viernes, 22 de noviembre de 2019

Concepto de razón por los griegos

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Concepto de razón por los griegos

La palabra razón tiene muchísimas definiciones por parte de los filósofos, por lo que el estudio de la palabra ''razón'' es inmensamente amplio. Sin embargo, en este aspecto analizaremos brevemente el concepto de razón a través de la filosofía griega. 

Heráclito y Parménides

Los primeros filósofos que discutieron el término razón (de forma específica) fueron los conocidos Heráclito y Parménides. 

Por su parte, Heráclito nos decía que como todos tenemos razón, entonces todos debieran tener su pensamiento propio, es decir, existe una variedad tremenda de razonamientos tal como cuantas personas existen. Por otro lado, Parménides exaltaba el uso de la razón por sobre el uso de los sentidos. 

Platón y Aristóteles

Siendo Platón el primero que siguió las enseñanzas de Parménides con algunas modificaciones, tanto Platón como Aristóteles rechazaron las sensaciones y pusieron en el pedestal de todo al razonamiento. Rechazaron también enfáticamente los impulsos naturales del hombre, es decir, aquellos que estaban basados en sus apetitos tal cual lo harían los animales. 

Estoicos

Si bien Platón y Aristóteles fueron los maestros intelectuales de poner la razón ante todo, los estoicos llegaron a afirmar que la razón no es algo a lo que se deba llegar sino que más bien constituye la naturaleza misma del hombre. De este modo, a los animales les fue dada la razón para alcanzar sus objetivos y esa es su naturaleza, sin embargo, al hombre se le dio la razón para lograr todas sus proezas y es ahí donde vemos justamente su naturaleza.

Naturaleza de los animales: el instinto
Naturaleza de los hombres: la razón

Conclusión

Una corta entrada que quise dejar a aquí con vosotros sobre lo que significó el concepto de razón en los griegos. Obviamente, mucho más se habla de lo que pensaron estos filósofos en sus propias obras, por lo que esta entrada solo sirve como una síntesis del pensamiento de esos grandes hombres. Nos faltaría seguir entonces con el concepto de razón en la filosofía romana. 

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sábado, 16 de noviembre de 2019

Ejemplarismo

Ojo de Dios


Ejemplarismo

Cuando hablamos de Dios nos imaginamos un padre de muchos años que ha creado el mundo y al hombre a su imagen y semejanza. Sin embargo, cuando leemos la concepción de Dios por Aristóteles no concebimos aquel Dios que nos habla el cristianismo; al contrario, el estagirita nos hablaba de un ''Motor Inmóvil'' que no tenía amor, misericordia o bondad, se refería simplemente a un ente infinito y omnipotente.

No obstante, San Buenaventura trata de cambiar esta concepción aristotélica de Dios optando por la teoría platónica de las ideas. 

En este sentido, San Buenaventura plantea que en Dios están las ideas, son fabricadas por él de manera libre. Esto acabaría con el planteamiento no solo aristotélico sino que también plotiniano de la emanación, donde se dice que Dios crea todas las cosas por emanación. 

San Buenaventura dice que quien quiere, sabe lo que quiere y es por eso que las creaciones de Dios al mismo tiempo son queridas. El mundo creado por Dios es un libro donde se ven los vestigios, la imagen y la semejanza. En este sentido, Dios nos da señales de su existencia a partir del mundo mismo que creó, es ahí donde están todas las semejanzas (no igualdades) que creó. 

Bajo este respecto, tal como diría Platón, San Buenaventura nos dice que los vestigios, la imagen y la semejanza de este mundo son meras copias de las ideas de Dios. 

Conclusión

Con San Buenaventura la historia de la filosofía vuelve a retomar el camino platónico. Cada vez más va adquiriendo fuerza el concepto de que Dios creó todas las cosas por medio de la emanación, sino que se comienza a darle un concepto menos de ente y más de ser. Es curioso que esta teoría nos hable de Dios casi como una persona, en efecto, si nos hablan de creador podemos ver que tiene una semejanza con lo creado. Esperemos a ver qué otras cosas nos puede decir San Buenaventura.

