domingo, 3 de noviembre de 2019

San Buenaventura - Itinerario del alma a Dios (1259)



Ahora comenzamos con el segundo libro del doctor seráfico, un libro del cual no se duda su autenticidad ni por un segundo. Como dice el título del texto, este escrito nos habla sobre los grados para conocer a Dios en toda su perfección. Es preciso decir que la obra de San Buenaventura es totalmente original, es decir, de aquí en adelante, veremos la filosofía pura del Doctor Seráfico, obviamente inspirado en las obras de San Agustín de Hipona y San Anselmo de Canterbury.


Itinerario del alma a Dios


Capítulo Primero: Grados de la subida a Dios


El hombre siempre tiene un espíritu de superación que no puede alcanzar por sí solo, siempre necesitará la ayuda del primer principio, es decir, de Dios. Esta elevación o superación que tiene el hombre sobre sí mismo tiene que ser guiada por la oración, ya que es la oración la que ilumina al hombre para alcanzar los grados siguientes.

Ahora, San Buenaventura reconoce en la especulación dos elementos a saber:

Objeto de las especulaciones:


  1. Vestigios: cosas corporales y temporales (inferiores a nosotros)
  2. Imágenes: cosas interiores y eviternas
  3. Primer principio: ser superior a nosotros

Facultad cognoscitiva


  1. Animalidad o sensualidad
  2. Espíritu
  3. Mente

Por supuesto, el objeto las especulaciones coinciden proporcionalmente a los elementos de la facultad cognoscitiva. En cierto sentido, como podemos ver, el elemento mental está relacionado con el Primer Principio, es decir, la elevación del alma tiene que ver con poder entender al ser eterno a través de la ciencia y la sabiduría. 

Considerando estos elementos, el primer grado de la subida a Dios sería el vestigio; en efecto, conocemos a Dios por las huellas que dejó en este mundo. 

Capítulo Segundo: Los vestigios de Dios que hay en este mundo


En este capítulo tenemos el segundo grado para el conocimiento de Dios, y este trata de interiorizar los vestigios de Dios. Como los vestigios son la huella de Dios, entonces algo hay en ellos, una semejanza o una imagen. Por lo tanto, la aprehensión de un objeto, es la deleitación de la obra de Dios. Dicho deleite se lleva a través de la razón, pero no puede haber deleite sin razón de lo que se está deleitando. Dentro del objeto también es importante el número, en efecto, es ahí donde se comprende cuántas cosas existen en el mundo, en otras palabras, en el objeto está la importancia de la Unidad. 

Por lo tanto, el segundo grado de iluminación sería justamente la imagen.

Capítulo Tercero: Especulación de Dios por su imagen impresa en las cosas naturales

Luego tenemos el tercer grado que tiene que ver con el alma, es decir, con el entendimiento de las cosas y de los vestigios de este mundo. En este sentido, son tres los elementos que forman este tercer grado de iluminación: voluntad, entendimiento y memoria; en otras palabras, la razón. De ahí que nosotros podamos entender la existencia, ya que sin razón sería imposible entender cosa alguna. 


Capítulo Cuarto: Especulación de Dios por su imagen reformada por los dones

Es aquí cuando ingresamos al cuarto grado que sería la interioridad del alma, es decir, a las virtudes teológicas y morales. Ya no basta con sentir con ver o entender sino que también será necesario aprehender todo esto e interiorizarlo en nuestra alma. 


Capítulo Quinto: Especulación de Dios por su nombre primario que es el ser


El quinto grado constituirá la noción del ser divino y del bien sumo. Estos dos conceptos terminan de adornar y perfeccionar el alma, en otras palabras, se aprecia a Dios en sus elementos esenciales y no puramente superficiales. 

Capítulo Sexto: Especulación de la beatísima Trinidad en su nombre que es el bien

En este punto, la mente ha alcanzado el punto más alto de su ser, es decir, ya no es suficiente el conocimiento de Dios sino que ahora hay un acercamiento más personal, desde el interior. San Buenaventura nos menciona las maravillas que están más allá del entendimiento humano una vez alcanzado este grado de iluminación. 

