domingo, 7 de mayo de 2017

San Agustín de Hipona - La Trinidad (Libro V: La esencia de la Santísima Trinidad) (399).

La esencia de cada uno de los componentes de la Santísima Trinidad ha sido tema de controversia incluso hasta nuestros días, porque ya se ha dicho que dicha unión es un dogma de fe, es decir, como no se puede alcanzar con el conocimiento, sólo queda aceptarla sin reflexión alguna ya que está fuera de nuestro conocimiento. No por nada se fueron haciendo concilios donde se discutía la naturaleza de Cristo, de Dios o de las divinidades. ¿Qué podemos hacer frente a esto? Podemos aceptar la Trinidad tal como es o podemos discutirla nuevamente. 

LA TRINIDAD

LIBRO V: LA ESENCIA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


La esencia de Dios


San Agustín afirma que Dios es sustancia o si el término no se lo impide: esencia. Todas las cosas tienen esencia, pero ninguna es incorruptible, sólo la esencia de Dios es totalmente incorruptible. 

Veamos las esencias (sustancias) de una de los dos entes de la S.T.

Esencia del Padre: ingénita
Esencia del Hijo: creada

En realidad, esta separación de sustancias las decían los mismos arrianos, pero San Agustín dice que la esencia del Padre y del Hijo son la misma pues sigue diciendo la biblia: ''Yo y el Padre somos uno''

Nada se puede predicar del Padre porque este es toda sustancia, sin embargo, si no tiene accidentes (cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, posesión, acción y pasión) ¿Cómo es posible que nos refiramos a él como el Padre que sería un accidente de relación? San Agustín da la solución diciendo que el Padre siempre es Padre y nunca Hijo u otra cosa, por lo tanto, si este ''accidente'' nunca cambia, entonces no es accidente, sino que sustancia en sí mismo. 

Podría seguirse pensando que es un accidente, pues seguimos hablando de relación de todos modos. ¿Qué podremos decir entonces? San Agustín nos aclara que son sustancias por la eternidad que tienen, pero que en esta misma el Padre y el Hijo tienen una relación, pero que esta relación es relativa, por lo tanto no es mudable porque la relatividad no es mudable. En efecto, la relatividad en sí misma es una sola cosa, si cambiara la relatividad entonces sería otra cosa distinta de la que es. 

El término Dios no sólo se designa al Padre sino que al conjunto de los tres seres. Los tres seres de la S.T. son eternos e inmortales, pero no son tres Dioses sino que solamente uno. 

La esencia de las cosas

Existen accidentes que se separan del cuerpo, pero hay otros que son inseparables. Estos últimos, dice San Agustín, son los inherentes al animal, por ejemplo, el color. En todo caso, el color puede mutar (debido a que es accidente), pero cambia a medida que el cuerpo se deteriora

Conclusión

Más bien diría que este fue un pequeño extracto aclaratorio sobre la esencia de Dios que había estado oculta durante todos los pasajes del tratado. Vemos aquí la lectura que tuvo Agustín y que entendió muy bien de las categorías del ser de Aristóteles, pues, cuando se habla de los accidentes no puede estar hablando de otra persona. No sólo el ser completo puede darse en Dios, sino que también el ser humano tiene el suyo propio. Eso significa que podemos superar las carnalidades del cuerpo y enfocar nuestra mirada hacia las cosas divinas e intangibles. 

sábado, 6 de mayo de 2017

San Agustín de Hipona - La Trinidad (Libro IV: Cristo y el hombre) (399).

Muchos misterios y cosas oscuras quedan en cuanto a Cristo y al hombre en los relatos de las Sagradas Escrituras. En este libro develaremos todas las cosas que tiene un cierto aire de misterio alrededor de Cristo y como el hombre se vio enfrentado a estas interrogantes a lo largo de su vida. Todo lo relacionado con Cristo es mesiánico y profético, nada igual se ha visto en la historia con lo cual, muchos símbolos se dejan aparecer en la vida personal de Jesús. Veamos que nos explica San Agustín de Hipona.

Referencias:

(1) Por supuesto, debemos tener en cuenta el calendario de esos años (399 d.C), el cual era distinto al de ahora. 
(2) Se dice que fue el primer caso de Monopolio. 


LA TRINIDAD

LIBRO IV: CRISTO Y EL HOMBRE

La miseria del hombre


El hombre está desterrado de conocimiento de la verdad, pero no por eso no puede conocer el conocimiento divino y verdadero. Dios actúa en nosotros para que encontremos esta verdad, porque el conocimiento (como seguiría Platón) está en nosotros y debemos recordarlo. 

Aunque el hombre sea diminuto, esta pequeñez lo hace tener la caridad necesaria para seguir comprendiendo las cosas que le rodean. Sólo a partir de Dios es cuando el hombre se vuelve grande y lleno de conocimiento, y por supuesto, todo esto pasa a través del alma que fue creada por el Verbo. 

El Verbo para el conocimiento del hombre

Nada es tan esencial como el Verbo para el hombre, pues este lo hizo ser tal cual es. Tanto el alma como el cuerpo fueron creados por el Verbo y es por esto que la esencia del hombre completo (alma y cuerpo) sería el Verbo.  


Muerte y resurrección del alma y del cuerpo

Sí, el alma y el cuerpo pueden perecer y ocurre cuando Dios abandona uno de los dos ¿cómo los abandona? Estas son las causas de la muerte del alma y del cuerpo:

Alma: la impiedad hace que Dios abandone el alma
Cuerpo: la corruptibilidad hace que el cuerpo deje el alma

Luego tenemos las razones de cómo resucita el alma:

Alma: resucita cuando hace penitencia
Cuerpo: resucita cuando existe la fe

¿Cómo es que el cuerpo se hace corruptible? la impiedad ya la conocemos, pero es muy general hablar de corruptibilidad. Uno de los pasajes de la biblia puede aclarárnoslo mucho mejor:

''La que vive en medio de placeres, viviendo está muerta''
(1 Timoteo 5:6)

Obviamente, esta frase se refiere a una mujer, pero es perfectamente aplicable al hombre. Por supuesto, el hombre exterior que es el hombre carnal es el que se fija en la exterioridad de las cosas, mientras que el hombre interior tiene su mirada en el alma y la divinidad. 

El concepto de resurrección lo entendió perfectamente San Pablo, quien, al ver la resurrección de Cristo pensó que el hombre podía resucitar a través de la fe. El hombre es capaz de resucitar  tal como lo dice el mismo San Pablo:

''Primero Cristo, luego los que son de Cristo''
(1 Colosenses 15:23)

Esta puede ser la diferencia entre el hombre exterior y el hombre interior que por supuesto, la que más conviene es la primera. 