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viernes, 15 de noviembre de 2019

San Buenaventura - Cuestiones Disputadas acerca de la ciencia de Cristo (????)



Tal como si fuera un texto de Santo Tomás de Aquino, San Buenaventura se propone dar respuestas a ciertas preguntas sobre la ciencia de Cristo; exacto, entramos en las conocidas ''Cuestiones Disputadas''. Este puede ser uno de los textos más aclaratorios de San Buenaventura con respecto a lo divino y lo filosófico, pues explica directamente su concepción de mundo divino. Tenemos aquí el último texto que analizaremos en profundidad. 


Cuestiones disputadas



Capítulo I: Si la ciencia de Cristo se extiende a las cosas infinitas

En efecto, Dios conoce cosas infinitas. De acuerdo a los antiguos doctores cristianos, existen tres clases de conocimiento divino:

  1. Aprobación: conocimiento de las cosas buenas y finitas
  2. Visión: conocimientos de cosas malas y buenas 
  3. Inteligencia: conocimiento de las cosas infinitas

Si la inteligencia de Dios es infinita, entonces Dios puede conocer todas las cosas, es decir, se pueden conocer aquellas cosas que son infinitas incluso estando en potencia. 

Capítulo II: Si Dios conoce las cosas por sus semejanzas o por sus esencias

Dios conoce todas las cosas por su máxima perfección y luz; en otras palabras, es como la luz que todo lo aclara. En ese sentido, Dios no solo conoce las cosas por su semejanza sino que también por sus esencias, ya que estas esencias deben tener un modelo ejemplar, y ese modelo ejemplar lo da la luz superior. 

Capítulo III: Si Dios conoce las semejanzas realmente diferentes

Entendiendo que Dios no solamente conoce las semejanzas y las esencias, también es obvio que conoce todo tipo de semejanzas. Bajo este respecto, podemos decir que Dios conoce la verdad de todas las cosas por lo que no habría porqué dudar de que Dios conoce las semejanzas diferentes. 

Lo que si es de destacar que este conocimiento no es una pluralidad, pues de ser así no habría perfección. El conocimiento de Dios con respecto a todas las cosas es unitario. 

Capítulo IV: Si todo lo que conocemos con certeza lo conocemos por las mismas razones eternas

La evidencia de la luz eterna es solo una influencia que el hombre puede recibir, es decir, no conoce directamente la esencia de esta luz eterna, pero su influencia le hace percibir lo que es verdadero. De esta manera es que el ser humano conoce. 

Se colige entonces que las semejanzas abstraídas de las razones eternas son estas verdades que podemos conocer. 

Conclusión

En este punto, San Buenaventura ratifica lo dicho anteriormente en el Itinerario del alma a Dios. Increíblemente sostiene la postura de San Agustín de Hipona con respecto a su obra ''Contra Académicos''. Recordemos que esta obra retrataba a San Agustín en una discusión con los herederos de la doctrina platónica quienes decían: lo inteligible solo se conoce en el mundo de las ideas, no en el terrenal. Ya vemos con San Buenaventura que también la verdad puede conocerse a través la influencia que ejerce la luz superior. 


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sábado, 9 de noviembre de 2019

San Buenaventura - Reducción de las Ciencias a la Teología (????)




Finalmente, en el título de este libro vemos la subordinación de la ciencia con respecto de la teología. En textos anteriores, San Buenaventura reconocía el papel fundamental de la ciencia con respecto al conocimiento de Dios, pero el santo no deja de pone encima a la teología por sobre a la ciencia, y esta es la confirmación de aquello. Por supuesto, esto es de esperar siendo un teólogo escolástico. Veamos lo que nos habla el Doctor Seráfico.