Capítulo Séptimo: Exceso mental y místico en el que se da descanso al entendimiento, transformándose totalmente el afecto en Dios a causa de exceso mental

Debido al exceso mental que produce el sexto grado, es entonces ahí donde la mente se entrega completamente a Dios. La mente descansa o guarda silencio ante la presencia de Dios, por lo que lo único que queda es el ser con Dios. Lo único que aquí permanece activo es la voluntad, ya que el ser quiere estar ahí con Dios; lo que San Buenaventura llama ''apex affectus'', una experiencia mística más allá del entendimiento. 

Conclusión

Mucho se habla de que este texto fuera teología, pero la verdad es que más que teología es misticismo. Son grados especulativos para comprender la naturaleza de Dios, pero con un toque de misticismo parecido (me atrevería a decir) a lo que hiciera Plotino en sus Enéadas. En efecto, el filósofo romano planteaba que para llegar al uno la inteligencia no podría ayudarnos, de hecho, en las hipóstasis de Plotino tenemos a la inteligencia en un escalón menos que en el Uno (considerado como Dios). 

De todas maneras, fascinante lo que nos describe San Buenaventura ya que él mismo teólogo considera a la razón como una parte importante del entendimiento divino. 


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lunes, 28 de octubre de 2019

San Buenaventura - Breviloquio (Parte III: Sobre la Corrupción del pecado) (1257)

Adán y Eva con la serpiente y la manzana

El problema del mal lo hemos visto ya desde San Agustín de Hipona hacia adelante. En efecto el problema del mal es un tema tan necesario de analizar en el sentido de que todos tratamos de evitarlo. La pregunta relevante es ¿de dónde viene el mal? la respuesta tendrá distintas formas, sobre todo si hablamos desde el cristianismo donde el mal se ha tratado desde diferente aristas. Veamos como San Buenaventura comprende el problema del mal. 


Breviloquio


Tercera parte: Sobre la corrupción del pecado


Capítulo I: Origen del mal

Para San Buenaventura, tanto como para San Agustín de Hipona, el mal no tiene existencia sino a través del bien. ¿Cómo es posible aquello? el hombre a través de su libre albedrío decide hacer el bien o hacer el mal; por lo tanto, del libre albedrío que es un bien puede perfectamente nacer el mal que es ausencia de bien. 

Podríamos decir que el mal en cierta medida es la voluntad propia de alejarse del bien, no de querer procurarse el mal sino que alejarse del bien. 

Capítulo II: Tentación de los primeros padres

¿Por qué los primeros padres fueron tentados en el paraíso, siendo que sería como dioses? La verdad a esto la podemos incluso encontrar en los textos de San Agustín. A pesar de que Dios les advirtió que no comieran del fruto prohibido, lo hicieron por tentación del diablo. La tentación estuvo ahí para ellos justamente para probar su voluntad, es decir, la voluntad de optar por el bien o por el mal; para eso está el libre albedrío. 

Capítulo III: Pecado de los primeros padres

En efecto, los padres pecaron siendo primero la mujer que prefirió la ciencia a la semejanza de Dios. Luego de esto dio de comer el fruto prohibido al varón con el cual consumaron ambos el pecado que les estaba prohibido. El castigo y el pecado lo cometieron ambos a través de la soberbia, el peor de los pecados según San Agustín.


Capítulo IV: Castigo de los primeros padres

El castigo para el hombre por su desobediencia sería la pena del trabajo y la angustia, la pena del hambre y la necesidad. En cambio, a la mujer se le dio doble pena del parto y la sumisión al varón. El pecado de la mujer fue más gravoso y por lo tanto, más gravosa fue la pena. A ambos se les cargó con la muerte. 

Capítulo V: Corrupción del pecado original

Por los pecados de los padres, nadie puede acceder a la justicia original de la divinidad, todos llevamos el pecado de los primeros padres. 

Capítulo VI: Transmisión del pecado original

Las almas no se transmiten de una a otra, pero lo que sí se transmite es el pecado del primer padre: Adán. El pecado es una cuestión humana que fue elegida por una voluntad desordenada, no divina. Es así que el pecado fue transmitido a todos los descendientes de Adán. 