El simbolismo del número seis

San Agustín dice que todo tiene su origen en el número 3. Luego 1 + 2 + 3 = 6 y este número final representa las 6 edades del mundo. Ya habíamos visto alguna otra simbología del número 6 en otros libros de San Agustín, pero no está mal recordar las edades del mundo.

Primera Edad: Adán y Eva
Segunda Edad: Abraham
Tercera Edad: Abraham hasta David
Cuarta Edad: David hasta la transmigración de Babilonia
Quinta Edad: Transmigración hasta el parto virginal de María
Sexta Edad: La vida de Cristo

Además, cada edad tiene una significación para el hombre porque cada una de ellas tiene su propia característica.

Primeras dos edades: Experiencia antes de la ley
Tercera y cuarta edad: Bajo la ley
Quinta y sexta edad: bajo el imperio de la gracia


El número seis tiene una importancia tremenda en las S.E. sobre todo cuando se habla del N.T. De hecho, recordemos que Jesús prometió resucitar el templo en tres días, mientras que los hebreos dijeron:

''Cuarenta y seis días se tardó en edificar este templo''
(Juan 2:20) 

Cuarenta y seis multiplicado por 6 da como resultado 276 que son justamente los días contados desde el primer mes hasta el nacimiento de Cristo(1)


La unión de los hombres para unirse con Cristo

El mediador entre los hombres y Dios es el mismísimo Cristo, quien dice que por medio de él se debe creer en el Padre, porque Jesús es el Verbo y el Padre hablar a través del Verbo. Así lo dicen las S.E. 

''Yo y el padre somos uno''
(Juan 10:30) 


¿Puede el hombre estar unido con Cristo que a su vez está unido con Dios? La unidad del mediador y el Padre se da a través del cumplimiento de los preceptos bíblicos. Si esto es así, pues entonces todos estarán en uno:

''Yo en ellos y tú en mí, para que sean consumados en la unidad''
(Juan 17:23) 


Ahora, en nuestra vida tenemos dos tipos de mediadores; Cristo, quien es mediador de vida; el Diablo, quien es mediador de muerte. ¿Cómo puede conducirse el hombre por el mediador de muerte? a través del pecado más terrible (de acuerdo con San Agustín), que sería la soberbia. La humildad es el concepto de vida que nos viene a presentar Cristo, y es por eso que hablamos de humildad cuando Cristo es crucificado. 

Los hombres siempre tratan de procurarse bienes corporales y temen que el cuerpo caiga alguna vez en muerte. Cuando hacen esto, los hombres se despreocupan totalmente de la muerte del alma que es una de las cosas más importantes, porque es el alma el que los une con Cristo.

Si esto es así, entonces la causa de la unión con Cristo sería el desprecio a los bienes temporales y materiales. De hecho, el mismo Jesús fomentó ese ejemplo cuando el diablo le ofreció todo tipo de bienes que Jesús rechazó sin ninguna molestia.

Muchos hombres piensan que pueden alcanzar a la divinidad con tan solo tener un poco de intelecto, es decir, no es necesaria la fe si se tiene la inteligencia. Esto es un gran error, porque es justamente como los hombres de fe son dejados de lado. La inteligencia sin creencia es soberbia y la soberbia es el peor de los pecados.


Los vaticinios de los antiguos filósofos

Los filósofos antiguos se han preocupado de describir al ser y las cosas que le rodean siempre. Estos hablaron de cosas históricas y biológicas, pero nunca hablaron de la sabiduría como tal. San Agustín ve a los antiguos filósofos como descriptores, analistas, observadores del pasado. Pocas veces se enfocaron en el futuro porque los filósofos antiguos llamaban a las personas que ven el futuro como ''adivinos'', mientras que los cristianos hablan sobre estas personas como ''profetas''.

Sin embargo, existieron algunos filósofos que pudieron prever muchas cosas futuras sirviéndose de la experiencia del pasado, como fue Tales de Mileto quien gracias a sus conocimientos astronómicos que había una gran cosecha la siguiente temporada y compró todas las aceitunas para luego venderlas(2).

El único vaticinio correcto y preciso es el que proviene del espíritu y no de las cosas ya experimentadas. Todo ser humano puede intuir el futuro sin necesidad de tener conocimientos previos, ese es el vaticinio que proviene del alma. 


El Padre, el Hijo y el hombre

El hombre como ser procede del Verbo y el Verbo es el Hijo y el Hijo procede del Padre. Sólo son coeternos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y nada significa que el Hijo, por enviado, sea inferior que el Padre pues el Padre formó todas las cosas a través del Verbo (que es el Hijo). 

¿De dónde proviene el Espíritu Santo? Por supuesto, proviene del Padre al Igual que el Hijo (aunque también viene del Hijo), pero el Padre no es nada sin el don del Espíritu Santo, por lo tanto, los tres son coeternos. ¿Cómo es que también viene del Hijo? porque el Espíritu Santo es de los dos. Quizás debemos pensar el Espíritu Santo como la sustancia del Padre y del Hijo y que los tres dependen entre sí (porque uno es el que engendra (Padre), otro el que hace  (Hijo) y otro el que les da el ser (Espíritu Santo). 

Conclusión

Más que explicar la conjunción entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, San Agustín devela las cosas relevantes para el hombre y para que tenga en cuenta a la hora de cometer algún pecado. Sólo al final podemos ver un pequeño argumento de porque se une la Santísima Trinidad. También podemos ver el simbolismo que subyace en los parajes de la biblia porque, claro, todo tiene un misticismo inexplicable en la biblia, lo cual no queda más que relacionarlo con algo racional. 

lunes, 1 de mayo de 2017

San Agustín de Hipona - La Trinidad (Libro III: Fenómenos naturales y religiosos) (399).

Todos hemos presenciado alguna vez algo que va más allá de nuestro entendimiento como seres humanos. ¿Existen verdaderamente cosas que pasen más allá de toda explicación racional? Debemos poner todas las cartas sobre la mesa cuando ocurre un fenómenos que no comprendemos, pero cuando se van agotando las posibilidades, parece ser que la explicación divina es la única que nos hace sentido. San Agustín de Hipona nos presenta todo sobre los fenómenos religiosos y su justificación. 

LA TRINIDAD

LIBRO III: FENÓMENOS RELIGIOSOS


La voluntad de Dios

Todo está hecho de acuerdo a la voluntad de Dios, pero la cotidianeidad de las transformaciones, de las mutaciones o muertes de los objetos no nos impresionan mucho porque ya son muy comunes. En cambio, hay otras cosas que no pasan a menudo y si nos impresionan como son las relacionadas con el espacio y los planetas (estrellas fugaces, auroras boreales, eclipses, etc.). 

