lunes, 17 de julio de 2017

San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro XX: El juicio final) (413).

Nada tiene más expectación en el mundo religioso que el destino del juicio final que todos los seres humanos tendríamos al final de este mundo. Todos se aseguran un lugar en el cielo si han seguido los preceptos que mandó Dios al inicio de los tiempos ¿Cuánto deberemos esperar para ser juzgados? o más bien ¿queremos ser juzgados? En esta parte de la ciudad de Dios, veremos la interpretación de San Agustín de Hipona sobre el final de los tiempos guiándose por los profetas y grandes hombres bíblicos.

Referencias:

(1) Por supuesto, esta interpretación es totalmente debatible. 

LA CIUDAD DE DIOS

LIBRO XX: EL JUICIO FINAL

El juicio de Dios


Primeramente, ¿a qué llamamos el juicio de Dios? a ese día en que Cristo bajará desde los cielos a juzgar a vivos y a muertos. Juzgará a todos los hombres y mujeres a partir del fruto de sus acciones que fueron realizadas desde el libre albedrío. No se discriminará  a nadie por si es feliz, por si es infeliz, por si es rico o pobre. Todos tendrán el mismo juicio. 

¿Cómo es que Dios juzga?

De acuerdo a San Agustín Dios juzga todo el tiempo. Sin embargo, es común que veamos a gente impía obteniendo los más grandes beneficios de esta vida, y que por otro lado, la gente más humilde sufre todas las calamidades de su época. 

Si Dios es el que juzga todo el tiempo y además el que todo lo sabe ¿cómo es que permite tal desigualdad? Ya lo dice el libro de Romanos:

''En Dios no hay injusticia''
(Romanos 9:14)

Sería muy difícil determinar para nosotros cómo es que Dios resuelve los juicios de cada hombre, pues no sabemos qué hizo cada hombre en su vida ni cómo Dios podría sacar un veredicto final para decir que tal hombre es bueno y tal hombre es malo, pues todos los hombres o hacen el bien o hacen el mal. 

En todo caso, a los malos suelen ocurrir cosas desagradables y buenas tanto como a los buenos. Por eso, quizás el juicio de Dios sí se realiza porque recordemos que Dios permite el mal o lo evita. Cada uno podrá sacar su propia reflexión de cuándo Dios le evitó o le permitió un mal.

Algunas reflexiones sobre el juicio final

El rey Salomón:

Ya Salomón reflexionaba sobre las acciones buenas y malas que el hombre debe considerar antes de que llegue el juicio final. Sabemos que Salomón habló mucho de la vanidad que existe en la tierra:

''Vanidad de los vanidosos; todo es vanidad''
(Eclesiastés 1:23)

La idea de Salomón es que el hombre es siempre cambiante, mientras que Dios es el único que no lo hace. Por esta razón también, Salomón advierte a todo hombre de esta tierra de la siguiente manera:

''Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es ser hombre perfecto; porque Dios juzgará todas las acciones, incluso las del más insignificante, buenas y malas'' 
(Eclesiastés 12:13-14)

Este es el mensaje más claro que el rey Salomón nos puede dar. Nada escapa a la vista de Dios en cuanto a las acciones y por eso es necesario que el hombre procure siempre realizar buenas acciones. 

Jesús de Nazareth:

Los pasajes de Jesús tienen muchas referencias sobre el juicio final, pero una de las más interesantes es cuando él mismo dice que junto a sus discípulos juzgarán a los hombres:

''Os aseguro que cuando llegue la nueva creación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentareis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel''
(Mateo 19:28)

Claro, que se refiera al número 12 no quiere decir que sean exactamente 12 jueces los que se sentarán con Dios, sino que con esa cantidad se refiere a la totalidad. ¿Cómo? San Agustín desarrolla una especie de explicación numérica a través del número 12. De acuerdo con Agustín, el número 7 significa la totalidad de todas las cosas, ¿entonces porque la totalidad es el número 12? porque así como 4+2 es 7, 4x3 son 12. Por lo tanto, el número 12 lleva en sí mismo el número 7 que es la totalidad. 

Resurrección primera y resurrección segunda

Hay una primera resurrección que trata el N.T. y es una que trata sobre el alma. Es la primera resurrección que ocurre y por lo tanto, es la resurrección del cuerpo la que sucede a la del alma. 

Entonces, si el alma tiene resurrección ¿cómo es que se muere el alma? el alma se muere a causa de los pecados, y el cuerpo a través de las heridas, enfermedades, envejecimiento y otros. El mismo San Pablo afirmaba en la biblia que ya todos están muertos desde un comienzo. Es decir, sea como sea tenemos el mal porque todos los hombres llevan la carga del pecado de Adán y Eva. 

Por supuesto, de estos dos tipos de resurrecciones la más importante es la primera.

El apóstol Juan:

Juan describe el juicio final a través de unas visiones que tuvo. se dice que muchos intérpretes han tomado estas narraciones de Juan como simples fábulas, debido al contenido extravagante y fantástico que tiene. 

Dice:

''Vi entonces un ángel que bajaba del cielo llevando la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Agarró al dragón, la serpiente primordial, el diablo o Satanás y lo encadenó para mil años''
(Apocalipsis 20:1-6)

Por supuesto, la frase ''mil años'' no se entiende para nosotros como lo que entendemos por mil años. El encierro significa que Dios pone al diablo en un lugar para que no vuelva a extraviar a los miembros de la Iglesia, cosa que antes sí podía hacer. 