Capítulo VII: Curación del pecado original

El bautismo o los sacramentos en general son aquellas acciones que limpian la mancha del pecado. Sin embargo, si queremos ir más allá de esta razón práctica, veremos que en esencia es la mente la que cura el pecado original. No obstante, esto no será suficiente porque si bien puede quitarse la mancha del pecado original, lo que sí quedará es el posible acto del pecado; es decir, el pecado puede seguir existiendo en los actos de las personas incluso si ellas ya han sido bautizadas. 

Capítulo VIII: El origen de los pecados actuales

Tal como el pecado original surgió de la voluntad del primer padre, entonces el pecado actual se originará de la misma forma, es decir, a través de la voluntad. De esta forma existen tres pecados:

Pecado venial: sin voluntad
Pecado mortal: con voluntad


En efecto, en cada situación se verá cómo es que se cometió el pecado: voluntaria o involuntariamente. 

Capítulo IX: Los pecados capitales

Entre los pecados capitales, el más terrible es la soberbia ya que es el pecado que origina a todos los demás. La soberbia es básicamente querer lo que no se puede poseer.

Cuando se quiere más de lo que se puede tener, entonces es ahí donde aparece la avaricia.

Cuando se quiere un deleite alimenticio más allá del que se puede tener, entonces es ahí donde aparece la gula


Cuando se quiere un deleite sexual más allá del que se puede tener, entonces es ahí donde aparece la lujuria

Las voluntades corrompidas anteriormente, son parte de aquellas voluntades que se quieren, valga la redundancia, pero hay algunas desviaciones de la voluntad; es decir, una voluntad que quiere huir de lo que no debe huir. Es ahí cuando aparece la envidia, la ira y la pereza. Pareciera ser que San Buenaventura distingue los pecados entre aquellos que se producen por voluntad y aquellos que voluntariamente no se quieren controlar.

Capítulo X: Pecados penales

Lo penal también surge de la voluntad, en otras palabras, debemos comprender que todo lo bueno nace de aquello que es ordenado. Cuando se rompe ese orden, entonces es cuando el mal, en este caso el pecado, entra en el hombre para corromperlo. 

Conclusión

Una descripción general del pecado muy similar a la descripción que San Agustín hiciera unos 700 años antes. Toman ideas similares, sobre todo en cuanto a la importancia que se le da al bautismo, en efecto, quien se bautiza ya sabe qué es el bien y por lo tanto no puede cometer el mal; en otras palabras, se presume que conoce el bien y la incompatibilidad sería inexplicable (ya que sabe lo que es el bien). Con esto terminamos el Breviloquio, el cual tiene más capítulos, pero en cuanto a la filosofía con estos tres capítulos estará bien. 





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viernes, 25 de octubre de 2019

San Buenaventura - Breviloquio (Parte II: Sobre la Creación) (1257)

El árbol de la verdad


Incontables veces hemos tratado el tema de la creación en este blog de filosofía por medio de distintos autores. Esta vez nos toca ver la percepción que tiene San Buenaventura, la cual difiere en algunas cosas sustanciales con respecto a sus predecesores, aunque también veremos varias coincidencias como dijimos con su maestro Alejandro de Hales y Platón. Veamos entonces qué nos puede mostrar este filósofo. 

Breviloquio


Segunda parte: Sobre la creación


Capítulo I: Producción del mundo en su conjunto

De lo dicho hasta aquí se deduce que el principio fundamental creó todo de la nada y en el tiempo. Las criaturas fueron creadas en tiempo y bajo una triple causalidad:

  1. Eficiente: deriva la medida, la unidad y el modo
  2. Ejemplar: las criaturas reciben la verdad, la especie o forma y el número
  3. Final: reciben la bondad, el orden y el peso

Todas las criaturas sean corporales e incorporales tienen las mismas características. 

Capítulo II: Creación de las cosas corporales

Todas las cosas de la creación están descritas en el Génesis de la Biblia, las cual San Buenaventura comienza a describir. 