Reducción de las Ciencias a la Teología



Tipos de Iluminación


La inteligencia o la razón del hombre es una especie de iluminación interna que tiene el hombre, sin embargo, la razón también puede venir desde un punto de vista exterior; por lo tanto, tenemos tanto iluminación interna como externa. No obstante, San Buenaventura nos asegura que existen más iluminaciones:

  1. Luz exterior: arte mecánica
  2. Luz inferior: conocimiento sensitivo
  3. Luz interior: conocimiento filosófico
  4. Luz superior: luz de la gracia y las Sagradas Escrituras

El arte mecánica de la primera luz se ve materializado en todas las cosas creadas por el ser humano que le han servido para su provecho corporal. En efecto, en el mecanicismo descrito por San Buenaventura, el hombre ha podido proveerse de comida desde dos formas: la agricultura y la caza. De este modo, el arte mecánica tiene una importancia fundamental en la vida del hombre. 

Por otro lado, tenemos la luz inferior llamada así porque se enfoca en aquellas acciones inferiores del hombre relacionada con los sentidos. 

Luego tenemos el conocimiento de la luz interior que en efecto es el conocimiento filosófico, ya que este proviene de aquellas intelecciones que la mayor parte del tiempo están ocultas. Todo esto basado en los principios de las ciencias y las verdades naturales. Esta luz se divide en tres:

  1. Racional: verdad de los discursos (gramática, lógica y retórica)
  2. Natural: verdad de las cosas
  3. Moral: verdad de las costumbres

Todas estas verdades que se encuentran en la luz interior son las que da más trabajo al hombre, para que luego pueda concebir la siguiente luz.

La próxima luz a las que nos referiremos es la luz superior la cual no proviene del hombre sino que proviene por gracia. Esta luz también tiene una triple importancia que son las siguientes:

  1. Alegórico: enseña lo que se ha de creer
  2. Moral: enseña a vivir bien
  3. Anagógico: enseña la unión que tenemos con Dios

Todas las luces que nombramos anteriormente a la última están subordinadas ésta. Desde la norma de vivir que sería el arte mecánica (sin alimento el hombre no podría vivir) hasta el pensamiento interiorizado de la filosofía. 

Cómo llegar a la luz superior

Asimismo, en el discurso (luz interior) también se encontrará la verdad, es decir, nadie dice un discurso sin que este tenga el contenido de la verdad. Para decir la verdad o algo coherente se necesita cierto orden que debe ser llevado. Pero las ideas de aquello que es dicho no son verdaderas o no se llevan más allá de la razón sino están unidas al alma; de lo contrario, se hablará siempre en vano. 

Todo esto se puede ver perfectamente en San Agustín de Hipona quien consideraba que ''creer'' es lo fundamental en la vida, incluso antes de saber; pues, como decía el santo de Hipona: ''Sin creer no se puede entender''. En efecto, si un maestro me enseña algo, no puedo no creerle pues de ese modo jamás podré entender lo que enseña.

Por otro lado, San Anselmo de Canterbury también nos enseña algo primordial: la rectitud. Por supuesto, una de las cosas que considera la luz superior es el vivir bien; es decir, vivir por medio de la moral. Aquel que vive rectamente, vive con aquellas reglas del derecho divino. 

Conclusión

Como podemos ver bien, San Buenaventura reduce totalmente la ciencia y la filosofía a la teología, a la luz superior que se considera fundamental en la vida de todo cristiano. Vemos la importancia que San Buenaventura le da a dos de los maestros de la Patrística: San Agustín y San Anselmo, quienes serían los articuladores de la teoría de la iluminación de San Buenaventura. No deja de ser interesante la perspectiva y la inteligencia que tiene este filósofo. 


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domingo, 3 de noviembre de 2019

Apex affectus (El más alto afecto)

Ángeles sosteniendo un corazón

Apex affectus

Este término que parece tan rato nos aparece en los textos del filósofo escolástico San Buenaventura, quien describiendo los siete grados para conocer y llegar a la divinidad, llega a este concepto que estaría enraizado en el último grado. 

Los grados de iluminación

Sería muy largo describir los grados de iluminación de San Buenaventura, pero para quien quiera verlos están en este link: Itinerario del alma a Dios. En él se describe que el hombre, desde los actos de conocimiento más rudimentarios como los sentidos y cómo estos interactúan con los objetos (vestigios de la divinidad) se va avanzando hasta un grado más alto de conocimiento.

