Este puede ser el libro más largo sobre el tema de la música que San Agustín de Hipona pone en sus escritos. A manos del santo podemos tener un compendio sobre la poesía y todos sus componentes unidos con la filosofía y algo de lógica también. Nadie puede quedar indiferente a la persuasión de las bellas palabras pronunciadas por un buen orador o un buen poeta. Hoy en día casi ya no se hace poesía, pues todos estamos inclinados a otras cosas mas llamativas, a pesar de que aquí, en Chile, tenemos dos grandes premios nobeles de literatura: Pablo Neruda y Gabriela Mistral.
SOBRE LA MÚSICA
LIBRO IV: EL ESTUDIO SOBRE EL METRO
La ultima sílaba del metro es indiferente
La ultima sílaba del metro es indiferente
Esto ocurre cuando la última sílaba de un metro (cualquiera que éste sea) termina en un silencio que es proporcional al tiempo de cada metro. Esto hace que uno pueda volver a empezar ya sea a decir el mismo verso, o a repetir el mismo.
Sílabas posibles en un pirriquio corto
Cuando se pronuncian dos pirriquios y medio, lo que sucede a la última sílaba es un silencio que de alguna manera llenaría el vacío que queda de decir dos; es decir, si el pirriquio dura dos y medio lo que resta para que sea 4 es un silencio y medio.
En el caso de que los metros terminen en las consonantes t y n, la palabra se alarga mucho más debido a las mismas. Este fenómeno se llama ''alargamiento por posición''.
Serie y orden de metros
Pirriquios
A continuación, el Maestro le presenta al Discípulo algunos versos en latín hechos con pirriquios:
Quid erit homo / ¿Qué será el hombre
qui amat hominem / que ama al hombre,
si amet in eo / si ama en él
fragile quod est? / lo que frágil es?
Amet igitur / Que ame, pues,
animum hominis, / el alma del hombre,
et erit homo / y será hombre
aliquid amans. / que algo ame.
Bonus erit amor, / Bueno será el amor,
anima bona sit: / si el alma es buena:
amor inhahitat, / el amor mora en ella,
et anima domus. / y el alma es su morada.
Ita bene habitat, / Bien así él mora,
ubi bona domus; / donde su morada es buena;
ubi mala, male. / mal, cuando ella es mala.
Ahora con tres pies y medio:
nimus hominis est / El alma del hombre es
mala bonave
agitans. / la que obra mal o bien.
Bona voluit,
habet; / Si quiere el bien, lo tiene;
mala voluit,
habet. / si quiere el mal, lo tiene.
Ahora con cuatro pirriquios completos:
Animus hominis
agit / El alma del hombre se esfuerza
ut haheat ea hona, / por tener aquellos bienes
quibus inhahitet
homo; / en los que more el hombre;
nihil ibi
metuitur. / allí nada se teme.
Ahora con nueve sílabas breves:
Homo malus amat et
eget; / El hombre malo ama y carece;
malus etenim ea
bona amat, / pues malo ama aquellos bienes
nihil ubi satiat
eum. / de los que nada le sacia.
Ahora cinco pirriquios:
Levicula fragilia
bona, / ¡Ligeros, frágiles bienes!
qui amat homo,
similiter habet. / El hombre que los ama, a ellos se parece.
Ahora añadimos un pie y medio más a la misma de arriba:
Vaga levia
fragilia bona / Quien ama los bienes pasajeros
qui amat homo,
similis erit eis. / frágiles, ligeros, a ellos se parece.
Ahora con seis pirriquios:
Vaga levicula
fragilia bona, / Quien se prenda de bienes ligeros
qui adamat homo,
similis erit / pasajeros y frágiles, a ellos se parece.
Añadiendo un pie y medio a la misma:
Fluida levicula
fragilia bona, / ¡Ligeros, frágiles bienes!
quae adamat anima,
similis erit eis. / El hombre que los ama, a ellos se parece.
Ahora con siete pirriquios:
Levicula fragilia
gracilia bona, / El alma pequeña que ama los bienes ligeros
Quae adamat
animula, similis erit eis. / a ellos se hará semejante
Solida bona bonus amat, et ea qui amat habet. / Solo bienes ama al bueno y lso que ama posee
Itaque nec eget amor, et ea bona Deus est. / Así ni su amor es pobre y Dios es su bien
Falta ahora analizar los yámbicos.
Yambos, trocaico y espondeo
En el caso de los pirriquios pudimos ver 14 metros, pero en estos tres pies veremos 17 metros.
Tribraco
Este formará aún más metros al tener más características. Los metros del Tribraco son exactamente 21.
Dáctilo y Anapesto
Con el dáctilo tenemos 14 y con el Anapesto tenemos otros 14.
Baquio
El Baquio tiene 32 metros.
Crético
Este metro posee 75 metros.
Antibaquio
Posee 30 metros cuando está unido con otros metros.
Moloso
Tiene 216 combinados con otros metros.
Epítritos
Los epítritos juntos con los procelusmáticos y los jónicos forman 553. Sin embargo, sumando todos los silencios y los medios que tienen todos los metros darían la suma todos juntos de 5715.
Forma para medir los metros
Para medir los metros en la poesía se utilizarán tres reglas fundamentales que el Maestro le dicta al Discípulo.
Primera regla: pie incompleto a principio y fin de metro
Podríamos poner en principio un pirriquio y terminar con un anapesto que sería una subdivisión, o en otras palabras, de dónde viene el pirriquio.
Segunda regla: pie incompleto al principio y completo en el final
Esto puede hacerse a continuación de la primera regla, es decir, comenzando con un anapesto y al final con un diyambo.
Tercera regla: el silencio antes del final del metro
La última sílaba siempre debe ser breve para que éste dé paso al silencio. Este silencio, entonces, debe existir después de la pronunciación de las tres primeras sílabas. También, el silencio se tendrá que hacer al final mismo de cada sílaba, es decir, dejar un pequeño espacio de silencio.
Cuarta regla: el silencio de principio y final representa equilibrio
Esto sobre todo se usa cuando no se puede proporcionar los metros. El silencio y al final representará el equilibrio que falta en las oraciones.
Quinta regla: una larga no compensa dos breves
En realidad, nada puede ser reemplazado por el silencio ni por dos breves. Los sonidos largos de cada pie no reemplazan necesariamente los silencios ni tampoco a dos sílabas breves.
Sexta regla: el pie largo e incompleto debe ir al final
Si no puede encontrarse un pie que calce con el final del verso, entonces será necesario poner un pie largo e incompleto al final del mismo.
Séptima regla: relación del silencio intercalado y del final
La relación de estos dos silencios está en que su duración debe ser exactamente la misma.
Octava regla: observar la cantidad del final
El oído no debe percibir como larga una sílaba breve al final. Después del silencio intercalado antes del final, la sílaba que viene debe ser larga.
Novena regla: el lugar del silencio
Si un pie largo está incompleto se le dará un silencio para poder suplir, o bien podrá añadirse en medio del verso para suplir desde ahí.
Conclusión
Estas son las cosas que se describen sobre el metro. Sin duda que es un trabajo arduo, pero fructífero para aquellos que están verdaderamente dedicados al estudio de la métrica en la poesía. Regularmente la poesía siempre se toma a la ligera y se ignora la construcción no sólo gramatical, sino que también sonora que tiene al oído humano. Me parece que hasta este punto todo puede ser reducido a las matemáticas y principalmente al orden como el mismo San Agustín dice. Sigamos con el tema de la música pues aún restan dos libros más.
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