lunes, 13 de febrero de 2017

San Agustín de Hipona - Contra los donatistas (394 - 421)

Esta puede ser un obra de arte en San Agustín de Hipona, si lo vemos desde la perspectiva literaria, es decir, como una poesía o novela. Hemos querido daros el Salmo de San Agustín, pero también hacer una introducción sobre quiénes eran estos tipos que se llamaban donatistas justamente por seguir a su maestro Donato. Por supuesto, el Donatismo fue otras de las sectas religiosas a las que San Agustín tenía cierta aversión por atacar a la Iglesia Católica. Veamos más detalladamente el nacimiento del Donatismo y cómo San Agustín compuso este salmo.

Antes de leer, debo advertir que esta es una edición especial que junta todos los diálogos y análisis que San Agustín tuvo con los donatistas.

Referencias:

(1) A interpretación del lector queda la palabra ''corregir''.

Definiciones:

(1) Ruptura que se da dentro de una organización. 

CONTRA LOS DONATISTAS

¿Quiénes eran los Donatistas?

Historia previa

El cristianismo había sufrido numerosas persecuciones alrededor del siglo III y una de las más sistemáticas fue en el gobierno de Decio en los año 249 y 251. El cristianismo era visto como una amenaza para el emperador, pues estos estaban construyendo un Estado dentro de otro Estado, y su aceptación en oriente se hacía cada vez más grande. 

El problema más grande para los cristianos era hacer sacrificios al emperador que no era cristiano. Sin embargo, el sacrificio era una obligación que además debía ser probada mediante un cumplimiento llamado ''libellus'' que certificaba que el ciudadano cumplía con el sacrificio. Con el tiempo, lamentablemente, muchos cristianos fueron doblegados a aceptar el mandato del emperador, y muchos adeptos al cristianismo traicionaron su ideología cristiana, dando al emperador toda la información sobre los cristianos. 

Todas las persecuciones posteriores terminaron con el reinado de Diocleciano (284 - 305) que fueron tiempos de paz y tolerancia religiosa, aunque luego se volvió a perseguir a los cristianos con mucha más dureza. Se tuvo que hacer un edicto de tolerancia que fue firmado por Galerio, donde los cristianos pudieron estar tranquilos nuevamente. 

Finalmente, tuvo que llegar Constantino I para que el Imperio Romano aceptara el cristianismo como la religión oficial de todo el territorio. 

La búsqueda de los culpables

Los cristianos quisieron revelar todo lo oscuro que hubo en la persecución de Decio. El gran problema surgió cuando se consagró como obispo de Cartago a Ceciliano quien había participado con Félix de Apthungi considerado traidor en esos años. 

Los obispos se reunieron inmediatamente para invalidar la elección y elegir como obispo de Cartago a Mayorino. Con el tiempo, las diversas sucesiones dieron con Donato Magno, maestro de la secta donatista.

Los traidores y los donatistas

Donato no quería que los que fueron vinculados con las traiciones de Decio ocuparan puestos públicos. Primero tenían que bautizarse nuevamente y aceptar la fe para hacerlo, cosa que no querían volver a hacer. 

Constantino I promulgó muchas legislaciones donde se condenaba totalmente a los donatistas, haciendo que cerraran sus iglesias. No obstante, el mismo Donato logró que Constantino I lo indemnizara por todos los daños de aquella legislación. 

El donatismo se expandió en todo Cartago y el norte de África quedando las rivalidades perfectamente divididas. Estaban los que estaban con Ceciliano (quienes los donatistas llamaban traidores), mientras que por otro lado, estaban los donatistas. Hubo un comisario imperial llamado Macario que trató de conciliar las dos posturas, pero fracasó irremediablemente y no haciendo más que acrecentar las diferencias. 

Filosofía de los donatistas

Bajo esta especie de justicia, los donatistas querían vengarse de quienes habían sido traidores al cristianismo. De aquí se forma el primer cisma(1) de la iglesia, de hecho, este es uno de los más importantes en la historia del cristianismo.

Los donatistas consiguieron muchos adeptos tras sus peticiones de indemnizaciones sociales, políticas y económicas. Estos representaban un gran problema para la Iglesia Católica y sobre todo para San Agustín quien nunca aprobó a los donatistas. 

Uno de los conceptos fundamentales para los donatistas era la pureza. Esta pureza de la que hablaban los donatistas estaba aceptada bajo el siguiente punto de vista


''Los hombres de la Iglesia deben ser perfectos y puros''

¿Qué significa esto? que los hombres que quieran entrar a la religión donatista no deberán tener ningún pecado a su haber, y además no deben tener ninguna vinculación con los traidores. De aquí se dividen los hombres en dos clases: los puros (los santos) y los impuros. Por lo demás, nadie que haya sido impuro puede volver a ser puro o a ocupar algún cargo en la Iglesia. 

De alguna manera, la Iglesia de Donato era la iglesia de los mártires cristianos que fueron asesinados a manos del emperador y gracias a los traidores que los entregaron. 

El problema de la filosofía donatista radica justamente en el planteamiento de hombres perfectos y puros. De hecho, los donatistas exigían un segundo bautismo en el caso de los traidores para que se ''purificaran''. 

Agustín en contra de dicho bautismo

Agustín tiene la idea de que todos los hombres pueden llegar a ser buenos por medio de su voluntad. Aplica los principios cristianos de piedad y misericordia para quienes cometieron pecados y quieren arrepentirse. Nadie es totalmente puro pues nacemos del pecado original de Adán,  por lo que no podemos esperar que todo hombre sea intachable. Así termina la discusión San Agustín:


''No se debe alabar a los malos por causa de los buenos, ni se debe abandonar a los buenos por causa de los malos'' 

Por lo menos, el tema del bautismo quedaría arreglado hasta algunos escritos posteriores. Por ejemplo, otro que los atacaría sería Cresconio y Petiliano donde San Agustín dedica 2 libros. 


Contra Emérito

Obispo del partido de Donato, Emérito era una persona un tanto fría e indiferente con los que le rodeaban según San Agustín. Sin embargo, ese día donde Emérito y Agustín tendrían el debate, el obispo donatista aceptó entrar a la iglesia para tener la discusión ahí. 

El debate que tuvieron fue relativamente corto, pues Emérito no supo responder bien a ninguna de las preguntas hechas por Agustín. Finalmente, Agustín lo trata de una manera cordial al despedirse pidiéndole que se una a la Iglesia Católica, cosa que nunca se supo bien si finalmente lo hizo. 


Contra Parmeniano

Una de las réplicas que tenía San Agustín era con un obispo llamado Parmeniano, amigo de Ticonio quien también fue obispo en su tiempo. 

Parmeniano acusaba al obispo católico de Córdoba llamado Osio en 294. Luchaba incansablemente con el arrianismo, pero fue acusado por ayudar al emperador Decio a entregar a los cristianos a la muerte. De acuerdo con San Agustín y con la biografía de Osio, no hay pruebas que puedan culparlo. 

Osio fue relacionado con Ceciliano para reunir gente que hiciera comunión con ellos. Uno de ellos fue Milcíades quien logró gracias a Constantino I exculpar a Ceciliano y a Osio. Se acusaba al emperador cristiano de tener mucha influencia de parte de Osio, y que a final de cuentas, Osio nunca logró ser condenado. Lamentablemente para los donatistas, no había ninguna prueba para condenar a Osio.

