Faltaba un análisis a las cuestiones de la Academia, aunque no esperemos ver a un Marco Tulio Cicerón decidido por una escuela filosófica, sino que, como hemos visto, a un Cicerón que trata de reunir las mejores cosas de cada escuela en el más puro sentido ecléctico. Lamentablemente, Cicerón pierde a su hija Tulia en este mismo año y antes de escribir este libro, pues, de hecho, antes ya había escrito Consolatio y Hortensio (que son libros perdidos y que sólo nos han llegado fragmentos por otros autores). Esta inspiración hizo escribir su crítica a los académicos y a otras escuelas con las que discutía. Veamos que nos trae ahora el orador.
Referencia:
(1) Recordemos que para Platón el saber está por encima de la opinión. La opinión es un punto intermedio entre la sabiduría y la ignorancia.
Referencia:
(1) Recordemos que para Platón el saber está por encima de la opinión. La opinión es un punto intermedio entre la sabiduría y la ignorancia.
Academicum Quaestiones
LIBRO I: FILOSOFÍA PLATÓNICA
El diálogo comienza con Cicerón y un amigo suyo llamado Verrón quienes discutían sobre las cosas de la Academia.
Una de las cosas preferidas por los académicos era abrazar la virtud, y para eso, el hombre debía considerar la naturaleza y el carácter moral. Por ejemplo, la memoria y la rapidez para aprender son cosas heredadas de la naturaleza, mientras que el ´hábito y la costumbre eran cosas morales.
La idea de los académicos era reunir tanto los bienes del cuerpo como los del alma. En todo caso, si sólo se tienen los bienes del alma, es decir respetar y obtenerla virtud, siempre faltaran los bienes del cuerpo.
Ya habíamos visto anteriormente en la obra de Platón la división de dos mundos: el sensible y el inteligible, el cual su nivel intermedio era la opinión (que a su vez no era ni sensibilidad ni inteligibilidad).
Diferencias que Cicerón vio en la Academia
Arcesilao, uno de los fundadores de la Academia platónica modificó algunas cosas de Platón. De hecho, Arcesilao empezó a construir el escepticismo en la misma filosofía platónica.
Este inspirador de la filosofía platónica dudaba que se pudiera conocer algo, sobre todo lo que Sócrates daba por cierto que se podía conocer (mundo inteligible). Esto quiere decir en realidad que no hay mucha diferencia entre la antigua y nueva academia de Platón.
LIBRO II: LA ACADEMIA
Los inicios
Sabemos que la academia se formó bajo los fundamentos del pensamiento socrático. Platón recuperó toda su filosofía y logró articular los dos conceptos fundamentales de la escuela: ironía y mayéutica.
Academia antigua
Por otro lado, tenemos los notables aportes de algunos discípulos de la academia antigua como Xenócrates, Polemon, Eudoxo de Cnido o Arquitas de Tarento. Todos ellos estuvieron hasta el año 260 a.C.
Academia media
En la etapa media de la Academia, Arcesilao fue quien la dirigió atacando fuertemente a los estoicos, principalmente a Zenón de Citio. Arcesilao decía que estos discípulos de Zenón no habían aportado nada nuevo al pensamiento. Otro Discípulo que se destacaba fuertemente era Carnéades. Esta etapa concluyó en el año 244 a.C.
Academia nueva
Carnéades entra en este período de la Academia al igual que Filón de Larisa. En la opinión de Cicerón, Filón no se destacó mucho en la Academia; de hecho, este director de la academia decía que nada se puede aprehender. Esto en base a que todas las representaciones sensibles que tenemos son falsas: lo cual niega a la vez lo conocido y lo desconocido.
De acuerdo con Cicerón, los sentidos siempre serán confiables si están sanos y vigorosos; no hay mejor juez que los propios sentidos.
Por otra parte, ¿dónde queda la memoria? este es un tema que Platón ha dejado aparte de los sentidos, pues nunca habló sobre la memoria vinculado con ellos. Además, son los sentidos los que nos ayudan a recordar las cosas anteriores: la vista para un lugar; el gusto para el sabor de las cosas; el tacto para saber la textura de las cosas.
Incluso, la misma sabiduría o sapiencia tendría que servir primeramente de lso sentidos porque... ¿de qué va a hacerse imagen la sapiencia? es justamente a través de los sentidos que la mente alcanza la sabiduría. Hay algo aún más importante que esto, ¿cómo podremos distinguir lo verdadero de lo falso si no nos hacemos siquiera una noción de lo que es verdadero o falso? Sin asentimiento de los sentidos no podrá crearse experiencia ni memoria alguna.
