Arminianismo
El arminianismo es una corriente teológica cristiana que surge a finales del siglo XVI y principios del XVII como una reacción contra el calvinismo. Su nombre proviene de Jacobus Arminius (1560-1609), un teólogo holandés que cuestionó la doctrina de la predestinación absoluta sostenida por Juan Calvino.
Jacobo Arminio
Jacobo Arminio (1560-1609) fue un teólogo protestante neerlandés cuyo pensamiento dio origen al arminianismo, una corriente teológica que cuestionó aspectos del calvinismo predominante en su época. Nacido en Oudewater, quedó huérfano a temprana edad y, gracias al apoyo de mentores como Teodoro Aemilio y Rodolfo Snellius, pudo acceder a una educación de calidad. Estudió teología en la Universidad de Leiden y posteriormente en Ginebra bajo la tutela de Teodoro de Beza. Luego volvería a Amsterdam a dedicarse a ser pastor.
Período con Teodoro de Beza
Teodoro de Beza (1519-1605) fue un destacado teólogo y reformador protestante francés, conocido por su estrecha colaboración con Juan Calvino y por sucederle como líder de la Reforma en Ginebra.
En su obra De haereticis à civili magistratu puniendis (1554), Beza defendió la persecución y ejecución de los herejes por parte del poder civil, justificando así la ejecución de Miguel Serveto, médico y teólogo español que negaba la Trinidad y fue quemado en la hoguera en 1553.
Beza veía a los herejes como una amenaza para el orden social y religioso, una especie de "plaga" que debía ser erradicada para proteger la fe verdadera. En su argumentación, sostenía que la tolerancia religiosa conduciría al caos y la anarquía espiritual, debilitando la autoridad de la Iglesia y del Estado.
Su postura contrastaba fuertemente con la de Sebastián Castellio, humanista y teólogo que defendía la libertad de conciencia y la tolerancia religiosa. Castellio criticó duramente a Calvino y a Beza en su obra Contra libellum Calvini (1554), donde expresó la famosa frase: "Matar a un hombre no es defender una doctrina, sino matar a un hombre". Para él, la persecución religiosa era un crimen y una contradicción con el mensaje cristiano.
Durante este período, Arminio fue considerado un estudiante destacado y prometedor.
Sin embargo, al profundizar en las doctrinas calvinistas, especialmente en la predestinación, Arminio comenzó a desarrollar dudas y eventualmente formuló una teología que enfatizaba el libre albedrío humano y la gracia preveniente de Dios.
De hecho, en 1589, le pidieron que defendiera públicamente la doctrina de la predestinación calvinista, lo que hizo en un debate contra el católico Dirck Coornhert. En ese momento, Arminio no había desarrollado todavía su teología arminiana y, como estudiante de Beza, argumentó en favor de la predestinación incondicional.
En este período, Arminio se casaría con Lijsbet Reael, una mujer provenía de una familia acomodada y prominente de la burguesía mercantil de Ámsterdam, lo que le otorgó a Arminio una mayor estabilidad social y económica dentro de la comunidad reformada. Su matrimonio con ella le permitió consolidarse en la ciudad y fortalecer su posición dentro de la Iglesia Reformada Holandesa, lo que pudo haber sido un factor clave para que no fuera expulsado antes de su nombramiento como profesor en la Universidad de Leiden en 1603.
Su contendor Pedro Plancio
Sin embargo, después de su ordenación en 1590 y su labor como pastor en Ámsterdam, Arminio comenzó a cuestionar la interpretación calvinista de la predestinación. Para finales de la década de 1590, Arminio ya había cambiado de postura y comenzó a criticar la teología de Beza.
Luego, en 1591, Pedro Plancio acusó a Arminio de pelagianismo a partir de las enseñanzas que realizaba con respecto a Romanos 7 y 9, donde discutió la predestinación de manera menos rígida que Beza. Esto alarmó enormemente a Plancio quien lo acusó de la herejía mencionada anteriormente. Sin embargo, a pesar de las acusaciones de Plancio, Arminio logró salir triunfante lo que le generó más popularidad y mantener su labor como pastor.
