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sábado, 29 de abril de 2017

San Agustín de Hipona - Catequesis para los principiantes (399).

¿Qué es la catequesis? Hoy en la actualidad tenemos un concepto distinto del que tenía San Agustín de Hipona. Por lo demás, lo que veremos ahora es justamente cómo introducir una catequesis y hacer que los alumnos aprendan las verdades cristianas. El catequizante debe ser una persona instruida en las Sagradas Escrituras porque en sus manos está el futuro de todos los catequizando que reproducirán sus enseñanzas a toda la gente. Veamos cuáles son los consejos que da San Agustín para aquellos que se dedican a la catequesis.

Referencias:

(1) Hoy en día la catequesis se hace normalmente sentados en una iglesia. 

Referencias:

(1) Catequesis: proviene del griego κατηχεῖν (katequein) que significa ''instruir''. Como definición normal significa instruir en la doctrina cristiana. 
Catequesis para los principiantes


Deogracias y su petición

Deogracias era un diácono del Imperio Romano dedicado a realizar la catequesis en la iglesia. Un día le preguntó a San Agustín cómo hacer una buena catequesis(1), cuidándose de no cometer errores al enseñar las Sagradas Escrituras. Por otro lado, uno de los problemas que tiene Deogracias es que no le gustan sus propios discursos. Por supuesto, San Agustín acepta encantado de enseñarle lo que él sabe sobre la catequesis. 

Experiencia de San Agustín

Lo primero que dice San Agustín a Deogracias es que no se preocupe de su discurso si este es aburrido. De hecho, el mismo San Agustín dice que nunca quedaba satisfecho con sus discursos y de esta manera, siempre estaba pensando en uno mejor para la próxima vez. 

El discurso, dice San Agustín, tiene como prioridad número uno que se entienda a la audiencia, sin importar si este tiene un tono monótono o lento. Cada palabra dicha en el discurso queda impresa en la memoria de quien lo escucha sea como sea. Sin embargo, bien podríamos decir que mucha gente olvida las palabras que se dijeron en un discurso, pero lo que nunca olvida es el sentido del mismo y es sentido se da a través de los signos. 

Tarea del catequista 

Como dijimos anteriormente, la tarea del catequista es darse a entender a su audiencia y no preocuparse por el tono o el ritmo de su discurso. Si pasa que el catequista se aburre de su discurso es simplemente porque siempre se quiere hablar de una cosa actual y no de cosas que ya se conocen. 

Lo más importante es estar feliz en el proceso de catequesis y debiera ser así, pues si Dios pide que se enseñen las S.E. entonces el catequista debe estar feliz al cumplir la labor de Dios. 


PRIMERA PARTE: CATEQUISTA Y CATEQUIZANDO

Metodología y teoría de la catequesis

La catequesis siempre debe comenzar con la primera frase de la Biblia:

''En el principio Dio creó el cielo y la tierra''
(Génesis 1:1)

Luego se debe avanzar progresivamente hasta la historia actual de la Iglesia. Agustín recomienda resumir de la mejor forma posible. lo cual consiste en nombrar los hechos más significativos de la biblia. Incluso si los hechos o los libros se saben de memoria, no es conveniente relatarlos todos al pie de la letra. Lo importante es que se entienda el mensaje de cada uno de los libros de la biblia. 

Otra de las cosas muy importantes que necesita el catequistas es la caridad; en efecto, nada que involucre la enseñanza puede estar exento de caridad que es el deseo de Dios para los catequistas. 

El concepto de amor de Jesús

El más grande concepto de amor que tuvo Jesús por los seres humanos fue morir por toda la humanidad. Jesús amó incluso a quienes lo crucificaron y lo torturaron hasta crucificarlo. Este puede ser el hecho más inspirador de caridad, tanto como de sacrificio por los otros. 

Para San Agustín hay dos clases de amor que provienen de Dios: el primero viene de la miseria y el segundo de la misericordia. ¿Por qué? porque al ser Dios superior debe ver a los que son inferiores a él, en este acto de identificar su miseria, inmediatamente Dios les tiene misericordia. 

Por lo tanto, el catequista reúne tres condiciones imprescindibles hasta ahora: Conocimiento de las S.E., caridad y amor.

Disposiciones del catequizando

Hay dos disposiciones que tiene el catequizando; una en la que el mismo catequizando se muestra reticente y otra en la que se muestra confiado y dispuesto a aprender todo. Sin importar las dos disposiciones, el catequista debe animarlo siempre a aprender las S.E.; si está reticente se le podrá convencer y si ya está con buena disposición, nunca será malo animarlo y proseguir con la enseñanza. 

Si el catequizando se muestra reticente pero aún así dice verbalmente al catequista que sí está dispuesto a recibir la doctrina, entonces el catequista debe ser persuasivo y no exaltarse con el catequizando. El catequista debe actuar siempre como si el catequizando tuviera buenas intenciones, aunque mienta verbalmente. 