Una pregunta relevante que se hace San Buenaventura es ¿por qué Dios no creó todo de una vez? porque necesitaba mostrar lo grande de su poder al crear las cosas en secuencias. 

Capítulo III: Creación en cuanto al ser

Toda la creación del mundo está sustentada en tres tipos de cielo:

  1. Empíreo: luminoso
  2. Celestino: transparente
  3. Firmamento: ambas cualidades

Es obvio que la creación de las cosas simples e inmutables son las que se crearon primero, dando lugar después a los cuatro elementos (tierra, fuego, agua y aire) empezando desde el fuego y terminando con la tierra.

Capítulo IV: En cuanto al obrar y al influir

Está claro que las cosas superiores influyen en las inferiores; así, puede verse que los cuerpos celestes influyen en los terrestres a través del clima, del día y la noche y a través del paso de los años. 

De la misma forma, las cosas incorporales comandan a las cosas que son corporales; por ejemplo, cuando el alma manda al cuerpo. 

Capítulo V y VI: La creación de los espíritus superiores

Los ángeles tienen cuatro atributos a saber:

  1. Simplicidad de esencia
  2. Distinción personal
  3. Facultad racional
  4. Libertad de albedrío

Por supuesto, los ángeles siempre están más cerca del principio de lo que estamos los humanos. Su inteligencia es superior porque están más cercanos a lo simple y tienen libre albedrío aunque sus decisiones son estables, sean estas buenas o malas. 

Capítulo VII: Apostasía de los demonios

Los ángeles son aquellos que están en medio del sumo bien y en el bien mudable. Los demonios nacen cuando los ángeles se inclinan por el bien mudable y dejan lo divino por lo material. ¿Por qué sucede esto siendo Dios perfecto? Si bien Dios es perfecto, sus creaciones no necesariamente lo son, en efecto, cuando el creador crea algo, ese algo es menos perfecto que el creador.

Capítulo VIII: Los ángeles buenos

Obviamente, haciendo la acción contraria de mirar al bien mudable, los ángeles que optan por acercarse al bien entonces encontrarán la perfección de Dios y de su esencia natural (con respecto a los ángeles). 

Capítulo IX: El espíritu del hombre

El alma racional es una alma dotada de vida, de racionalidad y de inteligencia. Por supuesto, esta inteligencia no fue dada por sí misma sino que fue dada por Dios al momento de que esta nace. La inteligencia dada por Dios no solo entiende las esencias materiales, o espirituales sino que también puede comprender la esencia creadora. 

Bajo este respecto, existen dos características de la inteligencia: que puede conocer lo verdadero y puede conocer lo bueno, pues como reza la doctrina de San Agustín de Hipona, todo lo bueno es verdadero y todo lo verdadero es bueno. 

Capítulo X: El cuerpo del hombre

El hombre fue la última obra que la divinidad pudo crear en el mundo. El cuerpo del hombre está hecho del barro que además llevaba el alma en sí misma, esto ya que el cuerpo debe tener la misma proporción que el alma, no en cuanto a dimensiones sino que en cuanto a potencia natural. 

Capítulo XI: El hombre en cuanto al compuesto

El hombre fue dotado de varios compuestos que logran entender su dicotomía presente: puede distinguir lo bueno y lo malo, voluntad e involuntariedad, entender el mundo sensible y el inteligible, etc. 

Capítulo XII: Ordenación del mundo

En la creación del mundo, la Trinidad sería la entidad creadora, omnipresente y motivadora, es decir, que puede mover a sus criaturas. De alguna manera, la Trinidad siempre ha estado merodeando el mundo continuamente viendo todo lo que sucede. 