Aunque Arminio no se había declarado abiertamente contra la predestinación calvinista, desde 1592 comenzaron a surgir sospechas de que era un opositor a dichas ideas. Su postura era más flexible, pero todavía no había formulado su teología arminiana como tal. Probablemente seguía intentando mantenerse dentro del sistema reformado, sin desafiar directamente la autoridad de la Iglesia. Aún así, su teología todavía seguía teniendo cierto respaldo.
Su conocimiento teológico y su habilidad como predicador lo hacían muy respetado, incluso entre aquellos que no compartían sus puntos de vista. Por eso, en 1602, su nombre comenzó a mencionarse para un puesto como profesor de teología en la Universidad de Leiden. Pedro Plancio y otros intentaron evitar que Arminio fuera nombrado profesor en Leiden.
A principios del siglo XVII, la Universidad de Leiden enfrentó desafíos significativos debido a una epidemia de peste que azotó Holanda entre 1601 y 1602. Esta crisis sanitaria resultó en la muerte de destacados profesores de teología, como Lucas Trelcatius el Viejo el 28 de agosto de 1602 y Franciscus Junius el 23 de octubre del mismo año. Ante estas pérdidas, surgió la necesidad de cubrir las vacantes en la facultad de teología.
Amigos y colegas de Jacobo Arminio, entonces pastor en Ámsterdam, consideraron que él era un candidato idóneo para una de las cátedras vacantes en Leiden. Entre los defensores de su nombramiento se encontraba Hugo Grocio, quien, a través de Johannes Utenbogardus, instó a Arminio a aceptar el puesto si se le ofrecía. Aunque Arminio mostró disposición, expresó preocupaciones respecto a dejar su posición en Ámsterdam, donde tenía compromisos establecidos y una fuente de ingresos segura para su numerosa familia.
Mientras tanto, en Leiden, el único profesor ordinario de teología restante, Franciscus Gomarus, conocido por su firme adhesión al calvinismo ortodoxo, se mostró reticente al nombramiento de Arminio, a quien consideraba potencialmente heterodoxo. A pesar de las objeciones y tras varias deliberaciones, el 8 de mayo de 1603, Arminio fue oficialmente nombrado profesor de teología en la Universidad de Leiden.
Francisco Gomaro
El año 1603 fue crucial para Jacobo Arminio, ya que dejó su labor pastoral en Ámsterdam para convertirse en profesor de teología en la Universidad de Leiden, una de las instituciones más importantes del protestantismo reformado en los Países Bajos.
Este nombramiento marcó el inicio de una serie de tensiones teológicas entre Arminio y Gomarus, especialmente en torno a la doctrina de la predestinación, que culminarían en debates que influirían profundamente en la teología reformada de la época.
La mudanza a Leiden representó un desafío logístico para la familia de Arminio, que incluía a su esposa embarazada y varios hijos pequeños. A pesar de las dificultades, se establecieron en la ciudad, posiblemente en la casa de Janus Dousa, el conservador de la biblioteca universitaria. Una vez instalado, Arminio obtuvo el grado de Doctor en Teología y comenzó a impartir clases, enfrentando desde el inicio las diferencias doctrinales con Gomarus y otros colegas, lo que reflejaba las crecientes divisiones dentro de la Iglesia Reformada Holandesa.
En febrero de 1605, Jacobo Arminio fue nombrado Rector Magnífico de la Universidad de Leiden, lo que probaba la alta estima que sus colegas tenían por su labor académica. Sin embargo, este nombramiento intensificó la vigilancia de sus adversarios, quienes escrutaban cada una de sus acciones y palabras en busca de motivos para acusarlo de heterodoxia. Rumores sobre la enseñanza de nuevas doctrinas en Leiden se propagaron, y en junio de ese año, cinco pastores de diversas ciudades holandesas se acercaron a Arminio solicitando aclaraciones sobre posibles amenazas a la integridad de la teología reformada.
Arminio declinó reunirse con ellos directamente, sugiriendo que canalizaran sus inquietudes a través de los curadores de la universidad y consultaran también a otros profesores, como Franciscus Gomarus y Lucas Trelcatius el Joven. En 1608, Gomarus debatió directamente con Arminio en la Asamblea de los Estados de Holanda, discutiendo cuestiones fundamentales sobre la gracia, la elección y la soberanía divina. Mientras que Arminio argumentaba que la elección divina estaba condicionada por la fe prevista en los creyentes, Gomarus defendía la doctrina de la predestinación incondicional, según la cual Dios había elegido desde la eternidad quién sería salvo y quién no, sin considerar méritos humanos. Al año siguiente, el 19 de octubre de 1609, la muerte de Arminio dejó la controversia abierta.