Parmeniano se quejaba también de que uno de los más polemistas sacerdotes fuera anti donatista: Optato. De hecho, este sacerdote escribió un libro llamado ''Contra el donatista Parmenio'', que, como pueden imaginar es una carta en contra del donatista. 

La separación que hace Parmeniano (y no sólo él sino que todos los donatista) es que existen los hombres buenos y malos. Los buenos son los que condenan a los malos (acusados de traidores) y los malos aquellos quienes condenaron a los buenos de forma vergonzosa. San Agustín dice no existen necesariamente los buenos y los malos de forma separada, sino que los buenos y los malos. Todos tienen la oportunidad de ser perdonados como lo establecen los principios cristianos.

Contra Gaudencio

Otro de los obispos donatistas que amenazó a San Agustín con quemarse dentro de una iglesia con unos cuantos compañeros. Sus debates con San Agustín la verdad es que están llenos de falacias. Quizás sea uno de los debates más desesperados que haya tenido la secta donatista en contra de San Agustín.

De acuerdo con Agustín, Gaudencio inventa amenazas y asesinatos que han cometido los católicos en contra de los donatistas, pero Agustín tilda esta conducta de paranoica diciendo que no pueden referirse a así a cualquier persona. En todo caso, a los herejes (como eran considerados los donatistas) se les ''corregía''(1), pero muchos de los donatistas aprovecharon esto para denunciar violencia contra ellos; incluso, muchos de ellos se auto exiliaron diciendo que los habían exiliado (de acuerdo con San Agustín).

¿Perdón o condena? 

Mucho se habló del amor que tenía San Agustín incluso por sus enemigos, a propósito de los principios cristianos que debía seguir. De hecho, Agustín llamaba a amar a los maniqueos aún cuando lo de ellos era cometer herejía. Sin embargo, con el tiempo esa mirada cambió.

San Agustín se vio abrumado por el cisma donatista y la unión con los grupos rebeldes llamados los circunceliones. Los circunceliones se unían a cada cisma para aprovechar de dar sus quejas sobre el imperio. Mientras los donatistas se quejaban de la religión, los circunceliones se quejaban de la economía, la sociedad y todos los problemas administrativos del Imperio. 

La unión de los circunceliones con los donatistas era la ocasión perfecta de San Agustín para justificar el empleo de la represión física a los herejes. Una interpretación de las S.E., específicamente en el Evangelio de Lucas daría la razón para justificar la violencia. 

''Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. A la hora de la cena envió a sus siervos a decir a los convidados: 'Venid que ya todo está preparado'. Al rato después, todos comenzaron a excusarse... ...Entonces enojado el padre de familia dijo: 'Ve pronto por los pobres los mancos y los ciegos, y trae acá a todos ellos'.
''El siervo llegó y dijo: 'Todos están aquí señor, pero aún hay lugar'. El señor le dijo: 'Entonces ve por los caminos y por los vallados y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. Ninguno de esos hombres que fueron convidados gustarán de mi cena' ''.
(Lucas 14:15) 

La fuerza de la coacción al decir ''oblígalos a entrar'' Agustín al interpreta como un símbolo de disciplina y orden, que posteriormente resultará en la voluntad divina que se pregonaba en la Santísima Trinidad (Memoria, Inteligencia y Voluntad). Está demás decir que esta justificación de la parábola de la cena en Lucas, justificaría la represión posterior de la Iglesia Católica contra todos los herejes.

Finalmente, ya en el año 411 en la conferencia de Cartago, Marcelino, quien era un excelente cristiano hizo la proclamación donde los donatistas son condenados por sus doctrinas. 

Salmo de San Agustín

Para San Agustín, el concepto de cisma era una cuestión difícil y vergonzosa. Los donatistas representaban una religión de resentimiento, donde se exige al ser humano algo que no es, pues nadie puede ser perfecto. El perdón y la misericordia es algo central en la obra de Jesús y los donatistas no lo están aceptando. 

Es así que San Agustín compone este salmo contra la secta donatista:

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Con acepción de personas es vergonzoso juzgar.
Nunca podrán los injustos el Reino de Dios ganar.
Que rasgues la ajena túnica nadie lo tolerará:



¿Cuánto más reo es de muerte romper de Cristo la paz?
Al autor de estos delitos busquémoslo sin errar.
Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Atormenta a los hermanos la abundancia de malvados.

Ya quiso nuestro Señor dejarnos bien avisados,
asemejando una red con el celeste Reinado
que por los mares recoge toda clase de pescados

La sacan hasta la orilla, comienzan a separarlos:
los buenos van a las cestas, al mar se tiran los malos.
Quien conozca el Evangelio hallará, con temor santo,
que en la red vemos la Iglesia, y el mar es el caos mundano

La mezcla de peces dice que viven buenos con malos.
El fin del mundo es la orilla: allí separarse han ambos.
Quienes rompieron las redes mucho al mar se aficionaron.
Las cestas son de los santos los tronos que no alcanzaron.

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Buen hombre, tal vez preguntes: ¿Y quiénes la red rompieron?
Los henchidos de soberbia, que se dicen justos ellos.
Han creado divisiones, altar contra altar han puesto.

Al diablo se han entregado, con altercados muy viejos,
y el crimen que cometieron lo cargan a hombros ajenos.
Entregaron la Escritura, mas con gran atrevimiento
nos acusan a nosotros, quedando de manifiesto
que es mayor hoy su pecado que lo fuera en otro tiempo.

Podrá excusarse la entrega de los Libros, por el miedo,
que por temor a morir de Cristo renegó Pedro.
Pero ¿cómo excusarán ser causa de enfrentamiento
de un altar contra otro altar? ¿Y el culpable rompimiento
de la paz que nos dio Cristo, sólo en el hombre poniendo
su esperanza? Tanto daño a la Iglesia nunca hicieron
todas las persecuciones, como ellos en paz le han hecho.

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Custodio nuestro, Dios grande: Tú nos puedes liberar
de estos bastardos profetas que nos quieren devorar.
Negro corazón de lobo quieren ellos ocultar
bajo piel de oveja mansa, con nombre de santidad,
pero en sus entrañas fieras él cisma escondido está.

Los que ignoran la Escritura se les suelen acercar;
oyen hablar de «traidores» sin conocer la verdad
de los hechos ya pasados. Si yo les digo: -«Probad
lo que afirmáis como cierto”, no saben qué contestar.

Ellos dicen que a los suyos creyeron sin vacilar.
Yo les digo que mintieron, pues nosotros, a la par,
a los nuestros damos fe, que testimonio nos dan
de ser vosotros «traidores».

 ¿Quiénes dicen la verdad? Los que en la raíz se injertan.
¿Y quiénes la falsedad? Solamente quien no vive
con todos en la unidad.

Tiempo ha concluyó la causa ¿Por qué no vivís en paz?
Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Dijeron nuestros mayores, y pusieron por escrito
los cargos que ahora os probamos: ellos fueron los testigos.

Hubo algunos «traditores» de los Sacrosantos Libros.
No eran hombres de la plebe: eran los propios obispos
de la región de Numidia; en Cartago reunidos
para ordenar nuevo obispo, encontraron que había sido
ya ordenado Ceciliano y en su sede establecido;
grande fue su indignaciónal verse ellos excluidos.