''Atar'' y ''soltar'' al diablo

El mismo Apocalipsis dice:

''Tiene que estar suelto (el diablo) por un poco de tiempo''
(Apocalipsis 20:3)

¿Podrá el diablo una vez que esté suelto dominar a la Iglesia? Imposible. La Iglesia no se dejará dominar nunca por la seducción de Satanás. El problema es otro: el diablo no puede seducir a la iglesia, pero sí podrá hacerlo contra quienes no creen en Dios y los hará inmediatamente enemigos de la Iglesia. La disensión final será entonces entre los cristianos y el diablo. 

Habíamos dicho que existían dos tipos de resurrección: una del alma y otra del cuerpo. Sin embargo, muchos pensadores de la época sostenían que lo único que podía tener resurrección era el cuerpo, pues siendo inmortal ¿de qué resurrección va a necesitar el alma? 

Sin embargo, San Agustín asegura que muchas partes de la biblia habla de una resurrección del alma:

''Sobre ellos, la segunda muerte no tiene poder''
(Efesios 5:4)

''Que siga en pie o se caiga es cosa de su Señor''
(Romanos 14:4)

''No os apartéis de Él, no sea que vayáis a caer''
(Efesios 4:26)

Todas estas ''caídas'' San Agustín las relaciona con la caída del alma y su posterior ''resurrección''(1).

Las condenas de los impíos y la recompensa de los justos

Condena de los impíos

Cuando el diablo quede suelto después de mil años, éste soltará a Gog y Magog para dar la batalla contra la Iglesia. También vendrá el conocido Anticristo que atormentará la tierra por un período de 3 años y 6 meses. 

En esta brevedad de tiempo (puesto que el tiempo de los santos y de la Iglesia debe ser más prolongado) los hombres buenos se mostrarán ante los impíos. Será ahí la mayor prueba de fe para con Dios, pues son los demonios los que seducen a los hombres de poca fe y los engañan posteriormente. Finalmente, es al mismo diablo a quien arrojarán al abismo:

''Al diablo que los había engañado lo arrojaron al lago de fuego y azufre''
(Apocalipsis 20:8-10)

Y con el diablo irán todos los muertos que con él estaban al mismo lago de fuego y azufre. 

La recompensa de los justos y la destrucción

Aún después del fin son los justos los que obtendrán la vida eterna y todos los que pertenezcan a la Iglesia. Así lo dice Dios con referencia a los justos:

''Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni siquiera dolor alguno''
(Apocalipsis 21:2-5)

Todas estas advertencias no son por mera casualidad o por infundir temor (aunque en el fondo puede ser), sino que para avisar al hombre de que habrá una destrucción del mal en el juicio que será llevado por el Hijo. 

La destrucción del mundo será inminente por lo dicho por Pedro en su propio libro:

''Ese día incendiará los cielos hasta desintegrarlos, abrazará los elementos hasta fundirlos. Ateniéndonos a su promesa, aguardamos un cielo nuevo y una tierra nueva en los que habite la justicia''
(Pedro 3:3-13)

Pedro quiere advertir que el mundo será destruido tal y como lo vivió en su tiempo Noé y su arca. Nos recuerda Pedro que el diluvio fue algo devastador, pero lo que sigue será la destrucción total (considerando que será el cielo y la tierra lo que perecerá). 

Otro de los apóstoles que advierte a los buenos es San Pablo para que nadie caiga en las garras de quien será el Anticristo. Es probable que luego de la liberación del diablo muchos otros comiencen a hacer apostasía, y es por esto que San Pablo exhorta a todos a mantenerse firme en las creencias. No obstante, nadie se librará de la muerte aunque sea de la del cuerpo. Todos deben pasar por la muerte corporal para dar paso a la vida eterna o al infierno.

Por otro lado, los buenos y justos podrán ver a aquellos que son considerados malos, pero los malos nunca podrán ver a los buenos. ¿Por qué? porque a los buenos de corazón jamás se les puede ocultar nada ni siquiera en el plano de la ''muerte''.

El juicio final en el Antiguo Testamento

San Agustín partió caracterizando el juicio final partiendo desde el N.T. y ahora, en las últimas páginas de este libro comienza a analizar el juicio final desde la mirada del A.T.

Es verdad que en el A.T. no está expresado el juicio final con tanto énfasis como sí lo hace el N.T., pero sí lo hace en ciertas figuras proféticas:

Isaías

Con el profeta Isaías tenemos algunas frases como las siguientes:

''Y ahora el Señor Dios y su Espíritu me han enviado''
(Isaías 48:12-16)

Por supuesto, atendiendo a la Santísima Trinidad, ya en decir ''Señor Dios'' tenemos al Padre y al Hijo, mientras que el resto habla del Espíritu Santo. Por último tenemos otra frase de Isaías muy curiosa en la que no podría referirse más que a Jesús.

''Fue conducido como oveja al matadero''
(Isaías 53:7)

Si bien Isaías existió antes de Jesús, al decir ''Fue'' no cambia en nada pues hablar en pasado es típico de la tradición del discurso profético.  