Los remonstrantes
Los remonstrantes fueron un grupo de teólogos protestantes holandeses del siglo XVII que se opusieron a la estricta doctrina calvinista de la predestinación. Su nombre proviene de la "Remonstrancia" (que significa ''mostrar de nuevo''), un documento de 1610 en el que exponían sus creencias y discrepancias con la ortodoxia calvinista. Los remonstrantes son la continuación del legado arminiano.
Simon Episcopius (1583-1643), cuyo nombre original era Simon Bischop, fue un teólogo holandés y una de las figuras más importantes del arminianismo y el movimiento remonstrante. Se destacó por su defensa del libre albedrío, su oposición al calvinismo estricto y su contribución a la fundación de la Iglesia Remonstrante.
Los máximos exponentes remonstrantes fueron los siguientes:
Episcopius formuló una teología arminiana más sistemática, desarrollando ideas clave como la elección condicional, según la cual Dios elige a las personas para la salvación en base a su fe y no de manera arbitraria. También defendió la expiación universal, argumentando que Cristo murió por toda la humanidad y no solo por los elegidos, en oposición a la expiación limitada del calvinismo. Otro aspecto fundamental de su pensamiento fue la gracia resistible, que sostenía que el ser humano puede rechazar la gracia de Dios, ya que la salvación no es impuesta sino ofrecida libremente. Además, enfatizó el uso de la razón en la teología y promovió una mayor libertad religiosa y tolerancia.
Johannes Uytenbogaert (1557-1644) fue un teólogo y predicador holandés, considerado uno de los principales líderes del movimiento remonstrante en los Países Bajos. Fue un cercano amigo y seguidor de Arminio, con quien compartió la oposición a la doctrina calvinista de la predestinación incondicional. También desempeñó un papel fundamental en la redacción de la Remonstrancia de 1610. De hecho, Uytenbogaert fue quien escribió la obra cúlmine del arminianismo que serían ''Los Cinco Puntos del Arminianismo''.
Este texto presentaba cinco artículos que exponían sus divergencias respecto al calvinismo, especialmente en temas relacionados con la predestinación y la gracia.
A continuación, se detallan los cinco puntos arminianos:
Libre albedrío o capacidad humana: Aunque la naturaleza humana ha sido afectada por la caída, el ser humano conserva la capacidad de elegir entre el bien y el mal en asuntos espirituales. Con la asistencia de la gracia divina, puede responder al llamado de Dios para la salvación.
Elección condicional: Dios ha elegido para salvación a aquellos que, según su presciencia, responderán positivamente al Evangelio. Esta elección se basa en la fe prevista de los individuos, no en una predestinación incondicional.
Expiación universal o redención general: Cristo murió por todos los seres humanos, ofreciendo la posibilidad de salvación a todos. Sin embargo, solo quienes creen en Él y aceptan su sacrificio son efectivamente salvados.
Gracia resistible: Aunque el Espíritu Santo obra en la vida de las personas para atraerlas hacia Dios, los individuos pueden resistir y rechazar esta gracia. La cooperación humana es esencial para que la gracia sea efectiva en la salvación.
Caída de la gracia: Es posible que un creyente, después de haber aceptado la fe, se aparte de ella y pierda la salvación. La perseverancia en la fe y la obediencia es necesaria para mantener la relación salvadora con Dios.
Estos puntos fueron presentados a las autoridades holandesas con la intención de reformar las doctrinas oficiales de la Iglesia.
Hugo Grocio fue un jurista, teólogo y filósofo holandés, reconocido como uno de los padres del derecho internacional moderno. Sin embargo, también jugó un papel fundamental en la controversia arminiana, defendiendo la libertad religiosa y apoyando a los remonstrantes en su conflicto con los calvinistas ortodoxos. Su pensamiento teológico y político influyó en la defensa de la tolerancia religiosa, convirtiéndolo en una figura clave del arminianismo.
