martes, 17 de septiembre de 2024

Marsilio Ficino - De triplici vida (Tres libros sobre la vida) (1489)

 


"De triplici vita", o "Sobre la triple vida", es una obra escrita por Marsilio Ficino en 1489. Este tratado se enmarca en el contexto del Renacimiento y refleja la combinación de las ideas filosóficas, médicas y astrológicas que predominaban en la época. Ficino, destacado representante del neoplatonismo renacentista, fue no solo filósofo, sino también médico y sacerdote, lo que le permitió fusionar diversas disciplinas en su trabajo. La obra está dividida en tres libros, cada uno dedicado a un aspecto de la vida humana: la salud del cuerpo, de la prolongación de la vida y la vida influenciada por los astros. Veamos de qué trata en profundidad. 


Referencias:

(1) Jupiteiral: El adjetivo "jupiteiral" se utiliza para describir cualidades o influencias positivas y favorables, que traen éxito, bienestar o buena suerte, características típicamente vinculadas a Júpiter.

Por lo tanto, "jupiteiral" denota una naturaleza afortunada, benéfica o expansiva, en contraste con las influencias consideradas desafortunadas de Saturno y Marte.

DE TRIPLICI VIDA

 (TRES LIBROS SOBRE LA VIDA)

Libro I: Sobre los cuidados a la salud de quienes se dedican al estudio de las letras

Marsilio Ficino, en su carta dirigida a Giorgio Antonio Vespucci y Giovanni Battista Boninsegni, ofrece una reflexión sobre los cuidados necesarios para la salud de quienes se dedican al estudio de las letras. Ficino destaca la importancia de mantener una buena salud física y mental para alcanzar la sabiduría, y subraya que sin salud, es imposible acceder al conocimiento.

Ficino organiza su reflexión en torno a nueve guías que ayudan a recorrer el arduo camino hacia el conocimiento: tres guías celestiales (Mercurio, Febo y Venus), tres guías internas (voluntad, ingenio y memoria), y tres guías terrenales (padre de familia, preceptor y médico). Estas guías, otorgadas por la naturaleza y la diligencia personal, son esenciales para llegar al templo de las Musas, es decir, al saber.

Ficino se centra en la figura del médico, destacando que, aunque ya se ha hablado mucho sobre el rol del padre y el preceptor, los estudiosos también necesitan un médico que les brinde consejos y cuidados para mantenerse en buen estado durante su camino intelectual. El cuidado del cerebro, corazón, hígado y estómago es fundamental para quienes dedican su vida al estudio, y deben ser atendidos con el mismo esmero que los atletas cuidan sus cuerpos.

Ficino, desde su posición como médico, se ofrece a guiar a los estudiosos en este aspecto crucial, confiando en que sus consejos y remedios les permitirán cumplir con éxito sus propósitos intelectuales y espirituales.

Enfatiza la importancia de mantener el equilibrio de los espíritus (vapor generado por la sangre) que influyen en los sentidos y la razón. También aborda la melancolía, común entre los estudiosos, causada por factores celestes, naturales y humanos. Aunque la melancolía puede estimular la contemplación y el ingenio, también puede llevar al agotamiento y la tristeza si no se regula adecuadamente. Ficino concluye que, para los literatos, es crucial cuidar la mente y el cuerpo, evitando el exceso de bilis negra para alcanzar sabiduría sin caer en la demencia.

La síntesis aborda la teoría de los humores, específicamente sobre la bilis negra, y su relación con el ingenio y el temperamento humano. El texto explora cómo la bilis negra, mezclada con la bilis amarilla y la sangre, influye en las disposiciones mentales y emocionales de una persona. Para que funcione adecuadamente, debe mantenerse en un equilibrio entre el calor y el frío. Si la bilis negra se calienta demasiado, puede llevar a una audacia excesiva, mientras que si se enfría en exceso, induce cobardía y pereza.

La proporción ideal de humores en el cuerpo se compara con la fusión de oro, resaltando su capacidad de influir en el brillo y duración del pensamiento intelectual. Una bilis negra en equilibrio contribuye al ingenio al permitir que los espíritus se mantengan ágiles y persistentes en su búsqueda de conocimiento. La obra también explora cómo la composición equilibrada de estos humores ayuda a la mente a buscar la verdad con mayor profundidad y duración.

El autor también advierte sobre tres peligros en el camino hacia la sabiduría: el exceso de actividad sexual, la glotonería, y la falta de moderación en el sueño. Estos factores, asociados con figuras mitológicas, desvían al intelecto y minan la agudeza mental, interfiriendo con la contemplación y la búsqueda de conocimiento profundo.

Ficino describe tres "monstruos" simbólicos que representan los principales obstáculos para alcanzar la sabiduría y el ingenio. Estos monstruos están vinculados a los excesos y deseos humanos, que desvían la energía intelectual y espiritual. Aquí los explico en detalle:

  1. El primer monstruo: el coito excesivo (Venus y Príapo)

    • Este monstruo simboliza el impulso sexual desmedido. El autor advierte que cuando una persona se entrega al exceso de actividad sexual, se debilitan los espíritus más sutiles, lo cual afecta directamente el cerebro, el corazón y, especialmente, el ingenio. Comparándolo con la epilepsia, Hipócrates veía el coito excesivo como algo que daña la mente, que es sagrada. Este "monstruo" seca los fluidos vitales y embota el intelecto, disminuyendo la capacidad de pensar con claridad y creatividad. En consecuencia, las Musas y Minerva, asociadas con las artes y la sabiduría, eran consideradas vírgenes, para evitar la distracción y el desgaste que provoca el deseo físico.
  2. El segundo monstruo: la glotonería (Baco y Ceres)

    • El segundo obstáculo para el ingenio es el exceso de comida y bebida. El autor señala que una ingesta excesiva de vino, especialmente si es fuerte, produce malos humores y vapores que afectan negativamente a la mente, llevando incluso a la locura o al desatino. Asimismo, el exceso de comida distrae al cuerpo de las funciones intelectuales, ya que la digestión demanda toda la energía. Esto ofusca la mente, impidiendo que la agudeza y la claridad prevalezcan. Galeno menciona que "el alma sofocada por la grasa y la sangre no puede percibir nada que sea celeste", lo que significa que los placeres terrenales sobrecargan el intelecto e impiden la contemplación de lo divino o elevado.
  3. El tercer monstruo: las vigilias prolongadas (Hécate)

    • Este monstruo representa el hábito de mantenerse despierto hasta altas horas de la noche, especialmente después de cenar, lo que obliga a dormir tarde por la mañana. El autor advierte que muchos estudiosos caen en este error, creyendo que las vigilias les benefician, cuando en realidad es dañino para el intelecto. Se explican siete razones por las cuales este comportamiento es perjudicial, relacionadas con el orden natural (el cielo, los elementos, los humores, etc.). La alteración de los ritmos naturales del cuerpo (sueño y vigilia) afecta la salud y la claridad mental, y por tanto, el rendimiento intelectual.

En conjunto, estos tres monstruos (el deseo sexual, la glotonería y la falta de moderación en el sueño) son metáforas de los excesos humanos que interfieren con el ejercicio intelectual y la búsqueda de la sabiduría. Para el autor, invocar a figuras divinas como Apolo, Neptuno y Hércules ayuda a vencer estos obstáculos y alcanzar un equilibrio que favorezca el desarrollo del ingenio.

Ficino ofrece siete razones principales para argumentar que el mejor momento para el estudio es durante la mañana, en lugar de la noche. Estas son las razones:

  1. Influencia de los planetas: Tres planetas (el Sol, Venus y Mercurio) ayudan especialmente a la contemplación y a la elocuencia. Estos planetas son más efectivos durante el amanecer, y su influencia disminuye cuando se ocultan al anochecer. Quienes estudian al amanecer, cuando los planetas están surgiendo, son más efectivos que aquellos que lo hacen en la noche o durante el día, después de la salida del Sol.

  2. Naturaleza del aire: Al amanecer, el aire se vuelve más sutil y transparente, mientras que al atardecer se vuelve más denso. La sangre y los espíritus del cuerpo siguen este movimiento, de modo que la actividad intelectual se favorece por la mañana cuando el aire es más liviano.

  3. Humores corporales: Con la llegada del amanecer, la sangre se vuelve más cálida, ligera y activa, y los espíritus que la acompañan son más aptos para la especulación. En la noche, predominan los humores más densos, como la melancolía y la pituita, que son menos adecuados para el pensamiento reflexivo.

  4. Orden natural del día y la noche: El día está naturalmente destinado a la vigilia y la actividad, y la noche al sueño. El Sol, al acercarse al hemisferio durante el día, activa los humores y los espíritus hacia las actividades externas, mientras que la noche invita al reposo. Alterar este orden natural, durmiendo de día y estando despierto de noche, causa discordia entre el individuo y el orden del universo.

  5. Función del estómago: Durante el día, el estómago se dilata debido a la acción del aire, lo que lo debilita. Por la noche, necesita los espíritus para llevar a cabo la digestión. Estudiar después de la cena desvía los espíritus hacia la cabeza, impidiendo una correcta digestión y perjudicando tanto al estómago como al cerebro.

  6. Los espíritus vitales: Los espíritus que facilitan el estudio se disuelven durante las actividades del día, quedando pocos y muy densos por la noche, lo que hace que sean inadecuados para el estudio. En cambio, por la mañana, después del descanso nocturno, los espíritus están revitalizados y son más aptos para las actividades intelectuales.

  7. La fantasía y la imaginación: Durante el día, la mente está distraída por múltiples imágenes y pensamientos, lo que es perjudicial para la contemplación sostenida. Solo la tranquilidad de la mañana permite una mente calmada y serena para el estudio, mientras que estudiar de noche lleva a pensamientos confusos y perturbados, como los de alguien que sufre vértigo.

Estas razones, tanto físicas como espirituales, refuerzan la idea de que el amanecer es el momento más propicio para el estudio, en armonía con los ciclos naturales del cuerpo y del cosmos.

Ficino recomendaciones detalladas sobre la dieta y los remedios para mantener la salud y el equilibrio de los humores corporales. Sugiere sazonar los alimentos con canela, azafrán y sándalo, y consumir pepitas de melón, sandía, piñones y lácteos. Recomienda carnes de volátiles y pollos, frutas como manzanas, peras y melocotones, y legumbres húmedas, mientras desaconseja cerezas, higos y uvas. Para aliviar los síntomas de desequilibrio, se sugiere el consumo moderado de vino ligero y el uso de aromas suaves. También se recomienda una alimentación equilibrada y ligera, evitando excesos y alimentos que causen digestión difícil. Se destacan remedios como la triaca, el áloe y otros compuestos para fortalecer el estómago y los espíritus. Además, el texto aboga por evitar el pensamiento arduo y el ejercicio físico inmediato después de las comidas, sugiriendo en su lugar reposo y paseos tranquilos.

Ahora, Ficino se centra en el tratamiento de la melancolía causada por un exceso de bilis negra, un humor que afecta tanto el cuerpo como el espíritu, debilitando el ingenio y la capacidad de juicio. La clave para tratar esta condición es no intentar eliminar la bilis negra de golpe, sino proceder de manera gradual para evitar residuos más densos que podrían resultar perjudiciales.

Para abordar este problema, se proponen varios preceptos. Primero, se debe eliminar la bilis negra de manera gradual, para permitir que los residuos sean más blandos y manejables. En segundo lugar, es crucial mantener el cuerpo hidratado con alimentos húmedos, baños suaves y ungüentos, evitando problemas como catarros y obstrucciones. Por último, se recomienda fortalecer el corazón con remedios tanto internos como externos, y mantener una actitud alegre mediante la exposición a placeres y alegrías.

El tratamiento incluye tres tipos principales de remedios. El primero es un jarabe elaborado con una combinación de hierbas, frutas y especias. Este jarabe debe tomarse en la mañana, junto con agua de lengua de buey. En segundo lugar, se mencionan las píldoras, que pueden ser de tipo áureo para constituciones delicadas o más eficaces para casos más robustos. Estas píldoras incluyen ingredientes como oro, incienso, mirra, peonía, y varios tipos de mirobálanos. El tercero son los electuarios, entre ellos uno "hilarante" que usa seda cruda, azúcar, ámbar, y otros componentes disueltos en zumos, y otro basado en almendras dulces y azúcar.

Remedios caseros

Existen varios remedios caseros para mejorar la memoria y los sentidos. Entre ellos, se recomienda el jengibre endulzado con azúcar, mezclado con incienso y otros ingredientes como miel de anacardo, miel de mirobálanos, caña aromática, ámbar y almizcle. También se mencionan preparados como el ámbar, el plisarcoticón y la galanga, que deben mantenerse en la boca y aplicarse gota a gota en la nariz y las orejas. Los aromas de incienso, mejorana, hinojo, nuez moscada, ruda y claveles también son útiles. La triaca se considera el remedio más eficaz en estos casos. Además, se sugiere un ungüento para fricciones que incluye aceite de saúco, aceite de ben, euforbio y aceite de castor, junto con ventosas y la aplicación de mejorana, incienso y nuez moscada en la cabeza.

Ficino también aborda la importancia de cuidar el espíritu incorpóreo, el entendimiento, que es el instrumento para captar la verdad. Destaca que, aunque Hipócrates se preocupó por la salud del cuerpo, Sócrates se dedicó a la salud del alma, y Cristo perfeccionó ambos enfoques. Según Sócrates, para alcanzar la verdad es fundamental cultivar la mente con prácticas óptimas, y esto se relaciona con la veneración de la verdad divina a través de la religión. El entendimiento humano, al igual que el ojo, solo capta la verdad en la luz divina. Una mente purificada y orientada hacia la verdad divina es iluminada y colmada de felicidad, permitiendo la comprensión de las verdades fundamentales.

Libro II

Sobre la larga vida

Proemio

En el prólogo, Marsilio Ficino, originario de Florencia, dirige un saludo a Filippo Valori, un destacado y noble ciudadano. Aunque Platón sigue vivo gracias a su genio y seguirá viviendo mientras el mundo exista, Ficino siente una profunda inclinación hacia el cuidado y la promoción de la vida de Platón, lo cual ha sido una aspiración constante de la familia Médicis en relación con él. Ficino y Valori comparten una gran amistad con los Médicis y una devoción a la gloria y la disciplina de Platón.

Ficino desea que tanto los Médicis como Valori disfruten de la misma vida que él ha deseado para Platón. Por ello, le exhorta a leer y seguir con dedicación los preceptos sobre cómo prolongar la vida, así como lo hace en su empeño por fomentar la gloria de Platón. Ficino predice que, al seguir estos preceptos, Valori podrá disfrutar de una vida prolongada y continuará defendiendo y apoyando la filosofía de Platón junto a Lorenzo de Médicis. Concluye deseándole buena salud.

La larga vida

El filósofo aborda la importancia de la prudencia en el arte de prolongar la vida, argumentando que el éxito no depende solo de la capacidad de aprendizaje y memoria, sino también de un juicio prudente. Dado que juzgar es complicado y los experimentos pueden ser engañosos, Ficino sostiene que se necesita una vida larga para dominar un arte, según lo aceptado por Hipócrates y confirmado por la experiencia médica. La vida prolongada no es solo un don del destino, sino también fruto de la diligencia personal.

Ficino critica la idea de que la sabiduría sobre la longevidad se comparta con quienes no la merecen, como los perezosos y libertinos. En cambio, se debe ofrecer a personas prudentes y moderadas que pueden contribuir al bien común. 

Metáfora de la lampara

Ficino usa la metáfora de una lámpara para enfatizar la importancia de mantener el equilibrio y evitar tanto el exceso como la falta de los humores. La dieta y el cuidado del cuerpo deben ser regulares y libres de impurezas para asegurar una vida prolongada y saludable.

Compara la vida con una lámpara que necesita un suministro constante de aceite para mantener su llama. La llama representa la vitalidad y la salud de una persona. Así como una lámpara necesita aceite para funcionar bien y no apagarse, la vida necesita un equilibrio adecuado de humores y cuidados para mantenerse vigorosa y duradera.

El aceite de la lámpara simboliza los humores corporales que son esenciales para la salud. Ficino sostiene que, al igual que el aceite debe ser puro y no mezclado con posos para mantener una llama constante, los humores del cuerpo deben estar equilibrados y libres de impurezas para que la vida se mantenga en equilibrio. Si el aceite está contaminado o no se suministra adecuadamente, la llama se apaga; de manera similar, una disfunción en los humores puede llevar a una vida corta o enferma.

La metáfora sugiere que la vida debe ser cuidadosamente regulada. Así como la lámpara debe ser alimentada con el tipo correcto de aceite, la salud humana requiere una dieta equilibrada y un cuidado constante para evitar desequilibrios. Un exceso de ciertos humores puede "ahogar" la vida, mientras que una deficiencia puede llevar a la "disolución" del vigor.

