse a los hombres conocedores, y estos hombres están en el deber de enseñarle.

Los infieles

Por otro lado, tenemos a aquellos hombres que no reconocen el poder de Dios y que pasan inadvertidos por sobre todas las consecuencias que existen en el otro mundo. Estos hombres tienen su propio lugar excluídos del Paraíso, pero aún más lo tienen aquellos que  reconociendo a Dios no hacen lo que manda. A estos se les denomina ''infieles''. 

Amor a Dios

Los fieles a Dios no tienen miedo a la muerte, y al contrario, la esperan pacientemente; este sería el primer amor a Dios. Sin embargo, no se consideraría un infiel si dicho hombre se previene de la muerte, pues esta es otra muestra de amor a Dios (la segunda muestra de amor). Este segundo hombre quiere actuar bajo todos los preceptos de Dios para conservar la vida. 

También hay un tercer tipo de amor hacia Dios que tiene que ver con el pensamiento de Dios todo el tiempo. Las cosas que usan los musulmanes vestidos objetos, etc., son los que ayudan a tener este recuerdo de Dios todo el tiempo. 

Un cuarto amor a Dios sería el respeto incondicional a la Sagrada Escritura del Corán. De hecho, el Corán es el escrito que une a los hombres a un solo amor que es el amor a Dios. 

El quinto amor a Dios requiere tanto de la oración en secreto como en público. Seguido de este amor tenemos el sexto que refiere a la costumbre de orar a Dios, al orden innato que el hombre tiene una vez que acepta a Dios en su corazón. 

Por último tenemos la séptima muestra de amor a Dios que consiste en acercarse a los amigos de Dios. El hombre debe ser obediente a Dios así como también a los amigos de Dios. 




Conclusión

Todos esto gira en torno al recuerdo de Dios por donde quiera que se lea este apunte (y los demás que han sido desarrollados). Estas son las muestras de amor a Dios que todo musulmán debiera recordar. Estos textos parecen ser bastante prudentes y sabios en contraste a lo que se ve hoy en día en televisión, donde se muestran a los árabes siempre beligerantes con otras naciones y con otras religiones. Al parecer debemos quitarnos los prejuicios y ver (y leer) por nosotros mismos cómo es esta religión del Medio Oriente. 

viernes, 15 de diciembre de 2017

Al-Ghazali - La Alquimia de la Felicidad (Libro IV: El conocimiento del Mundo Futuro).

Nadie puede saber lo que toca en el futuro, a excepción de que sabemos que a todos nos toca la muerte. ¿Cómo podemos saber que nos toca en un futuro cercano? es imposible saberlo, pero de acuerdo con Al-Ghazali, a esta interrogante solo nos toca realizar el bien para tener los beneficios del Reino de los Cielos. De alguna forma, las cosas buenas que hacemos en este mundo se verán reflejadas y recompensadas con Dios, pero estas deben ser acompañados con la aceptación de Dios y con la cultura que éste otorgó al hombre; cultura de adoración.


La Alquimia de la Felicidad


Capítulo IV: El conocimiento del Mundo futuro

Para entender el futuro del mundo es necesario conocer lo que es la muerte, y para conocer la muerte se debe conocer la vida, y para conocer la vida se debe conocer el espíritu. 

Espíritu animal y espíritu humano

Si queremos entender el conocimiento del mundo primero debemos partir por el espíritu animal y el espíritu humano. El primero tiene que ver con el órgano vital de todo animal que es el corazón. La función del corazón es otorgar sangre al cerebro y que este último pueda distribuir las funciones de cada miembro; que el ojo pueda ver, que el oído pueda oír, que la lengua pueda saborear, etc. 

El cuerpo está en balance cuando estas funciones tienen cierto equilibrio, cuando estas caen en exceso, entonces el ángel de la muerte viene a apoderarse del cuerpo, que por cierto, es una criatura creada por Dios. 

El otro espíritu es indestructible, pues no se trata de ningún cuerpo sino que de una entidad invisible pero presente. Todas las cosas del espíritu animal dígase hambre o sed son perecederas con el cuerpo, pero cuando el hombre muere, las cualidades del espíritu se mantienen, por ejemplo, la sumisión, el conocimiento de Dios y el amor a Dios. Por lo tanto, el espíritu animal pertenece al mundo ordinario y el espíritu humano pertenece al mundo celestial; de hecho, Al-Ghazali dice que este último espíritu tiene la sustancia de los ángeles. 