Grocio era un seguidor de las ideas de Jacobus Arminius, quien argumentaba contra la predestinación incondicional calvinista y defendía una visión más abierta de la salvación, en la que el ser humano tenía libre albedrío. Tras la muerte de Arminio en 1609, Grocio se convirtió en uno de los principales defensores políticos e intelectuales de los remonstrantes, junto con figuras como Johannes Uytenbogaert y Simon Episcopius.
Cuando los remonstrantes presentaron su "Remonstrancia" en 1610, argumentando contra la rigidez calvinista, Grocio apoyó sus postulados y trabajó para que el Estado garantizara la libertad de culto en los Países Bajos. Su visión era que el gobierno no debía imponer la teología calvinista como única doctrina oficial, sino que debía permitir un debate más amplio dentro del protestantismo.
Contrarremonstrantes
Los contrarremonstrantes defendían una visión estrictamente calvinista basada en la predestinación incondicional y en la soberanía absoluta de Dios en la salvación, rechazando cualquier papel activo del ser humano en este proceso. Su líder más influyente fue Franciscus Gomarus.
En el plano político, Mauricio de Nassau fue un destacado estadista y estratega militar que desempeñó un papel clave en la Guerra de los Ochenta Años (1568-1648), el conflicto en el que los Países Bajos lucharon por su independencia de España. Fue el hijo de Guillermo de Orange, el líder de la rebelión neerlandesa contra Felipe II de España. Tras el asesinato de su padre en 1584, Mauricio fue elegido estadista (Stadtholder) de varias provincias de los Países Bajos y se convirtió en el principal líder militar de la joven república.
Desde el punto de vista militar, Mauricio era considerado uno de los generales más innovadores de su tiempo. Aplicó técnicas avanzadas de estrategia y modernizó la táctica militar, introduciendo el uso de ejércitos profesionales, maniobras disciplinadas y técnicas de fortificación mejoradas. Gracias a estas reformas, logró una serie de victorias importantes contra las fuerzas españolas, asegurando el control de varias ciudades clave, como Breda y Groninga.
Su éxito consolidó la independencia de facto de los Países Bajos frente al dominio español, aunque la independencia formal no se reconoció hasta la Paz de Westfalia en 1648.
Junto con él Johan van Oldenbarnevelt fue una de las figuras clave en la independencia de los Países Bajos respecto a España. Oldenbarnevelt intentó frenar la influencia de Mauricio al otorgar a las provincias la libertad de regular sus propias iglesias, una medida que enfureció a los calvinistas más radicales. La tensión creció hasta que en 1618, Mauricio tomó el control del gobierno por la fuerza y organizó el Sínodo de Dort.
Sínodo de Dort
Mauricio se vio envuelto en la controversia entre calvinistas ortodoxos (gomaristas) y arminianos (remonstrantes). Inicialmente, mantuvo una postura neutral, pero con el tiempo se inclinó a favor de los calvinistas más rígidos, liderados por Franciscus Gomarus. Esta decisión tuvo graves consecuencias para los remonstrantes.
Quizás, el momento más trágico fue la muerte de Oldenbarnevelt. En un juicio político sin muchas garantías de justicia, Oldenbarnevelt fue condenado a muerte por alta traición en mayo de 1619. La sentencia fue vista como una venganza de Mauricio de Nassau, quien buscaba eliminar cualquier oposición a su gobierno.
El 13 de mayo de 1619, a la edad de 71 años, Oldenbarnevelt fue ejecutado en La Haya por decapitación. Sus últimas palabras fueron:
"Genti, houdt moed"
("Pueblo, mantente fuerte").
Su muerte marcó el triunfo del calvinismo ortodoxo en los Países Bajos, pero su legado como defensor de la tolerancia religiosa y la libertad política perduró en la historia.
El Sínodo de Dort se celebró entre el 13 de noviembre de 1618 y el 9 de mayo de 1619 en la ciudad de Dordrecht, Países Bajos.
Este sínodo fue convocado por la Iglesia Reformada de los Países Bajos con el apoyo del príncipe Mauricio de Nassau, y su principal objetivo fue resolver la controversia teológica entre remonstrantes (arminianos) y contrarremonstrantes (calvinistas ortodoxos).