Al igual que la llama debe ser regulada para no consumir el aceite demasiado rápido, la vida debe ser mantenida mediante prácticas adecuadas que regulen los humores del cuerpo. Un exceso o una deficiencia de estos humores pueden tener efectos perjudiciales, por lo que es crucial mantener un equilibrio.

Los humores y la digestión

Ficino examina cómo el humor natural del cuerpo puede resecarse y deteriorarse debido a diversas causas, como excesos en sangre, evacuaciones, sudor, coito, sed, hambre, vigilia, alimentos secos y cálidos, y factores ambientales adversos. Contrariamente, los elementos opuestos pueden aumentar el humor más allá de lo adecuado. La embriaguez frecuente, al resecar y sofocar el cerebro, también contribuye a estos problemas.

Ficino destaca que la mala digestión es especialmente perjudicial, ya que impide que los alimentos nutran adecuadamente y puede provocar una acumulación de humores nocivos. Según Avicena y Galeno, una digestión inadecuada corrompe la sangre y es esencial para la vida. Por lo tanto, se debe prestar especial atención a la digestión de los alimentos, asegurándose de que sean de buena calidad, simples y bien preparados, evitando combinaciones indigestas y cuidando la cantidad de alimentos y bebidas.

Ficino también aconseja evitar actividades que interfieran con la digestión, como el coito inmediato después de comer, la siesta, y la fatiga. La digestión incluye varias etapas en el estómago, hígado, venas y miembros, y cada una requiere tiempo y cuidado para no interrumpir el proceso.

Además, Ficino sugiere la importancia de mantener una higiene adecuada y de evitar la suciedad. Se recomienda un movimiento corporal continuo y moderado, evitando excesos de frío y calor, así como mantener una exposición equilibrada al sol. La formación y la práctica desde la juventud en un estilo de vida variado y saludable son clave para evitar peligros y asegurar una buena salud.

Dieta equilibrada

Se explora la importancia de una dieta equilibrada y adecuada para mantener una vida longeva, centrándose en el concepto de euquimos —alimentos saludables que promueven una buena calidad de sangre. La sangre ideal debe ser cálida, húmeda y limpia, pero no excesivamente ardiente ni acuosa. La sangre demasiado caliente puede resecar y disolver el humor, mientras que la excesiva humedad puede debilitar y sofocar el calor natural del cuerpo.

Ficino señala que una dieta que incluye frutas y verduras demasiado blandas puede llevar a una sangre y un humor propensos a la putrefacción, y sugiere cocer estos alimentos o acompañarlos con pan para evitar problemas. La sangre ideal debe tener una calidad intermedia, similar al aire, evitando tanto la densidad excesiva como la ligereza extrema.

Para mantener la sangre y el humor en equilibrio, se recomienda consumir alimentos que sean sutiles pero sólidos, como el aceite de oliva y ciertos aceites extraídos por sublimación. Es importante evitar alimentos que sean demasiado viscosos o densos para aquellos con estómagos débiles, y en cambio optar por alimentos que sean más fáciles de digerir y que promuevan la salud del estómago y la digestión.

Ficino también aconseja adaptar la dieta a las necesidades individuales del cuerpo. Para quienes tienen una complexión densa, se debe hacer la sangre más sutil y densa cuando el cuerpo está enrarecido. Se deben evitar las sustancias que hagan que la sangre sea demasiado sutil y calentar el estómago con alimentos adecuados. Los alimentos recomendados incluyen piñones, pistachos, jugo de regaliz, y ciertos tipos de carne y aceites.

Se debe evitar el consumo de vinos blancos y preferir vinos tintos mezclados con agua ferruginosa. Las fricciones suaves con aceite puro y el uso de aromatizantes como el azafrán y la canela pueden ayudar a la digestión.

Es fundamental evitar que los canales del cuerpo estén ni demasiado abiertos ni demasiado cerrados. Un equilibrio adecuado es crucial para prevenir problemas como descomposición o putrefacción, los cuales pueden resultar peligrosos si se desequilibra el flujo natural de los humores corporales.

En cuanto a la dieta, se recomienda consumir verduras y frutas con moderación, especialmente aquellas que son más húmedas, así como la leche y el pescado. Las carnes deben ser elegidas con cuidado, evitando las que son excesivamente húmedas o secas, y prefiriendo carnes jóvenes como el pollo, capón, pavo y ternero. Además, la cantidad de alimentos sólidos debe ser mayor que la de líquidos, y las bebidas, en particular el vino tinto con sabor áspero, deben ser consumidas con moderación. Los alimentos ideales son aquellos que no sean ni demasiado secos ni demasiado húmedos, y se deben evitar los extremadamente fríos o calientes.

En relación al ejercicio y el sueño, es aconsejable incrementar la actividad física y reducir el ejercicio mental, así como comer dos veces al día, con una cena ligera. El sueño diurno debe ser evitado a menos que sea absolutamente necesario, para favorecer un descanso nocturno adecuado.

La selección de alimentos y animales debe realizarse cuidadosamente, prefiriendo aquellos provenientes de regiones altas y fragantes y evitando el estiércol en las tierras de cultivo. Los alimentos deben originarse en ambientes que no se corrompen fácilmente para asegurar una nutrición duradera y saludable.

Finalmente, se deben emplear perfumes suaves y cálidos, y lavarse con productos adecuados para mantener la salud y la higiene. Mantener el cuerpo en movimiento y evitar el calor excesivo también son esenciales. La calidad de los alimentos y bebidas, como el vino, debe ser alta para asegurar su conservación y evitar problemas de salud relacionados con la descomposición. En general, el equilibrio adecuado en todos estos aspectos es clave para mantener la salud y prolongar la vida.

Salud de los ancianos

Según la astrología, Venus representa la juventud y Saturno la vejez, y se considera que estos dos astros son enemigos naturales. Por lo tanto, los ancianos deben evitar las influencias asociadas con Venus, que también pueden ser perjudiciales para los jóvenes. La dieta de los ancianos debería enfocarse en alimentos que promuevan la producción de sangre y espíritu, como yemas de huevo frescas, vino algo dulce y aromático, y carnes de alta calidad y fácil digestión.

Se sugiere que los ancianos eviten el frío, la vigilia prolongada, el ayuno, la sed, el esfuerzo físico y mental excesivo, así como la soledad y la tristeza. Es recomendable que retomen actividades y juegos de su infancia para revitalizar su espíritu. Además, deben emplear fomentos perfumados y cálido-húmedos, y recurrir a fricciones suaves y lociones para estimular las extremidades.

Entre los alimentos recomendados están los piñones, que son cálidos, húmedos y grasos, y que pueden ayudar a suavizar y purificar el cuerpo. Un electuario especial con almendras, piñones, pistachos, semillas de sandía, avellanas, azúcar, jengibre, azafrán, almizcle, ámbar y agua de toronjil se sugiere para fortalecer y prolongar la vida. También se aconseja el uso de triaca, raíces de énula campana y ben, así como el zumo de regaliz y la leche de almendras. Rhazés y Avicena recomiendan diversas preparaciones, como la trifera, que puede ser eficaz para retrasar la vejez y aliviar sus achaques.

Los mirobálanos son especialmente valorados por sus propiedades astringentes y aromáticas, que ayudan a mantener el humor corporal en equilibrio, prevenir la canicie, y prolongar la vida. Otras sustancias recomendadas incluyen el oro, la plata, el coral, y las piedras preciosas, que tienen propiedades similares. El texto destaca que los perfumes, especialmente los que son cálidos, húmedos y grasos, son beneficiosos para proteger y prolongar la vida. Entre las sustancias recomendadas se encuentran las raíces de ben, mirobálanos, ámbar, rosas, zedoaria, madera de áloe, especias, nuez moscada y salvia.

La tradición médica antigua sostiene que el ámbar y el almizcle tienen propiedades astringentes, beneficiosas para la salud, especialmente en personas mayores. El jengibre, con su humedad especial, también es útil para los ancianos cuando se consume fresco y moderadamente debido a su calor intenso. La zedoaria, aunque similar a la triaca, requiere precaución en su uso por su naturaleza astringente y grasa. El ámbar, con su calor moderado, es más seguro y se usa para fortalecer el cuerpo y restaurar la digestión a través de lavados con su agua. Aromas como la canela y el azafrán deben combinarse con cordiales fríos para evitar la excitación excesiva del calor natural del cuerpo y para facilitar la digestión de alimentos fríos.

El humor vital se encuentra en el corazón y sus venas, y su equilibrio es crucial para la salud. Para mantener el flujo adecuado de humor a través de los órganos y evitar la deshidratación de las vísceras, se recomienda añadir azafrán a los alimentos y utilizar miróbálanos para la conservación. Los aromas cálidos como el almizcle y el ámbar, junto con los fríos como las rosas y el mirto, son útiles para mantener el equilibrio en el cuerpo. El hinojo dulce ayuda a los ancianos al promover la digestión y aumentar el humor natural. La salvia también es beneficiosa por su capacidad para calentar equilibradamente y prevenir la parálisis.

El oro, apreciado por su equilibrio y resistencia a la corrupción, puede ayudar a templar el calor natural y fortalecer el cuerpo. Se sugiere preparar una bebida de oro con flores de borraja, buglosa y cidronela, disuelto en agua de rosas con oro, para mejorar el vigor. Además, una dieta adecuada para los ancianos incluye alimentos que no agoten el estómago y se debe evitar la sobrecarga de comidas. El consumo de miel, queso fresco, dátiles y pistachos, después de mantenerlos en agua tibia, es recomendable. Pasear por lugares verdes y disfrutar de la naturaleza también contribuye al bienestar general y a la longevidad.

La práctica de tomar sangre humana, especialmente de jóvenes, para rejuvenecer a los ancianos es discutida, aunque es polémica. El uso de sangre en la medicina antigua busca restaurar el vigor perdido en la vejez. Sin embargo, es esencial no sobrecargar al cuerpo con alimentos excesivos y mantener una dieta equilibrada. Los ancianos deben también evitar la sobreexposición a la variedad excesiva de alimentos y mantener una dieta espaciada.

Por último, la vida y la juventud se preservan a través de una dieta equilibrada, compañía saludable y una vida en armonía con la naturaleza. Se recomienda consultar tanto a médicos antiguos como a figuras divinas para guiar los métodos de conservación de la vida, y mantener una conexión con la naturaleza verdeante para rejuvenecer el espíritu y el cuerpo.

La visión busca evitar las tinieblas y se inclina hacia la luz, aunque no sin límites, ya que el exceso de oscuridad limita el campo visual y el placer que se experimenta. Los colores luminosos amplían el radio de visión, pero el color verde es el que mejor balancea la luminosidad con la oscuridad, ofreciendo tanto deleite como preservación sin sobrecargar la vista. Los colores verdes, que equilibran el negro y el blanco, son suaves para los ojos y mantienen los rayos visuales sin dispersarse. Además, el verde, por su capacidad para combinar y atenuar la luz, también actúa sobre el espíritu, restaurando y equilibrando el ánimo, similar a cómo el agua y los objetos reflejantes benefician a la vista.

La aplicación de este principio a la vida cotidiana implica que los elementos equilibrados y suaves, como los aromas y materiales que combinan propiedades contrastantes, también benefician al espíritu. Así, la combinación de sustancias aromáticas y sutiles, como el azafrán y la canela, con otras astringentes, promueve el equilibrio del espíritu. Igualmente, elementos preciosos como el oro y el coral, por su composición equilibrada, pueden tener un efecto restaurador. La armonía en la composición de estos elementos refleja el equilibrio natural y celestial deseado para mantener la vida del espíritu.

Astrología

Mercurio interviene en el discurso para destacar que, mientras Venus representa un placer asociado a la juventud y la sensación, Mercurio aborda la razón y el conocimiento. Explica que la vida se distribuye en cinco etapas relacionadas con los sentidos y la razón, y que en la etapa final, la razón debe prevalecer. Contrapone la perspectiva de Venus, que busca el placer a costa de la juventud y la vitalidad, con el enfoque racional que promueve la longevidad y la salud. Sugiere consumir alimentos frescos y nutritivos, como huevo y leche, para mantener el cuerpo en buena condición y prolongar la vida.

Venus, a menudo retratada como joven y adornada, simboliza el deseo constante de novedad y el rechazo de lo viejo. Ella destruye lo ya hecho para crear lo nuevo, buscando siempre la multitud y la variedad en lugar del individuo. Aunque se presenta como amiga, Venus oculta su naturaleza perjudicial, ya que a través del placer que otorga al gusto y al tacto, lleva a las personas a la ruina. En contraste, Saturno, aunque menos amenazante y más lento en su daño, actúa de manera más directa en la vida de las personas. Mientras Venus causa daño a través del placer y la satisfacción temporal, Saturno, que se manifiesta como un desafío más lento y constante, ofrece una vida celestial a cambio de la vida terrenal.

Mercurio critica a Venus por sus seducciones superficiales y advierte contra el placer excesivo, que puede llevar a una vida corta y dañina. Propone en cambio buscar un equilibrio a través de los placeres más elevados como el olfato, el oído, la vista, la imaginación y la razón, que prolongan la vida de manera más saludable. Además, sugiere mantener un equilibrio entre el cuerpo y el espíritu, enfatizando que tanto el alma como el cuerpo deben nutrirse adecuadamente. Recomienda el uso de alimentos y aromas equilibrados para promover la salud y la longevidad.

Mercurio también advierte sobre los peligros de una contemplación excesiva, que puede consumir a las personas como Saturno consume a sus hijos. Sugiere que tanto el placer venéreo como la contemplación saturnal pueden ser dañinos si se llevan al extremo, y que el equilibrio se encuentra en una moderación que une los placeres y las actividades de la vida. Propone que las personas encuentren un punto medio entre las influencias opuestas de Venus y Saturno, y utilicen los enfoques equilibrados de Febo y Júpiter para mantener su bienestar. En resumen, la clave es evitar los excesos y buscar el equilibrio en todas las áreas de la vida.

Ciudades

Para recuperar la juventud y la vitalidad, se proponen varios métodos, como eliminar gradualmente los humores nocivos del cuerpo mediante medicinas y fricciones, y mantener una dieta saludable. También se mencionan remedios específicos y prácticas para mantener la juventud, como el uso de ciertos preparados y el consumo moderado de vino. Además, se aconseja a las personas que viven en ciudades que eviten condiciones extremas de temperatura y humedad, mantengan una dieta equilibrada y realicen cuidados específicos para proteger la salud.

Se observa que en algunas regiones cálidas, las personas pueden alimentarse casi exclusivamente de olores debido a la naturaleza del ambiente, que convierte los jugos de las plantas y los frutos en vapores. Este método de nutrición, basado en olores y fragancias, puede ser especialmente beneficioso para los ancianos y personas de constitución débil, proporcionando una forma de compensar la falta de alimentos sólidos. Sin embargo, la idea de que el espíritu se nutra únicamente de olores es todavía discutida.

Galeno, siguiendo las ideas de Hipócrates, sostiene que el espíritu se nutre no solo de olores, sino también de aire, aunque no de cualquier tipo de aire, sino de uno adecuadamente mezclado. La importancia del aire para la vida es fundamental, ya que su influencia constante y su capacidad para mezclarse con elementos celestes y terrenales afectan profundamente nuestro ser. El aire, al penetrar en nuestro organismo, transforma y ajusta el espíritu vital, que reside en el corazón, y por extensión, el espíritu animal, influyendo en su condición y funcionamiento.

La calidad del aire es especialmente crucial para las personas de gran ingenio que dependen de su estado espiritual. La elección de un aire puro, junto con la exposición a aromas agradables y música, se considera vital para el bienestar del espíritu animal. De hecho, en regiones con aire salubre, como Egipto y algunas partes de Grecia, se observa una mayor longevidad, evidenciada por la supervivencia de los nacidos en el mes octavo. Así como el cuerpo necesita una dieta variada, el espíritu también requiere una variedad de aires y olores de buena calidad para su sustento y regeneración diaria.

Alejandro y Nicolás, siguiendo la línea de Galeno, concluyen que tanto el espíritu vital como el animal se alimentan de olor y aire, ya que ambos penetran en las partes más profundas del cuerpo y se adaptan a su vida. El aire respirado no solo refresca, sino que también nutre el espíritu, con el aire más pesado beneficiando al espíritu natural y el aire más sutil al espíritu vital y animal. Este principio se alinea con la observación de que los organismos más sutiles, como algunos peces, requieren agua muy limpia para prosperar, similar a cómo el espíritu se beneficia de sustancias sutiles y puras.

Aires

La calidad del aire y los olores que respiramos juegan un papel crucial en la salud del espíritu y, por ende, en la conservación de la vida. El espíritu, que es la esencia vital dentro de nosotros, está en constante relación con el alma; su equilibrio es fundamental para mantener la vida, la sensibilidad y el movimiento en el cuerpo. Cuando el espíritu se retira hacia las partes internas del corazón, los miembros pueden perder vida y sensibilidad. Sin embargo, mediante fricciones y olores, el espíritu puede regresar rápidamente, reactivando el cuerpo y recuperando la vitalidad.