Pero no sólo son las cosas materiales nos pueden impresionar, sino que también nos pueden dejar atónitos las actitudes de ciertos hombres, ya sea de buena y mala manera. Un ejemplo de hombre fue San Pablo, quien, a pesar de tener el peso de la corrupción de un cuerpo material, pudo ser capaz de entender las S.E. y el mensaje de Jesús para predicarlo entre los herejes.

Es así que San Pablo es el mejor ejemplo de un hombre extraordinario, fuera de la naturaleza de un hombre simple y vulgar que se arroja a los bienes materiales. 

Los milagros

San Pablo decía que el único que puede permitir el crecimiento de las cosas es Dios. El hombre sólo puede poner a disposición las herramientas para que luego Dios haga el trabajo más sublime.

Nada escapa de la creación pues Dios lo hizo todo y cualquier fenómeno que ocurriere es parte de este mundo y por lo tanto, de Dios.El mundo está hecho de causas germinales que fueron creadas por Dios, aunque también los elementos funcionan en cuanto a sus propias características (dadas por Dios). Por más inusual o raro que pueda parecer un hecho, Dios tiene el poder por sobre todos ellos y sólo Dios sabe las razones de aquellos. 

Es posible que Dios envíe un ángel para demostrar el milagro, como lo hizo con Abraham quien estaba a  punto de matar a su hijo, o lo haga tomando cualquier forma material. 

Ahora, si bien pueden verse todas las manifestaciones divinas de Dios para que el hombre finalmente pudiera creer, la sustancia de Dios ya sea del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo son invisibles para el ojo carnal. Sólo a través del alma podremos ver lo que se nos es vedado por lo corporal. 

La magia y los milagros

La magia de lo único que nos puede hablar es de cosas corporales y visuales; es decir, de estímulos a los ojos para los hombres que se deslumbran con espectáculos. Los milagros son verdaderos hechos significativos que no tienen por objetivo deslumbrar a los hombres, sino más bien hacer comprender que existió una divinidad inefable entre los hombres. 

Conclusión

Este es un exordio a comprender la autoridad de Dios por sobre absolutamente todas las cosas del mundo. Ni siquiera los más reconditos lugares del mundo ni tampoco los fenómenos más extraños están fuera de la presencia y por supuesto, alguien omnipotente y omnipresente está en todos lados y conoce todas las cosas, de otra manera sería humano. Esta puede ser una de las muchas exhortaciones de San Agustín para decir que, como los milagros ya están hechos, sólo nos falta creer en el testimonio de todos aquellos que recibieron el milagro. 

San Agustín de Hipona - La Trinidad (Libro II: Naturaleza del Espíritu Santo) (399).

''Graves son las dificultades que los hombres han tenido por buscar a Dios''. Así comienza el segundo libro de San Agustín de Hipona quien ahora nos presentará la teoría que trata sobre el Espíritu Santo. Pero no sólo veremos la doctrina cristiana tratando de explicar la unión del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sino que también hablaremos de concebir los tres conceptos juntos en la mente del hombre. Una hazaña que tiene una gran importancia en el pensamiento filosófico y cristiano. Veamos lo que nos trae ahora el santo de Hipona.

Referencias:

(1) El Yom Kippur es el día judío del arrepentimiento. En realidad, primero se debe hablar del Yamim Noraim que son los considerados ''Días Terribles'' que son días de reflexión y arrepentimiento judíos. Comienza con el Rosh Hashaná (Año nuevo judío) y termina con el Yom Kippur, que es el día del arrepentimiento. 


Definiciones:

(1) Epifanía: manifestación o aparición religiosa.
(2) Teofanía: manifestación o aparición de Dios.

LA TRINIDAD

LIBRO II: NATURALEZA DEL ESPÍRITU SANTO

Procedimientos para entender la Trinidad


Dijimos en el libro anterior que el Padre es igual al hijo, pero que también podía ser inferior al hijo. No podemos decir que el Hijo no es Dios, porque si fuera así entonces no podríamos nombrarlo Trinidad. Por lo tanto, el Hijo tendrá que ser Dios de Dios, pero el Padre sólamente será Dios pues nunca ha sido engendrado. 

En lo sucesivo, todo esta interpretación exegética será aplicada al Espíritu Santo. 

El concepto de Espíritu Santo

Resta saber cómo se entiende el Espíritu Santo y es la misma biblia la que nos da algunas respuestas. 

''Cuando venga el abogado, que yo de parte del Padre os enviaré, el Espíritu de verdad, que procede del Padre. Él dará testimonio de mi. Al proceder del Padre se dice que no hablará de sí mismo; y así como el hijo no es inferior porque haya dicho: El hijo no puede hacer nada por sí mismo, sino lo que viere hacer el Padre''
(Juan 15:26)

Podríamos decir que el Espíritu Santo también es inferior al Padre como también lo es el Hijo. Sin embargo, San Agustín aclara en este pasaje de la biblia que el Espíritu Santo sólo proviene del Padre, no que es engendrado por el Padre porque si fuera así, entonces el Espíritu Santo tendría que ser criatura y no sustancia coeterna. 

La misión del Espíritu Santo

La misión del Hijo la conocemos por la obra de Jesús, pero ¿cuál es la misión del Espíritu Santo? Primero que todo, deberíamos saber a dónde se envió el Espíritu Santo, pero ¿cómo podría enviar al Espíritu Santo, si Dios dice: ''Yo lleno el cielo y la tierra''? San Agustín responde que el Espíritu Santo fue enviado a donde ya se encontraba. El Padre no puede estar sin su Espíritu y por lo tanto, el Espíritu también estaba en todos lados. Así lo confirma la biblia:

¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿A dónde huir de tu presencia?
(Salmos 138:8-7) 

Con esto podemos deducir que los tres conceptos están unidos todo el tiempo, incluso cuando son ''enviados'' porque la presencia del Padre atraviesa todos los límites. 

¿Cuál es la misión entonces del Espíritu Santo? recordemos los símbolos entregados por la biblia, pues muchas veces se dice que el Espíritu Santo está representado por una paloma. También se ha hablado sobre lenguas de fuego que se relataron en el libro de los hechos. Todo esto nos dice que la misión del Espíritu Santo es mostrarse ante los ojos de los hombres como señales. No obstante, esto no debe apresurarnos a decir que la naturaleza del Espíritu Santo es corporal, sino que la manifestación de la sustancia del mismo se revela como una epifanía(1)

Inmortalidad del Espíritu Santo

En comparación al Padre, pareciera ser que el único que es inmortal es el Padre pues este nunca se ha encarnado en una criatura mortal,como sí lo han hecho el Hijo y el Espíritu Santo. Pero no se debe olvidar que las formas de criaturas que se formaron con el Hijo (Jesús) y el Espíritu Santo (paloma) son sustancias inmortales que toman su forma carnal para enseñarnos las profecías de las S.E.