Era Botro, era Celestio, de Ceciliano enemigos,
-más vale de ellos no hablar-soberbios, truhanes, impíos.
Se confabularon todos inventando este delito:

Que su obispo consagrante entregó los Santos Libros
¡La red de la paz rompieron y andan por la mar perdidos!
Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
¡Es tan dulce y delicioso el convivir como hermanos!
Oíd la voz del profeta para que estéis aunados.

¿Quiénes lograrán probar este tan viejo pecado?
¿Quién fue su fiscal en juicio? ¿Y qué jueces se sentaron?
¿Quiénes fueron los testigos de quien osó confirmarlo?
Pero todo es invención, porque en sus hechos pasados
la fama bien claro hablaba de sus Libros entregados.

Los verdaderos autores en este caos se ocultaron.
Echaron a otros la culpa para esconder su pecado,
y, a partir de sus mentiras, han vivido equivocados
los jefes de su partido, por creerlos como a hermanos.

¡Que se acabe ya el error y la unidad construyamos!
Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Fueron sus antojos ley, sumidos en su ceguera:
para juicio tan solemne, para una causa tan seria
no eligieron sacerdotes  en número según regla;
el acusador y el reo no presentaron sus pruebas;
no hubo escritos ni testigos que el crimen probar pudieran
furor, engaño y tumulto se imponen en la tiniebla.

¿Podéis mostrarnos las actas que todo concilio lleva?
¿Qué obligó a nuestros altares enfrentar con violencia?
Si era indigno el sacerdote, que antes removido fuera,
y si esto no era posible, que en la red se mantuviera,
como ahora mantenéis tantos malos, a fe cierta.

Los que a muchos aguantáis por mor de vuestra fiereza,
para que hagamos las paces, aguantad a uno siquiera
Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Gozo inmenso nos daría saber que jamás antaño
quisisteis vuestros errores.

Mas si entonces no fue claro dónde estaba la verdad,
vedlo ahora los letrados. Muchos malvados tenéis
que soportáis de mal grado, mas de vuestra comunión
no consentís separarlos No hablo -los podréis negar-
de los famosos pecados: palizas, hogueras, muertes,
obra de vuestros sicarios a la luz del pleno día.

Y los sufrís, sin embargo, por error o por temor.
Hubieran bien soportado vuestros padres, por la unión,
a lo menos un malvado, si la protesta era tal
que impidiese degradarlo.

Añade que era inocente, sin nada en contra probado.
Mas porque nadie moviese la verdad de su pecado,
se fingieron los muy justos, siempre embrollos planeando.
Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Honores vanos quien busca, con Cristo no ama reinar,
como el jefe de esta plaga -«partido» nombrado le han-
Sí, Donato ambicionaba toda África conquistar
y pidió al Emperador jueces de allende del mar:
petición esta muy justa, mas no según caridad.

Da voces la verdad sola que ahora os voy a contar.
Consiente el Emperador, prelados a Roma van,
que a Ceciliano y Donato puedan en juicio escuchar.
Donato nada probó, pero se atreve a apelar:
del juicio de sus colegas, al Emperador irá.

La apelación por sí prueba no estar en la caridad
Vencido, a los ya cristianos comenzó a rebautizar
Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Investigad todo el caso, si queréis ser imparciales.
Lo que luego hizo Donato, ¿por qué no haberlo hecho antes?

Los obispos africanos no lograban concordarse:
Bien será, pues, que lo juzguen jueces de allende los mares.
¿Por qué corristeis al cisma, enfrentando ambos altares,
para cerrar los oídos a los fallos judiciales,
y que vuestros propios jueces a apelar os obligasen,
mientras por todos los medios procuráis que se proclame
el imperio del error?

 Y ahora que en vosotros nadie ignora lo sucedido,
os fingís los ignorantes; y si la verdad os urge,
decís que erraron los padres, como si alguien impidiera
que abjuréis las falsedades. Por la soberbia estáis presos
a una cátedra infamante.

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Caridad cristiana tiene quien ante todo es pacífico.
Prestadnos atención, pueblos, y a la concordia aveníos
quienes carecéis de sede que defender con prejuicios:
Si en un lugar contendiesen entre sí vuestros obispos,
¿a qué jueces llamaríais, como ajenos al litigio,
sino a obispos de otras tierras?

Y si ellos en justo juicio condenasen una parte,
¿no seríais vosotros mismos los primeros en romper
vuestra unión con los obispos que a los jueces imparciales
hicieran sordos oídos? ¿Cómo, pues, sois partidarios
de quienes, en tiempos idos, esto mismo realizaron?

Ellos son quienes, sin tino, a los jueces de ultramar
no les prestaron oídos en sentencia a favor nuestro;
y nos están hoy unidos. ¿Aún tendréis que replicar,
si lo declara el Juez, Cristo?

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
La verdad conoceréis, si hay luz en vuestro interior.
Se conservan todavía para darnos la razón,
Preces y Actas de Donato: comprobadlas, por favor,
Si no las queréis creer, probad con otra razón,
y si ésta la rechazamos, habrá eterna discusión.

Abracemos, pues, la paz: ¿Qué importa lo que pasó?
Nos acusáis viejas faltas y ésta es la contestación:
también vosotros faltasteis. Por Macario alzáis la voz
y nosotros contestamoscon lo del circuncelión
Lo nuestro ya está pasado, mas lo vuestro sigue hoy.
Si hay pajas en nuestra era, paja en ella sólo sois,
cuando no queréis la paz; y esos otros el bastón
levantan con amenazas.

¡Y ojalá sólo el temor, sin las palizas diarias,
infundieran! Pero no; porque si quitáis a éstos,
vuestro reino terminó.

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Macario en su proceder si tal vez fue más allá
de la mesura cristiana, luchaba por la unidad,
haciendo cumplir las leyes que dio el edicto imperial.
No digo que él no pecase, pero vosotros aún más.
¿Quién ordenó a esos furiosos ensañarse con crueldad,
como lo han hecho en el África?

No invoquéis la autoridad, de Cristo ni del Imperio:
no la podéis demostrar para quemas y apaleos
y locuras sin piedad. El palo -dicen- no es crimen,
porque sólo escrito está: Mete la espada en la vaina.
No es que lleguen a matar; les basta un duro apaleo:
él solo se morirá entre crueles dolores.

Si les mueve la piedad, se compadecen, sirviendo
un solo golpe mortal. «Israel» llaman al palo:
así Dios lo quiso honrar pero ultrajan más su nombre
que el cuerpo que tundirán.

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
No nos imputéis, hermanos, lo de tiempos de Macario.
De su mucha crueldad estamos avergonzados;
si de ellos dicen calumnias, Dios es quien puede juzgarlo.

Amemos la paz de Cristo, jubilosos nos unamos.
Nada nos podrá dañar que en la Iglesia queden malos,
y si no pueden vivir entre nosotros mezclados,
separados sean al punto, dejando la paz a salvo.

Si esto no es posible, sean del corazón apartados
Dijo el profeta Ezequiel que unos hombres señalados10
se lamentan de maldades causadas por sus hermanos;
pero de ellos no se apartan, siguen viviendo a su lado.

No nos apartemos, pues, por los hermanos malvados,
de nuestra única madre. Esto lo hicieron antaño
los impíos, erigiendo su propio altar separado,
para contar en sus filas peores y más dañados
que los que, fingiendo, dicen haber ellos evitado

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Ojeando la Escritura, verás de forma sencilla
lo que pretendo explicar: que predicó Juan Bautista
a los judíos, muy claro, que Cristo los limpiaría
como se aventa la parva de la era preferida.