La entrada al Paraíso

Ningún cuerpo se vuelve no-existente, es decir, nada pasa de existir a no existir. Pareciera ser que Al-Ghazali nos trae un antiguo modo de pensar que era el de Parménides. Recordemos que Parménides estableció el principio de no-contradicción, es decir:


  1. Lo que existe, es, puede pensarse y no puede no-ser
  2. Lo que no existe, no es, no puede pensarse y no puede ser

Si esto es así, entonces lo que es no puede llegar a no-ser (contradiciendo la potencia de Aristóteles), pues quien muere no deja de ser porque su alma se va al Paraíso o al Infierno eternamente. El hombre debe estar consciente de que el paso al Paraíso se debe entender de la siguiente forma, tal y como el profeta lo dijo:

''El mundo es la prisión para el creyente y el Paraíso para el infiel''
(Mahoma)

Uno de los modos erróneos (o de los erroristas) para ir al Paraíso es decir que Dios existe, pero no practicar ninguno de sus mandamientos. De aquí que se ocurran los tormentos del espíritu humano, pues los tormentos de la carne son el hambre, la ira y la necesidad. 

Ahora ¿cuáles tormentos son los peores? por supuesto que son aquellos del alma. Los tormentos del alma son los que duran para siempre (pues todo lo que es del alma dura para siempre), mientras que los tormentos del cuerpo son pasajeros y pertenecientes a este mundo. 

De esto se puede sacar por conclusión que la felicidad del hombre no depende de sí mismo sino que del mismo Dios. 

Conclusión


Nada más claro podemos tener en este breve capítulo IV de La Alquimia de la Felicidad.  La rigurosidad religiosa se deja entrever de manera inexorable en sus palabras, pues la felicidad no puede alcanzarse en este mundo si no es con Dios. El hombre sólo puede estar preocupado de los tormentos del alma más que de los tormentos del cuerpo, lo cual me recuerda lo que dice el mismo Nuevo Testamento:

''No temáis a los que matan por el cuerpo, pero no pueden matar el alma''
(Mateo 10:28)

En efecto, los tormentos del alma serán tormentos perenne por lo que obviamente, el creyente debe preocuparse mucho m,ás de estos que de los tormentos del cuerpo.

martes, 12 de diciembre de 2017

Al-Ghazali - La Alquimia de la Felicidad (Capítulo III: Conocimiento del Mundo).

No basta con saber del conocimiento del corazón, del conocimiento del hombre, del conocimiento del alma, e incluso del conocimiento de Dios. Debido a esto, es preciso el interés del Al-Ghazali con explicar el mundo con todas sus falencias y perfecciones. Por supuesto, este conocimiento no es tan importante como el conocimiento de Dios, pero sí es un medio para adentrarnos en dicho saber. Como dice el mismo Al-Ghazali, conozcámonos a nosotros mismos y luego conozcamos a Dios.

Referencias:

(1) Idea que definitivamente nos recuerda a San Agustín de Hipona.  

La Alquimia de la Felicidad


Capítulo III: El conocimiento del Mundo


Todo creyente sabe que la vida en este mundo es pasajera para luego pasar a la vida eterna. Es eterna y perfecta siempre que se este con Dios, pues con él no hay tristeza. 

Que el hombre haya sido creado sin perfección no quiere decir que no la pueda alcanzar, junto con la felicidad que está adherida a la perfección. Cuando el hombre queda prendado del mundo su alma cae en la perdición, pero cuando se acerca a Dios se engrandece. 

No basta con tener todas las especies y riquezas que da este mundo, sino que también se debe embelesar el espíritu con oración y pensamiento hacia Dios. Claro, todas las pasiones y vicios del ser humano deben ser controladas, muchas de ellas son inherentes al ser humano, pero este debe ser capaz de controlarlas; ahí podrá determinarse si ese hombre es realmente bueno. 

Las cosas del mundo

El hombre debe poner especial atención en las cosas que le rodean, y debe darse cuenta que muchas de ellas le sirven. Las necesidades primarias del hombre son:


  1. Alimetarse
  2. Cubrirse (vestirse)
  3. Tener un hogar


Sin embargo, una vez que tiene estos bienes el hombre tiene que enfocarse en las cosas espirituales, donde el fin es obtener el conocimiento de Dios.

El hombre no se debe afanar de las cosas que tiene en la tierra, mientras más cosas tenga mucho menos será capaz de entrar en el Paraíso. Jesús mismo decía que el mundo es como el hombre que bebe agua de mar, mientras tome de a poco no pasara nada pero si toma en exceso enfermará. 