Epifanías, teofanías(2) o apariciones en las Sagradas Escrituras

Dios habló a Adán en muchas oportunidades ¿cómo es que un Dios puede hablar? Dios lo hizo para poner a prueba a Adán y sus palabra equivale justamente al Hijo. Recordemos que la palabra(Verbo) es el mismo Hijo de Dios; por lo tanto, todas las apariciones que tuvieron los profetas comprende una cosa: que fue el mismo Padre quien se apareció para, a través de su Verbo, hablar con los profetas. 

Ahora, ¿habrá realmente escuchado Adán a Dios? es decir, ¿habrá tenido audición o solamente entendió lo que Dios dijo? lo que quiere decir San Agustín aquí, es que Adán no pudo haber escuchado a Dios por medio del cuerpo sino que por medio del entendimiento. En otras palabras, Adán no vio o oyó a Dios con los sentidos del cuerpo, sino que por medio del alma. 

La encina de Mambré

Esta puede ser una de las teofanías más conocidas de las S.E. y que San Agustín se propone investigar. 

Erase que Abraham había salido pasado el Yom Kippur(1) y tenía muchos dolores debido a la circuncisión. A pesar de esto, Abraham no dejaba de ser bueno y hospitalario con la gente que se acercaba. 

Un día, Abraham, cansado por el dolor y el sol que lo quejaba, decidió apoyarse en la sombra de una encina. En ese momento, Abraham vio a tres hombres parados en frente de él y el profeta se puso feliz porque hace mucho tiempo que no tenía huéspedes.

Le dijo a Sara que preparara harina para hacer unas tortas para los visitantes. Una vez que comieron preguntaron a Abraham dónde estaba Sara a lo que Abraham respondió que un poco ocupada en la tienda, y el visitante le dijo que pasado un tiempo Sara tendría un hijo, y así fue. 

Por supuesto, aquí habló el Hijo a través de sus ángeles que tomaron forma humana para que Abraham pudiera comprender lo que estaba viendo. 

La visión de Lot

Lot tuvo una experiencia parecida a Abraham, pero Lot vio a dos visitantes que los trató como si fueran verdaderos ángeles. Una vez que les convidó atenderlos los ángeles dijeron lo siguiente:

''Salvando, salva tu vida. No mires atrás ni te detengas en toda esta llanura; corre al monte, no sea que perezcas''
(Génesis 19:17-19) 

A lo que Lot respondió:

''No, Señor, por favor; pues vuestro siervo ha hallado gracia en vuestra presencia''
(Génesis 19:17-19) 

¿Por qué Lot habló en singular cuando eran dos los ángeles? porque a pesar de que los sentidos le decían que eran dos personas, Lot pudo discernir a través del alma que era el Señor mismo. En otras palabras, Lot pudo percibir la unicidad de la S.T. 

La zarza ardiendo

El relato de la zarza corresponde a Moisés cuando fue guiado para llevar a su pueblo fuera de Egipto. El relato sigue así:

''Apacentaba Moisés las ovejas de Jetro, su suegro, sacerdote en Madián; guió el ganado más allá del desierto y llegó al monte de Dios Horeb. Y se le apareció el ángel del Señor en una llama de fuego, en medio de una zarza, y él miró, y vió que la zarza ardía en fuego y la zarza no se consumía. 

Y dijo Moisés: Iré y veré esta gran visión y por qué la zarza no se consume. Y viendo el Señor que se acercaba para ver, llamólo en medio de la zarza y dijo: Yo soy el Dios de tu Padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob''
(Éxodo 3: 1-6) 

Sabemos que aquí se nombran como si los dioses de los patriarcas fueran cada uno por separado, pero esto debe entenderse en un sentido único, es decir, que solamente hay un Dios para ellos tres. 

En la cumbre del Sinaí

Esta es una de las historias más conocidas de la Biblia, pues es donde Moisés llega a la cumbre del Sinaí para reunirse con Dios y formar las tablas de la ley. La biblia dice que Moisés ''entró'' a una nube y así el pueblo lo vio.   

San Agustín no se atreve a decir si ese mismo que habló a Moisés fue el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo, pero dice estar más inclinado a que fue el Espíritu Santo. Lejos está de los humanos poder ver el ''cuerpo'' de cualquier parte de la S.T., pues esta no es accesible a los ojos humanos.  

Conclusión

No nos puede bastar una mera descripción de la relación entre Padre e Hijo, pues faltaría describir al gran Espíritu Santo, representado en todas las epifanías o teofanías de la biblia. ¿Por qué San Agustín no dedica un libro exclusivo al Padre? puede ser porque en definitiva, todos entendemos quién es el Padre, por lo que restaría investigar a los otros dos. Sin embargo, no puedo dejar de pensar que aún son separables los res por sí sólos. Quizás, en lo sucesivo, veamos las razones del porqué Dios es uno y trino. 

domingo, 30 de abril de 2017

San Agustín de Hipona - La Trinidad (Libro I: Naturaleza de Cristo) (399).

Uno de los dogmas de fe más conocidos en toda la historia de la humanidad está explicado aquí en este libro de San Agustín de Hipona ¿Cómo se entiende la Santísima Trinidad? De partida sabemos que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y que cada uno es trino y que no pueden entenderse por separado. Aún más, debemos decir que ni el Padre es el hijo ni el Hijo el Padre así como tampoco el Espíritu Santo no es ninguno de los dos. ¿Qué significa este galimatías? Esto tendrá que aclarárnoslo San Agustín en los siguientes apuntes de filosofía.

LA TRINIDAD

LIBRO I: NATURALEZA DE CRISTO
La calumnia de los herejes

Han pasado varios años desde que San Agustín se unió a la fe católica y junto con esto se han producido muchos cismas en la Iglesia. Antes de explicar el concepto de Trinidad, Agustín llama a no escuchar a esos hombres que sólo se dedican a refutar las cosas divinas a través de la razón. La lectura espiritual es lo más importante en estas cosas, y tratar de entender a través de la medición o el atributo no es correcto. 

También pide a los lectores que tengan la misma apreciación lectora por sus escritos, es decir, que lo hagan por medio del espíritu más que por la letra.

La conformación de la Santísima Trinidad

Es realmente difícil explicar lo que es la S.T. porque se dice que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que además estos tres conforman un solo Dios. 

Empecemos primero por las S.E. para ver qué podemos descubrir de este fenómeno:

El padre y el Hijo

La primera referencia del Hijo la tenemos en un pasaje de Juan:

''En el principio estaba el Verbo, el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros''
(Juan 1:5)

El Verbo es el mismo Hijo de Dios que apareció entre los hombres porque se hizo carne. Ese Hijo era el mismo Jesús que vino a la tierra a entregar su enseñanza. Por lo tanto, el Verbo que es el mismo Dios es consustancial al Padre. Toda sustancia que no es criatura es Dios, mientras que la sustancia que no es criatura es Dios. Si el Verbo no es criatura de Dios pero sí es sustancia, entonces es consustancial a Dios, pues Dios tampoco es criatura. 