Zacarías

Zacarías habla a través de Dios diciendo:

''Yo agitaré mi mano contra ellos, y serán botín para quienes habían sido sus esclavos. Sabréis así que es el Señor omnipotente el que me ha enviado''
(Zacarías 2:8-9)

San Agustín nos dice que quien está hablando a través de Zacarías es el mismo Hijo. Aquí tenemos que sería el mismo Hijo quien dictaría el juicio final en el fin de los tiempos. 

Tenemos otra profecía apocalíptica:

''Aquel día me dispondré a aniquilar a todas las naciones que invaden a Jerusalén; sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén derramaré un espíritu de compunción y de pedir perdón''
(Zacarías 12:9-10) 

Nadie más que Dios tiene la facultad de hacer destruir las naciones, por lo tanto, tenemos aquí una profecía totalmente apocalíptica de parte del A.T. en estos dos profetas. 

Conclusión

Sin duda que podemos notar el término de esta gran obra de San Agustín. Podríamos decir que tenemos en frente de nosotros un análisis de cómo debemos presentarnos ante Dios para de alguna manera ''conducir'' nuestro destino. Me parece muy cierto lo que dicen aquellos agnósticos o paganos sobre el apocalipsis, pues la narrativa sugiere una escena mítica casi de películas mágicas o algo parecido. En fin, este es sólo el comienzo de lo que San Agustín se referirá a los últimos tiempos.  

sábado, 15 de julio de 2017

San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro XIX: El fin de las dos ciudades) (413).

Este libro recibe su nombre de ver que las dos ciudades: Jerusalén y Babilonia, se confrontan con sus pensadores, filósofos y reyes que asentaban sus distintas doctrinas. Para hacer este interesante análisis, San Agustín de Hipona se apoya del historiador Marco Terencio Varrón y de sus comentarios sobre la historia que se desarrolla alrededor de la Iglesia y sus contrincantes paganos o filósofos. ya nos van quedando solamente 3 libros para acabar este gran tratado de San Agustín que le ha valido el respeto que se merece hasta el día de hoy.

Referencias:

(1) La más dura de las críticas pues el estoicismo se caracteriza por ser una filosofía ''fría''. 

LA CIUDAD DE DIOS

LIBRO XIX: EL FIN DE LAS DOS CIUDADES

Supremo bien y supremo mal


Desde una concepción bien filosófica, el hombre siempre está inclinado a hacer el bien de alguna forma para así tratar de evitar el mal. 

El hombre se ve impulsado a buscar 4 cosas fundamentales cuando requiere del bien:

  1. El placer: lo agradable a los sentidos
  2. La tranquilidad: ausencia de molestia corporal
  3. Las dos anteriores a la vez
  4. El placer y el Espíritu

El placer es uno de los conceptos más ''flexibles'' porque está sujeto a múltiples interpretaciones, pues para muchos el placer es una cosa diferente. De este modo, San Agustín postula que las distintas tribus o sociedades que existen se forman a partir de las distintas visiones del placer.

Por otro lado, cuando el placer se combina con la tranquilidad da como un total de 12 formas de placer o más bien, 12 formas sobre cómo someter a la virtud por medio del placer, que, por cierto, es la forma de vida más vergonzosa. 

De hecho, el número podría incrementar de forma increíble si se suman todas las filosofías helénicas que tienen su propio concepto del placer. Pensemos en los epicúreos, cínicos, estoicos, académicos, etc. Con esto podríamos llegar al número de 96 sectas filosóficas que se basan en el placer. Y, si a esto sumamos las teorías del placer con el manejo de la política y el Estado, entonces nos daría un total de 288 sectas. 

Otra forma del bien supremo

Hablando de Estado y otras cosas, recordemos que el mismo Aristóteles (y Platón de alguna forma) definen tres modos de vida del hombre: vida contemplativa, vida activa y mixta. Sin embargo, en ninguna de estas tres se encuentra el bien supremo en palabras de San Agustín

Por otro lado, Varrón nos dice que si bien hay 288 sectas enfocadas en el placer, estas pueden ser reducidas drásticamente a sólo 3 sectas. ¿Por qué? porque finalmente lo que se busca es el placer en sí, y no las distintas formas de placer, o combinaciones que pueden existir junto con otros conceptos. 

¿Cómo podremos entre estas 3 sectas elegir la correcta? para eso debemos investigar qué es el hombre. El hombre es un compuesto de alma y cuerpo y por lo tanto, la filosofía a la que se debe adherir es aquella que reúna estos dos componentes. El hombre que someta los bienes del cuerpo a la virtud, será ese hombre feliz que se busca. 

El supremo bien de los cristianos y los filósofos

¿Qué es, para un cristiano, el supremo bien y el supremo mal? De acuerdo con San Agustín, todos los cristianos consideran la vida como Supremo Bien y la muerte como el Supremo Mal. 

En cambio, los filósofos han situado el Supremo Bien y el Supremo Mal en la vida misma lo cual es un error garrafal, pues el alma que está lejos de Dios no puede estar en el Supremo Bien, así como tampoco el cuerpo puede estar lejos del alma. 

La virtudes cardinales

Ahora San Agustín se propone analizar las virtudes cardinales (de Platón) y compararlas con el cristianismo:

Templanza: Muy parecida a la prudencia, la templanza es la guía que nos ayuda a vencer los placeres carnales y mirar más hacia el espíritu. 

Prudencia: la distinción entre elegir qué es malo y qué es bueno. Sin embargo, aunque nos ayuda a evitar ese mal, no nos ayuda a eliminarlo. 