Esto podríamos interpretarlo como diciendo que las cosas del mundo no son del todo malas si se toman con moderación. En efecto, si todas las cosas son hechas por Dios entonces de partida todas son buenas(1)


Conclusión

Muchos profesores me han dicho que existen algunos filósofos que se deben tomar como un veneno, es decir, si se toma de a poco tal vez no te pase nada, si te lo tomas entero enfermarás. Es la misma advertencia que Al-Ghazali nos hace del mundo exterior cuando elegimos el extremo de cada placer o estímulo. Como vemos, no basta con conocernos a nosotros mismos o a Dios, sino que también debemos tener conocimiento del mundo. 

lunes, 11 de diciembre de 2017

Los 5 postulados de Euclides

Los 5 postulados de Euclides

Euclides es conocido por aportar los 5 postulados propuestos en materia de figuras geométricas:

Postulado 1:

Una línea recta se hace estableciendo dos puntos 

Postulado 2:

Un segmento de la línea establecida puede extenderse infinitamente:

Postulado 3:

Un radio puede extenderse desde un centro hasta cualquier punto de la circunferencia



Postulado 4:

Todos los ángulos rectos son iguales entre sí


Postulado 5:

Si una línea recta corta a dos rectas de modo que esta forme ángulos interiores menores a dos rectos (180º), dichas rectas se encontrarán. 



En efecto, si los ángulos hicieran 180º no se encontrarían y se extenderían indefinidamente como dos paralelas. Esto sería lo que se conoce como el fundamento de los triángulos, ya que si los triángulos superaran los 180º entonces formarían un cuadrilatero. 


Conclusión

¿Cuál es la importancia de Euclides en la historia de las matemáticas y del pensamiento en general? sus libros se utilizaron como textos de estudio para entender los axiomas que tienen las figuras geométricas. Aún en nuestro siglo los axiomas de Euclides siguen teniendo vigencia en el sistema escolar, así como también en los más complejos estudios de las matemáticas. Es cierto que muchas cosas de Euclides se han modificado; como por ejemplo, el último postulado del cual otros matemáticos han aportado muchas otras cosas. No obstante, no podemos desconocer que los inicios de dichas modificaciones no hubieran sido posibles sin Euclides.

domingo, 10 de diciembre de 2017

Al-Ghazali - La Alquimia de la Felicidad (Capítulo II: El Conocimiento de Dios).

En el libro anterior hablamos del conocimiento del corazón y de la razón, y quedamos en que el conocimiento del corazón es el único que puede tomarse en cuenta entre aquellos que pueden tener la verdad revelada. ¿Cómo es que el conocimiento del amor puede conducirnos al conocimiento de Dios? lo que sí sabemos es que definitivamente el conocimiento racional, si bien es una buena herramienta, no es lo apropiado para conocer a Dios en su esencia.

Referencias:

(1) Al-Ghazali no escatima en vocabulario para decir que dichas personas son estúpidas. 

La Alquimia de la Felicidad


Capítulo II: El conocimiento de Dios


Al-Ghazali dice que quien quiera que se conoce a sí mismo está conociendo a Dios. Podría decirse que muchos se conocen a sí mismos y sin embargo no han conocido a Dios ¿A qué se debe? a que una cosa es conocer bien las características del alma, y otra aceptar a Dios en ella. 

El hombre debe ser consciente cuando mira sus órganos, su pensamiento u otras cosas más abstractas, que todas estas tienen un creador así como el mismo hombre crea otras cosas. Dicho creador es capaz de generar tanto los órganos (cosas sensibles) como los pensamientos del alma (cosas abstractas). 

Si el hombre es capaz de entender todo el orden que está alrededor de él y además comprender todas sus partes, entonces perfectamente puede entender la perfección de todo aquello que conoce. La perfección de los órganos y de su existencia es el símil para saber la perfección de Dios. 

Imposibilidad de conocer realidades absolutas

De acuerdo con Al-Ghazali, nadie puede conocer la verdadera naturaleza de las cosas. Todos los sentidos son percibidos por algo más por ejemplo, el gusto es percibido por la lengua y el color es por los ojos. No obstante, nadie sabe la verdadera naturaleza del gusto ni tampoco la del color, y, del mismo modo, tampoco lo que percibe la mente puede ser entendido de manera absoluta. 

Tal como sólo podemos percibir las cosas y no su naturaleza absoluta, así podemos percibir que existe Dios pero no podemos comprender su naturaleza absoluta. Por lo tanto, de Dios solo podemos conocer sus atributos. 

Finalmente, si conocemos solo sus atributos ¿cómo sabremos que es Dios y no otra cosa? debemos reconocer que es el hombre el que gobierna a todo el resto de los animales. Si reconocemos que alguien creó este mundo y ese alguien no fue el hombre, entonces debemos decir que existe un ser superior que lo construyó todo. 

Los supuestos eruditos y entendidos

Para Al-Ghazali, todos los entendidos en las materias de la naturaleza o de la astronomía (y astrología), decían que todas las cosas que eran causadas dentro de estos campos tenían causa naturales y no divinas estaban equivocados. 