Sin embargo, muchos podrían perfectamente decir que el Padre es superior al Hijo, pues las S.E. dicen:

''El Padre es mayor que yo''
(Juan 14:28)

Jesús dijo esto en el libro de Juan, pero se debemos entenderlo de la siguiente forma: el Padre y el Hijo son iguales, pero el Hijo es inferior al Padre. ¿Cómo? por dos razones: 

  1. Son iguales por naturaleza, pero son distintos por condición porque el Hijo no puede existir sin un padre. 

Esto quiere decir que antes de habitar entre los hombres, el Verbo era de naturaleza perfectamente igual al padre, pero cuando comenzó a habitar entre nosotros el Verbo se volvió esclavo de la mortalidad. Una vez que Jesús es muerto, vuelve a ser como el Padre y a formar parte de la Trinidad. Por otra parte, San Agustín también ha dicho que el Hijo no se puede entender por sí sólo, sino que más bien con un Padre. 

El Espíritu Santo

Absurdo sería alejar al Espíritu Santo del Padre y del Hijo, pues sin este no habría Trinidad. De ahí que digan las S.E. 

''Y yo rogaré al Padre, y os enviará otro abogado que para siempre esté con vosotros''
(Juan 14:17)

Eso sí, el Espíritu Santo es superior al Hijo también como lo dicen las S.E. 

''Quien hablare contra el Hijo del hombre, será perdonado; pero quien hablare en contra del Espíritu Santo, no será perdonado'' 
(Mateo 12:32)

En efecto, el Espíritu Santo incluso se dice que es la morada del Padre y del Hijo. ¿Cómo podrían coexistir Padre e Hijo sin la morada que los contenga? así, también el Espíritu Santo que no es criatura ni del Padre ni del Hijo, es coeterno a ellos por no ser creatura. 

Las dos naturalezas de Cristo

Cristo fue enviado a este mundo para impartir la doctrina de Dios, no la de él. Por esto, todo lo que sale de Cristo (el habla) en realidad es de Dios porque el Verbo de Dios (o la palabra de Dios) es el Hijo mismo (porque el Verbo es el Hijo). 

Ahora, hay otro texto confuso de la biblia que dice:


''Yo no juzgaré. Es mi palabra la que ha hablado la que juzgará''
(Juan 8:15)

¿Qué significa esto? ¿acaso lo que habla Jesús no es el mismo Verbo del Padre y por lo tanto, el mismo Jesús que es Hijo y Verbo? Lo que pasa, es que Jesús en la condición de mortal no es el Verbo, sino que todo lo que habla es el Verbo. Por eso, debemos decir que quien realmente juzgará es el Padre a través del Verbo. 

Para aclarar, el Hijo está separado del padre cuando se hace carne por el Verbo y está junto al padre una vez que resucita y se hace divino. Esas son sus dos naturalezas. 

Conclusión

Una larga explicación sólo para aclarar la relación que el Hijo tiene con el Padre y para saber también cuáles son las naturalezas del Hijo. Todo esto está respaldado con la biblia, pues San Agustín no puede dejar la explicación bíblica fuera de sus teorías sobre la Santísima Trinidad. Falta ver aún más a fondo lo que significa la naturaleza del Espíritu Santo que, si bien ha quedado explicada en este libro, todavía quedan algunas cosas por aclarar por separado. Preparémonos para el siguiente libro de Agustín donde nos hablará del Espíritu Santo.

sábado, 29 de abril de 2017

San Agustín de Hipona - Catequesis para los principiantes (399).

¿Qué es la catequesis? Hoy en la actualidad tenemos un concepto distinto del que tenía San Agustín de Hipona. Por lo demás, lo que veremos ahora es justamente cómo introducir una catequesis y hacer que los alumnos aprendan las verdades cristianas. El catequizante debe ser una persona instruida en las Sagradas Escrituras porque en sus manos está el futuro de todos los catequizando que reproducirán sus enseñanzas a toda la gente. Veamos cuáles son los consejos que da San Agustín para aquellos que se dedican a la catequesis.

Referencias:

(1) Hoy en día la catequesis se hace normalmente sentados en una iglesia. 

Referencias:

(1) Catequesis: proviene del griego κατηχεῖν (katequein) que significa ''instruir''. Como definición normal significa instruir en la doctrina cristiana. 
Catequesis para los principiantes


Deogracias y su petición

Deogracias era un diácono del Imperio Romano dedicado a realizar la catequesis en la iglesia. Un día le preguntó a San Agustín cómo hacer una buena catequesis(1), cuidándose de no cometer errores al enseñar las Sagradas Escrituras. Por otro lado, uno de los problemas que tiene Deogracias es que no le gustan sus propios discursos. Por supuesto, San Agustín acepta encantado de enseñarle lo que él sabe sobre la catequesis. 

Experiencia de San Agustín

Lo primero que dice San Agustín a Deogracias es que no se preocupe de su discurso si este es aburrido. De hecho, el mismo San Agustín dice que nunca quedaba satisfecho con sus discursos y de esta manera, siempre estaba pensando en uno mejor para la próxima vez. 

El discurso, dice San Agustín, tiene como prioridad número uno que se entienda a la audiencia, sin importar si este tiene un tono monótono o lento. Cada palabra dicha en el discurso queda impresa en la memoria de quien lo escucha sea como sea. Sin embargo, bien podríamos decir que mucha gente olvida las palabras que se dijeron en un discurso, pero lo que nunca olvida es el sentido del mismo y es sentido se da a través de los signos. 

Tarea del catequista 

Como dijimos anteriormente, la tarea del catequista es darse a entender a su audiencia y no preocuparse por el tono o el ritmo de su discurso. Si pasa que el catequista se aburre de su discurso es simplemente porque siempre se quiere hablar de una cosa actual y no de cosas que ya se conocen. 

Lo más importante es estar feliz en el proceso de catequesis y debiera ser así, pues si Dios pide que se enseñen las S.E. entonces el catequista debe estar feliz al cumplir la labor de Dios. 


PRIMERA PARTE: CATEQUISTA Y CATEQUIZANDO

Metodología y teoría de la catequesis

La catequesis siempre debe comenzar con la primera frase de la Biblia:

''En el principio Dio creó el cielo y la tierra''
(Génesis 1:1)

Luego se debe avanzar progresivamente hasta la historia actual de la Iglesia. Agustín recomienda resumir de la mejor forma posible. lo cual consiste en nombrar los hechos más significativos de la biblia. Incluso si los hechos o los libros se saben de memoria, no es conveniente relatarlos todos al pie de la letra. Lo importante es que se entienda el mensaje de cada uno de los libros de la biblia. 