Justicia: el objetivo de esta es de dar a cada uno lo suyo. De ahí que el alma debe someterse a Dios y el cuerpo al alma, pero este no es un descanso definitivo sino que siempre está en constante flujo, es decir, el sometimiento de la carne por el alma no debería terminar. 

Fortaleza: el objetivo de esta virtud es permanecer impávido a todos los dolores de la vida. Sin embargo, aquí San Agustín hace una dura crítica hacia los estoicos, quienes decían que aunque el hombre sufra los peores males que le pueden tocar, este nunca debe lamentarse ni dejarse llevar por el dolor, es decir, paradójicamente, debe enfrentar sus males ''estoicamente''. Para San Agustín, una vida siendo ciego, mudo, paralítico, atormentado de dolores, no es una vida digna de llevarse y por lo tanto no se le puede considerar felizEn fin, el sólo hecho de que exista la fortaleza ya habla de todos los problemas y males que tiene el ser humano. 

Todas estas virtudes son tomadas en cuenta por San Agustín pero no como el método de salvación espiritual, sino que más bien son las virtudes que nos servirán para llevar una mejor vida humana. Lo único que faltaría para que el hombre fuera feliz en esta vida sería, que aparte de lograr las virtudes cardinales, entregara su devoción y creencia a Dios. 

Lo difícil que es vivir en sociedad

Continuando con la crítica a los estoicos, San Agustín plantea lo difícil que es vivir en sociedad y tratar de llegar a acuerdos con lso demás, sobre todo cuando ellos son tan distintos. Ya Dios castigó a los humanos dándoles la diversidad de lenguas para que su comunicación fuera aún más difícil. Los errores humanos provocan terribles desgracias a quienes los padecen, pues un juez, debido a su imperfectibilidad como hombre, puede torturar y condenar a un inocente sin quererlo. 

El mundo es duro y cruel, pero es aún más duro y aún más desgraciado quien se considera feliz a pesar de todos estos tormentos. Ee hombre que vive feliz a pesar de la mala suerte o la mala vida que lleva ha perdido el sentimiento humano(1).

Más aún es difícil tener muchos amigos, pues eso significa más probabilidades de lamentarnos por ellos. Si les ocurre una desgracia o tienen un importunio, será inevitable que no nos compadezcamos y nos sintamos tristes. Quisiéramos que todos nuestros amigos estuvieran bien, pero eso no depende de nosotros sino que a la suerte que tengan aquellos en su vida. Sólo nos queda tener fe y misericordia de ellos. 

Recompensa de cumplir con esta vida

Nadie está fuera de todos los pecados que existen en la vida, ni aún los hombres más santos que existen. Todos viven en igualdad de condiciones cuando se trata de hacer el bien (y el mal) por lo que el hombre sabio deberá elegir, aparte de las cuatro virtudes cardinales, elegir a Dios para someterse. 

Tampoco se debe olvidar que toda acción tiende finalmente a la paz sea para bien o para mal. Incluso el más malo de los hombres termina deseando la paz, o ya la tiene incluso en el momento de guerra; por ejemplo, cuando está con su familia desea que esta esté en paz. 

Las ordenes de Dios

Dios ha querido que el hombre gobierne sobre las bestias y no que gobierne sobre otros hombres. Sin embargo, de igual manera existen hombres que son esclavos de otro, aunque este concepto no es perteneciente a la naturaleza, sino que más bien al artificio del hombre. 

¿Cómo es que un hombre se vuelve esclavo de otro? esto tiene nacimiento desde el pecado, es decir, la esclavitud de acuerdo con San Agustín viene desde el pecado porque Dios distribuye las condiciones a cada uno. Es así que dice en la biblia:

''Quien comete pecado es esclavo del pecado''
(Juan 8:34)

En todo caso, las ciudades siempre tienden a tener una paz terrenal que es la simple tranquilidad y la concordia entre las naciones, pero la más importante paz es la del alma de los hombres porque es de ahí donde se asemeja la tranquilidad al reino de los cielos. 

Las conductas del cristiano

El buen cristiano no tiene dudas sobre la divinidad, al contrario de como sí lo hacen los filósofos, sobre todo los Académicos que dicen que ningún hombre puede tener certeza de nada. El buen cristiano si tiene la certeza de que existe el reino de los cielos y que por lo tanto debe comportarse de manera acorde para alcanzarlo. 

Si un hombre quiere convertirse en cristiano, no importa qué tipo de vida lleva; si es contemplativa, activa o mixta. Lo único que importa es que ese tipo de vidas no lo aparten de la fe, ni mucho menos de su amor al prójimo. No valdría de nada que un hombre llevara un cierto tipo de vida y no pusiera su fe en Dios. 

El concepto de Estado

¿Cómo podrá sobrevivir el cristiano en el Estado Romano? Según Varrón que se basa en la obra de Marco Tulio Cicerón llamada ''La República'', el Estado es la Empresa del pueblo. Si esto es así, entonces la verdad es que el Estado nunca existió de acuerdo con la opinión de Varrón porque en el Imperio Romano, el Estado nunca fue empresa de los pueblos. 