Apex mentis y apex affectus

De hecho, una vez que pasamos aquellos entendimientos que solo requieren de los sentidos, se pasa a lo que San Buenaventura denomina ''apex mentis'' ¿Qué significa esta frase? en latín ''apex'' significa ''lo más alto'', mientras que ''mentis'' significa mente. 

Cuando se habla de apex mentis hablamos del punto máximo en el cual un hombre puede entender a la divinidad, es decir, solo hasta ese punto puede entenderse a Dios, que en cierto modo es el sexto grado según San Buenaventura

Luego tenemos ''apex affectus'' que como se imaginarán, significa ''el más alto afecto'' que corresponde al último grado del conocimiento a la divinidad. Se dice '' el más alto afecto'' porque en este punto la razón ya no puede acompañar al ser, ya que la divinidad es incomprensible por medio de la razón. En ese caso, solo nos queda la voluntad que nos ata a Dios y para aquello tenemos que usar el afecto, no la razón. Podríamos decir que es un estado de éxtasis donde el alma conoce en profundidad y se entrega a Dios. 

Conclusión

Realmente es un concepto bastante poco conocido, pero importantísimo en la obra de San Buenaventura. Vamos comprendiendo poco a poco que si bien la razón toma un lugar importante en la obra del Doctor Seráfico, también es cierto que esta se toma como un medio para llegar al éxtasis del que se habla en los grados del itinerario del alma a Dios. 

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San Buenaventura - Itinerario del alma a Dios (1259)



Ahora comenzamos con el segundo libro del doctor seráfico, un libro del cual no se duda su autenticidad ni por un segundo. Como dice el título del texto, este escrito nos habla sobre los grados para conocer a Dios en toda su perfección. Es preciso decir que la obra de San Buenaventura es totalmente original, es decir, de aquí en adelante, veremos la filosofía pura del Doctor Seráfico, obviamente inspirado en las obras de San Agustín de Hipona y San Anselmo de Canterbury.


Itinerario del alma a Dios


Capítulo Primero: Grados de la subida a Dios


El hombre siempre tiene un espíritu de superación que no puede alcanzar por sí solo, siempre necesitará la ayuda del primer principio, es decir, de Dios. Esta elevación o superación que tiene el hombre sobre sí mismo tiene que ser guiada por la oración, ya que es la oración la que ilumina al hombre para alcanzar los grados siguientes.

Ahora, San Buenaventura reconoce en la especulación dos elementos a saber:

Objeto de las especulaciones:


  1. Vestigios: cosas corporales y temporales (inferiores a nosotros)
  2. Imágenes: cosas interiores y eviternas
  3. Primer principio: ser superior a nosotros

Facultad cognoscitiva


  1. Animalidad o sensualidad
  2. Espíritu
  3. Mente

Por supuesto, el objeto las especulaciones coinciden proporcionalmente a los elementos de la facultad cognoscitiva. En cierto sentido, como podemos ver, el elemento mental está relacionado con el Primer Principio, es decir, la elevación del alma tiene que ver con poder entender al ser eterno a través de la ciencia y la sabiduría. 

Considerando estos elementos, el primer grado de la subida a Dios sería el vestigio; en efecto, conocemos a Dios por las huellas que dejó en este mundo. 

Capítulo Segundo: Los vestigios de Dios que hay en este mundo


En este capítulo tenemos el segundo grado para el conocimiento de Dios, y este trata de interiorizar los vestigios de Dios. Como los vestigios son la huella de Dios, entonces algo hay en ellos, una semejanza o una imagen. Por lo tanto, la aprehensión de un objeto, es la deleitación de la obra de Dios. Dicho deleite se lleva a través de la razón, pero no puede haber deleite sin razón de lo que se está deleitando. Dentro del objeto también es importante el número, en efecto, es ahí donde se comprende cuántas cosas existen en el mundo, en otras palabras, en el objeto está la importancia de la Unidad. 

Por lo tanto, el segundo grado de iluminación sería justamente la imagen.