Para promover la longevidad y vitalidad del cuerpo, es esencial cuidar del espíritu con atención. Esto implica mantener una buena calidad del aire, nutrir el espíritu con olores suaves y agradables, y recrearlo con música y sonidos. Es importante evitar olores extremos, tanto fríos como cálidos, y buscar un equilibrio que combine aromas secos con húmedos. Los olores nutritivos, como los de frutas aromáticas, pan caliente, carne asada y vino, son especialmente beneficiosos para el espíritu. De hecho, se cree que olores agradables tienen un impacto positivo en la vitalidad del espíritu, similar al efecto de sabores agradables en el cuerpo.

Un ejemplo notable es el de Demócrito, quien, según se cuenta, prolongó su vida durante varios días al oler pan caliente, y posiblemente miel, al final de su vida. La miel, con su dulzura nutritiva y propiedades preservativas, es un excelente alimento para prolongar la vida si se utiliza adecuadamente, sin obstruir ni aumentar la bilis. Por lo tanto, la miel puede ser un condimento valioso para alimentos fríos y húmedos, ayudando a mantener una vida prolongada y saludable.

Cuando se experimenta una sensación de ahogo o una pérdida de vitalidad, es crucial recurrir a olores agradables y difusos en el entorno. Estos perfumes ayudan a revitalizar el espíritu y contrarrestar los sentimientos de tristeza y torpor. Por el contrario, si se teme que el espíritu se disperse, es recomendable utilizar olores provenientes de alimentos, acercándolos a las costillas izquierdas para que actúen como un escudo. Los olores suaves pueden atraer y estabilizar el espíritu rápidamente, lo cual es particularmente útil cuando este se muestra débil o inestable.

Para nutrir y sostener el espíritu, es beneficioso usar fragancias que provengan de fuentes internas, como el vino, que alimenta el cuerpo y alegra los sentidos. Los olores de especias como la canela, el anís y el hinojo, así como de productos como el pan churruscado y el vinagre de rosas, también pueden ser útiles. El equilibrio de sabores y olores es esencial, y se deben evitar olores demasiado fríos o cálidos, buscando en su lugar aquellos que sean templados y equilibrados. Es recomendable evitar olores como el alcanfor, que pueden ser perjudiciales, y optar por menta fresca, que es saludable para el espíritu.

Las sustancias opuestas al veneno, tanto en sabor como en olor, son beneficiosas para la vida, destacando la triaca y el vino como ejemplos. Además, se sugiere la preparación de un electuario con una mezcla de mirobálanos, canela, azafrán, y otros ingredientes, que debe ser consumido por la mañana o después de la cena. Esta mezcla, si bien puede parecer complicada, es altamente beneficiosa para la vitalidad. Avicena y otros médicos antiguos también recomendaban composiciones similares para prolongar la vida, como el uso de mirobálanos con miel o jengibre, y su consumo con vino en pequeñas cantidades para no diluir los efectos.

Los magos que llegaron a Cristo le ofrecieron oro, incienso y mirra, tres dones simbólicos que representan a los planetas y sus influencias. El oro, asociado con Júpiter, simboliza la naturaleza templada; el incienso, ardiente y fragante, representa al Sol; y la mirra, que preserva el cuerpo, está vinculada a Saturno. Estos regalos, cargados de significado, se presentan como medios para prolongar la vida. Se recomienda preparar una mezcla de incienso, mirra y oro en vino puro, tomando esta mezcla diariamente para nutrir y fortalecer los tres espíritus—natural, vital y animal—y mejorar la memoria y el ingenio.

Además, se sugiere un enfoque astrológico para la vida, organizando los años de manera similar a como los planetas rigen los días y meses. Cada siete años se experimenta un cambio significativo y potencialmente peligroso debido a la influencia de los planetas, por lo que es aconsejable consultar a un astrólogo y a un médico para mitigar estos efectos. Las prácticas astrológicas y médicas pueden ayudar a prolongar la vida y evitar las amenazas astrales, como señala Ptolomeo.

Pietro de Abano y otros expertos indican que la vida no está predestinada a un fin fijo, sino que puede ser prolongada mediante prácticas astrológicas y médicas. La consulta con astrólogos y médicos sobre dietas y estrellas favorables puede ser beneficiosa. Se debe considerar el uso de imágenes astrológicas y otros remedios para prolongar la vida. Además, se alienta a buscar la ayuda de divinidades como Febo y Baco para conservar la juventud, simbolizando la eterna juventud y la vitalidad.

Finalmente, la templanza en el comer, en las emociones y en el aire es fundamental para prolongar la vida. La moderación y la prudencia en todos los aspectos contribuyen a mantener el equilibrio de los humores y prevenir la vejez prematura. La combinación de precauciones saludables y la asistencia divina puede asegurar una vida prolongada y equilibrada.


LIBRO III

Cómo acrecer la vida en virtud de los astros

Esta vez, Marsilio Ficino está dirigido al rey de Panonia, destacando la sabiduría de los antiguos filósofos que, tras estudiar los cielos y las fuerzas naturales, concluyeron que el conocimiento es inútil si no se orienta al bienestar humano. Ficino subraya que figuras como Pitágoras y Demócrito usaron sus conocimientos para lograr una vida larga y saludable, así como una vida futura gloriosa junto a Dios.

Ficino también elogia la grandeza, magnanimidad y justicia del rey, augurándole una vida larga y próspera, apoyada por la ciencia, la medicina y la astrología. Ficino menciona que escribió un comentario sobre Plotino para Lorenzo de Médici, el cual ahora dedica al rey con la esperanza de contribuir a su bienestar y, por extensión, al esplendor de su tiempo y de la humanidad.

Finalmente, Ficino envía el escrito a través de su mensajero Valori, confiando en que el rey lo recibirá con benevolencia y resaltando la superioridad del monarca.

Palabras al lector del siguiente libro

Ficino se dirige al lector con hospitalidad y calidez, asegurando que, si se mantiene cerca, recibirá los beneficios prometidos con ayuda divina. Invita al lector a dejar atrás cualquier odio antes de acercarse a las "medicinas vitales" ofrecidas, ya que la vida nace del amor y el odio solo trae sufrimiento. Además, presenta su obra como un compendio de remedios y consejos, algunos inspirados en la astrología, aunque invita a prescindir de aquellos elementos que no sean de su agrado.

La vida y los cuerpos celestes

Ficino explora la relación entre el entendimiento, el cuerpo y el alma. El alma, intermedia entre ambos, es lo que permite la conexión entre el entendimiento y el cuerpo. Según Ficino, el alma del mundo contiene las "razones seminales" de todas las cosas, es decir, las ideas divinas que dan forma a la materia. Estas razones permiten que las formas se restauren si degeneran, y el alma actúa como un puente entre lo divino y lo material.

Además, el filósofo discute la influencia de los astros y el alma del mundo en las cosas terrestres. Según esta visión, los cuerpos celestes y sus figuras influyen en las especies y los individuos, otorgándoles características particulares. La posición de los planetas y las estrellas, junto con las formas celestes, desempeña un papel crucial en la configuración de las propiedades de las cosas.

El alma del mundo también transmite su fuerza vital a todas las criaturas, en especial a través del Sol. Ficino compara esta fuerza vital con la que el alma humana imparte a los miembros del cuerpo. Asimismo, sugiere que ciertos alimentos y sustancias, como el vino, el oro, las piedras preciosas y especias como la canela, poseen cualidades que pueden reforzar el cuerpo y el espíritu si se utilizan adecuadamente.

Señala que todo en el universo está interconectado y que las acciones de los astros afectan a las criaturas inferiores. Las propiedades de las cosas terrenales, al ser preparadas de forma adecuada, permiten que los humanos reciban los dones del cielo mediante el contacto con los miembros celestiales.

Antes de considerar las propiedades individuales de cada ser humano, es esencial analizar las propiedades de la especie humana en su conjunto. Según los astrólogos árabes, la naturaleza de la humanidad está relacionada con el Sol, reflejada en características como la postura erguida, la imaginación aguda y el amor por la verdad. Además, existe una influencia mercurial, vinculada a la ingeniosidad y habilidad de los humanos para procurarse lo necesario. También se reconoce una cualidad jupiteriana(1), relacionada con el equilibrio físico y las leyes, influida por los periodos gestacionales gobernados por Júpiter.

La especie humana puede buscar y recibir dones de estos planetas a través de su adaptación a sus influencias. Mientras que Saturno señala destinos individuales extremos, Marte, la Luna y Venus se relacionan con emociones y actos comunes a todos los seres vivos. Para aprovechar la influencia de estos astros, se deben buscar objetos asociados a cada planeta en momentos propicios, siguiendo ciclos planetarios y considerando su posición astrológica. Se pueden obtener favores de Venus a través de objetos bellos, de la Luna mediante elementos blancos y húmedos, y de Marte por medio de sustancias ígneas.

A pesar de que Saturno y Marte puedan ser considerados perjudiciales, su poder puede ser beneficioso cuando se utiliza con precaución, al igual que los médicos recurren a venenos como el opio en ciertos tratamientos. Los magos y filósofos antiguos reconocían la importancia de estos astros y se protegían de la influencia de Saturno mediante actividades al aire libre y sonidos relacionados con Júpiter y el Sol.

Es importante tener en cuenta que, a través de nuestras inclinaciones y deseos, estamos expuestos a la influencia de los planetas que los representan. Quienes se dedican a la filosofía y la teología caen bajo el dominio de Saturno, mientras que los involucrados en asuntos civiles y filosóficos se someten a Júpiter. Las emociones como la ira nos conectan con Marte, y la búsqueda de la elocuencia con el Sol y Mercurio. La música, dependiendo de su tono, está asociada a diferentes planetas, como Júpiter, el Sol y Venus.

Cada persona debe conocer qué estrella le es favorable y buscar sus beneficios específicos, en lugar de esperar los dones de otras estrellas. Los astrólogos árabes y filósofos como Platón y Plotino afirman que existe una conexión entre el alma humana y el espíritu del mundo, y que mediante esta unión podemos absorber influencias benéficas de las estrellas y el universo. Este espíritu, que actúa como un mediador entre el alma y el cuerpo del mundo, tiene el poder de transmitir los beneficios celestiales a quienes se conectan con él.

El espíritu del mundo, presente en todas las cosas, es el responsable de la generación y el movimiento en la naturaleza. Este espíritu está compuesto principalmente por cualidades ígneas y estelares, y es el medio a través del cual el alma del mundo comunica vida a las cosas materiales. Los antiguos filósofos afirmaban que este espíritu puede ser separado de la materia, y que, una vez liberado, tiene la capacidad de transformar los metales y generar vida.

El espíritu del mundo también se encuentra en el cuerpo humano, y al purificarlo y alinearlo con el cielo, podemos recibir influencias celestiales y mejorar nuestra conexión con el universo. A través de la reflexión y la exposición a la luz solar, el espíritu se vuelve más fuerte y resplandeciente, alcanzando su forma más pura y celeste. La presencia del Sol en signos zodiacales como Aries o Leo es especialmente poderosa, ya que reaviva el espíritu humano y lo protege de enfermedades. Así, el Sol, con su dominio sobre el cielo, es el principal fuente de todos los bienes celestiales, transmitiéndolos al espíritu humano cuando se alinea correctamente.

Para que el espíritu se torne "solar", es necesario que se expanda y fortalezca, lo que se consigue con una combinación de diligencia, dieta adecuada, movimientos físicos y un ambiente sereno. Se recomienda evitar el calor extremo y la sequedad excesiva, buscando un equilibrio que favorezca la claridad, ligereza y luminosidad del espíritu, lo cual se logra alejando las cosas tristes y oscuras. Además, para lograr que el espíritu sea solar, se aconseja el uso de influencias jupiteriales, pues Júpiter tiene una afinidad beneficiosa con el Sol.

Ficino también destaca la estrecha relación entre el Sol y Júpiter, y cómo la mezcla de influencias de ambos cuerpos, junto con la de Venus y la Luna, puede fortalecer el espíritu y el cuerpo humano. Los astrólogos consideran que el Sol es el señor de la vida y el crecimiento, mientras que Júpiter, por su equilibrio, es capaz de mediar entre las influencias solares y venusianas. Asimismo, se sugiere que los beneficios para la salud se maximizan cuando estos planetas se alinean de manera favorable, como en los aspectos sextil y trígono, con la Luna como intermediaria.

Júpiter, además de su relación con el Sol, tiene su propia capacidad de generar y nutrir el cuerpo, siendo especialmente beneficioso para la digestión y el crecimiento. La Luna, en sus fases y movimientos, también tiene un impacto en el humor y el espíritu humano, actuando como un canal para las energías celestiales hacia el mundo terrenal. La influencia de Júpiter se compara con la del Sol y Venus, pero se presenta como más equilibrada y constante, lo que lo convierte en un aliado confiable para la salud y el bienestar.

Finalmente, se concluye que aunque las influencias de Venus, la Luna y el Sol son importantes, Júpiter es la fuente más segura y beneficiosa para el ser humano. Los astrólogos sugieren que sus influencias proporcionan prosperidad, fertilidad y una vida saludable, y que sus efectos pueden ser complementados por la posición favorable de la Luna, Venus y el Sol en el firmamento.

Signos zodiacales

Ficino expone la relación entre los signos zodiacales, los planetas y las virtudes del cuerpo humano. Según esta doctrina, las cualidades de los cuerpos celestes influyen en diversas funciones del organismo. Por ejemplo, se afirma que los signos ígneos ayudan a la virtud atractiva, los signos térreos a la virtud retentiva, los signos de aire a la digestión y los signos acuáticos a la expulsión de los humores. La Luna, en combinación con Júpiter, desempeña un papel clave para potenciar estas virtudes cuando se encuentra en signos específicos del zodiaco.

Asimismo, se detalla cómo los planetas, especialmente Mercurio, influyen no solo en la salud física, sino también en la mental y emocional. Mercurio es descrito como un planeta aéreo, capaz de ayudar al ingenio, especialmente cuando se halla en Acuario. También se menciona la influencia de las estrellas fijas en la salud y en la vida personal, haciendo énfasis en cómo las piedras y hierbas asociadas a ciertos astros pueden usarse para elaborar medicinas o talismanes que refuercen la salud o la fortuna.

Ficino también aborda cómo los movimientos celestes pueden afectar la naturaleza humana y se asocian a la idea de "favoritos de la fortuna". Según esta doctrina, los cuerpos celestes no solo influyen en la salud del cuerpo, sino que también proporcionan inclinaciones y habilidades en las artes o profesiones, como la medicina o la agricultura. Por último, se señala que, aunque estas prácticas pueden mejorar la salud, no deben contrariar los principios de la religión, recordando siempre que el poder de los astros proviene de Dios, quien los creó y los gobierna.

El filósofo aborda la relación entre los planetas, los signos zodiacales y sus influencias astrológicas sobre el cuerpo y las acciones humanas, especialmente en términos de medicina y salud. Se describe cómo los planetas tienen sus dignidades en diferentes grados de los signos, y cómo esto afecta tanto las características físicas como la manera de proceder en tratamientos médicos. Se enfatiza la importancia de elegir el momento adecuado, basado en la posición de los planetas y la Luna, para llevar a cabo actividades como tratamientos de salud o cirugías, asegurando que la influencia de los planetas propicios, como Júpiter y Venus, predomine sobre Saturno y Marte, que son considerados desafortunados.

Saturno y Marte son considerados planetas desafortunados en astrología debido a que ambos están asociados con energías que, según las tradiciones astrológicas, traen desafíos, obstáculos o influencias negativas:

  • Saturno: Se asocia con la frialdad, la sequedad, la lentitud, el rigor, las limitaciones y los obstáculos. Su influencia está relacionada con situaciones de restricciones, desafíos y tiempos difíciles que requieren esfuerzo o paciencia. Las experiencias asociadas con Saturno pueden ser de sufrimiento o pérdida, aunque también puede representar disciplina y crecimiento a largo plazo.

  • Marte: Se vincula con la energía agresiva, el conflicto, la violencia y la impulsividad. Marte gobierna las pasiones, la ira y las acciones rápidas o peligrosas. Se considera desafortunado porque su influencia puede provocar disputas, accidentes o situaciones arriesgadas que generan tensiones o dificultades.

Ficino también explora cómo el espíritu humano puede ser influenciado por las estrellas y los planetas, sugiriendo que hay un espíritu vital que fluye a través del universo y que se manifiesta en todos los seres vivos, incluso en elementos naturales como las plantas y las piedras. A través de la exposición a elementos naturales y el contacto con el aire fresco y la luz solar, el espíritu humano puede fortalecerse y rejuvenecerse. Asimismo, se recalca la importancia de las fragancias de las plantas como un medio para revitalizar el espíritu y el cuerpo. Todo esto se vincula a la noción de que la vida en la Tierra está conectada a una fuerza vital universal que sostiene y mueve todo lo existente.