Otra de las cosas muy importantes que necesita el catequistas es la caridad; en efecto, nada que involucre la enseñanza puede estar exento de caridad que es el deseo de Dios para los catequistas. 

El concepto de amor de Jesús

El más grande concepto de amor que tuvo Jesús por los seres humanos fue morir por toda la humanidad. Jesús amó incluso a quienes lo crucificaron y lo torturaron hasta crucificarlo. Este puede ser el hecho más inspirador de caridad, tanto como de sacrificio por los otros. 

Para San Agustín hay dos clases de amor que provienen de Dios: el primero viene de la miseria y el segundo de la misericordia. ¿Por qué? porque al ser Dios superior debe ver a los que son inferiores a él, en este acto de identificar su miseria, inmediatamente Dios les tiene misericordia. 

Por lo tanto, el catequista reúne tres condiciones imprescindibles hasta ahora: Conocimiento de las S.E., caridad y amor.

Disposiciones del catequizando

Hay dos disposiciones que tiene el catequizando; una en la que el mismo catequizando se muestra reticente y otra en la que se muestra confiado y dispuesto a aprender todo. Sin importar las dos disposiciones, el catequista debe animarlo siempre a aprender las S.E.; si está reticente se le podrá convencer y si ya está con buena disposición, nunca será malo animarlo y proseguir con la enseñanza. 

Si el catequizando se muestra reticente pero aún así dice verbalmente al catequista que sí está dispuesto a recibir la doctrina, entonces el catequista debe ser persuasivo y no exaltarse con el catequizando. El catequista debe actuar siempre como si el catequizando tuviera buenas intenciones, aunque mienta verbalmente. 

Instrucciones al catequizando

Primera instrucción:

Tener a un catequizando en una buena disposición, sería tenerlo con un buen ánimo y exhortarlo a las cosas espirituales antes de entrar en las enseñanzas de las S.E. El catequizando debe poner su fe en las cosas invisibles, para comprender a través del espíritu las enseñanzas de las S.E.

Segunda instrucción:

Una vez realizado esto, el catequista debe exhortar al catequizando tratando de convencerlo de la impiedad del mal y del triunfo del bien por sobre todas las cosas. Por otro lado, también se debe dejar en claro lo diminuto y carnal que es el hombre frente a la gran omnipotencia de Dios, sin despreciar del todo lo corporal, pues toda existencia es buena. 

También se le debe enseñar al catequizando las artimañas y malas acostumbres que usan los matemáticos y astrólogos para convencer a los incautos. A final de cuentas, como dice la biblia, el catequizando no debe poner ''las esperanzas en el hombre''.

Posibles problemas con los catequizando

Los cultos

Es posible que se encuentre con un catequizando muy culto a los cuales se les relatará y enseñará las escrituras de manera breve, pues ya tienen cierto contexto y conocimiento en dichas escrituras. 

Alguno ya tendrán ciertas profesiones como gramáticos, oradores, matemáticos o políticos. Es probable que estos actúen de manera soberbia, y es ahí cuando el catequista debe ser cuidadoso para conducir a este catequizando de vuelta a la humildad de las S.E. 

Causa del aburrimiento

Con ese tipo de catequizandos cultos pasa que se aburren al contemplar cosas que ya son conocidas, mientras que los que no conocen las S.E., pueden aburrirse porque desean quedarse con otros pensamientos más estimulantes. La causa del aburrimiento, dice San Agustín, es que los hombres son agradados más por lo que oyen y piensan que por lo que se construyen en las palabras, es decir, prefieren pensar que hablar. De hecho, cuando se habla, el hombre prefiere pensar en lo que se dijo en vez de continuar hablando. 

Otro de los motivos de aburrimiento es la incomprensión que tiene el catequista con el catequizando. En efecto, cuando el catequizando no es comprendido o no es entendido por el catequista se aburrirá y será difícil volver a entusiasmarlo. Esto quiere decir que el catequista no sólo debe conformarse con el estudio formal de las S.E. También debe tener ''caridad'' para con el catequizando que quiere encontrar una respuesta a las cosas divinas. Si la catequesis no tiene caridad, no hay sentido en el enseñar las S.E.

Puede ser que la causa del aburrimiento del catequizando sea por la repetición de ciertas cosas que hace el catequista. ¿Cómo arreglar esto? el catequista debe enseñar las cosas que se repiten con el mismo entusiasmo y amor que ha enseñado. Una cosa se puede enseñar mil veces si esta es enseñada con amor y como si los dos, catequista y catequizando, estuvieron aprendiendo de la lección. 

Causas del disgusto

Puede ser que el oyente pueda ofenderse por las palabras del catequista, o por las cosas que oyó decir de la biblia y que el catequista contradice. Por supuesto, puede ser que el catequizando o haya leído las S.E. por medio de la letra(lectura literal) y no por el espíritu (lectura interpretativa). 

Bajo estas condiciones, el catequizando puede mostrar su disgusto verbalmente, o dejarlo en silencio. Cuando se hace verbalmente, el catequista debe ser lo más cordial y no olvidar el concepto de ''caridad'' que tiene con el catequizando. Si el catequizando se queda en silencio, ahí será un poco más difícil hacer que vuelve a un estado anterior de curiosidad. 

Causa del hastío

Puede que el catequizando sea reticente a manifestar su opinión o su hastío por las lecciones. En estos casos, el catequista nunca debe responder con severidad, pues antes debe ser muy amable para conducirlo de nuevo en las enseñanzas. Lo más importante es nunca perder la confianza del oyente porque de ser así, entonces no podremos nunca enseñar de manera efectiva. 

Lo más ''peligroso'' que puede pasar es que el catequizando se retire antes de terminar toda la lección. En ese momento, el catequista debe ser muy hábil para volver a encantar al catequizando a través de alguna lectura o discurso llamativo, de preferencia que le sea muy familiar, que tenga que ver con el ser y las razones del porqué está aquí en este mundo. 

En las costumbres de las catequesis católicas, los catequizandos deben estar de pie escuchando(1). San Agustín recomienda que no se tenga a los catequizandos parados, sino más bien que estén sentados de principio a fin. La fatiga de estar parado escuchado puede ser una de las principales causas de que el catequizando se marche para no volver. A gusto, puede ser que el catequista comience pidiendo a los catequizandos que se paren, pero cuando se note el aburrimiento, inmediatamente el catequista debe ofrecer un asiento. 


SEGUNDA PARTE: PRÁCTICAS DE CATEQUESIS

Comienzo del sermón


Buenas y malas intenciones para ingresar

Existen hombres que se unen a la catequesis para usar todas estas enseñanzas a favor de ellos y convencer a muchos hombres para sacar ventajas temporales. La iglesia los tolera sólo por un tiempo hasta ver que puedan tornar su mirada al cristianismo; si no lo hacen, entonces tendrán que ser segregados.

