domingo, 15 de julio de 2018

La controversia de las investiduras

¿Qué es este problema que aquejaba a los cristianos en el siglo X? ¿Qué tan relevante pueden ser las investiduras para la iglesia y para el Estado? Nos encontramos en esta entrega de Filosofía Apuntes con uno de los primeros problemas entre la Iglesia y el Estado. La Iglesia por un lado queriendo obtener la libertad religiosa que toda entidad necesita y el Estado tratando que su poder no sea coartado por la ninguna entidad. Una discusión que puso en aprietos tanto a curas como jefes de Estado. Veamos de qué se trata. 

La controversia de las investiduras
Contexto del problema

Los eclesiásticos y la simonía

En el siglo X y XI, una serie de Papas desafiaron a la autoridad monárquica en cuanto a las investiduras. ¿Qué eran estas investiduras? en general eran beneficios y títulos eclesiásticos que solo los nobles y aristocrático concedían, a pesar de que esto debía ser labor de la iglesia. El rey usaba báculo y anillo lo cual lo caracterizaba por tener un ''aire divino'' cosa que molestaba a la Iglesia. 

Muchos obispos y abades habían sido nobles en las cortes monárquicas, y es por esto que ninguno de ellos se quejaba por los títulos pues pertenecían al mismo tiempo a la clase política. Su título era después traspasado de generación en generación. 

Sin embargo, muchos obispos y abades compraban o vendían sus títulos lo cual generaba muchos ingresos. A esta práctica de comprar y vender títulos religiosas se le llamó ''Simonía'', y por primera vez fue condenado en la biblia cuando Simón el Mago quiso comprar a Simón Pedro, discípulo de Jesús, su poder para hacer milagros (cosa que Simón Pedro no aceptó). 

La Reforma de Gregorio VII

El primer Papa que se hizo cargo de esta controversia fue el Papa Gregorio VII, quien impuso una reforma para independizar a los clérigos del poder del emperador. No obstante, esta no era una tarea fácil siendo que el emperador era quien elegía al mismísimo Papa.

Al ver que esto no era fácil, los reformistas persuadieron al nuevo Rey de los germanos llamado Enrique IV  el cual todavía era un niño (6 años). En el año 1059 se celebró un concilió de la Iglesia en Roma donde no se permitió a los nobles tomar ninguna decisión eclesiástica, creando así un Colegio de Cardenales que decidiría los títulos y otros cargos. 

Gregorio VII publicó sus escritos llamados Dictatus Papae los cuales eran los principios de su reforma. En este establece que el poder papal no puede estar en manos del emperador sino que de Dios mismo, quien hizo que la iglesia se creara. No obstante, Enrique IV, dejando de ser un niño, desestimó la reforma y prosiguió con su reinado sin hacer caso de la reforma. 

Tiempo después, muchos enemigos y contrincantes de Enrique IV se vieron interesados en la propuesta de Gregorio, pues ellos también querían ver depuesto al rey. Enrique IV se vió rodeado de enemigos y tuvo que hacer marcha atrás en su odio contra la reforma. 

En el año 1080, Enrique IV nombra como antipapa a Clemente III y en el acto decide invadir Roma para poner a un papa aún más amigable que Gregorio VII. El Papa Gregorio VII, que se encontraba en Roma, huye con la ayuda de los normandos, y posteriormente estos saquean Roma. Sin embargo el Papa Gregorio VII muere en el año 1085.

Luego de la muerte de Enrique IV sigue Enrique V, quien eligió otro antipapa llamado Gregorio VIII donde las relaciones Iglesia-Estado se agudizaron aún más.

Los Concordatos

El concordato de Londres (1107)

Este concordato proponía que el canciller del rey debìa diferenciar entre un poder eclesiàstico y un poder estatal. En ese caso, Enrique V cedió los derechos de la iglesia para escoger y nombrar eclesiásticos, pero sí les hizo rendir tributo al rey por las tierras que a ellos se les daban. Después de todo, las tierras del rey le pertenecìan por derecho de conquista. 

El concordato de Worms (1112)

Cinco años después, el Emperador Enrique V y el Papa Calixto II acuerdan el concordato de Worms, donde el rey renunciaría a todas las investiduras eclesiásticas (baculo y anillo), además de permitir a los eclesiásticos elegir sus propios títulos por medio de la Escuela de Cardenales. También se les restituye a los papas todos lo bienes que habìan tenido, incluyendo territorios y otros enseres arrebatados en tiempos de la querella. El Concordato de Worms fue ratificado un año después por el Concilio de Letrán I, lo cual pone fin a la controversia de las investiduras. 

Conclusión

Es interesante ver cómo se estableció el primer problema Iglesia-Estado en la historia. En todo caso, faltarían muchos años (siglos) más para establecer definitivamente la separación entre estas dos entidades. Probablemente, estamos recorriendo una de las relaciones más primitivas entre secularismo y religión, no basta con quedarnos aquí pues aún hay mucho más que investigar. 

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