Influencias

Se discute la naturaleza del espíritu, clasificándolo como jupiterial, solar y mercurial, dependiendo de sus características y funciones. Se menciona que un espíritu sano tiende a evitar influencias marciales o saturnales, que pueden llevar a estados negativos como la furia o la apatía. El equilibrio del espíritu, entonces, se logra al integrar influencias benéficas de planetas como Júpiter, Mercurio, y en menor medida Venus, mientras que se procura evitar o moderar las influencias perjudiciales de Saturno y Marte.

Las imágenes de madera tienen una capacidad limitada para retener influencias celestes debido a la naturaleza del material. La madera, aunque dura, pierde su vigor al ser retirada de la tierra y no conserva bien las propiedades celestes. En contraste, piedras y metales, a pesar de su dureza, retienen las influencias celestes durante más tiempo debido a su capacidad para mantener las propiedades que poseían cuando estaban en la tierra.

Además, las piedras y metales se consideran más aptos para recibir y conservar propiedades celestes porque, a través de un proceso arduo del cielo, estas materias han sido amalgamadas y consolidadas. Al seleccionar materiales adecuados de acuerdo con el orden celestial, es posible capturar las influencias de los astros y sus cualidades en objetos específicos. Por ejemplo, el oro, el carbunclo y el heliotropo son considerados aptos para representar y captar la influencia del Sol, mientras que las piedras como la selenita y el helioselino están relacionadas con la Luna.

El proceso para conseguir estas propiedades celestes incluye preparar compuestos con sustancias asociadas al Sol, como el oro y el incienso, y utilizarlas bajo la influencia solar. Sin embargo, se sugiere que para mantener el equilibrio y la salud, se mezclen con elementos venusianos y jupiterianos. Estas prácticas están destinadas a transformar y sustentar el espíritu según las influencias celestes.

Posteriormente, aborda la influencia de los astros y las estrellas en los objetos y su impacto en los seres humanos, particularmente en la creación y uso de imágenes astrológicas y talismanes. El autor narra su intento inicial de esculpir una figura de la Osa Celeste en un imán, confiando en que le otorgaría la virtud de la estrella asociada, pero descubre que la influencia de esta estrella es más compleja y negativa de lo esperado, según la doctrina platónica y astronómica.

Ficino describe un ejemplo de una piedra traída de la India, que se movía y giraba al ser bañada en vinagre, sugiriendo que esta piedra tenía una conexión con el Dragón celeste. La influencia de las estrellas y su efecto en los objetos naturales se explora en detalle, con referencia a prácticas mágicas antiguas, como la fabricación de anillos con imágenes astrológicas para protección.

También menciona la creencia en los poderes de las piedras y talismanes extraídos de animales, y cómo estos poderes se atribuyen a la influencia de las estrellas bajo las que se formaron. A pesar de la duda sobre la efectividad real de estas imágenes, se sostiene que la influencia celeste puede ser significativa.

Concluye explorando cómo los rayos de las estrellas pueden afectar los objetos de manera rápida y profunda, y cómo la naturaleza celeste puede impregnar estos objetos con poderes ocultos. Argumenta que, aunque la ciencia de la época y las observaciones astronómicas pueden explicar cómo estos poderes se transfieren, la rapidez y eficacia con que los rayos celestes pueden actuar en las materias sugiere que tienen un impacto real y poderoso.

Astrología y alquimia

Luego, Ficino explora la influencia de las figuras celestes en la fabricación de imágenes y objetos según las antiguas creencias astrológicas y alquímicas. Se comienza discutiendo la idea de que la ausencia de los grados naturales de alteración en ciertos materiales puede reducir el don celeste que se busca, aunque no lo anula por completo. Los filósofos de la naturaleza y los alquimistas creen que las imágenes deben ser creadas con materiales específicos que ya contienen gérmenes de virtud para cumplir su finalidad, y que el cielo perfecciona estas virtudes cuando se les somete a la influencia adecuada.

Ficino menciona que los materiales deben ser seleccionados con base en sus propiedades astrológicas: el oro, por ejemplo, se asocia con el Sol y Júpiter, mientras que la plata se vincula con la Luna. Además, se afirma que las figuras y formas de los materiales deben concordar con las virtudes celestes que se desean invocar. Se subraya que tanto los números como las figuras, al ser principios matemáticos que preceden a los físicos, tienen un poder significativo y específico derivado del cielo, y que su influencia puede ser tanto directa como a través de la figura de una imagen artificial.

Se expone que los astrólogos y alquimistas han diseñado imágenes siguiendo figuras celestes específicas para recibir y amplificar los poderes de los planetas y las estrellas. Se describe cómo las imágenes deben ser creadas en momentos astrológicos propicios y deben estar conformadas a las figuras celestes relevantes. Por ejemplo, una imagen de Saturno hecha en la piedra adecuada y en el momento correcto puede traer larga vida, mientras que una imagen de Venus podría mejorar la alegría y el vigor corporal.

Se critica la visión antigua que atribuía poderes a ciertas figuras como la cruz y se argumenta que, aunque estos símbolos pueden tener valor, su eficacia real se basa en la influencia directa del cielo y los planetas. Se concluye con ejemplos de imágenes astrológicas que se han utilizado para diversos propósitos, como curar enfermedades o mejorar la salud, reflejando la creencia en el poder de la conformidad entre los objetos y las influencias celestes.

Se debe considerar el tiempo para fabricar estos artefactos; En primer lugar, se detalla cómo se confeccionaban imágenes de plata en momentos específicos, como cuando la Luna estaba en aspectos favorables con Venus, y cómo la posición de los planetas influía en la efectividad de estas imágenes. Pietro de Abano sugiere que un médico puede curar enfermedades mediante la creación de imágenes siempre que se consideren favorables los ángulos astrológicos relevantes y los señores de las casas astrológicas. Estas imágenes se realizaban en momentos específicos de la Luna y los signos del zodiaco para tratar diversas condiciones de salud.

A pesar de la sofisticación de estos métodos, Ficino también reflexiona sobre la eficacia real de las imágenes. Se menciona la posibilidad de que las imágenes, aunque se preparen con rigurosidad astrológica, puedan resultar inútiles en términos prácticos. La preparación de medicamentos legítimos también debe considerar las posiciones astrológicas favorables. Se hace énfasis en que la influencia de las imágenes puede estar más relacionada con la materia misma y los procedimientos naturales que con la figura astrológica en sí. Por ejemplo, si una sustancia tiene propiedades medicinales por su composición química, es probable que esas propiedades se manifiesten independientemente de la posición de los astros.

En el ámbito de la astrología, se presenta la idea de crear una imagen universal, un reflejo del cosmos en un momento específico, como el natalicio del mundo, evitando el día de Saturno. La elección de colores también es significativa; se mencionan el verde, el oro y el azul zafiro como colores universales que se asocian con ciertos cuerpos celestes y cualidades. La inclusión de estos colores en las imágenes es vista como una manera de atraer los dones de las Gracías celestes.

Ficino también expresa una visión crítica sobre el uso de imágenes para propósitos astrológicos y mágicos, destacando que la verdadera eficacia puede estar más en la medicina misma que en la figura astrológica. Se sugiere que algunas prácticas podrían ser engañosas y que la verdadera influencia radica en los aspectos naturales y materiales de los remedios.

Filósofos y teólogos, como Tomás de Aquino, cuestionaron la efectividad de las imágenes astrológicas y sugirieron que cualquier efecto observado podría deberse a causas naturales o incluso a influencias demoníacas.

El trabajo de esculpir o imprimir figuras no debe hacerse en sábado, el día dedicado a Saturno, ya que en la tradición, Dios descansó de su obra en el viernes, día de Venus, simbolizando la perfección de su creación. En contraste, el Sol, asociado con la generación, y Júpiter, relacionado con la belleza y el equilibrio, son considerados más apropiados para estos trabajos. Es recomendable realizar la tarea en días propicios y con la presencia de ciertos planetas como Júpiter y Diana, y emplear colores universales como el verde, oro y azul zafiro, cada uno dedicado a dioses específicos y simbolizando cualidades celestes.

Además, se destaca que las imágenes y colores influyen en la salud y el bienestar, y se sugiere que los astrólogos y médicos deben prestar atención a estos aspectos. Se menciona la idea de que las imágenes propicias, influenciadas por la concentración y la fe del creador, pueden tener efectos beneficiosos, mientras que las imágenes nocivas pueden causar daño. La influencia de los astros y el poder de las imágenes están conectados con las creencias de los antiguos árabes y egipcios, quienes atribuían efectos sobrenaturales a las estatuas y las imágenes.

Ficino también explora la creencia de que las palabras y los sonidos tienen poder para influir en los efectos de las imágenes y medicinas. Las palabras y sonidos, en particular cuando se pronuncian con intención y sentimiento, pueden tener un impacto significativo en el espíritu y el cuerpo. La confianza y el amor hacia las medicinas o imágenes, cuando se combinan con palabras y sonidos específicos, pueden amplificar la eficacia de estos remedios. Esta influencia es similar a cómo la confianza en un médico puede potenciar la recuperación del enfermo, según la tradición de Hipócrates y Galeno. En las antiguas tradiciones, se creía que las palabras, cantos y sonidos podrían dirigir y concentrar las energías celestes hacia un objetivo específico. Por ejemplo, ciertos encantamientos, himnos o fórmulas mágicas se usaban para atraer influencias positivas o negativas, dependiendo del contexto y la intención. La idea de que los tonos y sonidos pueden resonar con la armonía del universo implica que ciertas vibraciones acústicas pueden alinear a las personas o los objetos con energías celestiales. Así, se creía que la correcta disposición de los sonidos podía crear una forma común que imita la perfección celeste, beneficiando a quienes estaban en sintonía con estos sonidos.

Se discute cómo la confianza y el afecto hacia los remedios o imágenes pueden amplificar su eficacia. En efecto, la confianza y el afecto hacia un remedio o una imagen pueden potenciar su eficacia. Si una persona que usa una medicina o lleva una imagen hecha según las normas se siente profundamente confiada y afectuosa hacia ella, esta disposición puede amplificar el efecto deseado. La fe en el remedio o la imagen y la expectativa de recibir ayuda refuerzan la influencia de estos elementos sobre el bienestar físico y mental del individuo.

Cuando alguien se dedica a la creación o uso de una imagen o remedio con una profunda fe y esperanza, este estado mental positivo contribuye a que el remedio o la imagen actúen de manera más efectiva. La convicción en la ayuda divina o en la eficacia del remedio puede mejorar los resultados percibidos.

Finalmente, se aborda la idea de que la armonía de los tonos y la disposición de las hierbas en las medicinas pueden reflejar la influencia celeste, y se menciona la tradición de que todas las medicinas tienen su origen en vaticinios, destacando la importancia de la música y la poesía en la medicina según antiguos autores.

El éxito en la astrología

Para alcanzar el éxito en la práctica astrológica descrita, se deben seguir tres reglas esenciales. Primero, es importante entender que el objetivo no es adorar a las estrellas, sino imitarlas para captar su influencia natural. Así como nos preparamos para recibir la luz y calor del Sol, debemos adaptar nuestra disposición para recibir los dones ocultos y maravillosos que las estrellas pueden ofrecer. Esta preparación es una tarea reservada para los sabios, quienes deben estudiar y comprender las fuerzas y efectos de cada estrella y constelación.

La primera regla consiste en identificar las fuerzas y efectos que emanan de cada estrella y constelación, distinguiendo lo que aportan y lo que restan. Es crucial alinear nuestras palabras y acciones con las estrellas que tienen una influencia positiva y evitar las que puedan ser perjudiciales. La segunda regla es observar las estrellas dominantes en una región o para una persona en particular, y adaptar nuestros cantos y signos a los tonos y costumbres locales para lograr una conexión más efectiva. La tercera regla implica prestar atención a las posiciones y aspectos cotidianos de las estrellas, y ajustar nuestras acciones y expresiones para resonar con las influencias estelares predominantes.

El canto, como imitación poderosa, tiene la capacidad de reflejar las intenciones y pasiones del espíritu, así como las acciones y hábitos humanos. Al imitar las realidades celestes a través del canto, podemos dirigir la influencia celestial hacia nuestro espíritu y viceversa. El canto, por su naturaleza aérea y vibrante, tiene una potencia superior a la de las medicinas, ya que puede afectar directamente al espíritu y al cuerpo. Además, al ajustarnos a las cualidades musicales y sonoras específicas de los planetas, podemos resonar con sus energías y recibir su influencia.

La fuerza del canto y de las plegarias adecuadas puede igualar la de los cantos celestiales. La música y los sonidos tienen un poder significativo para influir en el espíritu y el cuerpo, como se observa en diversas tradiciones y experiencias. Así, los sonidos y las palabras tienen una potencia inherente que puede afectar a los estados físicos y espirituales de las personas.

Finalmente, la armonía del cosmos y la influencia celeste están presentes en diversas formas, como imágenes, medicinas, aromas y sonidos. Adaptar nuestro espíritu y nuestro entorno a esta armonía celestial permite que recibamos y transmitamos las influencias superiores. La disposición del alma, la imaginación y la mente a estas influencias estelares determina nuestra capacidad para recibir y transmitir las cualidades celestiales, mientras que una vida auténtica y contemplativa está más en sintonía con los dones de Saturno y los ideales de la sabiduría y la longevidad.

En el análisis astrológico de la influencia de Saturno y otros cuerpos celestes, Saturno es considerado el planeta más poderoso. Su influencia es predominante sobre los demás planetas debido a su posición en el cielo y su extenso recorrido orbital. Saturno tiene una naturaleza ambivalente: mientras que algunos lo ven como benévolo y favorable, su influencia puede ser perjudicial si no se alinea con la presencia de Júpiter o la contemplación divina. Aquellos afectados negativamente por Saturno pueden experimentar tristeza y malestar, a menudo asociado con características de inmundicia y pereza.

Para contrarrestar los efectos nocivos de Saturno, se sugiere buscar la protección de Júpiter y la contemplación divina. Se cree que los cuerpos celestes están animados por inteligencias divinas que influyen tanto en el cuerpo como en el alma de los humanos. Esta influencia puede ser positiva si se vive en armonía con la naturaleza celeste y se imita su magnificencia. Las prácticas piadosas y el estudio también pueden proporcionar protección contra la adversidad.

Moisés, al prescribir el descanso del sábado, habría elegido este día para la contemplación y la protección divina, evitando actividades mundanas que podrían estar influenciadas por Saturno. La idea es que al elevar la mente hacia lo divino y a través de plegarias, se puede evitar la malignidad del hado.

En la astrología y el pensamiento platónico, se considera que los seres celestes tienen una influencia profunda sobre las personas, y que el conocimiento y la comprensión de esta influencia pueden llevar a una vida más favorable y feliz. La naturaleza y el destino de cada individuo están ligados a la influencia de los planetas y a un "demonio" o guía celestial asignado desde el nacimiento. Aquellos que se alinean con su naturaleza celestial y su guía divina experimentan una vida más plena y exitosa.

Además, se aconseja a las personas que elijan profesiones y estilos de vida que se alineen con su inclinación natural para evitar conflictos con su destino y asegurar una existencia satisfactoria. La familiaridad con personas que son afortunadas y virtuosas también es beneficiosa, mientras que el contacto con individuos malvados puede ser perjudicial. Finalmente, los estudiosos y literatos deben reconocer la influencia de planetas específicos en sus disciplinas y buscar su favor para maximizar su éxito y bienestar.

Influencia de los astros

Ahora, Ficino aborda la relación entre los aspectos espirituales y materiales del ser humano, así como la influencia de los astros en su vida. En primer lugar, se convoca a los cultivadores de las Musas, aquellos que se destacan más por su ingenio que por sus cualidades físicas. Se les recuerda que, aunque la materia física que aportan es mínima, el espíritu que reciben es inmenso. Este espíritu, que se alimenta de elementos sutiles como el vino, el aroma del vino, el canto y la luz, debe ser mantenido y renovado para contrarrestar la fatiga continua del cuerpo físico.

El discurso entonces transita de Apolo a Baco, subrayando la estrecha conexión entre la luz y el calor, la ambrosía y el néctar, y cómo Febo y Baco son aliados inseparables en la vida del espíritu. Se aconseja recibir diariamente la luz del sol y tomar vino en moderación, además de aspirar su aroma, para mantener el espíritu febeo y libre. A pesar de esto, el discurso pasa a un debate sobre el uso de la astrología y los astros en la vida cotidiana. La crítica se dirige hacia aquellos que, en su afán de manipular o atraer influencias celestes, terminan adorando a los astros en lugar de enfocarse en el culto a Dios. Existe un peligro de una dependencia excesiva de la astrología que podría conducir a una vida regida por el miedo a la influencia celestial en lugar de una vida guiada por principios espirituales y morales.

Ficino argumenta que, aunque algunos críticos rechazan el uso de los astros por temor a limitar el libre albedrío, hay una tradición de utilizar las influencias celestes para prácticas cotidianas como la agricultura y la preparación de alimentos. Esta influencia se considera beneficiosa si se emplea adecuadamente y se evita el extremismo en la dependencia de los astros. 