Por lo demás, se supone que si el Estado es del pueblo entonces los ciudadanos tienen el derecho de mandarlo y sin embargo no es así, es todo lo contrario. Por lo tanto, en el Estado no habría justicia y sin justicia no hay derechos, pues por eso se hacen los derechos, para dar justicia. Con todo esto, el cristiano debe permanecer firme en sus propósitos. 

Definición de Estado por San Agustín

No contento con la definición de Estado de Cicerón interpretada por Varrón, Agustín redacta su definición de Estado:

''Es el conjunto multitudinario de seres racionales asociados en virtud de una participación concorde a sus intereses comunes''

Por lo tanto, en esta definición de San Agustín no habrá problemas de ver si existe justicia o no, pues los ciudadanos vivirán acorde a sus intereses. De este modo, cualquier Estado podrá utilizar de este concepto porque el interés de cada pueblo es variado. Todos se organizan para tener una especie de deliberación ciudadana y actuar acorde a ella. Cabe destacar que San Agustín es el que dice que el concepto que él tiene de Estado puede aplicarse a todos los reinos e imperios restantes. 

Porfirio y su defensa a los judíos

Porfirio que ya era un filósofo destacado tenía un oráculo para el nacido en Belén. Un hombre le preguntaba a Apolo sobre su esposa porque ésta lloraba por Cristo y el oráculo contestó:

''Más fácil te va a resultar, creo yo, dejar letras moldeadas en el agua, o desplegar como pájaro tus leves alas y volar por los aires, que hacer entrar a una esposa culpada de impiedad. Déjala que se obstine a su gusto en esas engañosas tonterías, cantando mentirosas lamentaciones a un Dios muerto, condenado por unos jueces llenos de rectitud, y a quien la más ignominiosa de las muertes, entre férreos esclavos, segó su vida en la flor de la edad''

Por supuesto, Porfirio defiende aquí a los judíos que condenaron a Jesús a la crucifixión. Entre otros oráculos y textos de Porfirio, San Agustín asegura que el filósofo fue un adorador de la cultura judía y la defendió hasta el final. 

Conclusión

Faltaba colocar el tinte moral y espiritual en la obra de San Agustín. Si bien critica a las filosofías helenísticas, San Agustín hace su propia manera de ver la vida contemplativa, la vida activa y la vida mixta, pues estas no son nada si no son llevadas con la fe en el Señor. Por lo que podemos ver aquí, no se puede ser completamente bueno (a pesar de realizar las mejores acciones) si no se tiene la fe y la creencia en Dios. Ni hablar de quien no cree en estas cosas y se siente feliz, porque esa felicidad sería falsa, o más bien, terrenal. Nos falta por analizar una de las cosas más esperadas: el juicio final. 

viernes, 14 de julio de 2017

San Agustín de Hipona - La ciudad de Dios (Libro XVIII: Paralelismo entre las dos ciudades) (413).

Suficiente hemos hablado de la historia de Israel a través de la biblia, pero ahora falta realizar un paralelo entre las dos ciudades que son el objetivo de este libro. Babilonia que nación de la mano del maldecido Cam por parte de Noé y Jerusalén que fue bendecida por Noé y que su ascendencia proviene de Sem. Ya teníamos en libros anteriores algunos datos de los reyes del reino babilónico como Nemrod que era hijo de Cus, como también las tribus siconias, asirias y egipcias que adoraban a otros dioses. Veamos que nos tiene que decir el Doctor de la Gracia con todo esto.

Referencias:

(1) Aunque este punto se puede rebatir pues se debe revisar la cultura egipcia. 


LA CIUDAD DE DIOS

LIBRO XVIII: PARALELISMO ENTRE LAS DOS CIUDADES

Los reyes y los profetas
(Desde Abraham hasta Josué)


El primer reino que contrastaba con Jerusalén era el imperio de Asiria, cuyo rey era Belo. Luego de la muerte de este rey lo siguió Nino quien llevó el imperio asirio hasta Libia, es decir, tenía dominada casi toda Asia a excepción de la India. Por otro lado también estaban los siconios con su rey Telxion y los egipcios con otros reyes. Justamente en Asiria se encontraba Abraham con su padre en la localidad de Jarán. 

Asiria, Sición, Argos y Atenas

Haremos aquí una confrontación entre los reyes que existieron en Asiria y Sición en tiempos de Abraham y su familia. 



El Imperio argivo nació justamente cuando Dios habló a Isaac, por eso no se menciona rey porque no lo hubo. 



Ahora revisemos los acontecimientos de Moisés y los reyes que reinaron en su tiempo.


Luego de la muerte de José, la expansión de la cultura griega se hizo potente en todos las ciudades existentes.

La influencia griega

En tiempos en que Moisés liberaba a su pueblo del dominio egipcio, los griegos adoraban a los dioses ya conocidos como Zeus, Era, Dioniso y los otros. Se celebraban los juegos olímpicos en honor a Apolo, ya que eran este tipo de actividades los que aplacaban la furia del mismo dios. 

Se dice que luego de la travesía de Moisés y la muerte de Josué, en Grecia reinaba Erictonio. Termina la etapa de Josué y la biblia nos comienza a hablar de los jueces.


Época de los jueces

En la época de los jueces fueron conocidas muchas historias griegas que fueron revelándose a través del tiempo:

Triptólemo
Minotauro
Centauro
Cerbero
Frixo y Hele
Gorgona
Belerofonte (Pegaso)
Anfión
Dédalo e Ícaro
Edipo
Anteo
Guerra de Troya

Todo esto fue por parte de los griegos, hasta por lo menos un poco más allá del nacimiento de Roma (que surge a partir de la guerra de Troya). 