Conclusión

Aquí tenemos lo que San Buenaventura entendía por ''Creación'', lo cual es muy similar a lo dicho por San Agustín de Hipona. Seguramente, la línea de pensamiento platónico de San Buenaventura nos llevará a revivir la razón ideal, más que una lógica aristotélica. Poner atención en el concepto de alma que tiene San Buenaventura porque está tan encerrada en misterio como la visión de Agustín de Hipona.

martes, 22 de octubre de 2019

San Buenaventura - Breviloquio (Parte I: De la Trinidad de Dios) (1257)

La trinidad representada en vidrio


Comenzamos con la primera obra de San Buenaventura llamada Breviloquio, que es considerada una de sus primeras inspiraciones. En este texto volveremos quizás a pensamientos anteriores con respecto a la religión cristiana, pero con matices filosóficos característicos de aquella época. Por ejemplo, nos encontraremos nuevamente con el concepto de Trinidad, Doctrina y Fe que tanto se ha visto. Es necesario que veamos estos aspectos ya que de otro modo sería inentendible seguir avanzando en las obras de este filósofo. 


Breviloquio


Primera parte: De la Trinidad de Dios

Capítulo I: La Teología

Lo fundamental para comprender a la Trinidad es estudiar la disciplina de la teología. Esta es una ciencia que versa sobre Dios, una ciencia donde termina la filosofía y comienza el conocimiento de las cosas divinas. 

Capítulo II: Unidad de la esencia

Para estudiar la Trinidad se deben considerar tres cosas:


  1. Cómo se compagina la unidad
  2. Cómo se compagina dicha unidad con la pluralidad de las apariciones
  3. Cómo se compagina la pluralidad con los apropiados

Ya sabemos que las tres personas de la Trinidad son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El primero no tiene un orígen, el segundo tiene orígen por generación del primero y el tercero tiene por origen la aspiración  o procesión de los dos primeros.

Capítulo III: La inteligencia de la fe

Como esta Trinidad es comprensible para todos, entonces se entiende que es posible establecer una relación entre las tres personas además de considerarlas como una sola unidad. 

Capítulo IV: Expresión católica de la fe

En la divinidad hay dos modos de predicar:


  1. Sustancia
  2. Relación

Luego tenemos tres modos de suponer:

  1. Esencia
  2. Persona
  3. Noción

Luego cuatro modos de significar la sustancia:

  1. Esencia 
  2. Sustancia
  3. Persona
  4. Hipóstasis

Luego tenemos cinco modos de decir:


  1. Persona (quien)
  2. Supuesto (el cual)
  3. Noción (la cual)
  4. Substancia (lo cual)
  5. Quididad (qué)


Luego tenemos tres modos de distinguirse:


  1. Diverso modo de existir
  2. De haberse
  3. De entender

Si tomamos las categorías del ser de Aristóteles: substancia, cantidad, relación, cualidad, acción, pasión, dónde, cuándo, situación y hábito, veremos que las cinco últimas solo se refieren a los seres corporales, mientras que las cinco primeras se refieren a Dios.

Capítulo V: Multiformidad de apariciones


¿Cuál es el fundamento de que en la biblia se hable de apariciones a los profetas? la respuesta la encontraremos en el principio, es decir, directamente del Padre. Si bien las características de Dios son ser inmenso, incorpóreo e inmutable, también no se debe dejar de pensar que es el principio de las cosas espirituales y corporales. 

De esta forma, la divinidad se da a conocer de tres maneras:


  1. Apareciendo: como un efecto sensible para unir el significado con el signo
  2. Descendiendo: está siempre presente en los cielos, pero se hace presente cuando desciende
  3. Enviando: en efecto, el Padre envía al Hijo para que los hombres reciban el mensaje

Estas son las características de cómo la Trinidad puede aparecer a los hombres. 

Capítulo VI: Multiplicidad de los apropiados

En efecto, en la Trinidad hay una relación pero también un orden jerárquico que a su vez representa una unidad. En este sentido, el Padre es la verdad, el Hijo la bondad y al Espíritu Santo la unidad. Sin embargo, al mismo tiempo los tres también tienen las caracterìsticas que le pertenecen al otro, pero fundamentalmente, si se les mira individualmente estos representan lo anteriormente dicho.