A la mies, como operarios, sus discípulos envía:
tras recoger la cosecha, es la Cruz quien la ventila.
El trigo -los justos- llenan la Iglesia de castas vidas;
diciéndole adiós al mundo, vendieron cuanto tenían.

Eran como la simiente por todo el mundo esparcida,
para que brote otra mies que sólo al final se limpia.
Esta crece entre cizaña por doquier: las herejías.
Quienes rompen la unidad son la paja de esta trilla.
y si Macario en su tiempo se contaba entre sus filas,
¿por qué razón nos queréis rebautizar todavía?

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Pon dentro del corazón las dos eras, para ver
lo que quiero demostrar. Las Escrituras dan fe
que en el Viejo Testamento había santos también:
Dijo Dios que siete milse guardaba para El;
sacerdotes, reyes, santos, muchos hay bajo la Ley.
Allá ves muchos profetas, y de la plebe los ves.

Mas, dime, ¿quién de estos justos su propio altar quiso hacer?
Cometió muchos pecados el inicuo pueblo aquel:
sacrificó a falsos dioses, mató a profetas también,
pero nadie entre los santos la unidad quiso romper.

A los malos soportaban todos los hombres de bien,
en espera de que el bieldo supiera el grano escoger.
Aunque en el templo mezclados, mezclada el alma no fue,
y por más que los acusen, sólo un altar ha de haber.

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
¿Qué pensáis de todo esto? Otra mies nueva nació:
la Iglesia por todo el orbe, que ha de sufrir el dolor.
En Jesús tiene un ejemplo con lo de Judas traidor.
Lo admitía entre los buenos y a predicar lo envió.
Un mal siervo predicaba, pero la fe a Cristo vio,
porque los que al juez creían, se olvidaban del pregón.

Cuando dio la Santa Cena, ni siquiera lo excluyó16,
y aunque antes salido hubiese, fuera también su traición
quien a Jesús entregara. Pero ejemplo nos dejó,
de tolerar a los malos, y si la separación
no es posible, la ruptura sólo sea de corazón.
Pero cual paja de espigas algunos soberbios son,
que antes de ser aventados la tempestad arrastró.

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Responded: ¿Por qué razón nos queréis rebautizar?
A vuestros obispos reos expulsáis de la unidad
pero nadie después de ellos se atrevió a rebautizar,
y a los que ellos bautizaron en vuestra unión aceptáis.

¿Qué pudieron transmitirles si nada tenían que dar?
Mirad cómo a los adúlteros la Ley manda castigar.
No podrán decir que el miedo si bautizan sólo santos,
tras ésos rebautizad. ¿Nos calumniáis a nosotros,
que estamos en la unidad, y que no éramos nacidos
cuando aquella crueldad?

Los pecados de los padres los hijos no cargarán.
Esto dice la Escritura, y que buen fruto no da
si el sarmiento de la vid cortado del tronco está.

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Sabéis bien qué es «la Católica», y qué «de la vid cortado».
Si de en medio de vosotros hay algunos avisados,
que vuelvan, y vivirán en la raíz injertados,
y, antes de ser ramas secas, serán del fuego librados.
La fe sólo tiene un signo, y a nadie rebautizamos,
por usar la única fórmula, no por veros como a santos.
Ambos la tienen: la cepa y el sarmiento separado.
Mas ¿qué aprovecha la forma a quien está desgajado?
Venid, si queréis hermanos, y a la vid incorporaos.

Nos duele veros yacer por el suelo así cortados.
A partir del mismo Pedro, si queréis, id numerando
los pontífices, y ved qué padres antepasados
en su cátedra se han ido uno tras otro sentando:
Ella es la Roca invencible ante las fuerzas del Tártaro.

Vosotros, que amáis la paz,  juzgad ahora la verdad.
Tú, si un católico viene, hacia ti de buena fe,
hombre santo, como todos aquellos hombres de bien
que solemos escuchar, y te pregunta: «¿Por qué
me quieres rebautizar? Del pasado yo no sé;
sólo sé que ahora en Cristo tengo la auténtica fe.

Si me mancha lo que ignoro, cómo eres hoy quiero ver.
Muéstrame todas tus caras, que el corazón no se ve.
Si me mancha lo que ignoro, me estás manchando tal vez.
y si te tengo por santo, has de examinar muy bien
con quiénes estás mezclado.

Si pecamos sin saber los pecados que tu gente
no cesa de cometer en secreto, te mancillan,
y santo no puedes ser y si de faltas que ignoras
te despreocupas, también yo quiero despreocuparme
de lo sucedido ayer ¡Y a un cristiano así te atreves a bautizarlo otra vez!

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Vuestras sedes pretendéis mantener contra justicia.
¡Ay de vosotros!, que sois -proclama vuestra osadía-
los únicos hombres santos, aunque de forma distinta
pensáis en el corazón, cuando veis en vuestras filas
los malos por todas partes abundar en demasía.

¿Podréis decirnos: «Estamos mezclados en la red misma»?
Os respondemos bien pronto que rota la red habíais.
No podréis decir que pajas soportáis en vuestra trilla:
- «¿Por qué antaño no lo hicisteis?», nuestra respuesta sería.
Los malos no eran peores que Judas traidor, y un día
los apóstoles aceptan tomar con él las primicias
del misterio de la Cena, sabiendo, como sabían,
todos ellos que era reo de tamaña felonía.

Tampoco a ellos les manchaban pecados de ajena vida.
¡Y a los cristianos osáis rebautizar todavía!

Vosotros, que amáis la paz, juzgad ahora la verdad.
Atendedme sin enojos a lo que os digo, hermanos:
Nada hay falso en lo que oís, y podéis bien comprobarlo.
¿Qué respondéis si la Iglesia como madre os fuese hablando.
- Hijos míos, a qué viene de vuestra madre quejaros?
Decidme más bien por qué me abandonasteis antaño.
Culpáis a vuestros hermanos, y es a mí a quien dais quebranto.

Antaño con los gentiles, cuando sufrí males tantos,
me abandonaron, sí, muchos, mas por miedo renegaron;
¿Y quién os fuerza a vosotros a estar contra mí luchando?
Decís estar de mi parte, pero bien sabéis que es falso.
Yo me llamo la Católica, vosotros los de Donato.
Rezar por todos los reyes me mandó el apóstol Pablo,
y a vosotros os da enojo de ver que ya son cristianos.
¿Cómo os doléis, si sois hijos, de que Dios me haya escuchado?

Cuando trajeron sus dones, no quisisteis aceptarlos,
olvidando a los profetas que tiempo ha profetizaron
que grandes reyes gentiles a la Iglesia harían regalos.

Y al rechazar estos dones dejasteis bien demostrado
no ser parte de la Iglesia, y obligasteis a Macario
dolido de tal desprecio a vengar su desagrado.
Pero yo, madre de todos, ¿qué males os he causado?
Si puedo expulso a los malos, y cuando no, los aguanto.

Los soporto hasta que sanen, o sean al fin separados.
Vuestra muerte me atormenta; ¿por qué os habéis alejado?
Si a los malos tanto odiáis, en los que tenéis fijaos.