Se discute también la construcción de viviendas y la confección de ropa, señalando que estas prácticas podrían beneficiarse de la consideración de los astros para evitar la mala fortuna y potenciar el bienestar. Tradicionalmente, algunos creían que la posición de los astros podía influir en la elección del lugar para construir viviendas. La idea era que ciertos lugares podrían estar más alineados con influencias astrales favorables, lo cual podría impactar positivamente en la salud y el bienestar de los habitantes. En algunas culturas, se ha utilizado la astrología para determinar la orientación de los edificios. Por ejemplo, se podría considerar la ubicación de la entrada principal de la vivienda en relación con las posiciones planetarias y estelares, con el fin de aprovechar las influencias astrales favorables o evitar las desfavorables. La astrología podría ser utilizada para elegir momentos auspiciosos para comenzar la construcción, basándose en la creencia de que ciertos periodos astrológicos son más propicios para proyectos constructivos y la creación de un entorno armonioso.

En cuanto a la vestimenta, en astrología, cada signo del zodiaco está asociado con ciertos colores que se consideran más favorables para las personas nacidas bajo ese signo. Por ejemplo, los colores asociados con Aries podrían incluir tonos vibrantes como el rojo, mientras que Tauro podría estar vinculado a colores más terrosos como el verde o el marrón. Los diseñadores que siguen estas creencias podrían elegir colores específicos para crear prendas que se alineen con los signos zodiacales de sus clientes.

Finalmente, Ficino explora la visión de Plotino sobre la relación entre el mundo material y el espiritual. Según Plotino, el mundo no es solo corpóreo sino que también participa de vida e inteligencia. Se sugiere que el espíritu del mundo y el alma del mundo interactúan con las cosas materiales, permitiendo que ciertas influencias celestes se manifiesten en la tierra. Los hechiceros y filósofos, al igual que los astrólogos, buscan captar estas influencias para mejorar la vida y la naturaleza del universo, preparando las materias en armonía con los astros para atraer los dones celestes. Esta práctica, aunque criticada por algunos, se defiende como un medio para alinear lo terrenal con lo celestial y fomentar un equilibrio en la vida humana.


Conclusión

Como podemos ver, Ficino aboga por un enfoque holístico en la medicina, que integra la influencia de los astros con la filosofía natural para promover una vida equilibrada y saludable. Su obra destaca la importancia de la armonía entre el alma, el cuerpo y el universo, sugiriendo que la comprensión y la alineación con los principios cósmicos pueden mejorar significativamente la calidad de vida. Al integrar elementos de la tradición astrológica con la filosofía renacentista, Ficino establece una base para una visión más integrada y espiritual del cuidado de la salud.

martes, 10 de septiembre de 2024

Marsilio Ficino - Sobre la religión cristiana (La religione cristiana) (1475)

 


La obra que tenemos en frente es otra de aquellas que intenta conciliar la filosofía con la religión. "Sobre la religión cristiana" de Marsilio Ficino es una obra monumental que busca reinaugurar la alianza entre filosofía y religión, tal como Ficino percibía que existió en la antigüedad, y ofrecer un análisis de su disgregación a lo largo de la historia. Además, en esta obra, Ficino intenta restaurar el matrimonio ideológico entre la sabiduría antigua y la revelación cristiana, abordando la religión no como una simple creencia popular, sino como una ley divina, un conjunto de principios morales eternos e inmutables.


SOBRE LA RELIGIÓN CRISTIANA

Capítulo 1 – La religión, sobre todo, es particular del ser humano y verdadera

En el primer capítulo de "Sobre la religión cristiana", Marsilio Ficino argumenta que la religión es una característica única del ser humano, diferenciándonos de los animales, que no muestran signos de devoción religiosa. Ficino sostiene que la capacidad para elevar la mente y el cuerpo hacia Dios es intrínsecamente humana, haciendo que la religión sea una manifestación natural de la perfección humana, similar a cómo ciertos comportamientos son naturales para otros animales.

Ficino establece que, si bien algunos podrían sugerir que los animales tienen un tipo de veneración, los platonistas argumentarían que cualquier aparente adoración animal no es consciente ni verdaderamente intencional. A diferencia de los animales, que actúan por instinto, el ser humano, al ser el más perfecto de los animales mortales, tiene la capacidad de unirse a lo divino a través de la religión.

La religión, según Ficino, no solo define la perfección del ser humano, sino que también ofrece una explicación de por qué el sufrimiento y el sacrificio en la vida pueden tener sentido si se considera la vida futura y la justicia divina. Si la religión fuera vacía y sin fundamento, el ser humano sería la criatura más desdichada, por lo que la presencia y la influencia de la religión demuestran su verdad y la perfección del ser humano.

Además, Ficino argumenta que la religión es verdadera porque ha sido implantada en el ser humano por Dios, el autor de nuestra naturaleza. La religión persiste a lo largo de la historia y en diversas culturas, y la devoción compartida hacia Dios y la creencia en una vida después de la muerte apoyan la verdad de la religión. A través de la religión, que persiste a pesar de los cambios en las creencias y costumbres humanas, se revela una verdad universal que no puede ser simplemente una ilusión.


Capítulo 2 – La Divinidad del Alma a Través de la Religión

En el segundo capítulo de "Sobre la religión cristiana", Marsilio Ficino explora la divinidad del alma humana a través de la religión. Ficino se basa en Platón para argumentar que la capacidad del ser humano para reconocer y desear a Dios es una prueba de su naturaleza divina. Al igual que la vista no puede experimentar la luz sin la presencia de la luz misma, el alma humana no puede conocer a Dios sin estar iluminada por Él. La alma, llena de la presencia divina, se eleva hacia Dios, reconociéndolo y deseándolo con ardor.

Ficino destaca que, al ser el alma el templo de Dios, este espacio divino en el ser humano no puede ser destruido. La devoción diaria y la expresión de adoración hacia Dios en diversos aspectos de la vida humana (como la mente, el corazón, y el cuerpo) son indicios de una conexión intrínseca con lo divino. Dios, siendo la máxima sabiduría y bondad, no puede ser ignorante ni desconsiderado. En consecuencia, el hecho de que el ser humano busque y adore a Dios es una manifestación de la verdad de la religión. Esta búsqueda de lo divino y la adoración universal demuestran que la religión es verdadera y que el alma humana, al estar conectada con Dios, participa en una realidad trascendental.

Capítulo 3 – La Prudencia Juvenil en Cuestiones de Religión

En el tercer capítulo, Ficino advierte a los jóvenes sobre la imprudencia de ofrecer opiniones sobre religión sin una maduración adecuada. Aunque los niños nacen con una inclinación natural hacia la religión, la razón, al desarrollarse en la adolescencia, exige causas y explicaciones para todo. Esta búsqueda de razones puede llevar a los jóvenes a cuestionar la religión, especialmente si confían solo en su propio juicio sin una profunda comprensión de los motivos divinos.

Ficino reconoce que la verdadera comprensión de la religión requiere una mente purificada y un largo proceso de estudio y reflexión. Los jóvenes pueden caer en el error de considerar la religión como algo meramente anecdótico si no tienen una perspectiva madura. Para evitar esta trampa, Ficino sugiere que los jóvenes se apoyen en las leyes y en la sabiduría de los mayores hasta que la experiencia y el tiempo les brinden una visión más clara. La sabiduría no viene con la juventud, y la imprudencia en cuestiones de religión puede ser peligrosa. La sabiduría verdadera requiere tanto conocimiento como una comprensión profunda, algo que se desarrolla con el tiempo y la experiencia.

Ficino concluye que, aunque se han tratado brevemente estos temas en relación con la religión compartida, la providencia divina y la divinidad del alma, es esencial continuar explorando el misterio de la religión cristiana con la profundidad que merece.


Capítulo 4 – Toda Religión Tiene Algún Bien, Siempre que Esté Orientada hacia Dios; El Cristianismo es Impecable

En el cuarto capítulo, Ficino argumenta que todas las religiones tienen algún valor, siempre y cuando su adoración esté dirigida hacia Dios, el Creador de todas las cosas. Según Ficino, lo que más desagrada a Dios es el desprecio y lo que más le agrada es la adoración sincera. Dios, en Su providencia divina, ha permitido diversas formas de adoración en diferentes tiempos y lugares, lo cual puede contribuir a la belleza del universo. Sin embargo, la adoración más aceptable para Dios es aquella que se realiza con la mayor sinceridad y pureza, conforme a la naturaleza humana.

Ficino compara la aceptación de diferentes formas de adoración por parte de Dios con la de Alejandro Magno, quien aprobaba diversas formas de honor, aunque prefería algunas sobre otras. Del mismo modo, Dios prefiere ser adorado de cualquier manera que sea humana y adecuada, en lugar de no ser adorado en absoluto. Aquellos que adoran a Dios con sinceridad y amor, siguiendo el ejemplo de Cristo y Sus enseñanzas, lo hacen de manera perfecta. Por tanto, Ficino considera que el cristianismo, al seguir las enseñanzas de Cristo, es la religión que adora a Dios de la manera más correcta y pura.

Capítulo 5 – Los Discípulos de Cristo Nunca Engañaron a Nadie

En el quinto capítulo, Ficino defiende la integridad de los discípulos de Cristo, argumentando que nunca intentaron engañar a la humanidad. Según Ficino, si los discípulos hubieran buscado introducir una ficción para engañar a las personas, lo habrían hecho de una manera más persuasiva y conveniente. En cambio, ellos se dedicaron a una misión extremadamente difícil de creer y de llevar a cabo, en tiempos y lugares complicados y en contra de grandes adversidades.

Ficino señala que los discípulos eran pocos, sin poder, y carecían de los recursos y la cultura para influir poderosamente en el mundo. A pesar de estas desventajas, perseveraron valientemente en su misión y enfrentaron sufrimientos y peligros sin prometer recompensas materiales. La disposición de los discípulos a sufrir y morir por su fe, y la forma en que proclamaron su mensaje de manera abierta y valiente, refuerza la idea de que creían genuinamente en la verdad de su enseñanza.

Ficino también menciona que los apóstoles como Pablo y Pedro trabajaron incansablemente y soportaron grandes sufrimientos por la propagación del evangelio, lo cual sería incongruente si no creyeran verdaderamente en lo que predicaban. Su dedicación a la verdad y su rechazo de las ceremonias judías y los dioses paganos demuestran su compromiso con la autenticidad del cristianismo.


Capítulo 6 – en qué estado de ánimo se esfuerzan los discípulos de cristo

Pablo describe el estado de ánimo de los discípulos de Cristo en la Carta a los Romanos, afirmando que nada puede separarlos del amor de Cristo, a pesar de las tribulaciones, angustias, persecuciones, hambre, desnudez, peligro o espada que enfrentan. Pablo se regocija en sus sufrimientos, viéndolos como una prueba de su fe y compromiso con Cristo. Destaca que soporta las dificultades de buena voluntad, creyendo que estas pruebas producen paciencia, prueba y esperanza, que a su vez fortalecen su fe. Pablo y los apóstoles enfrentaron numerosas adversidades, incluyendo azotes, encarcelamientos y naufragios, pero consideraron estas luchas como parte de su misión de difundir el evangelio. Su perseverancia y sufrimiento son presentados como esenciales para su fe y ministerio.

Capítulo 7 – nadie engañó a los discípulos de cristo

Los discípulos de Cristo, al haber presenciado y experimentado milagros profundos, mostraron un nivel de dedicación y perseverancia que supera lo común. El notable compromiso de estos primeros seguidores, a pesar del escepticismo inicial y la dificultad de aceptar a una figura humilde y crucificada como divina, refleja su genuina convicción. La transformación de Pablo, de perseguidor a defensor del cristianismo, a pesar de las numerosas adversidades, refuerza que los primeros cristianos no fueron engañados, sino que fueron genuinos en su creencia y sacrificio. La disposición de muchos a sufrir y morir por su fe, como lo atestiguan los primeros Padres de la Iglesia como Tertuliano y Orígenes, confirma aún más que el mensaje cristiano fue aceptado con un compromiso y sacrificio sincero, no con engaño.


Capítulo 8 – la fundamentación divina de la religión cristiana

La religión cristiana, a diferencia de otras, no se basa en poder humano, erudición o placeres mundanos. Surge de manera inesperada y se expande por todo el mundo gracias al poder divino. Las cartas de Pablo y las afirmaciones de Juan destacan que la fe en Dios y en Cristo es la verdadera victoria sobre el mundo (1 Juan 5:4). Cristo y Sus discípulos predijeron y describieron con precisión eventos futuros, desde la persecución hasta la destrucción de los judíos y la propagación del cristianismo.

La enseñanza cristiana, marcada por la humildad y el sacrificio, logró convencer a grandes hombres. Los profetas y apóstoles hablaban con una autoridad y claridad que reflejan la inspiración divina, sin necesidad de adornos humanos. Esta revelación divina se manifiesta en la coherencia y profundidad de las Escrituras, y en la fortaleza y perseverancia de los primeros cristianos.

Testimonios como los de Juan, Santiago, Pedro y Pablo en sus epístolas evidencian la verdad y la firmeza de la fe cristiana, destacando la sabiduría, la esperanza y el poder divino. La doctrina cristiana, basada en la revelación de Dios a través de Cristo, supera todas las adversidades y demuestra su autenticidad y fuerza espiritual.

 

 Capítulo 9 – la autoridad de cristo no proviene de las estrellas sino de dios

La religión cristiana no se basa en la astrología, los hombres o el destino, sino en Dios y la naturaleza humana. La llegada de Cristo fue profetizada como divina desde el principio del mundo por profetas y Sibilas, inspirados por lo divino, no por astros. Los astros, como causas universales, a menudo no favorecen a los cristianos, quienes sufrieron adversidades durante trescientos años, como se menciona en los Hechos de los Apóstoles y en las obras de Tertuliano.

La ley cristiana no busca placer o ambición, ni se ocupa únicamente de asuntos cívicos, sino que condena y trasciende estos intereses, adorando solo a Dios. La fe cristiana ha inspirado a innumerables personas a enfrentar la muerte por la bienaventuranza divina, algo que no se puede atribuir a la influencia astral. Si la religión cristiana fuera una creación del destino estelar, los destinos de los seguidores deberían ser similares. Sin embargo, la realidad muestra que la enseñanza cristiana ha persistido y se ha expandido a pesar de la oposición.

Eusebio destaca la improbabilidad de que personas de diversos lugares y tiempos, guiadas por las estrellas, eligieran la misma doctrina nueva y desafiante. La religión cristiana, que no depende de los astros sino de la inmovilidad eterna de Dios, ha resistido persecuciones y adversidades durante siglos. Esta religión, defendida por Dios, no puede ser destruida, y su fortaleza se demuestra en su capacidad para crecer y perfeccionarse a través de las adversidades.

Capítulo 10 – La Autoridad de Cristo y los Milagros

Los milagros de Cristo son fundamentales para confirmar Su autoridad, y su escasez o número no debe afectar la percepción de su autenticidad. Orígenes y otros autores antiguos destacan que los milagros de Cristo, como el eclipse solar y el terremoto durante Su crucifixión, fueron ampliamente documentados y confirmados incluso por fuentes no cristianas.

Los paganos, judíos y musulmanes reconocen los milagros de Cristo, y testigos de la época, como Dionisio el Areopagita y Apolofanes, atestiguaron fenómenos astronómicos inusuales que coinciden con la crucifixión de Jesús. Estos eventos, como el eclipse solar, son considerados milagros y no meras coincidencias astronómicas.

El testimonio de diferentes fuentes, incluyendo escritos antiguos y observaciones astronómicas, confirma la singularidad y la veracidad de los milagros de Cristo. La magnitud de estos milagros, como la influencia de Cristo en el mundo y el testimonio universal de Su resurrección, resalta Su posición única y Su autoridad sobre todos.

Estos testimonios apoyan la idea de que Cristo, a través de Su vida, muerte y milagros, ha sido exaltado por encima de todos, siendo reconocido incluso por aquellos que no eran cristianos.

Capítulo 11 – la autoridad de cristo entre los paganos

Este capítulo explora cómo el cristianismo fue reconocido y respetado por diversos paganos y emperadores a pesar de las críticas. A pesar de intentos de atribuir los milagros de Cristo a demonios, se argumenta que una religión que derrotó el culto demoníaco no podría haber surgido de él. 