Capítulo VII: La omnipotencia de Dios

Si se entiende que Dios es todopoderoso, entonces al mismo tiempo se entiende que no se le pueden asignar elementos como sentir culpa o miedo; decir mentiras o querer el mal; ni los actos materiales como dormir o caminar; ni actos inconvenientes como poder hacer algo mayor a sí mismo o igual a sí mismo. Como dice San Agustín, todo lo inconveniente es imposible en Dios. 

Dios también es una potencia divina, es decir, es creador de todas las cosas que están en potencia y en acto. No puede crear cosas que sean imposibles a él mismo por el concepto de inconveniencia que habíamos analizado anteriormente.

Capítulo VIII: Sabiduría, predestinación y presencia de Dios

La sabiduría de Dios conoce tanto las cosas buenas como malas, presentes, futuras y pasadas. San Buenaventura divide el conocimiento de Dios en al menos cuatro aspectos:

  1. Conocer las cosas conocidas: luz
  2. Conocer las cosas vistas y aprobadas: espejo
  3. Conocer las cosas previstas y dispuestas: ejemplar
  4. Conocer las cosas predestinadas y reprobadas: libro de la vida

El concepto de ''ejemplar'' es vital en la filosofía de Buenaventura, pues expresa nada más ni nada menos que la idea platónica del modelo. Es decir, las cosas son lo que son por la idea que tenemos de ellas. 

Capítulo IX: Voluntad y providencia de Dios

Teniendo el antecedente que la voluntad de Dios es perfecta, entonces quiere decir que esta es inmodificable y recta. Sin embargo, esta puede manifestarse de muchas maneras. 

Una cosa es que sea perfecta y recta, y otra es que pueda ser mostrada de distintas maneras para que el ser humano pueda entenderla. En ese caso, la voluntad siendo perfecta es necesaria y sigue una prelación, es decir, un orden indicado por Dios. 

La voluntad puede ejecutar y permitir, y es quizás en el segundo punto cuando uno se pregunta por qué Dios hace lo que hace. Como todo en él es perfecto, entonces su voluntad es perfecta y va dirigida al bien; en este caso, ejecuta justamente y permite justamente.

Conclusión

Por supuesto, lo que tenemos aquí es una pequeña introducción a la sapiencia de nuestro filósofo. Vemos que tiene un lado marcadamente platónico sobre Dios y sobre el ser humano, además de recordarnos algunas ideas y pensamientos de San Anselmo de Canterbury, quien fuera otra inspiración a parte de San Agustín de Hipona. Veamos a lo largo de este descubrimiento con qué más nos sorprende San Buenaventura.



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lunes, 21 de octubre de 2019

San Buenaventura - Vida y obra (1217 - 1274)

Escultura en el cementerio San Buenaventura


Declarado otro de los muchos doctores de la Iglesia Católica quien fuera discípulo de Alejandro de Hales, además de ser llamado el Doctor Seráfico, tenemos para ustedes la vida del gran San Buenaventura, otro escolástico que nos va a dar una alternativa a Santo Tomás de Aquino y que también nos volverá a considerar el platonismo de la mano de San Agustín de Hipona. Siendo franciscano y contrario a las ideas de Aristóteles, vemos con San Buenaventura una nueva forma de ver a la divinidad. 

San Buenaventura


Su vida

Nacido en Civita, lo que hoy sería parte de Bagnoregio en Umbría, muy poco se sabe de la infancia de Juan de Fidanza (que era su nombre en la vida civil). 

Entró a la orden franciscana el año 1243 y el mismo año estudió en la Universidad de París, bajo la tutela de Alejandro de Hales el primer intelectual de la orden franciscana. Tomó el mismo grado que Santo Tomás de Aquino y en el año 1255 recibió el grado de maestría; el equivalente medieval para ser llamado ''doctor''.

Defendió la orden de los franciscanos contra los anti mendicantes y por ello recibió el honor de ser Ministro General de la Orden Franciscana. En el año 1265 fue elegido para ser arzobispo de York, pero nunca fue consagrado y finalmente renunció al año siguiente.

Se dice que su vida estuvo fuertemente marcada por procurar la elección de Gregorio X, quien le otorgó Cardenal de Albano e insistió en su presencia en el Concilio de León en 1274.