Fin del reinado de Argos

Antes de la guerra de Troya ya se estaba desarrollando el fin del reinado de Argos. Cuando terminó este comenzó el reino de los laurentes que lo recibió Pico quien era el mismísimo hijo de Saturno. De hecho, esto fue en tiempos de los jueces específicamente en el período de Debora. 

Después de la guerra de Troya

Luego de la destrucción de Troya, los griegos aunque vencedores se vieron de igual manera destruidos. El número de dioses se incrementó justamente después de que Troya fuera destruida. La cultura griega se comenzó a expandir de manera acelerada y es en este momento cuando se comienza a hablar de la historia de Ulises. 

El mismo Varrón comenta las historias de Odiseo y la maga Circe quien convertía a los hombres en animales. De hecho, hablando de la mutación o transformación que sufrían los hombres en animales, el mismo San Agustín dice que escuchó a hablar de ciertas personas que, comiendo una especie de queso se transformaban en animales de carga. Sabemos además la historia de Apuleyo quien hablaba del ''asno de oro'' donde dice que se convirtió en asno por medio de un artificio. 

Por supuesto, la opinión de Agustín sobre estos acontecimientos es que todo esto fue producto de los sueños. Nada realmente pasó como tal, pero tampoco se les puede llamar mentirosos por aquello. 

Asentamiento en Troya

A partir de nuestra entrada llamada ''Mitología Romana'', sabemos que Eneas fue ''el fundador de Roma'' luego de salir a salvo de la destrucción de Troya. Eneas llegó con 25 naves cargando todas las riquezas que pudo sacar de Troya, aunque el primer rey fue Latino.

Así se desarrollaba la historia de Troya en paralelo a las otras ciudades:




Aquí vemos el fin del libro de los jueces y sus paralelismos con las otras ciudades. 

Época de los Reyes

La época de los reyes en la biblia es una de las más conocidas en la historia, sobre todo la historia del rey David quien se enfrentó al filisteo Goliat para salvar a Israel. Los reyes bíblicos fueron Samuel, Saúl, David y Salomón. 

En opinión de San Agustín, Roma fue fundada como otra Babilonia más. De hecho, Roma es considerada como la hija de Babilonia, a la cual le costó mucho volverse el Imperio que era en época de San Agustín. La fundación de Roma ya comprendía 362 años en época de los Reyes,pero también coincide con la derrota del Reino de los asirios. 

Grecia y Roma

Al mismo tiempo que Rómulo se consideraba como descendiente de Eneas y por lo tanto se convierte en el nuevo rey de Roma. En este intertanto, en Grecia se conoce la presencia de Tales de Mileto junto con los otros siete sabios de Grecia. 

Filósofos en los diversos reinados

Reinaba Sedecías en el reino Hebreo, mientras que en Roma reinaba Tarquinio Prisco. En esta época existieron diversos filósofos, sobre todo en Grecia, pues ya estaban los 7 sabios, pero también, aparte de los 7 conocidos, también surgieron en ese tiempo Anaxímenes, Anaxágoras, Pitágoras y Jenófanes. 

Época de los profetas

Después del reinado de Salomón y la destrucción del Templo de Jerusalén, comenzaron a surgir algunos profetas que profetizaron el futuro de Israel. Por ejemplo, Jeremías predijo la destrucción Y sometimiento de Israel a el rey Nabucodonosor. 

Profecías de Oseas y Amos

De acuerdo con la opinión de San Agustín, las profecías de Oseas son las más difíciles de interpretar. Muchos pasajes parecen oscuros, pero hay uno en particular que se nota de manera más clara como profecía:

''Porque muchos años vivirán los israelitas sin rey y sin príncipe, sin sacrificios y sin altar, sin sacerdocio ni revelaciones''
(Oseas 3:4-5)

Esto representa al pueblo judío que ahora se encuentra sin rey y sin principe, pues ya no hay nada de lo que tanto sostenían en el A.T. Por otro lado, Oseas también predijo la llegada de Cristo:

''Al tercer día nos restablecerá y resucitaremos al tercer día''
(Oseas 6:3)

Esta si es una profunda referencia a Jesús de Nazareth que revivió al tercer día tal y como lo dijo Oseas. 

También tenemos al profeta Amós que predice los acontecimiento de Jesús de Nazareth:

''Ese día restauraré el tabernáculo de David, que está por tierra, y restableceré lo igualado con la tierra, y reharé lo destruído, y lo reedificaré como en tiempos pasados''
(Amos 9:11-12)

Este pasaje puede ser discutido con los judíos quienes podrían decir que la restauración del tabernáculo no sucedió en la época de Jesús. De hecho, muchos judíos consideran este pasaje como, más que la restauración del tabernáculo sería la restauración de Israel. 

Profecías de Isaías

La verdad es que Isaías tiene muchas profecías en cuanto a la Iglesia, Israel y Cristo. San Agustín, en favor de la brevedad (y yo también), sólo presenta un fragmento de lo más significativo de Isaías:

''Maltratado se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no habría la boca''

''Sin defensa, sin justicia se lo llevaron ¿quién meditó en su destino?''

''Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, el cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores Esto es por lo que toca a Cristo''

(Isaías 52-53)

En todos estos pasajes (y en los restantes del libro de Isaías) hay referencias a Cristo y al futuro de la Iglesia. 

Profecías de Miqueas, Jonás y Joel

El profeta Miqueas es mucho más explícito en relación a la llegada de Cristo a la tierra:


''Pero tú, Belén de Efrata, pequeñas entre la aldea de Judá, de ti sacaré el que ha de ser jefe de Israel: su origen es antiguo de tiempo inmemorial''
(Miqueas 5:2-4)

Claramente el lugar geográfico es claro, pues Cristo nació en Belén. 

También tenemos al profeta Jonás que, aunque San Agustín no cita ningún pasaje en particular, la historia de Jonás representa la resurrección de Cristo porque al ser engullido y después liberado por la Ballena, al mismo tiempo está demostrando el regreso de la muerte de Cristo. 

Luego tenemos a Joel que habla sobre la promesa de Cristo en cuanto a la llegada del Espíritu Santo. 

''Después derramaré mi espíritu sobre todos: vuestros hijos e hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones. También sobre siervos y siervas derramaré mi espíritu aquel día''
(Joel 2:28-29)

Esta promesa ya nos deja claro que los profetas que vinieron después de Los Reyes hablaron sobre la llegada de Jesús. 

Profecías de Abdías, Nahúm y Habacuc

Abdías tiene muchas referencias a Cristo por los pasajes que sostenía en cuanto a Israel. 

''En el monte Sión quedará un resto que será Santo''
(Abdías 17:21)

Por supuesto que el resto significa a los hombres santos que murieron orgullosamente a lo largo de la historia, pero sólo uno de ellos quedará como verdadero Santo y ese es Jesús. 

Nahúm también tiene otro pasaje en el que se habla más bien del cambio de tiempos entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. 

''Quebraré los ídolos tallados y de fundición, y los pondré en sepultura, porque he aquí sobre los montes los pies ligeros del que viene a evangelizar y a anunciar la paz. Solemniza tus festividades y cumple tus votos, que ya no se acercarán más a ti para que envejezcas. Todo está consumado, cumplido y derrocado. Ya sale en campaña el que alienta en tu rostro y te libra de la tribulación''
(Naúm 1:14-15)

Aquí se habla del traspaso de las antiguas tradiciones del A.T., como también de la idolatría a los dioses paganos (tallados y de fundición) para dar paso a las nuevas festividades que trae el N.T.

Por último, Habacuc también profetiza la llegada de Cristo con el siguiente versículo:

''El Señor me respondió: Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido: la visión tiene un plazo, jadea hacia la meta, no fallará; aunque tarde, espérala, que ha de llegar sin retraso''
(Habacuc 2:23)

Debemos recordar que Habacuc era un hombre que tal como Jeremías y Job se quejaban de los tiempos de violencia y ultraje que existían en su tiempo. Pedían a Dios fervientemente cuando él mismo intervendría en la ciudad para sacar a flote a los justos. 

Profecías de Jeremías y Sofonías

El mismo Jeremías que fue un profeta que le fue dificultoso llevar a cabo la obra divina, pudo profetizar sobre la llegada de Cristo en el siguiente versículo:


''El Cristo, el Señor, resuello de nuestra boca, ha sido preso por nuestros pecados''
(Jeremías 4:20)

Otro que profetizaba a Cristo era Sofonías quien hablaba específicamente de la resurrección de Jesús:

''Espérame, dice el Señor, en el día de mi resurrección, porque mi voluntad es congregar las naciones y reunir los reinos''
(Sofonías 3:8)

Profecías de Daniel y Ezequiel

Daniel fue otros de los profetas que predijo la fama y el respeto que Cristo obtuvo en la historia. 


''Seguí mirando, y en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo una figura humana, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio: todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin''
(Daniel 7:13-14)

Ezequiel profetiza a Cristo en David con los siguientes versículos mostrados a continuación:

''Les daré un pastor único que los pastoree: mi siervo David; él los apacentará, él será su pastor. Yo el Señor, seré su Dios, y mi siervo David, príncipe en medio de ellos''
(Ezequiel 34:23-24)

Recordemos que para la época de Ezequiel, David ya había y muerto y por tanto, este segundo David al que se refiere es el mismísimo Cristo, de acuerdo con San Agustín.

Profecías de Ageo Zacarías y Malaquías

Estos serían los últimos profetas que examina San Agustín comenzando por Ageo quien lanza una profecía corta pero clara sobre Cristo.  

''Y así dice el Señor de los ejércitos: Dentro de muy poco yo agitaré el cielo y la tierra, mares y continentes; haré temblar a todas las naciones y vendrá el deseado de todas las gentes'' 
(Ageo 2:7-8)

Zacarías es otro de los profetas que habla sobre Cristo y su llegada en detalles. 


''Alégrate, ciudad de Sión; aclama, Jerusalén, mira a tu rey que está llegando: justo, victorioso, humilde, cabalgando un asno, una cría de borrica''
(Zacarías 9:9-10)

Lo de cabalgar en un asno se verifica y confirma en el Evangelio de Mateo versículo 20. 