¿Pero cómo puede ser que la religión que condenó y derrocó la adoración de los demonios, y que los hizo huir y aún los mantiene alejados, haya surgido de los demonios? Casi todo el mundo empezó de repente a adorar a Cristo y continúa adorándolo, con excepción de unos pocos prestamistas errantes, completamente dominados por la avaricia y que no son capaces de juzgar correctamente sobre los asuntos divinos. De hecho, todos los paganos coincidieron en que Jesús era ya sea Dios o al menos divino. Cuando se consultó al Apolo milesio, éste alabó a Cristo diciendo: “Él era mortal en cuerpo, sabio, productor de señales, pero bajo el liderazgo de los caldeos, fue arrestado por las armas y sufrió una amarga muerte a base de clavos y varas.” Porfirio, en su libro Sobre las Respuestas, dice que los dioses declararon que Cristo era el más piadoso y afirmaron que Él se había hecho inmortal, dando así testimonio favorable sobre Él; Porfirio añade que la diosa Hécate, al ser preguntada sobre el alma de Cristo, respondió: “Esa alma pertenece a un hombre de la más destacada piedad; lo adoran, es ajeno a la severidad,” y después de mucho más, Hécate añadió: “Cristo mismo, siendo piadoso, ha ascendido al cielo, como hacen los piadosos.” 

Figuras como Apolo de Mileto y Porfirio elogiaron a Cristo como divino o piadoso, y algunos emperadores como Adriano y Antonino Pío mostraron admiración o intentaron integrar el cristianismo en la religión oficial. En contraste, los emperadores que persiguieron a los cristianos, como Nerón y Domiciano, enfrentaron trágicos destinos. La fe cristiana, a pesar de las críticas de filósofos y las persecuciones, demostró ser poderosa y auténtica, prevaleciendo sobre la sabiduría humana y ganando respeto en el mundo pagano. 


Capítulo 12 – la autoridad de cristo entre los mohamedanos

Los musulmanes, aunque heréticos al seguir a los arrianos y maniqueos, reconocen que Jesucristo es el poder, sabiduría, mente, alma, espíritu y palabra de Dios, nacido por una inspiración divina de María, la eterna virgen. Aceptan que realizó muchos milagros con poder divino, que era superior a todos los profetas hebreos y que no habría profeta después de Jesús. Mohammad colocó a Jesús por encima de todos los hombres y a María por encima de todas las mujeres, afirmando que el cuerpo incorrupto de Jesús ascendió al cielo y que los cristianos son superiores a los judíos, a quienes detesta. 

En el Corán, se menciona que la perfección requiere obedecer tanto el Antiguo y Nuevo Testamento como el Corán, que es visto como la unión y manifestación de ambos. Aunque Mohammad atribuye una gran divinidad a Cristo, comete dos errores principales: primero, parece considerar la divinidad de Cristo como distinta y menor a la del Dios Supremo, un concepto aprendido de los arrianos; y segundo, cree que Jesús fue llevado al cielo secretamente por Dios, y que otro hombre fue crucificado en lugar de Cristo, una idea tomada de los maniqueos. A pesar de estos errores, todas las sectas, incluidos paganos, judíos y musulmanes, reconocen que la ley cristiana es la más excelente de todas. Aunque cada grupo prefiere su propia herejía, colocan la religión cristiana por encima de todas las demás, salvo la suya. Por lo tanto, al ser juzgada objetivamente, la religión cristiana es indiscutiblemente preferida.

Capítulo 13 – sobre la generación del hijo de Dios en la eternidad

Ahora Ficino trata sobre la generación interna de la descendencia, tanto en seres vivos como en entidades divinas. El concepto se ilustra a través de comparaciones entre diferentes formas de vida: vegetativa, sensitiva, racional y angélica. Cuanto más elevada es la forma de vida, más profundamente genera su descendencia dentro de sí. Por ejemplo, la vida racional produce progenie internamente mediante la razón antes de externalizarla a través del habla o la acción. Este patrón culmina en la vida divina, donde Dios, a través de su perfecto entendimiento de Sí mismo, genera a su Hijo internamente. El Hijo es la imagen perfecta de Dios, compartiendo la misma esencia, pero distinguido por una relación única. Los teólogos llaman a esta relación la Trinidad, compuesta por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, unificados en naturaleza divina pero diferenciados por sus roles.

 

Capítulo 14 – el orden de los cielos, ángeles y almas alrededor de la trinidad es como el orden de las esferas alrededor del centro

Este capítulo compara el orden celestial con las jerarquías angélicas y las almas de los bienaventurados. Por encima de los cuatro elementos sujetos al cambio están los siete cielos planetarios, cada uno con cualidades cambiantes. El cielo octavo, más ordenado, está por encima de ellos, seguido por el cielo cristalino, cuya simpleza de movimiento y cualidad refleja el orden divino. Sobre todos ellos está el cielo empíreo, inmutable y lleno de luz, en consonancia con la Trinidad.

Los nueve cielos restantes corresponden a los nueve órdenes de ángeles, organizados en tres jerarquías. Según Dionisio Areopagita, cada jerarquía tiene tres órdenes, y cada uno contempla diferentes aspectos de la Trinidad. La primera jerarquía contempla al Padre, la segunda al Hijo y la tercera al Espíritu Santo, pero todos ven la Trinidad en su totalidad. Las órdenes superiores reciben su claridad directamente de la Trinidad, mientras que las inferiores lo hacen indirectamente.

Las funciones de los ángeles también varían: los Serafines contemplan la bondad divina, mientras que los Querubines se centran en la esencia de Dios y los Tronos en su soberanía. Otros órdenes, como los Dominaciones, Virtudes y Potestades, tienen funciones más activas, moviendo los cielos y protegiendo el orden divino. Las órdenes inferiores, como los Principados, Arcángeles y Ángeles, supervisan los asuntos humanos, desde gobernantes hasta individuos.

Asimismo, las almas de los bienaventurados están organizadas en nueve órdenes, ascendiendo a través de las jerarquías según sus virtudes. Aunque las almas en los cuerpos habitan bajo la Luna, su naturaleza racional les permite ascender o descender según sus acciones, lo que les otorga una libertad única en el cosmos. El capítulo cierra con una referencia a la mitología, donde las almas atraviesan el Estigia y los Campos Elíseos en su viaje tras la muerte.


Capítulo 15 – la generación del hijo en la eternidad y su manifestación en el tiempo

Antes de la creación del mundo temporal existía un mundo eterno, que es el modelo de este mundo. Este mundo eterno es el Verbo de Dios, el cual siempre ha existido con Dios y es Dios mismo. El Verbo fue el medio por el cual el mundo fue creado y todo fue formado a través de él. Aunque la humanidad cayó en el pecado y no pudo elevarse de nuevo por sí sola, Dios decidió reformar al ser humano mediante el mismo Verbo que lo había creado. Esto ocurrió cuando el Verbo asumió la naturaleza humana a través de la encarnación de Cristo. Así, Cristo se convirtió en una unión de divinidad y humanidad, permitiendo que el hombre pudiera ser iluminado y perfeccionado a través de su unión con Dios.

Capítulo 16 – es apropiado que Dios se haya unido al hombre

Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera elevarse hacia Dios. La creación más perfecta debía ser una combinación de lo creado y lo no creado, y esto se logró en la unión de la divinidad con la humanidad en la figura de Cristo. El alma humana, que comparte tanto lo temporal como lo eterno, es una representación de toda la creación. Por lo tanto, era adecuado que Dios se uniera a la naturaleza humana, ya que ésta abarca todas las cosas. La unión de Dios con el hombre no disminuyó la divinidad, sino que elevó la humanidad, permitiendo que la creación entera se vinculara con Dios a través del ser humano.

 Capítulo 17 – La naturaleza de la unión entre Dios y el hombre

En este capítulo, Ficino explora la naturaleza de la unión entre Dios y el hombre, enfatizando que esta unión ocurrió según la persona divina, más que la naturaleza divina. Por lo tanto, no es correcto afirmar que el Padre o el Espíritu Santo se unieron de la misma manera al hombre. Aunque las personas de la Trinidad comparten la misma naturaleza, difieren en sus propiedades individuales.

Ficino explica que así como la Trinidad consiste en tres personas en una naturaleza divina, Cristo es una persona en tres naturalezas: Dios, alma y cuerpo. Esta unión hace que el hombre sea comparable a Dios, de manera similar a cómo la mano se relaciona con el alma o la lengua con el intelecto. Dios no se convierte en la forma de un hombre natural, sino que el hombre se convierte en el instrumento a través del cual Dios realiza sus obras.

El autor aclara que en Cristo no hay dos personas, una divina y otra humana, sino una sola persona, el Verbo, que está unido con la naturaleza humana. Esta unión se compara con cómo el alma racional habita en el cuerpo, dándole vida. Del mismo modo, el Hijo de Dios eleva la naturaleza humana.

Mediante la metáfora de las palabras concebidas en la mente y luego hechas perceptibles cuando se pronuncian, el autor ilustra cómo el Verbo de Dios, invisible en la eternidad, se hizo visible al asumir forma humana. Cristo, el Verbo, encarna la voluntad de Dios y la transmite a aquellos que son capaces de recibirla. Los mandamientos que Cristo dio, resumidos en amar a Dios y al prójimo, son las enseñanzas centrales.

Capítulo 18 – La conveniencia de la unión entre Dios y el hombre

Ficino sostiene que reformar lo que está deformado es tan significativo como crear algo desde la nada, y ser bueno es tan importante como simplemente existir. Por lo tanto, fue adecuado que Dios, como creador, perfeccionara lo imperfecto a través del Verbo, quien se hizo perceptible para la humanidad.

El capítulo enfatiza el poder, la sabiduría y la benevolencia de Dios al restaurar el mundo. Dios demostró estas cualidades al asumir la forma de un siervo (Cristo) para redimir a la humanidad. Al hacerlo, mostró que nada en el mundo es inherentemente deformado o despreciable.

Dado que los seres humanos habían caído de su estado divino original, necesitaban que Dios extendiera su mano desde lo alto para elevarlos. Dios se hizo visible, adorable e imitable a través de Cristo, quien era tanto Dios como hombre. Esto permitió a los humanos conocer, amar e imitar a Dios de manera más fácil y diligente. Cristo actuó como mediador entre Dios y la humanidad, cerrando la brecha creada por el pecado.

Capítulo 19 – La venida de Cristo y los dones de la fe, la esperanza y el amor

En este capítulo, Ficino explica que no se puede alcanzar la bienaventuranza divina sin un amor ardiente hacia Dios, el cual se basa en la esperanza y la fe. La fe, el fundamento del conocimiento, surge al presenciar a Dios hecho carne y sus milagros. Esta creencia, a su vez, da esperanza de que Dios proveerá todas las cosas.

La unión de la divinidad de Cristo con su humanidad muestra que el alma humana puede unirse con Dios, ofreciendo la máxima bienaventuranza. Dado que Dios tomó forma humana, es posible que los humanos aspiren a la bienaventuranza divina al amar, imitar y unirse a Dios. El autor insta a las personas a dejar de desesperarse por su naturaleza divina y a venerarse a sí mismos como capaces de ascender a Dios.

Capítulo 20 – La venida de Cristo y el alivio del pecado

Aquí, Ficino describe la relación entre el cuerpo, el alma y Dios. El alma es la vida del cuerpo, y Dios es la vida del alma. El pecado rompió el orden natural, con el cuerpo rebelándose contra el alma y el alma rebelándose contra Dios. Este pecado original es la fuente de todos los males, y fue transmitido de Adán a toda la humanidad.

Para remediar esto, Dios se hizo hombre en Cristo, quien, siendo tanto Dios como hombre, pudo sufrir por los pecados de la humanidad y restaurar la relación entre la humanidad y Dios. El poder infinito de Cristo como Dios y su sufrimiento como hombre eran necesarios para expiar la culpa infinita de la humanidad, redimiéndola así de las consecuencias del pecado.

Capítulo 21 – Cristo cumplió el tipo perfecto de instrucción

La providencia divina no quiso omitir ningún tipo de instrucción para sus hijos. Esta instrucción es doble: mediante la enseñanza y el ejemplo. La enseñanza es perfecta, y no se puede dudar de ello, ya que hay un consenso en que tal enseñanza está enraizada únicamente en Dios. Por lo tanto, Dios Padre envió al hombre un instructor que era tanto Dios, para evitar dudas sobre su enseñanza, como hombre, para cumplir con todos los deberes humanos y completar los trabajos del hombre en favor de Dios. Con este ejemplo, Cristo instruyó perfectamente hacia la virtud.

Ficino subraya que en la educación moral, que se orienta hacia la acción, las obras son más inspiradoras que las palabras. Los milagros de Cristo demostraron su divinidad, y sus sufrimientos humanos probaron que también era hombre. Así, no queda lugar para excusas: si rechazamos su enseñanza como falsa, sus milagros lo contradicen; si la rechazamos como demasiado difícil, su vida como hombre muestra que es posible para los humanos.

Cristo también envió al mundo algo similar a una espada y fuego, para cortar y quemar los vicios materiales que nos apartan de las cosas espirituales. Además, soportó voluntariamente todo lo que otros temen, como el hambre, la pobreza y la muerte, mostrando que lo que consideramos "malo" no es verdaderamente malo, ni lo que consideramos "bueno" es verdaderamente bueno. Al final, Cristo enseñó que nada material tiene valor fuera de Dios.

Capítulo 22 – Cristo expulsó el error y reveló la verdad

Antes de la venida de Cristo, se adoraban muchos dioses en todo el mundo, que en realidad eran demonios o sacerdotes malvados. Filósofos como Oenomaus reconocieron que estos dioses no se preocupaban por la purificación de las almas y solo exigían cosas materiales. Cristo, sin armas, derrotó a estos demonios, eliminando su poder sobre los hombres.

Ficino menciona que Plutarco y otros filósofos señalaron que, durante el reinado de Tiberio, muchos demonios habían perecido. Esto coincidió con la entrada de Cristo al Limbo y su resurrección. Porfirio, aunque enemigo del cristianismo, reconoció que desde que la gente comenzó a adorar a Jesús, ya no se obtenían respuestas útiles de los dioses.

Tertuliano, hablando ante jueces romanos, demostró que los demonios confesaban ser falsos dioses ante la presencia de un cristiano. Lactancio también relata que, en su tiempo, los demonios no podían predecir el futuro en los sacrificios cuando un cristiano estaba presente.

Cristo, con su luz, destruyó las supersticiones que habían corrompido a los griegos y romanos. Antes de su llegada, muchas naciones seguían leyes injustas y cometían actos bárbaros, como sacrificios humanos y antropofagia. Estas prácticas fueron erradicadas por la predicación de Cristo y sus discípulos, lo que también redujo la posesión demoníaca y el suicidio.

Ficino concluye mencionando que Cristo y sus discípulos enseñaron cómo penetrar en los significados profundos de la mente divina, superando las interpretaciones superficiales de la ley de Moisés.

Capítulo 23 – Cristo es la idea y el ejemplar de las virtudes

Cristo es presentado como la manifestación viviente de la filosofía divina y el ejemplo perfecto de las virtudes. Se le describe como un "libro viviente" enviado desde el cielo para enseñar sabiduría, justicia, grandeza de espíritu, moderación, y amor a la humanidad. Cristo, quien vivió sin posesiones y dedicó su vida a Dios y a los hombres, enseña la verdadera justicia y reverencia hacia el Padre celestial y el amor a los hermanos. Su vida y sus acciones son el ejemplo más claro de humildad, al haberse igualado a los más humildes, siendo Él el más alto. Sus milagros y enseñanzas son confirmados por los evangelios escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, quienes, aunque escribieron en diferentes tiempos y lugares, coinciden en la verdad de la vida y obra de Cristo. Estos textos se consideran de origen divino y han sido corroborados por la tradición y la multitud de testigos que lo imitaron.

Capítulo 24 – la autoridad de las sibilas

Las Sibilas, profetisas antiguas, jugaron un papel importante en la historia religiosa. Según el filósofo Varrón, los romanos guardaban cuidadosamente los libros sibilinos en un santuario, y solo sacerdotes designados podían consultarlos. Estos libros profetizaron sobre Cristo, y escritores como Lactancio y San Jerónimo los mencionan en sus escritos. Virgilio, en sus Églogas, parece haber hecho referencia a las profecías de la Sibila Cumea sobre el nacimiento de un niño divino, aludiendo a Cristo. Aunque Virgilio interpretó esas profecías en relación con personajes de su tiempo, la descripción del niño nacido de una virgen y el retorno de la Edad de Oro se ajustan claramente a la figura de Cristo y a su obra redentora. La profecía también menciona la destrucción del mal, simbolizado por la serpiente, y el inicio de una nueva era de justicia.

Capítulo 25 – los testimonios de las sibilas sobre Cristo

Los romanos preservaban los libros sibilinos, y Lactancio, amigo del emperador Constantino, leyó en ellos profecías que apuntaban a Cristo. La Sibila Eritrea proclamó a Dios como el creador y alimentador de todo, y otra Sibila afirmó: “Conoce que tu Dios es el Hijo de Dios”. Lactancio compiló otros testimonios que describían la resurrección de los muertos, milagros como el de los ciegos viendo y los cojos caminando, y prefiguraciones de la crucifixión y resurrección de Cristo. También describió la multiplicación de los panes y peces, el caminar sobre el agua, y su sufrimiento en manos de los incrédulos. La Sibila predijo la oscuridad al mediodía durante la crucifixión y la resurrección tras tres días. Estas profecías también fueron encontradas en autores como Mercurio Trismegisto y Platón, quien sugirió la venida de una figura sagrada que revelaría la verdad. San Agustín menciona canciones de la Sibila Eritrea que anuncian la resurrección, el juicio y las recompensas eternas.

