viernes, 26 de agosto de 2016

Lucio Anneo Séneca - Consolaciones a Marcia (40 d. C.).

No hay nada más duro que soportar la muerte de un ser querido. Nunca es fácil quitarse de la imagen a alguien que nos fue significativo y que nunca nos dejó solos. ¿Qué puede decirnos la filosofía sobre estos acontecimientos de la vida? Seguramente, la lógica implacable (sobre todo del estoicismo) nos dará algunas directrices de cómo abordar este problema. En estos escritos, no esperemos una apología del cristianismo, sino más bien una apología a la lógica y al razonamiento estoico (que incluso existió antes del cristianismo).Veamos lo que nos prepara el filósofo.

Referencias:

(1) Importante historiador del Imperio Romano. 
(2) Un principio estoico: el dolor no es parte de la naturaleza porque somos nosotros los responsables de este. 
(3) Aunque se dice que se volvió loco cuando murieron.
(4) Principio estoico fundamental, pues la naturaleza no es responsable de la maldad.
Consolaciones a Marcia


Información general

Marcia era una mujer desdichada porque su padre Aulo Cremucio Cordo(1) había muerto. Su padre fue condenado por Lucio Elio Sejano, quien lo acusó de conspiración bajo el imperio de Tiberio. Para evitar la condena y el suplicio que supuso esta, Cordo murió de inanición. El Senado quemó todas sus obras, aunque su hijo Marcio logró salvar algunos fragmentos. 

En ese tiempo, Séneca se encontraba exiliado y Marcia llevaba aproximadamente tres años haciendo luto a su hijo Metolius. 

Séneca menciona la incontinencia que tienen las mujeres, pues pensaba que eran seres irracionales, pero también admira el valor que tuvo Marcia de soportar tan cruel destino de su padre y además la pérdida de su hijo. 


Consolación

La admiración que tiene Séneca por Marcia es notable, pues a pesar de ser mujer, Marcia tiene una grandeza de espíritu incomparable. La muerte es un concepto que es capaz de hacer temblar al más fuerte de los hombres. 

La historia de Octavia y Livia 

Para mitigar el dolor de Marcia, Séneca recurre al relato de una historia interesante. 

Octavia era la hermana del emperador Augusto y Livia era la esposa de éste. La pareja del emperador perdió un hijo en plena juventud, lo que les provocó una pena terrible pues ellos querían que fuera príncipe. Por otro lado, Octavia estaba casada con Marcelo y también perdieron a su hijo en plena juventud. 

Octavia estaba tan afectada que no quiso consolación alguna, se encerró en su casa y no quiso saber de nadie ni siquiera quería ver las imágenes o las cosas de su hijo. Descargó su furia en contra las madres y por alguna razón contra Livia, quien ya no sentía tanta pena por la muerte de su hijo. Octavia incluso asistía de luto a cualquier parte que era invitada, nunca aceptó el consuelo de nadie. 

Livia decidió que el recuerdo doloroso sobre su hijo se iría en el mismo instante en que lo enterrarían. Livia podía referirse a su hijo sin dolor alguno; al contrario, siempre lo recordaba con mucho amor y cariño. Se sonreía al recordarlo. 

Séneca le dice a Marcia ¿Qué ejemplo será el mejor? ¿una madre que recuerda con amargura la muerte de su hijo, o una madre que supo enfrentar de manera sabia? Obviamente, la idea es que se siga el ejemplo primero, pues el luto debe ser algo profundo pero no interminable.  

El lamento no es natural

La pérdida es un sentimiento que está en contra de la naturaleza; los ejemplos de Séneca es que son las mujeres las que hieren más la pérdida, al igual que los bárbaros; aunque por otro lado, las naciones que son pacíficas y tranquilas soportan bien la pérdida de los fallecidos e incluso ni siquiera se lamentan. 

La naturaleza nunca cambia(2), lo que cambia siempre son las convenciones. En efecto, el fuego siempre está hecho para quemar y el hierro para ser sólido: nunca cambian sus estados porque aquellos son naturales. Esto quiere decir que la tristeza de Marcia depende única y exclusivamente de ella, porque el sufrimiento (que además es cambio) no es parte de la naturaleza. 

