Este es el último libro de Al-Ghazali que analizaremos en esta sección de filosofía islámica medieval. De hecho, se dice que esta obra fue una de las últimas que escribió en vida, una obra que, más que ser una carta de consejos hacia un discípulo, también es una carta donde está su testamento. En la época de Al-Ghazali ya estaba triunfando la religiosidad por sobre la razón, es decir, se comenzó a dar un pequeño declive a la razón para dar paso al misterio y a la obediencia religiosa. ¿Qué podremos decir de los filósofos ahora?
Referencias:
(1) Para más información sobre el concepto de fe en Al-Ghazali, véase ''El resurgimiento de las Ciencias Religiosas (Libro II: Fundación de la creencia)''
Cartas a Jerusalén
Entre la razón y la fe para alimentar el alma
Su discípulo le pregunta cómo es posible alcanzar las buenas cualidades del alma como él (Al-Ghazali) las ha alcanzado. Quiere saber si su conocimiento del alma provino del mismo mensajero de Dios, Mahoma, y si no provino de él entonces cómo lo hizo para tener un alma con buenas cualidades.
Al-Ghazali responde a esto diciendo que lo más peligroso es hacer como hacen los filósofos: ufanarse de su saber. Se autocomplacen cuando ven que tienen muchos conocimientos y creen que esto los llevará al cielo. Ni aunque reúnan cien libros y aprendan cien cosas de ellos podrán ir al cielo si no se someten a la voluntad de Dios.
Y si no es la razón de los filósofos ¿acaso nos llevará mas cerca de Dios la fe? Al-Ghazali responde que la fe es uno de los pilares del islam(1), pero que la fe sola no sirve. Deben cumplirse los 5 pilares del islam para que esta pueda funcionar. Por último Al-Ghazali le dice de esta manera:
''No te prives del sueño por estudiar hasta tarde''
''Vive como quieras vivir, pero ten en cuenta que morirás.
Ama lo que tu quieras, pero ten en cuenta que te separarás de aquello. Haz lo que quieras, pero ten en cuenta que pagarás por ello''
Ama lo que tu quieras, pero ten en cuenta que te separarás de aquello. Haz lo que quieras, pero ten en cuenta que pagarás por ello''
Se repite: de nada sirve tener muchos conocimientos si el hombre no entrega su vida a Dios.
El balance entre el intelecto y la práctica
Al-Ghazali le dice a su discípulo que la práctica sin la teoría es una locura y la teoría sin la práctica es vacía. No tiene ningún sentido tener los conocimientos si no se aplican, por lo que, aunque se aplicaran erróneamente, se ve al menos un sentido en aquellos hombres que lo intentan.
Obediencia, oración y tradición
La obediencia es un pilar también fundamental en el islam, por lo que Al-Ghazali pide al alumno tener una actitud acorde a la ley islámica. Una vez que la oración está aprendida y se le da obediencia a las escrituras, entonces no queda más que seguir la tradición. Ya en ese punto no habría mucho más que aprender dice Al-Ghazali.
Los consejos que Al-Ghazali da para seguir la tradición están basadas en las siguientes lecciones:
- Considerarse a sí mismo el regalo más preciado. Cuando Al-Ghazali vio cuando enterraban a un amigo, los sepultureros quisieron enterrarlo con sus riquezas pero no pudieron. Lo único que se podía llevar a la tumba era el mismo.
- Separarse de los placeres que produce el ego.
- Deshacerse de las cosas materiales y quedarse con las posesiones de Dios que son eternas (amor, misericordia, valor, etc.).
- Alejarse de lo que puede ocasionar soberbia (las riquezas).
- Contentarse con lo que Dios ha dado.
- Evitar la enemistad porque es obra del Diablo.
- Evitar alcanzar todo por comida o dinero, es decir, no rebajarse a acciones viles sino que siempre mantener la honestidad y la dignidad.
- No confiar en nada que no esté relacionado con Dios, es decir, no adorar objetos o a hombres.
Estas ocho lecciones fueron extraídas tanto de la Tora como de los Salmos y otros escritos sagrados árabes.
El camino a la verdad
Lo primero que se debe tener para buscar la verdad es un buen maestro guía. Pero ¿cómo debe ser este guía? Al-Ghazali enumera algunas características.
Por supuesto que quien esté más instruido en el Corán será un buen maestro, pero este maestro debe ser también un hombre humilde y libre de la soberbia. Debe ser un siervo que haya servido a Dios por muchos años, además de tener experiencia sirviendo. Un hombre que acepta su destino y acepta el camino que Dios le ha encomendado sin chistar.
La ignorancia
Al-Ghazali recomienda a su discípulo cuidarse de algunas enfermedades del alma:
- No contestar a aquellos cuya ira los domina cada vez que se les habla.
- No hablar con aquellos que no siguen el conocimiento revelador. Aquellos que teniendo un conocimiento intelectual tratan de refutar a aquellos con conocimiento revelador, pensando que sus problemas son los mismos que de ellos.
- No hablar con aquellos que siempre preguntan para aprender, pero que no están aptos para alcanzar a comprender las grandes cuestiones de los más entendidos.
- Evitar hablar con los hombres pretenciosos.
- Aprender cada conocimiento que tenga que ver con Dios.
Estas fueron las últimas recomendaciones que Al-Ghazali le da a su alumno preferido, quien además era uno de los mejores que tenía.
Conclusión
Como dijimos en la introducción, este es el último libro de Al-Ghazali y vemos que más que un libro filosófico, es un libro de exhortación no solo a un discípulo sino que a todos los lectores. Pareciera ser que Al-Ghazali quiere dejar atrás todos los dogmas del hombre para someterse a Dios, pero ¿cómo saber que el mismo dogma de Dios no fue creado por el hombre? A pesar de la severidad de Al-Ghazali, aún quedan flancos que rebatir, pero esto lo veremos con el otro gran filósofo árabe Averroes. Estudiemos la filosofía de Al-Ghazali para luego entrar a los otros filósofos.