Capítulo Tercero: Especulación de Dios por su imagen impresa en las cosas naturales

Luego tenemos el tercer grado que tiene que ver con el alma, es decir, con el entendimiento de las cosas y de los vestigios de este mundo. En este sentido, son tres los elementos que forman este tercer grado de iluminación: voluntad, entendimiento y memoria; en otras palabras, la razón. De ahí que nosotros podamos entender la existencia, ya que sin razón sería imposible entender cosa alguna. 


Capítulo Cuarto: Especulación de Dios por su imagen reformada por los dones

Es aquí cuando ingresamos al cuarto grado que sería la interioridad del alma, es decir, a las virtudes teológicas y morales. Ya no basta con sentir con ver o entender sino que también será necesario aprehender todo esto e interiorizarlo en nuestra alma. 


Capítulo Quinto: Especulación de Dios por su nombre primario que es el ser


El quinto grado constituirá la noción del ser divino y del bien sumo. Estos dos conceptos terminan de adornar y perfeccionar el alma, en otras palabras, se aprecia a Dios en sus elementos esenciales y no puramente superficiales. 

Capítulo Sexto: Especulación de la beatísima Trinidad en su nombre que es el bien

En este punto, la mente ha alcanzado el punto más alto de su ser, es decir, ya no es suficiente el conocimiento de Dios sino que ahora hay un acercamiento más personal, desde el interior. San Buenaventura nos menciona las maravillas que están más allá del entendimiento humano una vez alcanzado este grado de iluminación. 

Capítulo Séptimo: Exceso mental y místico en el que se da descanso al entendimiento, transformándose totalmente el afecto en Dios a causa de exceso mental

Debido al exceso mental que produce el sexto grado, es entonces ahí donde la mente se entrega completamente a Dios. La mente descansa o guarda silencio ante la presencia de Dios, por lo que lo único que queda es el ser con Dios. Lo único que aquí permanece activo es la voluntad, ya que el ser quiere estar ahí con Dios; lo que San Buenaventura llama ''apex affectus'', una experiencia mística más allá del entendimiento. 

Conclusión

Mucho se habla de que este texto fuera teología, pero la verdad es que más que teología es misticismo. Son grados especulativos para comprender la naturaleza de Dios, pero con un toque de misticismo parecido (me atrevería a decir) a lo que hiciera Plotino en sus Enéadas. En efecto, el filósofo romano planteaba que para llegar al uno la inteligencia no podría ayudarnos, de hecho, en las hipóstasis de Plotino tenemos a la inteligencia en un escalón menos que en el Uno (considerado como Dios). 

De todas maneras, fascinante lo que nos describe San Buenaventura ya que él mismo teólogo considera a la razón como una parte importante del entendimiento divino. 


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lunes, 28 de octubre de 2019

San Buenaventura - Breviloquio (Parte III: Sobre la Corrupción del pecado) (1257)

Adán y Eva con la serpiente y la manzana

El problema del mal lo hemos visto ya desde San Agustín de Hipona hacia adelante. En efecto el problema del mal es un tema tan necesario de analizar en el sentido de que todos tratamos de evitarlo. La pregunta relevante es ¿de dónde viene el mal? la respuesta tendrá distintas formas, sobre todo si hablamos desde el cristianismo donde el mal se ha tratado desde diferente aristas. Veamos como San Buenaventura comprende el problema del mal. 


Breviloquio


Tercera parte: Sobre la corrupción del pecado


Capítulo I: Origen del mal

Para San Buenaventura, tanto como para San Agustín de Hipona, el mal no tiene existencia sino a través del bien. ¿Cómo es posible aquello? el hombre a través de su libre albedrío decide hacer el bien o hacer el mal; por lo tanto, del libre albedrío que es un bien puede perfectamente nacer el mal que es ausencia de bien. 

Podríamos decir que el mal en cierta medida es la voluntad propia de alejarse del bien, no de querer procurarse el mal sino que alejarse del bien. 

Capítulo II: Tentación de los primeros padres

¿Por qué los primeros padres fueron tentados en el paraíso, siendo que sería como dioses? La verdad a esto la podemos incluso encontrar en los textos de San Agustín. A pesar de que Dios les advirtió que no comieran del fruto prohibido, lo hicieron por tentación del diablo. La tentación estuvo ahí para ellos justamente para probar su voluntad, es decir, la voluntad de optar por el bien o por el mal; para eso está el libre albedrío. 