La idea de que no nos pasará alguna cosa, es justamente la idea que nos aleja de la realidad. Todos estamos expuestos a perder a un ser querido como también estamos expuestos a sufrir infortunios, si eso no lo tenemos presente, sufriremos mucho más de lo que deberíamos.  

Cuando nos lamentamos de la muerte es porque nos estamos olvidando de la condición de cada ser humano. Todos tenemos que morir alguna vez, ya que el nacimiento ya es nuestra cuenta regresiva hacia la muerte. 


Ejemplos de soporte de la muerte

Lucio Cornelio Sila

Uno de los ejemplos más importantes y a la vez más crueles fue el de Lucio Cornelio Sila. Ni la pérdida de su hijo pudo mitigar lo malvado que había sido en su gobierno. 

Marco Horacio Pulvilo

Pontífice de la antigua Roma que cuando supo que su hijo había muerto, pronunció las palabras de la fórmula pontifical sin un ápice de lamentación ni tristeza. Llegó a casa a lamentarse profundamente por la muerte de su hijo, aunque de igual manera siguió trabajando en el Capitolio como siempre. 

Lucio Emilio Paulo

Cuando este derrotó a Perseo, rey de Macedonia, el pueblo romano se enteró de que había sacrificado a sus dos hijos a los dioses, a cambio de la victoria contra Perseo. 

Lucio Bíbulo y Julio César

Recordemos que Bíbulo y César fueron cónsules de Roma, aunque estos no eran muy amigos. Bíbulo perdió sus dos hijos, pero nunca vio quebrada sus ganas de trabajar en las labores del gobierno. Por otro lado, César perdió a su hija Julia, quien era esposa de Pompeyo, cuando este estaba en la segunda expedición a Britania. Luego de esto, César ganaría y restablecería el terreno de las Galias. 

Augusto César

El primer emperador de Roma perdió muchos hijos y nietos, pero jamás flaqueó ni mucho menos culpó a los dioses; al contrario, siguió alabando a los dioses como corresponde. 

Tiberio César

Perdió al hijo que había engendrado y también al que había adoptado. Todo el pueblo romano lloró sus pérdidas, pero Tiberio pareció incólume a los hechos(3)


Capacidad de las mujeres

En efecto, se le puede objetar a Séneca que presente sólo modelos masculinos a Marcia, pero el filósofo nos dice que las mujeres tienen el mismo aguante para soportar la muerte de los seres queridos. 

Clelia es un ejemplo de mujer que incluso se le hizo una estatua ecuestre. Esta princesa se escapó de un rey etrusco que la tenía prisionera. Fue una mujer que nadó por el río Tíber para llegar a Roma, este acto heroico y valeroso la puso en la posteridad en Roma. 

No hay que olvidar tampoco a Boudicca quien derrotó a un ejército romano, cuando se enteró que los romanos no respetaron el acuerdo de dejar las tierras de su padre. 

La muerte como aceptación

Los humanos fueron hechos para perecer y perder a sus seres y cosas más queridas. Si quisiéramos emprender un viaje, lo primero que tendríamos que hacer es prever todo lo que pasará, es decir, la tormenta, los animales, la tempestad,etc. 

Nuestros padres nada nos dicen sobre la muerte, al contrario, solo nos dicen el cómo vivir, pero nada nos dicen de la muerte. Así queda comprobado que no es la vida la que nos hace daño, sino más bien son nuestras propias ideas respecto de ellas(4)

Además, recordemos que la muerte es la extinción de todos los dolores y placeres que vivimos. Volvemos a ser lo que fuimos antes de la vida y por lo tanto, nada malo hay después de la muerte (ni bueno). En otras palabras, la muerte es un estado de absoluto intermedio; la exclusión de todos los padecimientos

Conclusión

Sin duda que es una solución difícil la que plantea Séneca; por otro lado, si hay mucha gente que es capaz de seguir adelante, a pesar de enfrentar un hecho tan triste y lacerante como la muerte de un ser querido. Es verdad lo que dicen los estoicos, la naturaleza no tiene la culpa de que mueran nuestros seres queridos, no obstante, nadie puede quedar indiferente o incólume (por lo menos en estos tiempos) a lo que llamamos muerte. 

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