Representaciones falsas y verdaderas
En la Academia, los escépticos decían que muchas de las cosas que no existen pareciera ser que existen, pues el alma está inclinada a aquellas cosas. Se admitía también que eran los dioses quienes imprimían representaciones en los sueños, pero si esto es así, cuando los sueños hacen representaciones falsas ¿cómo diremos que los dioses nos dan representaciones falsas?
En efecto, Cicerón critica esta posición diciendo que nada cierto se puede extraer de los sueños porque nuestros sentidos, en ese momento, no trabajan correctamente.
Arcesilao y el escepticismo
Arcesilao tenía un silogismo muy acertado frente a la concepción del saber y de la opinión(1).
Si alguna vez el sabio asiente una cosa,
alguna vez tendrá que opinar.
Si el sabio nunca opina,
entonces nunca asentirá una cosa.
Sin embargo, la primera premisa no podría cumplirse del todo, pues el sabio solo sabe y no opina, obviamente, el sabio puede distinguir la sabiduría de la opinión.
Sabemos que la academia se formó bajo los fundamentos del pensamiento socrático. Platón recuperó toda su filosofía y logró articular los dos conceptos fundamentales de la escuela: ironía y mayéutica.
Academia antigua
Por otro lado, tenemos los notables aportes de algunos discípulos de la academia antigua como Xenócrates, Polemon, Eudoxo de Cnido o Arquitas de Tarento. Todos ellos estuvieron hasta el año 260 a.C.
Academia media
En la etapa media de la Academia, Arcesilao fue quien la dirigió atacando fuertemente a los estoicos, principalmente a Zenón de Citio. Arcesilao decía que estos discípulos de Zenón no habían aportado nada nuevo al pensamiento. Otro Discípulo que se destacaba fuertemente era Carnéades. Esta etapa concluyó en el año 244 a.C.
Academia nueva
Carnéades entra en este período de la Academia al igual que Filón de Larisa. En la opinión de Cicerón, Filón no se destacó mucho en la Academia; de hecho, este director de la academia decía que nada se puede aprehender. Esto en base a que todas las representaciones sensibles que tenemos son falsas: lo cual niega a la vez lo conocido y lo desconocido.
Crítica a la Academia
De acuerdo con Cicerón, los sentidos siempre serán confiables si están sanos y vigorosos; no hay mejor juez que los propios sentidos.
Por otra parte, ¿dónde queda la memoria? este es un tema que Platón ha dejado aparte de los sentidos, pues nunca habló sobre la memoria vinculado con ellos. Además, son los sentidos los que nos ayudan a recordar las cosas anteriores: la vista para un lugar; el gusto para el sabor de las cosas; el tacto para saber la textura de las cosas.
Incluso, la misma sabiduría o sapiencia tendría que servir primeramente de lso sentidos porque... ¿de qué va a hacerse imagen la sapiencia? es justamente a través de los sentidos que la mente alcanza la sabiduría. Hay algo aún más importante que esto, ¿cómo podremos distinguir lo verdadero de lo falso si no nos hacemos siquiera una noción de lo que es verdadero o falso? Sin asentimiento de los sentidos no podrá crearse experiencia ni memoria alguna.
Representaciones falsas y verdaderas
En la Academia, los escépticos decían que muchas de las cosas que no existen pareciera ser que existen, pues el alma está inclinada a aquellas cosas. Se admitía también que eran los dioses quienes imprimían representaciones en los sueños, pero si esto es así, cuando los sueños hacen representaciones falsas ¿cómo diremos que los dioses nos dan representaciones falsas?
En efecto, Cicerón critica esta posición diciendo que nada cierto se puede extraer de los sueños porque nuestros sentidos, en ese momento, no trabajan correctamente.
Arcesilao y el escepticismo
Arcesilao tenía un silogismo muy acertado frente a la concepción del saber y de la opinión(1).
Si alguna vez el sabio asiente una cosa,
alguna vez tendrá que opinar.
Si el sabio nunca opina,
entonces nunca asentirá una cosa.
Sin embargo, la primera premisa no podría cumplirse del todo, pues el sabio solo sabe y no opina, obviamente, el sabio puede distinguir la sabiduría de la opinión.
Conclusión
En un principio no había visto este libro en el corpus ciceroniano, pero sí lo está y se ubica justo después de Del supremo mal y del supremo bien. Me parece totalmente verosímil la observación de Cicerón a la teoría de la academia, pues ¿como no va a ser posible asentir sobre algo a través de los sentidos? necesitamos a los sentidos por lo menos para tener una imagen de las cosas (representaciones). De otra manera, nunca podremos avanzar en el conocimiento.
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