Capítulo III: Pecado de los primeros padres

En efecto, los padres pecaron siendo primero la mujer que prefirió la ciencia a la semejanza de Dios. Luego de esto dio de comer el fruto prohibido al varón con el cual consumaron ambos el pecado que les estaba prohibido. El castigo y el pecado lo cometieron ambos a través de la soberbia, el peor de los pecados según San Agustín.


Capítulo IV: Castigo de los primeros padres

El castigo para el hombre por su desobediencia sería la pena del trabajo y la angustia, la pena del hambre y la necesidad. En cambio, a la mujer se le dio doble pena del parto y la sumisión al varón. El pecado de la mujer fue más gravoso y por lo tanto, más gravosa fue la pena. A ambos se les cargó con la muerte. 

Capítulo V: Corrupción del pecado original

Por los pecados de los padres, nadie puede acceder a la justicia original de la divinidad, todos llevamos el pecado de los primeros padres. 

Capítulo VI: Transmisión del pecado original

Las almas no se transmiten de una a otra, pero lo que sí se transmite es el pecado del primer padre: Adán. El pecado es una cuestión humana que fue elegida por una voluntad desordenada, no divina. Es así que el pecado fue transmitido a todos los descendientes de Adán. 

Capítulo VII: Curación del pecado original

El bautismo o los sacramentos en general son aquellas acciones que limpian la mancha del pecado. Sin embargo, si queremos ir más allá de esta razón práctica, veremos que en esencia es la mente la que cura el pecado original. No obstante, esto no será suficiente porque si bien puede quitarse la mancha del pecado original, lo que sí quedará es el posible acto del pecado; es decir, el pecado puede seguir existiendo en los actos de las personas incluso si ellas ya han sido bautizadas. 

Capítulo VIII: El origen de los pecados actuales

Tal como el pecado original surgió de la voluntad del primer padre, entonces el pecado actual se originará de la misma forma, es decir, a través de la voluntad. De esta forma existen tres pecados:

Pecado venial: sin voluntad
Pecado mortal: con voluntad


En efecto, en cada situación se verá cómo es que se cometió el pecado: voluntaria o involuntariamente. 

Capítulo IX: Los pecados capitales

Entre los pecados capitales, el más terrible es la soberbia ya que es el pecado que origina a todos los demás. La soberbia es básicamente querer lo que no se puede poseer.

Cuando se quiere más de lo que se puede tener, entonces es ahí donde aparece la avaricia.

Cuando se quiere un deleite alimenticio más allá del que se puede tener, entonces es ahí donde aparece la gula


Cuando se quiere un deleite sexual más allá del que se puede tener, entonces es ahí donde aparece la lujuria

Las voluntades corrompidas anteriormente, son parte de aquellas voluntades que se quieren, valga la redundancia, pero hay algunas desviaciones de la voluntad; es decir, una voluntad que quiere huir de lo que no debe huir. Es ahí cuando aparece la envidia, la ira y la pereza. Pareciera ser que San Buenaventura distingue los pecados entre aquellos que se producen por voluntad y aquellos que voluntariamente no se quieren controlar.

Capítulo X: Pecados penales

Lo penal también surge de la voluntad, en otras palabras, debemos comprender que todo lo bueno nace de aquello que es ordenado. Cuando se rompe ese orden, entonces es cuando el mal, en este caso el pecado, entra en el hombre para corromperlo. 

Conclusión

Una descripción general del pecado muy similar a la descripción que San Agustín hiciera unos 700 años antes. Toman ideas similares, sobre todo en cuanto a la importancia que se le da al bautismo, en efecto, quien se bautiza ya sabe qué es el bien y por lo tanto no puede cometer el mal; en otras palabras, se presume que conoce el bien y la incompatibilidad sería inexplicable (ya que sabe lo que es el bien). Con esto terminamos el Breviloquio, el cual tiene más capítulos, pero en cuanto a la filosofía con estos tres capítulos estará bien. 





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