Por último tenemos a Malaquías quien también anunció la llegada de Cristo a través de la entrada en el Templo:

''Mirad, yo envío a un mensajero a preparar el camino. De pronto entrará en el templo el Señor que buscáis; el mensajero de la alianza que deseáis miradlo entrar, dice el omnipotente''
(Malaquías 3:12)

Aquí hay dos formas de hablar de Cristo, una es cuando entra en el templo de forma carnal y la última es de forma espiritual cuando se habla sobre el mensajero de la alianza. 

Época de Esdras

Esdras, más que un profeta fue un escriba que trató de restaurar Israel. También se puede decir que de alguna manera profetizó a Cristo diciendo que lo más importante en la vida era buscar la verdad y con eso quiere decir que el mismo Cristo es la verdad. 

Ciertamente, en la época de Esdras y Nehemías no hubo reyes, pero si batallas que duraron años. Es cosa ver el libro ''Macabeos'' donde los elegidos por Dios luchan contra los reyes griegos, quienes imponían el culto a los dioses griegos. 

Dios y las otras culturas

Filósofos griegos

En esta época ya podremos encontrar los nombres de Sócrates e incluso de Platón quien nace poco después de la época de Esdras. Así, podemos ver que aunque los filósofos nombrados anteriormente tienen bastante antigüedad, estos no son tan antiguos como lo fueron los profetas cristianos. 

Los únicos teólogos anteriores a los profetas fueron Orfeo, Linio y Museo, aunque Moisés es uno de los teológos más antiguos junto con Abraham a quien nadie puede preceder(1)

Cultura egipcia

Siempre se ha dicho que los egipcios son la civilización más antigua que ha existido. De hecho, se dice que tenían 100.000 años de antigüedad, pero San Agustín dice que eso es absolutamente falso. En tiempos de San Agustín, la existencia de Isis tenía aproximadamente 2.000 años ¿cómo pudieron tener 100.000 años de antigüedad si Isis solamente estaba a 2.000 años de distancia?

Hubo un acercamiento de parte de los egipcios para conocer las S.E. Fue Ptolomeo Filadelfio quien mandó a 72 expertos en lengua griega y hebrea a traducir las S.E., y a este consejo se le llamó ''El grupo de los 70''. La versión de las S.E. por los 70 interpretes fue llevada por todas las ciudades, considerándose una versión oficial incluso en el Imperio Romano. 

¿Filosofía y concordia de la Iglesia?

Ciertamente podría haber concordia siempre y cuando los filósofos aceptaran la iglesia. Sin embargo, las doctrinas epicúreas, cínicas, estoicas o platónicas no pueden relacionarse con las de la Iglesia. Si miramos el desarrollo de las filosofías que buscan la felicidad (hedonismo, estoicismo, cinismo, etc) encontraremos que cada una difieren entre sí; todas tienen un concepto distinto de la felicidad. 

No obstante, en la Iglesia siempre ha existido concordia entre los hermanos cristianos. Todos estuvieron de acuerdo con los diez mandamientos, así como con todos los preceptos divinos que todos aceptaron llevar a cabo. 


Época de Jesús de Nazareth

Los judíos se quedaron sin profetas cuando se termina el libro de Malaquías. Quedaron los sacerdotes Esdras y Nehemías, aunque a estos no se les considera estrictamente profetas.

Luego de estos dos sacerdotes se desarrollaron las guerras ocasionadas en Macabeos, donde Judas Macabeo y Jonathan Macabeo eran los héroes judíos que luchaba en contra del rey Antíoco de Siria. 

Si bien los judíos no tenían profetas, sí tenían príncipes que fueron considerablemente admirados. Por ejemplo, uno de los últimos príncipes fue el rey Herodes que contribuyó a la reconstrucción del Templo de Jerusalén.

Expansión de la fe católica

Finalmente nació Jesús de Nazareth en Belén y aunque no se sabe mucho de su adolescencia, siempre quedarán los milagros que realizó y sus parábolas a los discípulos. 

La fe de la Iglesia Católica fue tal que se expandió por todo el Imperio y mucho más allá de éste. De ahí nacieron las evangelizaciones que cometieron los discípulos de Jesús como San Pablo. 

Los judíos mataron a Jesús, pero aún así las enseñanzas de Cristo viven, aparte de que estas fueron profetizadas por profetas hebreos. Parece innegable el legado que dejó este personaje tan importante para la historia de la religión. 

Época luego de la muerte de Jesús

La resurrección de Cristo al tercer día representó fe y esperanza para los hombres, pero no por esto dejó de haber guerras ni mucho menos. Recordemos que los cristianos fueron brutalmente perseguidos por algunos emperadores romanos. 

Nerón
Trajano
Domiciano
Antonino
Severo
Máximo
Decio
Valeriano
Aureliano
Diocleciano y Maximiano

Pero la verdad es que estas no fueron todas las persecuciones pues bien tendríamos que contar unas pequeñas que se hicieron por parte de las tribus beligerantes del Imperio Romano. 

Conclusión

Este es un verdadero análisis histórico de la religión y sus problemas durante toda la historia. Realmente me siento satisfecho con el paralelismo que hace San Agustín, sobre todo cuando se hace la diferencia entre las otras ciudades; pues siempre que se lee la religión se hace en consideración a la centralidad de Dios mismo (Israel). Sin embargo, aquí tenemos incluso la mención a los griegos y egipcios en tiempos de los profetas bíblicos o de los pensadores bíblicos más importantes. Llegamos al final de la ciudad de Dios, pero falta analizar cómo ésta termina.