Resultados
Como resultado, el sínodo rechazó las doctrinas arminianas, las cuales habían sido formuladas en los Remonstrantes (1610) y defendían el libre albedrío humano en la salvación. Se condenó el arminianismo como herejía y se expulsó a sus líderes de la Iglesia, lo que llevó a la persecución y el exilio de figuras como Simon Episcopius. En contraposición, el sínodo estableció los Cinco Puntos del Calvinismo, conocidos por el acrónimo TULIP, que incluyen la depravación total del ser humano, la elección incondicional por parte de Dios, la expiación limitada de Cristo solo para los elegidos, la gracia irresistible y la perseverancia de los santos en la fe. Además, se reafirmaron la Confesión Belga y el Catecismo de Heidelberg como bases doctrinales de la Iglesia Reformada.
Otro resultado importante fue la orden de una nueva traducción de la Biblia al neerlandés, lo que llevó a la publicación de la Statenvertaling en 1637. Este sínodo consolidó la ortodoxia calvinista en los Países Bajos y tuvo un impacto en otras regiones reformadas como Escocia y Nueva Inglaterra. Aunque el arminianismo fue derrotado en Dort, su influencia continuó y más tarde inspiró movimientos como el metodismo y el evangelismo moderno. En términos históricos, el Sínodo de Dort sigue siendo un punto clave en la evolución del calvinismo y en las disputas teológicas del protestantismo.
Impacto del arminianismo
Tras el Sínodo de Dort, el arminianismo sufrió una fuerte represión en los Países Bajos. Sus líderes fueron desterrados, encarcelados o ejecutados, y sus seguidores perdieron influencia en la Iglesia Reformada oficial. Sin embargo, esto no significó el fin del arminianismo, ya que logró reorganizarse y expandirse en otras regiones con el tiempo.
Después del sínodo, muchos arminianos se exiliaron en países como Inglaterra y Alemania, donde pudieron continuar difundiendo sus ideas. En 1621, cuando Maurits de Nassau, el gobernante calvinista que impulsó la represión, murió, la persecución contra los arminianos disminuyó. Algunos regresaron a los Países Bajos y en 1630 lograron fundar la Iglesia Remonstrante.
El impacto del arminianismo fue mucho mayor fuera de los Países Bajos. En Inglaterra, sus ideas influyeron en teólogos anglicanos y disidentes religiosos, y jugaron un papel en la controversia entre puritanos y anglicanos. Sin embargo, su mayor legado se vio en el siglo XVIII, cuando John Wesley y los metodistas adoptaron muchos de sus principios, incluyendo la creencia en la posibilidad de la salvación para todos, el libre albedrío y la responsabilidad humana en la fe. El metodismo, a su vez, se convirtió en una de las principales ramas del cristianismo evangélico, especialmente en Estados Unidos.
Hoy en día, el arminianismo sigue siendo una de las principales corrientes del cristianismo protestante, especialmente en denominaciones como los metodistas, bautistas libres, wesleyanos, nazarenos y muchas iglesias evangélicas pentecostales. Aunque el sínodo intentó suprimirlo, en realidad contribuyó a definir mejor sus doctrinas y a impulsar su expansión más allá de los Países Bajos.
Conclusión
El arminianismo, más que una simple respuesta teológica al calvinismo, representa una visión del cristianismo que enfatiza la responsabilidad humana en la fe. Su insistencia en que la gracia de Dios es accesible para todos y que el ser humano tiene la capacidad de aceptarla o rechazarla resuena con una concepción más abierta y relacional de la salvación. A lo largo de la historia, esta doctrina ha dado esperanza a muchas personas, reafirmando la idea de un Dios que no impone la fe, sino que invita a una relación voluntaria con Él.
La condena del arminianismo en el Sínodo de Dort no fue su fin, sino más bien el inicio de su expansión. Irónicamente, la persecución de sus seguidores ayudó a fortalecer su identidad y a llevar sus principios a otros lugares, especialmente al metodismo y al evangelismo moderno. Esto muestra que las ideas, cuando tienen una resonancia profunda en la conciencia de las personas, no pueden ser simplemente eliminadas por decretos o sanciones eclesiásticas.