Instrucciones al catequizando

Primera instrucción:

Tener a un catequizando en una buena disposición, sería tenerlo con un buen ánimo y exhortarlo a las cosas espirituales antes de entrar en las enseñanzas de las S.E. El catequizando debe poner su fe en las cosas invisibles, para comprender a través del espíritu las enseñanzas de las S.E.

Segunda instrucción:

Una vez realizado esto, el catequista debe exhortar al catequizando tratando de convencerlo de la impiedad del mal y del triunfo del bien por sobre todas las cosas. Por otro lado, también se debe dejar en claro lo diminuto y carnal que es el hombre frente a la gran omnipotencia de Dios, sin despreciar del todo lo corporal, pues toda existencia es buena. 

También se le debe enseñar al catequizando las artimañas y malas acostumbres que usan los matemáticos y astrólogos para convencer a los incautos. A final de cuentas, como dice la biblia, el catequizando no debe poner ''las esperanzas en el hombre''.

Posibles problemas con los catequizando

Los cultos

Es posible que se encuentre con un catequizando muy culto a los cuales se les relatará y enseñará las escrituras de manera breve, pues ya tienen cierto contexto y conocimiento en dichas escrituras. 

Alguno ya tendrán ciertas profesiones como gramáticos, oradores, matemáticos o políticos. Es probable que estos actúen de manera soberbia, y es ahí cuando el catequista debe ser cuidadoso para conducir a este catequizando de vuelta a la humildad de las S.E. 

Causa del aburrimiento

Con ese tipo de catequizandos cultos pasa que se aburren al contemplar cosas que ya son conocidas, mientras que los que no conocen las S.E., pueden aburrirse porque desean quedarse con otros pensamientos más estimulantes. La causa del aburrimiento, dice San Agustín, es que los hombres son agradados más por lo que oyen y piensan que por lo que se construyen en las palabras, es decir, prefieren pensar que hablar. De hecho, cuando se habla, el hombre prefiere pensar en lo que se dijo en vez de continuar hablando. 

Otro de los motivos de aburrimiento es la incomprensión que tiene el catequista con el catequizando. En efecto, cuando el catequizando no es comprendido o no es entendido por el catequista se aburrirá y será difícil volver a entusiasmarlo. Esto quiere decir que el catequista no sólo debe conformarse con el estudio formal de las S.E. También debe tener ''caridad'' para con el catequizando que quiere encontrar una respuesta a las cosas divinas. Si la catequesis no tiene caridad, no hay sentido en el enseñar las S.E.

Puede ser que la causa del aburrimiento del catequizando sea por la repetición de ciertas cosas que hace el catequista. ¿Cómo arreglar esto? el catequista debe enseñar las cosas que se repiten con el mismo entusiasmo y amor que ha enseñado. Una cosa se puede enseñar mil veces si esta es enseñada con amor y como si los dos, catequista y catequizando, estuvieron aprendiendo de la lección. 

Causas del disgusto

Puede ser que el oyente pueda ofenderse por las palabras del catequista, o por las cosas que oyó decir de la biblia y que el catequista contradice. Por supuesto, puede ser que el catequizando o haya leído las S.E. por medio de la letra(lectura literal) y no por el espíritu (lectura interpretativa). 

Bajo estas condiciones, el catequizando puede mostrar su disgusto verbalmente, o dejarlo en silencio. Cuando se hace verbalmente, el catequista debe ser lo más cordial y no olvidar el concepto de ''caridad'' que tiene con el catequizando. Si el catequizando se queda en silencio, ahí será un poco más difícil hacer que vuelve a un estado anterior de curiosidad. 

Causa del hastío

Puede que el catequizando sea reticente a manifestar su opinión o su hastío por las lecciones. En estos casos, el catequista nunca debe responder con severidad, pues antes debe ser muy amable para conducirlo de nuevo en las enseñanzas. Lo más importante es nunca perder la confianza del oyente porque de ser así, entonces no podremos nunca enseñar de manera efectiva. 

Lo más ''peligroso'' que puede pasar es que el catequizando se retire antes de terminar toda la lección. En ese momento, el catequista debe ser muy hábil para volver a encantar al catequizando a través de alguna lectura o discurso llamativo, de preferencia que le sea muy familiar, que tenga que ver con el ser y las razones del porqué está aquí en este mundo. 

En las costumbres de las catequesis católicas, los catequizandos deben estar de pie escuchando(1). San Agustín recomienda que no se tenga a los catequizandos parados, sino más bien que estén sentados de principio a fin. La fatiga de estar parado escuchado puede ser una de las principales causas de que el catequizando se marche para no volver. A gusto, puede ser que el catequista comience pidiendo a los catequizandos que se paren, pero cuando se note el aburrimiento, inmediatamente el catequista debe ofrecer un asiento. 