Pero si también vosotros toleráis el tener malos,
¿por qué razón no ha de ser en unidad hermanados,
donde nadie rebautiza, ni hay altares enfrentados?
¡A cuántos malos sufrís!, pero será sin salario, pues que el sufrir lo debéis no a Cristo, sino a Donato.
Cantares de paz son éstos, si escuchar queréis, hermanos.
Os recuerdo que algún día llegará el Juez soberano:

Él es quien exige cuentas, nosotros quienes las damos.


Conclusión

A los donatistas podríamos ubicarlos como un movimiento social que buscaba justicia por las persecuciones en tiempos de Decio. Este fue un texto relativamente corto porque sólo consta de este salmo, donde San Agustín cuenta la historia de los donatistas, junto con el resentimiento que estos tienen debido a los traidores de esos tiempos. Cabe destacar cómo comprendían el concepto de perdón o misericordia de los donatistas, porque claramente no perdonaron nunca a los dichos traidores. ¿Qué piensan ustedes? ¿Perdonarían a los traidores?

domingo, 12 de febrero de 2017

San Agustín de Hipona - Comentario literal al Génesis, incompleto (393).

No contento con haber refutado en cuatro libros a los maniqueos, San Agustín de Hipona comienza otro libro sobre el análisis del Génesis; esta vez, de manera literal o como él decía: histórica. En efecto, ya sabemos a manos de San Agustín que existen variadas formas de interpretar un texto, y una de esas es la histórica. Quizás, esta forma de analizar el texto será mucho más difícil de realizar teniendo en cuenta que la interpretación siempre suele ser más flexible (aunque no en todos los textos). En fin, veamos el nuevo análisis del doctor de la Gracia al Génesis. 

Definiciones:

(1) Que no puede explicarse con palabras.

Referencias:

(1) Lo que se engendra de Dios pertenece intrínsecamente a él, y lo hecho pertenece extrínsecamente. 
(2) Para las ideas de ese tiempo, las plantas carecían de sensibilidad; sin embargo, estudios actuales aseguran que podrían tener sentido. 

Comentario literal al Génesis
(Incompleto)


ANTES DE LEER:

Quizás sea más prudente leer los primeros análisis interpretativos que San Agustín hace del Génesis en las siguientes obras:


En estos libros aparecen todas las refutaciones que Agustín hace contra los maniqueos, pues ellos tenían sus propios comentarios en contra de la Iglesia Católica.

 Capítulo I: La fe Católica

La fe Católica significa que es aceptado que Dios ha creado todas las cosas por medio del Hijo y del Espíritu Santo. Las tres entidades: Padre, Hijo y Espíritu Santo conforman la Santísima Trinidad. 

La fe también dice que Dios no tiene opuestos, es decir, no hay dos naturalezas como lo decían los maniqueos, sino que solamente un Dios que hizo todas las cosas buenas. Por lo tanto, el mal no existe de manera externa al hombre, sino que dentro de él por su libre voluntad. 

Capítulo II: Exposición

El comienzo de este análisis obviamente será como parte el Génesis, de ahí que se use la frase ''En el principio hizo Dios el cielo y la tierra''. Esta frase en realidad se podría exponer desde distintos puntos de vista y así lo veremos con San Agustín

Capítulo III: ''¿Qué significa ''En el principio hizo Dios el cielo y la tierra''?

¿Cómo es que podemos entender esta frase? ¿cómo el principio del tiempo o cómo principio de la sabiduría de Dios? Si lo entendemos por la sabiduría de Dios, entonces debemos decir que el mismo Jesús era el principio, pues recordemos cuando se le interrogó quién era él, él respondió:

''Yo soy el principio que a vos hablo''
(Juan 8:25)

De aquí se entiende que hay un principio sin principio y un principio con otro principio. ¿Quién es el primero? Dios ¿Quién es el segundo? Jesús.

Principio sin principio: Dios
Principio con otro principio: Jesús

¿Qué pasa entonces con los ángeles? los ángeles son creaciones de Dios pues Dios lo creó todo. Sin embargo, ¿nacieron antes del tiempo o después del tiempo? debieron nacer después del tiempo si son criaturas, pues toda criatura necesita de tiempo para existir. 

El cielo y la tierra fueron creadas después de la creación del tiempo por el mismo argumento de los ángeles. Sin embargo, el tiempo no puede ser coeterno a Dios, es decir, no pueden haber existido al mismo tiempo; Dios creó el tiempo, aunque en nuestra mente, es difícil comprender que una creación haya sido dada sin tiempo; por lo tanto, sólo nos queda la fe de que el tiempo fue creado. 

¿Se habrá creado el cielo y la tierra así como cuerpos? No, Agustín nos dice que cuando se dice ''cielo'', la biblia se refiere a todas las cosas invisibles e incorpóreas y por tierra quiere decir todas las cosas terrenales. 

Por último ¿con qué creó Dios el cielo y la tierra? como lo viene sosteniendo San Agustín a lo largo de sus obras, Dios hizo todas las cosas de la nada. No necesitó de ninguna materia, pues Dios no tiene necesidades al ser todopoderoso. 

Capítulo IV: ''La tierra estaba invisible y en desorden''

¿Que significa que la tierra fuera invisible? básicamente que estaba creada de materia simple e informe. Luego, Dios concedió a la tierra la susceptibilidad necesaria para que posteriormente el hombre pudiera apreciarla. 

Lo que sigue a ese versículo es lo siguiente: ''Y las tinieblas estaban sobre el abismo'' ¿Qué significa esto? ¿Acaso que las tinieblas existieron antes que la luz? No, lo que pasa es que las tinieblas, al ser ausencia de luz, son ausencia de todo. En otras palabras, las tinieblas son nada. Luego se dio la luz. 

Luego tenemos la frase ''Y el espíritu de Dios fue llevado sobre las aguas'' En este pasaje, la biblia aún no decía que el agua se había creado, por lo que se puede pensar simplemente que el agua estaba antes de Dios, pero esto no es así. Recordemos que cuando se dice Dios creó el cielo y la tierra, por tierra quiere decir todas las cosas de este mundo y el agua es una de ellas. 

De esta forma, Agustín reconoce tres disposiciones de la materia:

Materia del mundo: cielo (terrenal) y la tierra
Materia informe: tinieblas (oscuridad)
Materia fabricable: los contenedores del mundo (tierra, agua y aire)

Por lo tanto, queda claro que toda materia fue creada por Dios y no antes de Dios. 

Capítulo V: ''Hágase la luz''

Esto es lo que había dicho Dios al mundo ''Hágase la luz'', pero no debe imaginarse que se dijo como si Dios tuviera pulmones o algo así. ¿Cómo lo hizo entonces? ¿Qué significa ''hágase la luz''? San Agustín nos dice que fue de manera inefable(1). En todo caso, quien hizo todas las cosas es el Verbo y el Verbo es coeterno a Dios porque existe con él y porque conforma la Santísima Trinidad. 

¿Será una luz como la que podemos ver en el día? No, la luz a la que se refiere la biblia es una luz divina engendrada por Dios mismo; esta luz que experimentamos en el mundo terrenal está hecha por Dios(1). Por lo tanto, la luz que vemos es corpórea. 