Capítulo 26 – sobre la autoridad de los profetas, la nobleza del antiguo testamento y la superioridad del nuevo testamento

Dionisio Areopagita escribió que varias civilizaciones antiguas, como los persas y egipcios, reconocían los milagros divinos, similar a los hebreos. Autores como Beroso el Caldeo y Manetón el egipcio mencionan hechos asombrosos confirmados por historiadores paganos, demostrando la antigüedad y sabiduría de los hebreos. Clemente de Alejandría, Eusebio y Aristóbulo afirmaron que los paganos adoptaron enseñanzas y misterios judíos, transformándolos en relatos poéticos. Platón y otros filósofos griegos fueron influenciados por la tradición judía, al punto de que algunos lo llamaron “un Moisés hablando en griego”. Incluso Pythagoras y Zoroastro fueron influenciados por la tradición hebrea. Orígenes, Porfirio y otros filósofos paganos elogiaron la devoción y sabiduría de los judíos, particularmente la secta de los esenios. Escritores como Estrabón, Plinio y Cornelio Tácito también comentaron sobre la antigüedad y grandeza de los judíos. Se narra cómo la Biblia fue traducida al griego en tiempos de Ptolomeo Filadelfo, lo que demuestra el respeto que se tenía hacia las Escrituras hebreas.

Esta evidencia resalta la conexión entre las antiguas tradiciones paganas y judías, mostrando cómo el Antiguo Testamento sirvió como fundamento para muchas enseñanzas filosóficas y religiosas. 

  • Capítulo 27 – los testimonios de los profetas sobre Cristo

En este capítulo, se centra en los testimonios de los profetas sobre la divinidad de Cristo. Jesús, según el Evangelio de Juan, insta a que se busquen las Escrituras, ya que ellas testifican acerca de Él. Jesús, con plena confianza, señala que las Escrituras contienen abundante evidencia de su divinidad, accesible para quien lo solicite. Advierte, sin embargo, que no deben quedarse en la superficie de los oráculos divinos, sino profundizar en su significado más profundo.

Dios había anunciado a través de los profetas: “Abriré mi boca en parábolas. Proferiré cosas ocultas desde la fundación del mundo.” Los judíos poseían dos conjuntos de textos sagrados: uno en hebreo y otro en caldeo, ambos escritos con caracteres hebreos. Según los rabinos Salomón y Moisés el Egipcio, nadie ha osado contradecir el texto caldeo, lo que otorga igual autoridad a ambos textos. Aunque lo que es conciso u oscuro en uno de los textos, es más detallado y claro en el otro.

El mismo principio se aplica a las Escrituras Sagradas entre los cristianos, traducidas al griego por setenta y dos judíos y luego nuevamente por San Jerónimo del hebreo y el griego al latín.

Entre los testimonios de los profetas, Jeremías predice: “He aquí que vienen días, dice el Señor, en que levantaré a David un renuevo justo, y reinará un rey sabio que ejercerá el juicio y la justicia en la tierra.” Más adelante, añade: “Y este será su nombre: el Señor nuestra justicia.” En hebreo se utiliza "David", mientras que en caldeo se menciona "Mesías". Esto indica que la venida del Mesías ocurriría poco después de Jeremías, y sería falso afirmar que aún está por venir. Además, se revela que el Mesías sería Dios, pues donde nuestra traducción dice “Señor”, los hebreos usan el Tetragrámaton, el nombre de cuatro letras, venerado por encima de todos los demás nombres divinos.

En el libro Tren, al ser preguntado por el nombre del Mesías, Abba el judío responde: “Su nombre es Adonay”, utilizando este término en lugar del Tetragrámaton y añadiendo la cita de Jeremías: “Este es el nombre por el cual nuestro justo Señor lo llamará.” Sin embargo, no es “él lo llamará” (vocabit) sino “ellos lo llamarán” (vocabunt), como enseña la traducción caldea y la de los Setenta.

Ahora, Ficino nos provee  de una serie de profecías del Antiguo Testamento que los autores cristianos interpretan como referencias a la llegada del Mesías, identificado con Jesús. Aquí hay una síntesis de los puntos principales:

1. Isaías (9:6): El pasaje habla de un niño que nacerá y cuyo gobierno será espiritual y eterno. Se considera que esta profecía se refiere a Jesús como el Mesías, un reino espiritual que no tiene fin. La interpretación cristiana destaca que el niño será llamado "Consejero Maravilloso, Dios Fuerte", subrayando la divinidad de Cristo.

2. Miqueas (5:2): La profecía sobre Belén dice que de esta pequeña ciudad surgirá un gobernante en Israel, con existencia desde la eternidad. Esto se entiende como una referencia a la naturaleza divina de Cristo, quien nacería en Belén como un hombre, pero ya existía desde siempre como Dios.

3.   Zacarías (9:9-10): El pasaje describe la llegada de un rey justo y humilde, montado en un asno. Los intérpretes cristianos ven esto como una profecía que anuncia la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, simbolizando un reino espiritual y de paz.

4.   Génesis (49:10): Jacob profetiza que el cetro no será quitado de Judá hasta que venga el que debe ser enviado, el Mesías. Los textos hebreos y caldeos refuerzan esta interpretación, señalando que Jesús es ese Mesías que vino cuando el poder real de los judíos fue quitado.

5.   Oseas (3:4): Oseas profetiza que Israel estaría sin rey ni sacrificio durante muchos días. Esta condición de los judíos es interpretada por los cristianos como una señal de que el Mesías ya había venido, y el sistema sacrificial judío había terminado.

6.   Hageo (2:7-9): El profeta predice que la gloria del Segundo Templo será mayor que la del primero, lo que se interpreta como la llegada de Cristo al Segundo Templo. Se argumenta que Jesús, al visitar ese templo, trajo la gloria que superaría cualquier magnificencia anterior.

7.   Malaquías (3:1-2): Habla de un mensajero que preparará el camino del Señor, que es visto como una referencia a Juan el Bautista, quien anunció la venida de Cristo.

8.   Daniel (9:24): Daniel predice un período de 70 semanas para la llegada del "Santo de los Santos", que los cristianos interpretan como una referencia al Mesías. Se cuenta este tiempo desde la reconstrucción del Templo hasta la llegada de Cristo, con quien se cumpliría la justicia eterna.

En conjunto, este análisis presenta un enfoque cristiano de las profecías bíblicas, que interpretan que todas ellas apuntan hacia la figura de Jesús como el Mesías esperado, y resaltan la diferencia entre un reino terrenal y uno espiritual, siendo el de Jesús un reino que trasciende el tiempo y el espacio.

Ficino presenta una serie de perspectivas sobre la llegada del Mesías según diversas opiniones de los eruditos judíos. Jose de Seder Olam y Akiba ofrecen cálculos distintos sobre el cumplimiento del tiempo del Mesías, pero ambos se ven refutados por eventos históricos. Otros textos, como el Libro de Jueces Ordinarios, sugieren que el Mesías debería haber llegado ya de acuerdo con sus cálculos, mientras que Rab y Saʿadiah opinan que los límites temporales esperados ya han pasado. Moisés el Egipcio y Moisés Gerondi también ofrecen fechas que sitúan la llegada del Mesías antes del presente, alineándose con las expectativas pero desfasadas con la realidad actual.

 

1.Jose de Seder Olam: Explica que las setenta semanas mencionadas en las profecías se han cumplido.

2.Akiba: Según su cálculo, el Mesías debería haber llegado después de la destrucción del Segundo Templo. Creyó que un líder llamado Ventozara (o Bar-Kokhba) era el Mesías, pero fue derrotado por el emperador Adriano.

3.Libro de Jueces Ordinarios: Establece que el mundo tendría seis mil años, divididos en dos mil para el vacío, dos mil para la ley y dos mil para el Mesías. Según este cálculo, los dos mil años desde Jesús indicarían que el Mesías ya ha llegado.

4.Rab: Afirma que los límites temporales para la llegada del Mesías ya han pasado y que la redención depende solo del arrepentimiento.

5.Saʿadiah: Calcula que el límite temporal para la llegada del Mesías ya se había pasado hace 340 años.

6.Moisés el Egipcio: Basado en tradiciones antiguas, calcula que el Mesías nacería en el 4,474 después de la creación del mundo, lo que se situaría 760 años antes del tiempo actual.

7.Moisés Gerondi: Sostiene que el Mesías aparecería en el 5,118 año después de la creación del mundo, que está más allá de nuestra época actual.

Los judíos han esperado en vano al Mesías y que, tras la llegada de Jesús, deberían haber reconocido el cumplimiento de las profecías. Se mencionan líderes y profetas falsos durante y después de la época de Jesús, cuya incapacidad para cumplir con las expectativas mesiánicas contrasta con el cumplimiento de las profecías cristianas en Cristo. Además, se sugiere que las rebeliones y las expectativas de un Mesías militar reflejan una falta de comprensión del reino espiritual representado por Jesús.

Los poetas y profetas bíblicos abordan la llegada del Mesías y su impacto en la humanidad desde varias perspectivas:

  • Isaías menciona que el Mesías será una piedra de tropiezo y un obstáculo para las casas de Israel, pero también una fuente de santidad para aquellos que crean en Él. Destaca que el Mesías sería Dios y que su llegada significaría la caída de las casas reales y sacerdotales de Israel, y que muchos tropezarían con Él. También profetiza un signo milagroso: una virgen concebirá un hijo llamado Emmanuel, lo que indica que el Mesías sería tanto hombre como Dios.

  • Jeremías profetiza que, tras la llegada del Mesías, las ceremonias y oficios del Antiguo Testamento cesarán, ya que estos eran solo imágenes de los sacramentos futuros. Además, critica a los sabios y escribas que rechazan la palabra del Señor y no reconocen el juicio de Dios.

  • Daniel describe una visión en la que el Mesías, representado como el "Hijo del Hombre", recibe un reino eterno que no será destruido. Esta visión es interpretada como la promesa de un reino espiritual y eterno, dirigido por Dios en forma humana.

  • Oseas predice que Dios llamará a los gentiles "mi pueblo" y a los que no eran amados, amados, mientras que los judíos obstinados serían rechazados.

  • David en los Salmos, refiere a la piedra rechazada por los constructores que se convierte en la piedra angular, simbolizando a Jesús como el fundamento para tanto gentiles como judíos que creen en Él.

  • Malaquías anuncia la aceptación de los gentiles y el rechazo de los rituales judíos, mientras que Moisés profetiza que el pueblo de Dios será una luz para las naciones.

  • Isaías también habla de cómo el Mesías traerá juicio a las naciones, será una luz para los gentiles y cómo los seguidores del Mesías serán principalmente no israelitas, que serán llamados por otro nombre (cristianos). También se menciona que los judíos se opondrán al Mesías y sufrirán las consecuencias.

  • Finalmente, Jeremías predice la destrucción de ídolos y la adoración de Dios en todos los rincones del mundo, como se cumple en la obra de Cristo, que derrumba la adoración a ídolos sin el uso de la fuerza humana.

En conjunto, estos textos subrayan la figura del Mesías como una figura divina y salvadora, cuya llegada transformará tanto la práctica religiosa como la estructura del pueblo de Dios, extendiendo la salvación a los gentiles y estableciendo un reino eterno.

Aparte de esto, Isaías nos ofrece variadas señales sobre la profecía, y Ficino lo contrasta con la práctica que han realizado los judíos. 

  1. Primer signo: A pesar de la opresión que sufren, los judíos no padecen por los pecados de las naciones para que éstas obtengan perdón de Dios mediante el sufrimiento de los judíos. Más bien, los judíos esperan venganza de Dios contra las naciones. Por lo tanto, el siervo de Dios mencionado por Isaías, que lleva las iniquidades de otros y por cuyas heridas son sanados, no puede ser el pueblo judío, ya que su sufrimiento no trae salvación a otros sino castigo.

  2. Segundo signo: Isaías dice que el siervo de Dios no cometió iniquidad ni hubo engaño en su boca. En contraste, los judíos están entregados a la avaricia, la usura y el pecado, y reconocen que su miseria proviene de sus pecados. Si se arrepienten, creen que podrían ser liberados. Sus maestros buscan entender la causa de su miseria, mencionando diversas explicaciones.

  3. Tercer signo: Isaías afirma que el siervo de Dios intercede por los transgresores. Sin embargo, los judíos invocan maldiciones contra el Imperio Romano, la Iglesia de Cristo y otras naciones, y son instruidos en el Talmud a dañar a los cristianos en la medida de lo posible.

  4. Cuarto signo: La enseñanza y disciplina de paz atribuidas al siervo de Dios por Isaías no se corresponden con el comportamiento del pueblo judío, que se describe como ignorante y torcido.

  5. Quinto signo: La idea de que el pueblo judío es superior al ángel de Dios contradice el consenso antiguo de que el siervo de Dios era una figura distinta.

  6. Sexto signo: Isaías dice que el siervo de Dios fue llevado a la muerte por las iniquidades del pueblo. Esto sugiere que el siervo es distinto del pueblo, ya que si el pueblo tuviera pecado, Isaías estaría hablando falsamente sobre el siervo y el pueblo.

Isaías describe al siervo de Dios en doce conclusiones:

  1. Exaltación y humildad: El siervo es exaltado pero de origen humilde.
  2. Desprecio y sufrimiento: Fue despreciado y considerado indigno.
  3. Sufrimiento por iniquidades: Fue herido por nuestras iniquidades y boreó las de muchos.
  4. Inocencia: Aunque sufrió, era inocente.
  5. División de despojos: Tras entregar su vida, dividiría los despojos de los fuertes.
  6. Reputación injusta: Fue considerado injusto.
  7. Limitación del alcance del sufrimiento: Aunque soportó mucho, no limpió los pecados de todos, sino de muchos.
  8. Amor y oración: Mostró gran amor al orar por sus enemigos y transgresores.
  9. Exceso de poder natural: Lo narrado sobre él supera las capacidades naturales del entendimiento.

Estas características se aplican exclusivamente a Jesús de Nazaret.


Capítulo 28 – Resolviendo Dudas Sobre las Profecías

Es necesario aclarar algunas palabras de los profetas que, si no se entienden correctamente, dan a los judíos obstinados y necios la oportunidad de no admitir que Jesús era el Mesías, es decir, el verdadero Cristo.

Isaías menciona que en los últimos días, al final de la era de los profetas, del sacerdocio y del reino judío, se levantará "la montaña de la casa del Señor", que no debe interpretarse literalmente, sino como una metáfora de la supremacía espiritual de Jerusalén y los milagros realizados por Jesús allí. Además, dice que “todas las naciones fluirán hacia ella”, indicando la llegada de muchos de cada nación. La paz universal prometida no debe entenderse como una paz eterna, sino como una paz prolongada que comenzó con la época de Jesús. Las profecías de Isaías, que hablan de la paz y la armonía entre animales salvajes, se refieren alegóricamente a la paz espiritual alcanzada a través de Cristo, no a un cambio literal en el mundo natural.

Moisés en Deuteronomio, predice que Dios reunirá a los judíos dispersos, lo cual se cumplió con el retorno de los judíos del exilio babilónico. Esta profecía se refiere a una liberación espiritual y no a una recolección literal en un lugar físico por el Mesías.

Jeremías también habla de la salvación bajo el Mesías, pero no como un regreso a un reino terrenal antiguo. La verdadera salvación ofrecida por Cristo es la liberación del pecado y la vida eterna en el cielo. El “Judá” y “Israel” mencionados en sus profecías se refieren a la humanidad que sigue la verdadera adoración, no solo a un grupo étnico específico.

Zacarías predice que el Mesías construirá un templo al Señor, lo cual no debe entenderse como un templo físico, sino como la edificación espiritual del cuerpo de Cristo. Jeremías menciona que en los días del Mesías, Judá será salvada y Israel vivirá con seguridad. Esta salvación se refiere a la liberación espiritual y no al retorno a un reino terrenal.

Daniel habla de la visión del Hijo del Hombre viniendo en las nubes, lo que los judíos interpretan como un Mesías majestuoso, pero que en realidad se refiere al juicio final y al regreso glorioso de Cristo. La primera venida de Jesús fue humilde, pero la segunda será majestuosa.

David e Isaías prometen una simiente y un reino eterno para el Mesías, que no será temporal como el de Salomón, sino eterno, con un sacerdocio según el orden de Melquisedec. Este reino es espiritual y no físico.

Finalmente, Mohammad en el Corán confirma la visión cristiana del Mesías como el Verbo de Dios, enviado para ser la guía de todas las naciones en esta vida y en la próxima. Esto resalta la comprensión de que el reino de Cristo es espiritual y eterno, en contraste con las interpretaciones literales o terrenales de algunos profetas.