Otros hombres entran a la catequesis con verdaderas intenciones de aprender, y es a estos a los que se les debe animar aún más para que no caigan en alguna mala influencia de parte de los impíos.Imaginemos que hay un hombre que viene a hacer catequesis por sus preocupaciones futuras, es decir, sobre lo que pase en la vida después de la muerte. 

Lo primero que se debe hacer es felicitar a este hombre quien se inicia en las catequesis. Por supuesto, dicho hombre está preocupado por su alma o espíritu en contraste a lo que pase con su cuerpo durante toda su vida. Todo lo que estimule los sentidos en la vida carnal no son más que cosas pasajeras, por lo tanto, lo que más importa es el alma en todos los sentidos; todo aquello que no sea el alma engaña. En fin, así debe comenzar el primer discurso. 

Relatos al catequizando

La creación

Lo primero que se debe relatar son los acontecimientos del Génesis, tratando de enaltecer aún más la figura de Dios y el favor que el hombre le debe a éste. También se deben exaltar los conceptos de sabiduría y caridad que se ven a través del primero libro de la Biblia. Por otro lado, de igual manera se debe resaltar la superioridad de Dios en contra del demonio. 

Los salvados

Luego se debe dar a conocer las cosas que Dios hizo para salvar a los hombres y como solamente los que creen en él pueden salvarse. Por ejemplo, uno de los relatos podría ser el arca de Noé o Sodoma y Gomorra. 

Los profetas y las leyes

Después se debe enseñar los pasos que tuvieron los profetas elegidos por Dios, empezando por Abraham. De aquí se deben resaltar los hechos que tienen que ver con el espíritu y no con el cuerpo, aunque sí los hay; el enfoque debe estar en el alma. 

Posteriormente, sigue el relato del éxodo donde Moisés liberó a su pueblo de ser esclavo del reino de Egipto. En este mismo relato, recordemos que se habla sobre las leyes que Moisés por medio de Dios (los mandamientos). 

Reyes y espera del Mesías

Luego de caminar por largo tiempo en el desierto, la historia de la biblia avanza por medio del relato de los reyes y la pelea entre las dos ciudades Jerusalén y Babilonia. Esta es la época donde aparecen los reyes y profetas bíblicos como Saúl, Samuel, David y Salomón. Luego de todas estas figuras importantísimas para el catolicismo (y muchas otras religiones) llega el momento de esperar al Mesías.

Las edades del mundo

Ya habíamos visto en teoría las edades del mundo las cuales, el mismo San Agustín decía que eran 7. La primera y segunda edad van desde el Génesis hasta los acontecimientos antes de Abraham; la tercera, desde Abraham hasta David; la cuarta, desde David hasta la cautividad de Babilonia; la quinta, desde la deportación hasta Jesús; la sexta, desde Jesús hasta su muerte; y la séptima, desde la creación de la Iglesia Católica hasta nuestros tiempos. 

La historia de la Iglesia se basará en todos los relatos sobre los mártires de la Iglesia que fueron muertos ya sea por el Imperio, ya sea por las herejías de una ciudad. 

Últimas exhortaciones

Como ya dijimos, el catequizando debe tener bien clara las diferencias entre interpretar la biblia con la letra y el espíritu. Sólo así podrá comprender lo que en la biblia se dice de manera metafórica. 

El diablo siempre tienta con el placer de los estímulos carnales y el catequizando debe estar fuerte para enfrentar dichos problemas. Nunca se debe olvidar el concepto de caridad y humildad los cuales son contrarios a la soberbia que es el peor pecado que existe de acuerdo con San Agustín.

Conclusión

Aquí podemos ver un manual de catequesis, pero mucho más allá de ser así, es también una primera acercamiento a una práctica pedagógica. En efecto, perfectamente se podría decir que el catequizando es un alumno y el catequista un profesor. De hecho, podríamos estar extrapolando todos los conceptos e ideas presentados por San Agustín y llevarlos a la pedagogía actual donde se estudia el comportamiento de los niños. Quizás, lo que más me sorprendió como profesor fue el análisis del tedio y qué hacer en caso que pase. Es un tema muy importante que recaba los dos tipos de motivaciones: extrínseca e intrínseca. 

lunes, 24 de abril de 2017

San Agustín de Hipona - La naturaleza del bien (399).

La pregunta puede parecer un poco rara, pero es válida hacerla ¿de dónde proviene el bien? por supuesto, de Dios. La otra pregunta sería ¿de dónde viene el mal? del ser humano; sin embargo, ¿acaso este existe porque Dios lo hizo? es una pregunta sensata de hacer bajo la lógica de pensar que Dios creó todo y absolutamente todo lo del universo. Es difícil decidir una respuesta adecuada a estas preguntas, pero San Agustín de Hipona nos lo aclarara bajo el prisma del catolicismo. Veamos la descripción de la naturaleza del bien.

La naturaleza del bien


Capítulo I: De Dios provienen todas las cosas

Dios es el creador absoluto de todo lo que existe en la tierra, y esta creación la hizo a partir de la nada. Todo proviene de este ser supremo y si es así, entonces tendríamos que decir necesariamente que todas las cosas son buenas; así como toda existencia también lo es. 

Todos estos bienes tienen tres cosas fundamentales:

Medida
Belleza 
Orden

Sin estas cosas, nada podría existir. Dios también tiene medida, belleza y orden pero un sentido muy superior al nuestro. 

Capítulo II: La corrupción del bien

El mal se da justo cuando las tres cosas fundamentales de cada ser (medida, orden y belleza) caen en corrupción. Podríamos decir que el espíritu es mucho mejor que el cuerpo, pero ¿qué pasa cuando el espíritu se corrompe y se hace pecador? si fuera de este modo, el espíritu seguiría siendo superior al cuerpo por su condición de ser inteligible. De alguna manera, podríamos decir que el espíritu es un bien relativo, pues puede caer tanto en el mal como el bien (al igual que el cuerpo).

Lo bueno es que cada espíritu puede volver a ser bueno mediante la pena, es decir, mediante la vergüenza que le da a este ser de su condición de pecador. Progresivamente, el hombre avanzará hacia un estado de bienestar alejándose del pecado. 

Hemos dicho que el cuerpo es inferior que el espíritu incluso si el espíritu fuera malo. También se debe añadir que las cosas no-espirituales no tienen la capacidad de ser felices ni de experimentar ninguna alegría; por lo tanto, sólo el animal y el animal racional pueden ser felices y ser capaces de superar su corrupción. 

Castigo a la corrupción

Por supuesto, todo pecador debe tener un castigo, ya que el pecado es un desorden que debe enderezarse con el orden. Entonces, como el desorden es el mal y el orden el bien, el equilibrio llama al castigo para que el desorden desaparezca. 