No obstante, luego de sus grandes contribuciones a las iglesias griegas y latinas, San Buenaventura muere repentinamente y en misteriosas circunstancias. Sin embargo, su legado llevó a la orden franciscana a las más altas esferas intelectuales hasta la llegada de los jesuítas.  


Pensamiento

San Buenaventura es considerado un agustiniano, es decir, un seguidor de la doctrina de San Agustín de Hipona. Mientras que los filósofos como Roger Bacon, San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino se enfocaban en la visión de las ciencias y la filosofía aristotélica, San Buenaventura analiza el mundo platónico y lo junta con el pensamiento del santo de Hipona.

Compartió plenamente los pensamientos de Santo Tomás de Aquino con respecto a la eternidad del mundo. Combatió junto a Tomás de Aquino contra los averroístas, pero disentía en algunas cosas con el aquinate. 

Estaba de acuerdo con que se podía probar la existencia de Dios, pero su modo distaba totalmente de cómo lo comprendía Santo Tomás, de hecho, San Buenaventura apoyaba mucho más el argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury. 

Posición frente a la filosofía

San Buenaventura considera a la filosofía como el camino a la revelación de muchas ciencias, pero no el camino a la verdad. Si alguien se detiene en la ciencia de la filosofía, tarde o temprano caerá en un error porque la filosofía es humana. 

Para San Buenaventura, las visiones de Aristóteles están erradas en cuanto a la filosofía por lo que Platón sería el más adecuado para un estudio filosófico. En todo caso, si hay un mérito que San Buenaventura pueda destacar en Aristóteles, es que el estagirita sí es una autoridad en el campo de las ciencias, más no en la filosofía. 

La crítica más aguda que hace Buenaventura a Aristóteles es que este rechaza la teoría de las ideas de Platón. Al rechazarlas, entonces se dice necesariamente que todo estaría manejado por el azar; de ser así, entonces Dios no podría existir porque Dios es el que da orden al universo.


Obras

San Buenaventura dejó muchos textos escritos, pero son pocos los que nos han llegado (como con todos los filósofos antiguos). Sin embargo, nosotros nos abocaremos a las obras filosóficas de San Buenaventura ya que de analizar todas nos podríamos demorar muchísimo tiempo. 

Si bien los textos parecen ser totalmente religiosos, cabe destacar la importancia que San Buenaventura le da al razonamiento en cada una de sus palabras. 


Conclusión

Como podíamos suponerlo, la historia de la filosofía va avanzando en la dialéctica de Platón y Aristóteles todo el tiempo, incluyendo en el ámbito cristiano. A diferencia de sus predecesores, San Buenaventura no seguirá con el legado tomista, sino que irá por el legado agustiniano defendiéndolo de toda herejía. Estaría demás decir que toda esta influencia la desarrolló en los momentos que estuvo con su maestro Alejandro de Hales de quien ya habíamos hablado. Veamos como nos sorprende San Buenaventura en sus obras. 




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domingo, 20 de octubre de 2019

La Guerra Justa en la Edad Media

Pintura sobre una antigua guerra

La Guerra Justa

El concepto de Guerra Justa llama la atención en tiempos modernos, pues las guerras son dañinas y devastadoras para todos los seres del planeta. ¿Por qué entonces existe un concepto de Guerra Justa? hoy vamos a observarlo y analizarlo desde los distintos filósofos que hemos abordado hasta ahora en Filosofía Apuntes. 


Antigua Grecia

El primer hombre en crear el concepto de Guerra Justa fue Aristóteles en su tratado sobre La Política. Recordemos que Aristóteles creía firmemente en el Derecho Natural por el cual un hombre tenía la justa causa de tener un esclavo, ya que es natural que el más fuerte someta al más pequeño. En efecto, así ocurre en la naturaleza.

En ese sentido, es necesario que la ciudad proteja la libertad cívica para no caer en esta esclavitud natural.  

Antigua Roma

El concepto de Guerra Justa en Roma puede entenderse desde la perspectiva de un país que quiere repeler un ataque, una retaliación o que debe defenderse debido al incumplimiento de un tratado. 