La relación entre el reino de Jesús de Nazaret y las profecías bíblicas, subrayando que, aunque Su reino no es terrenal, dejó a sus sucesores pontificios una autoridad espiritual. Esta autoridad, según el texto, se extiende a asuntos temporales debido a la herencia de Constantino, aunque esto no afecta la verdadera autoridad espiritual del pontífice. 

La crítica se dirige a las interpretaciones judías que consideran que el Imperio Romano, descrito como el cuarto reino en las visiones de Daniel, sería destruido por el Mesías, y que la Iglesia sería una continuación impía del Imperio Romano. El texto argumenta que esta visión es incorrecta, ya que la regla cristiana es inmortal y distinta de la romana, y que el "cuerno pequeño" mencionado en Daniel, que hablará contra Dios, se refiere al Anticristo, no a Jesús ni a Su vicario. Además, el texto sugiere que el "cuerno pequeño" podría simbolizar la tiranía de Mahoma, comparándolo con el Anticristo. Finalmente, se establece que el fin de la tiranía mundial coincidirá con la segunda venida de Cristo.


Capítulo 29 – Contra los judíos: que son desgraciados en la venganza de Cristo

En este capítulo 29 se discute la idea de que la tragedia que sufrieron los judíos, especialmente la destrucción de Jerusalén y el exilio, es un castigo divino por haber rechazado a Jesús como el Mesías y haberlo matado. Ficino sostiene que a lo largo de la historia, los judíos solo enfrentaron graves desgracias cuando cometieron crímenes serios, como la idolatría y el asesinato de profetas. La destrucción de Jerusalén y el sufrimiento subsecuente se interpretan como un castigo por el asesinato de Jesús, que se considera más grave que los pecados anteriores.

Ficino critica las leyes del Talmud, argumentando que los judíos continúan hostigando a los cristianos a pesar de haber sido dispersados por los romanos, no por cristianos. La desdicha de los judíos se ve como una manifestación de la justicia divina contra su rechazo a Jesús y su crueldad hacia los cristianos. Se mencionan fuentes históricas y profecías, incluyendo a Flavio Josefo y el propio Jesús, para subrayar la idea de que la calamidad que enfrentaron los judíos fue un cumplimiento de predicciones divinas sobre el castigo por sus pecados.

Además, se argumenta que la persistencia en la persecución de cristianos y la obstinación de los judíos en su rechazo de Jesús contribuyeron a su continua miseria. Ficino sugiere que la venganza de Cristo, como predicho, es la razón detrás de la severidad de las calamidades que los judíos han enfrentado.

 

 Capítulo 30 – Confirmación de nuestro material a partir de fuentes judías contra los judíos respecto a los libros sagrados

Ficino defiende la autenticidad de las Escrituras cristianas y los milagros de Jesús utilizando fuentes judías y testimonios históricos. Los libros hebreos de los profetas validan las profecías cristianas y se destaca la traducción al griego realizada por setenta y dos judíos como evidencia de la veracidad cristiana. Ficino refuta las afirmaciones de que Jesús y sus apóstoles practicaron magia, citando a Justino y Tertuliano para demostrar que el valor y el martirio de los cristianos confirman la verdad de su fe. Además, se mencionan a Juan Bautista y a Flavio Josefo como testigos de la autenticidad de Jesús, quien, según Josefo, fue resucitado y reconocido como el Mesías. Finalmente, se critica la teoría de que los discípulos robaron el cuerpo de Jesús y se afirma que la resurrección fue confirmada por numerosos testigos, desestimando las alegaciones de falsificación.

Capítulo 31 – Confirmación de la Trinidad Divina y de la Divinidad de Cristo según los Judíos

El capítulo 31 defiende la doctrina cristiana de la Trinidad y la divinidad de Cristo utilizando interpretaciones de textos del Antiguo Testamento y comentarios judíos. Argumenta que pasajes como los del Salmo 50, que menciona a Dios tres veces, y Génesis 1:1, que usa el plural "Elohim" con un verbo singular, sugieren una pluralidad dentro de la unidad divina. La interpretación de Proverbios 8:22-30 se presenta como evidencia de la Sabiduría eterna, que los cristianos identifican con la segunda persona de la Trinidad, y el Salmo 2:7, que menciona al "Hijo de Dios", refuerza la idea de un Hijo eterno de la misma naturaleza divina.

Además, se argumenta que pasajes como Génesis 1:26, que usa el plural "Hagamos al hombre", y las palabras de David en los Salmos, muestran distinciones entre las personas divinas (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo) sin negar su unidad esencial. Estas interpretaciones sugieren que la pluralidad y la distinción dentro de la divinidad ya estaban presentes en las escrituras hebreas, confirmando así la doctrina cristiana de la Trinidad y la divinidad de Cristo.


Capítulo 32 – Confirmación del Sufrimiento del Mesías Según Fuentes Judías

La llegada del mesías, dice Ficino, se tiene que producir una vez el mesías sufra, pero la justicia y la misericordia son fundamentales en la teología del sacrificio de Cristo. La justicia divina exige una compensación adecuada por el pecado para restablecer el equilibrio moral, y el sacrificio de Cristo cumple esta demanda al expiar los pecados de la humanidad de manera perfecta. Al mismo tiempo, la misericordia de Dios busca perdonar y reconciliar a la humanidad con Él, ofreciendo una solución redentora sin imponer la condena completa. El sacrificio de Cristo, por tanto, integra ambas cualidades: satisface las exigencias de la justicia divina y manifiesta la misericordia al ofrecer perdón y reconciliación, demostrando que ambas cualidades no están en conflicto sino que se complementan en la redención.


Capítulo 33 - Confirmación del pecado original y del sufrimiento del mesías desde fuentes judías

Ficino defiende la noción cristiana del pecado original y la necesidad del sufrimiento del Mesías utilizando fuentes judías. Se argumenta que el pecado de Adán, según Isaías, contaminó a sus descendientes, quienes heredaron tanto la culpa como las consecuencias de su transgresión, como se indica en Génesis con las maldiciones impuestas a Adán y Eva. Esta culpa, que afectaba a toda la humanidad, requiere redención, la cual el Mesías, en su doble naturaleza de Dios y hombre, ofrece a través de su sacrificio. Antes de la venida de Cristo, los patriarcas y justos esperaban en limbo, una condición que Cristo, mediante su sufrimiento, redimió y les permitió entrar en el paraíso. Se utiliza Isaías para interpretar que el agua y el Espíritu Santo mencionados en el Antiguo Testamento simbolizan el bautismo y la gracia cristiana. 


Isaías 43:27-28: “Tu primer padre pecó, y tus intérpretes han prevaricado contra mí; y he profanado los príncipes santos, y he entregado a Jacob al anatema, e Israel al oprobio.”

Isaías 43:24-25: “Tú me has hecho servir con tus pecados... Yo soy el que borra tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.”

Isaías 44:2: “Así dice Jehová que te hizo y te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, oh Jacob, siervo mío, y tú, Jesurún, a quien escogí.”

Isaías 44:3: “Porque derramaré agua sobre el sequedal, y torrentes sobre la tierra seca; derramaré mi Espíritu sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos.”

Isaías 53:6: “Todo nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”

Isaías 35:10: “Y los rescatados de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría, y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.”

A pesar de que el sacrificio de Cristo eliminó la culpa del pecado original, las consecuencias físicas, como el trabajo arduo y el dolor, permanecen para recordar la gravedad del pecado y fomentar la virtud. Ficino también aborda objeciones, argumentando que el pecado original es un defecto universal transmitido a toda la humanidad, a diferencia de los pecados individuales que no se heredan de la misma manera. El sacrificio de Cristo resolvió el problema del pecado original, abriendo el acceso al paraíso y ofreciendo redención a las almas justas que esperaban en limbo.


Capítulo 34 – prueba contra los judíos, a partir de fuentes judías, de que los rituales del antiguo testamento han sido completados y cumplidos con la llegada del nuevo testamento

Si el reino, la profecía, el sacerdocio y el sacrificio del Antiguo Testamento debían ser sustituidos con la llegada del Nuevo Testamento, como hemos demostrado previamente, es lógico que incluso los rituales menores también terminaran. Las profecías que predecían eventos cristianos se han cumplido, haciendo obsoletos los antiguos rituales. A pesar de esto, los judíos persisten en mantener estos rituales, interpretando erróneamente las palabras de Moisés en Deuteronomio, que estaban destinadas a sus seguidores inmediatos y no a modificar los mandamientos divinos. La profecía de Jeremías sobre un nuevo pacto apoya que las antiguas leyes serían reemplazadas por una nueva ley escrita en los corazones de las personas, significando un nuevo y perdurable acuerdo.

Jeremías y Pablo afirman que el antiguo pacto ahora está desactualizado, ya que el nuevo pacto fue establecido con Jesús, quien cumplió y perfeccionó las antiguas leyes. La nueva ley se considera superior por varias razones: es espiritual y eterna, universal y promete recompensas espirituales. Transita de las virtudes cívicas a las virtudes purgativas, preparando a la humanidad para un estado más alto de perfección. El Rabino Moisés, comentando sobre Deuteronomio, anticipó que un nuevo profeta, como Jesús, reformaría y perfeccionaría las leyes antiguas, indicando que las antiguas leyes eran preparatorias y serían cumplidas en la nueva ley.

La Distinción entre los Mandamientos de Moisés

Los principales mandamientos de Moisés son los que se encuentran en el Decálogo. Estos fueron dados directamente por Dios a todos los pueblos en tablas de piedra y se guardaron de manera eterna en el Arca de la Alianza, en el Lugar Santísimo. Los otros mandamientos, aunque importantes, fueron dados a través de Moisés, escritos por él y colocados fuera del Lugar Santísimo. Entre estos, algunos son simples instrucciones morales que imitan la ley natural y son casi eternas, mientras que otros son juicios que variaban según el principio de equidad y las costumbres legales. También hay mandamientos ceremoniales de menor importancia, que sirven para simbolizar algo más, como los símbolos pitagóricos. Por ejemplo, la prohibición de comer cerdo simboliza evitar comportamientos indeseables, y el descanso sabático representa la contemplación.

Estas prácticas han sido perfeccionadas por Cristo, quienes han restaurado su sentido original. Los principios morales y naturales, como los sacrificios y la restitución por robos, deben mantenerse siempre. Sin embargo, los detalles rituales y judiciales, como el tipo de sacrificio o la cantidad de restitución, son modificables según el lugar, el tiempo y las personas. Cambios similares se vieron desde la antigüedad: inicialmente, Dios permitió solo plantas como alimento, pero después del Diluvio, se permitió comer animales, según Génesis. Así, se predice en Bereshith Rabbah que en la era del Mesías, las costumbres menores del pasado serán abolidas.

Los profetas también anticipan esta transformación: Malaquías menciona un nuevo testamento con el Mesías, prometiendo paz y una nueva ley; Nahúm predice la caída de ídolos y la culminación de las ceremonias antiguas; Miqueas señala que la nueva enseñanza vendría desde Sión y no desde el Sinaí, aboliendo instituciones anteriores; y Jeremías, junto con otros textos, señala que la circuncisión del corazón reemplazaría a la del cuerpo. Jesús, al cumplir con estas profecías, estableció un nuevo pacto eterno, y todos los rituales y prácticas anteriores han sido reemplazados por Él. Por lo tanto, la observancia continua de las ceremonias antiguas, como el sacrificio y el sábado, es innecesaria, ya que Cristo ha cumplido y perfeccionado todos los mandamientos.


Capítulo 35 – Sobre la Autoridad de la Doctrina Cristiana

Ficino subraya la autoridad de la doctrina cristiana a través de diversos elementos que la confirman: las predicciones de profetas y sibilos, la santidad y los milagros de Cristo y los primeros cristianos, y la profundidad de los escritos apostólicos, especialmente los de Pedro, Santiago, Juan y Pablo. 

Filósofos destacados como Hieroteo, Dionisio el Areopagita, y Justino, así como otros sabios como Panthenus y los filósofos Cuadrato, Agripa y Aristides, se convirtieron al cristianismo. Estos pensadores no solo aceptaron la fe cristiana, sino que también participaron en su difusión y defensa. Otro ejemplo es Amelio el Platonista y la sorpresa que experimentó al leer el Evangelio de Juan, el cual consideró que mostraba una comprensión superior de la razón divina, comparable a las enseñanzas de Platón y Heráclito. También se señala que algunos filósofos, como Dionisio el Areopagita, reconocieron la profundidad y verdad de las enseñanzas cristianas.

La admiración por las epístolas de estos apóstoles y el Apocalipsis de Juan resalta la divinidad de sus mensajes, capturando una majestad que trasciende lo humano. A pesar de ser hombres simples, los apóstoles y primeros seguidores de Cristo, como Ignacio de Antioquía, Policarpo y Justino, se convirtieron en figuras clave que difundieron el cristianismo con gran éxito y valentía, enfrentando torturas y muerte con firmeza.

El capítulo también destaca cómo la fe cristiana ha resistido la persecución a lo largo de la historia, desde Nerón hasta emperadores posteriores como Trajano y Antonino. A pesar de los ataques y calumnias, la fe cristiana persistió y floreció, como lo demuestra la valiente resistencia de sus mártires y la defensa de pensadores cristianos como Orígenes y Tertuliano. La perseverancia en la adversidad revela la verdad divina, con Dios probando y refinando a las almas como el oro en el fuego, recompensando a aquellos que permanecen fieles hasta el final con la luz divina.

Capítulo 36 – que las escrituras cristianas no han sido corrompidas

En este capítulo, se defiende la integridad de las Escrituras cristianas a pesar de las alegaciones de corrupción hechas por Mohammad. Aunque Mohammad reconoce la autoridad divina de los Evangelios y los escritos de los apóstoles y sugiere que estos textos predijeron su venida, se argumenta que tal corrupción es altamente improbable y prácticamente imposible. La amplia distribución y constante revisión de los textos cristianos en diversas lenguas y regiones habrían protegido contra alteraciones significativas. La vigilancia y el escrutinio de los cristianos, numerosos y atentos, habrían detectado cualquier intento de modificación, especialmente dado el alto grado de precisión y la rigurosa revisión a la que los manuscritos sagrados han sido sometidos.

Además, se aborda la incomprensión de Mohammad sobre la doctrina cristiana, revelando una falta de entendimiento profundo de las Escrituras. Aunque Mohammad reconoce a Cristo como una figura divina y profética, sus críticas a la Trinidad y su interpretación de los textos cristianos muestran malentendidos. El Nuevo Testamento, según los testimonios de los discípulos y la evaluación rigurosa en antiguos concilios, ha sido mantenido con gran precisión. La idea de que estos textos hayan sido corrompidos es rechazada, defendiendo así la autenticidad y coherencia de las Escrituras cristianas y subrayando que las acusaciones de Mohammad carecen de fundamento en la realidad histórica y textual.

Capítulo 37 – la causa del error de los judíos, mahometanos y paganos

La persistencia de la incredulidad entre los judíos se atribuye a la profundidad divina de los misterios proféticos y cristianos, que son intrínsecamente impenetrables para la comprensión humana. Los judíos, con su obstinación y codicia, no solo buscan preservar sus propias tradiciones, sino también oponerse a los cristianos por animosidad innata. En cuanto a los bárbaros que cayeron en la herejía tras la era del bendito Gregorio, la complejidad de la interpretación de las escrituras divinas, junto con la influencia de Mohammad, rey de los árabes, y sus leyes, contribuyó significativamente a esta desviación, exacerbada por la falta de formación y el descontrol general.

En tiempos pasados, la desviación de los paganos de la verdadera religión hebrea se debió a los mandatos de líderes ambiciosos, una época de escasa cultura, y la influencia de demonios malignos. Las halagadoras palabras de los poetas también jugaron un papel en el error. La tradición ancestral, arraigada y resistente al cambio, atrapó a muchos en sus errores. A diferencia de estas tradiciones erróneas, la religión cristiana, desde su origen, es libre de errores y fundamentada en la verdad divina. Se destaca que la fe, como enseñan Aristóteles y los platonistas, es esencial para acercarse a Dios y alcanzar una vida sabia y bendecida.

Conclusión

Marsilio Ficino, en su defensa de la autenticidad de las escrituras cristianas, refuta las acusaciones de corrupción hechas por críticos como Mohammad al demostrar que la integridad de la Biblia ha sido meticulosamente preservada a lo largo del tiempo. Argumenta que las críticas provenientes de judíos, mahometanos y paganos se deben a la complejidad y profundidad divina de los misterios cristianos, que desafían la comprensión humana y son malinterpretados por aquellos aferrados a sus propias tradiciones erróneas. Ficino enfatiza que la fe cristiana, sustentada en la verdad revelada por Cristo, permanece inalterada y superior, superando los errores de otras creencias y reafirmando la autoridad y autenticidad de la religión cristiana.