Ahora, ¿por qué las naturalezas tienden a hacer el mal si se supone que son buenas al provenir de Dios? Si bien la naturaleza proviene de Dios, ésta fue creada desde la nada, y la nada, como hemos visto en otros libros, es el orígen del mal; por lo tanto, la naturaleza puede corromperse porque su origen es la nada y puede ser buena porque existe (y si existe es verdadera y si es verdadera es buena). 


Capítulo III: La inmutabilidad de Dios

Dios es inmutable y todas sus obras son mutables; todas sus obras tienen un orden en el mundo y es así que hay obras superiores (como el alma) y otras inferiores (como el cuerpo). 

Ahora no porque la materia sea inferior al cuerpo debe ser despreciada. Al contrario, toda obra de Dios es buena y así la materia (hyle), es decir, a la materia sensible que se referían los griegos (no a la materia informe) debe ser de estima. 

El dolor en la naturaleza creada por Dios

Toda naturaleza buena tiende al dolor, pues es ahí donde se prueba su resistencia y su voluntad de querer llegar al equilibrio. Muchos tipos de dolor hacen que los hombres se fortalezcan, mientras que otros hacen que la gente se vuelva peor, por lo que esos dolores serían llamados por San Agustín como ''inútiles''.

Mensurabilidad de Dios

¿Tiene Dios alguna medida? Si Dios tuviera una medida entonces tendríamos que decir que tiene una limitación. Por una parte, no podemos decir que tiene alguna medida., pues eso sería decir que algo o alguien le dio una medida; sin embargo, tampoco podemos decir que es desmedido.

¿Cuál es la ''medida'' de Dios entonces? como Dios está en todas las cosas sin ser ellas, la medida se entenderá en cuanto al reino el cual no tiene fin, pues así dice la biblia:


''Y su reino no tendrá fin''
(Lucas 1:33)

Lo que quiere decir San Agustín es que Dios es la medida misma de todas las cosas. Esto quizás nos pueda recordar a las teorías que había entre Aristóteles y Plotino, en cuanto a la bondad de las medidas. 

Aristóteles decía que el bien está en el justo medio; es decir, entre la cobardía y la temeridad será mucho mejor elegir la valentía. Plotino dice que todo lo que sea desmedido es malo y así justamente es la materia, la cual, si estuviera sin forma, sería infinita; por lo tanto, la unidad que sería lo Uno sería la medición misma de las cosas. 

Como contraste, San Agustín añade que hay cosas que tienen medidas pero que pueden ser malas. ¿Por qué? hay una belleza que comparada con otra es menor y por lo tanto, la menor es la peor, pero esto no se hace con una noción de cantidad, sino que de cualidad. Ahora, esa belleza menor sigue siendo un bien en cuanto sea naturaleza y también puede ser mejor en cuanto se tome las medidas correctas. 

Finalmente, la inmutabilidad de Dios se expresa en las siguientes frases de la biblia:

''Mudarás las cosas y se cambiarán; pero tu siempre eres el mismo''
(Salmos 101:27)

Podríamos citar mil versos de lso Salmos o del libro Eclesiastés donde se hablar sobre la inmutabilidad de Dios frente al ser humano. Por ahora, que nos quede claro el poder de Dios frente a todas las cosas. 

Capítulo IV: La creación del mundo

Puede sonar confuso que Agustín diga que las cosas son hechas de la nada, porque si es así, entonces la nada sería algo y no la ausencia absoluta. ¿Cómo es que podemos entender que Dios hizo las cosas de la nada?

En este capítulo Agustín introduce el concepto de ''nihil'' que significa literalmente ''nada''. Dios no hizo las cosas por sí, es decir, las cosas le pertenecen pero no son Dios. Por lo tanto, deberíamos decir que las cosas se hicieron a través del Verbo de Dios, para que las cosas que no son sean. 

''El cual llama a las cosas que no son para que sean''
(Romanos 4:17)

Por eso decimos también que las cosas salieron de la nada, porque fue la palabra (el verbo) lo que hizo que todas las cosas tuvieran existencia. 

Capítulo V: Los castigos de Dios

El poder de dañar y condenar sólo lo tiene Dios, pero este daño va con justicia por eso es que permite a los malos hacer el mal. Es sólo a través del consentimiento de Dios que se hace el mal. Podríamos decir que la vida misma es una prueba para que se vea que tan buenos somos. 

¿Qué pasa con las criaturas divinas que habitaban junto con Dios? Sabemos que muchas de ellas se volvieron contra Dios ¿es que acaso Dios creó a los ángeles malos? No. Los ángeles, si bien divinos, no dejan de ser inferiores a Dios y la opción de estar del lado del mal fue justamente por su voluntad. 

¿Y qué pasa con el paraíso perfecto de Dios; el Edén? ¿Es acaso que había un árbol malo? No, Dios había prohibido tocarlo por el efecto que este tenía en los hombres. Este árbol fue creado para que el hombre reconozca la omnipotencia de Dios y a la vez tenga discernimiento para conocer el bien y el mal. 

El pecado y sus características

Si analizamos bien lo que es el pecado, nos daremos cuenta que este se realiza por las ganas del hombre de buscar algo más excelente; por ejemplo, la soberbia nos hace olvidarnos de la humildad y buscamos algo que nos haga mucho más de lo que éramos antes; por eso se deja a Dios en lo sucesivo. 

Ahora, en cuanto a las características de las cosas consideradas ''malas'', ¿podremos decir que el fuego es malo? Por supuesto que no, ni el fuego ni siquiera el veneno es malo en la naturaleza. Estas dos cosas serían malas cuando no están en su orden, o cuando las cosas que las rodean no están en el orden que debieran; por ejemplo, cuando el hombre toma el veneno o cuando se quema por el fuego. 

Los bienes de la creación comparados con Dios

Muchos podría decir que el fuego eterno o el alma son cosas eternas al igual que Dios lo es, pero esto sería un error. Cada cosa divina tiene su eternidad pero no en la forma en que Dios lo es. Así, el alma sería eterna pero no en la medida en que Dios lo es. 

Oración por la conversión de los maniqueos al catolicismo

Más allá de una enseñanza forma sobre la naturaleza de las cosas, este libro es una exhortación a los maniqueos para que acepten el catolicismo en sus corazones. 

Conclusión

Podríamos decir que este es un resumen de una gran parte de la filosofía agustiniana. Aquí, pues, se aprovecha toda la explicación de la creación junto con la teoría del libre albedrío y la voluntad. No hay que olvidar también la defensa de la inmutabilidad de Dios, que es obviamente un contra-argumento a los maniqueos quienes decían que Dios podía ser mancillado. Nada más podríamos decir que esta teoría sería la defensa del cristianismo y su séquito por siempre.