Lo contrario a la luz son las tinieblas. De alguna manera, las tinieblas no comprenden una entidad tangible, pues la relación entre luz y tinieblas es la misma que lo lleno y lo vacío; correspondiendo ésta última a las tinieblas. Ahora, Dios no fue el artífice de las tinieblas porque Dios es sólo responsable de la creación de los seres que, valga la redundancia, existen. 

Capítulo VI: ''La luz el día y las tinieblas noche''

¿Qué significa el versículo ''Y llamó Dios a la luz día y a las tinieblas noche''? El día y la luz son lo mismo, así como las tinieblas y la noche son lo mismo. Más que todo, la relación de estas dicotomías son referenciales siendo la más importante obviamente, la luz y la tiniebla. 

Capítulo VII: ''Y fue hecha la tarde y fue hecha la mañana''

¿Qué significa el versículo ''y fue hecha la tarde y fue hecha la mañana, un día''? Significa que de esta manera se componen los días, pues la noche significamos que era la nada. En realidad, es la mañana lo que determina un día de otro, por eso no se incluye la noche en este versículo. No debe pensarse que fue primero la tarde o primero la mañana porque eso sería verlo con la razón humana, la verdad, es que esto se debe entender a través de lo inteligible y entendiendo la omnipotencia de Dios; lo que significa que fueron hechas al mismo tiempo. 

Capítulo VIII: ''Hágase el firmamento en medio del agua y divida el agua''

¿Que quería decir la biblia con este fragmento? Por supuesto, las aguas que estaban en el firmamento no son las mismas aguas que conocemos nosotros. De hecho, se dice que éstas aguas que estaban en el firmamento son las mismas en las que se dice que Dios fue llevado. Por lo tanto, estas aguas son aquellas que son llamadas invisibles. 

Capítulo IX: Continuación sobre el versículo anterior

La verdad es que Agustín demuestra cierta complicación al demostrar que todo lo dicho en la biblia es hecho por Dios. Si bien Dios hizo todas las cosas al mismo tiempo, no debemos pensar que hubo un intervalo de tiempo para hacerlas pues, lamentablemente, nuestro intelecto nos hace imaginar que cada cosa fue hecha sucesivamente, pero no es así. La obra de Dios se hizo toda a un mismo tiempo. 

Capítulo X: ''Reúnanse las aguas que están debajo del cielo en su solo conjunto, y aparezca la árida y así se hizo''

Aquí sí nos referimos a las aguas del mundo, es decir, a esas aguas corporales. Luego se habla de la árida que en realidad sería la tierra tal y como la conocemos corporalmente. 

Desde este momento, Dios comienza a hacer que las cosas sean visibles para el ser humano, con el fin de que pueda utilizarla como mejor le convenga. 

Capítulo XI: ''Germine la tierra hierba de alimento que lleve semilla según su género y semejanza''

En realidad, el versículo reza así:

''Y dijo Dios: germine la tierra hierba de alimento que lleve semilla según su género y semejanza, y árbol frutal que produzca fruto, cuya semilla sea en sí según su semejanza''

Así se completó el tercer día, es decir, luego de haber creado el cielo la tierra, el día y la noche, faltaban las cosas más terrenales. Debemos comprender que ni el cielo ni la tierra, ni ningún elemento tiene una especie de ''descendiente'' del cual podamos hablar. Esto se debe a que todas esas cosas son únicas en su especie, además de que algunas son inefables e inmortales.

De la tierra surge el alimento para el hombre. Más, ¿por qué Dios no añadió nombres a todos estos alimentos, además de añadir nombres a todas las plantas existentes? San Agustín nos dice que esto se verá más adelante en otra obra. 

Capítulo XII: El firmamento y los días

Luego nos viene el versículo ''Háganse los luminares en el firmamento para que luzcan sobre la tierra'' Estos luminares los entenderemos como todas las estrellas del espacio. Se dice que el propósito de estos luminares se habían hecho para llevar el conteo de los días y los períodos de dichos días. Por otro lado, cómo fueron creados? de la misma forma que San Agustín ha descrito: de la nada.  


Capítulo XIII: Los días y los años

Luego dice el versículo: ''Y sean en signos y tiempos, y en días y en años''. Cuando se habla de signos quiere decir justamente la eternidad, y cuando habla de tiempos quiere decir los intervalos de tiempos que conocemos como las horas y los minutos.  

Gracias a todas las estrellas y demases planetas podemos saber cómo van avanzando los días. En todo caso, sobre los planetas que no son la tierra no se dice mucho, salvo que sirven como luminares para los humano en la tierra. 

Capítulo XIV: El nacimiento del aire y de las aguas

Después viene el siguiente versículo:

''Y dijo Dios: salgan del agua reptiles de ánimas vivas y volátiles que vuelven sobre la tierra debajo del firmamento del cielo, y así fue hecho''

Parece que aquí puede haber un problema, pues ¿cómo podríamos decir que los animales volátiles salen de las aguas? Agustín nos dice que estas aguas serían realmente las nubes porque éstas están hechas de agua.  

Podría decirse ¿por qué en ningún momento se nombra el aire? ¿no sería más fácil y entendible que los animales volátiles estuvieran en el aire más que en el agua? La verdad es que no se ha dejado de nombrar ningún elemento, pues el aire de los cielos es húmedo gracias a las aguas del cielo. 

Ahora, frente a esto puede surgir otra interrogante ¿podríamos decir que el aire se formó del mar? Cuando Dios creó el cielo y la tierra, quedamos que las cosas del cielo son incorpóreas, mientras las de la tierra todas las corpóreas; por lo tanto, en el momento en que se creó la árida, se creó el aire, pues para que la tierra fuera visible se necesitaba el aire. 

De hecho, ya decía Aristóteles en el primer libro de Meteorológicos que el agua provenía de la condensación del aire. Por otro lado, no debemos olvidar el ciclo del agua donde la evaporación de esta misma se convierte en agua una vez que sube a lo alto del cielo. 

Capítulo XV: Continuación del versículo anterior

¿A qué se refiere la biblia cuando dice ánimas vivas? podríamos perfectamente pensar que antes las almas estaban muertas, pero no es así. Agustín nos dice que esto es solamente un realce al querer enfatizar a las criaturas vivientes. 

Dios bendijo a todos los animales ya sean volátiles, terrestres o aéreos; sin embargo, nada se dice sobre las plantas ¿Acaso non bendijo las plantas? La verdad es que Dios sólo le dio la bendición a los animales con sentido y no a los que no tienen sentido como a las plantas(2). En todo caso, puede pensarse que cuando Dios dice ''Creced y multiplicaos'' da una especie de bendición, aunque más de orden de que crezcan las cosas. 

Al terminar Dios con estas criaturas, hasta el momento la biblia dice ''y así se hizo'' de aquí no se debe entender ningún día, y tampoco el versículo ese de que en el sexto o quinto día se hicieron los animales porque esto sólo es tomado como referencia. Agustín insiste que todas las cosas fueron hechas al mismo tiempo, y para nosotros entender, la lectura de la biblia se hace en días y en tiempo. 

Capítulo XVI: Última cuestión frente a los animales

Finalmente, Dios creó todos los animales existentes en la tierra. ¿Qué pasa con el hombre? el hombre y los animales fueron hechos al mismo tiempo, pero el hombre fue separado de los animales al tener la razón

El hombre a imagen y semejanza

Por supuesto que lo que se hace a semejanza no es igual y aquí se justifica que el hombre no sea igual que Dios y sólamente su semejanza. Sin embargo, ¿por qué se dice ''a imagen''? con esto podríamos decir perfectamente que se refiere a la igualdad; no obstante, la ''imagen'' en este sentido es justamente la semejanza.