Sin embargo, no era tan fácil declarar la guerra ya que esto significaba que los dioses no favorecerían al territorio porque la guerra era algo prohibido (nefas). Por eso, los romanos siempre consultaban a los sacerdotes feciales quienes se encargaban de decidir si se entraba en la guerra o no. 

San Agustín de Hipona

La posición de un país ganador en una guerra era básicamente por disposición del mismo Dios, de acuerdo con San Agustín de Hipona. Por otro lado, también argumenta que el cristiano no debiera sentirse avergonzado si lo fuerzan a ir a la guerra.

En consecuencia, seguir la Guerra Justa en realidad es cumplir un mandato divino. Esto es dicho por San Agustín en su escrito ''La Ciudad de Dios''; sin embargo, luego en el mismo escrito dice que la misma guerra sería un motivo para actuar en contra de las leyes divinas; ''No matarás''. 

Santo Tomás de Aquino

Novecientos años después, Santo Tomás de Aquino elaborará las condiciones para que se pueda librar una Guerra Justa. 

  1. Debe ser con la autorización de una autoridad instituida como lo es el Estado
  2. Debe ocurrir por una justa causa y un buen motivo más que por propia ganancia
  3. La paz debe ser el motivo central entre la violencia

Estos basamentos están considerados bajo el pensamiento de San Agustín de Hipona. De cierta forma, Santo Tomás formaliza lo dicho por el santo. 

Conclusión

A medida que fue avanzando el tiempo, el concepto de guerra tuvo más justificaciones y hoy en día ya se libra por un solo motivo ''la defensa de la democracia''. Sin embargo, pareciera ser que esta defensa de la democracia solo la imponen los países más grandes y fuertes. Los demás solo deben someterse a la coacción que los más pequeños ejercen. Si esto es así, entonces bien podríamos decir que las cosas desde Aristóteles no han cambiado...

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sábado, 19 de octubre de 2019

Principio de doble efecto


Principio de doble efecto

Este es un principio importantísimo no solo para la filosofía sino que también para el mundo de las leyes. Se dice que Santo Tomás de Aquino analizó este fenómeno en su celebre obra ''Suma Teológica'' específicamente en el libro II. 

Básicamente, el principio de doble efecto es el planteamiento que reflexiona si dar muerte producto de la defensa propia está permitido. Para resolver esto existen dos reflexiones:

San Agustín

El santo de Hipona nos dice que matar en defensa propia no está permitido porque la defensa propia solo puede provenir del amor propio. San Agustín no puede justificar la matanza en defensa propia porque es un carácter egoísta que justifica que el hombre pueda procurarse solo sus propios bienes y seguridad. 

Santo Tomás de Aquino

El aquinate nos dirá que ''nada puede evitar que un acto tenga dos efectos''. En efecto, cuando se lleva a cabo una acción esta podría tener consecuencias adversas o coherentes con la primera. Santo Tomás nos continúa: ''mientras un acto tiene intención, el otro no la tiene''.

De acuerdo con lo anterior, el acto de la defensa propia tiene dos efectos:

  1. El amor propio
  2. Matar al agresor


Al contrario de San Agustín, Santo Tomás de Aquino considera que no es contrario a la ley procurarse la vida por amor propio, ya que el amor propio es una función natural que tiene el hombre. Sin embargo, este amor propio no es incondicional, ya que el amor propio se acabaría cuando el hombre en defensa propia excede su violencia, pero si repele la violencia con moderación, entonces ese hombre ha actuado conforme a la ley.

Por lo tanto, para Santo Tomás de Aquino el elemento más importante para que la defensa propia no sea fuera de la ley es que esta se lleve sin la intención de matar al otro, procurándose así la legítima defensa.

Conclusión

Por supuesto, esto no es todo el concepto del principio de doble efecto, pero más adelante veremos cómo es que se desarrolla desde otro punto de vista. En efecto, los utilitaristas mencionarán que la intención en la acción no es relevante para efectos morales, cosa que iría en contra del planteamiento de Tomás de Aquino. Tendremos que ahondar mucho más en este tema. 


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