Una de las primeras obras del filósofo Pedro Abelardo es la que tenemos aquí presente en este blog de filosofía. Una introducción perfecta a toda su obra que, sin dejar de ser cristiana nos entrega un profundo sentido filosóficamente. Ya hemos hablado bastante sobre la tensa relación entre la religión y la razón, pero a pesar de las constantes dialécticas, esta no ha sido resuelta ¿que nos puede hacer pensar que Abelardo logra esta conciliación? veámoslo en este tratado de introducción a la lógica.
Lógica Ingredientibus
El concepto de filosofía por Boecio
Concepto de filosofía
Boecio llama a la filosofía a aquella ciencia que se ocupa de los seres más excelentes, porque, claro, los hombres ordinarios no se dedican a la filosofía. Luego este distingue tres tipos de filosofía
- Especulativa: estudia la naturaleza de las cosas
- Moral: estudia la bondad de los actos humanos
- Racional: estudia la argumentación.
De acuerdo con Boecio, los filósofos separaban esta última de la filosofía por considerarla sólo un mero instrumento de aquella.
Concepto de los Universales
Una de las cosas por las que fue conocido Boecio fue por el problema de los Universales. Boecio se preguntaba si el género y la especie se encontraban y si era así, ¿eran corpóreos o incorpóreos? Pensaba que podrían subsistir así como el alma puede existir con el cuerpo. Si fueran incorpóreos entonces tendrían que estar separados de las cosas sensibles.
Los universales por Abelardo
Aristóteles
Abelardo comienza citando a Aristóteles que decía en el Peri Hermeneia:
''Universal es aquello que se predica de muchos''
(Aristóteles)
Y Porfirio, el comentador del Tratado de Lógica de Aristóteles decía:
''Universal es aquello que se predica de uno''
(Porfirio en la Isagoge)
Abelardo nos dice que las palabras son las que sirven para representar las cosas, mientras que las cosas mismas significan las palabras. Por ejemplo, la palabra ''nombre'' se predica de muchos nombres y vendría a ser especie más que género, y sin embargo ''nombre'' es un concepto Universal.
Universalidad entre genero y especie
El mismo ejemplo podríamos decir que se hace cuando se habla de ''hombre'' y que su especie sería ''Platón'', ''Sócrates'', ''Aristóteles'', etc. Si bien son distintos en apariencia, son los mismos en cuanto sustancia, es decir, en cuanto que son hombres. También pueden representar opuestos dentro de sí mismo, por ejemplo, Sócrates es el mismo en cuanto Sócrates, pero también es hombre en cuanto Sócrates.
Sin embargo, ninguno puede diferir, pues de acuerdo con Abelardo el género y la especie no difieren. Que Sócrates sea hombre, sea blanco y sea filósofo, no difiere en nada de la sustancia que además de tener estas cosas contiene al hombre, es decir, a Sócrates. Si Sócrates y Platón difieren en la realidad de ser hombres, entonces la realidad de ser hombres también diferiría de ser Platón y Sócrates lo cual es ridículo.
Universalidad en el vocablo
Bastaría decir ''hombre'' para incluir muchos vocablos dentro de la misma palabra. En efecto, hombre significa muchas cosas a la vez y ahí están presentes los Universales. Para hablar de vocablos necesitamos antes esclarecer el concepto de predicado:
Predicado: lo que se aplica a una verdad en virtud de la enunciación del sustantivo presente; por ejemplo, ''El hombre corre a la casa'' el verbo corre significa a sí mismo que el hombre existe y que realiza una acción.
Pareciera ser en primera instancia la palabra ''hombre'' no significa nada hasta que la predicamos de algo. En efecto, la palabra hombre parece ser vacía si no nos referimos a un conocido o alguien especial. Esto puede ser cierto hasta algún punto, la verdad es que todo se pone más claro si decimos ''ser hombre''. Es aquí donde los hombres como Sócrates o Platón se identifican y se unen.
Los Universales en la mente
El concepto de hombre no es propio de algún ser, sino que es común a un grupo de seres. Por ejemplo, para representar a un Universal de ''hombre'' tendría que dibujar un cuerpo con extremidades y sus partes correspondientes, y si tuviera que distinguirlo le cortaría el pelo y le pondría ropajes.
Sin embargo, podría caerse en la paradoja o la infinitud de decir ''la sustancia de la sustancia'', pero para no caer en eso, Abelardo nos dice que ninguna cosa creada por el hombre es sustancia, al contrario es accidente. Lo único que es sustancia es todo aquello que está en la mente de Dios; por lo tanto, toda la naturaleza sería sustancia, mientras que la casa o una espada son accidentes de esa naturaleza.
Abelardo advierte que los hombres solo pueden tener indicios u opiniones de los Universales, pero jamás el conocimiento completo. Por ejemplo, un hombre que va a visitar una ciudad que nunca ha visto y que luego llega enterándose de todo lo que ve, e impresionado dice: ''nunca pensé que fuera así''. Esto lo dice, a pesar de haberse imaginado antes la ciudad. Esta imaginación previa es la imaginación que el hombre puede tener de la esencia.
Aunque esta realidad de los Universales pudiera parecer confusa al principio, es esta la que guía el intelecto del hombre ya sea a hacer nuevas cosas o a emprender un camino (como el ejemplo del hombre que va a conocer otra ciudad).
La abstracción de los Universales
Los hombres extraen los Universales de los objetos materiales. Sin embargo, ¿cómo se sustentan los Universales? los Universales son significados más que palabras. Por lo tanto, lo dicho por los nominalistas quedaría sin efecto, pues no serían flatus vocis o voces vacías como las llamaban. Por supuesto, cuando decimos ''hombre'' significamos muchas cosas y como ''hombre'' es Universal, entonces los Universales significan.
Así, respondiendo a las dudas de Porfirio, Abelardo dice que los Universales se encuentran tanto en las cosas incorpóreas como en las corpóreas, pues ambas tienen significado.
Conclusión
¿Qué duda nos cabe de que los Universales si están en la realidad y no solo eso, sino que en todo ser existente? realmente lógica la salida que nos trae Abelardo a través de la lingüística, la cual consideraba fundamental en la filosofía y la dialéctica. Sin embargo, el problema de los Universales no termina con Abelardo, pues saldrán muchos otros filósofos a refutar y defender esta tesis, por ahora, debemos seguir investigando y ahondando en la vida de Pedro Abelardo.
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