En efecto, una cosa es ser semejante y otra la semejanza. Lo semejante proviene de la semejanza, así como lo casto proviene de la castidad; por lo tanto, al ser la semejanza una imagen, no tiene nada de malo decir a imagen y semejanza. De hecho, sin la imagen no puede haber semejanza, así como sin la semejanza no puede haber imagen. 

Conclusión

Este es un libro que a San Agustín realmente costó mucho desarrollar. Incluso, en un libro llamado ''retractaciones'' escribe algunas correcciones sobre este libro. Ciertamente es difícil explicar lógicamente o racionalmente, o históricamente algo que es tremendamente susceptible a interpretaciones. La verdad es que, a manera personal, a cualquier podría ocurrírsele muchas cosas al leer estos fragmentos, es decir, todos podríamos subjetivizar a nuestro antojo y crear significados que no necesariamente tienen que ver. De todas formas, mucho tiempo después San Agustín volverá a estos escritos, pues recordemos que el título señala ''incompleto''. 

sábado, 11 de febrero de 2017

San Agustín de Hipona - Acta contra el maniqueo fortunato (392).

Esta es una pequeña acta que se rescató del gran debate que hubo entre el maniqueo Fortunato, contra San Agustín de Hipona. Es de seguro esperar la victoria de San Agustín que ya iba rebatiendo a los maniqueos desde mucho antes. Si bien hemos tenido los textos que han refutado la teoría maniquea con la razón, no habíamos podido ver cómo un verdadero maniqueo trata de resarcirse de las argumentaciones del filósofo católico. Nos hará mucha falta complementar esta lectura con los textos que Agustín ya tenía en contra de los maniqueos. Veamos el desplante y el razonamiento del obispo. 

ACTA CONTRA EL MANIQUEO FORTUNATO


Introducción

San Agustín se enfrenta un día con un presbítero igual que el llamado Fortunato. Este presbítero era obviamente un maniqueo que había permanecido mucho tiempo en la secta tratando de captar más adeptos. 

Fortunato y Agustín debatían sobre el orígen del mal; Agustín obviamente decía que el mal proviene del libre albedrío, mientras que Fortunato decía que el mal provenía de una naturaleza coeterna al mismo Dios; es decir, el mal y el bien eran dos sustancias separadas y enfrentadas la una con la otra. 

Este debate se desarrolló en Hipona el 27 y 28 de Agosto en el consulado del Arcadio Augusto y Q. Rufino. 

Debate: ¿Es Dios imperfecto?
San Agustín y Fortunato

¿Existen dos sustancias?

San Agustín comienza el debate señalando el error maniqueo de decir que Dios puede ser mancillado, así como también es todopoderoso. Por otro lado, los maniqueos también afirman la existencia de una sustancia maligna que obliga al hombre a pecar. 

Fortunato reconoce que justamente son esos los principios maniqueos, pero antes de pasar a ese tema, el maniqueo cambia de tema para hablar sobre las costumbres que ellos tenían en la secta. Según el relato de Agustín (el cual no es del todo completo), los maniqueos rezaban en dirección al sol, y además recibían la Eucaristía. 

Agustín insiste a Fortunato que responda a lo que primero se planteó que si de verdad existía alguna especie de sustancia contraria a Dios, a  lo que Fortunato comienza exponiendo los primeros puntos del maniqueísmo.

Primero nos dicen que Dios es todopoderoso, y que nadie puede llegar a él sino por medio de un mediador. Esto lo sustentan con el versículo de Juan:

''Yo soy el camino, la verdad y la puerta, y nadie puede llegar al padre; sino por mí''
(Juan 14:6)

Luego, Fortunato nos dice que si se cree en Dios no sólo vendrá una recompensa en la vida, sino que de hecho se podrá pasar de la vida a la muerte como lo dice Juan

''Quien crea en mí no gustará la muerte nunca jamás, antes bien, pasará de la muerte a la vida y no le llegará la condenación''
(Juan 5:24)

Con esto, Fortunato prueba que todas las almas están fuera de Dios, pues el mismo versículo dice ''nadie llega al padre sino por mí'' es decir, por medio de Jesús; por lo tanto, tenemos tres entidades separadas según Fortunato

Dios - Jesús - Hombre
Bien - mediador - mal

Esto quiere decir que Agustín debe probar que no son entidades separadas y que los hombres no están fuera de Dios. Sin embargo, no obstante con esto, Fortunato sigue añadiendo otros argumentos. Recordemos que Jesús es el mismo Dios a través del concepto de la Santísima Trinidad; lo que quiere decir, que si Jesús sufrió todas las penas con los romanos, entonces Dios también. Por lo tanto, Dios fue mancillado. 

San Agustín responde a esto diciendo que Dios envió a un hombre para mostrar lo divino que es. El hombre (Jesús) si bien fue dañado, fue dañado como hombre y no como divinidad, de ahí que se refute que no hay dos sustancias, pues Dios controla a los hombres tanto como a las otras cosas divinas. Después, San Agustín insiste con el siguiente razonamiento:

Fortunato: Dios puede ser mancillado como lo fue el hijo, pero también es todopoderoso como descripción del sumo bien. 

San Agustín: ¿Cómo puede ser Dios todopoderoso si es mancillado? ¿Cómo puede ser mancillado si es todopoderoso?

Estas son preguntas que Fortunato no puede responder, pero sigue el mismo tema utilizando otra perspectiva. 

¿Está Dios en el alma?

Fortunato comienza con una pregunta clave:

¿El alma es de Dios o no?

Agustín responde naturalmente que el alma puede volverse pecadora en los vicios, y también puede volverse divina en virtud. Como Dios no sufre ningún daño, entonces Dios es mucho más que el alma. Fortunato refuta inmediatamente que Agustín admitiría que el alma está fuera de Dios al ser pecadora, puesto que Dios es todopoderoso. Los maniqueos, al contrario, dicen que el alma si pertenece a Dios, y por eso se envió a Jesús, para que devolviera las almas a Dios.

San Agustín responde que si bien el alma y Dios no son lo mismo, Dios es el autor del alma, y el creador no es mejor que la obra así como la obra no es mejor que su creador. Por lo tanto, de alguna manera podríamos decir que el alma es de Dios al ser él el creador, tanto así como cualquiera puede tener un objeto que le pertenezca pero que no sea mejor que él (por ejemplo, que yo tenga un lápiz significa que es mío, pero que no es mejor que yo). 

¿Todo proviene del mandato de Dios?

El tema cambia radicalmente nuevamente a causa de que Fortunato quiere discutir lo siguientes: ¿Todo proviene del mandato de Dios?

Agustín responde afirmativamente diciendo que no hay nada que escape al ojo de la providencia. Sin embargo, Fortunato dice con razón que todas las cosas sensibles tienen relación entre sí, a causa de que son similares las unas con las otras. De ahí que se diga que Dios no es lo mismo que las cosas que creó no le pertenecen y que además le son adversas. Fortunato lo respalda con el siguiente pasaje:


''El árbol que no plantó mi Padre será arrancado y arrojado al fuego porque no da buenos frutos''
(Mateo 15:13)


Si al Padre que es Dios no le pertenece ni el árbol del paraíso, entonces de aquí se entiende que existen las dos naturalezas: el bien y el mal, y que Dios no tiene control por sobre todas las cosas. 