SEGUNDA PARTE: PRÁCTICAS DE CATEQUESIS

Comienzo del sermón


Buenas y malas intenciones para ingresar

Existen hombres que se unen a la catequesis para usar todas estas enseñanzas a favor de ellos y convencer a muchos hombres para sacar ventajas temporales. La iglesia los tolera sólo por un tiempo hasta ver que puedan tornar su mirada al cristianismo; si no lo hacen, entonces tendrán que ser segregados.

Otros hombres entran a la catequesis con verdaderas intenciones de aprender, y es a estos a los que se les debe animar aún más para que no caigan en alguna mala influencia de parte de los impíos.Imaginemos que hay un hombre que viene a hacer catequesis por sus preocupaciones futuras, es decir, sobre lo que pase en la vida después de la muerte. 

Lo primero que se debe hacer es felicitar a este hombre quien se inicia en las catequesis. Por supuesto, dicho hombre está preocupado por su alma o espíritu en contraste a lo que pase con su cuerpo durante toda su vida. Todo lo que estimule los sentidos en la vida carnal no son más que cosas pasajeras, por lo tanto, lo que más importa es el alma en todos los sentidos; todo aquello que no sea el alma engaña. En fin, así debe comenzar el primer discurso. 

Relatos al catequizando

La creación

Lo primero que se debe relatar son los acontecimientos del Génesis, tratando de enaltecer aún más la figura de Dios y el favor que el hombre le debe a éste. También se deben exaltar los conceptos de sabiduría y caridad que se ven a través del primero libro de la Biblia. Por otro lado, de igual manera se debe resaltar la superioridad de Dios en contra del demonio. 

Los salvados

Luego se debe dar a conocer las cosas que Dios hizo para salvar a los hombres y como solamente los que creen en él pueden salvarse. Por ejemplo, uno de los relatos podría ser el arca de Noé o Sodoma y Gomorra. 

Los profetas y las leyes

Después se debe enseñar los pasos que tuvieron los profetas elegidos por Dios, empezando por Abraham. De aquí se deben resaltar los hechos que tienen que ver con el espíritu y no con el cuerpo, aunque sí los hay; el enfoque debe estar en el alma. 

Posteriormente, sigue el relato del éxodo donde Moisés liberó a su pueblo de ser esclavo del reino de Egipto. En este mismo relato, recordemos que se habla sobre las leyes que Moisés por medio de Dios (los mandamientos). 

Reyes y espera del Mesías

Luego de caminar por largo tiempo en el desierto, la historia de la biblia avanza por medio del relato de los reyes y la pelea entre las dos ciudades Jerusalén y Babilonia. Esta es la época donde aparecen los reyes y profetas bíblicos como Saúl, Samuel, David y Salomón. Luego de todas estas figuras importantísimas para el catolicismo (y muchas otras religiones) llega el momento de esperar al Mesías.

Las edades del mundo

Ya habíamos visto en teoría las edades del mundo las cuales, el mismo San Agustín decía que eran 7. La primera y segunda edad van desde el Génesis hasta los acontecimientos antes de Abraham; la tercera, desde Abraham hasta David; la cuarta, desde David hasta la cautividad de Babilonia; la quinta, desde la deportación hasta Jesús; la sexta, desde Jesús hasta su muerte; y la séptima, desde la creación de la Iglesia Católica hasta nuestros tiempos. 

La historia de la Iglesia se basará en todos los relatos sobre los mártires de la Iglesia que fueron muertos ya sea por el Imperio, ya sea por las herejías de una ciudad. 

Últimas exhortaciones

Como ya dijimos, el catequizando debe tener bien clara las diferencias entre interpretar la biblia con la letra y el espíritu. Sólo así podrá comprender lo que en la biblia se dice de manera metafórica. 

El diablo siempre tienta con el placer de los estímulos carnales y el catequizando debe estar fuerte para enfrentar dichos problemas. Nunca se debe olvidar el concepto de caridad y humildad los cuales son contrarios a la soberbia que es el peor pecado que existe de acuerdo con San Agustín.

Conclusión

Aquí podemos ver un manual de catequesis, pero mucho más allá de ser así, es también una primera acercamiento a una práctica pedagógica. En efecto, perfectamente se podría decir que el catequizando es un alumno y el catequista un profesor. De hecho, podríamos estar extrapolando todos los conceptos e ideas presentados por San Agustín y llevarlos a la pedagogía actual donde se estudia el comportamiento de los niños. Quizás, lo que más me sorprendió como profesor fue el análisis del tedio y qué hacer en caso que pase. Es un tema muy importante que recaba los dos tipos de motivaciones: extrínseca e intrínseca.