Todas las causalidades que no pueden ser entendidas a través de los sentidos tienen una causalidad divina. 

''Dios es grande''

Como se dice en árabe ''Allah Akbar'' es decir ''Dios es Grande'' esta frase no quiere decir que Dios tiene una extensión o algo parecido. Quiere decir que es tan grande que está lejos de nuestra comprensión. 

Ahora bien se podría preguntar ¿por qué los profetas pueden hablar de Dios y decir lo que Dios quiere realmente para nosotros si se supone que es incomprensible? Los profetas, de acuerdo con Al-Ghazali, sólo muestran algunas de las cosas que Dios quiere para el hombre, no todas. Recordemos que de Dios solamente podemos percibir sus atributos y no su esencia. 

Erroristas

Aquellos que son ateos son los que han buscado la esencia de Dios y, como no la han comprendido, niegan su existencia y dicen que la naturaleza y todo lo que la compone es eterna. Es muy difícil que tales personas se acerquen a Dios y muchas de ellas terminan sus vidas sin recordarlo o renegando de él(2)

Al-Ghazali distingue tres tipos de erroristas:


  1. Aquellos que dicen que Dios no existe.
  2. Aquellos que no creen en la resurrección (o en el alma).
  3. Aquellos que creen en Dios pero son débiles con la fe.
  4. Aquellos que creen en Dios pero no comprenden la ley.
  5. Aquellos que creen que Dios perdona todas las faltas y cubre todas las transgresiones.
  6. Aquellos que se creen perfectos y que Dios no los castiga.
  7. Aquellos que se autodenominan conocedores de la palabra, pero que en realidad no la saben. 

De los primeros ya hemos hablado, pero de los restantes no. El segundo grupo cae en el error de confundir el alma con otro cuerpo, entonces, cuando se les habla de resurrección creen que el cuerpo debe entrar en otro cuerpo (alma) para vivir lo cual es ridículo. El tercer grupo es débil de fe aún cuando creen en Dios, pues estos dicen que Dios es tan poderoso que no necesita la oración. Al Ghazali muestra un ejemplo con respecto a estos últimos. 

Imaginemos que un hombre va al médico y el médico le dice: ''Debes abstenerte de ciertas comidas'', luego el hombre enfermo le dice: ''¿En qué te afecta a tí si me hago abstinente o no?''

Por supuesto, el hombre está bien en decir que en nada afecta al doctor que él en el futuro sea abstemio, pero la realidad es que si no se vuelve abstemio enfermará aún más. 

El cuarto grupo dice simplemente que como la ley ordena lo siguiente:


  • Puros de ira
  • Puros de envidia
  • Puros de orgullo
  • Puros de hipocresía

, no es posible llevar todo esto a cabo, pues el alma tiene esas propiedades, es decir, está hecha para no ser pura de ira, de envidia, de orgullo o de hipocresía. 

Al-Ghazali considera esta forma de pensar equivocada porque bastaría hacer lo que indica la razón y la moral para cambiar esas conductas ¿hay acaso un hombre que no pueda manejar la ira, la envidia o el orgullo? por supuesto que sí. 

El quinto grupo no entiende algo esencial, que si bien puede perdonar a todos, también castiga tremendamente a los transgresores. Tienen que considerar también que está Satanás quien puede engañarlos y llevarlos por el mal camino; por lo tanto, si pecan serán castigados. Por otro lado, tenemos el concepto de esfuerzo, es decir, el perdón de Dios se debe ganar también con esfuerzo. 

El sexto grupo es uno de los más débiles pues su arrogancia los lleva a que sólo una cosa que les salga mal los derribe. En efecto, se debe reconocer que el hombre el imperfecto en muchos aspectos, y por lo tanto debe atenerse a esto; de lo contrario, será un hombre desdichado que a cada obstáculo se verá sufriendo. 

El séptimo grupo puede ser de los más dañinos porque son engañosos. Creen que por vestir y hacer ciertas posiciones de la religión musulmana pueden luego pensar que tiene poderes sobrenaturales. Este grupo no es dañino en general, pero pueden ser influenciados fácilmente. La verdad es que todo lo que hacen lo hacen por interés en ellos mismos. 


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Conclusión

Es aquí donde Al-Ghazali desata todo su descontento contra aquellos que dicen no creer en Dios y aquellos que son seguidores de Dios, pero no conocen sus leyes. Lo que me llamó la atención es que Al-Ghazali no ofreciera ningún ''remedio'' o ''solución'' para aquellos que no creían en Dios. En todo caso, él mismo dice que es una tarea difícil hacer que estos encuentre en el camino. Sigamos con los libros de Al-Ghazali y su filosofía religiosa.