Agustín responde a esto que las cosas son contrarias justamente por nuestra voluntad de pecar. Dios lo hizo todo bien y en orden, la naturaleza del orden proviene de Dios, pero el pecado, que es desorden, no proviene de otro ser sino más bien que del hombre. Existen dos clases de pecado en este respecto; el pecado en sí y el pecado que castiga. El primero no corresponde a Dios, pero el segundo sí en cuanto a que es justo. Así, Dios creó todas las cosas y todas ellas le sirven y no al revés. Por lo tanto, Dios tiene control sobre todas las cosas a partir de que él mismo las creó.  

¿Somos aparte de Dios?

Las escrituras siempre hablan de la muerte del hombre como de la mujer. Sin embargo, por esta muerte no se debe entender la extinción de la vida, sino más bien la preferencia por el pecado. Cuando nos alejamos del pecado es cuando estamos vivos y cuando estamos en él estamos muertos. Fortunato responde a esto con lo que dice el apóstol San Pablo en el siguiente versículo:

''Por naturaleza somos hijos de la ira''
(Efesios 2:3)

Si somos hijos de la ira, entonces cuando venimos a este mundo nos mezclamos con lo malo. Según Fortunato, las almas son enviadas por Dios a este mundo corruptible y en el final de sus vidas, estas almas retornar finalmente a Dios. El mundo corruptible que es pasajero es el mundo de las tinieblas y por lo tanto del supremo mal que es adverso a Dios. 

¿Cuál es la sustancia de los hijos de Dios?

Fortunato sigue con sus preguntas para atrapar argumentativamente a Agustín. Si el rey David, por ejemplo, fue hijo de Dios ¿cómo es que David era carne? Si es así entonces esto se contradice con el siguiente pasaje:

''La carne y la sangre no pueden poseer el reino de Dios, como tampoco la corrupció posee la incorrupción''
(1-Colosenses 15:50)

El debate terminó en ese momento, pero continuó al día siguiente y Fortunato era quien comenzaba. 

El maniqueo afirma que nada imperfecto puede provenir de Dios, al ser él el sumo bien; lo corrupto viene de lo corrupto y lo incorrupto de lo incorrupto; así, David no puede ser hijo de Dios porque al ser carne sería corrupto. Si la carne es mal, entonces no proviene de Dios. 

San Agustín, para rebatir este sensato argumento, recurre a la descripción del libre albedrío. Dios le dio el libre albedrío al hombre justamente para que hiciera el bien, porque, el hombre que no peca libremente, no peca. En efecto, sin el libre albedrío, entonces estaríamos obligados a hacer el bien y eso no representaría ningún mérito. Es mucho más valioso que cuando el hombre tiene la posibilidad de hacer el mal, haga el bien. Por lo tanto, mientras el hombre haga el bien estará más cerca de Dios y mientras haga el mal, más lejos.

Fortunato contesta que si el hombre tiene libre albedrío, es decir, voluntad para pecar, entonces Dios sería cómplice de él en el mismo pecado. Además, Fortunato recalca que cuando habla de que el hijo de Dios es carne, se refiere a la sustancia y no a su libre albedrío (lo que constituye un problema para San Agustín). Añade finalmente que el mal se hace involuntariamente y que esa sustancia separada de Dios hace que el mal se engendre en el hombre. 

Agustín responde que todas las cosas fueron creadas a partir de la bondad, es decir, todas las cosas se hicieron buenas. Agustín hace ver esto en el siguiente razonamiento; si lo que existe es verdadero (porque lo falso no existe), entonces todas las cosas que existen son buenas pues la verdad es buena. Veamos la relación que hace Agustín:

Existencia - No existencia
Verdad - Mentira
Bueno - Malo

Por lo tanto, todas las cosas son buenas y si son buenas, entonces no quedaría más que decir que el mal se origina a partir de la voluntad del hombre. Además, si el mal no proviene del hombre y proviene de esta sustancia mala que llaman los maniqueos, entonces esa sustancia deberá ser castigada y no el hombre. Esto lleva a un absurdo increíble, porque de ser así, entonces la sustancia mala que es la gran pecadora debería ser castigada; y no obstante el hombre es el castigado, es decir, el hombre paga los pecados de la sustancia mala (?). 

¿Hay mal fuera del hombre?

Fortunato reconoce que hay mal en el hombre, pero que ese mal no es el único que existe. Hay un mal que es exterior al hombre y es el origen de todos los males. El alma se ve compelida a pecar a causa de una naturaleza ajena a ella, pues lo que es de Dios no puede pecar. Así lo dice el apóstol San Pablo:


''La carne apetece contra el espíritu y el espíritu contra la carne, de modo que no hacéis lo que queréis''  
(Gálatas 5:17)

De ahí que la palabra ''no hacéis lo que queréis'' refleja la influencia de esta sustancia del mal que hace que el hombre peque. 

San Agustín responde que en realidad, lo que nos hace pecar es la influencia de la carne, o más bien, la costumbre de la carne. Esto quiere decir que Agustín, reconoce que hay un mal exterior al hombre, pero este mal, al existir, es bueno y está bajo el control de Dios. 

¿Qué necesidad tuvo Dios de enviar un alma?

Es una pregunta que San Agustín le hace a Fortunato. Debemos considerar que Fortunato ha eludido cada pregunta que hace Agustín, sobre todo aquella de que si Dios recibe algún daño. 

Fortunato nuevamente no responde a la pregunta y se concentran en resolver otra que es justamente la razón de por qué Dios envió a un alma a sufrir todas las miserias del mundo. En este punto, Fortunato dice que Dios es cruel al enviar al alma a sufrir todas las miserias que tiene, pues él (Dios) sabe que el alma es susceptible de sufrir todos los males. 

Ahora, una de las razones de Dios para enviar a las almas a este mundo, según Fortunato, era también poner límites a la otra naturaleza (sustancia del mal). Ahora, ¿qué necesidad va a tener Dios de poner límites a la otra naturaleza que es mala, si Dios no puede sufrir ningún daño? 

Fortunato no puede responder a esta pregunta diciendo ¿Qué puedo responder, pues? a lo que San Agustín confiesa que justamente esa es la duda que él tenía en la secta maniquea, y que nunca pudo resolver con ellos. De ahí cambió a la fe católica para saber que en realidad Dios no tiene contrarios

Finalmente, Fortunato acepta la derrota diciendo que la pregunta debe analizarla con sus superiores para ver qué respuesta la pueden dar. 

De Fortunato no se volvió a saber. Agustín dice que nunca se volvió católico, pero que tampoco se volvió a aparecer en Hipona. 

Conclusión

Como dijimos en la introducción, la refutación maniquea siempre se llevó a cabo a través de la teoría, pero ahora vemos la refutación en vivo, en práctica contra uno de los mejores maniqueos que existían. Este libro no hace nada más que reafirmar el concepto del catolicismo frente a la herejía de los maniqueos y a otras herejías posibles que quieran malinterpretar las Sagradas Escrituras. No podemos dejar de apreciar un escenario biográfico, donde Agustín se desquita con todas las dudas que tuvo en su momento en dicha secta. Un libro para resumir el ataque hacia los maniqueos.